NOCIONES:

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NOCIONES:
-METAFÍSICA Y CIENCIA
-EXPERIENCIA Y CONOCIMIENTO A PRIORI
NOCIÓN:
EXPERIENCIA Y CONOCIMIENTO A PRIORI
A. Kant ante el racionalismo y empirismo
Toda la doctrina kantiana del conocimiento se fundamenta en la distinción
de dos facultades o fuentes de conocimiento: la sensibilidad y el
entendimiento. Qué en el hombre existen estas dos fuentes de
conocimiento y que poseen características distintas y opuestas entre sí es
una afirmación que Kant nunca abandonó y que siempre consideró
fundamental. La sensibilidad es pasiva, se limita a recibir impresiones
provenientes del exterior (colores, sonidos, etc.; en términos generales, lo
que Locke denominaba «ideas simples» y Hume denominaba «impresiones
de sensación»); el entendimiento, por el contrario, es activo. Tal actividad (que
Kant llama a menudo «espontaneidad») consiste primordialmente en que el
entendimiento produce espontáneamente ciertos conceptos e ideas sin
derivarlos de la experiencia. Conceptos de este tipo —no derivados de la
experiencia— son, por ejemplo, los de «sustancia», «causa», «necesidad»,
«existencia», etc.
Esta distinción entre sensibilidad y entendimiento (y la consiguiente
afirmación de que éste produce espontáneamente ciertos conceptos) puede
utilizarse para fundamentar filosofías muy distintas. Veámoslo.
a) En primer lugar, la distinción mencionada puede tomarse como
fundamento de una doctrina racionalista. Kant fue, en efecto, en sus
principios un filósofo racionalista. Puesto que el entendimiento produce
espontáneamente ciertos conceptos sin derivarlos de la experiencia, el
entendimiento podrá conocer la realidad construyendo un sistema a partir de
estos conceptos, sin necesidad de recurrir a la experiencia. Ésta es la idea
central del racionalismo, como expusimos en el capitulo octavo. Tomemos los
conceptos arriba señalados (sustancia, causa, existencia , necesidad) que,
según Kant, no derivan de la experiencia: combinándolas adecuadamente
en ciertos razonamientos, podríamos llegar a afirmar la existencia de un ser
necesario (es decir, que no puede no existir, Dios) y podríamos concebirlo
como sustancia y causa primera.
b) Pero impresionado por la filosofía de Hume, Kant terminó por
abandonar el racionalismo (Kant decía que Hume le había despertado del
«sueño dogmatico» en que estaba sumido: así llamaba en esta ocasión al
racionalismo). Bajo la influencia de Hume, Kant llegó a la conclusión de que
nuestro conocimiento no puede pretender extenderse más allá de la
experiencia. ¿Qué ocurre, entonces, con aquellos conceptos que no
proceden de la experiencia, que el entendimiento produce espontáneamente?
La contestación de Kant será la siguiente: es cierto que existen en el
entendimiento conceptos que no proceden de la experiencia (entre otros, los
que hemos indicado anteriormente), pero tales conceptos tienen aplicación
exclusivamente en el ámbito de la experiencia. Tomemos, por ejemplo, el
concepto de «sustancia» y recordemos lo que decíamos al exponer el
pensamiento de Locke (véase: capítulo noveno, I, 1). Aunque por medio de
los sentidos solamente percibimos figuras, colores, olores, etc., todo el
mundo habla de que ve, toca, huele una rosa. ¿Qué es la rosa, aparte del
conjunto de sensaciones que percibimos? Locke pensaba que es un sustrato
o soporte de esas cualidades, real pero incognoscible.
Según Kant, '<sustancia» es primordialmente un concepto del entendimiento,
un concepto que el entendimiento posee y utiliza para unificar los datos
sensibles: si no poseyéramos el concepto de sustancia y no Io aplicáramos al
conjunto
de
las
sensaciones
en
cuestión,
no
podríamos
formular
proposiciones como «la rosa es roja» o «la rosa es olorosa», etc., ya que en
todas estas proposiciones concebimos a la rosa como sustancia, y al color,
olor, etc., como propiedades suyas.
Prescíndase del concepto de sustancia y no podremos hablar acerca de
las cosas, ya que siempre que formulamos un juicio con un sujeto y un
predicado («los gatos son mamíferos», «los cuerpos son pesados», etcétera)
concebimos al sujeto como sustancia y a los predicados como propiedades o
accidentes de aquélla.
