La sustituta de Alaya deja abierta la puerta a citar a

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EL MUNDO. VIERNES 11 DE SEPTIEMBRE DE 2015
ANDALUCÍA
i
POLÍTICOS BAJO SOSPECHA EL ‘CASO ERE’
La sustituta de Alaya deja abierta
la puerta a citar a Zaplana y Zoido
La juez Núñez Bolaños emplaza a un imputado a esperar a tener más datos antes de decidir si
tres cargos del PP declaran como testigos por el ERE de la minería de la provincia de Huelva
SEBASTIÁN TORRES
ANTONIO SALVADOR SEVILLA
La nueva titular del Juzgado de
Instrucción 6 de Sevilla, María Ángeles Núñez Bolaños, ha dejado
abierta la puerta para llamar como
testigos a dos destacados cargos
del PP cuando se celebró el ERE de
la Faja Pirítica de Huelva, en 2002.
Se trata de los entonces ministro
de Trabajo, Eduardo Zaplana, y delegado del Gobierno en Andalucía,
Juan Ignacio Zoido.
Además, la sustituta de Mercedes Alaya al frente de la instrucción de este caso tampoco descarta llamar a la diputada del PP Carmen Crespo, para explicar por qué
el Ministerio de Empleo no facilitó
toda la documentación solicitada
por la comisión de investigación de
los ERE en el Parlamento hace tres
años, cuando ella era delegada del
Gobierno en Andalucía.
Las comparecencias de estos
tres políticos del PP fueron solicitadas a principios de julio por el ex
director general de Trabajo, Daniel
Rivera, después de que la sustituta
de Alaya se estrenara en el caso requiriendo documentación al Gobierno central sobre el ERE de la
minería onubense, ello a pesar de
que el primer atestado de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Huelva eximía de cualquier responsabilidad al Ministerio.
Rivera pedía también que los agentes comparecieran para ratificarse
en las conclusiones del atestado a
preguntas de las partes.
El ex director general de Trabajo solicitó también que la juez volviera a citar a los peritos de la Intervención General del Estado que
MÉNDEZ (UGT): «QUE
SE PONGA A CADA
CUAL EN SU LUGAR»
El papel de «cada cual».
El secretario general de UGT,
Cándido Méndez, manifestó
ayer que espera que la sustituta
de la juez Alaya, la magistrada
María Ángeles Núñez Bolaños,
contraste toda la
documentación existente y
determine «qué papel ha jugado
cada cual» en el ‘caso ERE’.
Saber la «verdad».
«Espero que a medida que
vaya avanzando el
procedimiento judicial vaya
sabiéndose la verdad», dijo a
preguntas de la prensa sobre
las nuevas investigaciones de
la magistrada del Juzgado de
Instrucción 6 de Sevilla y que
apuntan a los gobiernos
centrales en 2003 y 2004.
Defensa propia. Méndez
animó a «contrastar la
documentación realmente
existente; comprobar el
comportamiento, que ha sido
correcto por parte de las
organizaciones sindicales» y
confió en que la investigación
judicial «ponga a cada cual en
su lugar».
La juez María Ángeles Núñez Bolaños, en la puerta de los juzgados de Sevilla. JESÚS MORÓN
consideraron ilegal el procedimiento de concesión de ayudas de los
ERE para formularle las preguntas
que en su día la juez Alaya calificó
de improcedentes.
ESPERANDO UN INFORME
Dos meses después de la presentación de aquel documento, la juez
Núñez Bolaños ha respondido a
Daniel Rivera mediante una providencia en la que rechaza esta nueva comparecencia de los peritos,
pero deja abierta la posibilidad de
que comparezcan Zaplana, Zoido
y Crespo, como pide el ex alto cargo socialista de la Junta.
SOPLA TERRAL
BERTA GONZÁLEZ
DE VEGA
El miedo y
el delator
Está al final de la crónica de la presentación
de las propuestas para combatir la corrupción de Ciudadanos, pero no se han olvidado de ella. La protección del delator –no hay
buena traducción de «el que sopla el silbato» inglés– es algo que ha defendido siempre la abogada del Estado Elisa de la Nuez:
es barata, de entrada, y puede dar un vuelco al modo de llevar los asuntos públicos en
sitios como Andalucía. El PSOE y el PP prefieren hacernos creer que la corrupción se
combate cuando sepamos el extracto ban-
«No ha lugar a lo solicitado en el
pedimento primero», dice Núñez
Bolaños, «y en cuanto al resto de
pedimentos, a la vista de lo acordado, estese a su resultado». Con ello,
la juez emplaza a esperar a que el
Instituto Nacional de la Seguridad
Social entregue a la Guardia Civil el
informe detallando cuál fue el papel del Ministerio de Trabajo en la
tramitación del ERE de la minería.
