Consejo de la Magistratura - Poder Judicial de la Nación

Anuncio
Consejo de la Magistratura
RESOLUCION N° 168/07
En Buenos Aires, a los 26 días del mes de abril
del año dos mil siete, sesionando en la Sala de Plenario
del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la
Nación “Dr. Lino E. Palacio”, con la Presidencia del Dr.
Pablo Mosca, los señores consejeros presentes, y
VISTO:
El
expediente
324/06,
caratulado
“Castillo
Lynch, Carlos Alberto c/ titular del Juzgado Civil N° 68
Dra. Verón, Beatriz Alicia”, del que
RESULTA:
La presentación del Dr. Carlos Alberto Castillo
Lynch, quien denuncia a la Dra. Beatriz Alicia Verón,
titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil N° 68, por su actuación en el expediente 59.316/99,
caratulado
Lynch,
“Charul
Carlos
Palacio,
Alberto
Marcos
y
s/ejecución
otro
c/Castillo
hipotecaria”
por
entender que se habrían dictado supuestas providencias
ilegales.
El
carácter
de
Dr.
Castillo
demandado
en
Lynch,
las
quien
citadas
reviste
el
actuaciones,
transcribe la sentencia de trance y remate dictada por la
magistrada ante la falta de oposición de excepciones de
su
parte.
Asimismo,
proporciona
detalles
del
fallo
precisando el capital demandado y los intereses fijados.
Continúa expresando que la magistrada “[a] los
3 meses de la sentencia el día 3 de diciembre de 1999
homologa un acuerdo presentado por el letrado apoderado
de la actora (…) por el que se mantiene el capital de U$S
25.000. Se liquidan intereses a septiembre de 1999 (15
meses a U$S 500 por mes) que suma U$S 7.500; tasa de
justicia por U$S 750; (…) dando un total de U$S 36.825
que es un verdadero disparate de acuerdo a lo pagado por
[su] parte” (fs. 3).
Indica que “el acuerdo homologado, no tiene en
cuenta
la
sentencia
de
trance
y
remate
que
habían
limitado al 24 % anual los intereses tanto punitorios
como compensatorios, y en e[se] acuerdo de 15 meses a U$S
500 por mes suma U$S 7.500, se incluyen los intereses
pactados en la escritura hipotecaria al 4% mensual, o sea
al 49% anual, casi el doble de lo que la Magistrada había
fijado” (fs. 3).
Agrega, remarca que “la magistrada denunciada,
al
homologar
ni
siquiera
examinó
el
monto
de
los
intereses con la hipoteca y su sentencia. En una palabra,
homologó automáticamente el convenio, sin previo examen
lo que [le] produjo el perjuicio de que en es[e] momento,
habiéndose decretado el remate, deb[e] la suma homologada
de U$S 36.825, cuando al actor y a su letrado les consta
que h[a] pagado en forma extrajudicial U$S 11.580” (fs.
3/4vta).
Hace referencia a la inviolabilidad del estudio
jurídico, objeto del juicio hipotecario, y que en caso de
proceder
a
un
allanamiento,
la
autoridad
competente
deberá dar aviso al Colegio de Abogados, señalando que
nada
de
ello
realizó
la
jueza
a
pesar
que
-según
manifiesta- “la Dra. Verón sabe que [es] abogado en causa
propia, y que el objeto del juicio hipotecario es la
oficina que constituye [su] estudio profesional” (fs. 5).
Finaliza
los
reproches
endilgando
a
la
magistrada que permitió a una “empleada inexperta” que
tomara una audiencia conciliatoria, quien no les habría
dejado realizar exposiciones a ninguna de las partes por
no existir acuerdo.
En virtud de lo expuesto, y para acreditar la
veracidad de las imputaciones que formula aporta copias
del expediente sobre ejecución hipotecaria y actuaciones
Consejo de la Magistratura
criminales
que
el
presentante
afirma
haber
realizado
contra su demandante y los letrados patrocinantes, por no
reconocer pagos extrajudiciales que habría realizado.
Asimismo,
ofrece
varios
testigos
proponiendo
que sean “examinados a tenor de los hechos relatados en
la presente causa, en la que solicit[a] estar presente,
con la posibilidad de formular preguntas y repreguntas”
(fs. 10 vta.).
A fojas 19/27, amplía su denuncia por presunto
“trato incorrecto a abogados o litigantes”, y se refiere
a una audiencia celebrada el 13 de septiembre de 2006, en
la que la magistrada se habría levantado abruptamente
cuando
el
denunciante
configuraban
le
numerosas
y
exponía
serias
lo
que
entendía
irregularidades
en
el
proceso, y fundamentalmente por haberle manifestado que
“ha[bría] que levantar un acta de lo que [el presentante]
est[aba]
diciendo
para
ser
remitido
a
la
Justicia
Criminal” (fs. 19 vta.).
