Universidad Rafael Urdaneta Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales Escuela de Derecho H EC R E D O D A V ER S E R OS S Proceso de Huida y Vuelta de las Personas Jurídicas Estatales al Derecho Administrativo Trabajo Especial de Grado para optar al Título de Abogado, realizado por los Bachilleres: Apruzzese Cianci, Alessio V.-16.833.596 Delgado Morillo, Isabel Cristina V.-17.415.006 Tutora Académica: Dra. Innes Faría Maracaibo, enero de 2007 H EC R E D S E R OS O D A V ER S Proceso de Huida y Vuelta de las Personas Jurídicas Estatales al Derecho Administrativo H EC R E D O D A V ER S E R OS S “…en dónde estamos, en lo que decimos o lo que escondemos? Cuál es la verdadera máscara? La de la conciencia que no puede expresarse o la del juicio ajeno?…” Pablo Neruda H EC R E D O D A V ER S E R OS S A Dios, siempre… A nuestros padres y familiares, por confiar. A nuestra tutora, Dra. Innes Faría, por su incondicional apoyo, confianza y motivación, que hicieron posible la consolidación de este proyecto. A nuestro tutor, Dr. Nestor Amesty, por su valiosa colaboración. Isabel y Alessio H EC R E D O D A V ER S E R OS S A mi tío, Ezequiel Cianci, quien a pesar de su desaparición física, fue el impulso para tomar este camino lleno de éxitos. A mis padres, abuelos y tíos, por su sabia experiencia e incondicional apoyo. A mis amigas, hermanas y ahora colegas, Isa, Vero, Yeny, Sofi y Mari, por compartir las luchas y triunfos en este sendero. Alessio H EC R E D O D A V ER S E R OS S A esas personas que se que forman parte de mis éxitos, porque gracias a la confianza que depositaron en mí, me sentí capaz. A mis padres, sin ellos, nada es posible para mí; a mis hermanas y sobrinos, parte esencial de lo que soy. A Roque, mi complemento, por enseñarme la valentía para no cerrarme las puertas; a la familia Rodríguez Boscán, por tanto. A mis incondicionales amigos: Ale, Yeny, Vero, Sofi y Mari, porque juntos idealizamos este sueño. Isabel Este Jurado aprueba el Trabajo Especial de Grado titulado: “Proceso de Huida y Vuelta de las Personas Jurídicas Estatales al Derecho Administrativo”, que los Bachilleres Apruzzese Cianci, Alessio y Delgado Morillo, Isabel Cristina, presentaron para optar al Título de Abogado. O D A V ____________________ ER SFaría E Dra.R Innes S CHO Tutora S E DER ____________________ Jurado ____________________ Jurado ____________________ Dra. Anabella del Moral ____________________ Econ. Alfredo León Directora de la Escuela de Derecho Decano de la Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales Resumen Apruzzese Cianci, Alessio y Delgado Morillo, Isabel Cristina. Trabajo Especial de Grado. “Proceso de Huida y Vuelta de las Personas Jurídicas Estatales al Derecho Administrativo”. Universidad Rafael Urdaneta, Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales. Escuela de Derecho. Maracaibo, enero de 2007. H EC R E D S E R OS O D A V ER S La potestad organizativa es el poder mediante el cual la Administración Pública establece la forma de organización del ordenamiento jurídico de cada país, creando así figuras subjetivas de Derecho Público, las cuales a través del tiempo han adoptado formas de Derecho Privado, constituyéndose como empresas del Estado, para evadir los controles que se ejercen sobre ellas, configurando de esta manera el fenómeno de la huida del Derecho Administrativo. En los últimos años, en Venezuela se ha profundizado dicho fenómeno, sobre todo en razón de la regulación que le ha venido otorgando la legislación patria. El objetivo general es determinar si las personas estatales de Derecho Privado quedan excluidas de la aplicación del Derecho Público conforme a la Ley Orgánica de la Administración Pública. La presente investigación tiene un carácter documental y es de tipo jurídicopropositiva. Se concluye que en Venezuela no existe un ordenamiento jurídico especial aplicable a las personas jurídicas estatales de Derecho Privado que permita regularlas bajo el ámbito del Derecho Público, estableciéndose así la huida del Derecho Administrativo. Se recomienda incluir en el ordenamiento jurídico venezolano un marco normativo que regule el caso concreto de manera cónsuma, ajustado a las bases y principios establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y de esta manera lograr solventar satisfactoriamente el fenómeno de la huida del Derecho Administrativo en Venezuela. Palabras Clave: Huida del Derecho Administrativo, Vuelta al Derecho Administrativo, Institutos Autónomos, Empresas del Estado. Índice General Epígrafe. Agradecimiento. Dedicatoria. Hoja de Evaluación. Resumen. Índice General. S E R OS O D A V ER S Introducción..............................................................................12 H C E R DE Capítulo 1: Potestad Organizativa de la Administración Pública. 1.1. Potestad Organizativa. La Organización.................................21 1.2. Organización como Elemento Constitutivo de la Noción de Ordenamiento Jurídico........................................................29 1.3. Subjetividad de los Órganos. Autonomía Funcional..................33 1.4. Teoría del Órgano...............................................................34 1.5. Clasificación de los Órganos.................................................37 1.6. Competencia de los Órganos................................................39 1.7. Diferenciación entre Ente y Órgano.......................................42 1.8. Problema de la Personalidad Jurídica de la Administración........44 1.9. La Administración como Ordenamiento Jurídico......................46 Capítulo 2: Régimen Jurídico de las Personas Jurídico-Públicas Institucionales. 2.1. Bosquejo Histórico..............................................................51 2.2. Esferas de Actuación de la Potestad Organizativa....................53 2.2.1. Entes Fundacionales.................................................54 2.2.1.1. Institutos Autónomos...................................54 2.2.1.1.1. Creación......................................55 2.2.1.1.2. Institutos Autónomos Estadales y Municipales..................................56 O D A V ER S 2.2.1.1.3. Ventajas de la Creación.................59 S E R OS 2.2.1.1.4. Autonomía y Autarquía..................59 H C E R 2.2.1.1.5. Personalidad Jurídica y Patrimonio...62 DE 2.2.1.1.6. Control Fiscal................................62 2.2.1.1.7. Fiscalización ejercida por el Ejecutivo Nacional......................................63 2.2.1.1.8. Formación del Patrimonio...............66 2.2.1.1.9. Administración..............................67 2.2.1.1.10. Supresión.................................67 2.2.1.1.11. Prerrogativas del Fisco................68 2.2.1.2. Fundaciones...............................................69 2.2.2. Entes Corporativos..................................................70 2.2.2.1. Universidades.............................................71 2.2.2.1.1. Definición....................................72 2.2.2.1.2. Creación......................................73 2.2.2.1.3. Autonomía...................................74 2.2.2.1.4. Personalidad Jurídica y Patrimonio...76 2.2.2.1.5. Administración..............................76 2.2.2.2. Colegios Profesionales..................................77 2.2.2.3. Academias Nacionales..................................80 2.2.3. Entes Asociativos.....................................................83 2.2.3.1. Empresas Públicas.......................................87 2.2.3.2. El Holding Público........................................91 O D A V ER S Capítulo 3: La Huida del Derecho Administrativo y el Proceso de Recuperación. H EC R E D S E R OS 3.1. La Huida del Derecho Administrativo: Planteamiento del Problema..........................................................................94 3.2. Marco Normativo y Orgánico que Permite a la Administración Pública Eludir la Aplicación del Derecho Administrativo............99 3.3. El Proceso de Huida del Derecho Administrativo General. Caso: Institutos Autónomos y Empresas del Estado.......................103 3.4. La Eficacia como Pretexto, la Exclusión de los Controles como Objetivo..........................................................................123 3.5. La Huida del Derecho Administrativo en España, Ecuador y Colombia.........................................................................128 3.6. La Huida del Derecho Administrativo en Venezuela................136 3.6.1. Durante la Vigencia de la Constitución de 1961..........137 3.6.2. Durante la Vigencia de la Constitución de 1999. Ley Orgánica de la Administración Pública.......................138 3.7. Soluciones y Alternativas al Problema..................................143 3.8. Vuelta de las Personas Jurídicas Estatales al Derecho Administrativo..................................................................147 Conclusiones............................................................................154 Recomendaciones.....................................................................157 Bibliografía..............................................................................160 H EC R E D S E R OS O D A V ER S Introducción La potestad organizativa es una potestad pública que recoge una de las modalidades de la actividad administrativa, presentándose como un poder en manos de la Administración Pública para establecer las formas de organización existentes dentro del ordenamiento jurídico de cada país y la manera como debe ser ejercida. Lo expresado determina O D A V ER S que la actividad organizativa incumbe no sólo a la estructura organizativa, sino los H EC R E D S E entre R OS vínculos ella y los sujetos del ordenamiento, las normas relativas y los hechos de organización. La Administración Pública en ejercicio de esta potestad organizativa crea y regula figuras subjetivas, tales como personas político territoriales, establecimientos públicos, empresas del Estado y personas jurídicas con forma de Derecho Privado constituidas por el Estado, las cuales operan en la esfera del Derecho Público y van a constituir el sustrato del ordenamiento jurídico, el cual adopta una estructura organizativa, mediante la institución de órganos, entes, oficinas y otras reparticiones administrativas, regidas por fórmulas organizativas. Los entes dotados de personalidad jurídica constituyen lo que se denomina la Administración descentralizada institucional, donde destacan los institutos autónomos, los cuales conforme al artículo 142 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela deben ser creados por ley, y que a partir de la promulgación de la Ley Orgánica de la Administración Pública adoptan nuevas normas organizativas de gran importancia. El artículo 236, numeral 20, de la Constitución de 1999 reserva al Poder Ejecutivo la competencia exclusiva y excluyente para establecer los principios y lineamientos de la potestad S O D A V Público sometidos a un severo sistema E deR control. S E R S HO C E Al diversificar DER la función del Estado moderno se penetra en la organizativa del Estado y que, en esencia, son fundamento de Derecho gestión económica, recurriendo para ello a la creación de figuras jurídicas bajo modelos del sector privado, conformadas por las personas jurídicas de Derecho Privado constituidas por el Estado. Estas personas jurídicas se originan en el campo del Derecho Privado, adoptando las formas de asociaciones civiles y fundaciones, y siendo colocadas bajo un régimen estricto de control a través de los medios societarios o fundacionales, es decir, bajo las reglas propias del Derecho Privado. Este tipo de prácticas se han venido profundizando a lo largo de los últimos años en Venezuela, y más aún a partir de la regulación otorgada por nuestra nueva Carta Magna ante la supuesta necesidad de flexibilizar las Administraciones Públicas con el objeto de evadir los controles que la ley pretende sobre las mismas, configurándose lo que conforme a la doctrina administrativa nacional y extranjera se denomina La Huida Administrativo, del usando Derecho la Público técnica de o del Derecho personas jurídicas institucionales con la finalidad de lograr una flexibilización en su funcionamiento, al excluirlos del régimen de Derecho Público al que estaban sometidos y lograr optimizar la consecución de los fines S estatales que tienen asignados, creando de esta manera un derecho singular. La S E R OS H C E R venezolana DE legislación O D A V ER hasta el año 2001 permaneció silenciosa ante este fenómeno, lo cual aparentemente cambió a partir de la promulgación de la Ley Orgánica de la Administración Pública, que en su artículo 106 dispone: “Las empresas del Estado se regirán por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la presente Ley. Las empresas del Estado creadas por ley nacional se regirán igualmente por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la ley”; reconociendo así, para un sector importante de la doctrina venezolana, la existencia de personas estatales de Derecho Privado sujetas al Derecho Privado, lo que hace pensar que se estaría aceptando legalmente la huida del Derecho Administrativo. El objetivo general es determinar si las personas estatales de Derecho Privado quedan excluidas de la aplicación del Derecho Público conforme a la Ley Orgánica de la Administración Pública. Primeramente se debe tomar en cuenta en la evolución de la organización administrativa, el abandono progresivo de las formas clásicas de la Administración Pública, por supuesto, para huir de su régimen jurídico (el de la Administración Pública Central del Estado) y que como fenómeno mundial condujo, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, a la aparición de empresas públicas. O D A V ER S Los institutos autónomos nacen en razón de otorgar mayor S E R OS libertad y autonomía a la realización de los cometidos estatales, H EC R E D dotando de personalidad jurídica de Derecho Público a determinados patrimonios afectados a un fin de utilidad pública, generalmente de carácter económico, industrial y comercial, o de carácter social. Tanto los institutos autónomos como las empresas del Estado han sido formas organizativas propias del Derecho Administrativo pero por supuesto, por la forma jurídica adoptada, se hizo presente, sobre todo en las últimas, el Derecho Privado. En las últimas décadas, y particularmente a partir de 1961 cuando la creación de institutos autónomos, por parte del Poder Ejecutivo se hizo más complicada por la exigencia constitucional de que su creación sólo podía hacerse mediante ley especial para cada caso, comenzó a proliferar el uso de otras formas jurídicas de Derecho Privado, distintas de las societarias, para la gestión descentralizada de actividades públicas, particularmente de orden social y administrativo. Se crearon de esta manera, multiplicidad de asociaciones civiles del Estado en cuya constitución, dirección y financiamiento, en la mayoría de los casos, participaban particulares. Si bien las mismas no ejercen Poder Público, pues en relación a ellas no se produce una transferencia de potestades por ley, sí han O D A V ER S abarcado un amplísimo campo de la gestión social del Estado lo que S E R OS provocó, una huida por parte de estas personas del Derecho H EC R E D Administrativo. Por lo antes expuesto, tanto la doctrina extranjera como la venezolana establecen que es obligatorio preguntar si el resultado, claramente pretendido por el fenómeno de la huida del Derecho Público, es o no legítimo, o más simplemente, jurídicamente posible. En relación a esto, algunos autores extranjeros señalan que existe una reserva de Administración o de Derecho Administrativo, razón por la cual cualquier intento del legislador de eludir esa reserva en favor de entes especiales para someterlos a otro régimen sería inconstitucional. Por su parte, algunos autores venezolanos rechazan la práctica abusiva de transformar entes de Derecho Público en entes de Derecho Privado, con la finalidad de huir de las regulaciones del Derecho Público; aunado a ello, consideran que este fenómeno constituye una excelente pieza en defensa de la legalidad formal y sustantiva, sobre todo en materia de toma de decisiones por parte de la Administración del Estado. La investigación entra en el campo de la tipología Jurídico Descriptiva, pues en vista de la profundización de la huida del Derecho Administrativo en nuestro país se pretende hacer un análisis detallado O D A V ER S de cómo ésta se viene desarrollando en el mismo, para así poder S E R OS establecer cuál es la regulación jurídica que le es aplicable a las H EC R E D personas jurídicas estatales de Derecho Privado conforme a la Constitución y las leyes, así como entrar a analizar una posible vuelta al Derecho Administrativo. Además, la investigación también presenta una tipología Jurídico Propositiva, por cuanto al analizar el proceso de huida y recuperación del Derecho Administrativo en nuestro país, se pretende establecer los principios fundamentales que sirvan para crear una futura legislación que regule la situación planteada satisfactoriamente. El método de investigación utilizado es de tipo documental, pues de esta manera se ha recopilado la información necesaria para fundamentar los objetivos planteados, encontrando dentro de las fuentes utilizadas textos especializados sobre el tema, así como otras fuentes doctrinarias, legislativas y jurisprudenciales, tanto nacionales como extranjeras. Este trabajo de investigación ha sido estructurado en tres capítulos, a saber: el primer capítulo se titula: Potestad Organizativa de la Administración Pública, y en él se establece la definición y el alcance de la misma, así como la subjetividad, teoría, clasificación y O D A V ER S competencia de los órganos, diferenciándolos además de la figura S E R OS subjetiva representada por los entes, concluyendo el mismo con un H EC R E D esbozo del problema de la personalidad jurídica de la Administración y de la Administración como ordenamiento jurídico. El segundo capítulo se titula: Régimen Jurídico de las Personas Jurídico-Públicas Institucionales, en el cual se hace referencia a las esferas de actuación de la potestad organizativa de la Administración Pública, dentro de las cuales se encuentran los entes fundacionales, los entes corporativos y los entes asociativos, explanando cada uno de sus aspectos básicos y fundamentales. El tercer capítulo se titula: La Huida del Derecho Administrativo y el Proceso de Recuperación, y en él se establece el planteamiento del problema de la huida del Derecho Administrativo, al igual que el marco normativo y orgánico que permite que se dé este fenómeno, proyecta la incidencia del mismo en las empresas del Estado y los institutos autónomos, tanto a nivel nacional como internacional, planteando así las posibles soluciones y alternativas al problema y la posibilidad de una vuelta al Derecho Administrativo. Por lo tanto, esta investigación va dirigida al Estado, directamente a los órganos del Poder Público Nacional, en especial al Poder Ejecutivo por ser éste uno de los principales órganos, encargado O D A V ER S de administrar y estructurar los organismos que conforman la Administración Pública, H EC R E D S E mandato R OS por constitucional; y al Poder Legislativo, por ser éste a quien se le otorga la potestad de sancionar el ordenamiento jurídico aplicable a dichos órganos. H EC R E D S E R OS O D A V ER S H EC R E D O D A V ER S E R OS S Capítulo 1: Potestad Organizativa de la Administración Pública 1.1. Potestad Organizativa. La Organización. La actividad administrativa como tal, suele definirse siguiendo a Sayagues, como aquella que tiene por objeto la realización de los cometidos estatales, cuando estos requieren ejecución práctica. 1 La Administración Pública está conformada por un conjunto de S O D A V gradual y específica, de asignan competencias y atribuciones en forma R E S E R S manera que ella constituye HO en todo una estructura organizativa; es así C E R E D como los entes y órganos que se originan de dicha estructura órganos y entes ordenados jerárquicamente, y a los cuales se les organizativa, son creados por mandato constitucional. 2 En la Constitución patria se encuentran establecidos los órganos y entes fundamentales de la Administración Pública tales como la Presidencia de la República, la Vicepresidencia de la República, los Ministerios, las Procuradurías, las Alcaldías y las Gobernaciones. 3 La potestad organizativa es una potestad pública y por tanto se encuentra regida por el Derecho Público, que incumbe a quienes tienen a su cargo ejercicio de funciones dotadas de fuerza autoritaria y de ejecutoriedad, es decir, los poderes públicos; y de este modo, a los 1 Cf. Caballero, Jesús. “La Relación Jurídico Administrativa y las Situaciones Jurídicas de los Administrados” (1). En: Revista de Derecho Administrativo. Edit. Sherwood. Mayo-Agosto. 1999. No. 6. p. 7. 2 Cf. Parra, Galsuinda. Manual de Derecho Administrativo General. Valencia, Venezuela. 2005. p. 23. 3 Ídem. particulares en cuanto ejerzan atribuciones en las que juegan intereses especialmente tutelados por el Estado. 4 La organización es un tema de estudio nuevo en el ámbito del Derecho Público; la noción de organización es una estructura diferenciada en el seno de la comunidad jurídica y social, la cual se expresa en la forma particular de ser de dicha comunidad, en su forma jurídica. 5 O D A V ER S S E R S como el conjunto de facultades de las OSolís Es definida por H Peña C RE E D que goza cada órgano de la Administración Pública para organizarse y establecer así la estructura que va a regir su propia actuación. 6 García-Trevijano dice que organizar es ordenar; la organización ha sido definida como el procedimiento mediante el cual un ente abstracto asume la cualidad de ser sujeto de normas jurídicas; toda organización es el conjunto de un ambiente social en el que se vive y se desarrolla. 7 En sentido jurídico, no es sino el conjunto de normas que regulan las atribuciones, la composición y el funcionamiento de un aparato 4 Cf. Peña, José. Manual de Derecho Administrativo, La Actividad de la Administración Pública: de Policía Administrativa, de Servicio Público, de Fomento y de Gestión Económica (2). Vol. III. Caracas, Venezuela. Tribunal Supremo de Justicia. 2003. p. 559. 5 Ídem. 6 Ídem. 7 Cf. García-Trevijano, José. Tratado de Derecho Administrativo. Madrid, España. Revista de Derecho Privado. 1974. p. 92. administrativo, cuya finalidad esencial es la coordinación entre organismos. 8 Pueden adoptarse sentidos amplios y estrictos de la palabra organización; en el primer significado toda relación entre personas daría lugar a ella, y esto tanto de hecho como de derecho, significado que por ambicioso no dice nada, por lo cual se impone adoptar un O D A V ER S concepto más estricto en el sentido de ser preciso que exista una S E R OS distribución de competencias, unos órganos actuantes en nombre del H EC R E D grupo, unos actos dirigidos a los miembros organizados; pudiendo hablar aún de un sentido superestricto de la organización referido sólo a la competencia de los máximos órganos estatales, los constitucionales. 9 Giannini hace un enunciado de la disciplina que estudia el fenómeno en el ámbito jurídico, esto es, de la llamada Teoría de la Organización, señalando el efecto que la misma comprende a los grupos en cuanto los mismos forman la estructura de la organización, los vínculos entre ella y los sujetos. 10 La grandeza de los aspectos que abarca la organización lleva a considerar en lo que compete a la misma, referida al Estado y 8 Ídem. Ibídem. p. 93. 10 Cf. Rondón, Hildegard. Teoría General de la Actividad Administrativa, Organización, Actos Internos. Caracas, Venezuela. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas Universidad Central de Venezuela y Edit. Jurídica Venezolana. 1981. p. 84. 9 considerada como el centro de autoridad o de fuerza afectiva, que es equiparable en cierta manera con la propia Administración en su concepto orgánico o subjetivo, pero entendida dicha figura subjetiva en la plenitud o concentración de su poder. 