Transexuales en las cárceles: vivir una condena doble

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Del 21 de julio al 31 de agosto de 2005 // Diagonal
LIBERTADES Y DERECHOS // 43
MULTAS POR CRITICAR A SHARON EN BARCELONA
DIMITE EL SUBDIRECTOR DE SEGURIDAD DE LANGRAITZ
POR EL INDULTO A EDUARDO GARCÍA
Miembros del movimiento de solidaridad con Palestina repartieron
en febrero, a la entrada del partido de baloncesto entre el F.C.
Barcelona y el Maccavi de Tel-Aviv, banderines palestinos y un
texto contra las políticas de Sharon. Ahora los activistas afrontan
unas multas de 3.000 euros por infracción grave.
El responsable de la cárcel alavesa de Nanclares de la Oca presentó
a mediados de julio su dimisión. Según había denunciado la asociación SalHaketa, además de condiciones de vida insalubres, en esta
cárcel se suicidaron cinco reclusos en lo que va de año y dos presas
han denunciado a este funcionario por abusos sexuales.
Continúa la campaña por la libertad de Eduardo
García, militante anarquista condenado en relación
a un caso de envío de explosivos en el año 2000.
La página web nodo50.org/edu desmenuza el
“montaje policial” y demanda su indulto.
Propuestas
policiales
para controlar
Internet
TRANSGÉNERO // DEMANDAN LA CREACIÓN DE MÓDULOS ESPECÍFICOS PARA MEJORAR SU SITUACIÓN
Transexuales en las cárceles:
vivir una condena doble
Javier Ortiz
Las dificultades a la que
se tienen que enfrentar
quienes quieren cambiar
su sexo se multiplican en
las prisiones: más abusos
y persecuciones en un
marco hostil a la libre
elección de la identidad.
odos los días se intercambian millones de correos
electrónicos y llamadas de
móviles. Puede parecer un
inmanejable océano de información
pero ya existía desde hace tiempo
la tecnología para registrar y administrar esas ingentes bases de datos. Hace falta una orden judicial
para poder acceder a la información
que guarda un servidor comercial
de Internet pero estos, con una escasa cultura de defensa de la privacidad y ahorrarse problemas, tienden a facilitar la información a la
Policía. En muchos casos la policía
accede sin autorización a los servidores como el del proyecto de comunicación social italiano autistici.org que llevaba intervenido más
de un año. Pagos con tarjeta, operaciones de cajeros automáticos y
otras transacciones son sistemáticamente registradas y, durante más
o menos tiempo, guardadas en soportes magnéticos
En cualquier caso, lo único nuevo
que tienen estas propuestas es estar
consensuadas como política de la
Unión Europea aunque, después, hace falta que se concreten en las reglamentaciones internas. Según el
abogado Endika Zulueta, en el Esztado español la Ley de Servicios de
La Sociedad de La Información
(LSSI) ya iba en esa dirección. Los
servidores estarán obligados a guardar durante más de un año las direcciones y quién escribe a quién. Otras
fuentes señalan que también deberán guardar los contenidos. Los detalles son escasos y la información
se va suministrando con cuentagotas a partir de los comunicados de
prensa de los consejos de ministros.
Una pregunta importante no es si
se puede o no registrar y revisar todas esas bases de datos sino, más
bien, quién se encargará –y se beneficiara– de ello. Las empresas fabricantes de grandes ordenadores como Siemens e IBM ya había vendido
todos los equipos capaces de manejar tantos datos (NASA, Instituto
Tecnológico de Massachussets, servicio de inmigración de EE UU, Pentágono, etc.) cuando ahora, de repente, se les abre un nuevo mercado: infinidad de organismos internacionales, estados y sus servicios secretos
comprarán los equipos necesarios
para estar a la última en tecnologías
de control. Pero el verdadero negocio de estas empresas es subcontratar servicios informáticos para grabar y gestionar bases de datos.
Los sindicatos de la Policía nacional lanzan diversas propuestas
de acelerar en el Estado español las
reformas que agilicen su acceso a
bases de datos y les faciliten el control de las comunicaciones informáticas. Añaden que esta mayor facilidad para intervenir las comunicaciones no debe ser interpretada
como recorte de derechos ciudadanos ya que es más importante el derecho a la vida de las potenciales
víctimas de terrorismo.
T
José Maleo
Leioa, País Vasco
El intento de suicidio de María
Jesús Lastra en la cárcel de Villabona, Asturias, en 1998, llamó la
atención sobre la difícil situación
del colectivo transexual en centros penitenciarios. Siete años
después, sigue luchando desde la
asociación Soy Como Soy de
Gijón por sacar de la invisibilidad
los problemas que sufre la población reclusa transexual. Su batalla logró las primeras resoluciones que recomiendan la creación
de módulos específicos para transexuales y que le permitieron
usar ropa de mujer en cárceles
masculinas: “La lucha del colectivo transexual pasa por conquistar el derecho a vivir conforme a
tu sexo psicosocial, incluso en
prisión”.
