HACIA UNA ÉTICA DE LA LIBERACIÓN: LAS CONTRIBUCIONES DEL PENSAMIENTO DE ENRIQUE DUSSEL. (N° DEL SYMPOSIO : PENS/EDU - 3 PENSAMIENTO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE : SIGLO XXI) ANGELA LUZIA MIRANDA DOCTORANDA EN FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA DEPARTAMENTO DE LÓGICA Y FILOSOFÍA DE LA CIENCIA UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO – ES E-MAIL: [email protected] RESUMEN En su libro Ética de la Liberación, el filósofo latinoamericano y precursor del movimiento de la Filosofía de la Liberación, Enrique D. Dussel hace un amplio recorrido por los modelos de ética que surgieron sobre todo en la modernidad. Y, partiendo de ellos, lanza las bases para la construcción de los presupuestos teóricos y filosóficos para una ética en la edad de la exclusión y de la globalización. Este trabajo pretende investigar y evaluar la propuesta dusseliana, considerando sobre todo sus tres principios fundamentales (la materialidad, la universalidad y la factibilidad de la ética), teniendo como marco de referencia la propia intencionalidad del movimiento de la Filosofía de la Liberación. Es decir, llevando en cuenta la necesidad de construir un pensamiento genuinamente latinoamericano, donde además de la política, de la erótica, de la pedagógica, también estaría involucrada la problemática de la ética. El trabajo concluye reafirmando la necesidad e importancia de las contribuciones del pensamiento dusseliano, hacia la construcción de una ética pensada desde el contexto geopolítico de la periferia del mundo. Palabras Clave: Filosofía de la Liberación – Ética – Ética de la Liberación – Globalización. 2 1- INTRODUCCIÓN La filosofía de la liberación afirma que la ética (y por ello la política, como su primer horizonte) es la Prima Philosophia. La Filosofía comienza por la realidad, y la realidad humana es práctica, es siempre-ya a priori relación persona-persona en una comunidad de comunicación (del lenguaje y la vida) presupuesta real (objetiva) y trascendentalmente (subjetivamente). Por ello, antes que la naturaleza se encuentra ya siempre el Otro –vital y pragmáticamente–i. La Ética de la Liberación es producto de la construcción histórica y elaboración teórica del pensamiento filosófico nombrado “Filosofía de la Liberación”. Luego, para entender sus presupuestos y fundamentos es necesario tener en cuenta el propio proceso de formación y estructuración de la Filosofía de la Liberación. Como movimiento filosófico, la Filosofía de la Liberación gana fuerza en la década del 60 en América Latina y tiene como su principal exponente Enrique Dussel. Filósofo argentino exilado, que radicó emn México tras el atentado de bomba que sufre en su país en la década del 70. El propósito de este movimiento filosófico es la búsqueda de la construcción de un pensamiento filosófico genuino, propio y peculiarmente latinoamericano. Es decir, que surge desde la praxis o de la propia realidad de América Latina. En este sentido Dussel afirma: La filosofía, como teoría metódica y centro último fundamental de todo discurso ideológico, no puede dejar de surgir y servir a la praxis. A la praxis biográfica del filósofo; a la praxis de la clase en la que el filósofo pretende ("pertenencia" sea por situación originaria o por posición u opción voluntario-vital); a la praxis de su pasado, de su cultura, de su época. La praxis como totalidad de las acciones estructuradas y sobre cuyo funcionamiento emerge la conciencia, la ideología, la filosofía. Toda filosofía se articula a la praxis como a la "realidad" misma. La praxis no es sino la realidad histórica que constituye al filósofo y que lo determina en su producción teóricaii. ¿Y cuál es la praxis que configura la realidad en América Latina? Se trata de una realidad de exclusión, cuyo indicativo se dice de la periferia del mundo. Por ello, pensar la realidad latinoamericana según la Filosofía de la Liberación es pensar la propia condición de oprimido y de exclusión. Luego, pensar la filosofía en América Latina es pensar la praxis desde los oprimidos, de la condición geopolítica de la 3 periferia del mundo, del no-ser.iii En este sentido, la demarcación de la Filosofía de la Liberación se sitúa más allá del “eurocentrismo desarrollista”, sencillamente porque geopolíticamente se sitúa fuera del sistema-mundo predominantemente