11 Desde el ángulo funcional, la organización es el conjunto de actividades mediante las cuales se crean, estructuran, regulan y actúan O D A V ER S las figuras subjetivas que operan en un ordenamiento jurídico; visto S E R OS desde un ángulo normativo, la organización es el conjunto de H EC R E D disposiciones que regulan la estructura y el funcionamiento de las entidades predispuestas para el ejercicio de las funciones públicas; captado desde un enfoque instrumental y estático, se nos presenta como el conjunto de órganos a través de los cuales se materializan los poderes del Estado. 12 Por ello, la organización se conceptúa como la predisposición de los elementos para la obtención de los fines requeridos; organización es, en consecuencia, la estructura en su globalidad, los elementos que la integran, la normativa que la rige, las relaciones que en su interior se establecen y también la modalidad esencial para el logro de los fines propuestos. 13 11 Ibídem. p. 85. Ídem. 13 Ídem. 12 Por lo antes expuesto, se puede entender la existencia de la Teoría de la Organización como una disciplina que, si bien emerge de la noción de empresa privada tomando como meta la productividad y la eficiencia, es pues como se enlaza con el Derecho Administrativo moderno, extendiéndose hacia sus zonas más novedosas como lo es el campo de la intervención del Estado en la economía. 14 O D A V ER S Ahora bien, para saber a quien corresponde la titularidad de la S E R OS potestad organizativa es necesario analizar cada derecho positivo, cada H EC R E D tendencia doctrinal o jurisprudencial, que nos permita dilucidar claramente a quién le corresponde dicha titularidad; pero para ello, es doctrina reiterada de muchos autores que, se necesita primeramente estudiar las fases de creación, establecimiento y puesta en marcha; mediante la creación se procede a dotar de existencia jurídica a la administración, a crear su estructura y competencias. 15 En la siguiente fase se desarrollan los postulados asentados en la primera fase, se distribuyen las competencias conforme a los órganos de la estructura jurídica planteada, y por último se procede a poner en marcha los elementos, tanto materiales como personales, que sean necesarios para su funcionamiento. 16 14 Ibídem. pp. 85-86. Cf. Peña, José. Ob. cit (2). p. 559. 16 Ídem. 15 Sin embargo, actualmente las administraciones públicas se han conducido hacia la división normativa de la potestad organizativa, lo cual la ha dividido entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, atendiendo a las fases antes desarrolladas según García Trevijano. 17 Asimismo, es planteada la tesis acerca de la reserva legal en materia de la potestad organizativa, la cual tiene dos vertientes; una, O D A V ER S que se inclina a pensar que tanto la fase de creación como la del S E R OS establecimiento debe estar regulada en una ley especial o cualquier H EC R E D otro acto con la misma fuerza, y la otra vertiente, que se inclina a pensar que la ley especial deberá regular solamente la fase de creación, dejando al Poder Ejecutivo las dos últimas. 18 La tesis antes expuesta se maneja doctrinariamente en los diferentes países, indistintamente si está prevista legalmente la primera vertiente o la segunda, e igualmente se tendrían que entrar a estudiar las cartas fundamentales de cada país para poder establecer cómo opera en cada caso, pues éstas pueden establecer reservas especiales para algunos órganos de especial relevancia que no se configuren con lo establecido a nivel general dentro del país. 19 Ahora bien, la potestad organizativa en Venezuela es establecida por la Constitución de 1999 con una significativa modificación al 17 Ibídem. p. 560. Ídem. 19 Ídem. 18 criterio que antes asentaba la derogada Constitución de 1961, la cual le reservaba la potestad organizativa en forma absoluta a la ley y que, ahora, nuestra actual Carta Magna plantea en las normas contenidas en los artículos 156, numeral 32, y 236, numeral 20. 20 El artículo 156 de la Constitución patria define como competencia del Poder Público Nacional, diversas materias que guardan relación con O D A V ER S la organización de la Administración Pública en sentido general; tal es S E R OS el caso del numeral 32, que manifiesta que le corresponderá la H EC R E D organización de los órganos del Poder Público Nacional y demás órganos e instituciones nacionales del Estado. 21 Por su parte, el artículo 236 ejusdem, en su numeral 20, esboza que le corresponde al Presidente de la República en Consejo de Ministros, fijar el número, organización y competencia de los ministerios y otros organismos de la Administración Pública Nacional, así como la organización y funcionamiento del Consejo de Ministros, dentro de los principios y lineamientos que señale la correspondiente ley orgánica. 22 Se varió de esta manera, en forma sustancial, el sistema de la Constitución de 1961 que seguía la tradición constitucional iniciada 20 Ibídem. p. 561. Cf. Brewer-Carias, Allan. La Constitución de 1999 Derecho Constitucional Venezolano (5). Tomo II. Caracas, Venezuela. Edit. Jurídica Venezolana. 2004. p. 429. 22 Ídem. 21 desde el siglo XIX, y que rigidizó la organización ministerial que sólo la ley podía determinar. 23 En nuestra Carta Fundamental se encuentran establecidos los órganos y entes fundamentales de nuestra Administración Pública; estos, nombrados anteriormente, constituyen órganos constantes en las Administraciones Públicas nacionales, estadales y municipales. 24 S O D A V que no se originan Diferente es el caso de otrosEórganos R S E R S directamente del mundo HO jurídico, sino que estando prevista su C E R E D existencia en la Constitución o en las leyes, requieren para su existencia en el ámbito normativo de determinados actos administrativos que no sólo los creen y les den validez en el mundo jurídico, sino que les atribuyan sus competencias en forma gradual y específica por la Administración Pública a través de este tipo de actos de carácter sub-legal. 25 Un ejemplo de estos últimos tipos de órganos, es el caso de los Ministerios, los cuales deben ser creados, denominados, organizados y asignadas sus competencias por medio de un decreto presidencial, tal como lo establece el artículo 236, numeral 20 de la Constitución venezolana; la creación de los servicios autónomos sin personalidad jurídica a través de reglamentos autónomos dictados por el Presidente 23 Ídem. Cf. Parra, Galsuinda. Ob. cit. p. 23. 25 Ídem. 24 de la República, conforme al artículo 92 de la Ley Orgánica de la Administración Pública; igualmente la supresión de los referidos órganos y entes deberá realizarse por las mismas autoridades que los crearon. 26 Con lo antes expuesto, se debe concluir que la Administración Pública posee una facultad para organizarse, darse su propia estructura O D A V ER S organizativa, a través de la creación, supresión y modificación de S E R OS órganos y entes, estableciendo así sus competencias específicas y H C E R logrando DE jerarquías, y de esta manera su adaptación a los requerimientos del interés público, como fin fundamental de la misma. 27 1.2. Organización como Elemento Constitutivo de la Noción de Ordenamiento Jurídico. La materia de la organización administrativa constituye en los actuales momentos una de las máximas preocupaciones de todos los ordenamientos jurídicos estatales. 28 El Estado es definido sociológicamente como un conjunto de hombres que gobiernan; para conseguir el concepto jurídico de Estado es necesario agregar el conjunto de normas, es decir, el derecho 26 Ídem. Ibídem. p. 24. 28 Cf. García-Trevijano, José. Ob. cit. p. 82. 27 positivo, lo cual hace que la agregación humana tenga una consciencia jurídica, constituyendo lo que se denomina ordenamiento jurídico. 29 El concepto de ordenamiento jurídico es algo más que un concepto de agregado social porque engloba tres elementos: pluralidad de sujetos, conjunto de normas y organización propia, todos ellos esenciales. 30 S O D A Vun ordenamiento jurídico Santi Romano define al Estado E como R S E R S territorial y soberano, HOlo que significa que el Estado es un C E R E D ordenamiento jurídico en cuanto que tiene los tres elementos anteriormente citados, pero además es territorial, es decir, tiene una pluralidad de fines que pueden ampliarse ilimitadamente, y en esto consiste precisamente su carácter político, desarrollados en un territorio y que integra a cuantos habitan establemente en él. 31 En relación al concepto de ordenamiento jurídico, lo asienta Giannini como un problema de las normas organizativas reguladoras de la organización de los grupos en cuanto deriva del mismo problema de los ordenamientos jurídicos y que, desde el punto de vista didáctico, se 29 Ibídem. p. 83. Ibídem. p. 84. 31 Ibídem. p. 85. 30 puede reconocer un ordenamiento jurídico basado en los siguientes elementos: la plurisubjetividad, la organización y la formación. 32 El primer elemento, está referido a la pluralidad de personas jurídicas que conforman el ordenamiento jurídico dentro del grupo social; el segundo elemento, se refiere a la estructura organizativa que debe realizarse en razón de la plurisubjetividad del ordenamiento, y O D A V ER S que ésta debe adoptar diferentes fórmulas para dicha organización, S E R OS tales como: desconcentración, autonomía y jerarquía; igualmente, este H EC R E D grupo de personas que van a integrar la organización deben estar conformadas de acuerdo a un fin común. 33 Por último, se precisa en razón del elemento de la formación, el cual guarda una gran importancia por ser éste el que enmarca el conjunto de normas que conforman la organización y que igualmente la regulan; estas normas podrán ser autónomas cuando provienen del propio ordenamiento, o heterónomas cuando son creadas de un ordenamiento jurídico para otro ordenamiento; y en otro caso podría ocurrir que sean normas jurídicas en virtud de provenir de un ordenamiento jurídico interno, cuando una parte de las normas son 32 33 Cf. Peña, José. Ob. cit (2). p. 31. Ibídem. pp. 31-32. creadas por el propio ordenamiento, y por otra parte otras son creadas por un ordenamiento externo. 34 Un ordenamiento jurídico es como un concierto, cuyos sonidos proceden de varias voces o instrumentos, pero que deben ser percibidos por todos y cada uno de los asistentes, en sus variadas tonalidades e intensidad, y a cuyos oídos deben llegar fundidos y O D A V ER S armonizados; no se puede expresar más exactamente el concepto de S E R OS organización: la armonización de lo heterogéneo. 35 H C E R DE Partiendo del concepto de organización se quiere llegar al de Derecho Administrativo diciendo que éste último existe siempre que haya una organización, según lo cual ha existido en toda época, porque en todo tipo histórico de Estado ha habido, aunque rudimentariamente, una organización administrativa; por el contrario, esta organización adquiere juridicidad cuanto existe un Derecho Administrativo; es distinta la organización administrativa del Estado liberal y del Estado en que vivimos en la actualidad, así como también es distinta la organización de los tipos históricos de Estado, porque en la actualidad tiene un matiz jurídico, mientras que las antiguas eran ajurídicas. 36 De organización administrativa no se puede hablar sino hasta el siglo XVIII, momento a partir del cual se va a poder hablar de una 34 Ibídem. p. 31. Cf. García-Trevijano, José. Ob. cit. p. 92. 36 Ibídem. pp. 92-93. 35 juridicidad de la organización y de una distribución de competencias y funciones que son características de la misma. 37 El derecho organizatorio estudia la creación de los órganos, su estructura interna y las relaciones entre ellos, el procedimiento de actuación y la incrustación de las personas físicas en las organizaciones. 38 S O D A VFuncional. 1.3. Subjetividad de los Órganos. Autonomía R E S E R S O H C E Viendo DElaRorganización como un elemento subjetivo, ésta tiene como elemento primario al órgano, del cual deriva su propio nombre y noción; se le puede definir como el conjunto de órganos estructurados para la realización de los intereses de un grupo humano gestor de su propia normatividad. 39 Las figuras subjetivas, formas subjetivas, entidades subjetivas o en su denominación más compleja como situación unificada con imputación de relaciones jurídicas, implican cualquier entidad material o inmaterial relevante para un ordenamiento jurídico; de allí que la persona física sea en los ordenamientos jurídicos modernos, donde no pierde nunca su subjetividad, de la misma manera que la persona jurídica; pero al lado de estos entes que constituyen centros 37 Ibídem. p. 93. Ibídem. pp. 93-94. 39 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. pp. 89-90. 38 autónomos de imputación, hay entidades que carecen de tal cualidad. 40 1.4. Teoría del Órgano. La Teoría del Órgano fue creada en el siglo XIX por el jurista alemán Gierke; exponía que el Derecho Constitucional tiene por objeto S O D A V considerado como una realizado por ciertos individuos puede ser R E S E R S manifestación de vida del ser colectivo, y no como una simple HO C E R E D actividad. establecer las condiciones mediante las cuales un acto de voluntad 41 La Teoría del Órgano tiene por objeto explicar por qué la organización administrativa continúa permanentemente a través de los cambios de las personas físicas que actúan para ella; la Administración Pública y, en general, las organizaciones administrativas, sean o no personas jurídicas, no actúan de una manera total, no se manifiestan al exterior totalmente, sino que lo hacen parcialmente a través de unos centros de competencia que imputan su actividad a la organización total. 42 Para Hans Kelsen el proceso primario del órgano del Estado se aprecia desde el punto de vista dinámico; de esta manera, el orden 40 Ibídem. p. 90. Cf. Lares, Eloy. Manual de Derecho Administrativo. Caracas, Venezuela. Edit. Exlibris. 2001. p. 345. 42 Cf. García-Trevijano, José. Ob. cit. p. 169. 41 jurídico estatal es creado en todos sus grados por hombres cuya función creadora es determinada por el orden mismo, a medida que las normas de grado superior van a regir las normas de grado inferior. 43 Desde este punto de vista, el órgano del Estado es al mismo tiempo creador y ejecutor del orden estatal; el órgano legislativo es creador de leyes y ejecutor de la Constitución; O D A V ER y S el órgano administrativo es creador de reglamentos y ejecutor de legislación; así S E R OS pues, el concepto del órgano comprende tanto los legisladores, como H EC R E D los ejecutivos, y por tanto todos los posibles órganos estatales. 44 Para Merkl, el órgano estatal en el sentido más amplio de la palabra, es todo realizador del orden jurídico, en vista de que éste es el que realiza la justicia. 45 En la Teoría del Órgano, a diferencia de la teoría del mandato y de la representación, no aparecen dos personas jurídicas distintas, sino que las personas jurídicas expresan su voluntad por medio de órganos que son parte integrante de ellas mismas, y no sujetos de derecho; por ello en esta teoría las personas jurídicas obran por sí mismas y no a través de intermediarios. 46 43 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 345. Ídem. 45 Ídem. 46 Ibídem. p. 346. 44 Carré de Malberg afirma que la adquisición de la personalidad jurídica por una colectividad queda subordinada, ante todo, a la condición de que dicha colectividad se haya constituido y organizado de forma que asegure en sí la unidad de voluntad, de potestad y de actividad, y es allí donde reside la causa determinante de la personalidad jurídica. 47 O D A V ER S Entre los expositores de esta teoría, se ha observado con S E R OS frecuencia que emplean indistintamente el vocablo órgano para H EC R E D referirse al individuo que desempeña determinada función, esto es, el titular del órgano, o bien a la institución. 48 Es necesario, para evitar confusiones en torno a ello, determinar las dos acepciones del vocablo órgano: existe el órgano-individuo y el órgano-institución. 49 El órgano institución es inseparable de la persona jurídica, forma parte de su propio ser, tiene carácter de permanencia; el órgano institución se manifiesta a través del órgano individuo y su competencia se encuentra señalada por el derecho objetivo. 50 Estos tienen la permanencia de la Constitución o las leyes que los han creado y carecen de personalidad jurídica, por ser órganos de una 47 Ídem. Ibídem. p. 347. 49 Ídem. 50 Ídem. 48 misma persona jurídica, la República; una disposición legal puede convertir un órgano en persona pública, tal como ha ocurrido por ejemplo con el Consejo Nacional Electoral y la Superintendencia de Bancos. 51 Los órganos individuos son las personas físicas o conjunto de personas físicas por medio de las cuales las personas jurídicas O D A V ER S manifiestan su voluntad; son aquellas personas físicas que en un S E R OS momento determinado ejercen la Presidencia de la República, el H EC R E D Ministerio de Interior y Justicia, y demás órganos que conforman la Administración Pública; cada órgano individuo actúa dentro de la competencia del respectivo órgano institución. 52 Estos órganos, a diferencia de los anteriores, son transitorios; la institución llamada Presidencia de la República se conserva en esencia inalterable, aún cuando por dicha institución desfilen individuos investidos, los unos con el carácter de titulares, y los otros en ejercicio provisional de la función. 53 1.5. Clasificación de los Órganos. Los órganos pueden ser según su origen: constitucionales o legales; los primeros son los creados por la Constitución y se pueden 51 Ibídem. pp. 347-348. Ibídem. p. 347. 53 Ídem. 52 nombrar: la Asamblea Nacional, la Presidencia de la República, el Tribunal Supremo de Justicia; los segundos, son aquellos creados por leyes, tales como: el Estado Mayor Conjunto, las Direcciones de los Ministerios o Directorios de los institutos autónomos. 54 Por el número de personas que le están adscritas, los órganos pueden ser: individuales o colegiados; individuales cuando están O D A V ER S formados por una sola persona; los colegiados se constituyen por S E R OS varias personas que concurran a un mismo tiempo y en situación de H EC R E D igualdad en el ejercicio de una determinada función. 55 Por su estructura, los órganos pueden ser: simples o complejos; los órganos simples, sean individuales o colegiados, son unidades indivisibles; los órganos complejos comprenden un conjunto de órganos individuales o colegiados que, bajo ciertos aspectos, permanecen distintos, mientras que otros se configuran como partes que concurren a formar un órgano único. 56 Por su esfera de acción, los órganos pueden ser: externos o internos; los órganos externos son los que ponen a la persona jurídica en relación con otros sujetos de derecho; por el contrario, los órganos internos ejercen una acción limitada en la esfera interna de la propia 54 Ibídem. p. 348. Ídem. 56 Ídem. 55 persona jurídica de la cual forman parte, sin relación con otros sujetos de derecho. 57 Por último, desde le punto de vista de la naturaleza de las atribuciones, los órganos se dividen en: activos, consultivos y de control; los órganos activos son aquellos que contribuyen a formar la voluntad de la identidad jurídica, o están encargados de manifestar su O D A V ER S voluntad de ejecutarla; los órganos consultivos, en cambio, ejecutan S E R OS manifestaciones de inteligencia, ilustran con sus dictámenes el criterio H EC R E D de los órganos activos; por su parte, los órganos de control tienen como misión asegurar la regularidad de los actos de los órganos activos, tanto en su legitimidad, como en su sinceridad. 58 1.6. Competencia de los Órganos. Una misma persona jurídica puede tener numerosos órganos y a cada uno de estos le es atribuida determinada competencia. 59 La competencia está referida al conjunto de funciones que cada órgano está autorizado a ejercer, y éstas pueden ser únicamente las que han sido fijadas por el derecho objetivo; por tanto no podrán ser 57 Ibídem. pp. 348-349. Ibídem. p. 349. 59 Ídem. 58 ejercidas por los agentes administrativos decisiones determinadas, sin una regla atribuida a su competencia. 60 El concepto de competencia del Derecho Público es paralelo al de capacidad del Derecho Privado, ya que ambos significan, la aptitud legal para obrar. 61 S O D A V los órganos administrativos son: la materia, el grado y el territorio. R E S E R S O Hen razón de la materia está constituida por los C E La competencia R DE Asimismo, los factores que van a determinar la competencia de 62 fines que han de perseguirse mediante la actividad de los órganos administrativos. 63 La competencia en razón del grado está relacionada con el principio de jerarquía; en efecto, en cada ramo de la Administración Pública se observan órganos de diferente nivel, en graduación escalonada; las leyes atribuyen a ciertos órganos inferiores determinados asuntos, y en caso de ser interpuestos contra la providencia recaída, recursos de impugnación por ante el superior, correspondiendo a éste facultades para revocar, reformar o conformar le acto impugnado; no podrán conocer de asuntos atribuidos en 60 Ídem. Ídem. 62 Ídem. 63 Ídem. 61 competencia de la materia de ambos, sino con arreglo al orden expresado. 64 La competencia en razón del territorio está ligada con las divisiones o circunscripciones administrativas del territorio nacional, ejerciendo cada órgano, sus funciones dentro del ámbito territorial que le ha sido asignado por el ordenamiento jurídico. 65 S O D A V dispone naturalmente El Estado, dada la diversidad de E susRfines, S E R S de numerosos órganos HO para lograr alcanzar todos ellos C E R E D satisfactoriamente, y en virtud de ello, en ocasiones varios órganos colaboran entre sí para la consecución de los mismos. 66 Para el cumplimiento de tales propósitos, es esencial para el funcionamiento de estos órganos, estar sujetos a un ordenamiento de los órganos inferiores respecto de los superiores, o lo que es igual la supremacía de éstos respecto de aquéllos. 67 La Ley Orgánica de la Administración Pública establece que los órganos de la Administración Pública deben estar jerárquicamente ordenados y relacionados conforme a la distribución vertical de atribuciones en niveles organizativos; los órganos de inferior jerarquía 64 Ibídem. p. 350. Ídem. 66 Ídem. 67 Ídem. 65 estarán sujetos a la dirección, supervisión y control de los órganos superiores. * La necesidad de una buena Administración se verifica con una buena jerarquía administrativa donde haya una voluntad superior que imponga unidad y disciplina en la acción sobre la voluntad inferior. 68 S O D A V cabida respecto de los órganos de la Administración, y no con relación R E S E R S O a los órganos legislativos y judiciales. H C E R DE Estas consideraciones en relación de la jerarquía sólo tienen 69 1.7. Diferenciación entre Ente y Órgano. La Ley Orgánica de la Administración Pública, en su artículo 15 realiza la distinción entre las figuras ente y órgano, según la cual tendrá carácter descentralizada de ente funcionalmente toda con organización personalidad administrativa jurídica propia distinta de la República, de los estados, de los distritos metropolitanos y de los municipios. ** Mientras que, los órganos se configuran como las unidades administrativas de la República, los estados, los distritos metropolitanos y entes públicos a quienes se les atribuyan funciones * Ver artículo 28 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. Ídem. 69 Ibídem. p. 351. ** Ver primer aparte del artículo 15 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. 