EL GENOMA HUMANO: DATOS BÁSICOS El 26 de junio de 2000 – en una conferencia internacional donde participó el presidente de los Estados Unidos Bill Clinton y el primer ministro británico, Tony Blair, se dio a conocer el proyecto genoma humano (PGH); el trabajo realizado hasta entonces y sus proyecciones. Es, probablemente, la noticia más importante de la biología en los albores del siglo XXI. El genoma humano se puede definir como el conjunto de genes humanos dispuestos en veintitrés pares de cromosomas distintos... La especie humana tiene 46 cromosomas en cada una de sus células pero las células sexuales o gametos solo tienen la mitad. Los cromosomas se encuentran en el núcleo celular. Los cromosomas contienen la información genética del organismo. Las diferencias entre las personas reflejan la recombinación genética de los juegos de cromosomas al pasar de una generación a otra. En la especie humana – foto – los 23 pares de cromosomas se organizan en ocho grupos según tamaño y forma. Los cromosomas sexuales son XX en la mujer; XY en el varón. 1 Los niños con el síndrome de Down tienen 47 cromosomas en lugar de 46. Por alguna razón – desconocida hasta hoy – el par 21, en lugar de tener dos cromosomas, aparece con tres. Al revés de lo que aún sigue creyendo mucha gente, la condición Down no tiene nada que ver con el comportamiento de los padres… Solo sabemos que la incidencia de niños Down aumenta cuando la edad de la madre es avanzada (40 ó más años), o cuando la pareja es muy joven: 14 – 15 años. - - - - El genoma es todo el ADN del organismo, incluidos sus genes. Los genes llevan la información para fabricar proteínas, que definen, entre otras cosas, el aspecto del individuo, cómo utiliza el alimento, sus habilidades y destrezas físicas, sus limitaciones y, en alguna medida, su comportamiento. Estamos más que acostumbrados a hablar en términos de determinismo genético: heredamos esto, aquello o lo otro… Pero el proyecto genoma humano – PGH - ha traído algunas sorpresas que han sacudido las bases del determinismo genético, que tradicionalmente se ha sustentado en la idea de que existe una relación de causalidad simple entre fenotipo y genotipo. (Fenotipo es el rasgo visible; por ejemplo, ojos negros. Genotipo, es la constitución genética para ese rasgo). En sentido estricto no existe determinismo genético, si bien algunos rasgos, sobre todo de tipo físico, son independientes del factor ambiental. Pero, en otros casos… ¿por qué algunas personas enferman, por ejemplo, del mal de Alzheimer, y otras, que también tienen los genes para dicha enfermedad no la desarrollan? Dos explicaciones: el factor ambiental y la interacción génica. En el factor ambiental incluimos el estilo de vida que llevemos; nuestra forma de alimentarnos, de hacer actividad física y actividad mental; si estamos o no expuestos a radiaciones, contaminación ambiental… si consumimos o no drogas, alcohol, tabaco… Se define el genotipo como los genes que poseemos para determinadas características y el fenotipo como su exteriorización o manifestación externa. Si tenemos pelo negro, ese es nuestro fenotipo. Los genes que influyen en ese rasgo constituyen el genotipo de dicha característica. En este caso específico, podemos establecer una relación lineal... el ambiente no influye para nada en su exteriorización, tanto si nos criemos en Punta Arenas o en Kabul. 2 - - - - - - - - - El genoma humano también puede definirse como el juego completo de las instrucciones hereditarias para la construcción y mantenimiento de un organismo, y para pasar la vida a la siguiente generación. El genoma tiene, entonces, una dimensión reproductiva, de continuidad. En la mayoría de los seres vivos el genoma está compuesto por una molécula compleja llamada ADN (ácido desoxirribonucleico; en inglés DNA). El genoma contiene genes, empacados en cromosomas que afectan o influyen en las características específicas del organismo. Imaginemos esta relación como un juego de cajas, una dentro de otra. La más grande representa el genoma. En su interior, una más pequeña contiene los cromosomas, y en el interior de ellas se encontrará la caja que representa a los genes. Dentro de ella hay otra caja más pequeña, el ADN. Resumiendo, el genoma está constituido por un conjunto de cromosomas (en la especie humana, 23 pares), que contienen genes. Los genes están constituidos por ADN. Dentro del núcleo celular se encuentran dos series completas del genoma humano; una serie procede el padre; la otra, de la madre. Entonces, tanto el óvulo como el espermatozoide contienen una serie del genoma, una copia. Cada serie comprende los mismos 30.000 genes en los mismos 23 cromosomas. En la práctica existen pequeñas diferencias entre las versiones paterna y materna de cada gen, diferencias que