eurocéntrico. Y, aunque parta de ello, su desarrollo “naturalmente” recae en la crítica a la pretensión universalista de la razón europea. Al final, ésta es la exigencia hermenéutica si se propone pensar otro movimiento filosófico desde la exterioridad o la periferia del sistema-mundo vigente, como nos enseña el propio Dussel: El "Lenguaje" filosófico de la filosofía de la liberación, en su origen, debe inscribírselo desde la tradición fenomenológica, hermenéutica y dialogal. Se partía del "último Heidegger", lo que comportaba tomar como referencia al Husserl de la "Lebenswelt (mundo de la vida cotidiana)" y de la Krisis, todavía demasiado en consideración el dentro del "paradigma de la conciencia". El propio George Gadamer o Merleau Ponty, y aún el Paul Ricoeur de la época, debían inscribirse en esta corriente. Herbert Marcuse nos permitió "politizar" la ontología, Ernest Bloch abrió el horizonte futuro y utópico ( que, sin embargo, no será exactamente un "proyecto" [Enfwurft] de liberación todavía). Pero fue a partir de la crítica de la" dialéctica negativa" ( desde Hegel hasta Adorno), en parte desde el redescubrimiento del concepto mismo de "dialéctica" por lean Paul Sartre, que pudimos comprender la importancia de la posición del "viejo Schelling", el que supera la "dialéctica negativa" hegeliana, desde la positividad de la exterioridad del "señor del ser". Fue así como la reflexión de una "comunidad de filósofos" (argentinos, a finales de la década de los 60s), que situándose desde dentro de la sociedad reprimida por la dictadura militar periférica, militantemente articulada con movimientos populares (y también populistas) que luchaban por su liberación, hizo comprender la importancia del pensamiento de Manuel Levinás, no sólo ni principalmente en aquello del "otro" como lenguaje (aunque siempre también), sino esencialmente como pobre: como el miserable que sufre traumáticamente en su corporalidad la opresión y la exclusión de los "beneficios" de la totalidad. El pobre como "el otro": como América Latina periférica, como las clases oprimidas, como mujer, como juventud...iv El horizonte de la Filosofía de la Liberación es el Otro. Pensar todo desde la palabra interpelante del otro (sea como pueblo, como pobre, como niño, como mujer, como viejo descartado por la sociedad del consumo), con responsabilidad infinita y ante el infinito, es la Filosofía de la Liberaciónv. Por lo tanto, la filosofía de la liberación afirma que la ética (y por ello la política, como su primer horizonte) es la Prima Philosophia. La Filosofía comienza por la realidad, y la realidad humana es práctica, es siempre-ya a priori relación persona-persona en una comunidad de comunicación (del lenguaje y la vida) presupuesta real (objetiva) y trascendentalmente (subjetivamente). Por ello, antes que la naturaleza se encuentra ya siempre el Otro -vital y pragmáticamente-vi. 2- FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN Y ÉTICA DE LA LIBERACIÓN Al eurocentrismo que gana fuerzas con la invasión de Amerindia en 1492, Dussel acuña el término “sistema-mundo”. De ahí surgiría todo el tema de la exclusión de la 4 alteridad de América Latina, África y Asia. El “sistema-mundo globalizador llega a su límite mientras simultáneamente excluye el Otro”vii. Ya en la parte introductoria de su Ética de la Liberación, Dussel observa: Nos encontramos frente a un hecho masivo de la crisis de un sistema-mundo que se ha formado hace 5.000 años y se está globalizando hasta llegar al ultimo rincón de la Tierra, excluyendo, paradójicamente, la mayoría de la humanidad. Es un problema de vida o muerte. Vida humana que no es un concepto, una idea, ni un horizonte abstracto, sino que el modo de realidad de cada ser humano, concreto, condición absoluta de la ética y exigencia de toda liberaciónviii. La Ética de la Liberación surge desde este horizonte planetario del sistema-mundo, que configura, en la observación del Dussel, “la crisis terminal de un proceso civilizador: la destrucción de la vida en el planeta y la extinción de la propia vida humana por la miseria y por el hambre de la mayoría de la humanidad”ix. La Ética de la Liberación nace, por lo tanto, de la critica del sistema vigente. Una y otra vez, Dussel vuelve a reafirmar que ésta es una ética de la vida; que la negación de la vida es el punto de partida de