68 que tengan efectos jurídicos frente a terceros, o cuya actuación tenga carácter preceptivo. * De lo anterior se deduce que los órganos forman parte de la estructura fundamental de la Administración Pública y carecen de personalidad jurídica propia, pues son dependientes de la personalidad jurídica de la República; por el contrario, los entes no se encuentran dentro de la estructura S O Estado, D A ERV fundamental S E R OS del presentando personalidad jurídica propia, ya que a pesar de realizar labores propias H EC R E D del Estado en su función administrativa, éstos actúan separados de la propia Administración desde el punto de vista funcional. ** Igualmente, la precitada ley refiere que los órganos y entes de la Administración Pública se crean, modifican y suprimen por los titulares de la potestad organizativa conforme a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la ley; es decir, que su creación, modificación o supresión se realizaran bajo los mismos medios. *** * Ver último aparte del artículo 15 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. Ver artículo 15 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. *** Ver artículos 16, 17, 18, 19, 20 y 21 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. ** 1.8. Problema de la Personalidad Jurídica de la Administración. Otro de los puntos importantes es dilucidar el problema de la personalidad jurídica de la Administración, la cual es negada por la doctrina imperante y afirmada por otros. 70 Para García de Enterría y Tomás Ramón Fernández, resulta S O D A V en primer lugar, es su criterio, presenta las siguientes características: R E S E R S una personalidad jurídica HO única que abarca la totalidad de su C E R E D organización y función, sin perjuicio de que la unidad se traduzca en indudable la personalidad jurídica de la Administración la cual, según una pluralidad de capacidades jurídicas; en segundo lugar, es una personalidad originaria, no derivada, esto es, no creada por ningún otro sujeto ni dependiente de otra voluntad, ella emana de la Constitución como acto fundación de un ordenamiento; y en tercer lugar, es una persona jurídica superior, utilizándose dicha nota en relación con los demás sujetos no públicos, a los ciudadanos y a las personas con personalidad jurídica privada; igualmente se refiere a la contraposición entre ella y las demás administraciones públicas, las cuales en mayor o menor medida aparecen sometidas a la misma. 71 Siendo considerada la Administración como uno de los órganos esenciales del Estado y siendo considerada como parte integrante del 70 71 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 104. Ídem. Poder Ejecutivo, carece de personalidad, así como los demás poderes carecen de ella. 72 Ahora bien, para García de Enterría y Tomás Ramón Fernández, la Administración Pública, considerada como sujeto activo de potestades administrativas siempre es, en definitiva, una persona jurídica, indicando sin embargo dichos autores, que si se trata de la O D A V ER S Administración central, su personalidad se subsume a la del Estado y si S E R OS se trata de Administración descentralizada la responsabilidad le H C E R al ente autárquico; DE corresponde la Administración dotada de subjetividad es una persona jurídica de Derecho Público estatal, lo que la distingue de las personas jurídico públicas no estatales. 73 Para Rondón de Sansó la tesis expuesta en nada simplifica la problemática de la personalidad jurídica de la Administración y, por el contrario, crea mayores problemas conceptuales, debiendo advertirse que su posición no se aleja de la idea de que la Administración carece de personalidad jurídica, pues al indicar que la misma se subsume al Estado, le resta identidad, por lo que se considera que esta tesis no se adecua a la problemática venezolana. 74 En el sistema venezolano, la Administración Pública puede ser considerada como un centro de referencia que está incorporado a la 72 Ibídem. p. 105. Ídem. 74 Ídem. 73 figura del Estado; ella conforma una organización muy compleja, pero que al mismo tiempo, en base a los principios que la rigen, presenta unidad tanto desde el punto de vista estático como dinámico, pero no posee una subjetividad que la haga distinta del Estado y que le permita contraponerse al mismo. 75 La Administración es una entidad que engloba a todos los O D A V ER S órganos que ejercen la función administrativa del Estado y, como tal, S E R OS el centro de imputación es este último, a menos que en el proceso de H EC R E D descentralización, los órganos no hayan sido revestidos de una subjetividad propia que les otorgue autarquía, lo cual les permitirá sufrir directamente las consecuencias de sus actos. 76 Ahora bien, en lo concerniente al contencioso-administrativo, ha venido apareciendo la Administración Pública como el sujeto pasivo de la relación procesal, como parte, lo que hace concluir que para tener tal carácter tiene que poseer subjetividad jurídica, por lo que para el plano procesal se le debe reconocer tal subjetividad. 77 1.9. La Administración como Ordenamiento Jurídico. Para que pueda hablarse de un ordenamiento jurídico interno es necesario que los órganos establezcan autónomamente en el desarrollo 75 Ibídem. pp. 105-106. Ibídem. p. 106. 77 Ídem. 76 de su poder auto-organización, y para complementar la organización prevista por la ley, sus propias normas internas. 78 La Administración se presenta como un ordenamiento interno en la medida que ella actúa como una estructura orgánica predispuesta para la realización de sus fines específicos; manifestaciones como éstas son las siguientes potestades: potestad sancionatoria, la realizada por O D A V ER S la Administración aplicando sanciones a los sujetos relacionados a ella S E R OS por un vínculo orgánico o de servicio; el ordenamiento administrativo, H EC R E D la actividad contenciosa reconocida en el ámbito de la Administración, realizada por ella cuando decide recursos administrativos, en los cuales existen conflictos de intereses entre los particulares; el ejercicio de la potestad normativa de la Administración, la cual engloba tanto la potestad reglamentaria, como la de emanar normas internas. 79 De allí, la tesis sostenida por Ottaviani, que parte del fundamento institucionalista de Santi Romano, concluye que la Administración Pública es un ordenamiento particular, cuyas manifestaciones más evidentes se encuentran en el ejercicio de las potestades públicas que le son propias; igualmente, tal ordenamiento posee plurisubjetividad, organización y formación. 80 78 Ibídem. p. 107. Ídem. 80 Ibídem. p. 108. 79 Giannini no comparte el criterio antes expuesto y considera que esto es admisible sólo con una visión retrospectiva: la existencia de un ordenamiento organizativo de los poderes públicos, cuando las leyes eran pocas, siendo por el contrario numerosas las prescripciones y las disposiciones internas; y al mismo tiempo el Estado ejercía poderes de control sobre los entes menores, exponenciales distintos al estatal. 81 comprendidos O D A V ER S E R OS por entes S Según el citado autor esta situación ya no se plantea en la H EC R E D actualidad, donde los entes y grupos menores que operan en la colectividad estatal son independientes, no estando sometidos a entes exponenciales ni a directrices del Estado, sino que por el contrario llegan a ser condicionantes del ente mayor. 82 Por otro lado, las normas externas del Estado se encuentran reguladas por las internas; la organización escapa del dominio de las prescripciones internas en buena parte de ellas, y faltaría finalmente una ordenación propia, distinta del ordenamiento general. 83 Se debe señalar que la Administración cambia constantemente en sus formas de organización, en forma tal que es difícil definirla como un núcleo homogéneo, pudiendo realizarse sólo abstractamente una reducción a unidad, si se quiere englobar a todas las múltiples 81 Ibídem. pp. 108-109. Ibídem. p. 109. 83 Ídem. 82 formas que reviste la entidad de los entes públicos, destinadas a atender los fines para los que se han creado; sin embargo, no podrá dejar de hacerse mención a que los órganos centrales se aferran a su posición jerárquica, y en base a ello dictan una serie de disposiciones que, sin ser el ejercicio de la potestad reglamentaria, inciden en las relaciones externas, creando una relación de hecho que no puede ser ignorada. 84 H EC R E D 84 Ídem. S E R OS O D A V ER S H EC R E D O D A V ER S E R OS S Capítulo 2: Régimen Jurídico de las Personas Jurídico-Públicas Institucionales 2.1. Bosquejo Histórico. La esfera de actuación de la potestad organizativa ofrece interesantes incidencias que según Nigro, analizan su evolución. 1 Primeramente durante la Monarquía Absoluta, en la que los poderes del monarca son ilimitados, se concentran en él todas las S O D A V Constitucional, las normas constitucionales pasan a regular una parte R E S E R todo la estructura, la competencia S sobre O de la organización delH Estado, EC R E D y la cooperación de los órganos supremos del Poder Público. potestades; al producirse el paso de la Monarquía Absoluta a la 2 Conforme a este paso la actividad organizativa pasa a ser considerada como no normativa e incluso como actividad no jurídica, es decir, su regulación no es ley material, por cuanto sus reglas se limitan a actuar en el interior de la propia Administración; es por ello que se afirma que las normas de organización deben ser cuidadosamente distinguidas de las normas jurídicas generales. 3 Las normas jurídicas generales se dirigen a todos, tienen como misión prescribir la conducta y por ello se encuentran en contraposición 1 Ídem. Ídem. 3 Ibídem. p. 176. 2 con las normas de organización cuyo fin es la estructura de los cargos y organismos del Estado. 4 Al surgir el régimen republicano y desaparecer o minimizarse la estructura dualista imperante en las monarquías constitucionales, se abre el paso a la teoría de que el parlamento es el mandatario de la soberanía popular expresada mediante la norma legal; es el principio O D A V ER S de legalidad que se impone con toda su fuerza, el principio kelseniano S E R OS y su estructura piramidal, según la cual todo se fundamenta en la ley; H EC R E D pero en realidad la Administración sigue ejerciendo su dominio, imputado a las excepciones de orden consuetudinario. 5 En todos los sistemas en los cuales se sucedieron las fases antes indicadas, se llegó necesariamente al planteamiento de dos tesis fundamentales: la del rigorismo legislativo, que le atribuye al parlamento el poder de organización y la totalidad de su ejercicio; y la tesis que manifiesta que dicho poder tiene su sede natural en el organismo supremo de la Administración. 6 Se puede decir en relación a ambas teorías que la tesis legalista es la que se acerca más a las exigencias del Estado, ya que establece que el poder de organización se rige por las siguientes normas instrumentales: en primer lugar, la constitución; en segundo lugar, por 4 Ídem. Ibídem. p. 177. 6 Ídem. 5 las primarias o de rango legal; y en tercer lugar, por las normas secundarias o de rango sub-legal, que proceden de la Administración. 7 2.2. Esferas de Actuación de la Potestad Organizativa. La organización es una materia compleja y variada en la cual podemos aislar una serie de esferas fundamentales; la primera se S O D A V denomina organización territorial, cuyo contenido versa sobre la R E S E Ren primer lugar, para atender al S O organización político-territorial, H C E R DE sistema constitucional de distribución de los poderes en el ámbito constituye por su aplicación en el ámbito territorial, a la cual se le especial, y en segundo lugar, sobre la ordenación territorial. 8 La segunda esfera está referida a la organización estructural, designación con la cual se alude a las personas subjetivas que actúan en nuestro ordenamiento. 9 Otros puntos importantes podrían ser los que guardan relación con la organización burocrática, que trata del ejercicio de los cargos públicos y de la relación del empleo público y la organización funcional, que alude al establecimiento de principios de la organización en los vínculos intersubjetivos e interorgánicos. 10 7 Ibídem. p. 178. Ibídem. p. 179. 9 Ídem. 10 Ídem. 8 2.2.1. Entes Fundacionales. Son colocados bajo este título todos los entes que nacen de un proceso de desconcentración administrativa, llevado al extremo de dotar a un ente público de patrimonio propio y atribuirle personalidad distinta al organismo central. 11 S O D A V o mediante formas de Derecho Público, como los institutos autónomos, R E S E R S Derecho Privado, como HesOel caso de las fundaciones. C E DER Los entes fundacionales pueden crearse bajo una forma de 12 Su origen radica en la segregación de ciertas funciones de la Administración Pública, dentro de un régimen jurídico que le permite mayor flexibilidad en el manejo de su patrimonio y en su capacidad negocial. 13 2.2.1.1. Institutos Autónomos. La Ley Orgánica de la Administración Pública define a los institutos autónomos como personas jurídicas de Derecho Público de naturaleza fundacional, creadas por ley nacional, estadal o municipal, dotadas de patrimonio propio e independiente de la República, de los 11 Ibídem. p. 210. Ídem. 13 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 513. 12 estados, de los distritos metropolitanos y de los municipios, con las competencias determinadas en la ley que los cree. * Sabiendo que el término instituto autónomo se traslada de la noción de establecimiento público del Derecho francés, éstos no se pueden tratar como equivalentes, ya que a diferencia de Francia, donde actualmente existe una amplia diversidad de establecimientos O D A V ER S públicos, en Venezuela se configura el instituto autónomo como una S E R OS categoría jurídica concreta. 14 H C E R DE 2.2.1.1.1. Creación. Los institutos autónomos en Venezuela fueron previstos por primera vez en la Ley Orgánica de la Hacienda Nacional, dictada el 5 de julio de 1928, específicamente en su artículo 65, e igualmente en las sucesivas reformas de la citada ley. 15 De acuerdo con el artículo 142 de la Constitución de 1999, tal como lo establecía nuestra anterior Constitución en su artículo 230, los institutos autónomos sólo podrán ser creados por la ley. 16 La Ley Orgánica de la Administración Pública establece que la ley que cree un instituto autónomo debe contener: como primer requisito, * Ver artículo 96 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. Cf. Caballero, Jesús. Los Institutos Autónomos (2). Edic. Ampliada y Actualizada. Venezuela. Edit. Jurídica Venezolana. pp. 65-66. 15 Ibídem. p. 70. 16 Ídem. 14 el señalamiento preciso de la finalidad, competencias y actividades a desarrollar; como segundo requisito, la descripción de la integración de su patrimonio y fuentes ordinarias de ingresos; como tercer requisito, la estructura organizativa interna; y como cuarto requisito, los mecanismos de control de tutela. * Anterior a estas Constituciones, la Constitución O D A V ER S de 1953 establecía que los institutos autónomos podían ser creados no sólo por S E R OS ley, sino por mandatos del Poder Ejecutivo, a quien se le facultaba para H EC R E D crear servicios públicos, razón que dio origen a varios de los más importantes organismos del Estado a lo largo de la historia. 17 Ahora bien, el precepto constitucional venezolano actual, establece de manera categórica, que es la ley el único medio idóneo para la creación de institutos autónomos. ** 2.2.1.1.2. Institutos Autónomos Municipales. Estadales y Los institutos autónomos estadales son organismos creados por ley de la Asamblea Nacional y sometidos a la tutela del Gobernador del Estado; en él se encuentran presentes los siguientes elementos: personalidad jurídica de Derecho Público, base fundacional, patrimonio propio, especialidad, autonomía y la tutela y no la subordinación al * Ver artículo 96 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 211. ** Ver artículo 142 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 17 Gobernador, lo que permitirá una cierta independencia respecto a este funcionario, pues lo que se justificaría sería una dependencia administrativa al interior del Estado. 18 La Ley Orgánica de Régimen Municipal en su artículo 43 definía a los institutos autónomos municipales como entidades de carácter público dotadas de personalidad jurídica y patrimonio propio e O D A V ER S independiente del Fisco Municipal y cuyas competencias, atribuciones o S E R OS actividades serán determinadas en la ordenanza que los cree. 19 H C E R DE En sentencia de fecha 30 de mayo de 1966, la extinta Corte Suprema de Justicia de la República de Venezuela conoció del recurso de nulidad de la ley estatal que creó el Instituto Coordinador de Servicios y Obras Comunes del Estado Táchira; la sentencia contiene la declaración de nulidad absoluta y total de la ley impugnada. 20 Según el fallo de la Corte, dentro de la potestad que el artículo 21 de la Constitución de 1961, actualmente derogada, confería a los gobernadores la administración de los bienes del Estado y la inversión del situado constitucional y demás ingresos que le corresponden, como se expresa en el ordinal 3 del artículo 17 de la Carta Fundamental. 21 18 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 343. Ibídem. p. 355. 20 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 516. 21 Ídem. 19 Como se observa, el razonamiento hubiese sido acorde con el ordenamiento jurídico si en el mismo se hubiese explicado que en dicho instituto no se habían establecido nexos de tutela con el Gobernador, pues el mismo constituye la autoridad administrativa que debe tener bajo su coordinación a un instituto autónomo estadal, por lo cual no es posible compartir la tesis expuesta en la sentencia conforme S O D A V en definitiva, en criterio exclusivo, la función de administración,E loR que S E R S de la Corte, impedía conceder HO parte de la función de administración de C E R E D un instituto autónomo. a la cual la Carta Fundamental atribuía al Gobernador, con carácter 22 La Ley Orgánica de Régimen Municipal, actualmente derogada, autorizaba a los Concejos para crear con el voto favorable de las tres cuartas partes de sus miembros, institutos autónomos municipales, encargados de realizar actividades de carácter local. 23 En relación a lo anterior, la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, establece que la creación de institutos autónomos deberá realizarse dada la iniciativa reservada y debidamente motivada del alcalde o alcaldesa, mediante ordenanza. * 22 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). pp. 341-342. Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 517. * Ver artículo 72 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal. 23 2.2.1.1.3. Ventajas de la Creación. Los institutos autónomos son creados obedeciendo a diferentes razones, en vista de que las actividades de carácter financiero, industrial y comercial encomendadas a diversas instituciones, no podrían estar a cargo de órganos centralizados desprovistos de patrimonio y personalidad jurídica propia, pues de este modo los O D A V ER S bienes afectados a estos servicios estarían suscritos al régimen legal S E R OS de la Hacienda Pública Nacional, y consecuencialmente las erogaciones H EC R E D y recaudaciones de fondos se encontrarían sometidas a la regla de la unidad del tesoro, lo que sería contrario y dificultaría sus cometidos. 24 Las tareas de carácter cultural, se justifica perfectamente que sean creadas como institutos autónomos debido a que, de esta forma, se evita la intervención de entes gubernamentales y partidos políticos en el proceso y desarrollo de sus fines culturales y de libertad de cátedra y de investigación. 25 2.2.1.1.4. Autonomía y Autarquía. Esta descentralización institucional que se viene estudiando trata de la cierta independencia conferida a determinados servicios y empresas públicas, a los cuales se dota de personalidad jurídica y 24 25 Ídem. Ídem. patrimonio propio, figuras éstas denominadas por la Constitución y las leyes venezolanas como institutos autónomos. 26 Algunos autores distinguen el concepto de autonomía, que es la facultad que tienen las instituciones para gobernarse o para ejercer actos de soberanía, de la autarquía, referida a la facultad que tienen las entidades descentralizadas para administrarse, con independencia O D A V ER S de los poderes centrales o estadales; en tal sentido, si a una persona S E R OS autárquica se le confiere, además de la facultad de administrarse que H EC R E D ya tiene, la de crear sus propias normas, se transforma en una verdadera persona autónoma. 27 La doctrina calificada considera la denominación de institutos autónomos como errada, pues autonomía significa facultad de darse leyes a sí mismo y tales institutos no poseen tal facultad, por cuanto éstos se rigen por leyes o decretos emanados de autoridades superiores, y que por tanto sería más adecuada la denominación de autárquicos, pues la autarquía está referida a la facultad de administrarse a sí mismo. 28 En este sentido, ha descrito Giannini que el término autonomía no tiene una connotación precisa, pues con él se indica la situación de una persona que goza de cierta libertad en relación a otra; del campo 26 Ibídem. p. 518. Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). pp. 73-74. 28 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 518. 27 del derecho ha pasado al vocabulario no jurídico, perdiendo el significado de especie y asumiendo el de género, por lo cual el término autonomía ha de ir acompañado siempre de un adjetivo que distinga conceptos diversos. 29 De acuerdo a lo expuesto, ningún sentido tiene afirmar que los institutos autónomos no sean efectivamente autónomos pues, como O D A V ER S señala Moles, el vocablo ha desbordado su recipiente originario, sin que su etimología H EC R E D significado. 30 E aS proporcionar R OS contribuya hoy su exacto En consecuencia, no se cree que deban variarse los vocablos empleados por el legislador, sino más bien interpretarlos; así, la noción de autonomía que parece derivarse de los institutos autónomos debe ser interpretada como autonomía de decisión; bajo este punto de vista Sayagués señala a los órganos descentralizados como actuando con una autonomía más o menos amplia, al disponer de poderes de decisión de grado variable, y la doctrina francesa emplea la palabra autonomía para señalar la capacidad de autodeterminación de los organismos descentralizados. 31 29 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 74. Ídem. 31 Ibídem. p. 75. 30 2.2.1.1.5. Personalidad Jurídica y Patrimonio. El elemento personalidad jurídica se encuentra presente en todos los institutos autónomos; no se concibe por tanto un instituto autónomo no dotado de personalidad jurídica. 32 Se configuran como caracteres esenciales de todo instituto S O D A V Nacional; por ello que distinto e independiente de la Hacienda Pública R E S E R S se diga que los institutos HOautónomos son sujetos de derecho, capaces C E R E D de adquirir derechos, contraer obligaciones y comparecer en juicio autónomo estar provistos de personalidad jurídica y patrimonio propio, como actores y como demandados. 33 De esta manera existe una total separación entre el patrimonio de cada instituto autónomo y la Hacienda Pública Nacional; de esto se deduce que los bienes que sean aportados por el gobierno nacional a dichos institutos autónomos dejan de ser parte del patrimonio de la nación, pues dicho aporte comporta una enajenación. 34 2.2.1.1.6. Control Fiscal. Todo lo competente a la administración de los institutos autónomos se encuentra sometido a la fiscalización de la Contraloría General de la República, salvo lo dispuesto en leyes especiales; dicho 32 Ibídem. p. 66. Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 518. 34 Ídem. 33 control podrá ejercerse por medio de controles periódicos o de la instalación de unidades permanentes de control de los mencionados institutos; igualmente podrá realizar todos los estudios e investigaciones que estime necesarios para examinar la gestión financiera de los mismos. 35 Asimismo, los institutos autónomos se O D A V ER S encuentran comprometidos a presentar a la Contraloría General de la República, S E R OS dentro del plazo que ésta fije, contado a partir del cierre de sus H EC R E D ejercicios, un balance general y estado de ganancias y pérdidas de ejecución presupuestaría. 