Ello después de que la Unidad
de Policía Judicial de la Guardia
Civil de Huelva haya modificado
sus primeras conclusiones y haya
apreciado ahora indicios de prevaricación y malversación por parte
cario de la tarjeta de crédito del cónyuge del
político. La moneda de la corrupción es negra y ellos se empeñan en desnudar su patrimonio en el Registro y sus cuentas bancarias. Nos saben tontos.
A los admiradores del método científico,
aunque seamos de letras, nos gusta preguntarnos el porqué de las cosas. En la corrupción en las instituciones, por ejemplo, por
qué hay tan pocos casos que hayan partido
de las denuncias de algún funcionario.
¿Cuántos podrían conocer en la Junta cómo
se estaba repartiendo el dinero de los ERE?
¿Cuántos sabían que muchos cursos de formación una tomadura de pelo? Los que llevamos ya años en el periodismo andaluz sabemos que la respuesta no requiere de mucha investigación: No se denuncia por miedo
a las represalias. Ya se encarga la Junta de
que se enteren todos de qué puede pasar, por
ejemplo, si una médico de Granada, Socorro
Ricoy, decide dejar de taparse la nariz y no
tragar con la manipulación de las listas de espera. El miedo se va extendiendo. No denun-
de alguien del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pero sin concretar quién o quiénes.
La Guardia Civil sospecha que el
Ministerio de Trabajo consintió el
falseamiento de los coeficientes reductores de los mineros, posibilitando así que adelantaran su edad
de prejubilación y beneficiarse de
ayudas que no merecían.
El coeficiente reductor es una
bonificación que se aplica a los trabajadores sometidos a condiciones
de especial penosidad, como ocurre en la minería, de manera que
su edad real no coincide con su
‘edad química’, que es la que cuen-
cian los opositores a policía local cuando saben que se han amañado, porque tendrán
que hacer un examen en otro pueblo. No se
van a la prensa los aspirantes a una plaza de
profesor titular en la universidad que ven cómo la gana el hijo, el amigo, el mediocre.
Tampoco la empresa que se queda fuera de
un concurso por un formalismo subsanable
mientras se lo lleva otra que, oh casualidad,
le trabaja siempre a los
ayuntamientos del mismo
partido. No se preguntan
qué ganarían con eso, sino
lo mucho que pierden.
Hay dos maneras de disipar ese miedo. La primera
es que un colectivo se lance
a denunciar y, así, no se precisan heroísmos individuales. Ha pasado con el Colegio de Arquitectos
de Sevilla, la institución que ha denunciado
cómo se adjudicó una obra faraónica de la
Universidad de Sevilla cuando era rector el
hoy consejero Antonio Ramírez de Arellano.
ta a efectos de jubilación y, dado el
caso, de prejubilación.
EL MUNDO ya desveló el caso
del alcalde socialista de una pedanía onubense que adelantó cinco
años y medio su edad de prejubilación sin tener derecho a ello, ya
que se le aplicó una bonificación
pese a que la Seguridad Social certificó que no tenía derecho a ello.
¿Cómo fue ello posible? Hasta
ahora se pensaba que los comités de
empresa falsearon los listados, pero
la Guardia Civil maneja la hipótesis
de que la Seguridad Social consintió
que ocurriera o miró para otro lado
para no molestar a los sindicatos.
¿Cuántos en el rectorado podrían conocer los
entresijos de esa obra? ¿Cuántos en la gerencia de la universidad de Málaga saben de viajes como los que investiga ahora la Fiscalía?
La otra forma nos podría incluso ahorrar
hablar de delatores, algo que espanta a los
que le suena un poco soviético, cuando es algo muy anglosajón. Simplemente consistiría
en una Fiscalía eficaz ante una denuncia
anónima bien documentada. Pero eso, ahora mismo,
es soñar directamente. Ah, y
eso de la obligación de denunciar si somos testigos de
un delito. ¿No lo sabía? Papel empapado.
Va a empezar la comisión
de investigación sobre los
cursos de formación. Esperamos expectantes detalles que aporten funcionarios. Por los que creen que no hay miedo. Por los que piensan que proteger al delator es un exceso. Por esos idealistas. O esos
otros cobardes interesados.
¿Cuántos sabían
que los cursos de
formación eran una
tomadura de pelo?
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