NOTA CLÍNICA Criptococoma en el sistema nervioso central de un paciente no inmunoafectado J.A. Díaz-Pérez, J.A. García-Vera, J.C. Mantilla-Hernández, G. Pradilla-Ardila CRIPTOCOCOMA EN EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL DE UN PACIENTE NO INMUNOAFECTADO Resumen. Introducción. La criptococosis del sistema nervioso central (SNC) es una causa importante de morbilidad y mortalidad en pacientes inmunoafectados; sin embargo, su presentación en pacientes inmunocompetentes es extremadamente rara, ocasionando un espectro clínico diferente, ya que se manifiesta predominantemente como masas granulomatosas denominadas criptococomas. Objetivo. Describir un caso de criptococoma intracerebral en una mujer inmunocompetente atendida en el Hospital Universitario de Santander y discutir los aspectos más relevantes de esta patología. Caso clínico. Mujer de 24 años de edad, que ingresa por presentar convulsión tonicoclónica generalizada, con desviación de la mirada hacia arriba, sialorrea y pérdida de conocimiento, sin datos que sugieran inmunosupresión. La tomografía axial computarizada de cráneo evidencia una masa de posible origen inflamatorio en vez de neoplásico. Se lleva a cirugía y se le practica craneotomía con biopsia excisional. Mediante análisis patológico, se hace el diagnóstico de criptococoma cerebral y se inicia el tratamiento antimicótico, con evolución favorable. Actualmente, la paciente se encuentra en buen estado de salud. Conclusiones. La presencia de masas de origen criptocóccico del SNC, debidas a una reacción granulomatosa crónica, se notifican raramente. Se presentan en casi todos los casos en pacientes inmunocompetentes, en los cuales es importante descartar todas las causas de afectación inmune celular. También el diagnóstico de estas lesiones debe tenerse en cuenta ante la presencia de masas intracraneales que muestren características inflamatorias. [REV NEUROL 2008; 46: 97-101] Palabras clave. Criptococosis granulomatosa cerebral. Cryptococcus neoformans. Infecciones micóticas del sistema nervioso central. Meningitis criptocóccica. INTRODUCCIÓN La criptococosis es una enfermedad infecciosa de origen micótico causada por un hongo heterobasidiomicético ambiental encapsulado, Cryptococcus neoformans, hongo dimorfo, que puede presentarse en un estado filamentoso de poca duración o más frecuentemente observarse en estado de levadura; esta enfermedad es una causa importante de morbilidad y mortalidad en los pacientes inmunoafectados en todo el mundo, y ocupa el segundo lugar como agente oportunista micótico después de Candida albicans [1,2]. La antigenicidad de la cápsula de polisacárido presente en este hongo define cuatro diferentes serotipos. Los serotipos A y D (denominados C. neoformans variedad neoformans), que son de distribución universal, y los serotipos B y C (C. neoformans variedad gattii), que se encuentran confinados a los trópicos [3]. La variedad neoformans es la responsable de la mayor parte de los casos de criptococosis aun donde la variedad gattii es predominante [1,3]. Estas dos variedades presentan hospederos diferentes: la variedad neoformans se aísla en el excremento de palomas y la variedad gattii se ha relacionado con el árbol Eucalyptus camaldulensis [4,5]. Su incidencia no es igual en todas las áreas [1-5]; sin embargo, se ha incrementado notablemente desde la década de los ochenta como infección oportunista en pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), afectando del 6 al 8% de los pacientes con esta enfermedad [6]. Este microorganismo afecta primordialmente al pulmón, y la afección del sistema nervioso central (SNC) es la forma más común de criptococosis extrapulmonar y la más frecuentemente mortal. A pesar de lo anterior, su presentación Aceptado tras revisión externa: 18.12.07. Grupo de Investigación en Patología Estructural, Funcional y Clínica. Universidad Industrial de Santander (PatUIS). Bucaramanga, Colombia. Correspondencia: Dr. Julio Díaz. Calle 99, n.