36 Finalmente los resultados de las investigaciones realizadas por la Contraloría General de la República, son comunicados al Ejecutivo y a la Asamblea Nacional, sin perjuicio de los correctivos que pueda realizar la misma Contraloría. 37 2.2.1.1.7. Fiscalización Ejercida por el Ejecutivo Nacional. La autonomía que la ley concede a los institutos autónomos tiene por objeto el cumplimiento de sus fines de la manera más adecuada, 35 Ibídem. p. 521. Ídem. 37 Ídem. 36 pero ellos se encuentran vinculados a la Administración Pública por formar parte de ella. 38 La Administración central ejerce entonces funciones de coordinación y control sobre los institutos autónomos; tales funciones son variables de acuerdo a lo previsto en la ley de creación del instituto que se trate, pero puede decirse que se trata de un control de tutela, O D A V ER S término éste que, no obstante su vaguedad, permite contraponerlo a la S E R OS noción de jerarquía; el instituto autónomo escapa a la subordinación H EC R E D jerárquica propia de los órganos que integran la Administración Pública central. 39 Dicha fiscalización depende de lo estipulado para cada caso según lo que exprese el estatuto regulador de la entidad; por lo tanto, la fiscalización ejercida por medio de la tutela administrativa depende en tanto esté estipulado en el derecho objetivo que lo consagre. 40 Es por tanto, que para apreciar la tutela administrativa ejercida sobre cada instituto es necesario consultar la ley o decreto que regule a cada uno en particular para que por medio de su derecho objetivo se pueda conocer qué tipo de fiscalización les abarca. 41 38 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 75. Ídem. 40 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 521. 41 Ídem. 39 Los poderes de la Administración central sobre los institutos autónomos pueden revestir diversas formas: orientaciones generales, fijación de políticas, autorización para celebrar contratos que excedan de determinadas sumas, exigencia de cuentas e informes periódicos, aprobación del programa de acción y de los presupuestos anuales, decisión de los recursos jerárquicos que se interpongan contra sus S decisiones y, sobre todo, una de vital importancia, la designación de O D A V ER S E R OS sus órganos de dirección. 42 En H C E R del grado DE virtud de sometimiento de los organismos autónomos a la Administración central, algunos autores, en el derecho extranjero, han abandonado la teoría de la tutela, aceptando que las relaciones de los entes funcionalmente descentralizados con la Administración central sólo pueden explicarse sobre la base de la existencia de una relación de integración directa entre el ente y la Administración; los organismos autónomos son así utilizados como medios o instrumentos para la realización de determinadas funciones; también se ha calificado la relación como dependencia, aclarándose que no se trata de una dependencia jerárquica. 43 En nuestro país, el dato de la personalidad jurídica excluye cualquier relación de jerarquía, pues ésta supone una identidad de competencia entre los órganos ligados por ella; el instituto autónomo 42 43 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 76. Ídem. tiene una competencia que no es formalmente la del ministerio de adscripción y que no puede ser asumida por éste. 44 Una de las formas de vinculación entre el instituto autónomo y la Administración central, se verifica a través de la figura que tiene a su cargo adscripción; se trata de una nota característica de los institutos autónomos: su adscripción a un determinado ministerio; ésta permite O D A V ER S la vinculación entre el instituto autónomo y el ministerio que tiene a su S E R OS cargo el sector donde el instituto autónomo opera, lo cual implica el H EC R E D ejercicio de la llamada tutela técnica. 45 2.2.1.1.8. Formación del Patrimonio. Como regla general se puede decir que los institutos autónomos se constituyen a través del patrimonio de la nación pero que, después de iniciadas las operaciones, dicho patrimonio puede aumentar a partir de su creación, bien por el aporte de la misma nación, de personas jurídicas o naturales, y en virtud de las ganancias obtenidas debido las negociaciones realizadas. 46 El hecho de que la ley cree el instituto autónomo y sea con posterioridad que le son asignados los fondos para que funcione, se trata de un mecanismo de carácter meramente operativo que no oculta 44 Ídem. Ibídem. pp. 76-77. 46 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 522. 45 el elemento primordial del instituto autónomo, constituido por la masa de bienes que le permitirá funcionar. 47 2.2.1.1.9. Administración. Los institutos autónomos son administrados en su mayoría por cuerpos colegiados designados libremente por el Ejecutivo Nacional; S O D A Ves ejercido por órganos universidades nacionales, cuyo gobierno R E S E R S O surgidos, casi en suHtotalidad, de diferentes sectores de la vida C E R E D universitaria. pero se presentan distinciones, como por ejemplo el caso de las 48 La designación de los administradores depende del Ejecutivo Nacional, quien ejerce un control amplio sobre el organismo por diversas vías, siendo casi inexistentes los mecanismos de control por parte de los miembros. 49 2.2.1.1.10. Supresión. Anteriormente la supresión de un instituto autónomo podía ser acordada por el Ejecutivo Nacional en receso de la Asamblea Nacional, y así fueron suprimidos varios institutos autónomos en Venezuela. 50 47 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 67. Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. pp. 522-523. 49 Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 67. 50 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 524. 48 Ahora bien, la Ley Orgánica de la Administración Pública establece que los institutos autónomos únicamente podrán ser suprimidos por ley especial, la cual deberá establecer las reglas básicas de la disolución. * Esto último deviene de la consecuencia lógica del mandato constitucional conforme al cual los mismos no pueden crearse sino por orden de la ley. 51 O D A V ER S S E R OS Prerrogativas del Fisco. 2.2.1.1.11. H C E DER Conforme a la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Nacional, los institutos autónomos gozarán, en cuanto a su patrimonio, de las prerrogativas del Fisco nacional, a menos que siguiendo a sus leyes o reglamentos se acuerden otras especiales. 52 En algunas leyes o decretos orgánicos que regulan a los institutos autónomos, se otorga a éstos la totalidad de los privilegios que al Fisco acuerda la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Nacional, tal como lo contempla el artículo 14 de la Ley de Universidades; en otros casos, sólo se otorgan algunas de estas prerrogativas y en muchos estatutos no se consagra privilegio alguno. 53 * Ver artículo 99 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. Ídem. 52 Ídem. 53 Ibídem. pp. 524-525. 51 2.2.1.2. Fundaciones. Las fundaciones son consideradas como entes privados, aún cuando su constitución derive de la voluntad de una persona pública que puede ser el Estado, o de otra de cualquier naturaleza, que puede ser tanto territorial como institucional. 54 S O D A V fundaciones del Estado los patrimonios afectados a un objeto de R E S E R científico, benéfico o social, en cuyo S O utilidad general, artístico, literario, H C E R DE acto de constitución participa la República, los estados, los distritos La Ley Orgánica de la Administración Pública establece que son metropolitanos, los municipios o algún ente descentralizado, siempre que su patrimonio inicial se realice con aportes del Estado en un porcentaje mayor al cincuenta por ciento. * La creación de las fundaciones del Estado será autorizada por el Presidente de la República en Consejo de Ministros, gobernadores o alcaldes, según corresponda, mediante decreto o resolución, y las mismas adquirirán su personalidad jurídica con la protocolización de su acta constitutiva en la Oficina Subalterna de Registro correspondiente a su domicilio. ** 54 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 213. Ver artículo 108 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. ** Ver artículo 109 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. * Estos entes fundacionales son creados para atender fines culturales, y entre ellos, los que se ocupan de la formación de recursos humanos; de este modo la ley orgánica respectiva debe indicar en forma expresa la facultad de los municipios para crear este tipo de entes. 55 Esta misma naturaleza le es reconocida a los estados, para lo O D A V ER S cual debe reconocérsele a los mismos la facultad para crearlos y modificarlos. 56 S E R OS H C E R DE Las fundaciones del Estado se rigen por el Código Civil y demás normas aplicables. * 2.2.2. Entes Corporativos. Los entes corporativos, también conocidos como establecimientos públicos corporativos, se caracterizan por la presencia de un sustrato personal que da a los mismos un carácter diferente al de simples dependencias administrativas descentralizadas; la naturaleza de los fines que persiguen, exige que los mismos no sólo estén dotados de autonomía, sino además de la posibilidad de elegir sus autoridades. 57 55 Ídem. Ídem. * Ver artículo 112 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. 57 Cf. Brewer-Carias, Allan. Principios del Régimen Jurídico de la Organización Administrativa Venezolana (7). Caracas, Venezuela. Edit. Jurídica Venezolana. 1994. p. 119. 56 En esta categoría se incluye a las Universidades Nacionales, a los Colegios Profesionales y a las Academias Nacionales. 58 2.2.2.1. Universidades. La educación se encuentra consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como un derecho humano y un S O D A Va todas las corrientes del servicio público fundamentado en el respeto R E S E R S pensamiento, teniendo como finalidad primordial el desarrollo del HO C E DER deber social fundamental; igualmente hace referencia a ella como un potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en la sociedad. * La Ley Orgánica de Educación instituye que el sistema educativo está referido a un conjunto orgánico integrador de políticas y servicios que garantizan la unidad del proceso educativo, tanto escolar como extra escolar y su continuidad a lo largo de la vida de la persona mediante un proceso de educación permanente. ** La legislación referida establece que el sistema educativo venezolano comprende varios niveles, dentro de los cuales se pueden 58 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 213. Ver artículo 102 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. ** Ver artículo 14 de la Ley Orgánica de Educación. * ubicar: la educación preescolar, la educación básica, la educación media diversificada y profesional y la educación superior. * Asimismo, establece la Ley Orgánica de Educación que son institutos de educación superior, las universidades, los institutos universitarios pedagógicos, politécnicos, tecnológicos y colegios universitarios y los institutos de formación de oficiales de las Fuerzas O D A V ER S Armadas; los institutos especiales de formación docente, de bellas S E R OS artes y de investigación; los institutos superiores de formación de H EC R E D ministros del culto; y todos aquellos que tengan los propósitos y se ajusten a los requerimientos que establezca la ley especial. ** 2.2.2.1.1. Definición. Las Universidades son instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales. *** Estas universidades pueden calificarse de acuerdo a su autonomía funcional en universidades autónomas y universidades nacionales experimentales. 59 * Ver artículo 16 de la Ley Orgánica de Educación. Ver artículo 28 de la Ley Orgánica de Educación. *** Ver artículo 2 de la Ley de Universidades. 59 Ibídem. p. 214. ** Parte de la doctrina afirma que entre los institutos autónomos se encuentran las universidades nacionales, por ser órganos de la Administración Pública nacional, creados por el Estado, dotados de personalidad jurídica y patrimonio propio, investidos de autoridad y encargados de cumplir cometidos estatales. 60 2.2.2.1.2. Creación. S O D A V establece que las El artículo 8 de la Ley de Universidades R E S E R S universidades nacionales HOadquirirán personalidad jurídica desde el C E R E D momento de la publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, del decreto del Ejecutivo Nacional mediante el cual se creen. * Respecto a la potestad de crear universidades existe un conflicto en nuestro ordenamiento jurídico positivo, por cuanto el artículo 8 de la Ley de Universidades atribuye la potestad de creación a un acto del Poder Ejecutivo; sin embargo, el artículo 142 de la Carta Magna venezolana establece que los institutos autónomos podrán crearse únicamente por ley. 61 En el sistema venezolano se ha considerado que todos los entes públicos no territoriales son equiparables a la figura de los institutos 60 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 527. Ver artículo 8 de la Ley de Universidades. 61 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 214. * autónomos, razón por la cual su creación está sometida a la reserva legal; la creación de universidades debe quedar librada a la potestad legislativa, por lo que debería establecerse en una ley que regule a los entes públicos institucionales en general. 62 La distinción entre instituto autónomo y universidades nacionales de acuerdo a la forma de creación radica en que los primeros requieren O D A V ER S ser creados por ley, y las segundas mediante decreto. 63 S E R OS Autonomía. 2.2.2.1.3. H C E DER La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que el Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio, y que las universidades autónomas se darán sus propias normas de gobierno, funcionamiento y administración de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos determine la ley; por otra parte, se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. * Por su parte, la Ley Orgánica de Educación establece que los institutos de educación superior tendrán la autonomía que, de acuerdo con su naturaleza y funciones, les confiera la ley especial; el Consejo 62 Ídem. Cf. Caballero, Jesús. Ob. cit (2). p. 68. * Ver artículo 109 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 63 Nacional de Universidades, puede dictar las normas administrativas y financieras que juzgue necesarias, en su condición de organismo coordinador de la política universitaria, las cuales serán de estricto cumplimiento por parte de todos los institutos de educación superior. * Asimismo, la Ley de Universidades reconoce a las universidades nacionales el ser autónomas; dicha autonomía O D A V ER se S encuentra establecida en el artículo 9 del mencionado instrumento normativo, S E R OS reconociéndole así: en primer lugar, autonomía organizativa, en virtud H EC R E D de la cual pueden dictar sus normas internas; en segundo lugar, autonomía académica, que les permite planificar, organizar y realizar los programas de investigación, docentes y de extensión que fueren necesarios para el cumplimiento de sus fines; en tercer lugar, autonomía administrativa, para elegir y nombrar sus autoridades y designar su personal docente, de investigación y administrativo; y en cuarto lugar, autonomía económica y financiera, para organizar y administrar su patrimonio. 64 2.2.2.1.4. Personalidad Jurídica y Patrimonio. La Ley de Universidades establece en su artículo 12 que las universidades nacionales tienen personalidad jurídica y patrimonio propio, distinto e independiente del Fisco Nacional. Igualmente, * Ver artículo 30 de la Ley Orgánica de Educación. Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. pp. 214-215. 64 instituye que dicho patrimonio estará integrado por el conjunto de bienes que le pertenezcan o que puedan adquirir las mismas por cualquier título legal. * Los bienes de las universidades nacionales no se encuentran sometidos al régimen de los bienes nacionales establecido por la Ley Orgánica de la Hacienda Pública Nacional; los ingresos y egresos que O D A V ER S puedan tener estos organismos no están considerados como rentas o S E R OS gastos públicos, ni están sometidos al Régimen del Presupuesto H EC R E D Nacional, y su fiscalización será hecha por parte de los funcionarios designados por el Consejo Nacional de Universidades. ** La Ley de Presupuesto debe incluir anualmente una partida destinada a las universidades nacionales, cuyo monto global no debe ser menor del uno y medio por ciento del total de rentas que presupongan en la mencionada ley. *** 2.2.2.1.5. Administración. La Ley Orgánica de Educación establece que el Consejo Nacional de Universidades o el organismo que al efecto se creare, puede dictar las normas administrativas y financieras que juzgue necesarias, en su condición de organismo coordinador de la política universitaria, las * Ver artículo 12 de la Ley de Universidades. Ver artículo 14 de la Ley de Universidades. *** Ver artículo 13 de la Ley de Universidades. ** cuales serán de estricto cumplimiento por parte de todos los institutos de educación superior. * La Ley de Universidades establece como una de las funciones del Consejo Nacional de Universidades velar por la correcta ejecución de los presupuestos de las universidades nacionales, para lo cual debe designar controles internos en cada una de ellas; estos funcionarios O D A V ER S tendrán la obligación de presentar informes periódicos ante el Consejo S E R OS Nacional de Universidades. ** H C E R DE2.2.2.2. Colegios Profesionales. “La colegiación profesional…es la figura en virtud de la cual, mediante disposición legal, se crean organismos integrados por los profesionales de carreras específicas los cuales pasan a ser rectores del ejercicio que tales profesionales realizan.”. 65 El artículo 105 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que por medio de la ley se va a regular todo lo referente a las profesiones que requieren título y las condiciones que deben cumplirse para ejercer dichas profesiones, colegiación. *** * Ver artículo 30 de la Ley Orgánica de Educación. Ver numeral 9 del artículo 20 de la Ley de Universidades. 65 Ibídem. p. 217. *** Ver artículo 105 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. ** incluyendo la La disposición anterior contiene tres preceptos, a saber: en primer lugar, por determinación de la ley algunas profesiones no podrán ser ejercidas sino por aquellas personas que tengan títulos; en segundo lugar, las condiciones en que cada profesión pueda ser ejercida, serán determinadas por la ley; y en tercer lugar, la ley podrá imponer como condición obligatoria para el ejercicio de una profesión, S O D A V pueden ser establecidas limitaciones a la libertad del trabajo que sólo R E S E R S legalmente. HO C E DER la inscripción en el respectivo colegio; se presentan como tres 66 Ahora bien, en todas las leyes que regulan el ejercicio de las profesiones en Venezuela, se instituyen los colegios profesionales, que son organismos profesionales que tienen a su cargo la disciplina del gremio. 67 Los colegios profesionales son órganos de reglamentación profesional y entidades disciplinarias para cuyo ejercicio la ley otorga la potestad o facultad que les permite imponer sanciones. 68 Cada colegio está investido por la ley de facultades para adoptar medidas disciplinarias, como imponer amonestaciones, multas o 66 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 532. Ídem. 68 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 217. 67 suspensión temporal en el ejercicio de la profesión, todo esto con la finalidad de dar cumplimiento a su cometido. 69 Además de los colegios profesionales, las leyes que regulan el ejercicio de las profesiones en Venezuela establecen la existencia de federaciones, las cuales van a estar integradas por la totalidad de los colegios profesionales existentes en el país. 70 S O D A V las federaciones, Tanto los colegios profesionales, como R E S E R S O encuentran dotados de jurídica. Hpersonalidad C E DER se 71 La potestad de creación de los colegios profesionales y de las federaciones correspondientes, es competencia única y exclusiva del legislador, por cuanto la función de dichos colegios y federaciones es limitativa a la facultad del libre ejercicio profesional; por esta razón, únicamente la ley puede establecer la regulación de la mencionada actividad y determinar el órgano que ha de efectuar la función contralora sobre dichas figuras subjetivas. 72 Los colegios profesionales no se encuentran sometidos a control de tutela y disfrutan de facultades de recaudación de cuotas obligatorias con respecto a sus miembros; estos establecimientos profesionales no forman parte de la estructura general del Estado, 69 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 532. Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 217. 71 Ídem. 72 Ibídem. p. 218. 70 razón por la cual conforman personas jurídicas de Derecho Público no estatales. 73 No existe entre los juristas un acuerdo pleno al momento de calificar la naturaleza jurídica de estos organismos profesionales; el Consejo de Estado francés ha determinado que la función que cumplen los mencionados organismos, es decir, la reglamentación y la disciplina O D A V ER S de la profesión, constituye una misión de servicio público, de lo cual ha S E R OS deducido la doctrina que las decisiones reglamentarias tomadas por H EC R E D ellos, tales como la elaboración de normas de ética profesional, o individuales, como las relativas a las inscripciones en los colegios, son actos administrativos, los cuales son susceptibles ser impugnados mediante el recurso contencioso de nulidad, y que las decisiones disciplinarias pueden ser objeto de recurso ante los tribunales administrativos. 74 2.2.2.3. Academias Nacionales. “Las academias nacionales son corporaciones sujetas a un régimen de derecho público, o lo que es igual, son personas o entidades públicas.”. 75 73 Cf. Brewer-Carías, Allan. Ob. cit (7). pp. 119-120. Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. pp. 532-533. 75 Ibídem. p. 534. 74 En la actualidad existen seis academias en Venezuela, a saber: la Academia de Ciencias Políticas y Sociales; la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales; la Academia Nacional de Medicina; la Academia de Ciencias Económicas; la Academia Nacional de la Historia; y la Academia Venezolana correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua; las primeras cuatro se encuentran reguladas S por leyes, a diferencia de las dos últimas, que se encuentran regidas por decretos. 76 H EC R E D S E R OS O D A V ER Las academias públicas que existen en Venezuela han sido creadas, algunas por leyes y otras por decreto, sin hacer la mención en forma expresa que dichos organismos poseen personalidad jurídica y patrimonio propio, a pesar de la indicación en algunos textos de que constituyen una corporación. 77 El único instrumento normativo que reconoce la personalidad jurídica a una academia es la ley que crea la Academia de Ciencias Económicas, a diferencia de los demás decretos y leyes que crean las demás academias; pero la calificación que se le hace de corporaciones dada a cuatro de ellas y la referencia que se hace a la Academia Venezolana de la Lengua como organismo en proceso de formación, hace pensar que en los mencionados textos normativos existe un 76 77 Ibídem. p. 533. Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 215. reconocimiento implícito de la personalidad jurídica de cada una de las academias nacionales. 78 En todo caso se les atribuye una subjetividad propia y la doctrina se ha manifestado de forma unánime al reconocerles el carácter de entidades públicas que buscan el desarrollo de la disciplina intelectual a la cual está dedicada cada una. 79 S O D A V finalidad propender al Las academias nacionales tienen por R E S E R S Ola disciplina intelectual a la cual se dedica desarrollo y progresoH de C E R E D cada una de ellas, con independencia de los órganos del Estado. 