toda la crítica ética del sistema vigente. Que se expresa en “el sufrimiento de la víctima, de los dominados (como operario, indio, esclavo africano o explotado asiático del mundo colonial; como corporalidad femenina, raza no-blanca, generaciones futuras que sufrirán en su corporalidad la destrucción ecológica; como viejos sin destino en la sociedad del consumo, niños de la calle abandonados, inmigrantes extranjeros refugiados, etc)”…Es decir, la Ética de la Liberación “es la toma de consciencia de esta negatividad”x. 3- PRINCIPIOS DE LA ÉTICA DE LA LIBERACIÓN La propuesta de la Ética de la Liberación se fundamenta en ciertos principios. Destacamos aquí tres de los principales que, a nuestro juicio y según nuestra lectura de la obra de Dussel, fundamentan con coherencia la propuesta de una ética para la liberación y marcan con precisión la distinción y la lejanía de la Ética de la Liberación en relación a otros modelos de ética: a) La materialidad de la ética (El criterio material): La situación de opresión, de víctima, del Otro, no es un problema solamente racional; al revés, es corpóreo, material, concreto. Por lo tanto, el discurso de la ética no puede estar inmerso en la esfera meramente racional de lo que es lo ético. Para la Ética de la Liberación, el principio de la materialidad es condición elemental para fundamentar el discurso ético. “Se parte del hecho empírico de contenido, material, de la corporalidad, de 5 la negatividad en nivel de la producción y reproducción de la vida del sujeto humano, como dimensión de una ética material”, explica Dusselxi. Aunque con las críticas apuntadas sobre el utilitarismo, es necesario considerar, como bien recuerda Dussel, que el utilitarismo históricamente rescató un aspecto de la ética que había sido negado por la época medieval y subsumido por el formalismo ético kantiano, es decir, el criterio material y hedonista como fundamento del valor moral. Pues, así como los estoicos, tanto el modelo de ética medieval, en cuanto la visión kantiana rechazan del campo de la ética el placer como fuente de la acción moral. Los estoicos, por ejemplo –corriente filosófica que surgió en Grecia Antigua (siglo. IV d.C.), incluso, como oposición a los epicuristas–, afirmaban que la ética es la búsqueda del bien y de la felicidad teniendo como fundamento el dolor y no el placer. Ya la posición moderna kantiana considera que ni siquiera la voluntad escapa del ámbito de la razón, siendo ella perteneciente a la “razón práctica”, para usar la expresión del propio Kant xii. Como se puede observar, ambos ignoran el aspecto hedonista, fundado en el placer, como fuente de la ética. Aún sobre la visión formalista de la ética kantiana, basada en el deber ser, Hegel críticamente observaba que dicho modelo de ética “arranca las acciones y normas problemáticas de los contextos de la eticidad substancial representados por el mundo de la vida, para, en actitud hipotética, someterlas a examen sin tomar en cuenta los motivos operantes y las instituciones vigentes” xiii. Según Dussel, el principio de la materialidad como criterio de validez de la acción moral es condición sine qua non para la constitución de una teoría ética crítica, porque, desde el rescate del “aspecto material de las pulsiones de felicidad” xiv, es posible poner en crisis un sistema-mundo que se ha globalizado y, al mismo tiempo, se está excluyendo a la mayoría de la población, negándole la posibilidad de felicidad. Exclusión que es corpórea, material, empírica. En otras palabras, es un problema de vida o muerte. “Vida ..que no es un concepto, una idea, ni un horizonte abstracto, pero el modo de realidad de cada ser... concreto, condición absoluta de la ética” xv. Pero, la Ética de la Liberación va mas allá del utilitarismo en la medida que supera el carácter meramente economicista de lo que se entiende como “felicidad”, propio de los utilitaristas. Dussel, por ejemplo, analizando críticamente las dificultades del utilitarismo, concluye que el concepto de felicidad utilitarista es un cálculo económico por excelencia. Así él observa que 6 la felicidad, que es el fin visado por el cálculo de la razón instrumental, es alcanzada por el consumo o la satisfacción de las preferencias del comprador del mercado, gracias a la distribución capitalista – siempre presupuesta en los utilitaristas – de los