º 18-38. Bucaramanga, Colombia. E-mail: [email protected] © 2008, REVISTA DE NEUROLOGÍA REV NEUROL 2008; 46 (2): 97-101 en pacientes inmunocompetentes es extremadamente rara [6,7], y constituye sólo el 5% de las criptococosis del SNC, ocasionado además un espectro clínico diferente, pues suele manifestarse como masas granulomatosas denominadas criptococomas y no como meningoencefalitis [8]. A continuación se describe un caso de criptococoma intracerebral en una mujer inmunocompetente atendida en el Hospital Universitario de Santander y se discuten los aspectos más relevantes de esta patología. CASO CLÍNICO Mujer de 24 años de edad, que ingresó por presentar convulsión tonicoclónica generalizada, con desviación de la mirada hacia arriba, sialorrea y pérdida de conocimiento de aproximadamente cinco minutos. Refirió como antecedentes tabaquismo de 10 cigarrillos al día, antecedente quirúrgico de cesárea dos años antes, conducta sexual de bajo riesgo, sin datos que sugieran inmunosupresión. En el examen físico la paciente se mostró taquicárdica (frecuencia cardíaca: 120 latidos/min), normotensa (tensión arterial: 100/60 mmHg) y afebril, sin alteraciones en el examen general, de cabeza y cuello, tórax, abdomen, extremidades y neurológico. Se realizó cuadro hemático, que mostró valores entre parámetros normales (hemoglobina: 11,2-12 g/dL; hematocrito: 36-44%; leucocitos: 6.3009.900/mm3; segmentados: 61-88%; y plaquetas 269.000-384.000/mm3); el valor de creatinina fue normal (0,63 mg/dL), al igual que el nitrógeno ureico en la sangre (6,9 mg/dL), la glucemia (86,5 mg/dL) y la proteína C reactiva (< 6 mg/L). El examen serológico para cisticerco fue negativo, al igual que la prueba de detección de anticuerpos para virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en dos oportunidades. Por último, no se documentaron alteraciones hidroelectrolíticas ni de las pruebas de coagulación. La tomografía axial computarizada (TAC) de cráneo evidenció una zona única de hipodensidad poco definida ubicada en la región frontal superior derecha, con importante realce anular, además de edema perilesional; se consideraron hallazgos relacionados con un proceso inflamatorio del tipo absceso cerebral frente a lesión tumoral de origen metastático. No se observaron hidrocefalia ni alteraciones vasculares. Posteriormente se realizó una resonancia magnética (RM), que reveló una lesión expansiva con intensidad de señal mixta en T1 y T2, con importante edema perilesional, que afectaba la región corticosubcortical del área frontoparietal derecha, y que midió 2,26 × 2,57 × 1,77 cm, sin otras alteraciones. Después de la administración 97 J.A. DÍAZ-PÉREZ, ET AL del medio de contraste (gadolinio DTPA), hubo un importante realce por parte de la lesión descrita anteriormente, por lo cual se consideró lesión expansiva que afectaba el área frontoparietal derecha, posible lesión neoplásica o inflamatoria. Se realizó punción lumbar. El líquido cefalorraquídeo analizado fue incoloro, sin hematíes ni leucocitos; glucosa: 69,2 mg/dL; proteínas: 12 mg/dL (vitronectina: 15-45 mg/dL); tinta india y KOH, negativos. La citología fue negativa para malignidad. Con los anteriores datos se consideró síndrome convulsivo secundario a masa intracerebral, localizada en la región motora, y se inició fenitoína (100 mg/tres veces al día) y dexametasona (8 mg/día). Se llevó a la paciente a cirugía y se le practicó craneotomía con biopsia excisional. En el Departamento de Patología se recibió una masa de superficie irregular, blanca perlada, cauchosa, de 2 × 1,8 × 1,2 cm de diámetros mayores; al corte se observó un quiste de 0,3 × 0,2 × 0,2 cm, rodeado por una intensa hemorragia, el cual contenía escaso material cremoso amarillento. Los cortes microscópicos previamente coloreados con hematoxilina y eosina (H-E) mostraron parénquima cerebral con reacción