UNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION, MINISTERIO PUBLICO, COSTA RICA PODER JUDICIAL (UCS-MP) Tema: Revocatoria de la instancia por menores de edad. Variación del criterio jurisprudencial por parte de la Sala Tercera. Sumario: Si se le reconoce al menor de edad capacidad completa para decidir como acusado, bajo 57 2002 la presión que significa estar ante el aparato penal, en asuntos en que está en juego su libertad, no hay razón para negársela cuando juega el papel de víctima, y no puede en términos absolutos decirse que el interés superior del niño, cuando se encuentra en la condición de ofendido, será siempre que los procesos lleguen hasta el final, dando como razón que, por su condición de minoridad, no estará en capacidad de decidir lo que más le conviene. El Código de la Niñez y la Adolescencia es claro en establecer cuáles institutos no pueden aplicarse cuando involucren el interés de un menor de edad: la deserción, el desistimiento (artículo 119) y la conciliación (artículo 155). No podría, por analogía, extenderse esa prohibición a la revocatoria de la instancia, sin violentar el principio de legalidad y prohibición de analogía, máxime cuando se protege legalmente su derecho a ser oído y a tomar en cuenta su opinión en los asuntos judiciales. Si a la víctima mayor de quince años se le permite denunciar directamente a quien es mayor de esa edad, ha de interpretarse que también en ese caso puede revocar la instancia sin necesidad de que lo haga su representante legal. Transcripción en lo conducente: SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Voto No. 1079 de las nueve horas y veniticinco minutos de nueve de noviembre de dos mil uno. “….II.- Como segundo reclamo establece la recurrente violación del artículo 119 del Código de la Niñez y la Adolescencia. Asegura que pese a que se tuvo como primer hecho probado que la ofendida es menor de edad, el Tribunal tuvo por revocada la instancia, violentando con ello el Código de la Niñez y la Adolescencia y el interés superior del menor, pues como se indicó en jurisprudencia de la Sala Tercera, voto 1999-01040, la revocatoria de la instancia no es viable en procesos en que se trate de salvaguardar los derechos de un menor, máxime cuando no se pudo verificar si esa era la voluntad de la menor, pues se basaron en una simple manifestación de ella ante la Fiscalía de …. No se acoge el reclamo. Como se expuso en el motivo anterior, los términos en que se dio la manifestación de la ofendida son suficientes para que se tenga por revocada la instancia. Debe entonces analizarse si por ser … menor de edad, estaba autorizada por el ordenamiento para hacerlo. Esta Sala en resolución 01040-99 de 20-08-99, haciendo un análisis global de la normativa sobre menores de edad, en conjunto con el voto 7115-98 de 06-10-98 de la Sala Constitucional, consideró que no es posible la revocatoria de la instancia cuando el ofendido es menor de edad, integrando la revocatoria de la instancia a las figuras de la conciliación, la deserción y el desistimiento, que el Código de la Niñez y la Adolescencia expresamente señala como no aplicables cuando están involucrados menores. Examinado nuevamente este aspecto, esta Sala reconoce que los menores de edad sí pueden revocar la instancia, por supuesto analizando cada caso concreto para determinar su procedencia en ese asunto particular. Un gran avance en materia penal de menores lo constituyó el paso de la doctrina de la situación irregular de la ley tutelar de menores, en la que éstos eran considerados como objeto de protección, a la ley de justicia penal juvenil en la que se les tiene como sujetos activos de derechos y obligaciones. Para la tutela de los derechos de los menores de edad en general, el Código de la Niñez y la Adolescencia vino a desarrollar principios contenidos en la Convención sobre los Derechos del Niño. Es así como el artículo 12 de la Convención establece que debe darse al niño la oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo que le afecte, teniéndose debidamente en cuenta su opinión, tutela que también recogen los artículos 14 inciso b), 105, 107 inciso a), 114 inciso f) todos del Código de la Niñez y la Adolescencia. El artículo 24 de ese código protege el derecho a la integridad y el 25 a la privacidad. Los artículos 5 y 112 se refieren al interés superior del menor en la toma de cualquier decisión. Por su parte el artículo 108 legitima a la persona mayor de quince años para actuar como parte. Con este marco jurídico analizaremos el punto en discusión. Se ha considerado que la capacidad jurídica de los menores de edad no es plena, sino que está en desarrollo (voto 7115-98 mencionado en el cual se declaró no inconstitucional la prohibición de conciliar para los menores de edad). Partiendo de esta premisa, se sostiene que el niño no tiene igual capacidad que un adulto para tomar una decisión de la trascendencia que tienen éstas en asuntos sometidos a conocimiento de las autoridades judiciales. Si frente al niño, en posición de sujeto procesal contrario se encuentra un adulto su vulnerabilidad y desigualdad