Obtención de muestras de habla espontánea para el estudio de la

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ALEX MUÑOZ ALVARADO
Centro de Lingüística Aplicada
Santiago de Cuba, Cuba
[email protected]
Obtención de muestras de habla espontánea para el estudio de la entonación.
Dificultades y soluciones
0. Introducción
Un factor importante, cuando de estudiar el habla coloquial se trata, es que los materiales que se vayan a utilizar
con tal fin reflejen lo más fielmente posible los rasgos peculiares de ese estilo funcional de la lengua. 1 Ello
supone ciertas dificultades si tenemos en cuenta que el discurso coloquial se produce, en lo fundamental, por
una necesidad libre de comunicación, pero, para estudiarlo, el lingüista se ve obligado a inducir el habla, a fin de
registrarla mediante algún instrumento de grabación. Tal realidad ha planteado a los especialistas la necesidad
de aplicar diferentes técnicas en el proceso de obtención de las muestras, con el objeto de que las mismas se
caractericen por ser informales, espontáneas y vivas.
En el presente trabajo, se abordan algunos de los procedimientos o recursos utilizados en la sociolingüística para
resolver o aminorar dichas dificultades, entre los que se encuentran la grabación secreta, la entrevista temática
encubierta y la conversación grabada; y se describe el modo en que el autor de estas líneas se ha apropiado de
esos procedimientos y los ha puesto en función de obtener muestras del habla de los jóvenes santiagueros de 15
a 18 años de edad, las cuales constituyen la parte inicial del corpus de un proyecto concebido para estudiar y
describir el sistema de entonación de la variante geolectal de la ciudad de Santiago de Cuba. 2 En el curso de la
exposición, reflexionaré en torno a las condiciones que, a mi juicio, resultan las más favorables para conseguir el
máximo de espontaneidad en la enunciación por parte de los participantes en la actividad comunicativa, a pesar
de la inevitable presencia del investigador como un elemento extraño al grupo.
1. Modalidades de recolección de muestras
La encuesta es una de las técnicas ampliamente utilizadas en las investigaciones sociológicas para obtener
información. Específicamente en el campo de la sociolingüística, constituye un medio esencial de recolección de
datos. Zdravomislov distingue dos tipos principales de encuesta: la planilla y la entrevista (1981: 158). La planilla
(comúnmente conocida como cuestionario) consiste en una serie de preguntas plasmadas en papel y su
aplicación excluye el intercambio entre el encuestado y el encuestador, mientras que la entrevista tiene la
particularidad de exigir, de una forma u otra, la interacción del encuestador con el encuestado (Berruto 1979:
175-176, Vázquez 1996: 183, Zdravomislov 1981: 159 y 194).
En el caso de la investigación que realizo, es necesario el empleo de la entrevista, ya que es la que permite la
recolección de textos orales, única vía para aprehender el funcionamiento de la entonación de una lengua o
variante de lengua, en virtud de que la entonación es una propiedad de la forma o faceta oral del lenguaje. 3
Ahora bien, la entrevista sociolingüística puede concretarse en diferentes modalidades, de acuerdo con los fines
perseguidos. Hay una modalidad que coincide con lo que comúnmente se entiende por entrevista, es decir,
aquella donde el encuestador hace preguntas sobre un tema y el encuestado las responde. Este tipo de actividad
tiende a favorecer una comunicación formal, alejada de la manifestación espontánea del lenguaje que se produce
4
en contextos comunicativos prácticos de la vida diaria. Se trata, por tanto, de una situación comunicativa donde
la variedad funcional y de matices que presenta la entonación coloquial se restringe sensiblemente; de manera
que no es ese género de entrevista el que nos resulta útil para captar y describir el suprasegmento entonativo en
toda su plenitud y riqueza.
En pos de una vía para propiciar una situación comunicativa bastante cercana al coloquio, los sociolingüistas han
ido introduciendo modificaciones en ese tipo de entrevista mencionado, hasta llegar a la conversación grabada
1
Entre los principales rasgos del coloquio que señala Vigara (1984: 30-31 y 35), aparecen la comunicación alternante, la
espontaneidad, la estricta actualización, la expresividad, el menor esfuerzo, el hilo comunicativo y la recurrencia de
estimulantes o soportes conversacionales.