inflamatoria granulomatosa crónica, compuesta por marcado infiltrado leucocitario de predominio mononuclear, en el que destacaba la presencia de histiocitos espumosos y epitelioides, células gigantes multinucleadas de tipo cuerpo extraño, además de ocasionales polimorfonucleares neutrófilos, asociados a edema, congestión vascular con engrosamiento de la pared de los vasos sanguíneos, extravasación de eritrocitos y necrosis focal. En el tejido cerebral adyacente se identificó moderada gliosis y desmielinizacion; en el análisis con luz polarizada se pudo observar la presencia de sombras que revelan estructuras esféricas de pequeño tamaño de pared incolora compatibles con levaduras (Fig. 1). En los cortes coloreados con Periodic Acid Schiff (PAS) y PAS-hematoxilina se observaron numerosas estructuras esféricas, rosas intensas, circunscritas, de 10 μm de diámetro (Figs. 2 y 3). Con los hallazgos anteriores se hizo el diagnóstico de lesión frontoparietal derecha, absceso cerebral por criptococo (criptococoma), y se inició el tratamiento antibiótico con fluconazol (200 mg/dos veces al día), continuando la administración de fenitoína. La paciente evolucionó adecuadamente y no mostró nuevos daños neurológicos. Se tomó una TAC de control que informó de la presencia en el plano frontoparietal derecho de un área de craneotomía y focos hipodensos asociados a edema perilesional, realzada discretamente con contraste intravenoso. Con los hallazgos anteriores, sumados a la adecuada evolución, recibió el alta con fenitoína (200 mg/tres veces al día vía oral) y fluconazol (200 mg/12 h). Actualmente, la paciente se encuentra en buen estado de salud sin evidencia de enfermedad activa. Se realizó una búsqueda en Medline (1964-2006) usando los términos ‘criptococoma’, ‘Cryptococcus neoformans’ y ‘masa intracerebral’, y se seleccionaron sólo artículos que informaran de estudios y series de casos originales, omitiendo revisiones y otro tipo de bibliografía secundaria. Adicionalmente, se revisó parte de la bibliografía excluida para la búsqueda inicial, así como otra proveniente de libros y otro tipo de publicaciones, como informes de comités, considerados relevantes para la discusión del tema. DISCUSIÓN El C. neoformans fue reconocido inicialmente en 1894 por Busse y Buschke en Alemania y por Safelince en 1895 en Italia [9]. La primera serie de casos de criptococosis se notificó en 1914, y en 1916 Stoddard y Cutler publicaron magistrales descripciones de la patología y el curso clínico de esta enfermedad [10]. El criptococo es un hongo que forma estructuras esféricas con una cápsula de tamaño variable; en general, se cultiva en medios con tiamina a pH neutro suplementados con glutamato o CO2 [11]. El criptococo es dimórfico, es decir, presenta la capacidad para ser esférico y filamentoso; por tanto, puede formar verdaderas hifas además de levaduras [1,11]. Parasita a mamíferos, principalmente palomas, y su contagio a los humanos se realiza por contacto con heces contaminadas [4,5]. La criptococosis es la infección producida por este hongo, afecta generalmente al SNC de pacientes inmunoafectados, y resulta mucho menos frecuente en los pacientes inmunocompetentes [12], en quienes 98 Figura 1. Imagen microscópica con luz condensada, en la que se observa la presencia de sombras que revelan estructuras esféricas de pequeño tamaño de pared incolora compatibles con esporas. H-E ×40. Figura 2. Imagen microscópica que muestra numerosas estructuras esféricas, rosas intensas y circunscritas, de 10 μm de diámetro. PAS ×100. Figura 3. Imagen microscópica donde se observa parénquima cerebral con reacción inflamatoria granulomatosa crónica, compuesta por marcado infiltrado leucocitario de predominio mononuclear, en el que se destaca la presencia de histiocitos espumosos, epitelioides y células gigantes multinucleadas de tipo cuerpo extraño, con ocasionales polimorfonucleares neutrófilos, además de la