CÓMO NO TRANSMITIR UN PRECIO ¿Cuándo fue la última vez que viste a una empresa que desapareció por subir los precios? Es conveniente recordar la cantidad de empresas que fallan al año. España, con una población el 1/1/05 de 44 millones, registró 374.094 altas de empresas y 251.539 bajas, simplemente cerraron. En 2003 quebraron o suspendieron pagos 1212 empresas. Permanecieron haciendo negocios 2,7 millones de empresas. Las tres cuartas partes de las empresas que se crean perecen. Muchas no llegan a tener una vida de adolescentes pereciendo antes de los 8 años. Es necesario acordarse de esto después de un día duro de ventas cuando llegas a casa con la sensación de que otros están destrozando el precio y que si ellos pueden tú también. Sí, ellos pueden venderse a esos precios y…arruinarse, tú también. La única manera por la cual un negocio tiene márgenes decrecientes es porque baja sus precios o no los sube a medida que lo hacen sus costes. Márgenes decrecientes están llevando una señal a la empresa de que tiene un problema de precio. Muchas empresas que quiebran echan la culpa al incremento de costes, cuando lo que pasa es que los márgenes se han reducido. Sorprendentemente muchas empresas que se arruinan lo hacen tras un periodo en el que el volumen ha aumentado. Esto sorprende a muchos vendedores. Los negocios no son una cuestión de volumen, sino siempre de margen. Si el negocio no mantiene un margen adecuado fracasará no importa el volumen que haga. Se ha incorporado al lenguaje comercial y corporativo la expresión: “Es muy agresivo con sus precios”. Esta expresión se dice con ciertos tintes de admiración, lo cual resulta muy chocante. Esta expresión se aplica cuando el vendedor utiliza los precios como arma de penetración, es decir, cuando vende a precios bajos, y aún así se dice con cierta admiración. Pero ¿con quién es agresivo? ¡Con su bolsillo! (O mejor dicho el de su empresa) ¿Es eso admirable? Es una actividad, que de persistir, conduce a la ruina. No veo que tenga nada de admirable. Conviene recordar que no es la competencia quien reduce tu precio, sólo tú lo haces. ¿Los clientes sólo compran en base a precio? Esta es la manera de pensar de muchos vendedores, que los clientes sólo compran en base a precio, nada está más lejos de la realidad. Si así fuera quien vendiera más barato lo vendería todo. Si precio fuera la única razón no se necesitarían vendedores. Incluso en un medio industrial los compradores profesionales no compran sólo por precio, pregunta en una reunión quién tiene la maquinaria más barata, nadie levantará la mano. El precio suele ser más importante en la mente del vendedor que en la mente del comprador, los compradores consideran si el precio se puede justificar. 1 ¿Qué hace que un comprador se levante a las 3.00 AM pensando que lo van a despedir? ¿Qué ha comprado caro? Jamás. Lo que le quita el sueño al comprador es que el vendedor no cumpla con su parte del trato, que la entrega se retrase, que la calidad sea inferior, que el servicio sea un desastre. Los vendedores que actuarían como compradores a precio “proyectan” esta idea a sus clientes. Proyección es la cualidad sicológica por la que las personas transfieren sus ideas y emociones a otros. Piensan “soy como cualquiera, me pongo los pantalones como todos los demás” “Soy como cualquiera, compro por precio luego mis clientes compran por precio”. Los vendedores que actuarían como compradores a precio piensan que sus precios son muy altos e invitan a los compradores a que les machaquen en precios. La primera cosa que hacen estos vendedores para mostrar esta inclinación es evitar hablar de precio. El 94% de los vendedores no hablará del precio hasta que el cliente se lo pregunte. De ellos el 44% cuando les preguntan sobre precio cambiará de tema y un 33% nunca dirá el precio en voz alta, sino que lo escribirá o señalará. Esto es una indicación al comprador de que tienes miedo. Si el precio fuera bueno querrías hablar de él ¿o no? Y si cuando lo dicen les carraspea la voz o se ponen nerviosos, esto les manda una señal al comprador de que efectivamente están nerviosos. Nunca uses adverbios o adjetivos cuando hablas de precio Considera “Nuestro precio normal es de €200” , contra, “Nuestro precio es €200” Los adverbios y adjetivos limitan, modifican o especifican cosas de un