2
Los detalles del diseño de este proyecto están publicados en Muñoz, A. (2005): «Estudio de la entonación santiaguera en
proyecto», Actas de la IV Conferencia Internacional de Lingüística [CD], La Habana, Instituto de Literatura y Lingüística, 21-25
de noviembre.
3
A este respecto, cf. las interesantes reflexiones que hace Hagège en torno a asertos como: «(…) la mélodie intonative est
nécessairement présente dans la communication orale (…)» (1985: 151); «(…) aucune écriture d’aujourd’hui ne note
exactement l’intonation (…)» (1985: 122). En este sentido, hay investigadores (Blaauw 1994, Speer et al. 2003, entre otros) que
advierten, incluso, del peligro de basar el estudio de la entonación en la lectura en voz alta, más que en el habla espontánea.
4
Estos contextos son el ámbito normal de la formación estilística conversacional. Vigara (1992: 15), por ejemplo, explica: «El
grado mayor de realización coloquial tiene lugar, sin duda, en lo que llamamos conversación cotidiana (…): espontánea e
irreflexiva, en la que emisor y receptor son interlocutores activos (y alternantes, al menos potencialmente) que cuentan
mutuamente el uno con el otro, y cuyo mensaje es codificado, alterado o completado (es decir, “actualizado”: “hecho actual”) en
virtud del contexto inmediato; lógicamente, no puede haber en los hablantes atención lingüística consciente o voluntad de estilo
(…), ni una intención pedagógica marcada (…), ni una formulación lingüística previa del tema que se trata, ni trascendencia
(…)».
16
como la modalidad de entrevista más favorable en ese sentido, lo cual no significa que esta técnica esté exenta
de ciertas dificultades y limitaciones.
El objetivo central de la conversación grabada es obtener una muestra de habla casual, natural, lo más
cercana posible al habla vernácula espontánea de la vida diaria. Este objetivo ha sido motivado por la
observación de que los datos más sistemáticos y regulares para el análisis lingüístico se dan en el estilo
casual y vernáculo, es decir, cuando el hablante presta la atención más mínima a su habla para
concentrarse más bien en el contenido de lo que dice. (Silva-Corvalán 1989: 24)
En este punto, aparece el primer (y más importante) inconveniente. La conversación con extraños o cuando una
persona desconocida está presente sufre, por lo regular, variación con respecto a la que se entabla solo con los
familiares, amigos y conocidos. Y esta variación se revela en la pérdida o en la disminución de la sistematicidad
de los rasgos caracterizadores del coloquio y en el desplazamiento del habla, como tendencia general, hacia un
registro estándar, donde la actuación entonativa, en particular, tiende a atenuar un grupo de rasgos periféricos de
gran regularidad y valor en el estilo coloquial. Esta realidad da lugar a la llamada por Labov paradoja del
observador, que se produce entre el objetivo del que observa (en este caso, el sociolingüista) y la vía con que
cuenta para materializar ese fin, pues «aunque el propósito del sociolingüista es descubrir las reglas que definen
el habla de los individuos cuando éstos no están siendo observados sistemáticamente, la única forma de obtener
5
los datos lingüísticos necesarios es a través de la observación sistemática».
La reflexión lógica en torno a este particular condujo a concluir que la única manera de dejar sin efecto dicha
paradoja era lograr que los individuos observados desconocieran que estaban siendo observados. Así, se
recurrió a la grabación secreta en varias modalidades. Pero normalmente esta técnica plantea problemas
prácticos para captar con nitidez la voz por razones obvias, y, lo que es más importante, un problema ético y
hasta legal, que se ha intentado superar poniendo al corriente, por lo menos, a uno de los participantes de que su
discurso va a grabarse y solicitando la autorización del resto, una vez concluida la grabación, a utilizar esta con
fines científicos.