80 Los únicos nexos existentes entre las academias nacionales y el Poder Público son la obligación del Estado de sostenerlas de forma financiera, y la obligación de dichas corporaciones de emitir sus opiniones, al ser consultadas por el gobierno, sobre las materias propias de cada academia. 81 Las academias nacionales no se encuentran investidas de autoridad, pues no forman parte de la administración centralizada, al 78 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. pp. 533-534. Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 215. 80 Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 534. 81 Ídem. 79 no ser dependencias de la Presidencia de la República ni de ningún Ministerio, ni son tampoco institutos autónomos. 82 Las mencionadas corporaciones no se encuentran dentro del marco organizacional mediante el cual el Estado venezolano ejerce funciones inherentes al Poder Público; se les considera, al igual que los colegios profesionales, como entidades públicas no estatales. 83 S O D A V Los acuerdos y resoluciones de las academias nacionales pueden R E S E R contencioso de anulación, por S O ser impugnados mediante recurso H C E R DE considerarse que estos organismos realizan funciones administrativas en el campo de la cultura y la ciencia. 84 2.2.3. Entes Asociativos. La principal característica de estos establecimientos surge en que siendo personas jurídicas de Derecho Público, se constituyen por mandato expreso de la ley de su creación bajo la forma de sociedades por acciones, para permitir, en principio, la participación de capital privado en su funcionamiento. 85 82 Ídem. Ídem. 84 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 216. 85 Cf. Brewer-Carias, Allan. Ob. cit (7). p. 120. 83 Las figuras asociativas existentes en Venezuela revisten tres modalidades básicas que son: las sociedades civiles, las compañías anónimas y las sociedades de responsabilidad limitada. 86 Las sociedades civiles, es decir, las personas jurídicas de Derecho Privado, sin fines de lucro, constituidas y reguladas por el Código Civil, han sido utilizadas por el Estado y por otros entes públicos con la O D A V ER S participación de particulares, para lograr objetivos comunes a ambos. 87 S E R La Ley OrgánicaH deO laS Administración Pública establece que serán C E R E D asociaciones y sociedades civiles del Estado, aquellas en que la República o su ente descentralizado funcionalmente, posean el cincuenta por ciento o más de las cuotas de participación. * “Las sociedades de responsabilidad limitada regidas por el Código de Comercio también constituyen una forma asociativa existente en el derecho venezolano, aún cuando no se le haya utilizado muy a menudo.”. 88 La compañía anónima es la forma asociativa más empleada, la cual es regulada esencialmente por el Derecho Privado; entre las compañías anónimas actualmente existentes en las cuales juegan intereses públicos, se distinguen las siguientes modalidades: la 86 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 218. Ídem. * Ver artículo 113 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. 88 Ídem. 87 compañía anónima como forma de una persona pública; la compañía anónima como forma de establecimientos bancarios regidos por leyes especiales; y la compañía anónima como forma jurídica específica de las empresas del Estado y de las sociedades de economía mixta. 89 Ahora bien, por lo que respecta a la compañía anónima como forma de una persona pública, se alude esencialmente al Banco Central O D A V ER S de Venezuela definido en el artículo 1 de su ley reguladora como una S E R OS persona jurídico pública con la forma de compañía anónima. 90 H C E R DE Por su parte, la categoría como forma de referida a las compañías anónimas establecimientos bancarios regidos por leyes especiales, está integrada por las sociedades creadas por el Estado para realizar operaciones bancarias; las leyes que rigen a este tipo de establecimientos tiene aplicación preferente a la legislación bancaria y a la mercantil. 91 La tercera de las categorías está referida a las empresas del Estado y a las sociedades de economía mixta. El alcance de la denominación empresas del Estado es muy variable, ya que el Derecho positivo venezolano no presenta una definición unívoca de lo que ha de entenderse por tal. El Estatuto Orgánico del Desarrollo de 89 Ibídem. p. 219. Ídem. 91 Ídem. 90 Guayana, establece que las empresas del Estado son aquellas sociedades en las cuales éste tiene la totalidad del capital. 92 Por su parte, la Ley sobre representación de los Trabajadores en los Institutos Autónomos y Empresas del Estado y el Decreto No. 1.293, del 25 de noviembre de 1975, creador del Registro Nacional de Empresas y Participaciones del Estado, definen las empresas del Estado O D A V ER S como aquellas en las cuales el Estado detenta más de la mitad del capital social. 93 S E R OS H C E R DE Se debe recordar que al término empresa del Estado, se le ha dado un sentido exclusivamente socio-económico, entendiéndose por tal a cualquier organismo de la Administración descentralizada que tenga a su cargo la realización de funciones estatales de carácter económico; de esta manera, no sólo se incluyen en tal noción a las sociedades mercantiles del Estado, sino a los institutos autónomos que tienen una finalidad económica-financiera. 94 Ahora bien, en sentido técnico-jurídico el término únicamente engloba a las formas establecidas en el Código de Comercio, con lo cual se tendría que descartar la inclusión de las figuras que nacen y 92 Ídem. Ibídem. pp. 219-220. 94 Ibídem. p. 220. 93 son regidas por el Derecho Público, como es el caso de los institutos autónomos. 95 2.2.3.1. Empresas Públicas. Las empresas del Estado son compañías anónimas en las cuales el Estado, en sentido amplio, es el titular de la totalidad de las acciones, o de una parte considerable de ellas. 96 O D A V ER S E R OS S Las empresas del Estado son definidas por la Ley Orgánica de la H EC R E D Administración Pública como las sociedades mercantiles en las cuales la República, los estados, los distritos metropolitanos o los municipios, o alguno de sus entes descentralizados, solos o conjuntamente, tengan una participación mayor al cincuenta por ciento del capital social. * “Por empresa del Estado debe entenderse toda persona jurídica, pública o privada, creada por el Estado, que realiza habitualmente actividades comerciales o industriales o que tiene a su cargo la prestación de servicios públicos de esa índole.”. 97 Si se recoge la opinión preponderante en la doctrina, se puede señalar que la designación empresa del Estado, en sentido amplio, hace referencia a una sociedad mercantil bajo la forma de compañía 95 Ídem. Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 528. * Ver artículo 100 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. 97 Marienhoff, Miguel. Tratado de Derecho Administrativo. Tomo I. Buenos Aires, Argentina. AbeledoPerrot. p. 451. 96 anónima o de responsabilidad limitada, cuyo capital pertenece en conjunto o separadamente a una persona jurídica de Derecho Público, bien de base territorial, o bien de base institucional. 98 Las empresas del Estado pueden estar sometidas a un régimen de Derecho Público, caso en cual se hablaría de personas públicas; pero generalmente las empresas del Estado revisten el carácter de O D A V ER S entidades privadas, quedando así, sometidas a un régimen de Derecho Privado. 99 S E R OS H C E R DE Ahora bien, un intento de abstracción de las características que presentan estas entidades nos revela que en todas ellas aparecen las siguientes anotaciones: primero, son personas jurídicas, esto es, son figuras dotadas de plena subjetividad; segundo, están destinadas a fines industriales o comerciales, es decir, operan en el campo de la economía; tercero, en mayor o menor grado están excluidas de la apropiación privada; y cuarto, mantienen una serie de relaciones de dependencia con las autoridades públicas. 100 La creación de las empresas del Estado debe ser autorizada por el Presidente de la República en Consejo de Ministros, los gobernadores o alcaldes, según corresponda, mediante decreto o resolución, y 98 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 220. Cf. Lares, Eloy. Ob. cit. p. 528. 100 Cf. Rondón, Hildegard. Ob. cit. p. 220. 99 adquirirán su personalidad jurídica con la protocolización de su acta constitutiva en el Registro Mercantil correspondiente a su domicilio. * Por otra parte, en virtud de la gran cantidad de entes participantes, se han distinguido: empresas del Estado de primer grado, que son las sociedades de cuyo capital son titulares entes públicos territoriales o institucionales; empresas del Estado de segundo O D A V ER S grado, que son las sociedades de cuyo capital son titulares las S E R OS empresas del Estado de primer grado; y empresas del Estado de tercer H EC R E D grado, conformadas por sociedades de cuyo capital son titulares las de segundo grado, y así sucesivamente. 101 En atención a la titularidad del capital, se distingue entre: empresas de capital totalmente público y empresas de capital mixto. Las empresas de capital totalmente público son aquellas sociedades mercantiles cuyas acciones son propiedad exclusiva del Estado o de otro ente público, es decir, que éstos poseen el 100% de las acciones, pudiendo igualmente distinguir en este grupo las empresas en las cuales un ente de Derecho Público participa como único accionista y aquellas en las cuales participan varios entes. 102 * Ver artículo 101 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. Ibídem. pp. 220-221. 102 Ibídem. p. 221. 101 Por su parte, las empresas de capital mixto son “…todas aquellas empresas en que aparecen asociados el sector público y el privado y participan en común en la administración.”. 103 En las empresas mixtas o sociedades de economía mixta se puede hacer la diferencia entre aquellas en las cuales el Estado posee el 50% o más del capital, a las que también se les denomina empresas O D A V ER S del Estado y las que se denominan empresas mixtas, en las cuales S E R OS posee entre el 30 y el 40% del capital social, porcentaje que le permite H EC R E D al sector público intervenir en las decisiones fundamentales de la sociedad; igualmente, el Estado puede tener participación minoritaria y de hecho posee, en numerosas empresas mercantiles, una participación inferior al 29% del capital social; este último tipo de empresas conservan su carácter privado, por lo que el Estado no tiene la posibilidad de dirigir, respecto de ellas, en forma determinante. 104 Ahora bien, la Ley Orgánica de la Administración Pública hace referencia a la legislación que rige las empresas del Estado, estableciendo que las mismas se regirán por la legislación ordinaria, salvo las excepciones que presente la ley. * 103 Ibídem. pp. 221-222. Ibídem. p. 221. * Ver artículo 106 de la Ley Orgánica de la Administración Pública. 104 2.2.3.2. El Holding Público. El holding público “…ha sido definido como una entidad dotada de personalidad jurídica propia, creada por el Estado con el objeto de agrupar empresas públicas existentes o para crear nuevas empresas públicas de la misma naturaleza, y mantenerlas bajo su control.”. 105 S O D A Vpor diversas empresas presenta como una estructura integrada R E S E R S controladas por una más HOimportante, llamada empresa matriz o ente C E R E D de gestión; la empresa matriz es la encargada de establecer metas, El holding público, desde el punto de vista organizativo, se escoger las políticas que debe seguir todo el grupo de sociedades, tomar decisiones de carácter general y controlar el funcionamiento de las empresas satélites o empresas operativas; este tipo de atribuciones pueden ser ejercidas por la empresa matriz porque participa en la constitución del capital de las empresas satélites, como propietaria de acciones de las mismas, pudiendo de esta manera dirigirlas y controlarlas. 106 El holding puede ser de dos tipos: integral o sectorial; el primero, es decir, el holding integral, es aquel cuyas empresas son operativas en más de un campo de la economía, teniendo así la posibilidad de agruparse con sociedades financieras cuya tarea es la de facilitar el 105 106 Ibídem. p. 222. Ídem. financiamiento del grupo; el holding sectorial comprende únicamente a empresas pertenecientes a un solo sector, tal como petróleo, energía o transporte. 107 H EC R E D 107 Ibídem. p. 223. S E R OS O D A V ER S H EC R E D O D A V ER S E R OS S Capítulo 3: La Huida del Derecho Administrativo y el Proceso de Recuperación 3.1. La Huida Problema. del Derecho Administrativo: Planteamiento del La huida del Derecho Administrativo ha ido consolidándose gradualmente, poco a poco; no es de extrañar que en sus primeras versiones pasara mas o menos desapercibida, quizá porque básicamente se concentró en aspectos organizativos o en actuaciones S O D A administrados; quizá también, porque E noR seVvaloró adecuadamente el S E R S alcance que iba a tener; ha sido a la vista de su generalización y, muy HO C E R E D principalmente, de sus consecuencias, que desde los años noventa que no tenían incidencia directa y generalizada en el estatus de los viene siendo común su denuncia; en frase expresiva se ha llegado a señalar que la realidad que se refiere, no es tanto de huida del Derecho Administrativo sino de huida del Derecho. 1 Estas valoraciones críticas se han concretado básicamente hasta ahora en planteamientos doctrinales de lege ferenda, circunstancia ésta que en modo alguno permite cercenar su significado, en cuanto tienen ya una operatividad incuestionable. 2 Se encuentra en primer lugar, la posición que explícitamente considera inconstitucional el fenómeno mismo que se considera, en cuanto que la Constitución contiene una auténtica reserva de Derecho 1 Cf. Martín-Retortillo, Sebastián. El Derecho Civil en la Génesis del Derecho Administrativo y de sus Instituciones. Madrid, España. Edit. Civitas, S. A. 1996. p. 216. 2 Ídem. Administrativo y que, por consiguiente, la huida del mismo choca frontalmente con la Ley Fundamental, la cual establece una verdadera garantía institucional de Derecho Administrativo que la hace inmodificable por el legislador ordinario. 3 En definitiva, es la remisión obligada a la situación existente en nuestro ordenamiento jurídico la que considera la Constitución al O D A V ER S referir la ordenación vigente en el momento de su elaboración, de lo S E R OS cual, sin embargo, no se deduce que tal situación sea inalterable. 4 H C E R DE Ahora bien, es difícil por esta vía alcanzar las conclusiones que se pretenden, básicamente porque las garantías institucionales que cabe derivar de la Constitución, y que resultarían inmunes al legislador ordinario, no son tanto el sometimiento a un orden jurídico concreto, sino al Derecho, supuesto que, en principio, no tiene por qué deducirse con carácter necesario de la marginación del Derecho Administrativo en el actuar de las administraciones públicas. 5 Más consistencia que entender que la Constitución sanciona de modo expreso una reserva de Derecho Administrativo, es advertir que sanciona una serie de principios directamente vinculantes para la actuación administrativa, como es señalado por García de Enterría, Martín-Retortillo 3 Ibídem. p. 217. Ídem. 5 Ídem. 4 y Fernández, tratándose de un planteamiento generalizado, sustancialmente principal, que es obligado a asumir con todas sus consecuencias; principios que, como los de legalidad, de interdicción de la arbitrariedad, de objetividad e imparcialidad o de un actuar procedimentalizado, son siempre constitucionalmente referibles a la Administración, actúe ésta in veste de tal administración pública o no, conforme a procedimientos jurídico-privados. 6 O D A V ER S El planteamiento expuesto pivota en la idea de Poder Público, y S E R OS en relación con él, la calificación de la forma resulta en cierto modo H EC R E D accidental. 7 Afirmada la vinculación de la Administración a la Constitución, el único cauce actualmente existente para hacer efectivos en el momento presente esos principios es a través del régimen jurídico- administrativo. 8 En este sentido, ha señalado Muñoz Machado desde la perspectiva del derecho comunitario, que debe abandonarse el proceso de huida del Derecho Público, huida hasta furiosa por lo empeñada y contumaz; el ordenamiento comunitario ofrece una configuración de la 6 Ibídem. p. 218. Ídem. 8 Ídem. 7 Administración y de su actuar que choca muy directamente con la que resulta del proceso constitucional. 9 Igualmente ha sido analizado el tema por García de Enterría y Martín-Retortillo desde la vertiente de cancelación y reducción del sistema de garantías a que da lugar el fenómeno que se considera, y es desde ella, no ya de lege ferenda, sino de lege data, que cabe O D A V ER S constatar la situación de indefensión que conforme al ordenamiento S E R OS vigente se alcanza cuando la Administración actúa in veste de H EC R E D sociedades mercantiles o conforme a procedimientos jurídico-privados; se refiere esta situación a que, contando con la legislación vigente, se está ante no pocos reductos del actuar de la Administración exentos de su obligada confrontación jurisdiccional. 10 Las razones que en términos estrictamente jurídicos se aducen en contra de Administración la huida son, del como Derecho puede Público verse, por parte consistentes de y la de incuestionable calado, auténticas cargas de profundidad que expresan una opinión generalizada, un proceso que sólo ha sido defendido con carácter general por Borrajo. 11 La línea argumental de Borrajo busca de modo muy principal dramatizar el tema, además de estar cargada de argumentos que 9 Ídem. Ibídem. p. 219. 11 Ídem. 10 resulta difícil no suscribir; establece que huida del Derecho Administrativo no significa, frente a lo que se ha dicho, huida del Derecho. 12 En este mismo orden de ideas, señala el autor que el Derecho Privado de nuestros días tiene un nuevo sesgo que le hace guardar poca relación con el ordenamiento que estaba en vigor en el siglo XIX cuando se formaron las Sdel O clásicas D A ERV instituciones S E R OS Derecho Administrativo; además, la Constitución y el derecho comunitario son H EC R E D igualmente vinculantes en este nuevo actuar de las administraciones públicas. 13 Por otra históricamente, parte, y está es en cierto, la la Administración actualidad, sometida ha a estado órdenes jurisdiccionales distintos, argumento no aducible; una cosa es el papel que habría de desempeñar el orden jurisdiccional civil, con respecto al notoriamente marginal que desde hace muchos años ha venido teniendo habitualmente el enjuiciamiento de la Administración. 14 Igualmente es sabido que la manera como la vinculación a la Constitución opera en el orden civil es muy distinto al papel que desempeña en relación a los poderes públicos; por su parte, el nuevo Derecho Civil no ofrece en los ordenamientos cauces para garantizar el 12 Ibídem. pp. 219-220. Ibídem. p. 220. 14 Ídem. 13 cumplimiento de los principios antes señalados, que constitucionalmente deben presidir toda actuación administrativa. 15 Las observaciones recogidas tienen bastante consistencia como para cuestionar la línea argumental a la que responde el trabajo de Borrajo; la objeción de base que cabría formular es que la aplicación del diseño que ofrece parece referida a un supuesto en el que se O D A V ER S tratara de establecer ex novo un determinado sistema y no en un S E R OS ordenamiento que, además, cuenta con soluciones consolidadas y H EC R E D decantadas, que desde luego habrán de mejorarse todo lo posible, pero que no es posible cancelar; desandar la historia es, en definitiva, lo propuesto por Borrajo, solución inviable que además, fuera de ingenua, no sería conveniente. 16 3.2. Marco Normativo y Orgánico que Permite a la Administración Pública Eludir la Aplicación del Derecho Administrativo. Para determinar la forma en que las normas legales permiten a las personas jurídicas estatales de Derecho Privado eludir la aplicación del Derecho Administrativo, es necesario analizar detenidamente el marco normativo que regula a estas personas en Venezuela. La Constitución venezolana de 1961, establecía en su artículo 230 que los institutos autónomos podrían crearse únicamente por ley y 15 16 Ídem. Ibídem. pp. 220-221. de conformidad con la ley orgánica respectiva; disposición similar se encuentra en el artículo 142 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. * La Ley Orgánica de la Administración Pública del año 2001 derogó el Decreto No. 369 con Rango y Fuerza de Ley de Reforma del Decreto No. 253 con Rango y Fuerza de Ley Orgánica de la O D A V ER S Administración Central, publicado en la Gaceta Oficial de la República S E R OS de Venezuela No. 36.850 de fecha 14 de diciembre de 1999. ** H C E R DE El mencionado decreto, para la Administración establecía en su artículo 7 la facultad central de crear entes descentralizados funcionalmente de conformidad con la Constitución y las leyes, al igual que la obligación de estar adscritos administrativamente al ministerio respectivo; asimismo, implantaba en su artículo 70 la facultad para los ministerios de ejercer el control sobre los entes descentralizados funcionalmente que les estuviesen adscritos. La vigente Ley Orgánica de la Administración Pública instaura una nueva modalidad, dedicando un capítulo completo a la descentralización funcional, ubicando dentro del mismo diferentes secciones en las que explica aspectos básicos de los entes descentralizados funcionalmente como son los institutos autónomos y * Ver artículo 142 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Ver Disposición Derogatoria de la Ley Orgánica de la Administración Pública. ** las empresas del Estado. A partir del artículo 95 al 99 ejusdem se establece lo que debe entenderse como instituto autónomo, los requisitos que debe contener la ley por la cual se creen, sus privilegios y prerrogativas, al igual que la supresión de los mismos. Por otra parte, a partir del artículo 100 ejusdem se regula lo referente a las empresas del Estado, iniciando con su definición y creación, pasando por la S O publicación D A ERV obligatoriedad S E R OS de de sus documentos y la participación de la Administración Pública en ellas, H EC R E D llegando por último a la legislación que rige a las empresas del Estado, punto este último que se convierte en el fundamento de esta investigación. El artículo 106 de la Ley Orgánica de la Administración Pública señala que a las empresas de Estado se regirán por la legislación ordinaria, entendiendo por ésta la legislación de Derecho Privado aplicable a los particulares, permitiendo de esta manera la huida del Derecho Público por parte de las empresas del Estado, siendo éstas personas jurídicas estatales de Derecho Privado. En líneas muy generales, ésta ha sido la realidad a la que ha venido respondiendo nuestro sistema jurídico-administrativo; su rectificación en el sentido de formalizar la huida del Derecho Administrativo en el ejercicio de funciones públicas sin dejar de reconocer posibles antecedentes. 17 Las empresas del Estado van a iniciar de esta manera, conforme a su reglamentación específica, una vía de sometimiento de parte de sus actuaciones al régimen jurídico-privado, fenómeno cuyo alcance debe ser dimensionado, además, a la vista de la equívoca amplitud con O D A V ER S que numerosos organismos autónomos asumieron en su momento la S E R OS calificación de organismos autónomos de carácter comercial, industrial, H EC R E D financiero o análogo, afirmando así la hipótesis confirmada por las reiteradas ampliaciones de las que, de modo sucesivo, ha sido objeto este tipo de organismos autónomos, del ejercicio de actividades administrativas a través de cauces jurídico-privados; es éste el punto a considerar. 18 Este esquema formal es el que va a permitir el desarrollo del fenómeno que se analiza; en sus primeros tiempos, es fácil verificar que se tendría un alcance por demás relativo; su aplicación, en general, fue respetuosa con el sistema general establecido. 19 Esquema formal que, si se quiere, es poco lo que en sí mismo dice; el significado que alcanza es resultado de la insistencia con la que, en los últimos tiempos, se asume empíricamente caso por caso, 17 Ibídem. pp.205-206. Ibídem. p. 206. 