cruces de término. origen, función, evolución y conservación.

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CRUCES DE TÉRMINO. ORIGEN, FUNCIÓN,
EVOLUCIÓN Y CONSERVACIÓN.
Mª LUZ VILLANUEVA LIZANA
PATRIMONIO Y MUSEOLOGÍA. 5º Gr.B
HISTORIA DEL ARTE
UNIVERSIDAD DE VALENCIA CURSO 2012/2013
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INDICE.-
- OBJETO .............................................................................................. pag. 3
- SIGNIFICADO, ORIGEN Y FUNCIÓN .................................................... pág. 4
- EL DEVENIR DE LAS CRUCES DE TÉRMINO VALENCIANAS ................. pág. 8
- CRUZ DEL CAMINO REAL DE BARCELONA .............................................. pág. 9
- CRUZ DEL CAMINO REAL DE JÁTIVA ...................................................... pág. 12
- CRUZ DE MISLATA ................................................................................. pág. 15
- CRUZ DEL CAMINO DE ARAGÓN ............................................................ pág. 19
- CRUZ DEL CAMINO DEL MAR ................................................................. pág. 21
- CRUZ DE TÉRMINO DE PINEDO O DE CONCA ........................................ pág. 24
- CONCLUSIÓN ..................................................................................... pág. 26
- BIBLIOGRAFÍA .................................................................................... pág. 27
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OBJETO.El objeto de estudio de este trabajo son las cruces de término de la ciudad de Valencia, cual ha
sido su origen, la función que han desempeñado, su devenir a lo largo del tiempo y dar a
entender el porqué de su conservación.
Se estructura el trabajo en dos bloques, el primero de ellos analizará el significado, origen y
función de las cruces de término, y corroborará porqué son un bien de interés cultual
valenciano. Y el segundo bloque analizará una muestra representativa de la cruces de término
valencianas, su origen e intervenciones a lo largo del tiempo.
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SIGNIFICADO, ORIGEN Y FUNCIÓN.-
Las cruces de término o también conocidas como peirones en Valencia, pedró en Cataluña, o
humilladeros en general, son un tipo de hito colocado a la entrada de las ciudades o villas,
consisten en unas gradas de planta circular o poligonal (soporte de sección octogonal
denominado espiga) sobre las que se eleva un fuste rematado con capitel esculturado,
normalmente con figuras de los santos apóstoles y representaciones de carácter heráldico, y
que sustenta un cruz de piedra labrada. Dicha cruz presenta por una de las caras un Cristo
crucificado y por la otra una virgen o un santo. Estas cruces monumentales son obras de
cualificada factura técnica que parecen, según Carmen Gracia, " trasunto de las cruces de
orfebrería realizadas en piedra".
Valencia levantó sus primeras cruces en el siglo XIV. Estas han llegado a convivir, en un buen
estado de conservacion, con otras levantadas seis siglos después. Actualmente son 12 cruces
de término las que alberga la ciudad de Valencia, unas como las del maestro "pedrapiquer" de
San Mateo ( Cruz cubierta del camino de Barcelona), o Joan de Poyo (cruz cubierta de San
Vicente) realizadas en piedra y provenientes del gótico, y otras como la de Antonio
Sacramento ( Autovía de Alicante), realizada sobre un pedestal se levanta un cruz con un Cristo
crucificado en forma abstracta en el año 1965, aunque en la provincia de Valencia existen
muchas más.
Según la real academia de la lengua española el termino humilladero significa:
"Lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos,
con una cruz o imagen".
Estas cruces en su significación original y situadas en los caminos marcaban los límites
geográficos de la ciudad y también, como es lógico, hemos de comentar su sentido religioso.
La cruz, "emblema sacro del Cristianismo", de difusión universal al igual que la Iglesia Católica,
son objeto de los primeros monumentos escultóricos de la Valencia cristiana, erigidos durante
el período gótico, específicamente cruces de término o jurisdiccionales, emplazadas en los
principales puntos viales, en coincidencia con los cruces de caminos, y en relación con los
puntos cardinales. Según Pérez Sánchez, "estas cruces de término o peirons tuvieron aquí una
excepcional importancia como afirmación de la fe católica entre tanta población musulmana.
En Valencia ciudad, en Alcira, en Jérica, y en algunos otros lugares estas cruces se cubrieron
con un tejado a modo de baldaquino gótico, de crucería o cubierta de madera de robustos
contrafuertes y trasdosado de teja, a veces vidriada, que han sobrevivido mejor que las cruces
mismas".
"Son como un encadenado mensaje en piedra, de fe y misticismo cristiano", nos dice J.
Clavería, quien también nos indica su origen y procedencia, según J. Clavería, el origen de
estas cruces terminales hay que buscarlas en la baja Bretaña y Francia. Estas regiones fueron
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evangelizadas en el s. V por emigrantes celtas llegados de las Islas Británicas, estos bretones
profesaban culto a árboles y piedras, que se trasladaron y transformaron en cruces realizadas
con madera y roca.