bienes. Existe, entonces un cálculo abstracto y perverso: lo capital es condición a priori absoluta del cumplimiento del fin ético (la felicidad). No se analiza suficientemente el horizonte desde el cual el criterio de felicidad cobra sentido. Para el utilitarismo, la felicidad (o el placer) no tiene relación con el criterio universal objetivo y material de producción y reproducción y desarrollo de la vida de cada sujeto humano. Las mediaciones objetivas poseídas para el uso (una casa) o el consumo (un trozo de pan) son condiciones de posibilidad del cumplimiento de las preferencias subjetivas (la dicha). Pero la existencia de esas mediaciones, mientras son “mercaderías”, tiene una lógica que el utilitarismo ignora. Esto se pone claro en el hecho de que la ética utilitarista siempre cuenta con una economía distribucionista, donde el “valor” del producto (mercancía) es exclusivamente constituido por el “deseo” o por las “preferencias” del comprador (potencial consumidor, si es solvente), olvidándose siempre que el “producto” ya fue producido por un “productor” (el obrero) cuya “felicidad” [...] significa cumplimiento de “necesidades” (relativamente al “valor de uso” del producto), no solamente preferencias que nunca pudieron ser descubiertas por el utilitarismo. Esto es, el utilitarismo se mueve en un círculo abstracto de la razón instrumental, donde el fin es la felicidad y donde los medios para alcanzarla son calculados formalmente, pero siempre dentro del mercado capitalista como horizontexvi. La crítica de Dussel va, pues, en esta dirección: aunque el utilitarismo contempla la materialidad como necesidad de fundamentación de la ética, su movimiento se hace en un “círculo abstracto de la razón instrumental”. Sin embargo, la crítica de este filósofo de la liberación se fundamenta en la visión marxista, donde el criterio de análisis es el de la materialidad objetiva del sistema productivo capitalista. En este sentido, él argumenta: El utilitarismo es una ética subjetivo-material no suficientemente material (piensa la “felicidad” sólo como consumo, desde el mercado) y olvida la lógica de la producción de los “bienes objetivos”; y aún subjetivamente no considera que, en primer lugar lo “infeliz” es el trabajador productor que no recobra su vida objetivada en su producto, lo que envuelve un problema de corporalidad ética[...]xvii. En defensa de un principio material de ética, el filósofo de la Ética de la Liberación, añade: Si la ética ‘material’ es material por ser de ‘contenidos’, el momento más material de su materialidad es la objetividad estructural, institucional, de los bienes materiales como “satisfactores”, como “re-productores” de la “sobre-vivencia”. Todo esto es parte de una ética “material” que las éticas anglosajonas posteriormente al utilitarismo olvidaron (tales como la intuicionista, la emotivista, la analítica, la comunitarista, la neocontratualista, etc.): la ética económicaxviii. Para Dussel, los utilitaristas llegan a pensar hasta en la materialidad de la acción moral, sobre todo, cuando predican la “distribución” de los bienes como condición para la felicidad (Mill), pero son ciegos en cuanto a la lógica-ética de la producción de estos bienesxix. Por tanto, si, por un lado, el utilitarismo ético históricamente recobra el papel del principio de la materialidad de la ética como condición de validez de toda acción moral, por otro lado, sus fundamentos sirvieron contextualmente como manutención del sistema 7 capitalista y fundamento moral de la razón instrumental. Luego, una propuesta alternativa basada en un nuevo fundamento ético, debiese rescatar el sentido de la materialidad de la validez de la acción moral heredada del utilitarismo, pero no su carácter instrumental. Es la pretensión de la Ética de la Liberación. Además, la Ética de la Liberación supera el utilitarismo en la medida que demuestra su inconsistencia cuanto a la pretensión en fundamentar un principio “material universal de validez suficiente”. Trataremos de este aspecto en el apartado siguiente, cuando haremos referencia al segundo principio de la Ética de la Liberación, el sentido de la universalidad de la ética. b) El Principio de la Universalidad de la Ética (El criterio formal): Contrariando las éticas comunitaristas (MacIntyre, Ch. Taylor ), para la Ética de la Liberación sí existe un