Por otra parte, ha quedado demostrado 6 que el carácter secreto de tal procedimiento no basta por sí solo para
asegurar una producción verbal espontánea, y que, en la mayoría de los casos, resulta indiferente el saber o el
no saber de la presencia de una grabadora, pues lo esencial radica en que el entrevistado no identifique el hecho
de habla observado con una entrevista o con cualquier otra situación comunicativa formal, ya que es este el
factor que provoca a menudo la aparición de medios expresivos inauténticos.
Hay una modalidad de la grabación secreta que, si se preparan bien las condiciones materiales y organizativas
necesarias, anula o reduce los problemas de la falta de nitidez y de la no autenticidad discursiva: se trata de la
grabación de charlas telefónicas. Estas pueden registrarse con bastante claridad; no dan margen, por lo regular,
a la participación de extraños; y suelen producirse en un estilo informal. Dichas características las convierten en
muestras potenciales muy apropiadas y útiles para el estudio de la oralidad y del coloquio, en particular.
Para la investigación del fenómeno entonacional, sin embargo, dichas muestras son inservibles. La voz humana
tiene un rango de frecuencia fundamental de entre 70 y 500 Hz, lo cual puede variar un poco según diferencias
7
entre los sexos e individuales. Las frecuencias transmitidas a través de la línea telefónica oscilan, generalmente,
entre los 300 y los 3000 Hz. 8 Esto significa que hay una parte de la onda compuesta del sonido articulado que se
pierde al pasar por el hilo del teléfono, y en esa parte va incluido el tono fundamental, sustento físico básico de la
entonación, percibida en este caso gracias a los armónicos múltiplos. Tal razón lleva al investigador interesado
en el examen del suprasegmento mencionado a desechar este tipo de comunicación como posible alternativa
para su trabajo.
Tratando de encontrar otra solución a la paradoja de Labov, el sociolingüista se convierte, en muchos casos, en
un participante-observador, es decir, toma parte en actividades que realizan en su comunidad las personas que
se pretende observar, con la intención de propiciar un acercamiento, de crear confianza, para, de esta manera,
lograr dejar de ser un ente extraño, volverse familiar dentro de la comunidad o del grupo objeto de observación
(Berruto 1979: 175, Silva-Corvalán 1989: 26-27). Esta circunstancia sería la premisa para conseguir captar la
conducta verbal de los hablantes en situaciones comunicativas surgidas de manera natural.
El procedimiento de grabar como participante-observador plantea, sin embargo, serios problemas
prácticos. Por una parte, requiere que el investigador disponga de una cantidad enorme de tiempo para
observar, participar y grabar cuando parezca más conveniente. Por otra, la calidad de las grabaciones
obtenidas no es siempre la mejor para realizar un estudio fonético (…) Aún más, nada asegura que (…)
el individuo objeto de estudio sea el que más hable, ni que en el diálogo se dé un número suficiente de
ejemplos de las estructuras que interesa estudiar. Estas dificultades prácticas han llevado a los
sociolingüistas a seguir perfeccionando la conversación grabada, concertada con anterioridad, y a
utilizar datos obtenidos como participante-observador como complemento. (Silva-Corvalán 1989: 27)
De acuerdo con todo lo anterior, puede afirmarse que uno de los factores más importantes en la recogida de
textos orales coloquiales y que resultan difíciles de lograr si no se preparan y conjugan las condiciones
5
Labov, W. (1972): Sociolinguistic patterns, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, p. 209, citado en paráfrasis por
Silva-Corvalán 1989: 24.
6
Cf. Silva-Corvalán 1989: 25.
7
Cf. Denes, P. y Milton-Williams, J. (1962): «Further studies in intonation», Language and Speech, V, 1, p. 12, apud Köster
1972: 144. Cf. también Quilis 1981: 349.
8
Cf. Wempe y Boersma 2003: 343 y ss.
17
necesarias es la espontaneidad en el habla, indispensable para conseguir la aproximación máxima de la muestra
a las manifestaciones verbales no inducidas y, por tanto, a lo auténticamente propio del discurso casual, es decir,
el discurso motivado por una necesidad real y libre de comunicación.
