R 63 F 450 T 13 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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SALA CIVIL PRIMERA
Resolución N°: 63
Folio: 450
Tomo: 13
Santa Fe, 07 de Mayo de 2013.Y VISTOS: Estos autos caratulados “NUEVO BANCO DE SANTA FE S. A. C/
DIEZ, MANUEL BENJAMIN S/ JUICIO EJECUTIVO” (Expte. Sala I N° 100 – Año
2011), venidos para resolver el recurso de revocatoria deducido por el Proc. Manuel B.
Diez contra el decreto del 19.12.2012 (ver fs. 393 y vto. y 391 respectivamente); y,
CONSIDERANDO:
1. Que mediante escrito que corre glosado a fs. 393 y vta. el Proc. Manuel B. Diez
deduce recurso de revocatoria contra el decreto del Vocal de Trámite emitido en
19.12.2012 (v. fojas 391) que, a su turno, rechazó in límine por inadmisible e improcedente
el “incidente de nulidad” interpuesto por el profesional nombrado contra la resolución del
Tribunal de Alzada del 11.11.2012 (ver fojas 379/380 vto).
Que, a tales fines, sostiene que su planteo inicial (el incidente de nulidad) es
“admisible” y también “procedente” “contra las resoluciones de un Tribunal de Alzada que
está legalmente recusado en la persona de los jueces que lo integran (lo cual ocurre en el
caso)” a lo que adita que “los rechazos in límine de una acción de parte sólo resultan
procedentes cuando la misma resulta ser absurda o carente de todo fundamento, cosa ´sta
que los autos acreditan no ocurre con la incidencia incoada al 17/DIC/2012 ...”.
2. Que, así las cosas, corresponde señalar que el recurso bajo examen luce no solo
“inadmisible” sino, además, notoriamente “improcedente”. En otras palabras, que bien hizo
el Sr. Vocal que dirige el trámite en rechazar in límine el “incidente de nulidad” deducido
por el ocurrente contra una resolución judicial adoptada por el Pleno de ésta Sala Ia.
En efecto, sabido es que
-en principio- las “resoluciones judiciales” sólo son
impugnables o pasibles de ser puestas en crisis a través de “recursos” (ordinarios o
extraordinarios) y no de “incidentes de nulidad” que sí son válidos cuando se pretenden
atacar a otras especies de “actos procesales” emitidos por otros sujetos procesales -v.gr. las
partes o terceros- (cfme. Maurino, Alberto; “Nulidades Procesales”, ed. Astrea, Buenos
Aires 2009, pág. 285 citando también a Romera, Oscar en Peyrano, Jorge (dir,) - Vázquez
Ferreyra, Roberto (coord.), “Código Procesal …”, ed. Juris, Rosario 1997, Tomo II, pág. 6,
etc.).
Y, por lo demás, su notoria improcedencia deviene de que en “este proceso” (más
allá de lo que suceda, sucedió o pueda suceder en “otro” -por caso el juicio de amparo que
invoca el ocurrente-) la permanencia del Vocal Dr. Abraham Luis Vargas como “juez
natural” ya fue decidida por Autos del 31.7.2012 (v. fojas 359/360) y 19.9.2012 (v. fojas
369 y vta.) en forma definitiva y con autoridad de cosa juzgada (v. fojas 373).
3. Sin perjuicio de lo expuesto y en relación a las facultades del Director del
Trámite cuando de ésta Sala Ia. en Pleno para “rechazar in límine” planteos
“inadmisibles e improcedentes” que solo denotan un eventual “abuso del proceso”
corresponde señalar que -obviamente- el órgano jurisdiccional actuante cuenta con
facultades judiciales suficientes (conforme, entre otros, Redenti, Enrico; “Derecho Procesal
Civil”, ed. Ejea, Buenos Aires 1957, Tomo I, pág. 264: Fairén Guilén, Víctor; “Estudios de
Derecho Procesal”, ed. Revista de Derecho Privado, Madrid 1955, pág. 560; Arazi, Roland;
“Rechazo ‘in límine’ de la demanda”, L.L. 1994-B-1152 y ss; Alsina, Hugo; “Tratado
Teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial”, Tomo I, pág. 383; Morello,
Augusto M. y Berizonce, Roberto O.; “Improponibilidad objetiva de la demanda” en
Morello, Augusto M.; “La eficacia del proceso”, ed. Hammurabi, Buenos Aires 2001, pág.
