HIMNO: Jesucristo, yo siento tu voz. Tú me has dicho: “Ven y sígueme, déjalo todo y dalo a los pobres. Quiero que seas sal y luz. Confía siempre porque a tu lado estoy”. Aquí, Señor, tienes mi vida, que quiere ser presencia de tu amor. Sé que no es fácil seguir tus huellas, pero con tu fuerza seré fiel. Te serviré entre los hombres, tu Reino anunciaré, porque a tu lado quiero caminar. Te serviré entre los hombres, tu cruz abrazaré. Si no respondo, vuélveme a llamar. Amén. Ant. 1: Dios, Dios mío eres tú. De madrugada te buscaré (2) Señor, quiero recordar tu bondad, que nunca ha defraudado PRESENCIA la esperanza de los que luchan por tu causa. de DIOS Devuelves la respiración al abatido y vistes un traje de alegría al pobre que se adentra en la hondura de tu amor. Tú haces de nuestras miserias un motivo de alabanza al poner en el corazón mismo de nuestro dolor la presencia de tu inquebrantable solidaridad. ¡Vuelve tu mirada hacia los pobres de este mundo! ¿No eres Tú, acaso, el Dios que recompone toda vida rota? ¿El Dios enemigo de cárceles, rejas y ataduras? ¿El Dios que pone en pie el árbol truncado y encauza el río de la historia, el océano de la felicidad compartida? Mis oídos no aciertan a contener tanto gozo: Dios dirige su Palabra a los humildes de la tierra. Dios descorre nubarrones de miseria humana y nos muestra horizontes cercanos de salvación. Dios está cerca de todos los que no se acomodan a la opresión, el engaño y la astucia del más fuerte. Dios pone en nuestros labios cantos de Reconciliación y de Paz como brotes de una primavera soterrada en las entrañas doloridas de nuestra madre tierra. Todo es camino de libertad, ¡todo! Porque Dios en persona ha besado y compartido nuestra carne en corrupción para hacerla portadora de semillas de eternidad. Y el hombre ya no es más enemigo del hombre; ni la tierra será en adelante hostil a los pies que la caminan; porque hombre y tierra han sido habitados, colmados por la gratuita presencia de nuestro Dios. Ant. 2: El Señor es mi pastor, nada me falta (2) El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos Él me hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, L L A M A D A porque Tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo. La mesa has preparado para mí frente a mis adversarios, con aceites perfumas mi cabeza y rellenas mi copa. Irán conmigo la dicha y tu misericordia mientras dure mi vida, mi mansión será la casa del Señor por largos, largos días. Ant. 3: Dios me da hermanas, un regalo para mi debilidad. Porque el Reino no se vive a solas, se construye en comunidad. Señor, Tú me llamas a vivir en comunidad y quieres que la edifique. Me quieres en comunión con las otras, no para estar mejor ni ser más fuerte, sino para que sea yo misma. La comunidad es fuerte si espera. La comunidad es verdadera si ama. La comunidad es santa si cada una es santa. Ser comunidad es existir para los demás. Es encontrarse con las otras personas, es rezar por ellas. Es dar muestras de la propia esperanza. Sólo así podremos acercarnos a los que no recibieron la fe y ponerlos en Tus manos. Sólo así podremos sostenerla en aquellos que a duras penas la conservan. CONVOCACIÓN LECTURA: “La caridad que el Espíritu Santo derrama en los corazones de las personas que son llamadas a la perfección, es la base de estas Constituciones: y esta misma caridad ha de ser el único móvil de nuestro corazón para que las observéis todas con exactitud, prontitud y alegría. Dad, pues, muchas gracias a Dios, carísimas Hermanas en Jesucristo, por vuestra vocación a esta santa vida, y permaneced firmes en ella, según el aviso del apóstol San Pablo, animándoos a la perseverancia con aquella sentencia de vuestro dulcísimo Salvador: <<El que perseverare hasta el fin, será dichoso>>.” (1 C 1) RESPONSORIO BREVE: Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es. Nadie como tú, bendito Dios. ¡Grande es tu fidelidad! BENEDICTUS: Ant. “Dad gracias a Dios por vuestra vocación y permaneced firmes en ella. Apreciad muchísimo vuestra vocación. Pedid a Dios la perseverancia”. PETICIONES: Adoremos a Dios, que en su gran bondad nos llama cada día y nos invita a seguirle y hoy, agradeciendo el don a su Iglesia en Madre Isabel, digámosle con confianza: AYÚDANOS, SEÑOR, A SEGUIRTE * Padre, lleno de amor y misericordia, que nos llamaste a servirte y renueva cada día tu invitación a llevarte a los hermanos … AYÚDANOS, SEÑOR, A SEGUIRTE * Cristo, que con tu claridad eres nuestro sol y nuestro día, haznos dóciles a las inspiraciones del Espíritu… AYÚDANOS, SEÑOR, A SEGUIRTE * Espíritu de amor y de paz, enséñanos a leer con tu luz los signos de los tiempos y, en respuesta a los hombres y mujeres de nuestro hoy, vivir en fidelidad nuestra opción de vida… AYÚDANOS, SEÑOR, A SEGUIRTE * Dios, uno y trino, te pedimos hoy por nuestro mundo, convulsionado por diversas formas de violencia, que cada uno, desde su lugar, sepa ser fermento de paz y de vida… AYÚDANOS, SEÑOR, A SEGUIRTE Unidas como hermanas que viven la fraternidad como divisa de su vida digamos juntas PADRE NUESTRO… ORACIÓN: Señor, Dios nuestro, que elegiste a Isabel Larrañaga como instrumento tuyo e, iluminada y alentada por el Espíritu, le hiciste respuesta para las necesidades de su tiempo desde un intenso amor por ti y haciendo vida la Caridad de tu Corazón, ayúdanos a hacer vida su carisma en los cambiantes signos de los tiempos y a ser respuesta esperanzada para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.