www.pulso.cl • Lunes 29 de septiembre de 2014 @pulso_tw facebook.com/pulsochile OPINION 9 Tribuna Libre La poca importancia estratégica Cuando en el mundo del management un concepto se hace víctima de su propio éxito, se repite y aplica sin parar. FRANCISCO JAVIER GARRIDO T ANTO EN los tiempos dedicados a las aulas de clases, como a los que dedicamos al mundo de la consultoría de negocios, podemos constatar que tanto en la mente de los directivos en formación como en la mente de los que ejercen profesionalmente, se anida el concepto de que todo aquello que es importante debe ser estratégico: o dicho de otro modo, “si no es estratégico, no puede ser importante”. De tal forma las empresas comienzan en la escalada de tener estrategias para todo, lo que no es el comienzo del fin (porque ocurre a diario), pero va minando el sentido de las construcciones e ideas que le dan sentido al andar diario, para la obtención del objeto de largo plazo. En efecto, cuando un concepto se vuelve presa de su propia fama, sus usos y empleos se extienden como un comodín que comienza a ser regado en la teoría y la práctica, muchas veces sin demasiado cuidado o elegancia (similar fenómeno ocurrió con las ya obsoletas cinco fuerzas competitivas y el nonato “valor compartido”) y otras tantas sin el mínimo cuidado de mantener la coherencia con la idea original. En efecto, podríamos asistir a un escenario en el que, dada la borrosa dimensión de la real importancia que tienen aquellos vectores que nos sostienen y proyectan en el largo plazo (los estratégicos), tuviéramos la tentación de pintar “como estratégico” todo aquello que pueda parecer importante o todo aquello que alguien quisiera hacer parecer como “importante” (menudo lío para asignar presupuestos). Como hemos mencionado en publicaciones anteriores, para diseñar y formular una estrategia primero hay que tener una idea clara de adonde queremos y podremos llegar, pero a la vez debemos contar con una articulación intelectual y práctica que encienda y movilice las voluntades de los colaboradores en torno a un futuro desafiante y común que nos pueda generar un valor, pero que a todos enriquezca (porque con incentivos se progresa). En nuestras publicaciones hemos venido poniendo énfasis en la necesidad de explicar el escenario en que ocurren y ocurrirán nuestras ideas de futuro en común (o modelo de riqueza-valor estratégico); y aun cuando esto sea solo una etapa del proceso de formulación, hemos puesto el énfasis en ello fundados en nuestra experiencia en el campo profesional y acadé- Mente Ágil 1 2 3 6 7 1 8 1 5 4 9 1 7 9 5 7 4 113 5 6 1 6 8 111 109 117 115 86 92 105 97 98 120 123 31 30 126 124 34 32 26 37 22 73 81 46 39 79 49 45 43 41 xx 136 75 7 69 67 56 66 5 59 62 60 19 9 10 12 xx 1 2 16 14 Completa la cuadrícula para que los números se conecten horizontal, vertical o diagonalmente. Vea la solución en www.pulso.cl Líderes de empresa: hacerse cargo hoy Soledad Neumann R., egresada 2013 del Programa AMP-Advanced Managament Program y directora ejecutiva de USEC, analiza la responsabilidad empresarial hoy. C 8 1 El autor es fundador del CLS en Harvard Business School y miembro de Oxford Strategists Academiae. 3 9 5 2 E STO GENERA normalmente falta de claridad y orden que transmiten los inexpertos en una disciplina, para quienes todo es importante, todo debe hacerse y todo al unísono, porque es la forma de ganar tiempo y ocultar la falta de conocimiento que emplean normalmente los malos aprendices. La maestría estratégica consiste en saber poner el énfasis en los elementos que destraban riqueza y crean valor a partir de una estrategia unificadora de energía y foco, todo ello considerando la normal escasez de recursos que los procesos suponen en esta dimensión. Si ello se focaliza en una estrategia tiene mayores probabilidades de ocurrir. Consideremos el camino de la integración y convergencia que produce una mayor sinergia y que viene dado con la milenaria recomendación de contar con una estrategia (Sinofsky & Lansiti, 2010). Similar idea podemos encontrar en el trabajo “Managing” de Mintzberg (2009) o en “Good strategy, bad strategy” de Rumelt (2011), quienes refuerzan la idea de contar con un eje central de trabajo en el diseño y en la formulación estratégica. En efecto, tener claridad y foco en una estrategia central (no estamos seguros de lo apropiado de llamarla en forma rimbombante la “gran estrategia”) nos pone en la ruta de clarificar a quienes nos acompañan hacia donde nos dirigimos, para que las energías, voluntades, esfuerzos y escasos recursos transiten por una ruta en común. Los hechos demuestran que cuando en el mundo del management un concepto se hace víctima de su propio éxito, se repite sin cesar y se aplica sin parar: se convierte en una frase comodín que quienes posan de directivos no pueden dejar de usar