19 Ibídem. p. 208. 18 refiriéndolo a la mayor parte de la actividad de la Administración; ésta actúa básicamente a través de las fórmulas expuestas. 20 3.3. El Proceso de Huida del Derecho Administrativo General. Caso: Institutos Autónomos y Empresas del Estado. Hace unos treinta años ponía de relieve Clavero Arévalo que el fenómeno, ya entonces ampliamente generalizado de la proliferación O D A V ER S de organismos autónomos que se desgajaban de las administraciones, respondía S E intento R OS básicamente H EC R E D a un de huida del Derecho Administrativo general; intento de evasión que se formaliza a través de la atribución de personalidad jurídica a estos organismos o entidades y que, en definitiva, trata de posibilitar el establecimiento y aplicación de un derecho singular y específico, hecho precisamente a la medida de las necesidades del organismo que expresamente se crea. 21 Este último extremo responde al sentido mismo que en origen presenta el propio concepto de autonomía, posibilidad de autonormarse con una ordenación singular específica, distinta, y en cierto modo derogatoria de la establecida con carácter general, habida cuenta que en el lenguaje común de nuestros días la caracterización señalada no es sino una faceta más de las que se comprenden en el 20 21 Ibídem. pp. 208-209. Ibídem. p. 119. concepto de autonomía que refiere tanto a una situación de autonormación como de autogobierno. 22 El planteamiento de Clavero tuvo amplia acogida en la doctrina con carácter general, principalmente, porque el punto de partida asumido suponía magnificar en exceso el fenómeno de las entidades autónomas desde una perspectiva sustantiva, personificaciones que O D A V ER S carecen del más mínimo apoyo sociológico y real; el policentrismo que S E R OS comportan es siempre artificioso, resultado de lo que se establezca H EC R E D respecto a la forma concreta de llevar a cabo el ejercicio de determinadas funciones administrativas. 23 El que estas funciones se realicen a través de un centro directivo de la Administración Pública o por un organismo autónomo, es accesorio; éstos siempre tienen un carácter eminentemente instrumental en los términos que expresa el título de la obra clásica de Octaviano, Considerazioni sugli enti pubblici strumentali; carácter también auxiliar en relación con los cometidos del ente matriz, del órgano madre del que dependen, y al que permanecen vinculados en los términos expresados por nuestro ordenamiento jurídico vigente. 24 Ahora bien, de la misma manera que ha venido siendo convencional la reiterada creación de entidades estatales autónomas, 22 Ibídem. pp. 119-120. Ibídem. pp. 120-121. 24 Ibídem. p. 121. 23 lo ha sido a la par el fenómeno inverso, el de la modificación o supresión, que ha llegado a ocupar un auténtico lugar común en todos los intentos de reforma de la Administración Pública. 25 Los dos extremos del diagnóstico que Clavero Arévalo expusiera hace tantos años, se han visto plenamente confirmados en la realidad, teniendo en nuestros días, además, una incuestionable vigencia. 26 S O D A Vfórmula de las entidades En primer lugar, la generalizaciónEde la R S E R S O tan habitual que no parece requerir mayor estatales autónomas es Halgo C E R E D comentario, advirtiendo que, aunque en este punto haya de referir el tema únicamente a la Administración estatal, es obligatorio señalar que en los ámbitos de la Administración autonómica y local aparece con no menor alcance. 27 En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, el proceso señalado va a conducir a la afirmación de un derecho general de la llamada Administración institucional y, también, al realce que en cada caso ofrece la ordenación singular de las diferentes entidades mediante las normas estatutarias propias de cada una de ellas. 28 Las relaciones entre los ordenamientos general y singular o particular, como es lógico, será fuente frecuente de conflictos de 25 Ibídem. pp. 121-122. Ibídem. p. 122. 27 Ídem. 28 Ídem. 26 distinta naturaleza; régimen organizativo y funcional de estas entidades que se deriva de la consideración eminentemente típica de cada una de ellas, en función de la particularidad de sus cometidos, y que hará cimentar su ordenamiento regulador en normas también singulares y propias; un planteamiento que avoca en ese mantenido proceso de fuga de toda ordenación de carácter general, no sólo por S O D A V de los distintos tipos que con el mismo carácter general se E establezca R S E R S de administraciones. HO C E DER parte del Estado, sino también de la fuga de cualquier otra ordenación 29 El presente trabajo debe considerar en particular el tema de las empresas públicas; las observaciones precedentes aparecen referidas de modo principal a ese tipo de entidades de naturaleza pública y que actúan conforme a procedimientos también públicos, y que se conocen con el nombre de organismos autónomos. 30 Tanto los organismos autónomos como las empresas públicas son en parte coincidentes, y el proceso actualmente experimentado por las empresas públicas, en buena medida, no es sino reiteración del que previamente autónomos. 31 29 Ibídem. pp. 122-123. Ibídem. p. 123. 31 Ídem. 30 habían habituado años antes los organismos El fenómeno de la llamada Administración indirecta o institucional, comprensivo de realidades jurídicas muy distintas, tienen precedentes conocidos; los términos bajo los que se expresa han sido diferentes como Administración indirecta, Administración institucional, Administración mediata, Administración por servicios o, más genéricamente todavía, Administración instrumental; términos que no S O D A V precisarlos desde perspectivas muy distintas. R E S E R S HO C E En cualquier DER caso, importa señalar que los supuestos son desde luego totalmente coincidentes, tratando la doctrina de 32 que comprenden las significaciones anteriores refieren todos ellos fórmulas de descentralización funcional requeridas, según se argumenta, para la mejor prestación de determinados servicios que, en síntesis, conducen a encomendar su gestión a determinadas entidades públicas, dotadas de personalidad distinta de la personalidad del Estado, que a su vez se organizan y actúan, en principio, en plano externo con los demás sujetos de derecho también según procedimientos de Derecho Público. 33 En este mismo orden de ideas, un primer dato a tener en cuenta es que los organismos autónomos son el cauce a través del que discurrirá principalmente la acción administrativa que el régimen político trata de llevar a cabo como algo propio; en la práctica, estos 32 33 Ibídem. pp. 123-124. Ibídem. p. 124. servicios reciben una mayor atención en evidente detrimento de los prestados por los órganos de la Administración estatal. 34 En segundo lugar, el otro dato que es obligatorio considerar, quizá el más condicionante, es que bajo esa autonomía funcional se pretende una autonomía financiera y de caja, y lograrla es la razón última que explica precisamente el fenómeno de huida del régimen O D A V ER S general de la Administración del Estado al que responde la creación de S E R OS todos estos organismos. 35 H C E R DE La creación de numerosos organismos autónomos es una tendencia generalizada y creciente que siempre tratará de alcanzar el reconocimiento de la correspondiente autonomía financiera, fijándose de esta manera el término parafiscalidad. 36 La situación alcanzada puede calificarse de caótica por ser difícil intentar referir a unos mínimos caracteres comunes a la organización y el régimen de todas estas entidades; cada una de ellas responde a fórmulas propias, no predeterminadas con carácter general, situación de auténtico caos cuyo alcance se acentúa, además, a la vista de la notable amplitud que ofrece el fenómeno considerado. 37 34 Ibídem. p. 125. Ídem. 36 Ibídem. p. 126. 37 Ídem. 35 En definitiva se trata de multiplicar los espacios de decisión de una Administración siempre creciente; las grandes administraciones, como cualquier gran organización, son pesadas e ineficaces, es algo incontrovertible; de ahí que, para solventar tales dificultades se trate de multiplicar indiscrimidamente los espacios de decisión en una Administración en incontenible desarrollo. 38 O D A V ER S Afrontar la situación referida es una de las cuestiones principales S E R OS que resulta prescindible llevar a cabo tras el cambio de rumbo que H EC R E D debe suponer la reordenación administrativa y económica; frente al tema de la Administración institucional, cabe destacar que parece ofrecer una congénita resistencia a su ordenación y racionalización, siendo este fenómeno común en casi todos los ordenamientos jurídicos. 39 El mundo de los organismos autónomos es realmente delirante, con mucho poder efectivo, y cuya actividad de modo tan directo incide en el estatus de los ciudadanos; realidad ésta en permanente estado de crisis en espera de una ordenación siempre reclamada, pero que nunca llega, y que ha desbordado con complementario y auxiliar con que nacieran. 40 38 Ibídem. p. 127. Ídem. 40 Ibídem. pp. 127-128. 39 mucho el carácter Ahora bien, el objeto de actuación de las empresas públicas ha venido siendo referido siempre a la producción industrial de bienes y servicios, empresas, en definitiva, dirigidas al mercadeo sobre las cuales los Poderes Públicos ejercen una serie de funciones y cuyo objeto social es la producción de bienes y servicios. 41 La actividad de las empresas públicas, en los términos expuestos, O D A V ER S aparentemente ha constituido una auténtica constante referida al S E R OS desarrollo de una actividad directa de producción de bienes y dación de H EC R E D servicios, generalmente en concurrencia con el sector privado. 42 Las empresas públicas como cualquier otra organización no son creadas, en principio, respondiendo a esquemas normativamente predeterminados de carácter general, estableciéndose caso por caso para atender necesidades concretas y particulares; planteamiento necesariamente materializado en la génesis de una realidad jurídicamente heterogénea como consecuencia de las situaciones casuísticas que la misma realidad ofrece, y únicamente cuando la misma alcanza una determinada amplitud, se intentarán reconducir y reordenar una serie de supuestos nacidos mas o menos de forma dispersa, relacionados o no entre sí, en virtud de los rasgos comunes 41 42 Ibídem. p. 135. Ibídem. pp. 135-136. que pueden presentar y de la funcionalidad común que puedan ofrecer dichas organizaciones. 43 Cabe advertir en este punto que el intento de reconducir el concepto de empresa pública a una única figura jurídica, aspiración frecuente por parte de la doctrina, carece de fundamento y de validez; aquel es un concepto variable, fluido en extremo, rico en matices que O D A V ER S no puede explicarse exclusivamente con criterios formales; se trata de S E R OS asumir una valoración eminentemente empírica que permite considerar H EC R E D como empresas públicas a entes institucionales de carácter público cuya gestión de producción de bienes y servicios se realiza, en principio, con fórmulas jurídicas de Derecho Privado. 44 Villar señaló que las empresas del Estado son organizaciones que carecen de imperio frente al mercado; y es posible encontrar, junto a éstas, otras organizaciones con forma de sociedad mercantil con capital público, ya en su totalidad o en parte; el esquema referido resulta evidente en gran cantidad de sistemas jurídicos positivos desde hace muchos años, planteamiento que doctrinalmente obligó a considerar como el único válido el que se llamara concepto amplio de empresa pública. 45 43 Ibídem. pp. 138-139. Ibídem. pp. 139-140. 45 Ibídem. p. 140. 44 De lo expresado se deduce una primera conclusión referida a la accidentalidad de la forma jurídica adoptada por las empresas públicas; el principio de intercambiabilidad de las diversas técnicas de diferentes fórmulas organizativas, alcanza aquí una amplia confirmación, hasta el extremo que una misma actividad realizada por empresas públicas, lo es en ocasiones a través de entidades de Derecho Público y, en otras, de sociedades mercantiles. 46 Más allá de la H EC R E D O D A V ER S E gestión R OS posible de S servicios que puedan considerarse de carácter público, la Administración ha podido ejercer una misma actividad económica simultáneamente, actuando tanto a través de organismos públicos como de sociedades mercantiles; la elección de una u otra forma organizativa tiene siempre un valor relativo, puramente convencional; el régimen jurídico de cada empresa pública dependerá naturalmente de la forma que aquella adopte, respondiendo, pues, a fórmulas organizativas diferentes. 47 Las empresas públicas, aun adoptando fórmulas diferentes y debiendo responder siempre su actuación a razones de interés público, llevan a cabo su actividad de producción de bienes o de prestación de servicios de acuerdo con fórmulas y procedimientos de Derecho Privado, y ello cuando gestionan un servicio público y cuando 46 47 Ídem. Ibídem. pp. 140-141. concurren en el mercado con otros empresarios produciendo determinados bienes. 48 Es muy fundamental que debe tenerse presente el carácter jurídico-privado que tiene el operar de todas las empresas del Estado; la Administración en tales supuestos privatiza los procedimientos de su gestión a través de los procedimientos en que actúa como sector O D A V ER S público; no obstante, y dados los intereses públicos a los que deben S E R OS servir, esas mismas formas de actuación jurídico-privada quedan H EC R E D penetradas en todo momento por la dirección y control que de esa actividad ejerce la misma Administración. 49 La realidad referida es consecuencia directa de la crisis del Estado social de Derecho que se experimente, principalmente a raíz de la crisis económica; en este sentido, una vez reconocida la necesidad de la presencia del Estado en la esfera económica, se trató, entonces, de proceder a su ordenación a través de la titularidad patrimonial que aquel adquiría de distintas empresas que operaban en el mercado. 50 El pensamiento económico liberal siempre había cuestionado el método de las empresas públicas; no obstante, la prevalecía de razones políticas y sociales había hecho que tales planteamientos críticos apenas tuvieran algún alcance práctico; es necesario advertir 48 Ibídem. p. 142. Ídem. 50 Ibídem. p. 150. 49 que el fenómeno referido, en su versión más general, no cuestiona el papel que en el Estado social de Derecho corresponde a los poderes públicos en la ordenación de la actividad económica. 51 Ahora bien, lo que se pone en tela de juicio es la forma y el modo más adecuado para llevar a cabo la ordenación referida, y que el mantenimiento del sector público sea el cauce a seguir; hay que O D A V ER S recordar que los postulados nacionalizadores formularon llevar a cabo tal ordenación S E al R OS haciendo H EC R E D asumir sector público la titularidad patrimonial de ciertas empresas. 52 La solución anterior se trata de replantear, habiendo para ello muy distintas y fundadas razones; en primer lugar la rentabilidad social que de este modo puede alcanzarse, ni justifica ni compensa los resultados efectivos que se obtienen, resultando esta solución insuficiente; en segundo lugar la fórmula es innecesaria, puesto que la Administración Pública ostenta con carácter general, y de modo singular en relación con la realidad económica, una auténtica potestad de dirección para proceder a su regulación sin necesidad de detentar algún tipo de titularidad patrimonial. 53 En este orden de ideas, no es necesario ser propietario para ordenar 51 la realidad Ibídem. pp. 152-153. Ibídem. p. 153. 53 Ídem. 52 económica, potestad que le permite a la Administración Pública establecer rigurosamente la regulación de una determinada realidad, alcanzando además mejores resultados, sin tener que asumir por otra parte los riesgos y responsabilidades que siempre se derivan de la gestión económica directa. 54 Junto a estos planteamientos hay también muy fundadas razones para postular una lógica reducción del sector público, principalmente a O D A V ER S la vista de la mantenida y crítica situación en la que se encuentra habitualmente. 55 S E R OS H C E R DE La experiencia ha demostrado con carácter ineludible que el Estado, aun en la gestión directa de determinados servicios públicos, propende a ser siempre muy mal empresario, valoración que la realidad legaliza, con la realidad misma de los resultados que esa misma realidad ofrece; y ello, a pesar de disfrutar con frecuencia de una situación privilegiada de hecho o de derecho en relación al sector privado. 56 Aunado a lo anterior se debe considerar que el obligado control a que debe estar necesariamente sometida toda actuación pública, priva necesariamente a esa gestión de la flexibilidad que requiere cualquier actuación empresarial, presentándose como dato indiscutible el que las empresas públicas tengan en la práctica muy poca libertad en el 54 Ídem. Ibídem. pp. 153-154. 56 Ibídem. p. 154. 55 ejercicio de las actividades comerciales que deben desarrollar, junto a los efectos de los inequívocos condicionamientos extraeconómicos que someten la existencia de no pocas empresas públicas y que distorsionan los resultados de su propia gestión. 57 El concurso de las situaciones mencionadas se requiere con frecuencia para abordar una serie de cuestiones cuya importancia y O D A V ER S gravedad en ningún momento se discute, pero cuyo cauce debe ser S E R OS muy distinto al de obligar a asumir esa problemática al sector H EC R E D público. 58 Un último extremo a considerar en este sentido son los gestores de las empresas públicas, que con mucha frecuencia aparecen nombrados en función de estrictas fidelidades políticas, circunstancia que las sitúa en una indiscutible dependencia que habitualmente conduce a una colisión entre los intereses de las propias empresas y otros de carácter político. 59 Entre otras, las razones expuestas son las que explican y fundamentan la necesidad de reducir el sector público como reacción obligada al indiscriminado crecimiento que alcanzó en el pasado; de ahí 57 Ídem. Ídem. 59 Ibídem. pp. 154-155. 58 que deba hacerse entrar en juego la distinción antes recogida en relación con la actividad a desempeñar por las empresas públicas. 60 No existe repugnancia ideológica alguna frente al Estado o frente a la Administración Pública como posibles gestores directos de determinados servicios, tal como es señalado por Garrido Falla; y ello sin perjuicio de reconocer las insistidas y siempre O D A V ER S crecientes deficiencias con que se lleva a cabo, o de preguntarse acerca de si esa S E R OS gestión no podría resultar más rentable y eficaz en manos privadas. 61 H C E R DE Lo que interesa mantener es que en algún modo se plantea que en estos casos pueda ser una empresa pública la que realice la actividad; el tema es propiamente distinto cuando se trata de empresas públicas que llevan a cabo la producción o comercialización de bienes. 62 Es éste el supuesto de las numerosas empresas públicas cuyas actividades no tienen nada que ver con el concepto de servicio público; de ahí que en estos casos la actuación de la Administración Pública resulte siempre mucho más cuestionable y sea en relación a ellos que se plantee la reducción de su esfera operativa. 63 60 Ibídem. p. 155. Ídem. 62 Ibídem. p. 156. 63 Ídem. 61 La reducción de la gestión industrial del sector público ha incidido de forma cuantitativa en relación con la situación que presentaban, pasando muchas al sector privado; de igual forma se ha reducido de modo considerable el ámbito de su actividad. 64 El fenómeno expuesto ha incidido también en gran cantidad de de aspectos estructurales de las empresas públicas, puesto que su O D A V ER S régimen jurídico, su adecuación obligada al mercado y las reglas de la S E R OS libre competencia, los ámbitos a que dedica su actividad y los sistemas H EC R E D de su control, son aspectos institucionales que aparecen sometidos a revisión; el planteamiento y la configuración institucional de las empresas del Estado difiere de modo sustantivo de los que hasta ahora han sido vigentes. 65 Tomando en cuenta las razones que explican la situación de crisis del sector público, la respuesta más elemental a la misma es su reducción mediante la transferencia, un tanto amplia, al sector privado; de modo muy principal es la consideración de la carga deficitaria a que da lugar el sector público habitualmente, siendo el coste de la financiación del sector público y eficacia los fundamentos 64 65 Ídem. Ibídem. pp. 156-157. últimos incontrovertibles en que apoya sus cimientos el proceso de privatización. 66 El fenómeno se ha generalizado, pudiendo decir que es universal, incluso por encima de los planteamientos políticos concretos; es de notar que la generalización referida ha rebasado grandemente la esfera de actuación del sector público, siendo lo más notable que en torno a O D A V ER S la privatización se construye una auténtica ideología a la que pretende S E R OS otorgársele un valor casi trascendente, constituyendo una auténtica H EC R E D revolución socioeconómica y la nueva cultura de lo público. 67 El tema de la privatización supera en gran medida los límites en los que previsiblemente debe operar para alcanzar fórmulas que conducen a un seguro debilitamiento del Estado y del los poderes públicos en general; los métodos adoptados en los distintos países para la puesta en práctica del fenómeno privatizador han sido distintos, se han articulado de forma distinta y han respondido a principios y criterios también diferentes. 68 La privatización del sector público es la transferencia del mismo al sector privado y es la reducción de su regulación coactiva y obligatoria por parte de los poderes públicos, tema éste último en el que precisamente se debe situar la privatización del sector público; su 66 Ibídem. p. 157. Ibídem. pp. 157-158. 68 Ibídem. p. 159. 67 estudio escapa del ámbito concreto del tema de las empresas públicas que aquí se debe considerar. 69 Bien está, postular el necesario y lógico acotamiento de los ámbitos de actuación de los poderes públicos en la esfera económica, y asimismo, los principios de un sistema económico, con todo su alcance, en que la libre iniciativa sea determinante, todo lo cual tiene una O D A V ER S significación muy precisa, distinta a la genuina mitificación que se hace S E R OS del mercado al intentar convertirlo en principio rector y casi exclusivo H EC R E D de la acción política y de la propia organización social. 70 La indiscriminada mitificación de lo privado frente a lo público acarrea un proceso de debilitamiento del Estado, aparte de conducir a situaciones no deseables; son muchas las necesidades colectivas a satisfacer que requieren soluciones que importa alcanzar conforme a los criterios a deducir de las reglas del mercado. 71 La privatización es un tema que opera en la realidad actual en términos equívocos al influir en ámbitos que superan los del propio sector público e, incluso, los del propio sistema económico, segunda 69 Ibídem. pp. 165-166. Ibídem. pp. 166-167. 71 Ibídem. pp. 167-168. 70 perspectiva desde la que se debe considerar el fenómeno privatizador, trasladándose éste a esferas ajenas a aquellas en las que se origina. 72 La privatización de funciones y de servicios públicos aparece cargada de contradicciones; mientras es notorio que se privatizan servicios públicos y el Estado procede a enajenar parte de su patrimonio inmobiliario, se establece de manera simultánea un O D A V ER S régimen urbanístico que supone una profunda intervención pública del S E R OS sector y se lleva a cabo una posible publicación de diferentes H EC R E D actividades sociales en un proceso creciente de intervención pública en todas las actividades. 