Monitor Semanal Tributario y Legal En tiempos de conflicto, un buen contrato hace la diferencia El contrato de trabajo es, básicamente, un contrato bilateral mediante el cual el trabajador se obliga a realizar una labor determinada y, en carácter de contraprestación, el empleador se obliga a abonar un salario. Un contrato de trabajo adecuado y claramente redactado puede evitar muchas complicaciones y gastos en el futuro. No existe en nuestro país ningún requisito de solemnidad en lo que respecta al contrato de trabajo, pudiendo incluso ser verbal. Sin embargo, la práctica indica que la mayoría de las relaciones laborales actualmente se documentan por escrito. Hoy en día la documentación por escrito del contrato laboral es fundamental. Un contrato celebrado en forma verbal puede acarrear muchas complicaciones en el futuro. Pero, suele ocurrir que los contratos se redactan en forma muy escueta (a veces incluso en simples “formularios”) donde no se contemplan cláusulas que pueden ser de gran utilidad a la hora de un conflicto. Este tipo de contratos, cuasi – formularios, tampoco serán de utilidad a la hora de enfrentar una situación conflictiva. Como dijimos, es muy importante que el contrato de trabajo se celebre por escrito; especialmente como medio de prueba en caso de eventuales conflictos y/o litigios entre las partes. Resulta fundamental que en el mismo se establezcan con la mayor claridad posible las obligaciones y derechos tanto del trabajador como del empleador. Además de las cláusulas usuales de los contratos de trabajo (antecedentes, objeto, jornada de trabajo, remuneración, etc.) resulta de mucha utilidad la inclusión de algunas cláusulas “atípicas”. A continuación describiremos algunas de éstas. Período de Prueba: puede pactarse un período de prueba, el cual es útil a los efectos de que el empleador evalúe el desempeño del trabajador. La consecuencia fundamental de establecer un período de prueba radica en que, si una vez vencido el mismo, el empleador decide no contratar en forma permanente al trabajador por no considerarlo apto no deberá abonarle indemnización por despido. Confidencialidad: es fundamental que el trabajador se obligue en el contrato a no divulgar, revelar ni trasmitir de ninguna forma, toda aquella información, conocimiento o documentación que la empresa considere “sensible”. Dicha obligación, que rige durante toda la relación laboral, puede acordarse que continúe una vez extinguida la misma. Incluso puede pactarse una multa pecuniaria en caso de que el trabajador viole la obligación de mantener la confidencialidad. Datos Personales: recordemos que la Ley N° 18.331 de “Protección de Datos Personales y Acción de Habeas Data” resulta enteramente aplicable a los datos del trabajador que son almacenados por el empleador. Por tanto, resulta de suma utilidad incluir en el contrato una cláusula en la cual el trabajador autorice al empleador a almacenar y © 2015 KPMG Sociedad Civil, sociedad civil uruguaya y firma miembro de la red de firmas miembro independientes de KPMG afiliadas a KPMG International Cooperative (“KPMG International”), una entidad suiza. Derechos reservados. 30 de enero de 2015, N° 608 Monitor Semanal procesar sus datos personales (ya sea en forma electrónica o de cualquier otro tipo), así como a la emisión de reportes que incluyan valoraciones personales que sean el resultado de evaluaciones realizadas para ser utilizados internamente en la empresa con fines profesionales. En dicha cláusula la empresa debería reconocer el derecho del trabajador de poder acceder a sus datos personales contenidos en la o las bases de datos administradas por la empresa con el objetivo de revisarlos, rectificarlos, actualizarlos e incluso suprimirlos con la justificación correspondiente. Propiedad Intelectual: mediante dicha cláusula se estipula que el producto del trabajo realizado por el trabajador en cumplimiento de sus tareas durante el período en que exista la relación laboral será propiedad de la empresa. También se suele pactar que el trabajador no podrá modificar y o comercializar los trabajos realizados durante la relación contractual en beneficio propio. No – competencia: se establece que el trabajador, en caso de desvincularse del empleador, no podrá dedicarse a actividades laborales de la misma naturaleza o giro que las que realiza para aquél por un determinado período de tiempo. De esta forma, se minimiza el riesgo de que un trabajador incurra en competencia desleal o sea “captado” por la competencia. Este tipo de cláusula suele incluirse en casos de alta especialización laboral y cuando el trabajador tiene un conocimiento profundo de los procesos industriales y/o comerciales. Exclusividad: al agregarse la cláusula de exclusividad al contrato, el trabajador se obliga a prestar su actividad laboral únicamente para su empleador, no pudiendo trabajar para otras empresas. Capacitación: mediante esta cláusula se busca evitar, en forma excepcional, la posibilidad de que el trabajador pueda ejercer su derecho a rescindir unilateralmente la relación laboral (es decir que renuncie) cuando haya recibido una especialización profesional a cargo del empleador. Se establece que, una vez recibida la capacitación, el trabajador debe permanecer en la empresa durante cierto período de tiempo. Esta cláusula es fundamental en aquellos casos donde el empleador toma a su cargo cursos de capacitación muy costosos y, lógicamente, pretende que el trabajador aplique dichos conocimientos en su empresa. En caso que el trabajador incumpla con la obligación de permanecer en la empresa puede ser responsabilizado y, por ejemplo, condenado a devolver el dinero invertido en su capacitación. Lógicamente, la inclusión de alguna de estas cláusulas (o de otras) en el contrato de trabajo dependerá del tipo de labor que se realizará, por lo que conviene que la redacción del contrato se realice “a medida” de cada relación laboral, evitando la tentación de utilizar “formularios”. © 2015 KPMG Sociedad Civil, sociedad civil uruguaya y firma miembro de la red de firmas miembro independientes de KPMG afiliadas a KPMG International Cooperative (“KPMG International”), una entidad suiza. Derechos reservados. 30 de enero de 2015, N° 608