Bajo la influencia de Hume llegó Kant, por tanto, a las siguientes
conclusiones acerca de los conceptos que el entendimiento posee sin
derivar de la experiencia: 1º) que el entendimiento los utiliza para conocer
los objetos de la experiencia, para ordenarlos y unificarlos, y 2º) que no
pueden ser legítimamente utilizados para referirse a algo de lo cual no
tenemos experiencia sensible. El concepto de «sustancia” que nos es
imprescindible para unificar un conjunto de cualidades sensibles (colores,
etc.) no tiene sentido aplicado, por ejemplo, a Dios, del cual no tenemos
experiencia sensible.
Obsérvese, por lo demás, la diferencia fundamental existente entre Kant y
el empirismo: la tesis fundamental del empirismo es que todos nuestros
conceptos provienen de la experiencia; Kant no comparte esta afirmación ya
que, a su juicio, el entendimiento posee conceptos que no provienen de la
experiencia, aunque solamente tengan aplicación válida dentro de ésta.
------------------------------------------------“ Si bien todo nuestro conocimiento comienza en la experiencia, no
todo él proviene de la experiencia”
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NOCIÓN:
METAFÍSICA Y CIENCIA
Las matemáticas y la física pueden formular juicios sintéticos a priori y, por ello,
alcanzar un conocimiento universal y necesario, un conocimiento científico.
¿Puede la metafísica formular tales tipos de juicios sintéticos a priori, y llegar a
ser, por ello, una ciencia? En la dialéctica trascendental Kant, a la luz de los
resultados obtenidos, analizará esta cuestión, estudiando las características de
la razón que, en su actividad pura, es la que pretende alcanzar tal conocimiento
La Filosofía Trascendental de Kant significó un “giro copernicano” para la
metafísica. Su posición frente a la metafísica es paradigmática. Le atribuye ser
un discurso de “palabras huecas” sin contenido real, la acusa de representar
“las alucinaciones de un vidente”, pero por otra parte recoge de ella la
exigencia de universalidad. Kant se propuso fundamentar una metafísica “que
pueda presentarse como ciencia”. Para ello examinó primero la posibilidad
misma de la metafísica. Para Kant las cuestiones últimas y las estructuras
generales de la realidad están ligadas a la pregunta por el sujeto. A partir de
este presupuesto dedujo que hay que estudiar y juzgar aquello que puede ser
conocido por nosotros. A través de su criticismo se diferenció explícitamente de
las posiciones filosóficas que tienen como objeto la pregunta sobre qué es el
conocimiento. Se alejó así de las tendencias filosóficas imperantes, tales como
el empirismo, el racionalismo y el escepticismo. También a través del criticismo
marcó distancia del dogmatismo de la metafísica que -según Kant- se había
convertido en una serie de afirmaciones sobre temas que van más allá de la
experiencia humana. Intentó entonces llevar a cabo un análisis detallado de la
facultad humana de conocer, es decir, un examen crítico de la razón pura, de la
razón desvinculada de lo sensible (Crítica de la razón pura, 1781-87). Para ello
es decisivo el presupuesto epistemológico de Kant de que al ser humano la
realidad no se le presenta tal como es realmente (“en sí”), sino tal como se le
aparece debido a la estructura específica de su facultad de conocimiento.
Como el conocimiento científico también depende siempre de la experiencia, el
hombre no puede emitir juicios sobre cosas que no están dadas por las
sensaciones (tales como “Dios”, “alma”, “universo” “todo”, etc.) Por ello Kant
dedujo que la metafísica tradicional no es posible, porque el ser humano no
dispone de la facultad de formar un concepto basándose en la experiencia
sensible de lo espiritual, que es la única que permitiría la verificación de las
hipótesis metafísicas. Como el pensar no dispone de ningún conocimiento de la
realidad en este aspecto, estos asuntos siempre permanecerán en el ámbito de
lo especulativo-constructivo. Entonces, por principio, no es posible según Kant
decidir racionalmente sobre preguntas centrales tales como si Dios existe, si la
voluntad es libre o si el alma es inmortal. Las matemáticas y la física pueden
formular juicios sintéticos a priori y, por ello, alcanzar un conocimiento universal
y necesario, un conocimiento científico.
Las ideas trascendentales no nos ofrecen ningún conocimiento. Pero ello no
significa que Kant no les conceda valor. No tienen un uso cognoscitivo, pero sí
tienen un uso regulativo: unifican los conocimientos del entendimiento. En su
uso regulativo, las ideas trascendentales señalan, negativamente, los límites
que el conocimiento no puede traspasar. Y positivamente impulsan al ser
humano a seguir investigando, tratando de encontrar una mayor unificación y
coherencia entre todos sus conocimientos.
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