73 Por último, una tercera perspectiva conforme a la cual la utilización de fórmulas organizativas de carácter jurídico-privado, así como de procedimientos de actuación de la misma naturaleza viene siendo habitual en el actuar de las empresas del Estado; en relación con este planteamiento, un fenómeno que también se califica de privatización es el ejercicio de funciones y cometidos de carácter público remitido a organizaciones de carácter privado que pasan a desempeñarlos conforme a procedimientos de la misma naturaleza; 72 73 Ibídem. p. 168. Ídem. fenómeno que pivota de modo muy singular sobre la fórmula de las empresas públicas. 74 En primer lugar, se debe destacar que la fórmula de las empresas públicas, principalmente de las llamadas sociedades estatales, que había estado vinculada habitualmente casi con carácter exclusivo a la producción de bienes y servicios, incluso servicios O D A V ER S públicos, trasciende este ámbito para ejercer directamente auténticas funciones públicas S E venido R OS que H EC R E D habían siendo desarrolladas por diferentes administraciones públicas. 75 La gestión del gran número de sus funciones, funciones públicas transferidas al Estado, no son asumidas por órganos de la Administración autonómica en sentido propio, sino por entidades descentralizadas conformadas como empresas públicas, primer extremo a considerar junto a la gran amplitud que en la Administración Pública presenta el ejercicio de funciones públicas a través del cauce de las empresas públicas. 76 El segundo extremo que debe ser considerado, es el extremo de las distintas variables que el fenómeno presenta tomando en cuenta, además del destacado significado que en todos los casos ofrece el derecho singular de cada una de las organizaciones, confirman y 74 Ibídem. pp. 168-169. Ibídem. p. 177. 76 Ibídem. pp. 177-178. 75 afianzan el proceso de huida de cualquier regulación administrativa general y también sancionan dicha huida recurriendo no sólo a fórmulas de organización, sino también de actuación de carácter esencialmente privado. 77 3.4. La Eficacia como Pretexto, la Exclusión de los Controles como Objetivo. La creciente implantación de S E R OS S organizativas O D A ERV fórmulas y de procedimientos de actuación jurídico-privados, obviamente, no puede H EC R E D decirse que tenga carácter accidental, o que en su caso, trate de establecer soluciones que, en razón de circunstancias distintas, pudieran convenir para algunos supuestos en particular; se trata, por el contrario, de un planteamiento globalizado conforme a una buscada y muy explícita intencionalidad a la que ha venido respondiendo, sin pausa, la acción del gobierno y que además, y dado el juego de mayorías parlamentarias, ha contado con un mantenido refrendo por parte del legislador; en definitiva, una línea de actuación política conscientemente buscada y asumida. 78 La utilización creciente del Derecho Privado por la Administración Pública ha sido el criterio rector en los distintos intentos habidos, últimamente, de reforma de la misma que, sin afrontar las causas reales y efectivas que la hacían más que necesaria, se ha concretado 77 78 Ibídem. p. 179. Ibídem. pp. 212-213. casi exclusivamente a desvincular su gestión de las leyes administrativas; planteamiento éste que directamente se sanciona como principio tendencialmente determinante de cualquier reordenación a llevar a cabo en el seno de la Administración. 79 Este fenómeno está produciendo una profunda mutación en los esquemas normativos, orgánicos y operativos de las administraciones O D A V ER S públicas; sectores muy amplios de los cometidos que aquéllas deben S E R OS ejercer, están quedando prácticamente relegados del ordenamiento H EC R E D jurídico administrativo, y de continuar la línea señalada, éste habrá de quedar reducido a ámbitos casi marginales. 80 Garrido Falla ha valorado la situación alcanzada en nuestros días con referencia a la anteriormente inexistente; ha hablado de privatización y reprivatización de la función administrativa, fase esta última en la que se postula una auténtica apostasía del Derecho Administrativo, pues se trata de establecer un sometimiento casi total de las administraciones al Derecho Privado. 81 Ahora bien, el planteamiento referido, por ser lógico, no carece de razones que formalmente lo avalan; otra cosa, sin embargo, es que las razones que se señalan no resulten ni mínimamente convincentes; como fundamento del mismo se insiste en que se tratan de establecer 79 Ibídem. p. 213. Ídem. 81 Ídem. 80 criterios que permitan mayor operatividad en la actuación de las administraciones públicas pues, evitando así las trabas y vinculaciones que pueda ofrecerle la legislación administrativa, puede resultar más eficaz. 82 Se presenta, una vez más, el mito de la eficacia en relación al cual caben dos observaciones; en primer lugar, reconocer que la O D A V ER S mecánica operativa ofrecida por el sistema jurídico-administrativo es S E R OS notablemente retardataria, careciendo de la flexibilidad precisa y H EC R E D garantizando, en modo alguno, la eficacia de una gestión. 83 En este sentido, ocurre que ante la no adaptación de ese sistema a las necesidades efectivas que la Administración debe cumplir en nuestros días, en lugar de incidir en esos procedimientos dando cabida a las modificaciones obligadas que los hagan eficaces, lo jurídicopúblico es relegado, y en aras de esa exigible eficacia, con un evidente simplismo, se acude a formas jurídico-privadas. 84 Martín-Retortillo señala que no se resiste a dejar de vislumbrar las soluciones que en orden a la eficacia de la Administración Pública pudieran alcanzarse con fórmulas jurídico-administrativas coherentes y razonables, que pudieran permitir abandonar las fórmulas ciertamente 82 Ídem. Ibídem. p. 214. 84 Ídem. 83 inservibles de las que hoy se dispone, la mayor parte, procedentes institucionalmente de épocas pasadas. 85 Es cierto que entre las fórmulas jurídico-administrativas y las jurídico-privadas, habrá siempre notas diferenciadoras como consecuencia de las exigencias que impone el principio de legalidad; la cuestión es determinar si en un Estado de Derecho, so pretexto de esa O D A V ER S mayor eficacia, es posible cancelar tales exigencias y vinculaciones, S E R OS que es a lo que conduce el recurso a las fórmulas jurídico-privadas. 86 H C E R DE La segunda consideración a hacer es advertir que estos nuevos procedimientos de actuar, la asunción de fórmulas organizativas de carácter mercantil, no ofrecen institucionalmente la flexibilidad que se señala; no cabe decir que su eficacia sea mayor que la eficacia de los propios órganos de la Administración. 87 En su versión actual, no es sostenible que el Derecho Privado sea siempre expresión de flexibilidad, como lógica consecuencia de la obligada acogida de exigencias de muy distinta naturaleza; además, la circunstancia de que las distintas entidades operen a través de procedimientos jurídico-privados no las excepciona de una serie de controles internos, fundamentalmente de carácter financiero, que hace que, en no pocos aspectos, estén sometidas a una rigidez operativa 85 Ídem. Ídem. 87 Ídem. 86 que es común a toda organización administrativa; actuación privada de las Administraciones Públicas que ofrece siempre una serie de peculiaridades que no puede decirse faciliten la flexibilidad de su obrar. 88 No son pues las que se dicen, las auténticas razones que explican el fenómeno que se analiza; son otras mucho más sencillas y O D A V ER S elementales; conviene recordar que el sistema jurídico-administrativo S E R OS impone un operar procedimentalizado que cabe considerar retardatorio H EC R E D y carente de eficacia, lo cual no se cuestiona que deba rectificarse y, además, en profundidad. 89 Se insiste es en que aquel sistema es también un sistema de vinculaciones y de controles que, tratándose de la res publica, resulta obligado un sistema de garantías de los administrados; de ahí que quepa afirmar que el permanente y reiterado recurso a las fórmulas jurídico-privadas no ha respondido sino a la finalidad de eludir esos controles, con el fin de que el Poder Público no se viera limitado en su actuar. 90 En cualquier caso, y sin perjuicio de advertir que en lo señalado está, en gran medida, la explicación de los no pocos escándalos económicos habidos en los últimos años en torno a la actuación de los 88 Ibídem. pp. 214-215. Ibídem. p. 215. 90 Ídem. 89 poderes públicos, su consecuencia última no es sino un deterioro considerable del sistema de garantías de los ciudadanos; es ésta la conclusión obligada. 91 El planteamiento analizado incide de inmediato, de modo muy principal, en la validez del sistema de garantías jurisdiccionales actualmente vigente; es cierto que algunas de las personificaciones O D A V ER S referidas son de Derecho Público, calificación ésta que no altera la S E R OS conclusión expuesta acerca del cercenamiento que, del sistema de H EC R E D protección jurisdiccional, representa el fenómeno que se analiza. 92 Consecuencias de notoria gravedad, ya de lege data, principalmente en los supuestos en que se ejercen funciones públicas mediante procedimientos jurídico-privados, suponen la reducción o cancelación del sistema de garantías que impone el Estado de Derecho. 93 3.5. La Huida del Derecho Administrativo en Ecuador, Colombia y España. El fenómeno bajo examen ocurre, de modo concreto, en casi todos los ordenamientos jurídicos del mundo occidental, principalmente en aquellos de inspiración latina o continental; por tal razón se 91 Ídem. Ibídem. pp. 215-216. 93 Ibídem. p. 216. 92 considera indispensable evaluar este rasgo a la luz de algunos ordenamientos jurídicos que se han podido comparar. 94 En Ecuador, desde hace algunos años, ha recobrado poderío el tema de la huida del Derecho Administrativo o apostasía del Derecho Público. S O D A V como es invocada por la mayoría de los doctrinarios ecuatorianos, se R E S E R S O manifiesta a partir de la aplicación por parte del Estado de las H C E R E D potestades administrativas que le son propias y que legalmente les La huida del Derecho Administrativo hacia el Derecho Privado, otorga su propio ordenamiento jurídico, desarrollándose principalmente a través de la Administración Pública. 95 Es por ello, que el Estado a través de su administración y en el ejercicio de dichas potestades, genera relaciones y situaciones jurídicas en virtud de las cuales surge una relación jurídica entre el titular de la potestad y los sujetos a los que el ejercicio de la misma se refiere. 96 En virtud de ello, el sistema jurídico ecuatoriano, en el artículo 249 de su Carta Fundamental, determina que será responsabilidad del Estado la provisión de servicios públicos, dejando la titularidad del 94 Cf. Paredes, Diego. “La Apostasía del Derecho Administrativo, La Huida del Derecho Público hacia el Derecho Privado” (1). En: Revista del Tribunal Constitucional. Libre acceso. Dirección de acceso al día de la consulta: http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/D.Administrativo.31.htm 95 Ídem. 96 Ídem. ejercicio de dichas potestades públicas por un lado al Estado para que éste los preste de manera directa, y por otro lado a terceros que pueden ser empresas mixtas o privadas en virtud de los mecanismos allí descritos como la concesión, la asociación y el traspaso del capital accionario. 97 Lo dicho no presenta mayores problemas O D A V ER puesto S que la titularidad que otorga el Estado lo hace en virtud de mecanismos S E R OS reglados que, de una u otra manera, vigila la actuación del prestador del H C E R en función DE servicio de los derechos subjetivos de los administrados. 98 El problema fundamental se suscita cuando dichas personas jurídicas de Derecho Privado y sin fines de lucro, constituidas directamente por la Administración Pública municipal, prestan servicios públicos sin ostentar la titularidad de las potestades que ejercen, entonces cómo controla el Estado la prestación eficiente y eficaz del servicio; de otro lado, si el servicio no es eficiente ni eficaz, cómo podría hacer que cumpla eficientemente con el servicio, o peor aún, 97 Cf. Paredes, Diego. “La Apostasía del Derecho Administrativo, Relación Jurídico Administrativa” (4). En: Revista del Tribunal Constitucional. Libre acceso. Dirección de acceso al día de la consulta: http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/judicial/PAGINAS/D.Administrativo.29.htm 98 Ídem. cómo podría retirársele la titularidad de la potestad pública si nunca se le otorgó alguna. 99 Es así como se manifiesta la mayor contrariedad, ya que no queda clara la relación jurídica que se suscita entre el administrado y el prestador del servicio público; en virtud de lo que se ha expuesto, por cuanto dichas personas no ostentan la titularidad de potestades O D A V ER S públicas, pero su integrante principal es el Estado, en donde los S E R OS recursos que se manejan son públicos, entonces cómo saber si la H EC R E D actividad administrativa será de carácter público o privado, si la prestación del servicio es ineficiente o ineficaz y, por último, cómo se procederá para hacerle cumplir, sancionarle o hacer que deje de prestar el servicio. 100 Ahora, no solamente lo antes esbozado es un problema en Ecuador, sino también el que las únicas potestades públicas que la Constitución ecuatoriana determina para que sean asumidas por terceros, son aquellas derivadas de los servicios públicos, los cuales ni en la Carta Magna, ni en el ordenamiento jurídico infraconstitucional ecuatoriano, definen el concepto de lo que se entiende por servicio 99 Ídem. Ídem. 100 público, generándose un problema de interpretación normativa, pues no se puede distinguir lo que es un servicio público. 101 Es así que, sin definirlos, los artículos 35, número 10, y 249 de la Constitución determinan de manera ejemplificativa cuáles son los servicios públicos que brinda el Estado, determinando como servicios públicos, entre otros: la salud, la educación, la justicia, la seguridad O D A V ER S social, la energía eléctrica, el agua potable y el alcantarillado, el S E R OS procesamiento, el transporte y la distribución de combustibles, la H EC R E D transportación pública y las telecomunicaciones; confundiéndose así los servicios públicos prestados en virtud de las potestades públicas y las potestades que el Estado determina para los diferentes organismos que constituyen la Administración Pública y sus funciones. 102 Es en virtud de éste vacío y de los demás conflictos planteados, que la Administración Pública del régimen seccional autónomo y, en especial, de las municipalidades ecuatorianas, transfieren las potestades de una manera antijurídica a personas jurídicas de Derecho Privado. 103 Por otra parte, en Colombia también se plantea la ambigüedad que se viene ilustrando en razón de una serie de oscilaciones, como la 101 Cf. Paredes, Diego. Ob. cit (1). Cf. Paredes, Diego. Ob. cit (4). 103 Ídem. 102 aplicación del Derecho Privado como alternativa en la organización de los entes instrumentales de la propia Administración. 104 De este modo, en el Decreto 1.050 de 1968, el Ejecutivo como legislador extraordinario estimó que la utilización del Derecho Privado en la organización y régimen de los entes instrumentales sería extraño, por completo, para aquellos organismos que cumpliesen la función de O D A V ER S atender tareas administrativas, derivando del Derecho Privado a las S E R OS denominadas empresas industriales y comerciales del Estado y a las H EC R E D sociedades comerciales con aporte de capital público y capital mixto; posteriormente, el Decreto 3.130 de ese mismo año desarrolla el criterio del Derecho Privado dirigido netamente hacia la actividad industrial y comercial, sobre el presupuesto anotado, de la función administrativa, en contraste con la función industrial y comercial. 105 Estando así las cosas, la Carta Fundamental colombiana de 1991, pero sobre todo la Ley 489 de 1998, se ocupan de regular la manera cómo el Ejecutivo realiza la actividad organizacional de la Administración Pública, para en dicho Estatuto someterla a un criterio diferenciador, pero señalado por un velo de penumbra, pues ya no será la función administrativa y la actividad industrial y comercial el criterio 104 Cf. Gómez, Gustavo. Derecho Administrativo. Bogotá, Colombia. ABC Editores Librería Ltda. 2004. p. 73. 105 Ídem. diferenciador de la actividad administrativa, sino un concepto puramente nominalista. 106 Es así, como se mantiene en los entes instrumentales la aplicación Derecho Público, donde emergen otros que, si bien cumplen funciones administrativas, se asimilan al criterio de la actividad industrial y comercial, tal como sucede con las empresas sociales del O D A V ER S Estado junto con la aparición de nuevas formas como las empresas industriales y S delEEstado R OS comerciales H EC R E D que cumplen funciones administrativas, así como las empresas oficiales de servicios públicos y los entes autónomos de carácter universitario o los simplemente autónomos creados por la constituyente, que culminan en la práctica con el trasvase del Derecho Público al Privado, con sacrificio y detrimento de la claridad necesaria para regular los derechos y obligaciones frente a las relaciones jurídicas que se suceden con el concurso de estos. 107 En el caso español, la realidad no se aleja mucho de las anteriores consideraciones; igualmente existe el fenómeno de la huida del Derecho Administrativo hacia el Derecho Privado y en semejanza 106 107 Ibídem. p. 74. Ídem. con los demás países el fenómeno se fundamenta básicamente en la Carta Fundamental del ordenamiento jurídico español. 108 Siendo así, se debe decir que la Constitución española establece una verdadera garantía institucional al Derecho Administrativo que se hace inmodificable por el legislador ordinario, considerando que se cree inconstitucional el fenómeno mismo, en razón de que la Constitución le O D A V ER S otorga una completa reserva la Derecho Administrativo y que, por S E R OS consiguiente, la huida del Derecho Administrativo choca frontalmente H EC R E D con la Ley Fundamental. 109 Se invoca, en tal sentido, el artículo 103.1 de la Constitución española, en cuanto se plantea que la Constitución debe actuar con completo apego a la ley y al Derecho, señalando que por éste hay que entender al Derecho Administrativo; igual conclusión se deduce de la cláusula general de control de la potestad reglamentaria y de la actividad administrativa que sanciona el artículo 106; todo ello a la vista de la referencia explícita que la Constitución hace en el artículo 153, a la jurisdicción contencioso-administrativa, en relación al control de la actividad de las comunidades autónomas. 110 Básicamente, las garantías institucionales que se derivan de la Constitución y que resultarían inmunes al legislador ordinario, no lo 108 Cf. Martín-Retortillo, Sebastián. Ob. cit. p. 217. Ídem. 110 Ídem. 109 son tanto al sometimiento a un orden jurídico o jurisdiccional concreto, sino al Derecho, al control de la Administración por parte de los tribunales. 111 Cabe resaltar que, en el ordenamiento español, existen una serie de fórmulas que, al sentido señalado, han creado una indiscutible vía atractiva hacia la jurisdicción contencioso-administrativa O D A V ER S y cuya aplicación podría ayudar a solventar, en parte, los efectos de esa huida S E R OS del Derecho Administrativo, la cual se presenta como la solución que al H EC R E D respecto del caso se discurre en el Derecho español. 3.6. La Huida del Derecho Administrativo en Venezuela. Desde que se abren las puertas de la Administración Pública al Derecho Privado con ocasión de la prestación indirecta de determinados servicios públicos, la huida del Derecho Administrativo palpita sobre la historia de este Derecho. Para unos, no puede siquiera mencionarse en el ámbito del Derecho Administrativo la inclusión del Derecho Privado, pues traiciona al ordenamiento propio, privativo y específico de la persona jurídica de la Administración Pública; para otros, la eficacia y eficiencia exigible a la Administración Pública, ausentes de un Derecho Administrativo de corte 111 Ídem. autoritario y lleno de prerrogativas y privilegios, no es congruente con lo que la sociedad espera y exige de la Administración Pública. 112 La huida del Derecho Administrativo hacia el Derecho Privado es el fenómeno que ha ocurrido, en virtud del abandono que han sufrido las reglas del Derecho Público venezolano, específicamente del Derecho Administrativo, con el fin de evadir los controles que las mismas le O D A V ER S imponen, y que comporta, en el caso de Venezuela, dos etapas S E R OS fundamentales, en las cuales se observa el afianzamiento de este H EC R E D fenómeno en el país, por lo que se pasará a referir en adelante. 113 3.6.1. Durante la Vigencia de la Constitución de 1961. La Constitución de 1961, en su artículo 117, planteaba como uno de sus principios rectores, el principio de legalidad, según el cual las atribuciones del Poder Público debían sujetarse a la Constitución y las leyes. A partir de la Constitución venezolana del año 1961, específicamente en su artículo 230, la creación de institutos autónomos por parte del Poder Ejecutivo se hizo más espinosa por la exigencia constitucional de que su creación sólo podía realizarse por ley en cada caso estimulando, de esta manera, a proliferarse el uso de otras 112 Cf. Rodríguez-Arana, Jaime. “La Vuelta al Derecho Administrativo (a Vueltas con lo Privado y lo Público)”. En: Revista de Derecho Administrativo. Edit. Sherwood. Enero-Diciembre. 2005. No. 20. p. 200. 113 Ibídem. p. 201. formas jurídicas societarias de Derecho Privado para la gestión descentralizada de actividades públicas, donde los requisitos para su creación fueran menos complicados, y facilitando el paso a diversidad de asociaciones civiles del Estado y fundaciones del Estado en cuya constitución, dirección y financiamiento, en muchos casos también participaban particulares. 114 O D A V ER S Es el caso, que estas asociaciones no ejercen, en general, Poder S E R OS Público, pues en relación a ellas no se produce una transferencia de la H EC R E D titularidad de las potestades por ley, pero sí han venido abarcando un amplísimo campo de la gestión social del Estado, lo que provocó la huida de las mismas del campo del Derecho Administrativo, estableciéndose en nuestro país, de esta manera, el fenómeno de la huida del Derecho Administrativo hacia el Derecho Privado, el cual se viene razonando. 115 3.6.2. Durante la Vigencia de la Constitución de 1999. Ley Orgánica de la Administración Pública. De manera acorde con la Constitución de 1961, la Constitución venezolana vigente desarrolla su funcionamiento conforme al principio de legalidad; es decir, justificando su actuación a la luz de la Constitución y la ley, y así lo recogen los artículos 137 y 141 114 Cf. Brewer-Carías, Allan. “La Actividad Administrativa y su Régimen Jurídico. Sentido de la Interaplicación del Derecho Público y del Derecho Privado” (4). En: Segundas Jornadas Internacionales de Derecho Administrativo Allan Randolph Brewer-Carías. Caracas, Venezuela. Edic. Funeda. 1996. p. 30. 115 Ídem. respectivamente, el primero refiriéndose al Poder Público, donde indudablemente se encuentra inmersa la Administración Pública, y el segundo esbozando el proceder de la Administración Pública. Como bien se manifiesta, los institutos autónomos se muestran como entes esenciales dentro de la Administración Pública descentralizada; éstos, a la luz de la Constitución de 1999, igualmente O D A V ER S como lo planteaba la extinta Constitución de 1961, deberán ser S E R OS creados por ley, y así se encuentra declarado en el artículo 142 de la H EC R E D Carta Magna vigente, donde no sólo son sometidos a su obligatoria creación por medio de la ley, sino que esboza que todos los intereses públicos en corporaciones o entidades de cualquier naturaleza, igualmente estarán sujetos al sistema de control que el Estado ejerza sobre ellos. A este tenor, el artículo 236, numeral 20, ejusdem, reserva al Poder Ejecutivo, en manos del Presidente de la República, la competencia exclusiva y excluyente para establecer los principios y lineamientos de la potestad organizativa del Estado, como se revela y se ha analizado, y que de esta manera los somete a un severo sistema de control por parte del Estado. 