Respuesta a su oficio No. 2129, Preliminar 466588, Fiscal 193. La

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220-25380
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Respuesta a su oficio No. 2129, Preliminar 466588, Fiscal 193. La liquidación obligatoria es
diferente a la liquidación forzosa administrativa.
Aviso recibo del escrito radicado con el número 426.824-0 del 17 de marzo del año en curso, mediante el cual
consulta si la liquidación obligatoria y la liquidación forzosa administrativa son la misma figura y solicita el envío de
la legislación correspondiente o conceptos de la Entidad que ilustren el punto.
Con el fin de absolver la consulta, en primer lugar, es preciso tener en cuenta que el 20 de diciembre de 1.995, el
Congreso de la República expidió la Ley 222, mediante la cual se modifica el Libro II del Código de Comercio, se
unifica el régimen de los procesos concursales, y se dictan otras disposiciones. Es así como dentro del articulado se
contempla el procedimiento de los procesos concursales, es decir, del concordato y de la liquidación obligatoria y se
atribuyen expresamente facultades jurisdiccionales a esta Superintendencia, cuando dispone en el artículo 90 que
"La Superintendencia de Sociedades asume la función jurisdiccional en uso de la facultad concebida en
el artículo 116 inciso 3º de la Constitución Política..." (negrillas por fuera de texto).
Como anotación al margen de la consulta, vale la pena anotar que si bien el tramite de la liquidación obligatoria se
encuentra vigente, el del concordato fue suspendido por cinco (5) años de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 79 de la Ley 550 de 1999, ordenamiento que regula la intervención económica para la reactivación
empresarial.
Hecha la anterior aclaración, la Superintendencia de Sociedades es el organismo competente para tramitar
privativamente los procesos concursales de las sociedades comerciales, sucursales de sociedades extranjeras y las
empresas unipersonales, no sujetas a régimen especial de intervención o liquidación; excluye del tramite concursal
a las sociedades sujetas a un régimen de liquidación forzosa administrativa o a un trámite especial de recuperación
o liquidación y le asigna a los jueces civiles especializados, o en su defecto, los jueces civiles del circuito, el
conocimiento de los procesos concursales de las personas naturales. (artículos 214 y 210 de la citada Ley 222).
Así las cosas, es atribución exclusiva del Superintendente de Sociedades, como juez de la liquidación obligatoria,
convocar o admitir a la sociedad deudora al tramite de una liquidación obligatoria, cuando del estudio y evaluación
de los documentos e información requeridas en la misma ley -artículo 97-, verifica la no viabilidad o recuperación de
la empresa, razón que hace imperiosa la realización de los bienes del deudor, para atender en forma ordenada el
pago de las obligaciones a su cargo -artículo 95-. Para el efecto, en el auto que ordena la apertura del proceso, el
Superintendente designa al liquidador, designación que se hará de la lista de liquidadores conformada para tal
efecto, quien para todos los fines será el representante legal de la compañía y el responsable del proceso.
Figura diferente es la liquidación forzosa administrativa, medida que se decreta y ordena por la administración
pública como una sanción de carácter administrativo y no jurisdiccional, que pretende primordialmente la protección
de ciertas actividades que por su importancia y trascendencia dentro de la economía del país pueden conllevar
alteraciones del orden público. Es entonces el Estado, a través del organismo que la decreta, quien tiene el manejo
y supervisión del proceso de liquidación de los negocios y bienes del intervenido, asumiendo el control y la
responsabilidad del proceso, no obstante las sanciones a las que puede hacerse acreedor el liquidador por el
incumplimiento de los deberes, funciones y obligaciones asignadas en la ley para el ejercicio del cargo.
Distintos organismos estatales han sido investidos de tal atribución, como información meramente ilustrativa, se ha
otorgado a la Superintendencia Bancaria facultad para ordenar la toma de posesión y liquidar los negocios, bienes y
haberes de sus entes vigilados, caso en el cual se aplicarán las disposiciones contenidas en el Decreto 663 de 1993
o Estatuto Orgánico Financiero, modificado por la Ley 510 de 1999.
Situación igual se presenta respecto de las actividades relacionadas con la construcción y enajenación de inmuebles
destinados a vivienda, actividad que se encuentra sujeta al control y vigilancia de la Alcaldía Mayor de Santafé de
Bogotá y demás Municipios del país, quienes están autorizados para decretar la toma de posesión de los negocios,
bienes y haberes de las personas naturales o jurídicas que desarrollan en forma irregular operaciones propias de la
actividad de vivienda y se encuentren incursas en alguno o algunos de los presupuestos previstos en el artículo 12
de la Ley 66 de 1998 o Ley de Vivienda, evento en que se aplicará el régimen previsto en la citada ley y, en lo no
previsto, las disposiciones del Estatuto Financiero.
Otro ejemplo de liquidación forzosa, es la competencia atribuida a la Superintendencia de Servicios Públicos
Domiciliarios respecto de las sociedades prestadoras de servicios públicos, como energía, agua, luz etc..., sobre las
cuales el Estado, a través de dicha Superintendencia, puede ordenar la toma de posesión para liquidar, para lo cual
se aplicarán, en lo pertinente, las normas relativas a la liquidación de las instituciones financieras, como lo dispone
el artículo 121, inciso 5º de la Ley 142 de 1994, que establece el régimen de servicios públicos.
En resumen, el trámite de la liquidación obligatoria, en los términos antes indicados, es un proceso concursal en el
que el juez de conocimiento es el Superintendente de Sociedades de manera privativa, su ordenamiento se
encuentra previsto en la Ley 222/95, incorporada en el Código de Comercio puesto que modifica y adiciona materias
propias de la legislación mercantil. De otra parte, la liquidación forzosa administrativa es una medida administrativa
ordenada por quien de acuerdo con la ley se encuentra expresamente facultado para ello, con el fin, como se
advirtió anteriormente, de evitar y prevenir problemas de orden público y salvaguardar los intereses de los terceros.
Sin embargo la normatividad aplicable será la que determine el mismo legislador cuando reglamenta la actividad o
la naturaleza jurídica del ente sobre el cual puede recaer la medida, situación que imposibilita el envío de la
normatividad correspondiente o conceptos que ilustren el tema.
En los anteriores términos se ha dado respuesta a su consulta, no sin antes manifestarle que los efectos del
presente pronunciamiento son los contemplados en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
Rad. 426.824-0
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