presencia de estructuras esféricas de pequeño tamaño, rosas y mal circunscritas. PAS hematoxilina ×40. REV NEUROL 2008; 46 (2): 97-101 CRIPTOCOCOSIS también el SNC es el principal órgano diana (51% de los casos) [1,12]. Los factores más importantes involucrados en su patogénesis son el estado inmune del individuo y el tamaño del inóculo [2,6]. Anteriormente, esta enfermedad estaba relegada únicamente a notificaciones de casos; sin embargo, actualmente su estudio resulta muy relevante por el gran incremento en su incidencia [7]. La infección por criptococo se inicia con la inhalación de los microorganismos o basidiosporas, que, para poder penetrar el parénquima pulmonar, necesitan un tamaño de menos de 2 μm de diámetro [11,12]. Al penetrar el alvéolo, el hongo encuentra un medio propicio para su crecimiento, 36-37 ºC y nutrientes adecuados [13]. En el espacio alveolar, los hongos inhalados se alojan en los macrófagos alveolares, escapando de los factores defensivos a través de mecanismos tales como la expresión de ácido siálico, biosíntesis de melanina, manitol, fosfolipasa y superóxido dismutasa, y la presencia de polisacáridos capsulares como el GXM, que es el polisacárido mayor que tiene propiedades antifagocíticas, bloqueando la respuesta inmune al reducir la producción de anticuerpos [13,14]. Desde el pulmón, el criptococo se puede diseminar a otros tejidos, pero tiene especial afinidad por el tejido nervioso, debido a su avidez por las catecolaminas [15], que son ricas en este tejido, y que utiliza para la síntesis de melanina y nutrición [16,17]. Así, el pulmón constituye su puerta de entrada, y desde éste, por vía hemática, puede afectar a las meninges y, a través del líquido cefalorraquídeo, a todo el espacio subaracnoideo, produciendo lesiones en el encéfalo de manera difusa (meningoencefalitis, la forma más frecuente) o, en pocas ocasiones, abscesos profundos y voluminosos (criptococomas) [15-18]. La criptococosis es más frecuente en el sexo masculino, con una relación hombre/mujer que va desde 2 a 1 hasta 4 a 1 [19]. Puede ocurrir a cualquier edad, encontrándose casos desde los 20 a los 60 años, y es poco frecuente en pacientes pediátricos, los cuales aportan sólo el 1% de la enfermedad [1,17,19]. Como factores de riesgo para la infección se han establecido la convivencia con palomas, las enfermedades o terapias que deterioran el sistema inmune celular, tales como el VIH/sida, los trasplantes de órganos, las neoplasias malignas, particularmente trastornos linfoproliferativos y leucemias, y las enfermedades colagenovasculares, principalmente el lupus eritematoso sistémico y la sarcoidosis [11,17,18]. Además, se han descrito otros factores menos relevantes, como la diálisis peritoneal, la diabetes mellitus dependiente de insulina, la cirrosis hepática y el alcoholismo [14,19]. Es extremadamente raro que esta enfermedad afecte a pacientes sanos e inmunocompetentes, con una incidencia de sólo 0,2/millón de habitantes al año [20]. Algunos autores han enunciado que en realidad estos paciente presentan otros trastornos inmunológicos no detectados, como linfocitopenia T CD4 idiopática [21]. En el SNC, los síntomas y los signos son muy variables, y sugieren habitualmente meningoencefalitis o aumento de la presión intracraneal [12,17,20]. La cefalea aislada es el síntoma mas común (85,2%) y puede preceder a las otras manifestaciones durante días a semanas; en ocasiones se puede manifestar como una lesión intracraneal ocupante de espacio (defecto neurológico focal o crisis epilépticas) o intramedular; además, los pacientes pueden referir fatiga y fiebre [8,15,22]. El curso de la enfermedad puede ser agudo, subagudo o crónico [12,23]. En el pulmón, la criptococosis no presenta manifestaciones típicas, en la mayoría de los casos resulta asintomática y remite sin tra- REV NEUROL 2008; 46 (2): 97-101 tamiento [24]; cuando aparecen síntomas, éstos incluyen tos