Es precisamente en relación con este aspecto que las primeras muestras de habla obtenidas para el proyecto de
estudio de la entonación santiaguera no representan exactamente el habla casual, ya que la conversación fue
provocada por un sujeto externo (el investigador) con una finalidad científica. Pero ello es un inconveniente con
respecto al cual el lingüista no puede hacer absolutamente nada para variarlo, a causa de la ya mencionada
paradoja del observador.
Sin embargo, he podido comprobar, en una primera etapa de recolección de textos orales, que esta limitante
puede neutralizarse si se manejan adecuadamente otras condiciones y parámetros.
2. Motivación y tema
Uno de los principales problemas para realizar grabaciones de habla es cómo conseguir la disposición de las
personas a ser grabadas y, luego, cómo lograr que su producción verbal sea lo suficientemente fluida como para
obtener una muestra de cada idiolecto de al menos 20 o 30 minutos.
En relación con esto, se han utilizado diferentes opciones. En razón de la conveniencia de que el informante se
abstraiga de su forma de hablar y se concentre en el contenido de lo que dice, muchos sociolingüistas optan por
la entrevista temática encubierta, esto es, no revelan el objetivo real de la entrevista y, en lugar de ello, piden al
informante que exponga sus opiniones, conocimientos y vivencias en torno a un tema elegido previamente; por
ejemplo, tradiciones y costumbres de su comunidad de residencia, ocupación y relaciones laborales, actividades
del tiempo libre.
Aparte de que esto no libera el intercambio aún del patrón de preguntas y respuestas, la entrevista encubierta
tiene como desventaja que, cuando el informante agota todo lo que quiere decir, no hay muchos recursos
disponibles para persuadirlo de que continúe colaborando, pues se le ha dicho previamente sobre qué tema o
temas se necesita que hable. En cambio, cuando se le hace saber que lo que interesa es su conversación y no
de qué tema habla, entonces puede grabarse una y otra vez, incluso en sesiones diferentes, hasta completar el
tiempo requerido.
Por eso, considero que es mejor no imponer un tema determinado, que el hablante pueda expresar sus ideas
libremente de los asuntos que sean de su interés y conocimiento. Esto favorece una mayor explotación del habla
de cada informante. En este caso, el investigador se ve en la necesidad de revelar que la finalidad de la
grabación es el estudio de la comunicación en sí misma, ya que no puede utilizar el pretexto del tema como
objetivo. Según mi experiencia, el conocimiento del entrevistado de que lo que interesa es su habla no incide
necesariamente en un descenso de la espontaneidad, a condición de no indicar qué aspecto específicamente se
desea investigar, ya que esto sí podría hacer que el hablante volviera su atención sobre tal aspecto y originar
autocorrección intencional. De ahí que sea suficiente con explicarle que se trata de un estudio científico acerca
de la conversación cotidiana, de cómo la gente dialoga en la vida diaria.
En el caso de las muestras obtenidas para el proyecto mencionado, la espontaneidad se ve reforzada por el
hecho de que la actividad comunicativa no se preparó con anticipación; de hecho, no hubo tiempo para ello, en
razón de que la grabación empezó a ejecutarse unos minutos después de haberse conseguido la disposición de
los informantes a participar.
3. Lugar y clima de la conversación
Los ambientes abiertos, como el de los parques o el de ciertos establecimientos, pueden favorecer la
desinhibición de los informantes, pero, en cambio, suelen propiciar el entorpecimiento o interrupción frecuente de
la actividad por la incidencia constante de ruidos de fondo y por la consecuente desconcentración de los
participantes, ya a causa de lo que sucede en el entorno, ya en razón de la intrusión eventual de curiosos.
El sitio donde se decida efectuar la recogida de la muestra hablada debe escogerse, pues, en atención a dos
criterios fundamentales: que favorezca la comodidad y relajación de los participantes en la conversación, y, a la
vez, que esté libre de exceso de ruido, a fin de garantizar un nivel aceptable de limpieza en la grabación.