de condiciones se acrecienta. Sin embargo, esta posición no ha sido congruente con el trato que se da a los menores que enfrentan como infractores un proceso penal, a los que se les exige la misma responsabilidad que a los adultos. Ante el derecho penal sustantivo deben responder como lo haría una persona mayor de edad, sin que allí se considere que su capacidad jurídica no es plena, sino que está en desarrollo. La misma aseveración se hizo para tener por válida la decisión del menor de someterse a un procedimiento abreviado: “ Primero que nada, se parte que el menor es sujeto de derechos –según lo explicado en los considerandos anteriores-, que lo hace merecedor del reconocimiento de todas las garantías y derechos procesales, y que en consecuencia tiene plena capacidad jurídica para actuar en el proceso de que es objeto en procura de la mejor satisfacción de sus intereses. Por ello resulta impropia e inconstitucional la jurisprudencia consultada del Tribunal Superior de Casación Penal que rechaza la aplicación del procedimiento abreviado en el juzgamiento de menores bajo la consideración de que al menor le es imposible tener plena conciencia de las consecuencias jurídicas de los hechos admitidos, lo cual estima -esta jurisprudencia- es incompatible con el desarrollo psico-social del menor. El admitir este criterio inmediatamente nos lleva a concluir que el menor es un "incapaz", en el sentido técnico jurídico, a modo de una "capitis diminutio", lo cual puede conducirnos al absurdo de que sería imposible someterlo a un proceso penal en tanto –por su condición de menor- no puede tener conciencia de sus implicaciones jurídicas, y mucho menos de la imposición de una sanción de índole penal. Según lo señalado anteriormente, este era el criterio adoptado por la derogada teoría de la situación irregular, la cual está superada en la teoría de la protección integral del menor, reconocida en la legislación vigente” (voto 08885-2000 de 14:54 horas del 11-11-00 de la Sala Constitucional). Si se le reconoce al menor de edad capacidad completa para decidir como acusado, bajo la presión que significa estar ante el aparato penal, en asuntos en que está en juego su libertad, no hay razón para negársela cuando juega el papel de víctima. Y no puede en términos absolutos decirse que el interés superior del niño, cuando se encuentra en la condición de ofendido, será siempre que los procesos lleguen has- ta el final, dando como razón que, por su condición de minoridad, no estará en capacidad de decidir lo que más le conviene. El Código de la Niñez y la Adolescencia es claro en establecer cuáles institutos no pueden aplicarse cuando involucren el interés de un menor de edad: la deserción, el desistimiento (artículo 119) y la conciliación (artículo 155). No podría, por analogía, extenderse esa prohibición a la revocatoria de la instancia, sin violentar el principio de legalidad y prohibición de analogía, máxime cuando se protege legalmente su derecho a ser oído y a tomar en cuenta su opinión en los asuntos judiciales. En el caso bajo examen la ofendida, ante requerimiento del Ministerio Público sobre si quería revocar la instancia o continuar con el proceso, manifiesta su voluntad de que éste no siguiera. Por ser mayor de quince años para ese momento, ya podía decidir por sí, de conformidad con el artículo 108 del Código de la Niñez y la Adolescencia, y el 17 del Código Procesal Penal, pues si le permite denunciar directamente a quien es mayor de esa edad, ha de interpretarse que también en ese caso puede revocar la instancia sin necesidad de que lo haga su representante legal. La joven solicita en forma vehemente que no se siga con esa causa, que más perjuicio que beneficio le podría traer. No quiere recordar esa etapa de su vida, ya superada. De ninguna manera podría sostenerse que el interés superior de … exige que la causa siga adelante. Que ella deba hacer frente a un juicio en el que de nuevo deberá narrar sucesos que quiere olvidar. El ser llamada nuevamente al proceso podría afectar el hogar que ahora formó y el que quiere preservar, según expresó. Desde el inicio de la causa la joven ha solicitado que no encarcelen al imputado, puesto que la relación sexual con él fue consentida y en cierta forma alentada por ella, que le dijo a … que quería irse de la casa de los abuelos. Posteriormente, cuando ya su voluntad podía ser tomada en consideración, reitera su deseo de que la causa no siga adelante, dando razones de índole personal y familiar. No quiere injerencias en su integridad y privacidad, derecho que le debe ser tutelado. El seguir adelante con esta causa afectaría su tranquilidad y vida familiar y en vez de buscar la protección a sus derechos, se le estarían menoscabando. Y no se cuenta con elemento alguno para asegurar, ni aun suponer, que la voluntad por ella expresada no sea libre y voluntaria, puesto que según se desprende de la causa no ha vuelto a tener contacto con el imputado. Su deseo de no continuar con la causa se dirige a proteger su tranquilidad personal y familiar, según indicó. En consecuencia, sin lugar el reproche….”.