universalismo de contenido, más allá de la mera “inconmensurabilidad particularista”, sea de la historia o de la autenticidad de la identidad cultural. La verdad práctica del contenido debe alcanzar pretensión universal. El hambre es un dado corpóreo material, suficientemente concreto para atingir un parámetro ético de justicia universal. Por lo tanto, fundar una ética planetaria, fuera de cualquier etnocentrismo, es el propósito de la Ética de la Liberación. Por otra parte, fundamentar la calidad de absoluto de la ética de manera que los modos pluralistas de la vida no sea oprimida por un pensamiento universalista y totalitario, es su gran desafío. Aquí queda evidente el acercamiento de la Ética de Liberación a la Ética del Discurso (de Habermas y Apel). Apel entiende que es necesario hacer frente al relativismo universal de la filosofía actual, buscando “una base indubitable en donde la calidad de absoluto y universalidad de la razón teórica y práctica puedan ser fundamentadas”xx. El filósofo europeo lo hace desde la crítica al modelo de expansión planetaria de la ciencia y de la técnica, Dussel por su parte, lo hace desde la crítica geopolítica de dominación y del conflicto Norte-Sur. Pero también queda claro el distanciamiento entre ambos modelos de ética, exactamente por la condición del primer principio ya anunciado anteriormente, el de la materialidad de la ética. Por este hilo conductor de su propuesta, Dussel cuestiona la propuesta de la Ética del Discurso. El filósofo latinoamericano denuncia la ausencia del principio de la materialidad de las éticas formalistas y entre ellas la Ética del Discurso. Por ejemplo, Habermas propone la “comunidad de comunicación” donde el bien estaría adscrito al sentido del consenso. Para Dussel no es posible una comunidad de 8 comunicación sin las condiciones de igualdad material de dicha comunidad. ¿Cómo hablar del consenso o de la consensualidad de la razón discursiva dónde los participantes afectados están siempre empírica e inevitablemente en asimetría? Por lo tanto, en una clara oposición a la Ética del Discurso habermasiana, Dussel argumenta que la “comunidad de comunicación no es solamente una comunidad “de espíritus”, sino fundamentalmente una comunidad real “de cuerpos”, de modo que las exigencias éticas tienen también exigencias económico-políticas y “sólo la irrupción del Otro puede permitir proyectar y realizar una comunidad futura más justa, sobre otras bases, como nueva alternativa: una comunidad de comunicación histórico-posible…”xxi. c) El Principio de la Factibilidad de la Ética (El criterio de la factibilidad ética): Como ya hemos afirmado en la primera parte del trabajo, el horizonte de la Filosofía de la Liberación es el Otro y, en la condición ética, el otro como “víctima”. Por lo tanto, el objeto de la Ética de la Liberación es la víctima. Víctima de todos los tipos de estructurasxxii. No debemos olvidar que la Ética de la Liberación está descrita en el contexto de la globalización que, en el proceso de exclusión (parafraseando el propio título da obra traducida para el idioma portugués), excluye la mayoría de la humanidad. A esto Dussel nombra “las víctimas del sistema-mundo”. En palabras textuales él dijo: Globalización-exclusión indica el movimiento doble en el cual se encuentra encarcelada la Periferia mundial: por un lado, la pretensa modernización dentro de la globalización formal del capital…; pero por otro lado, la exclusión material y el discurso formal y creciente de las víctimas de este pretenso proceso civilizador. Esta Ética desea explicar esa dialéctica contradictoria, construyendo categorías y el discurso crítico que permitan pensar filosóficamente este sistema preformativo auto-referente que destruye, niega y empobrece a tantosxxiii. Así, la Ética de la Liberación “desarrolla un discurso material (de contenido), formal (intersubjetivo y válido), que lleva en cuenta la factibilidad empírica y siempre desde las víctimas de todos los niveles subjetivos posibles”xxiv Dussel fundamenta la factibilidad como principio de la Ética de la Liberación, a partir del pragmatismo de Ch. Pierce y Putnan y de la Teoría de los Sistemas de Luhmann, Pero, sobre todo, inspirase en la propuesta de Franz Hinkelammert de la “factibilidad”. Es decir, la realización de la norma verdadera práctica y materialmente (véase el