nombre, pronombre, verbo, adjetivo o adverbio con los que se usan. Por tanto se está implicando que hay otros adverbios o adjetivos que lo podrían modificar. Cuando se dice que nuestro precio usual es … haces creer al cliente que tienes más de un precio y que vas a ceder. Otras maneras de transmitir que vas a ceder en precios son las de usar “colchones que amortigüen el golpe”, por ejemplo: “Mejor será que te sientes antes de que oigas mi precio” “¿Está preparado?” “Lo mejor que puedo hacer es…” “Sabes que valoramos trabajar contigo…” “Dado que es uno de los mejores clientes puede que arreglemos algo el precio” “Nuestro precio es el más barato de la competencia” “Hablando comparativamente encontrará que nuestro precio es el mejor del mercado” “Nuestro nuevo precio reducido es…” 2 Invitaciones a que nos machaquen: “Dime dónde debo de estar” “Qué tengo que hacer para llevarme tu negocio” “¿Qué le parece €200?” “Sabes que te estamos ofreciendo un precio magnífico, ¿verdad?” Cuidado con los movimientos de la mirada. Cuando dices un precio en el que no crees, invariablemente pierdes el contacto ocular con el cliente. Otras indicaciones de que estás dispuesto a hablar de precio incluyen: Aparentar ansiedad para cerrar Presentar descuentos voluntariamente Dando importancia a los asuntos que no son precio y evitar hablar de precio Haciendo admiraciones ante el volumen de la operación Dejando claro que el precio es un estándar Iniciando opciones que disminuirán el precio. Si los clientes te exigen una reducción de precio, o están predispuestos a que les hagas una reducción de precio es porque les estás invitando a ello, o porque así les has entrenado en el pasado. El primer pecado es el de manifestar “asombro”: Esta manifestación se produce cuando los vendedores comunican inconscientemente al comprador que ellos piensan que el precio es muy alto. Casi todos los vendedores lo hacen de una manera u otra. Los buenos se quitan este hábito lo antes posible. Ejemplos: • ¿Estás sentado? • No vas a creer este precio • No creo que quieras pagar 1000, ¿o si? • Agárrate ante de que te diga el precio • ¿Qué tal te sientan 1000? • ¿No te parece un crimen que cobren 5000 por esto? Cuando dices algo de esto el cliente cree que tú personalmente crees que el precio es muy alto. Por tanto te van a machacar en precio porque se lo estás diciendo. El segundo error es el de “hacer crack”, lo que ocurre cuando el vendedor, sometido a presión intensa para dar al prospecto un descuento, hace crack y comunica o señala que está dispuesto a ceder. Si así lo haces entonces el prospecto por supuesto que presionará. Cracking ocurre cuando se dice algo como “ya sabes que quiero trabajar contigo”, “esto tiene contenido estratégico para nosotros” “Déjame que afile el lápiz” “déjame hablar con el jefe a ver qué puedo hacer” Los vendedores dicen cosas como éstas para 3 crear el camino de menor resistencia con el prospecto. La “mejor” forma de hacer crack de todas: “Dime lo que tengo que hacer para conseguir el pedido” Lo que realmente está diciendo el vendedor es “realmente no sé el precio, ni mi jefe lo sabe, me han mandado aquí a ver lo que puedo sacar” “siempre cedo” “sacúdeme con el precio”. La mayor parte de los vendedores tienen adverbios y adjetivos favoritos para indicar que están a punto de crack. Se usan apara explicar o modificar aquello sobre lo que estás hablando. Te crean diferentes imágenes en la mente. Si tienes un precio “usual” seguro que el cliente piensa que también tienes un precio inusual. Cualquier palabra puesta a continuación de precio que no sea “el” tiene la capacidad de hacerte crack. Una lista de adverbios y adjetivos usuales: Precio regular Precio de lista Precio base Precio estrella Precio estándar Precio de catálogo Precio de oferta Estas son maneras de indicar que se está dispuesto a negociar. Hay palabras que ponemos junto al precio que nos vienen dadas como si de una infección se tratase a través de la cultura de la empresa. Por ejemplo, cada vez que en una empresa minera se decía un precio, se decía: “Nuestro precio de referencia es 1000” Esto es una invitación a que te contesten ¿Y cuál puede ser el mío? Al hacer estos comentarios estamos diciendo que: 1. El vendedor está dispuesto a ceder el precio 2. El vendedor cede habitualmente en el precio, y 3. La empresa lo acepta. 4