explican, por ejemplo, los ojos azules o castaños. Cuando hay fecundación y se forma la célula huevo o cigoto -, transmitimos una serie completa del genoma, que no es exactamente igual para todos los óvulos que produzca la madre ni para todos los espermatozoides del padre. Cuando se forman óvulos y espermatozoides hay un intercambio de bloques o fragmentos de cromosomas paternos y maternos, proceso que se conoce como recombinación... que explica por qué los hijos de una misma pareja nunca son iguales... salvo el caso de los gemelos idénticos. En agosto de 2001 se informó que el genoma humano tiene cerca de 40.000 genes. En esa fecha se dio a conocer el borrador preliminar del genoma. En agosto de 2003 se sostiene que el genoma humano contiene alrededor de 30.000 genes, que es la cifra que se sigue manejando hasta hoy. Podríamos hacer una analogía con la guía telefónica: el borrador divulgado es una guía con nombres, apellidos y direcciones en desorden. Lo que ahora se está haciendo es ordenar a los abonados para que la guía – de enormes dimensiones -, pueda ser usada sin problemas. La cifra de 30.000 genes queda bastante lejos de los 80.000 a 100.000 genes que durante la última década del siglo pasado la comunidad científica estimó como número acertado. ¿Tiene alguna importancia el número de genes? Los biólogos estiman que ninguna. Tener pocos genes demostraría que la complejidad biológica no depende de la cantidad, y que, por el contrario, gran parte de los genes se habría mantenido a lo largo de la evolución de un buen número de especies. Otros genomas, cuyos estudios están en desarrollo, como los del ratón y el chimpancé, contendrían un número de genes similar al genoma humano. No es 3 - - sólo el número de genes lo que impresiona. También son impresionantes las similitudes. El genoma de la levadura de la cerveza, organismo microscópico, comparte un 46 % de similitud con el genoma humano. En el caso de la mosca, se comparte el 61%. No hay que preocuparse: todavía no podemos volar en forma autónoma y tampoco somos tan cargantes como las moscas. ¿Cómo un número tan pequeño de genes puede contener la información que hace posible el desarrollo de un organismo tan complejo como el hombre? ¿Cómo se explica que genomas que comparten un alto grado de similitud pueda dar origen a organismos tan diferentes? No hay respuestas aún. Pero todo parece indicar que tenemos que cambiar nuestra visión tradicional del genoma y analizar su comportamiento como el de un sistema complejo cuyo efecto final es superior al que daría la suma de sus partes. En otras palabras, resulta evidente que si bien el número de genes es un factor determinante para expresar el fenotipo de un organismo, más aún lo son las interacciones intergénicas y las de los genes con el medio ambiente. Así, según el profesor chileno Rafael Vicuña, más propio que describir que se ha identificado el gen de las habilidades cognitivas o los genes del Alzheimer, sería decir, mejor, que se han descubierto genes que están comprometidos en la expresión de estos rasgos. En suma, el fenotipo de cada individuo depende de las propiedades del resto del genoma y de las interacciones de éste con el ambiente. Lo que somos como personas es el resultado de la herencia y la influencia ambiental; donde el hogar, la familia, tiene un papel importantísimo, modelando nuestras costumbres y valores. La primera entidad educadora está formada por los padres, la familia. También educan la escuela y la sociedad como un todo: la escuela, los medios de comunicación, la gente que nos rodea. De esa forma nos vamos moldeando como personas… La genética, la herencia, es una base, pero no nos condena necesariamente a nada: dos personas pueden tener genes que las predispongan, por ejemplo, para tener una forma de cáncer. Sin embargo, tal vez ninguna de ellas llegue a desarrollarla… o sólo una de ellas la desarrolle. Esto se explica por la interacción entre nuestros propios genes - no necesariamente idéntica en todas las personas – y por la influencia ambiental -, donde nuestros hábitos, costumbres, etc., son fundamentales. Por ejemplo, un fumador está más propenso a contraer cáncer al pulmón: influencia ambiental por “mala costumbre”… La actividad que desarrollemos también influye. En Chile, la asbestosis de los antiguos trabajadores de Industrias Pizarreño, la silicosis de los mineros del carbón… 4 Es cierto que muchas veces no podemos elegir la ciudad donde vivimos (Santiago = alta contaminación atmosférica); pero al menos podemos hacer esfuerzos por evitar algunas cosas. Por ejemplo, en la alimentación: si 2 de cada 10 niños chilenos que están en la Escuela Básica son obesos, la única forma de cambiar esta relación es la educación. Mejor alimentación, más actividad física, menos TV… 5