116 En Venezuela surgen las empresas del Estado, figuras organizativas propias del Derecho Administrativo, pero que por la 116 Cf. Peña, José. Ob. cit (2). p. 70. forma jurídica adoptada, se hizo presente en ellas el Derecho Privado, las cuales siguen tutelando intereses públicos aún cuando actúan bajo la forma de compañías anónimas. 117 Este tipo de situaciones se han venido profundizando en los últimos años en el país y más ampliamente a partir de la regulación otorgada por la Constitución patria, ante la supuesta necesidad de O D A V ER S eliminar los controles de las administraciones públicas con el objeto de evadir las limitantes H EC R E D S pretende E ley R OS que la sobre las mismas, configurándose una huida del Derecho Público o más específicamente del Derecho Administrativo hacía el Derecho Privado. 118 La Constitución en su artículo 145, divide de forma incidental, las personas estatales en públicas y privadas, pero esto no significa que las somete al Derecho Privado, porque el propio artículo 141, antes referido, lo prohíbe, sino que las somete a una serie de exigencias que garanticen su transparencia y responsabilidad; por ello, no puede pretenderse apartarlas del Derecho Público, por una mención incidental y dar un carácter constitucional a la huida del Derecho Administrativo, intentando crear un derecho singular y flexible, fuera de toda regulación general. 119 117 Ídem. Ídem. 119 Cf. Leal, Salvador. Teoría del Procedimiento Administrativo. Caracas, Venezuela. Vadell Hermanos Editores. 2004. p. 5. 118 La Constitución, en su artículo 142, excluye tal posibilidad reafirmando el control estatal sobre todo ente, sin importar su naturaleza pública o privada, por lo tanto no someterlas al ámbito del Derecho Público significaría la supresión del sistema de garantías del Estado de Derecho venezolano, lo que es ignorado por la Ley Orgánica de la Administración Pública, y por lo que se transitará más adelante en este análisis. 120 S E R OS O D A V ER S En relación al tema, la legislación venezolana en el año de 1999, H EC R E D se regía por el Decreto No. 369 con Rango y Fuerza de Ley de Reforma del Decreto No. 253 con Rango y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Central, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela No. 36.850 de fecha 14 de diciembre de 1999. Este decreto, al igual que la Constitución, establecía en su artículo 3 el principio de legalidad, por lo que ningún órgano de la Administración Pública podía actuar sin atribución expresa y previa de base constitucional o legal. El artículo 7 ejusdem, facultaba a la Administración para crear entes descentralizados funcionalmente conforme a la Constitución y las leyes, así como la obligación de estar adscritos al ministerio respectivo, y por tanto, dichos ministerios, debían ejercer el control sobre los 120 Ídem. entes descentralizados funcionalmente a su cargo, esto conforme al artículo 70 ejusdem. También, dicho decreto le otorgaba en su artículo 65, mediante decreto, en Consejo de Ministros, y mediante la respectiva modificación del reglamento orgánico, al Presidente de la República, la atribución del carácter de servicios autónomos sin personalidad jurídica, a órganos de O D A V ER S los ministerios, en aquellos casos de prestación de servicios a su cargo S E R OS que permitieran efectivamente la captación de recursos financieros H EC R E D productos de su gestión, suficientes para su funcionamiento y el logro de sus objetivos. A partir del año 2001, cuando se promulgó la Ley Orgánica de la Administración Pública, la cual derogó, el Decreto ut supra referido, cambió el régimen que venía imperando, en razón del pronunciamiento que hiciere su artículo 106, donde dispone: “Las empresas del Estado se regirán por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la presente Ley. Las empresas del Estado creadas por ley nacional se regirán igualmente por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la ley”; reconociéndose de esta manera, la existencia de personas estatales de Derecho Privado sujetas al Derecho Privado, cuya potestad de creación estará reservada al Poder Legislativo. 121 121 Cf. Peña, José. Ob. cit (2). p. 70. Dicha disposición no guarda una concatenada relación con los principios generales de la mencionada ley, ni con los de la Constitución patria, pues la ley manifiesta en su artículo 3 el objetivo principal de la Administración Pública, orientado éste a que por medio de su funcionamiento y organización deberá darle eficacia a los principios, valores y normas consagrados en la Constitución e igualmente el S O D A la Administración Pública debe realizar la V asignación, distribución y R E S E R S O ejercicio de sus competencias en completo apego con la Constitución H C E R DE de la República Bolivariana de Venezuela. artículo 4 ejusdem, desarrolla el principio de legalidad conforme al cual 3.7. Soluciones y Alternativas al Problema. Concluir las presentes reflexiones hace necesario buscar soluciones que permitan atacar satisfactoriamente el fenómeno que se analiza; es por ello que se pasará a considerar las posibles alternativas que permitan satisfacer la realidad que se viene presentando. 122 Es menester entonces para ello, indagar el alcance que nuestra Constitución y demás leyes rectoras en el ámbito, les otorgan a los Poderes Públicos para su funcionamiento, pues en aras de su eficacia 122 Cf. Martín-Retortillo, Sebastián. Ob. cit. p. 230. no se podrá excepcionar el cumplimiento de los principios constitucionales. 123 De esta manera es como se debe examinarlas, en razón del fenómeno que se viene definiendo, pues en primer lugar debe considerarse que siendo la Constitución la norma rectora de todo ordenamiento jurídico, no es posible evadirla por rigurosos que sean O D A V ER S sus controles; y al mismo tiempo comparar los señalamientos que S E R OS otorgan las leyes específicas para el actuar de los organismos que H EC R E D conforman la Administración Pública. Ahora bien, nuestra Carta Fundamental, tal como se viene bosquejando, plantea en su artículo 236, numeral 20, que será el Poder Ejecutivo quien tendrá la potestad de regular la organización de los cuerpos que conforman la Administración Pública. Entonces, dichos entes deberán quedar reglados bajo los principios del Derecho Público y no por fundamentos de carácter privado, por cuanto toda relación que se ejerza con la Administración Pública debe quedar bajo el sustento del Derecho Público, lo que evita que otros entes corresponden. 124 123 124 Ibídem. pp. 230-231. Ibídem. p. 230. se atribuyan poderes públicos que no les Y por tanto debe crearse una conciencia dentro de los entes y órganos que ejercen la administración pública que permita rectificar o minimizar el vicio que, en razón de la comodidad, se ha sembrado en el Poder Público, donde el régimen jurídico-administrativo es excepcionado por el Derecho Privado. Para conseguir tales fines en Venezuela, será necesario plantear O D A V ER S la reforma de la Ley Orgánica de la Administración Pública en su S E R OS artículo 106, según el cual: “Las empresas del Estado se regirán H EC R E D por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la presente Ley. Las empresas del Estado creadas por ley nacional se regirán igualmente por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la ley.” (Resaltado nuestro); pues éste no persigue el mismo espíritu dado por el Constituyente de 1999 en el artículo 236, numeral 20, y por tanto la ley orgánica referida se encuentra violando la Carta Fundamental, en vista de ser contraria al ánimo de la misma, ya que reconoce la existencia de personas estatales de Derecho Privado sujetas la Derecho ordinario, es decir, al Derecho Privado. Ahora bien, igualmente se cree que mientras el ordenamiento jurídico venezolano no se concatene con la situación jurídica planteada, y justifique su actuar conforme al principio de legalidad establecido en el artículo 4 de la Ley Orgánica de la Administración Pública, y al 137 y 141 de la Constitución, los jueces venezolanos tendrán la tarea de asumir de forma conciente la regulación de dicha situación jurídica de acuerdo al caso concreto, y tratándose de relaciones donde se encuentre la Administración Pública como parte, deberá regirse por la jurisdicción contencioso-administrativa, tal como lo establece el artículo 259 de la Carta Fundamental. No sólo por lo explanado anteriormente, sino porque nuestro O D A V ER S ordenamiento jurídico, no posee los procedimientos requeridos para que el juez civil H EC R E D Sconocimiento E R OS pueda tener de la actividad administrativa, y soslayar éstos conduce a situaciones como las antes referidas. 125 Igualmente se propone incluir en el ordenamiento jurídico venezolano preceptos enmarcados en las bases de nuestra Constitución y en apego a la misma, así como a los Derechos Humanos establecidos y ratificados por ella en tratados y convenios internacionales, a los cuales se les reserva el Título III de la Carta Fundamental; donde se manifiestan los Derechos Humanos como de obligatorio respeto para todos los integrantes del Poder Público, y no sólo para los derechos y garantías enunciados por ella misma, sino cualesquiera otros inherentes a la persona humana, pues éstos deberán aplicarse de forma inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público. 125 Ibídem. p. 233. Todo esto, para que de esta manera sea regulado el caso concreto cónsuma y expresamente, logrando así, solventar satisfactoriamente el fenómeno de la huida del Derecho Administrativo en Venezuela. 3.8. Vuelta de las Administrativo. Personas Jurídicas Estatales O D A V ER al Derecho S Hoy en día la realidad se muestra como un punto donde emerge S E R OS con fuerza un nuevo Derecho Administrativo como derecho del poder H EC R E D para la libertad, lo que traslada, indiscutiblemente, al ámbito de los Derechos Humanos, es decir, de un Derecho Administrativo orientado hacia el respeto de los Derechos fundamentales inherentes a toda persona y establecidos aún por encima de nuestra propia Constitución, como valores superiores y preeminentes al orden jurídico, conforme al artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La garantía de los Derechos Humanos, debe hacerse en un sentido progresivo, incluso por encima de la defensa de las potestades, privilegios y prerrogativas del Estado, lo cual, ya ha sido expuesto por la jurisprudencia venezolana; en tal sentido, en sentencia No. 2.818 de fecha 19 de noviembre de 2002 emitida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en respuesta al recurso extraordinario de revisión del fallo No. 943, dictado el 15 de mayo de 2001 por la Sala Político-Administrativa del máximo tribunal de la República, en el caso Gladys Jorge Saad (viuda) de Carmona y otros contra el Estado. La Sala asentó que la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, enmarca al Estado venezolano en un modelo de Estado democrático y social de Derecho y de justicia proclamado en su artículo 2; y que éste, no es el mismo modelo que O D A V ER S enmarcó la anterior Constitución de 1961, en vista de que se regulaban S E R OS los derechos públicos de los ciudadanos dentro del sistema político; en H EC R E D cambio, en la Constitución de 1999 se contemplan los derechos de los ciudadanos como derechos sociales; es decir, en su modo de estar en la sociedad, y no como modos de estar en el sistema político del Estado. Por tanto, considera la Sala que el respeto de los Derechos Humanos fundamentales se exige a todos los órganos del Poder Público, incluyendo a los del Poder Judicial, orientando su actuación no sólo a garantizar la integridad de la vida de las personas, sino también a asegurar y garantizar que el Estado responda e indemnice los daños que, en violación de esos derechos, hubiere causado. Situándose en el mundo de los servicios públicos comprobamos el alcance y la dimensión de la eclosión de una nueva regulación que surge por la necesidad de preservar y asegurar el interés general en entornos abiertos a la libertad. 126 Hoy podemos hablar de un servicio público para el interés general, lejos del monopolio, tal como se plantea en el marco de la Unión Europea; el concepto tradicional de servicios públicos, acompañado de los dogmas de titularidad y exclusividad pública, tiene O D A V ER S poco que hacer en el nuevo espacio, que al menos en Europa, ya tiene S E R OS consolidado el nuevo régimen. 127 H C E R DE En virtud de ello, buena parte de la doctrina pensó que esto definitivamente sería el final del Derecho Administrativo; sin embargo, para sorpresa de muchos se encontró con una mayor regulación administrativa orientada a la necesidad de garantizar las denominadas obligaciones del servicio público de dichos servicios de interés general. 128 Por lo que se considera que nos encontramos con un Derecho Administrativo 126 más sensible a la realidad que se presenta y Cf. Rodríguez-Arana, Jaime. “La Vuelta al Derecho Administrativo (a Vueltas con lo Privado y lo Público)”. En: Revista de Derecho Administrativo. Edit. Sherwood. Enero-Diciembre. 2005. No. 20. p. 212. 127 Ídem. 128 Ídem. comprometido con la libertad, siendo este nuevo concepto una fusión entre lo mejor de la tradición francesa y la anglosajona. 129 Al principio, la jurisprudencia comunitaria dejó guiarse por un principio economicista, pero más adelante emprendió un camino en el equilibrio libertad económica-interés general. 130 S O D A Vel Derecho Administrativo libertad, antes dominados por el monopolio, R E S E R S estará presente llamado HOa jugar un importante papel, pues se estará C E R E D apostando a que la Administración y los poderes públicos, propugnen En la medida que se sigan consolidando dichos espacios en hacer posible establecer en nuestros ordenamientos la igualdad y libertad. 131 En tal medida, la tutela administrativa ha de ser posible con la tutela judicial cautelar, y en la misma medida en que la autonomía y la unidad, junto a la integración y la solidaridad caractericen nuestro modelo de Estado. 132 Un modelo de Estado que desde el punto de vista venezolano se configura desde el propio preámbulo de la Constitución nacional como un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolida los valores de libertad, independencia, solidaridad, bien común, integridad 129 Ídem. Ídem. 131 Ídem. 132 Ibídem. p. 213 130 territorial, convivencia y el imperio de la ley, como seguridad para la vida, el trabajo, la cultura, la educación, la justicia social y la igualdad sin discriminación, ni subordinación alguna, la garantía universal e indivisible de los Derechos Humanos. Y lo que a la par se desarrolla en la propia Constitución en varios artículos, a saber: el artículo 2, que manifiesta que Venezuela se O D A V ER S constituye como un Estado democrático y social de Derecho y de S E R OS justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento H EC R E D jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los Derechos Humanos. Concatenadamente, el artículo 3 continúa desarrollando las bases de la Constitución garantizando la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados por la Constitución, tal como se viene comentando. Igualmente el Título III de la Carta Magna, que comporta del artículo 19 al 31 ejusdem, es dedicado particularmente a los Derechos Humanos, garantías y deberes, es decir, en este título se le da desarrollo a lo que plantea el Preámbulo de la Norma Suprema, y por lo que el Estado es el garante, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, del goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los Derechos Humanos, lo que a su vez los hace de obligatorio respeto para los órganos del Poder Público, donde evidentemente se encuentra la Administración Pública. Y así los artículos subsiguientes e igualmente pertenecientes a este título fortalecen el respeto de los Derechos Humanos garantizando, no sólo los enunciados en la propia Constitución, sino O D A V ER S todos aquellos reconocidos en tratados, instrumentos y convenios S E R OS internacionales suscritos y ratificados por Venezuela y que, por demás, H EC R E D tienen igual rango que la Constitución y prevalecen en el orden interno del Estado, por lo que deberán ser aplicados directamente por los órganos y tribunales de la República, por mandato constitucional. A tenor de lo antes referido, se manifiesta expresamente que en Venezuela el terreno se encuentra respaldado para un ordenamiento jurídico que, en base a los principios antes expuestos, se desarrolle positivamente y cumpla con la regulación apropiada para el fenómeno que se ha estudiado, y que consolidará la vuelta del Derecho Administrativo. De esta forma, se producirá la vuelta del Derecho Administrativo, eso sí, con nuevos contornos y fundamentos derivados de la propia Constitución y pasará a la historia la huida del Derecho Administrativo, en manos de un nuevo Derecho Administrativo donde prevalezca el pensamiento plural, dinámico, abierto y complementario. 133 H EC R E D 133 Ídem. S E R OS O D A V ER S Conclusiones Para concluir con las presentes reflexiones se hace necesario considerar lo que, después de este profundo análisis del fenómeno de la huida del Derecho Administrativo, se ha podido determinar, conociendo así el alcance que este mismo tiene en Venezuela y cumplir con el objetivo fundamental del presente proyecto. S O D A V sobre la aplicación del Una de las desventajas que se E señala R S E R S Oque, en las relaciones jurídico-públicas, los Derecho Administrativo Hes C E R E D entes administrativos están cargados de privilegios, potestades y prerrogativas que colocan en desventaja a los particulares frente a la Administración Pública; sin embargo, esta idea debe ser superada, sobre todo en un régimen jurídico como el venezolano, el cual tiende al establecimiento del equilibrio entre el Poder Público y las libertades y derechos fundamentales, y así se ha manifestado en reflexiones anteriores, donde queda comprobada la garantía de los Derechos y Deberes Fundamentales, incluso por encima de la Constitución. Los particulares gozan pues, de derechos, libertades y garantías protegidos con sentido de progresividad, lo cual obliga a la protección de los mismos por sobre los privilegios, potestades y prerrogativas propias del Estado, y así es corroborado, no sólo por nuestra Constitución como norma regente, sino, incluso, por la jurisprudencia imperante en nuestro país en los últimos años. Siendo la Constitución la norma rectora de todo ordenamiento jurídico, no es posible evadirla por rigurosos que sean sus controles; por lo tanto es necesario afirmar que la Constitución venezolana, como se viene planteando en su artículo 236, numeral 20, le otorga la O D A V ER S potestad al Poder Ejecutivo para regular la organización de los cuerpos que conforman la S E R OS Administración H C E R que las DE inconstitucional empresas Pública, que por forman lo que sería parte de dicha Administración sean reguladas por leyes ordinarias, tal como lo plantea, en el caso de las empresas del Estado, la Ley Orgánica de la Administración Pública. Ahora bien, tomando en cuenta que aún no se ha creado el ordenamiento jurídico específico para este tipo de figuras subjetivas de Derecho Privado que actúan en el ámbito del Derecho Público, se debe aseverar que las leyes aplicables a las situaciones jurídicas que se planteen deberán ser bajo los fundamentos del Derecho Público, por mandato constitucional. Debe declararse, igualmente, que en las instituciones que ejercen la Administración Pública se ha creado un vicio en virtud del cual las personas jurídicas de Derecho Público, en razón del desahogo que les brinda el Derecho Privado, han excepcionado el mismo. Es así que se cree que mientras el ordenamiento jurídico venezolano no se concatene con la situación jurídica planteada, se tendrá que dejar la responsabilidad en manos de los jueces venezolanos para que regulen la situación jurídica de forma particular, O D A V ER S en las relaciones en que la Administración Pública sea parte, por lo que S E R OS deberá regirse por la jurisdicción contencioso-administrativa, todo ello H C E R la Constitución DE conforme a y tal como se ha planteado con anterioridad. Todo esto, para evitar mayores ambigüedades como son la de someter los conflictos a la regulación del Derecho Privado, siendo de carácter público y todos las demás implicaciones que esto conlleva y a las que se hace referencia a lo largo del presente proyecto. Recomendaciones Se pasará a considerar las posibles alternativas que permitan satisfacer la realidad a la que se enfrenta el Derecho Administrativo en Venezuela. Es menester entonces para ello, indagar el alcance que nuestra S O D A V Poderes Públicos para su actuar, pues en aras de su eficacia no se R E S E R de los principios constitucionales. S O podrá excepcionar el cumplimiento H C E R DE Constitución y demás leyes rectoras en el ámbito, le otorgan a los Para conseguir que la huida del Derecho Administrativo hacia el Derecho Privado, sea una etapa superada dentro de la Administración Pública será necesario, entre otras cosas, plantear la reforma de la Ley Orgánica de la Administración Pública en su artículo 106, según el cual: “Las empresas del Estado se regirán por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la presente Ley. Las empresas del Estado creadas por ley nacional se regirán igualmente por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la ley” (Resaltado nuestro); ya que éste no persigue el mismo espíritu dado por el Constituyente de 1999 en el artículo 236, numeral 20, y por tanto, la Ley Orgánica de la Administración Pública se encuentra violando la Carta Fundamental, en vista de plantear que estos entes se remitan a leyes ordinarias, y no a los fundamentos del Derecho Público, lo que se encuentra en contra del espíritu dado por el Constituyente en la Carta Fundamental. Debe crearse una conciencia dentro de los órganos que ejercen la Administración Pública que permita rectificar o minimizar el vicio que, en razón de la comodidad, se ha sembrado en el Poder Público, donde el régimen jurídico-administrativo es excepcionado por el Derecho O D A V ER Privado. S S E R OS incluir en el ordenamiento jurídico Igualmente se H propone C RE E D venezolano un marco normativo que regule el caso concreto de manera cónsuma y que, de esta manera, se logre solventar satisfactoriamente el fenómeno de la huida del Derecho Administrativo en Venezuela; pero dicho ordenamiento, tal como ya ha sido expresado en nuestra Constitución e incluso en la jurisprudencia patria, deberá estar orientando a un Derecho Administrativo más libre, plural, dinámico, abierto y complementario que permita esa vuelta al Derecho Administrativo que se espera, donde el mismo jugará un importante papel apostando a la participación consciente de ella y los poderes públicos, en ordenamientos jurídicos que se configuren en un ambiente de igualdad y libertad, concatenado con la verdadera ambición de la Constitución establecida desde su preámbulo. Mientras el ordenamiento jurídico venezolano no se vincule con la situación jurídica planteada, los jueces venezolanos serán los encargados de regular dicha situación de forma particular y, en vista de la inclusión de la Administración Pública como parte, deberá regirse por la jurisdicción contencioso-administrativa, tal como se establece en la Norma Fundamental. H EC R E D S E R OS O D A V ER S Bibliografía Alessi, Renato. Instituciones de Derecho Administrativo. Tomos I y II. Traducido por: Buenaventura Pellisé Prats. Barcelona, España. Bosch, Casa Editorial. 1970. 788 pp. Araujo Juárez, José. Principios Generales del Administrativo Formal. Valencia, Venezuela. Vadell Editores, C. A. 1989. 474 pp. O D A V ER Derecho Hermanos S Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. “Ley Orgánica de la Administración Pública”. Gaceta Oficial No. 37.305. 17 de octubre de 2001. Mes X. 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