principio de la materialidad) y válida formalmente (véase principio de la universalidad) sólo se realiza mediante las circunstancias de su efectiva posibilidad (principio de la factibilidad). Dicho 9 ésto se concluye que una norma o praxis imposible (sobre todo empíricamente) no es realizable. La factibilidad como principio de la ética tiene aquí clara connotación de operabilidad. Por lo tanto, para los fines de una Ética de la Liberación hay tres momentos del proceso de su realización. Los momentos materiales y formales (expuestos aquí en el primero y segundo principios) y el momento de la “factibilidad” realizadora. La víctima es el excluido del “poder vivir”. “Para vivir, es necesario poder vivir, y para ello es necesario aplicar un criterio de satisfacción de necesidades de cara a los fines”, afirma Hinkelammertxxv. Luego, añade: “Fines que no son compatibles con la manutención de la vida del propio sujeto están fuera de la factibilidad… Es posible realizar fines fuera de esta factibilidad, pero su realización implica acabar con un proyecto de vida que engloba todos los proyectos específicos de fines”. Y concluye: Es una decisión por el suicidio”xxvi. Es en estos términos que Dussel sitúa el problema de la factibilidad de las normas en la relación Norte-Sur. No siempre las normas definidas y pensadas a partir de la lógica del “centro capitalista” tienen aplicabilidad en el mundo del capitalismo tardío. En este, ellas no son factibles, sea técnica o económicamente. Luego, “la factibilidad del elegido, decidido, juzgado, fundado en el bueno, justo y adecuado…es, al final, imposible de realizarse por falta de factibilidad”xxvii. En acuerdo con Hinkelammert, Dussel propone la aplicación del “principio general y empírico de imposibilidad”xxviii. Así el esquema lógico-empírico a ser desarrollado es lo siguiente. Primero, hay lo que es imposible lógicamente. Pero también hay lo que es posible lógicamente, pero es imposible empíricamente; lo que es posible empíricamente, pero es imposible técnicamente; lo que es posible técnicamente, pero es imposible económicamente; lo que es posible económicamente, pero es imposible éticamente; lo que es posible éticamente, pero es imposible operacionalmente, y por fin, lo que es posible, incluso operacionalmente. En sentido contrário y en modo interrogativo la aplicación de la formula hinkelammertiana quedaría así: evaluación de lo que es posible lógicamente, que también lo es empíricamente, y lo es técnicamente, y lo es económicamente, incluso éticamente y, además, es posible su operabilidad. Así, el “poder-hacer” en el esquema dusseliano no cierra la factibilidad en la esfera meramente de la razón instrumental, porque el “poder-fáctico”, para la Ética de la Liberación no es solamente un criterio de realización del acto, sino que está circunstanciado por los criterios intrínsicamente éticos de su realización. Aquí se ve 10 claramente cómo la Ética de la Liberación se aleja del reductivismo instrumental y abstracto de la eficacia y del cálculo, que se encuentra en la propuesta de la “falsa” utopía de la vida feliz mediada por la tecnología absoluta de Weber o por el principio del utilitarismo negativo de Popper. Es en estos términos que Dussel introduce el concepto de “sustentabilidad”: “El fácticamente posible, a partir del marco ético, debe ser “sustentable” en el largo plazo de la reproducción y crecimiento de la vida humana. El criterio de sustentabilidad debe ser nuevamente la vida a largo plazo y no la “supervivencia” del capital en la competición de mercado”xxix. En síntesis: “Para que el “poder-hacer” sea una condición de mediación ética, la razón instrumentalestratégica debe ser ordenada a los fines (materiales y formales universales) y valores (culturales) colocados por la razón práctico-material, ético-originaria y discursiva, que demarca el mero “poder-hacer” en el marco de lo que es éticamente “permitido” o debeser-hecho –lo que permite la reproducción y el desarrollo de la vida del sujeto humano en cuanto participante libre actuando en simetría. (…) Un enunciado de factibilidad, de eficacia, que responde al cálculo medio-fin (juicio de hecho normal) tiene la pretensión de ser realizable a partir del horizonte de la escasez; un enunciado normativo de factibilidad ética tiene la pretensión de ser realizable técnico-económicamente