La nulidad de la cosa juzgada como acción de nulidad constitucional

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Diario Constitucional y Derechos Humanos Nro 98 – 01.02.2016
La nulidad de la cosa juzgada como acción de nulidad constitucional
Por Jorge Alejandro Amaya
Uno de los temas del derecho procesal constitucional que ha tenido en el ámbito federal una
evolución pretoriana y doctrinaria es la acción autónoma de nulidad por cosa juzgada írrita o
fraudulenta. La jurisprudencia de la CSJN construyó de forma pretoriana los contornos formales y
sustanciales de esta acción en fallos como "Doctores Marcelo Barrera y Carlos Otero Torressumarios"; "Tibold";“Campbell”; "Bemberg"; “Fundación Fondo Compensador Móvil” 1entre
otros concluyendo: quela cosa juzgada no es absoluta; que su firmeza debe estar condicionada a la
inexistencia de vicios de la voluntad de las partes y/o del juzgador; que la seguridad jurídica debe
ceder a la razón de justicia; que la estafa procesal no puede ser convalidada por los órganos
jurisdiccionales; que para la configuración de la cosa juzgada es necesaria la existencia de un juicio
regular que respete las garantías del debido proceso; y que para comprobar los vicios sustanciales
que autorizan la retractación de la cosa juzgada no es el recurso extraordinario la vía idónea, sino
que es necesario un proceso de conocimiento donde se pueda debatir ampliamente los elementos
fácticos que dan viabilidad a la revisión.
Ahora bien, el derecho constitucional no ha generado - a diferencia de otras ramas del derecho- una
teoría general de las nulidades 2, a pesar que la constitución es una norma jurídica y es de orden
público. La razón seguramente se encuentra en que se ha abocado con principalidad a la teoría del
control de constitucionalidad como garantía de su supremacía y como herramienta para declarar la
inaplicabilidad de normas de inferior jerarquía que la contravienen3.
Pero esta respuesta deja abiertos varios problemas, ya que no soluciona el dilema de las normas que
la propia Constitución declara nulas 4; ni el tema de las nulidades que podrían derivarse de las
propias normas constitucionales, ya que en el derecho público –a diferencia del privado- pueden
existir nulidades aún sin texto expreso que las consagre 56. En este último caso, entrarían aquellos en
los cuales la Constitución señala expresamente el modo en que deben ser llevados a cabo y no una
mera pauta genérica. Se trata de mandatos positivos 7 y lo grosero de la violación constitucional
autorizaría a declarar la nulidad que parecería intentar proyectarse expansivamente (al menos como
mensaje institucional); y no la simple inconstitucionalidad con efectos sobre el caso concreto. Así
parecería entenderlo o desearlo la CSJN si analizamos casos como Fayt 8 o Aparicio 9.
Por otra parte, de acuerdo a las pautas originarias de nuestro sistema de control de
constitucionalidad la petición del control se plantea incidentalmente y no por acción. Sin perjuicio
de ello, nuestro Alto Tribunal delineó pretorianamente la acción declarativa de
1
“Fallos” 233:17; Fallos: 254:320; Fallos 279:54; Fallos 281:421; Fallos 322:2109.
Como el derecho civil, el procesal, el administrativo o el internacional público.
3
Cfr. Amaya, Jorge A., Control de Constitucionalidad, 2da. Ed., Astrea, 2015.
4
Ejemplo las conductas censuradas en los artículos 29; 36; y 99 inciso 3º CN.
5
La CSJN se apartó de este principio en el caso, ver nuestro comentario en Un peligroso fallo de la Corte Suprema en
materia electoral, Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública (RAP) Año XXX, Nº 358. y Revista
Jurídica La Ley, Buenos Aires, 28 de julio de 2008.6
Manili la denomina nulidades propias e impropias. Cfr. Manili, Pablo, Las Nulidades en el derecho Constitucional (un
debate pendiente), La Ley del 29 de abril de 2005 (2005-C:1000).
7
Ejemplo los casos en que la Constitución detalla un procedimiento o requiere una mayoría especial para el dictado de
una norma, como la situación del art. 59 o el 99 inciso 4.
8
“Fayt, Carlos Santiago s/acción declarativa de inconstitucionalidad”, Fallos 322:1616 (1999).
9 “Aparicio Ana Beatriz y otros c/ EN . Consejo de la Magistratura – art. 110 – s/ Empleo Público”, CSJN 1095/-A-CS1.
Ver nuestro comentario “Legitimidad democrática y efectos de las sentencias de la Corte”, La Ley, Suplemento de
Derecho Constitucional, Nº 04, junio de 2015.
2
inconstitucionalidad 10; y la reforma de 1994 incorporó la facultad-deber de los jueces de asumir el
control de constitucionalidad consagrando a nivel federal en forma positiva una nueva vía procesal
para el control por vía de acción, lo que no debe ser confundido con acción pura o abstracta de
inconstitucionalidad, ya que el control opera en un caso concreto.
Siguiendo estas líneas de razonamiento y considerando el enorme desarrollo que la jurisprudencia
de la Corte IDH ha generado en torno a las garantías que integran el debido proceso, entre las que
destaco la existencia de un tribunal independiente, imparcial y competente; y que la sentencia
definitiva debe estar debidamente motivada, fundada y no ser violatoria de la Convención; dejo
planteados algunos interrogantes de interés actual: ¿La pretensión de nulidad de cosa juzgada no
podría configurarse como una acción autónoma de nulidad constitucional? En caso afirmativo,
¿estaríamos ante una nueva forma de control de constitucionalidad por acción? ¿No sería adecuado
contar con una regulación a nivel federal? Nuestras respuestas las dejamos reservadas, por
cuestiones de espacio, para otros comentarios.
10
En el derecho procesal federal argentino la cuestión fue asumida a partir de la norma consagrada en el art. 322 del
CPCCN denominada "acción meramente declarativa", cuya evolución a partir del caso "Provincia de Santiago del Estero
c/Estado Nacional y/o Yacimientos Petrolíferos Fiscales - Acción de Amparo", fallada el 20 de agosto de 198510 derivó en
la consagración definitiva en nuestro derecho procesal constitucional de la acción declarativa de inconstitucionalidad.
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