La biogenética y la metáfora de Adán y Eva*

Anuncio
LITERATURA
149
La biogenética y
la metáfora de Adán y Eva*
Cuenta la Biblia que la serpiente incitó a Adán
y Eva a comer de la manzana prohibida con
estas palabras: “Seréis como dioses”. Los
últimos descubrimientos de los investigadores del mapa genético humano permiten
resucitar ese viejo sueño evocado en el mito
bíblico.
Los responsables del Proyecto Genoma Humano, programa público financiado
esencialmente por los Gobiernos de EEUU
y Gran Bretaña, y de Celera, la empresa privada fundada por Craig Venter, anunciaron
ayer en Londres que han logrado ya descifrar un 97% del genoma humano, “el libro de
la vida”, compuesto por los 60,000 genes que
cada individuo tiene en sus células.
Los genes regulan el metabolismo, las características físicas de los seres humanos, la
inteligencia, el carácter y la predisposición a
contraer determinadas enfermedades. De ahí,
la extraordinaria importancia de su conocimiento.
Lo que los investigadores de ambos proyectos presentaron ayer es una especie de
fotografía casi completa del mapa genético.
Pero lo que nadie sabe todavía es cómo operan los genes, cómo se relacionan entre sí y
cómo se comunican. Ni siquiera se conoce
su número exacto. Por decirlo con una metáfora, los investigadores del genoma han
conseguido reproducir el contenido de una
enciclopedia de miles de millones de páginas, pero esa enciclopedia está escrita “en
chino” y lo ignoran todo sobre ese idioma.
Bill Clinton y Tony Blair alabaron ayer los
trabajos realizados por los científicos y propusieron un gran acuerdo internacional para
impulsar económicamente este gran proyecto
y discutir sus implicaciones éticas y legales.
Parece una posición bastante sensata, ya que
lo logrado hasta hoy sólo es un pequeño paso
de un largo camino. Craig Venter manifestó
que la secuencia del mapa genético (el 3%
restante) quedará completada en el 2003,
aunque el conocimiento de sus mecanismos
de funcionamiento podría tardar 40 ó 50 años.
Hay científicos que cuestionan incluso la trascendencia de ese conocimiento para nuestras
vidas. William Haseltine, uno de los pioneros
del sector, declaraba anteayer en El Mundo
que saber cómo operan los genes puede ser
tan inútil como la construcción de la Torre
Eiffel. Argumentan que la enfermedad es el
resultado de la interrelación de los genes con
otros muchos factores como la alimentación
o el medio ambiente, cuya influencia se desconoce.
Pero el punto de vista de Haseltine parece
una exageración, aunque la genética no resulte la panacea que Craig Venter profetiza.
Si en el futuro los científicos llegan a dominar
los secretos del ADN, la materia prima de
los genes, sería perfectamente posible crear
órganos a partir de las células de cada individuo e incluso, en un tiempo no tan lejano,
clonar individuos con unas características
genéticas previamente programadas.
El debate ético y social que plantean estas
tecnologías reviste una extraordinaria importancia, ya que su desarrollo puede aportar
increíbles avances pero también encierra extraordinarias “amenazas”, como Blair dijo
ayer. Adán y Eva mordieron la manzana y se
convirtieron en seres vulnerables. ¿Qué efectos puede tener sobre la humanidad sucumbir
a esa tentación biogenética? Habrá que esperar un siglo para conocer la respuesta.
*Editorial Diario El Mundo:
http://www.bioplanet.net/
2000-junio/noticias/
n27jun2000(10).htm
Descargar