con verdad práctica y validad intersubjetivaxxx. Luego, el “bien” no es un concepto a priori, pero que sí se realiza en el final de un proceso complejo: solamente el hacer el bien, que se realiza con el sujeto ético concreto (“el bueno”) constituye el bien. Y su realización depende de la aplicación de los tres principios aquí enunciados (lo material, lo formal y lo factible). El “bueno” es entonces un conjunto institucional de actos que integra, como condición de su efectiva realización, la materialidad de la ética, la formalidad moral y la operacionalidad concreta. Por lo tanto, “bueno”, es el acto que: 1º) Realiza el componente material de la verdad práctica, como reproducción y desarrollo de la vida del sujeto, comunitariamente (por lo tanto, con pretensión de verdad práctica universal), y siempre en una determinada cultura; 2º) Realiza el componente formal, principio formal de validad intersubjetiva, acordado en simetría comunitaria; 3º) Realiza el componente de la factibilidad, considerando las condiciones empíricas de su realización (económica, tecnológica, etc) y las consecuencias a largo plazo y a posteriori de la acción (la responsabilidad)xxxi. 4- CONCLUSIONES Los fundamentos para una ética, desarrollados aquí de modo muy sencillo y resumido, nos revela la arquitectónica de la Ética de la Liberación. Diseñada en el marco 11 de la era de la exclusión y globalización, como hemos señalado, es una propuesta de ética que surge desde la periferia del sistema-mundo y tiene como fundamento y objeto la “víctima”. En este sentido, la obra de Dussel, referenciada en este trabajo y que desarrolla dicha propuesta, a nuestro juicio, constituye un avance significativo en los últimos 30 años, en términos de lo que se ha pensado y producido en torno al tema de ética desde la exterioridad del sistema geo-político mundial. Al mismo tiempo, representa la madurez del propio movimiento de la Filosofía de la Liberación en el marco de su historia, porque demuestra su capacidad de dialogar simétricamente con otros sistemas filosóficos. Y, tratándose del tema de la ética, la presentación de una propuesta de ética en el marco de la Filosofía de la Liberación, representa y pone en evidencia lo necesidad del diálogo filosófico entre Norte y Sur, porque revela claramente por sus discrepancias de principios, las imposibilidades y limites de una ética pensada desde la visión meramente eurocéntrica, con pretensión de razón universalista. Sin duda, es el habla de la “otridad” que también hace parte y constituye (aunque en un nivel de “exterioridad”) el sistema-mundo y que necesita ser oído si pretendemos pensar lo ético. Y más: lo filosófico; al final, como bien esclarece Dussel, parafraseado Lévinas, “la moral no es una rama de la filosofía, pero sí la filosofía primera”xxxii. Por lo tanto, los fundamentos de la Ética de la Liberación sistematizada en la obra de Dussel, al mismo tiempo que hace el enfrentamiento con otros modelos de ética contemporáneas (sea las éticas utilitaristas, comunitaristas o formalistas de tipo discursivas), abre el camino hacia la construcción de un nuevo modelo de ética pensada desde la periferia del mundo y inaugura en escala planetaria un nuevo debate filosófico en torno a la ética. Al mismo tiempo que también representa la voz interpelante del Otro, condición y elemento fundante de toda la ética. Pero, no se trata de una ética de minorías o para las minorías, advierte Dussel. Es exactamente por considerar que el “Otro como víctima” constituye el elemento fundante de todo debate en torno a la ética, que la Ética de la Liberación pretende formular nuevas categorías de análisis filosófica de la propia ética. Luego, su tesis tiene implicaciones de universalidad (lo que no significa pretensiones universalistas), puesto que disloca el eje central de análisis de lo que es lo ético. Escuchar la “voz del otro”, la “razón del otro”, interpelante desde la exterioridad, nunca ha sido la actitud de los sistemas filosóficos de la “totalidad hegemónica” eurocéntrica. Si así fuera, seguramente otros serían los caminos de la historia occidental. Ahí reside el nuevo de la Filosofía y de la Ética de la Liberación. 