La Nación – 19/02/2011 Combatir la evasión impositiva Al mismo tiempo que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) logra mes tras mes aumentar la recaudación impositiva se expande entre nosotros un fenómeno que alienta la evasión, como es la entrega, en buena parte de los comercios, de comprobantes sin valor fiscal, que se suman a la tradicional renuencia a extender las facturas. El organismo de control debería actuar con mayor rigurosidad para eliminar los factores de competencia desleal entre quienes actúan al margen de las normas y los contribuyentes que cumplen con el fisco, así como combatir los bolsones de evasión que distorsionan la actividad económica. También la sociedad tendría que hacer su aporte al exigir la entrega de comprobantes de las operaciones. La evasión fiscal supone la conducta más reprobable, por la desigualdad y falta de solidaridad que conlleva y por las negativas consecuencias que tiene para la sociedad. No se puede desconocer que existen problemas estructurales en el sistema tributario, que reclaman desde hace tiempo cambios de alguna relevancia. La elevada evasión impositiva exige, por ejemplo, la revisión del impuesto al valor agregado, cuyas muy altas alícuotas y su falta de uniformidad incentivan la informalidad y crean situaciones de iniquidad entre actividades que tienen diferente tratamiento. Subsisten también impuestos distorsivos que deberían ser sustituidos por otros, como son los casos de las cargas sobre la ganancia mínima presunta y a los débitos y créditos (impuesto al cheque). Días atrás, el titular de la AFIP, Alberto Abad, señaló que inspectores fedatarios de ese organismo realizaron 268 procedimientos en todo el país, de los cuales en el 72 por ciento se detectaron irregularidades en la emisión de tickets o facturas. También indicó que los rubros en donde se verificó una mayor cantidad de infracciones coinciden con los que fueron denunciados como lugares donde no se les entregan facturas: bares, restaurantes y peluquerías. Últimamente otra modalidad sólo atribuible a la viveza criolla se ha extendido en buena parte de los restaurantes de la ciudad de Buenos Aires, sin distinción de categorías, como también en lavaderos de autos y locales que hacen entrega de comidas a domicilio, entre otros. Esta consiste en la entrega al cliente de una liquidación con la leyenda impresa "comprobante no válido como factura", o comprobante que "no tiene valor fiscal". Ello les posibilita a los comercios percibir el importe de la venta sin tener que rendir cuentas a las autoridad+es administrativas. Ocurre así, generalmente, en los casos en que el cliente abona en efectivo. Son muy pocas las personas que reparan en ese detalle y exigen, en cambio, la emisión de la factura definitiva. En consecuencia, si el establecimiento decide no contabilizar ese pago no se lo computará a los efectos fiscales, ya que no existirá ninguna constancia. Al final de la jornada, el monto de lo no declarado al fisco podría representar un valor significativo que, sumado a los importes de otros establecimientos con idénticos procederes, configuraría una evasión impositiva de dimensiones considerables. Es de esperar que las autoridades fiscales arbitren las medidas necesarias para impedir o limitar la emisión de los mencionados comprobantes "provisorios" que constituyen un vehículo para evadir impuestos. Y también que las personas -contribuyentes o noadquieran el hábito de exigir los comprobantes válidos correspondientes, de manera que la carga impositiva sea soportada de manera equitativa por todos.