También
le
reprocha
a
la
magistrada
un
“reiterado incumplimiento de normas procesales” narrando
un
hecho
consistente
contraparte
sin
en
copia
receptar
glosada
a
un
los
escrito
autos
de
la
para
el
traslado, la que, posteriormente, de ser hallada en Mesa
de
Entradas
del
juzgado
se
adjunt[ó].
Seguidamente,
introduce -nuevamente- la cuestión jurídica devenida a
partir
de
la
ley
reconocer
que
“la
resueltos
mediante
de
norma
convertibilidad,
no
modifica
acuerdos
privados
no
los
obstante
acuerdos
y/o
ya
sentencias
judiciales” (fs. 23 vta/24).
Finalmente
recrimina
a
la
jueza
falta
de
diligencia e incumplimiento reglamentario en razón de no
hacer lugar a la remoción del martillero que pidiera el
denunciante
en
autos,
motivado
por
supuestas
manifestaciones falsas de dicho auxiliar que valuó el
inmueble a subastar en modo inferior al debido. Sobre el
particular, manifiesta que el proceder incorrecto estaría
dado por haber corrido traslado al martillero del pedido
del
demandado
en
lugar
de
realizar
de
inmediato
la
denuncia criminal.
Entiende el Dr. Castillo Lynch que “el hecho de
correr traslado al martillero es darle la posibilidad de
ejercer argumentos defensivos ante un Juez que no tiene
competencia
criminal,
como
es
la
acusada
Dra.
Verón,
solamente el Juez de Instrucción, al tomarle declaración
indagatoria puede escuchar sus expresiones exculpatorias”
(fs. 25vta.).
Culmina
con
supuestas
“irregularidades
en
complicidad con la ‘LIGA’ en remates judiciales” de los
cuales el sublite sería un caso testigo. Al respecto,
señala haber escuchado a prestigiosos colegas -menciona a
varios de ellos- que habrían manifestado que “no tenían
buenas referencias de la Jueza Beatriz Alicia Verón (…)
[y que] en su juzgado se cometerían irregularidades por
encontrarse
“comprometida
con
la
famosa
‘liga’
(de
compradores de subastas judiciales)” del que el apoderado
de la demandada sería uno de los principales exponentes
(fs. 26vta.).
CONSIDERANDO:
1º)
Que
del
análisis
de
los
reproches
formulados surgen las siguientes apreciaciones:
En
primer
término,
el
denunciante
manifiesta
que es abogado litigante en causa propia, la que versa
sobre
una
ejecución
hipotecaria
que
tiene
por
objeto
ejecutar el inmueble afectado por la cautelar. Asumida la
defensa de sus propios intereses, reconoce que no opuso
excepciones procesales y que se dictó sentencia de remate
el 22 de septiembre de 1999.
Por
otra
parte,
admite
haber
formalizado
un
acuerdo con su colega de la contraparte, pero le imputa a
la
Dra.
Verón
la
homologación
de
dicho
convenio.
Al
Consejo de la Magistratura
respecto, cabe destacar que no existen elementos de orden
público que impidan o limiten el poder dispositivo de las
partes.
En
virtud
de
lo
expresado,
no
ha
de
tener
acogida la recriminación hacia la magistrada que homologó
el
acuerdo
conteniendo
variaciones
respecto
de
la
sentencia dictada anteriormente, puesto que el decisorio
era conocido por los signatarios, y que –lógicamente- lo
tuvieron en miras al redactar el pacto, por lo que mal
puede
uno
de
pretender
los
fundar
firmantes
una
cuestionarlo
pretensión
y
menos
sancionatoria
en
aún
el
respeto de la voluntad del denunciante por parte de la
jueza.
Con
relación
al
reproche
de
“afectar
el
domicilio profesional” del denunciante, debe considerarse
que es un proceso con sentencia firme desde septiembre de
1999, lo que imposibilita que el profesional hubiera sido
tomado por sorpresa en tal medida. Corresponde mencionar
que admitida la sentencia de remate, va de suyo que el
procedimiento continuará la instancia de rito prefijada.
Como
actuaciones
Marcos
c/
evidencia
documental
Castillo
obra
de
Lynch,
los
agregado
autos
Carlos
en
“Charul,
Alberto
estas
Palacio
s/ejecución
hipotecaria”.
Asimismo,
ofrece
como
prueba
la
causa
penal
originada a raíz de una denuncia formalizada en virtud de
la falta de reconocimiento -de parte los patrocinantes de
la
contraria-
de
supuestos
pagos
extrajudiciales
realizados.
Se estima innecesaria a los fines del presente
contar con la totalidad de las actuaciones civiles puesto
que los hechos motivo de la denuncia están circunscriptos
a
lo
aportado
investigativo
ritual
que
como
documental,
delimitado
fuera
para
consentida
la
por
excediendo
instancia
las
delatada como supuestamente agraviante.
el
la
partes
marco
materia
y/o
no
2º)
Doctor
Que
en
Castillo
una
Lynch
presentación
denuncia
posterior,
un
supuesto
el
trato
incorrecto acaecido en la sala de audiencias, el día 13
de septiembre de 2006, en oportunidad de reprocharle a la
jueza “muchas y serias irregularidades”, ante lo cual la
magistrada le manifestó que “hay que levantar un acta de
lo que Ud. está diciendo para ser remitido a la Justicia
Criminal” (fs. 19/27).
