Orden Legislativa - Sobre que los Prefectos hagan cumplir los

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Orden ejecutiva de 10 de noviembre de 1843,
sobre que los Prefectos hagan cumplir
los capítulos 1º y 2º del Código penal.
Está informado el Director Supremo, de que en los barrios de esta ciudad, y principalmente
en el pueblo de Subtiaba causan la destrucción de la especie humana una multitud de
curanderos y falsos cirujanos, ya haciendo operaciones delicadas en los pacientes, ya aplicando
remedios inadecuados, o ya haciéndoles tomar una dosis excesiva de aquellos que propiamente
sirven para atacar el mal. También está informado que en la mayor parte de las pulperías y
tiendas se venden medicamentos nocivos a la salud, ya confeccionados, o ya muy mal
preparados, y que muchas veces se dan en lugar de unos, otros, que aplicados a ciertas
enfermedades, producen o la muerte, o la progresión de aquéllas, dificultando los medios de su
curación; todo esto produce las sensaciones más desagradables en el corazón del Supremo
Gobernante, que aprecia a los pueblos, y los ama con un paternal afecto: y deseando promover
por todos los medios posibles el bien común, ha dispuesto que recuerde a U. el cumplimiento
de los capítulos 1º y 2º título 11 del Código penal, que establecen penas a los que sin obtener
aprobación, conforme a los reglamentos literarios, ejercen la medicina, cirugía o farmacia: los
términos en que debe permitirse el ejercicio de estas facultades, las formalidades que se han de
observar en las ventas de los medicamentos, y el castigo a los contraventores. En consecuencia,
se previene a U. haga publicar las disposiciones referidas mandando:
1º. Que en esta ciudad y barrios inmediatos, no se admitan curanderos, ni cirujanos que no
hayan obtenido previamente aprobación para ejercer una u otra facultad, presentándose con su
legítimo título a la Municipalidad para que le dé el correspondiente permiso.
2º. Que para que esto tenga efecto en los pueblos del departamento en donde no hay
facultativos, se obligue a las respectivas Municipalidades a mandar prácticos o inteligentes a la
aprobación de dos facultativos de esta ciudad, quienes podrán dar constancia al examinado de
las aptitudes que haya manifestado, expresando la facultad en que demuestre más inteligencia
para que no se le permita ejercer la otra en que no tenga los conocimientos necesarios; el que
obtuviere así aprobación de dichos facultativos presentará el atestado de éstos a la misma
Municipalidad para que conceda el correspondiente permiso de curar. Los exámenes que se
practiquen se darán a luz pública, ya sea que hayan obtenido o no aprobación para que se sepa
quiénes son los que pueden o no curar, y más fácilmente se pueda perseguir a los
contraventores. (*)
(*) Por la fracción 9 del artículo 14 del Reglamento de la facultad médica de 30 de noviembre de 1859,
se atribución del Protomedicato proveer de inteligentes a los pueblos donde no los haya,
examinándolos y extendiéndoles la licencia por escrito.
3º. Que respecto a la venta de medicinas haga también examinar a los vendedores sobre el
conocimiento de cada una de ellas: las pesas o medidas de que usan para pesarlas o medirlas y
la calidad de las que están en venta.
4º. Que los que manifiesten inteligencia en estas materias sean también autorizados para el
expendio, obligándolos a que no vendan a ninguna otra persona si no es que muestre antes la
receta firmada del médico o cirujano aprobado que lo haya aplicado en los términos más claros
y precisos, de modo que pueda saberse aun la dosis que se ha de dar al paciente.
5º. Que también se publiquen por bando las personas que en cada pueblo estén autorizadas
para expender las medicinas, y las Municipalidades no consentirán que sin este previo requisito
se vendan.
6º. Que cada seis meses se haga reconocimiento de las medicinas que estén en venta, y si
hubiere simples o compuestas, adulteradas o corrompidas, se aplicará a los vendedores la pena
de que habla el artículo 324 del enunciado Código, y además se derramarán aquéllas como está
prevenido en la ley 7ª título 6, libro 5 de la Recopilación de Indias, y finalmente que U. y las
Municipalidades que abraza su jurisdicción observen exactamente estas disposiciones, y que se
apliquen con la debida oportunidad las penas de su contravención, dando cuenta con los
efectos que produzca este acuerdo.
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