integrarse en los plasmas. Así sucede con el oviserum, como si

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DE HISTORIA NATURAL.
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integrarse en los plasmas. Así sucede con el oviserum, como si
nuestra hipótesis fuese verdadera.
III.
El ensayo de todos los plasmas solubles cuyo poder bacte' riolítico llevo demostrado in miro, resulta un trabajo prolongadísimo y superior á los modestísimos medios de que dispong o . Actualmente experimento algunos, pero no puedo adelantar conclusiones, no sancionadas todavía, mas que sobre el
j u g o esplénico, y aun estas incompletas y deficientes; si las
anticipo en este trabajo es porque el hecho fundamental del
retraso está plenamente comprobado.
A. Preparación del jiigo esplénico.—Indistintamente
lo preparo con bazo de buey ó carnero. Extraído del animal recién
sacrificado, con todas las precauciones asépticas, se corta la
, pulpa con una tijera y los trozos se machacan en un mortero
hasta reducirlos á pasta. De esta pasta se hacen preparaciones,
porque me ha sucedido varias veces hallar cocus, á pesar-de
que la res al parecer estaba sana, que h a n anulado los experimentos infectando ligeramente los conejos. Se añaden cuatro
ó cinco veces su peso de agua salada, se mezcla íntimamente
y se deja en reposo Unos treinta minutos. El agua de macera! ción, de color rojo y limpia que flota encima de la pulpa precipitada en el fondo del mortero, está dotada de un gran poder
bacteriolítico, pues en veinticuatro horas digiere la mitad de su
peso de cultivos jóvenes de B. Anlhracis á la temperatura
; de 37° C. El contacto del aire destruye esta propiedad á poco
' que se prolongue.
B. Efectos de la inyección subcutánea del liquido de la maceración esplénica.—Son análogos los efectos inmediatos á los de
la inyección de oviserum. Las dosis macizas, 10, 20 g. y la
inoculación del virus un día, dos, tres, cuatro y cinco después
de las inyecciones, no retrasan la muerte de los conejos, antes
bien la precipitan respecto de los testigos. Mas la inyección de
I 10 g\ de una sola vez y durante un período de reposo fisiolóI gico transcurrido antes de la inoculación del virus, determina
i á partir de los ocho días un retraso notable, que no quiero pre/ cisar en este trabajo, porque el lote de conejos inyectados es
solo de seis, y no es posible sacar conclusiones aproximadas de
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