Si importante es este aspecto, por ejemplo, en estudios textolingüísticos, para los que se requiere asegurar que
los ruidos no afecten la inteligibilidad de los textos grabados, más importante aún es para estudios de índole
fonética –en particular, de entonación–, para los que la sobreposición de sonidos ajenos al diálogo
medianamente intensos anula la posibilidad de someter a análisis acústico el segmento dado.
Para la obtención de las primeras muestras de mi investigación, el lugar escogido fue un aula del propio instituto
donde estudian los jóvenes entrevistados, donde solo permanecieron durante la actividad el investigador y los
informantes. De este modo, se garantizaron los dos requisitos señalados: la tranquilidad general y el carácter
familiar y confortable del espacio.
En cuanto al clima que debe predominar en el intercambio, si lo que se busca es, como se ha dicho, el mayor
desenfado posible, el investigador debe mostrarse amistoso e interesado –sin afectación, simplemente con su
actitud– en todo lo que los informantes dicen, y debe evitar manifestar censura o molestia ante ciertas actitudes
lingüísticas y extralingüísticas que se produzcan en el curso de la actividad y que no sean de su agrado, como
18
puede ser el uso de palabras obscenas. Debe tener presente en tales casos que su papel no es el del educador
9
sino el del científico, y desde esta perspectiva es que evaluará dichas actitudes.
4. Cantidad de participantes y relación entre ellos
La actividad concertada para obtener los datos lingüísticos puede organizarse como una conversación entre el
entrevistado y el encuestador solamente o como una conversación grupal, en la que la intervención del
investigador queda reducida al mínimo.
Cuando se prepara como lo segundo, como conversación entre más de dos personas, se ha notado en diferentes
investigaciones –y mi experiencia me lo ha confirmado– que el nivel de espontaneidad de los hablantes se
equipara, por lo general, al de la conversación libre y casual. Ello puede verificarse en la aparición de los
elementos característicos de la interacción conversacional, que para Cestero (2000: 16-17) son, principalmente,
la libre toma de turno sin orden fijo, la no planificación del contenido, la duración variable de las intervenciones, la
construcción pormenorizada y fragmentada, la retroalimentación, entre otros. Tales elementos pueden apreciarse
10
con sistematicidad en el corpus inicial que he conformado.
El número de participantes en las sesiones de grabación que realicé fue siempre cinco, porque los mismos
informantes lo pidieron manifestando que se sentirían más estimulados si la actividad se desarrollaba en grupo
que si se hacía entre dos, como el investigador les había solicitado. De esta manera, y al haberse logrado
conformar grupos con similitudes de edad y nivel educacional, con afinidad de intereses y sin significativo
desequilibrio en la cantidad de individuos de uno y otro sexos, el resultado fue charlas fluidas, desenfadadas y,
en muchas de sus partes, amenas y divertidas. El lado negativo de esto estriba en la abundancia de
superposiciones, que invalidan muchos segmentos para el procesamiento acústico, ya que conducen
frecuentemente a la confusión de líneas entonativas de dos o varias frases u oraciones.
En vista de lo anterior y sobre la base de los objetivos que se persiguen en esta investigación, la cantidad
aconsejable de participantes parece ser tres, excluyendo al investigador, que trataría de mantenerse al margen
de la conversación durante el mayor espacio de tiempo posible.
5. Medios técnicos de recogida de datos
Es recomendable no pedir a los informantes que se identifiquen con sus nombres ni antes ni durante la
grabación, ni solicitarles ningún otro dato personal. Incluso, es oportuno hacerles saber desde el principio que no
tienen que dar sus nombres reales si no lo desean. De esta forma, se estará potenciando su distensión
psicológica, y, por otra parte, no se perderá ninguna información relevante, ya que la identidad de los
participantes interesa solo para no confundirlos unos con otros en la etapa de procesamiento de datos. En
cambio, la información sociolingüística (edad, escolaridad, ocupación, etc.) de cada entrevistado sí resulta
pertinente de acuerdo con los objetivos del proyecto. Para registrarlos, se utilizaron fichas individuales
preconcebidas, las cuales siempre se rellenaron una vez concluida cada sesión de grabación.