con expectoración escasa y mucoide, fiebre moderada, dolor pleural, malestar general y pérdida de peso, y se auscultan estertores al examen físico [1,12]. Las lesiones pueden aparecer en cualquier parte del pulmón y con frecuencia son bilaterales, y radiológicamente se traducen como lesiones pseudotumorales, constituidas por masas o nódulos pulmonares únicos o múltiples, con tumefacción hiliar, infiltrado parenquimatoso difuso, infiltrado peribronquial extenso y lesiones miliares difusas; rara vez hay formación de cavernas, y se han descrito neumonías segmentarias con derrame pleural [12]. Otras estructuras también afectadas son la piel, con lesiones pustulosas, celulitis o úlceras. Esta afección aparece del 1 al 5% de los casos, y salvo algunos de inoculación traumática, es siempre secundaria a la diseminación a través de la sangre o linfa, por lo que han denominado a la presencia de estas lesiones ‘centinelas de diseminación’. La afección osteoarticular puede observarse en el 5 al 10% de los casos. Es uno de los sitios más comunes de propagación extraneural, y se presenta como una osteomielitis, con la producción de lesiones discretas que destruyen lentamente el tejido óseo hasta formar abscesos neoformativos (de ahí el nombre de neoformans), localizados fundamentalmente en las prominencias de los huesos largos, así como en el cráneo y en las vértebras [1,7,12,19]. Se han descrito también cuadros de artritis, generalmente localizada en las rodillas, pero que puede afectar a cualquier articulación [7,12,19]. Otras formas de la enfermedad son la forma diseminada o visceral, así como casos de afección prostática aislada y endolftalmitis criptocóccica. Estos casos, por lo general, sólo se observan en pacientes con sida 3C o profunda inmunosupresión por medicamentos [20,22,23]. La punción lumbar es de gran ayuda en el diagnóstico de la meningoencefalitis criptocóccica, con aumento de la presión intracraneal, disminución de la glucosa y presencia de prueba de tinta india positiva (lo que es el hallazgo más específico, porque ayuda a demostrar el hongo) [12,17,18]. Sin embargo, los anteriores hallazgos no se aprecian en la mayoría de los casos de criptococoma [18,20]. Igualmente, en los exámenes de laboratorio existen niveles de proteínas y leucocitos moderadamente incrementados que pueden ser sugestivos del diagnóstico de meningoencefalitis, pero no se ven comúnmente en pacientes con lesiones granulomatosas [22,23]. Por ello no existe un patrón único de líquido cefalorraquídeo para realizar el diagnóstico de criptococoma y, además, sus características varían de acuerdo con la gravedad de la afección [24]. Se cree que el patrón más común es una linforraquia leve con proteínas bastante elevadas, por lo cual se recomienda realizar un análisis micológico ante este cuadro, pero su utilidad no se ha demostrado [24]. Los estudios imaginológicos son de gran utilidad y de indicación obligada en estos pacientes [25,26]. Las características radiográficas son variadas, y se encuentran desde meningitis, caracterizada por la presencia de realce meníngeo y leptomeníngeo detectada en imágenes de TAC con contraste y de RM contrastadas con gadolinio. Otras características encontradas son la presencia de masas intraparenquimatosas, criptococomas (hallazgo muy poco común) y atrofia cerebrocortical, observada frecuentemente en pacientes con infección concomitante con VIH [26,27]. Los criptococomas pueden verse como masas de alta y baja densidad en la TAC. En la RM se observan masas de baja intensidad en T1 y de alta intensidad en T2. Otra presentación, también como masas intraparenquimatosas, son los 99 J.A. DÍAZ-PÉREZ, ET AL pseudoquistes gelatinosos, que son lesiones de baja densidad en la TAC y representan una proliferación de los microorganismos en los espacios de Virchow-Robin, con una predilección por los ganglios basales y las regiones periventriculares [28]; además, se puede