Un Ejército de Valientes - Iglesia Macc Casa del Padre Internacional

Anuncio
Un Ejército de Valientes
Y profeticé como El me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y
vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército. Ezequiel 37:10
Introducción:
Grandes cosas quiere hacer el Señor con nosotros, Él quiere conquistar
naciones enteras a través nuestro. Su propósito es salvar miles y millones de
almas de la segunda muerte, nos quiere usar como instrumentos de salvación,
como rescatistas de millones de vidas que hoy se hunden en el pecado. En
todas las generaciones se han levantado ejércitos de salvación que han
entendido el corazón, la mente de Dios a través de su palabra. Y al entenderlo
se han levantado a orar, ayunar y consagrarse, con un solo propósito:
pertenecer al ejército más poderoso de la tierra, cuyo comandante en jefe es el
Señor Jesús.
Alistando Valientes
Dios no busca ejércitos numerosos, ni multitudes para llevar a cabo sus planes.
Él llama a los valientes.
Aquellos que están dispuestos a darse completos, que se niegan a sí mismos,
que están dispuestos a pagar el precio, hombres y mujeres que proponen en su
corazón honrarle con sus vidas y sus bienes.
Cuando Napoleón preguntó a sus tropas si había algún hombre que estuviera
dispuesto a morir por él, que diera un paso adelante, para su sorpresa todos
dieron ese paso. Si esos hombres estaban dispuestos a morir por Napoleón.
¿Que deberíamos hacer nosotros por Cristo?
Los Valientes de Gedeón (Jueces 7;1-7)
Entonces se levantó temprano Jerobaal, es decir Gedeón, y todo el pueblo que estaba con
él, y acamparon junto a la fuente de Harod; y el campamento de Madián estaba al norte de
ellos, cerca de la colina de More, en el valle.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que
yo entregue a Madián en sus manos; no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: "Mi
propia fortaleza me ha librado."
Ahora pues, proclama a oídos del pueblo, diciendo: "Cualquiera que tenga miedo y
tiemble, que regrese y parta del monte Galaad." Y veintidós mil personas regresaron, pero
quedaron diez mil.
Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Todavía el pueblo es demasiado numeroso; hazlos bajar al
agua y allí te los probaré. Y será que de quien yo te diga: "Este irá contigo", ése irá
contigo; pero todo aquel de quien yo te diga: "Este no irá contigo", ése no irá.
E hizo bajar el pueblo al agua. Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Pondrás a un lado a todo aquel
que lamiere el agua con su lengua, como lame el perro, y a todo el que se arrodille para
beber.
Y fue el número de los que lamieron, poniendo la mano a su boca, trescientos hombres;
pero todo el resto del pueblo se arrodilló para beber.
Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón: Os salvaré con los trescientos hombres que lamieron
el agua y entregaré a los madianitas en tus manos. Que todos los demás del pueblo se
vayan, cada uno a su casa.
Al principio él contaba con treinta y dos mil hombres, un ejército numeroso para
enfrentar al enemigo, sin embargo, ese no era el propósito de Dios. Era
necesario que toda esta multitud fuera probada.
La primera prueba fue el temor, veintidós mil hombres fueron reprobados, es
decir; si Gedeón hubiese enfrentado al enemigo con estos veintidós mil
seguramente habrían muerto en batalla. Más Dios los preservó.
Este ejército ahora contaba con diez mil hombres, cualquier líder con esa
cantidad de gente se siente confiado, pero era necesario examinarlos antes de
enfrentar una batalla comandada por Dios.
Él nunca ha perdido una batalla y tengamos por seguro que nunca la perderá,
esta es la razón porque elige con mucho cuidado a los que integran su gran
ejército. Cuando Dios avanza sus ejércitos nunca perderán las batallas. Los
soldados del ejército de salvación deben ser los mejores hombres, dispuestos a
todo y concientes que van a ganar y no a probar.
Regresemos con Gedeón y sus hombres,
la segunda prueba fue el cansancio al ser llevados a las aguas, muchos ya
estaban agotados, y aún la batalla no empezaba. De los diez mil que tomaron
agua nueve mil setecientos estaban agotados, solo trescientos pasaron la
siguiente etapa. Que pensamientos llegaron a la mente de Gedeón al ver
diezmado su ejército, con tan pocos hombres debería enfrentar un ejército tan
numeroso. Más él sabía quién estaba de su lado, conocía muy bien al
comandante en jefe de este ejército, Jehová de los Ejércitos. Estos hombres no
eran comunes, ellos habían sido seleccionados por Dios. Este era un ejército de
valientes que sólo sabían ganar.
Los Valientes de David
1Sa 22:1 Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus
hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
1Sa 22:2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y
todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo
consigo como cuatrocientos hombres.
Quién diría que aquella cueva de Adulam donde David buscó refugio y donde
muchos hombres de los más despreciados de la sociedad le buscaron y lo
pusieron como rey. Ahí llegaron, homicidas, ladrones y endeudados. Un
verdadero reto para un líder.
