El CONTRATO DE FRANCHISING Parte I El término franquicia es sinónimo de privilegio. La franquicia comercial surge como contrato hacia el año 1850 en los Estados Unidos de América cuando la compañía Singer Sewing Machine Company desarrolla una novedosa forma de distribución y venta para sus máquinas de coser, sistema que continúa vigente en la actualidad. La empresa General Motors adopta el franchising a partir de 1898 como estrategia de expansión para su red de distribuidores y Howard Johnson establece, en la década del treinta, una franquicia con una cadena de aproximadamente 25 franquiciados. Luego de la Segunda Guerra Mundial se produce un desarrollo y expansión a nivel internacional del sistema de franquicias y aparece la primera legislación específica en la materia, principalmente en los Estados Unidos. Internacionalmente, este modelo de contratación es conocido por la designación dada en su país de origen “franchising”, adoptando los países de habla hispana el término “franquicia”, el cual tiene el inconveniente de no expresar el concepto y el contenido de la expresión original en su totalidad. Una adecuada denominación sería “Franquicia Comercial”, terminología utilizada por ejemplo en la legislación española. El Contrato de Franquicia El contrato de franquicia es considerado como uno de los denominados “contratos modernos” por su relativamente reciente aplicación y desarrollo en Uruguay, cuando en realidad, como venimos de ver, no lo es tanto en otras partes del mundo. El incremento de este tipo de contratos ha ido de la mano con el posicionamiento de ciertas marcas y nombres comerciales a nivel mundial, principalmente por el impulso de las empresas dedicadas a la venta de comida rápida tales como McDonald´s, Burger King y Subway, entre otras. El franchising o franquicia se refiere a la concesión de un derecho especial, de una autorización o un privilegio para determinada persona con relación a cierta marca o nombre. La figura presupone la existencia de un modelo o patrón de organización que se identifica frente al público por medio de elementos distintivos, como pueden serlo una marca, un emblema, un nombre comercial o el conjunto de éstos. El titular de dichos elementos es a su vez poseedor, en la mayoría de los casos, de un determinado esquema de instalación, una determinada forma de prestar los servicios o comercializar sus productos, una infraestructura, etc. Si bien a nivel doctrinario no existe consenso sobre su conceptualización, aplicando criterios generalmente aceptados por los expertos en la materia, podríamos definirlo como un contrato comercial en virtud del cual el franquiciante otorga al franquiciado la autorización para fabricar, distribuir y/o comercializar, en carácter exclusivo y dentro de una zona territorial delimitada, un determinado producto o servicio. Conjuntamente el franquiciante otorga al franquiciado el uso de la o las marcas de su propiedad, su asesoramiento comercial, tecnológico o del tipo que fuere necesario, percibiendo como contraprestación una suma de dinero, la cual deriva, normalmente, de un porcentaje de las ventas conseguidas. Hay quienes lo consideran un sistema de distribución comercial llevado a cabo por empresas independientes y con una organización piramidal basada en una relación contractual que engloba la transmisión de un know how, la licencia y uso de una o varias marcas, asistencia técnica y contable bajo control del otorgante, etc., de conformidad con un método preestablecido por éste, en contraprestación de lo cual se paga un canon y otras prestaciones adicionales. Seguimos en la próxima nota… Carlos Picos Director - CARLOS PICOS CONSULTORA [email protected] Dr. Martín S. Acosta Abogado - Agente de la Propiedad Industrial Responsable del Área Legal de CARLOS PICOS CONSULTORA [email protected]