encontrar hidrocefalia, que puede ser comunicante o no comunicante, y áreas de infarto por vasculitis. Todos los anteriores hallazgos son de gran interés, ya que con estos datos se puede establecer si existe indicación quirúrgica [26-28]. La RM es más sensible que la TAC, pero no existen signos que permitan identificar totalmente la criptococosis sólo con estudios imaginológicos. La combinación de pseudoquistes y granulomas de los plexos coroideos puede sugerir el diagnóstico, pero no establecerlo [18,29]. El uso de doble contraste puede demostrar la presencia de disrupciones mínimas de la barrera hematoencefálica y reducir el número de estudios con falsos negativos [16,29]. El diagnóstico diferencial de esta enfermedad se debe realizar con trastornos psiquiátricos, tuberculosis, sarcoidosis del SNC, toxoplasmosis y tumores del SNC primarios o metastáticos. El estudio histológico es necesario para realizar el diagnóstico definitivo de criptococosis del SNC, ya que su detección por otros métodos no es completa, y con la mejor prueba no histológica, la tinta india, solo se detecta en el 80% de los casos [8,12]. Las lesiones intraparenquimatosas vistas en la criptococosis del SNC que forman masas son los pseudoquistes gelatinosos y los criptococomas [15,16]. Los pseudoquistes gelatinosos, también llamados bolas de jabón o meningoencefalitis de tipo no reactiva, son colecciones de microorganismos en una masa gelatinosa sin evidencia de respuesta inmune [20,23]. El material mucoide que constituye el pseudoquiste lo produce el parásito, y ocasionalmente estas lesiones se extienden dentro del parénquima cerebral adyacente [17,18]. La presencia de estos pseudoquistes sugiere la afectación de la inmunidad celular y para su diagnóstico se debe diferenciar entre éstos y la simple dilatación de los espacios de Virchow-Robin, que se basa principalmente en el tamaño: en los pseudoquistes se observa una dilatación mayor que 3 mm [23,25]. Los criptococomas se ven más comúnmente en los pacientes inmunocompetentes y su presencia se asocia a la destrucción de la barrera hematoencefálica; son masas duras o firmes en el examen macroscópico, que ocasionalmente se pueden extender del parénquima cerebral al tejido periventricular [15,16,26,27]. Estas lesiones se caracterizan microscópicamente por una reacción inflamatoria granulomatosa crónica, compuesta por macrófagos, linfocitos y células gigantes de tipo cuerpo extraño, además de una alta cantidad de criptococos [23,25]. Sin embargo, puede coexistir también una respuesta más aguda constituida por leucocitos polimorfonucleares [18]. El hallazgo de calcificación es muy raro, pero puede observarse ocasionalmente [8]. En el examen histológico, se identifican típicamente estructuras encapsuladas pleomórficas de 5 a 10 μm de diámetro, su cápsula no tiñe con H-E, pero en su examen se puede observar el espacio vacío dejado por la cápsula [15-18]. Para identificar su cápsula se pueden utilizar tinciones para mucinas, como el mucicarmín y el azul alcián; igualmente, se pueden utilizar tinciones para identificar melanina, como Fontana Masson. Las tinciones argentafines revelan un microorganismo oscuro; la tinción de Gomori o metenamina de plata también pueden usarse para identificar el microorganismo, al igual que el PAS y el Grocott [15,18]. Anteriormente, la terapia quirúrgica era el tratamiento de elección de las masas criptocóccicas que afectaban al SNC [12, 29]; sin embargo, con el advenimiento de mejores fármacos antimicóticos y la posibilidad de realizar el diagnóstico prequirúrgico con imágenes, se ha relegado actualmente [8,12]. En cuanto a la terapia farmacológica, en el pasado la terapia convencional para la criptococosis consistía en anfotericina B (0,7 mg/kg/ día) más flucitocina (100 mg/kg/día) [15]; sin embargo, la toxicidad de estos medicamentos, como la nefrotoxicidad de la anfotericina B y la neutropenia de la flucitocina, los