PRINCIPIOS UNIVERSALES DE LAS COOPERATIVAS A. ADHESIÓN En el pasado se acostumbraba a definir el principio de adhesión a una cooperativa por medio de palabras tales como “Libre” y “Voluntaria”. Por varias razones, la Comisión ha estimado que estas breves definiciones no ponen suficientemente en evidencia los rasgos característicos de las relaciones que existen entre una institución cooperativa y los miembros que la constituyen. Obviamente todas las cuestiones que tienen relación con la adhesión pueden y deben estudiarse desde dos puntos de vista complementarios: el del individuo y el de la cooperativa. La libertad de cada uno -individuo y cooperativa- de considerar sus intereses y obrar en consecuencia, deben armonizarse. Por una parte, el individuo debe ser libre de afiliarse a una cooperativa y de participar de sus ventajas económicas y sociales en igualdad con los otros socios. Ello implica que debe asumir también una parte proporcional de la responsabilidad. Pero no debe ser forzado a asociarse, ni directamente, en virtud de una obligación jurídica o administrativa, ni indirectamente, bajo presiones de carácter social o político. La decisión de solicitar la admisión debe normalmente ser el resultado del convencimiento personal sobre el valor de la cooperativa y de las ventajas económicas para él y para sus dependientes. Debe tener también libertad de retirarse cuando advierta que no precisa de los servicios de la cooperativa, o ésta no está en situación de satisfacer sus necesidades. Por otra parte, una cooperativa también necesita libertad para modificar su actitud de ingreso sin limitaciones y tener la posibilidad de rechazar solicitudes de ingreso, o expulsar a un socio si los intereses de los demás socios así lo requieren. Es un error interpretar el principio de libre adhesión en el sentido de que todas las cooperativas estén obligadas a aceptar todas las solicitudes. No hay nada que ganar y mucho que perder aceptando a una persona que debilite la cohesión del cuadro social. La práctica de las cooperativas en el pasado se ha orientado a facilitar las condiciones de admisión, autorizando el pago a plazos de las cuotas sociales o por medio de retornos acumulados. Lo importante es que la sociedad cooperativa exija de sus socios la obediencia y lealtad que se debe a sí misma y a sus decisiones democráticas, debiendo admitir a todos aquellos que de buena fe están dispuestos a serle fieles. Si se admite que el elemento dominante del sistema cooperativo es la ayuda recíproca y no los beneficios, el principio de la libre adhesión, con todas las reservas y modificaciones ya mencionadas, concernientes a su aplicación contiene las garantías indispensables contra las desviaciones hacia su transformación en empresas comerciales corrientes. La sociedad debe ser escrupulosa con todos los ingresos derivados de las transacciones con los no-socios que utilizan regularmente sus servicios. Si estos ingresos no se destinan a estimular el ingreso de los no-socios a la cooperativa, deberán ser utilizados para algún objetivo de beneficio común, preferentemente más allá del cuadro social. En ningún caso deben distribuirse entre los socios, pues si así fuera, estos participarían de beneficios en una manera que la cooperación rechaza expresamente. En los países desarrollados, los almacenes de las grandes cooperativas de consumo están abiertos al público en general y en algunos el movimiento cooperativo nacional reclama la venta al público como un derecho, o, por lo menos, como la condición indispensable para su propio desarrollo y para su eficacia como regulador de precios. Si un individuo puede ingresar libremente a una cooperativa, debe ser libre para dejarla. Finalmente, en el interés de sus mismos socios, una sociedad cooperativa debe tener el derecho, estipulado en el estatuto, de cancelar la calidad de socio de un miembro si existen razones justas. Es a base de un principio natural, común a todas las sociedades y no a base de un principio cooperativo específico, que se puede expulsar a las personas que atentan contra los intereses o contrarían los objetivos de la sociedad.