LA IMPOSICION DE “CARGAS PUBLICAS” COMO FORMA DE PROTECCIÓN AMBIENTAL Fernando Tallar D. Abogado. Magister Derecho Público Fiscal Instituto Forestal [email protected] La imposición de cargas públicas representa uno de los mecanismos a través de los cuales los Estados se encuentran jurídicamente habilitados para establecer contribuciones o aportes que gravan a las personas o a los patrimonios privados en beneficio colectivo. En el primer caso, se trata de contribuciones que normalmente implican un esfuerzo de dedicación física o laboral en favor de actividades de relevancia nacional o colectiva. En el segundo caso, nos encontramos con decisiones públicas que importan un sacrificio pecuniario para titulares de ciertos bienes. Es este segundo aspecto el que nos interesa abordar, estimando que se trata de un tema complejo y objeto de escaso tratamiento por la doctrina nacional. Tal vez ello derive de la escueta redacción que a la institución de las cargas públicas le dispensa la norma constitucional que la consagra. Ella corresponde al art. 19 N° 20, mayoritariamente referido a la igualdad tributaria y en el que la igual repartición de las cargas públicas carece de mayores aportaciones, sin que tampoco existan normas legales que permitan complementar u orientar este precepto. Una de las áreas en la que las cargas públicas puede adquirir relevancia, corresponde a la protección del medio ambiente, tema de especial consideración en las políticas públicas, en los intereses de la sociedad civil, en la agenda de las negociaciones internacionales y en diversos tratados internacionales, así como también en las normativas nacionales y en las decisiones de sus órganos jurisdiccionales. La imposición de “cargas públicas” por parte de los poderes públicos, constituye uno de los mecanismos a través del cual los Estados asumen su responsabilidad, cuando no su deber, de resguardar la naturaleza y preservar sus recursos. La legislación forestal, dado su fuerte componente ambiental, constituye un ejemplo relevante de la imposición de cargas públicas, destinadas a la protección de algunas especies que se han estimado en una condición de fragilidad o de amenaza. Por otra parte, quienes son los destinatarios de cumplir con estas cargas, deben asumir diversos efectos en sus patrimonios, en la mayoría de los casos, producto de la desvalorización de los bienes sobre los que dichas cargas recaen. Se genera así un escenario en el que es susceptible se produzca una oposición entre 2 derechos de rango constitucional, como serían, por una parte, el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación (art. 19 N° 8 C.P.) y los derechos a desarrollar una actividad económica (art. 19 N° 21) y de propiedad (art. 19 N° 24). La imposición de cargas públicas, dado su carácter excepcional, no queda entregada a la discrecionalidad de la autoridad, debiendo ajustarse a ciertos requisitos, entre los cuales el principio de “igualdad” ocupa un destacado lugar. El objetivo de nuestro trabajo se orientará al análisis de aquellas situaciones en las que la decisión pública se adopte desatendiendo el principio constitucional de la “igual repartición de las cargas públicas”. En una situación tal, la duda se plantea en relación con los efectos y consecuencias jurídicas que de esa decisión se producirían, entre ellas la eventual configuración de una “expropiación indirecta”, figura consagrada en diversos tratados de los cuales Chile es parte (Acuerdos de Promoción y Protección de Inversiones; APPI y Tratados de Libre Comercio, TLC) y la eventual responsabilidad que para el Estado pudiera derivarse de una infracción de esa naturaleza. Para los objetivos de este trabajo se adoptará como referencia un caso jurisprudencial, referido a la prohibición de corta de la Araucaria araucana, sometiéndolo a un análisis de argumentación crítica. 1 Sentencia Corte de Apelaciones Santiago, 21 Noviembre 2003. Recurso Apelación, Rol N° 6828, 1999. Gaceta Jurídica N° 281, Noviembre 2003. Caso “Sociedad Agrícola Lolco Ltda. con Fisco”. 1