J. Eloy Anzola | International Arbitrator

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 3625 Bougainvillea Road Miami, Florida 33133, EUA Teléfono: +1 305 443 3680 E–correo: [email protected] Red: http://jeanzola.com J. Eloy Anzola Árbitro Internacional Algo más sobre el arbitraje de equidad Más que hacer una elaboración teórica prefiero explicar como enfocar un arbitraje de equidad. Voy a hacerlo con un ejemplo, un caso en el que actué como arbitro de equidad conjuntamente con otros dos eminentes juristas. Comienzo por decir que luego de determinar que el arbitraje que nos había tocado en suerte era en equidad, al menos en mi caso, me hice muchas preguntas. Todos sabemos de qué se trata la equidad pero no sabemos mucho qué es. Como bien sabemos, los abogados estamos acostumbrados a manejar con más o menos pericia, leyes, reglamentos, decretos, principios, jurisprudencia, doctrina… Pero, ¿y la equidad? ¿Dónde están los textos que nos ayuden a distinguir entre lo equitativo y lo inequitativo, entre lo justo y lo injusto? ¿Con qué nos ayudamos? ¿Nuestra intuición? De la equidad se habla para oponerla al arbitraje de derecho, pero no se dice mucho más.1 El arbitraje de equidad o en equidad, luce como una reminiscencia obsoleta. Es una especie en aparente extinción. Pero subiste en algunos países hispanoamericanos. Las disputas que van a arbitraje son en su inmensa mayoría contractuales. Por tanto, o bien hay un contrato escrito o normas legales que regulan el contrato, normalmente de carácter supletorio. Para decidir en equidad, ¿olvidamos el contrato y las leyes y seguimos nuestro instinto o sentido de justicia? No procedimos así. Al contrario, revisamos el contrato escrito que como bien sabemos, salvo por normas de orden público, en los países de Derecho Civil, es ley entre las partes y en el derecho transnacional rige sin duda, pacta sunt servanda. Aquí cabe decir que los contratos, salvo bien conocidas excepciones que no es el caso tratar aquí, son el resultado de un acuerdo entre las partes luego de negociaciones. Normalmente, el contrato además de ser una obra de las partes, es decir, lo que las partes quisieron, es en general equitativo y justo. 1
Hay una notable excepción: El Arbitraje en Equidad, Ernesto Gamboa Morales, Ediciones Academia Colombiana de Juriprudencia, Bogotá, 2003. Página 1 de 2 Claro, puede haber desviaciones. Y cuando las hay, recurrimos entonces al Derecho (nacional o transnacional, según sea el caso) donde encontraremos numerosas normas bien pensadas y bien trabajadas, pulidas con el paso del tiempo y por las manos de juristas de reconocida capacidad. Las normas sobre contratos sufren cambios, se modernizan, se adaptan, pero mantienen siempre, o casi siempre, su indeclinable voluntad equitativa y de justicia. En nuestro medio, el Código Civil francés de 1804 es la fuente inspiradora, directa o indirecta, de la mayor parte de las normas que sobre contratos han sido adoptadas en nuestras tierras. Afortunadamente, se ha consumido mucha tinta y papel, y hoy medios informáticos, para comentarlas, expandirlas y adaptarlas a los nuevos tiempos. Veamos a que me refiero: el principio de buena fe, que acompaña a los contratantes desde el inicio de sus negociaciones hasta la extinción del contrato, es un instrumento de equidad. También lo son las normas sobre vicios del consentimiento que protege al contratante engañado o violentado; el derecho a pedir la ejecución o la resolución que confiere derechos específicos a quien enfrenta el incumplimiento de su contraparte; la excepción de contrato no cumplido; la causa extraña no imputable; la lesión y la imprevisión, en aquellos países donde se admite… Es decir, una batería de recursos que procuran que la relación de las partes sea siempre equitativa y justa. Entonces, en el arbitraje de equidad, luego de revisar el contrato y determinar lo que las partes quisieron y los derechos y obligaciones que pactaron y de traer a colación las leyes aplicables al contrato cuando sea necesario, llegaremos a conclusiones. Es luego de haber llegado a esas conclusiones qué nos preguntaremos si las mismas son equitativas y justas. En el caso que les comento, no modificamos ninguna porque, en verdad, eran adecuadas y para nada contrarias a la equidad. Al menos para quienes integrábamos el tribunal arbitral. No me atrevo a concluir que siempre el Derecho trae consigo soluciones equitativas. Porque errores legislativos hay muchos. Pero el derecho contractual, por su larga tradición y concienzuda elaboración, ofrece magníficos instrumentos para quien ha de decidir. Aunque no cabe como conclusión definitiva, si se puede decir, al menos en materia contractual, que la mayor parte de las veces las soluciones apegadas a derecho son las más equitativas y justas. Octubre de 2014 Página 2 de 2 
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