De haber existido las abundantes anormalidades
en el curso de la causa, debieron ser objeto de planteos
oportunos por parte de quien precisamente defiende con la
pericia
exigida
por
la
ley
de
forma,
sus
propios
intereses. Si tales anomalías -en caso de verificarsefueron consentidas por las partes, nada tiene que juzgar
la
funcionaria
y
menos
aún
este
Consejo
de
la
Magistratura.
Los
inconvenientes
suscitados
respecto
a
la
existencia o no de copias de un escrito de la contraparte
no
perjudicaron
el
ejercicio
de
los
derechos
del
demandado; y si ello hubiera ocurrido la ley de rito
ofrece alternativas de suspensión de términos o hasta la
propia nulidad del acto notificatorio que adoleciera de
vicios.
Asimismo,
se
reitera
que
si
en
ello
encontró
obstáculo a la labor defensiva debió esgrimirse en la
instancia, tiempo y formas oportunos.
Con
respecto
a
la
falta
de
remoción
del
martillero que propiciara el denunciante en el expediente
ejecutivo, tal cuestión resulta un hecho propio de la
función judicante.
De idéntico modo corresponde mencionar que los
remedios de rito estaban disponibles para el conocedor de
la materia quien omitió ejercitarlos. Por otra parte, la
teoría de los actos propios ofrece un argumento más para
el
rechazo
presentante.
de
las
supuestas
ofensas
recibidas
por
el
Consejo de la Magistratura
Resulta improcedente la queja del Dr. Castillo
Lynch, en el sentido de reprochar a la jueza que corrió
traslado
de
su
pretensión,
de
remover
al
auxiliar
ejecutante de la sentencia, al propio martillero,
porque
no puede oponerse al derecho de ser oído y articular
defensa del nombrado al tiempo que pretende “separarlo
del proceso” luego que consintiera su designación.
Previo a concluir queda pendiente la imputación
acerca de la pretendida “complicidad con la ‘LIGA’” cuya
orfandad probatoria, conjugada con el análisis efectuado,
confieren
presupuestos
de
inadmisibilidad
formal
y
sustancial (fs. 26 vta.).
Tal
como
pronunciamientos
se
las
ha
señalado
facultades
en
anteriores
disciplinarias
del
Consejo de la Magistratura, al igual que antes las de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, se limitan a lo
estrictamente
directa
administrativo,
o
no
pudiendo
indirectamente,
jurisdiccional.
disciplinarias
En
otros
apuntan
a
en
inmiscuirse,
la
competencia
términos,
las
que
Cuerpo
este
sanciones
“logre
disciplina en el cumplimiento de reglas ordenatorias para
la administración del universo de conflictos, no para la
decisión
de
un
conflicto
determinado
ni,
consecuentemente, para imprimir una determinada línea a
los actos procesales” (Kemelmajer de Carlucci, Aída, “El
Poder Judicial en la Reforma Constitucional”, en AA.VV.,
“Derecho Constitucional de la Reforma de 1994”, Mendoza,
Instituto
Argentino
de
Estudios
Constitucionales
y
Políticos, 1995, T. II, página 275) (expediente 370/05,
entre otros).
Se
ha
entendido
que
existe
responsabilidad
administrativa cuando media inobservancia de los deberes
inherentes a la calidad de magistrado, ejercicio impropio
de las funciones judiciales, descuido voluntario, falta
de
asiduidad
en
el
cumplimiento
de
estas
funciones
o
actos que perjudiquen el servicio público. De modo que
responsabilidad
administrativa
y
responsabilidad
disciplinaria son conceptos sinónimos (Marienhoff, Miguel
S.,
Tratado
de
Derecho
Administrativo,
Ed.
Abeledo
Perrot, 1994, T. III- B, pág. 369).
En virtud de todo lo expuesto, y toda vez que
no se advierte ninguna irregularidad que configure alguna
de las causales de remoción previstas en el artículo 53
de
la
Constitución
establecidas
en
Nacional,
la
ley
ni
faltas
24.937
y
disciplinarias
modificatorias,
corresponde –con acuerdo a lo propuesto por la Comisión
de Disciplina y Acusación (dictamen 62/07)- desestimar la
presente denuncia.
Por ello,
SE RESUELVE:
1°) Desestimar la denuncia formulada contra la
Dra. Beatriz Alicia Verón, titular del Juzgado Nacional
de Primera Instancia en lo Civil N° 68.
2°) Notificar al denunciante y a la magistrada
denunciada, y archivar las actuaciones.
Regístrese y notifíquese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo.:
Pablo
General).
Mosca
–
Pablo
G.
Hirschmann
(Secretario
Descargar