! Un pueblo, un valle, una cultura… El Corro d’es bailes de San Chuan no se entiende sin el pueblo y el valle a los que se debe: San Juan de Plan y la bal de Chistau. San Juan de Plan, en el corazón del Pirineo aragonés, tiene actualmente una población de apenas 160 habitantes que han resistido a la tentación de emigrar hacia zonas industriales o más desarrolladas, propiciada por el secular abandono a que se han visto sometidas las áreas rurales de montaña. En este pueblo han sido las mujeres quienes en los años setenta-ochenta del pasado siglo intentaron despertar el interés por unas tradiciones que estaban en vías de desaparición, enlazando con todo un proceso de recuperación de la conciencia histórica aragonesa más amplio. ! ! Los resultados en San Juan fueron de lo más interesante porque el conjunto cultural popular estaba muy vivo y presente aún en la memoria colectiva y porque, además, el proceso de recuperación partió y fue protagonizado por gente del propio pueblo. Este trabajo de más de treinta años ha dado frutos esperanzadores y algunas realidades impensables en un pueblo tan pequeño. Así, hoy San Juan cuenta con un Museo Etnográfico de gran riqueza, con un grupo folklórico como el Corro, con un viejo molino (El Molín) y una antigua serrería (La Sarra) restaurados para diversos usos tradicionales y de artesanía… y con muchos más proyectos para que las generaciones venideras no olviden una cultura y formas de vida singulares. DOSIER CORRO # 1! Cabe destacar también que dentro del conjunto tradicional chistabín, junto con el folklore y todos los aspectos derivados de la cultura material de una sociedad agro-pastoril de montaña, la lengua juega un papel principal al aportar carácter e identidad. El valle de Chistau es uno de los cada vez más escasos lugares donde el aragonés sigue siendo lengua común entre las gentes (dada la vitalidad de su variedad: el chistabín) y donde el castellano encuentra una mayor resistencia a imponerse como oficial. ! ! ! Un pueblo que baila: el Corro d’es Bailes El grupo nació gracias al entusiasmo de unas cuantas mujeres que habían participado intensamente en los primeros trabajos de recuperación del folklore comarcal surgidos en Sobrarbe en los años setenta del siglo XX. El proceso fue lento y laborioso al principio y no siempre encontraban el apoyo de las gentes del entorno, que no acababan de entender su propósito. A pesar de ello, no se desanimaron, siguieron en su faena con un empeño admirable y el grupo empezó a funcionar poco a poco hasta tener cohesión, enriqueciéndose cada vez con más danzas sacadas del olvido y con la participación de bailadores más jóvenes. ! ! En la actualidad el Corro d’es bailes lo pueden llegar a componer 40 personas, lo que supone una cuarta parte de los habitantes de San Juan, algo excepcional en cualquier grupo folklórico. Por ello, puede decirse que el Corro no es un grupo sino “un pueblo que baila”. DOSIER CORRO # 2! Así, en las festividades del lugar —Fiesta Mayor, San Juan y Carnaval, especialmente— es cuando el grupo alcanza su verdadero sentido. Con la idea de que la fiesta refleja la identidad cultural de un pueblo, desde hace quince años organizan en el fin de semana de junio más próximo a la Fiesta de San Juan y sus ancestrales ritos en torno al fuego, el Diya de la cultura chistabina: un día especial en el que medio pueblo se viste de calzón y chipón, en el que se baila y en el que se presentan algunas prendas tradicionales. ! ! ! Otro de los aspectos más notables del grupo es la riqueza de su vestuario que se compone, en gran parte, por piezas muy antiguas, conservadas de generación en generación, alguna de ellas con más de doscientos años de antigüedad. Las piezas que se han hecho modernamente han respetado por completo la tradición, incluso en la selección de tejidos o hilos y hasta en la forma de tejerlos. La formación de músicos del Corro interpreta los bailes con los instrumentos musicales que tradicionalmente han acompañado las danzas pirenaicas. Destaca alguno de ellos porque, si bien en otra época estaban más extendidos por el resto de Aragón, hoy han quedado reducidos a estos altos valles y poco más. Es el caso del salterio o chicotén –nombre aragonés para una especie de tambor de cuerdas– y el chiflo. Así, la música del Corro se ejecuta con violín, acordeón cromático o diatónico (conocido como la curdión rutiniera), guitarra, guitarro, gaita de boto (la gaita de fuelle autóctona), pandereta, castañetas y tempan (especie de pandero). ! ! ! ! DOSIER CORRO # 3! Aparte de las danzas, se han recuperado un buen número de cantos de diversos tipos, principalmente romances, alguno con una antigüedad documentada de seis siglos. Existen varias grabaciones del Corro, alguna de ellas histórica, como la realizada en el año 1978 para la I Muestra de Folklore Aragonés, o las piezas recogidas en el disco colectivo Folklore Aragón’91; pero donde mejor pueden apreciarse muchas de las danzas del valle de Chistau es en el librodisco Danzas de Sobrarbe, de Isabel Riazuelo y La orquestina del fabirol y editado por el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón en 2000. Sin duda, es el conjunto de danzas lo más notable de lo recuperado por el grupo y que nos vienen a demostrar la riqueza del folklore aragonés más allá de la exclusividad de la jota, como se suele pensar. ! ! ! ! ! ! ! Como publicación, destaca la edición de Museo de San Juan de Plan, un extenso libro-catálogo con motivo en 2013 del treinta aniversario de su inauguración. Y respecto a la trayectoria de sus actuaciones, El Corro d’es bailes ha participado en los más diversos festivales de España. Además de sus frecuentes actuaciones por todo Aragón y el sur de Francia, lo más destacable son las giras llevadas a cabo en estos años por Holanda, por la república ex-soviética de Tadjikistán y por Eslovaquia. ! DOSIER CORRO # 4!