porque “hay que vestir a la moda” y si esto supone motejar a los más pedestres temas como “estratégicos”, pues bienvenido sea. El problema lo dejan bien sembrado para la minoría de siempre, aquellos que se sacaban las mejores notas en la universidad y aquellos que de verdad hacen el trabajo complejo (pero divertido) de pensar seriamente en el largo plazo. Para el resto, la poca importancia de la estrategia los muestra en cuerpo y alma. P Visión ESE Business School / Universidad de los Andes 8 7 mico: la falta de atención y conocimiento de las condiciones de escenario restan validez a los análisis (y el “análisis” ha sido la prima donna de muchas horas de trabajo en estas lides). En nuestra visión, esta parte del proceso nos lleva necesariamente hacia la aplicación de la creatividad sobre los elementos relevantes del contexto y desde allí hacia la necesaria síntesis estratégica: los objetivos. Pero si creíamos que todo estaba resuelto con la “gran síntesis” que suponen los objetivos, estaremos cayendo en la reiterada falta de tantos aprendices de estrategas y que tanto ha costado en las fallidas ejecuciones: la comunicabilidad de las ideas complejas debe ser simple. Imagine el lector lo que ocurre si además de esto comenzamos a transmitir varias estrategias o varias ideas de futuro en forma paralela (e incluso con igual énfasis) a nuestros colaboradores. ONSTATAR que vivimos en un mundo globalizado es un dato de la causa, que nos invita a abordar los fenómenos que observamos con otro prisma. Esta noción fue recurrente durante el Tercer Think Tank de la Fundación Uniapac, organizado por USEC. La actividad, llevada a cabo en el ESE Business School, de la Universidad de los Andes, contó con la presencia de académicos y empresarios de Brasil, Argentina y Chile, además del cardenal ghanés Peter Turkson. Uno de los problemas comunes es la percepción sesgada o de frentón mala imagen del sector empresarial, además de una confianza y capital social erosionados. Se mencionaron varias causas posibles. De parte del empresariado, se reconoció una tendencia más bien individualista de remitirse a la generación de recursos, olvidando involucrarse más activamente con la sociedad. Esto los ha llevado a postergar la construcción de una fluida comunicación, donde además de mostrar el rol esencial que desempeñan como motor de desarrollo, también alcen la voz condenando las prácticas reñidas con la ética. Por formación, es claro que su acento ha estado puesto en el desarrollo material, pero hoy es necesario mostrar con más fuerza que las dimensiones humana, cultural y espiritual de la sociedad, son también fuente de su ocupación. Lo anterior no es menor, si pensamos en todo el bien que aporta la actividad empresarial a la sociedad y no solo por el empleo y los productos y servicios de los que cada día nos beneficiamos. Muy en sintonía con la situación y dilemas que vive el líder empresarial de hoy, la Iglesia ha puesto el foco en el rol que desempeña y el impacto que este tiene. En las últimas décadas, como nunca antes esta institución ha estudiado de cerca la contingencia económica, financiera y empresarial, reconociendo que “el desarrollo es el nuevo nombre del la paz” (Papa Pablo VI, 1967). La última encíclica social publicada, “Caritas in veritate” (Benedicto XVI, 2009), recogió las causas y efectos de la crisis financiera de las subprime y su análisis fue acogido y aplaudido transversalmente por diversos sectores de la sociedad, sin distinción de cre- dos religiosos o políticos. Realizado el diagnóstico, la Iglesia dio un paso más allá publicando el documento “La vocación del líder empresarial”, recientemente lanzado en nuestro país con la visita del cardenal Turkson. El documento constata los desafíos que enfrentan los dirigentes de empresa en los exigentes mercados globales y además ofrece un método de discernimiento ético, aplicable a la toma de decisiones propias de la gestión. El cardenal Turkson nos dejó el siguiente mensaje: la vocación empresarial es una noble vocación, querida por Dios para perfeccionar la obra de la Creación. Solo que no hay que olvidar que aquello que tenemos es un don recibido, que no somos dueños, sino administradores, que el poder es para servir y que la legítima riqueza creada con esfuerzo no debe acumularse, sino que ha de re utilizarse con justicia. También nos advirtió sobre la tentación de llevar “vidas divididas”, es decir, dejar nuestra fe y valores fuera del ámbito profesional. Ello ha sido fuente de demasiadas distorsiones. Nos ha hecho tuertos, pues nuestras convicciones de fe iluminan con mayor fuerza la realidad social y humana en que vivimos y las personas son y serán siempre la razón de ser de la vocación empresarial. P PULSO EDITORIAL SOLEDAD NEUMANN R. Versión ampliada de esta columna en www.pulso.cl y en edición para iPad.