304 -puede verse la versión original en J.A. 1981-III, págs. 788 y ss.-; Gozaíni, Osvaldo A.;
“Improponibilidad objetiva de la pretensión”, en su libro “La conducta en el proceso”, ed.
Librería Editorial Platense, La Plata 1988, págs. 139 y ss.).
En particular, en nuestro rito, la existencia de cosa juzgada puede y debe ser
declarada de oficio por el juez –conforme art. 141 del Código Procesal Civil y Comercialy, desde allí, la improponibilidad objetiva de la pretensión procesal esgrimida.
Es decir que, corresponde al juez descender al examen de la proponibilidad jurídica
y del fundamento intrínseco de la pretensión tal como ha sido propuesta, examen que
comprende “la proponibilidad objetiva, como también la proponibilidad subjetiva referida
a los supuestos en que existe manifiesta falta de legitimación activa o pasiva” (Berizonce,
Roberto O.; “Saneamiento del proceso, rechazo ‘in límine’ e improponibilidad objetiva de
la demanda”, espigado en Revista de Derecho Procesal 2004-2, ed. Rubinzal Culzoni, Santa
Fe 2004, pág. 90).
Deber de la magistratura que aunque tiene anclaje legal (en este caso, artículos 21 y
141 del C.P.C.C.) igualmente no precisaría de textos legales que la avalen pues, está
incluida dentro de las atribuciones judiciales implícitas (Peyrano, Jorge W.; “Rechazo in
límine de la demanda” en “El proceso atípico”, ed. Universidad, Buenos Aires 1983, págs.
24). Aunque, bien aclara el maestro rosarino, que esa atribución implícita encuentra “raíz
directa e inmediata en el principio de autoridad y en el principio de economía procesal.
Los tiempos que corren no admiten que los jueces deban permanecer impasibles
ante la proposición de incidentes cuya sustanciación sólo traduciría en un inútil dispendio
de actividad jurisdiccional (Peyrano, ob. cit., pág. 25). Y, modernamente, tiene raíz
constitucional (vía artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional) en el artículo 8 del
Pacto de San José de Costa Rica (conforme Berizonce, Roberto O.; “Saneamiento …”, ob.
cit., págs. 81/83).
Así lo ha entendido también el Dr. Jorge W. Peyrano en su logrado artículo “El
rechazo ‘in límine’ y sin trámite de ciertas postulaciones (pretensión principal, facultad
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recusatoria, pretensión incidental e interposición del recurso de inconstitucionalidad),
dentro de la economía del CPC santafesino)” (s/d de publicación pues me fue entregado en
forma personal y en formato Word).
Volviendo ahora al tema que nos preocupa (improponibilidad objetiva de la
pretensión), digamos que, nadie discute en Argentina que advertida que sea por el
magistrado actuante, éste tiene el deber de declararla en cualquier estado y grado del
proceso (ver los trabajos citados de Morello, Berizonce, Arazi, Peyrano, etc. y, si se
prefiere, algún fallo jurisprudencial como el de la C. Civ. y Com. de Mercedes, Sala II, que
declaró la improponibilidad objetiva de la pretensión en segunda instancia y empece que el
accionado había sido declarado rebelde y, tampoco había contestado la demanda –fallo
espigado en L.L. 1979-C-360 con nota de Guillermo Portela en E.D. 84, pág. 715-).
Coincidentemente, se ha dicho que “Debe dejarse establecido que concurriendo en
el caso un defecto absoluto en la facultad de juzgar, tal circunstancia puede ser declarada
en cualquier estado o grado de la causa, y no sólo in límine. Ello significa que aún cuando
la causa haya avanzado en su trámite (por descuido o error del tribunal) y haya pasado la
oportunidad de repelerla ab initio, igualmente el órgano jurisdiccional podrá y deberá
declarar su “falta de jurisdicción” en la especie. No debe perderse de vista que será nula
toda la sustanciación concretada hasta el momento en que el oficio declare que media en el
caso un “defecto absoluto en la facultad de juzgar” (Peyrano, Jorge W.; “Rechazo ‘in
límine” de la demanda”, en “El Proceso Atípico”, ob. cit., pág. 69)
Por eso, actualmente se predica como más conveniente utilizar el giro “rechazo sin
trámite completo” (Peyrano) en lugar del rígido rechazo in límine que ha llevado a
confusiones doctrinales y jurisprudenciales.