ha convertido en poco utilizados actualmente [23]. El fluconazol (200 mg/día) comenzó a utilizarse en 1990 y se encuentra disponible en preparaciones orales e intravenosas, por lo cual es el fármaco de elección en el tratamiento de esta patología [29]. Dentro de los factores pronósticos, el más relacionado con la disminución de la sobrevida es el desarrollo de hidrocefalia, que aumenta alrededor de 10 veces la presencia de un desenlace fatal [30]. Existen, además, otras características, como la presencia de convulsiones, vasculitis y concentraciones altas de antígeno criptocóccico, que se asocian con peores desenlaces [31]. Las complicaciones posquirúrgicas son poco frecuentes. El seguimiento de los pacientes se realiza con el control de las lesiones por medio de neuroimágenes en estudios periódicos [30]. Las lesiones se podrán visualizar en la mayoría de los casos hasta un año luego de iniciado el tratamiento, aunque se ha informado de la presencia de lesiones incluso siete años después de iniciado el tratamiento farmacológico. La duración de este seguimiento debe perpetuarse hasta que existan rasgos de actividad de la enfermedad, dando atención especial a la presencia de incremento en el tamaño o en las características de la lesión [12,18,23]. En conclusión, se informa raramente de la presencia de masas de origen criptocóccico en el SNC secundarias a una reacción granulomatosa crónica; se presenta, en casi todos los casos, en pacientes inmunocompetentes, en los cuales es importante descartar todas las causas de afectación inmune celular. El diagnóstico de estas lesiones también debe tenerse en cuenta ante la presencia de masas intracraneales que muestren características inflamatorias. BIBLIOGRAFÍA 1. Fernández-Concepción O, Fernández-Novales C, Ariosa-Acuña MC, Fernández-Novales J. Caracterización de un grupo de pacientes con criptococosis del sistema nervioso central. Rev Neurol 2003; 36: 316-21. 2. Waterman SR, Hacham M, Hu G, Zhu X, Park YD, Shin S, et al. 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CRYPTOCOCCOMA IN THE CENTRAL NERVOUS SYSTEM OF A NON-IMMUNOCOMPROMISED PATIENT Summary. Introduction. Central nervous system cryptococcosis is an important cause of morbidity and mortality in immunocompromised patients; nevertheless, its presentation in immuno-spared patients is extremely rare, giving rise to a hole different spectrum, since it is manifested like granulomatous masses named cryptococomas. Aim. To describe an intracerebral case of cryptococcoma in an immuno-spared woman in the Hospital Universitario de Santander and to discuss the most relevant topics of this pathology. Case report. A 24 years-old woman, coming to the service presenting generalized tonicclonic seizure, fixed upward gaze, sialorrhea and lost, without any data suggesting immunosupression. The computarized tomography of skull demonstrates a mass of possible inflammatory vs. noeplasmic origin. After performing imaging the patient is taken to surgery for craniotomy with excisional biopsy. By means of hystological analysis the diagnosis of cerebral criptococcoma is made, and antimycotic therapy is started, with favorable response. Actually the patient evidences good health, and no evidence of active disease. Conclusions. The presence of masses of criptococcal origin located at the central nervous system, which origin is due to a chronic granulomatous reaction, is rarely reported; these appear in almost all cases in immunocompetent patients, in which there is of primary importance to discard all causes of cellular immune deficit. Also, the diagnosis of these injuries must be considered before the presence of intracerebral masses that show inflammatory characteristics. [REV NEUROL 2008; 46: 97-101] Key words. Central nervous system fungal infections. Cryptococcal meningitis. Cryptococcus neoformans. Granulomatous cerebral cryptococcosis. REV NEUROL 2008; 46 (2): 97-101 101