Cacheos injustificados, imposibilidad de hormonarse, acoso,
persecución y represión. Asociaciones de transexuales han denunciado ante la justicia la situación extrema que viven en las
cárceles españolas a causa de la
adscripción a módulos que no les
corresponden. La normativa penitenciaria atiende, en principio,
a criterios como la emotividad, el
estado físico o los antecedentes a
la hora de organizar la vida en
prisión. Sin embargo la Federación Estatal de Lesbianas, Gays
y Transexuales sostiene que, en
la práctica, no es así. Se les aplica una versión parcial y reduccionista de los reglamentos, lo que supone una vulneración del derecho
al libre desarrollo de la personalidad y la propia imagen, derechos
reconocidos por la Constitución
Española.
Una reciente resolución de la
Dirección General de Instituciones Penitenciarias permite que
cualquier persona transexual interna pueda solicitar el traslado a
una prisión conforme a su identidad de género, siempre y cuando
se haya sometido a la “cirugía de
reasignación de sexo”. El término ‘cambio de sexo’ es rechazado
por los colectivos transexuales:
“no hay nada que cambiar, se trata de corregir”.
En caso de no mediar operación, el interno no tiene posibilidad de elegir. Esta situación provoca que los abusos y violaciones
estén a la orden del día, según información de Berdindu, el servi-
Manuel Tabernas
MÁS TRABAS. La complejidad del proceso de reasignación de sexo aumenta en el caso de las personas reclusas.
cio vasco de atención a lesbianas,
gays, transexuales y bisexuales.
El rechazo laboral que sufren
diariamente los transexuales al
no coincidir su apariencia con su
nombre en el DNI aumenta el desempleo, sobre todo de las transexuales femeninas. Acaso pueda
atribuirse a ello el alto índice de
prostitución y criminalidad y lo
habitual de su presencia en las
cárceles. Los “trans masculinos”
Es difícil cuantificar
la población reclusa
transexual. Berdindu
afirma que el mayor
colectivo es el latino
suelen tener menos problemas
porque la modificación de los caracteres sexuales secuandarios es
mucho más sencilla.
Es difícil saber el número de
población reclusa transexual.
Berdindu afirma que el colectivo
más afectado es el de las transexuales latinas. La marginalidad
que sufren se suma a conflictos
familiares y sociales que pueden
derivar en trastornos psíquicos y
emocionales de no ser correctamente tratados.
Decisión social
A pesar del acuerdo científico en
clasificar la transexualidad como
un trastorno de la identidad de
género, la Organización Mundial
“Ficción de
hembra”
Hasta 1983, el Código Penal
español no despenalizó la
intervención quirúrgica de reasignación de sexo. En el 87,
el Tribunal Supremo reconoció, por primera vez, el derecho de una transexual femenina a cambiarse el nombre en
el DNI, matizando que este
trámite no suponía una equiparación absoluta con la
mujer. La sentencia establecía un resbaladizo concepto,
el de 'ficción de hembra'.
El Parlamento Europeo pidió,
en 1989, a los Estados
miembros de la Unión que
regularan el derecho de transexuales a la reasignación de
género y la prohibición de las
discriminaciones. El vacío
legal en nuestro país dificulta
la solución de los problemas
de presos transexuales y de
otros conflictos cotidianos. El
único intento legislador
español es una Proposición
de Ley sobre el Derecho a la
Identidad Sexual presentada
al Parlamento por Izquierda
Unida en 1999. La proposición sigue pendiente de
debate en el Congreso.
de la Salud incluye la disforia de
género entre las patologías psiquiátricas. La complejidad del
proceso de reasignación de sexo
aumenta en el caso de transexuales reclusos. Aunque el Sistema
Nacional de Salud costea el tratamiento hormonal y psicológico
(en Andalucía, también el quirúrgico), resulta evidente la dificultad de acceder a otras partes del
proceso, como terapia de voz,
Su batalla logró las
primeras resoluciones
para la creación
de módulos para
transexuales
electrólisis (eliminación del vello) o cirugía genital, desde la cárcel. En consecuencia, se producen tratamientos incontrolados,
como amputaciones genitales y
dosis hormonales excesivas que
pueden provocar embolia o cáncer de mama.
El coste económico del tratamiento completo es de aproximadamente 14.000 euros, de
hombre a mujer, y unos 30.000
euros, de mujer a hombre. Un
gasto muy inferior al que soporta la Administración por algunas
enfermedades crónicas. La Asociación Española de Endocrinos
defiende que el cargo del tratamiento a la Seguridad Social “es
una decisión social y sanitaria,
no económica”.
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