Y, también se estima más acertado “incluir a la llamada improponibilidad objetiva
de la pretensión dentro del género más amplio de lo que podría denominarse
<<improponibilidad objetiva de postulaciones>>” (Rodríguez, Alejandro Daniel;
“Rechazo de la ‘demanda’ (pretensión) sin trámite completo”, www.salvador.edu.ar/ua1-45-adr1.htm).
Finalmente, digamos que el ejercicio de la facultad-deber citada (declaración de la
improponibilidad objetiva de la pretensión) en tanto ejercicio de un “anticipo de
jurisdicción” no vulnera en absoluto algún dispositivo constitucional.
No lo hace, por supuesto, respecto del derecho de defensa en juicio (artículo 18 de
la Constitución Nacional) que asiste al demandado pues, antes bien, éste se ve rápidamente
desvinculado de un proceso judicial que ha sido incoado en su contra con evidente o
manifiesta falta de cualidad intrínseca en la pretensión a la que se pretendía someterlo.
Y, tampoco respecto del derecho de acción (modernamente conocido como derecho
a la jurisdicción o, mejor, a la tutela judicial efectiva) del actor pues, éste no tiene “un
derecho a la sustanciación de la pretensión que, en todo caso, constituye exigencia del
debido proceso en relación al contrario, como forma de posibilidad el ejercicio de su
defensa” (Berizonce, Roberto O; ob cit., pág. 93. Ibídem: Peyrano, Jorge W.; “Rechazo ‘in
límine” de la demanda”, en “El Proceso Atípico”, ob. cit., pág. 21).
Es que, “Si la sentencia debe contener ‘decisión expresa, positiva y precisa, de
conformidad a las pretensiones deducidas en juicios, calificadas según correspondiere por
ley’, ningún agravio puede causar, a quien reclama, en definitiva, la actuación de la
voluntad de la ley en el caso concreto, que tal actuación se expida sin otro trámite. Al fin y
al cabo, no hubiera sido otro el pronunciamiento sobre el fondo de haberse participado al
sujeto frente al cual se perseguía la tutela jurídica” (Morello, Augusto M. y Berizonce,
Roberto O.; ob. cit., págs. 306/307).
Por el contrario, la aplicación de este instituto logra que la tutela judicial sea
efectiva y que el proceso dure un “tiempo razonable” (derecho a un proceso sin dilaciones
indebidas) tornando eficaz al servicio de la administración de justicia (artículo 8 del Pacto
de San José de Costa Rica y artículos 75 inciso 22 y 114, 3er párrafo, apartado 6 de la
Constitución Nacional; conforme Berizonce, Roberto O; “Saneamiento …”, ob. cit., págs.
81/82).
En síntesis, de lo que se trata -dicen Morello y Berizonce- es de una decisión sobre
el fondo de las pretensiones “cuando éstas, desde su misma proposición, se manifiestan
inequívocamente como sin fundamento en su mero confrontamiento con el ordenamiento
jurídico vigente” pues “lo que por defecto congénito ha nacido sin destino –muerto- y no
hace sino entorpecer la actividad jurisdiccional debe ser descartado cuanto antes”
(Morello, Augusto M. y Berizonce, Roberto O.; ob. cit., págs. 302/303 y 308).
Y esta actividad oficiosa del juez “es la única que se corresponde con la finalidad
del servicio, que excluye la prodigalidad de la gestión infructífera por inconducente. ¿Con
qué norte llevar adelante un proceso cuando la pretensión que le dio sustento está excluida
de la ley o es seguro no ha de llegar a buen puerto?” (Morello, Augusto M. y Berizonce,
Roberto O.; ob. cit., pág. 306).
4. Las costas de la incidencia se imponen al
Proc. Manuel Benjamín Diez
(conforme lo dispuesto en el artículo 251 del C.P.C.yC.).
Por todo ello, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO
CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) Declarar inadmisible e
improcedente el recurso de revocatoria deducido. 2) Las costas de la incidencia se imponen
al Proc. Manuel Benjamín Diez (conforme lo dispuesto en el artículo 251 del C.P.C.yC.).
SALA CIVIL PRIMERA
Resolución N°: 63
Folio: 450
Tomo: 13
Insértese y hágase saber.
VARGAS
ECHARTE
DRAGO
(En abstención)
ORTIS
(Secretaria)
ABSTENCION DEL DR. DRAGO:
Habiendo tomado conocimiento de estos autos y
existiendo votos totalmente concordantes de dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley
10.160 y a la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo
de emitir opinión.
DRAGO
ORTIS
(Secretaria)
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