Por último –y no por ello menos importante; más bien al contrario–, los instrumentos para la obtención de las
muestras grabadas pueden también potenciar, aunque no lo parezca, la espontaneidad en el habla. En tanto más
prácticos, manuables y eficaces sean, menos interrupciones y comportamientos forzados (en busca, por ejemplo,
de que la voz sea mejor captada) provocarán en el curso de la grabación.
En el caso de esta investigación, en razón de que el procesamiento auditivo y acústico se ejecutará con
programas digitales (Adobe Audition y PRAAT), se decidió realizar el registro de las muestras habladas mediante
una computadora portátil o laptop. Sería ideal si esta contara con un par de conectores para micrófonos, pues, de
esta manera, podrían intervenir dos informantes al mismo tiempo en canales diferentes y los segmentos
superpuestos podrían aislarse fácilmente. Pero como este equipo posee un solo conector con esa función, el
problema de las superposiciones deberá minimizarse, como se ha dicho antes, con la reducción del número de
participantes.
El micrófono empleado es de alta sensibilidad y responde a frecuencias que van desde los 50 hasta los 13000
Hz, lo que lo hace adecuado para captar el suprasegmento entonativo con todos sus altibajos.
Además de facilitar la movilidad durante la conversación, el grabar con una laptop presenta como ventajas la
posibilidad de cronometrar el tiempo, de controlar la longitud de la muestra grabada, de detener la grabación en
cualquier momento y de reanudarla más tarde justo en el punto donde se detuvo, sin que quede rastro alguno del
corte. Esto es especialmente útil cuando los informantes agotan un tema y no hallan cómo seguir la
conversación, e igualmente cuando sobreviene el cansancio después de una prolongada sesión de intercambio.
9
Sobre la postura del encuestador con respecto al encuestado, Zdravomislov (1981: 195) plantea: «(…) es importante conocer
la psicología del individuo, estar dispuesto a comprender a la otra persona, tener una gran delicadeza en la realización de la
encuesta, conjugándola a menudo con la tolerancia hacia los defectos y la ausencia del deseo de moralizar. El hombre que
siempre trata de imponer su opinión al interlocutor, que no soporta ideas distintas de las suyas, intolerante a los defectos de
otras personas e incapaz de comprenderlas, no puede ser un buen entrevistador». En tanto, Narbona expresa: «No le
corresponde al entrevistador comentar las ideas expuestas del entrevistado, mostrar su desacuerdo en un determinado punto y
explicar las razones de su discrepancia, etc. La calidad de una entrevista depende de los parlamentos del entrevistado, las
intervenciones del entrevistador interesan en menor medida» («Sintaxis coloquial: problemas y métodos», Lingüística Española
Actual, X, 1, 1988, p. 92, apud Vázquez 1996: 194).
10
El corpus consta de dos tipos de documentos digitales: los sonoros (guardados en ficheros estándares *.wav de Windows) y
los gráficos (que son las transcripciones grafemáticas correspondientes, contenidas en ficheros de Word).
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Conclusiones
La evaluación de las ventajas y desventajas de las diferentes técnicas empleadas para la obtención de muestras
de habla espontánea nos permite considerar la conversación grupal grabada como la más efectiva, con la
salvedad de no sobrepasar la cantidad de tres participantes a fin de evitar el exceso de superposiciones en el
diálogo.
En una primera etapa de recolección de textos orales para el proyecto de estudio del sistema entonativo del
geolecto de la ciudad de Santiago de Cuba, se ha podido comprobar que la elección de dicho procedimiento en
conjunción con un manejo adecuado de varios parámetros –como la no predeterminación de un tema, el
ambiente silencioso, el clima afable, la compatibilidad de indicadores sociales entre los informantes y la eficacia
de los instrumentos de grabación– tiende a incrementar la espontaneidad discursiva y asegurar la aparición de
los rasgos caracterizadores de la entonación coloquial.
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