12 5- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: i Enrique D. DUSSEL, Historia de la filosofía y filosofía de la Liberación. Bogotá: Ed. Editorial Nueva América, p. 169. ii DUSSEL, Historia de la filosofía…, op. cit., p. 22. Sobre el sentido de la praxis y la filosofía de la liberación, véase también lo expuesto por Dussel en la ponencia "Philosophy and Praxis. Provisional Thesis for a Philosophy of liberation", Washington: Philosophical Knowledge, Cath. Univ. of America, , 1980, pp. 108-118. iii Véase la obra de Roque ZIMMERMANN. América Latina. O nao ser. Uma abordagem filosófica a partir de Enrique Dussel (1962- 1976). Petropolis, Editorial Vozes, 1987. (Os textos citados en otro idioma serán libremente traducidos al español por la autora de este trabajo.) iv DUSSEL, Historia de la filosofía…, op. cit., p. 162 y 163. v DUSSEL, Retos actuales de la filosofía de la liberación, en Lateinamerika (Rostock) 1, 1987. vi DUSSEL, Historia de la filosofía…, op. cit., p. 169. vii Enrique D. DUSSEL, Ética da Libertação na Idade da Globalização e da Exclusão. Petropolis: Vozes, 2000, p. 67. viii DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 11. ix DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 66. x DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 313. xi DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 314. xii En su Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, en palabras textuales, Kant dice: Cada cosa de la naturaleza actúa de acuerdo con leyes. Solamente un ser racional tiene la facultad de actuar de acuerdo con la representación de leyes, es,decir , de acuerdo con los principios, quiere decir tiene una voluntad. Como para la derivación de acciones desde leyes es exigido una razón, así la voluntad nada más es de lo que la propia razón práctico. Ernest TUGENDHAT, Lições sobre ética. Petrópolis: Vozes, 2000, p. 141. xiii Citado por DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 201 xiv DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 12 xv DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 11. xvi DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p.112 e 113. xvii DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 157, nota 134. xviii DUSSEL, Ética da Libertação…, op.cit., p. 157, nota 137. Cf. también nota 135. xix También Tugendhat, al analizar la plausibilidad del principio de justicia de uno de los precursores del utilitarismo moderno, Jerremy Bentham, según lo cual en la suma de felicidad a ser calculada el bienestar de nadie puede valer más que el bienestar de otro, concluye que: El utilitarismo es la ideología del capitalismo, pues permite el crecimiento de la economía como tal, sin dar moralmente cuenta de aquello que dice respecto a cuestiones de reparto. Si nos preguntamos cómo una idea en sí, tan poco plausible, se pudo mantener por tanto tiempo como aparentemente convincente, entonces la oculta razón ideológica suministra una información significativa. El dicho benthamiano eveybody to count for one, nobody for more than one tiene su dirección progresiva exclusivamente en contra del sistema feudal, según lo cual los individuos tienen un valor diverso. Por eso también fue ideal, en esta perspectiva, como ideología de la burguesía. TUGENDHAT, op. cit, p. 353 xx Enrique D. DUSSEL y Kart-Otto APEL, Ética del discurso y ética de la liberación. Madrid: Ed. Trotta, 2005, p.16. En esta obra hay una importante discusión entre estos dos modelos de ética, dejando evidente, en los discurso de Apel y Dussel, los acercamientos y distanciamientos entre ambos autores. xxi DUSSEL y APPEL. op. cit., p. 104 xxii Inspirándose en W. Benjamín, para Dussel el concepto de víctima es más amplio, porque supera, incluso en concepto de pobre. Véase Ética da Libertação…, op. cit., p. 16. xxiii DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 17. xxiv DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 14. xxv Franz HINKELAMMERT. Crítica a la razón utópica. San Jose de Costa Rica: CEI, 1984, p. 240. Citado también por DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., 264. xxvi Ibid. xxvii DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 265. xxviii DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 260 y ss. xxix DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 274. xxx DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., pp. 274 y 275. xxxi DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 280 y ss. xxxii DUSSEL, Ética da Libertação…, op. cit., p. 284.