Estos hombres no tenían nada que perder, sabían lo que era el desprecio, el
dolor, la escasez. Pero David los formó, los enseñó, los preparó y aquel grupo
de hombres que huían de sí mismos y de la sociedad, se convirtieron en los
valientes de David.
2Sa 23:13 Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a
David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de
Refaim.
2Sa 23:14 David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de
los filisteos.
2Sa 23:15 Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de
Belén que está junto a la puerta!
2Sa 23:16 Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y
sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron
a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:
2Sa 23:17 Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de
los varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes
hicieron esto.
2Sa 23:18 Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los treinta. Este
alzó su lanza contra trescientos, a quienes mató, y ganó renombre con los tres.
2Sa 23:19 El era el más renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe; mas no igualó a
los tres primeros.
2Sa 23:20 Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en
proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató
a un león en medio de un foso cuando estaba nevando.
2Sa 23:21 También mató él a un egipcio, hombre de gran estatura; y tenía el egipcio
una lanza en su mano, pero descendió contra él con un palo, y arrebató al egipcio la
lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza.
2Sa 23:22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre con los tres valientes.
2Sa 23:23 Fue renombrado entre los treinta, pero no igualó a los tres primeros. Y lo
puso David como jefe de su guardia personal.
Estos hicieron cosas impresionantes, eran un total de treinta y siete. Abisai era
el jefe de los treinta, éste se enfrentó a trescientos hombres y los mató. Benaías
mató a los dos héroes de Moab. Sama defendió una parcela cuando el pueblo
había huido, pero él se puso firme en medio de la parcela y la defendió. Eleazar
se enfrentó a los filisteos cuando el pueblo de Israel se retiró, él se levantó e
hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y quedó pegada a la espada.
Joseb-basebet, él peleó con su lanza contra ochocientos y los mato de una sola
vez. Esta fue la tarea de David con esos hombres. Si un hombre de Dios puede
hacer esto ¿qué no podrá hacer El Señor? Se dice que en las tropas de
Alejandro el Grande había un soldado que tenía miedo y se llamaba de la misma
manera, Alejandro se acerco a él y le dijo: “o cambias de nombre o cambias de
actitud, pero no sigas deshonrando mi nombre”.
La lección de esto es: o cambiamos de actitud o no nos atrevamos a
llamarnos públicamente cristianos.
Los Valientes de Jesús
Los valientes de Gedeón se parecían a él, los valientes de David actuaban y
hablaban como él.
¿Cómo deberán ser los valientes de Jesús?
En palabras de Pablo. Porque nosotros que vivimos, constantemente
estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús,... 2ª Corintios
4:11
Pablo vivía cada día para Jesús, todo lo que tenía se lo daba al Señor.
En palabras de Pedro: Pero aun si sufrís por causa de la justicia, dichosos
sois. Y no os amedrentéis por temor a ellos, ni os turbéis, 1ª Pedro 3:14.
Veamos a un valiente más de Jesús.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo: nuestra fe. 1ª Juan 5:4.
Tres valientes de Jesús que vencieron, ellos reformaron a su generación,
hicieron la diferencia, no sólo pertenecían al Ejército de Salvación, ellos eran los
principales entre los valientes del Señor, pero aquellos hombres ya no están,
ahora nos toca a nosotros ser equipados por Dios para ser hallados dignos de
pertenecer a tan honroso ejército.
La tarea
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán
en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique? Romanos 10:14
Anunciar el evangelio (buenas nuevas, buenas noticias), inundar las ciudades
del evangelio. Derrotar al reino de las tinieblas, para luego poseer las ciudades y
poder salvar millones de almas. Reformar nuestra sociedad y no seguir siendo
afectados por ella. No importa cuál sea nuestra condición actual. Él pide dos
cosas: que estemos dispuesto y nos comprometamos con nuestra disposición.
Lo demás Él lo hará. Permitamos a la manera de los huesos secos que la
palabra profética sea dicha sobre nosotros y viviremos para esta causa. El
trabajo de un socorrista es similar al nuestro. Esos hombres saben que su
función es rescatar vidas en cualquier circunstancia, del fuego, del agua, de las
tormentas, de los terremotos y de cualquier otra situación que se presente. Ellos
exponen su propia vida por salvar a otros. Recuerdo el caso de un grupo de
socorristas que debían liberar a un grupo de pescadores en el mar pero bajo
temperaturas bajo cero, el barco se había quedado atrapado en medio del hielo
y las olas golpeaban más fuerte cada minuto ya que venía una tormenta. Los
pescadores habían sido arrojados al mar por las fuertes olas mientras el barco
se hundía, esos hombres estaban heridos. Los socorristas en sus diferentes
intentos por rescatarlos sufrieron diferentes heridas. Pero nada de ello los hizo
retirarse, salieron de ese lugar hasta que todos los pescadores estaban con ellos
dentro del helicóptero. Creo que deberíamos de aprender y superar a estos
hombres, es decir; rescatando almas para Cristo.
El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno
conocimiento de la verdad. 1ª. Timoteo 2:4
Descargar