Surgieron primero unas cruces toscas que posteriormente se fueron transformando en cruces
mas labradas y artísticas. Y es el propio pueblo el que continuará levantando cruces efigiadas
como signo de conjuros sagrados, milagros, etc. Sin embargo, la motivación principal según J.
Clavería de la erección de estos signos fue la sensibilidad del pueblo céltico en su visión de la
muerte y en la evocación de sus antepasados, hecho que ha trascendido a la cultura cristiana,
y es por ello que los cementerios presentan una cruz en su acceso.
Fue antigua costumbre en el Reino de Aragón, vinculado al Reino de Valencia, elevar cruces en
conmemoración de fechas o acontecimientos, o como simples testimonios de piedad cristiana,
generalmente junto a los caminos para fomentar la piedad de los viajantes, y a veces frente a
monasterios y ermitas como en Poblet, Montserrat, etc.
Desde la conquista de Daroca y su comarca en 1120, por Alfonso I el Batallador, es de suponer
que ya se construían estos rústicos peirones, en los mismos lugares que ya ocupaban otros,
mucho más arcaicos y que una gran parte de ellos aún perviven, incluidas las leyendas que los
acompañan. No es pues de extrañar, que los construidos en Valencia, tierra conquistada por
los aragoneses cerca de ciento veinte años más tarde, fueran de fábrica más esmerada, de arte
gótico e incluso renacentista y esté debidamente documentada su construcción.
Los cristianos de la Reconquista elevaron no solo templos, ermitas y cenobios, sino que
también erigían estos humilladeros en caminos, deslindes, promontorios y calvarios o
cementerios. En principio fueron sencillos monumentos y acabaron por ser verdaderas obras
de arte gótico y renacentista que inmortalizaron los nombres de maestros canteros. Algunos
pueblos levantinos las cobijan bajo templetes o baldaquinos, y el primer Domingo de mayo,
festividad popular conocida como celebracion floral de las cruces de Mayo, se las adornan
con ramos, coronas y guirnaldas perdurando así poéticas tradiciones populares.
Existe poca documentación histórico-valenciana dedicada al estudio de las cruces de término,
pero en cuanto al origen de las mismas los historiadores valencianos poco dicen de la erección
de las mismas, como si ocurre con el historiador aragonés J. Clavería, el cual nos indicaba
según él el origen de las mismas.
Las suposiciones que barajan nuestros historiadores sobre las causas de la erección de las
cruces de término son varias según Carreres Zácares , y difíciles de probar documentalmente,
unos las atribuyen a algún milagro acontecido en el lugar de emplazamiento, y en cuya
memoria se alza la cruz, como la del camino Real de Játiva, también conocida como la "Creu
del miracle" (Cruz cubierta de San Vicente o del camino Real de Xátiva).
Otros dicen que son recuerdo de la conquista de Valencia por el rey D. Jaime el Conquistador,
el cual repartió el territorio ganado entre los concurrentes, se atribuyen este origen a las
erigidas en los caminos del Grao, Moncada, Picassent y de Conca. Esta es la opinión de
Francisco Lliso Genovés, donde en su estudio sobre la cruz cubierta de Mislata relata que en un
acuerdo del Consejo de la Ciudad del 12 de Febrero de 1378 dice que los cuatro caminos
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principales son el de Morvedre (o Murviedro), el de Xátiva, el del mar y el de Quart, y que la
Cruz Cubierta (literalmente en dicho acuerdo se especifica que la cruz es cubierta, tal y como
indica Carreres Zácares) del pueblo de Mislata se levantó al igual que las otras tres cruces
monumentales en los citados caminos, y existe información sobre que Jaime I mandaba erigir
una cruz en aquellos lugares donde acamparon, que fueron en el Camino del Grao, donde
acamparon los templarios y los hombres de Jaca, la Cruz de Conca (Pinedo), entre la orilla del
mar y el marjal, Albufera, donde acamparon en la retaguardia, cerca del rey, gentes de Tortosa
y almogávares aragoneses.
A finales del siglo XIV, los caminos principales que conducían a Valencia eran, el camino de
Morvedre, Xátiva, Quart y del Mar, y que las cruces erigidas en ellos (al igual que las de
Aragón) se les ha llamado terminales por suponer deslindaban el término de la ciudad en sus
puntos de intersección con los caminos citados. Aunque no se sabe en qué puede
fundamentarse esta afirmación ya que el término de la ciudad de Valencia era por aquel
entonces más extenso que el perímetro delimitado por dichas cruces. Tampoco se cree que la
legislación eclesiástica sobre guardar las fiestas hasta las cruces pueda servir de argumento,
pues esta disposición es posterior a la erección de las mismas.
A la hora de emplazar una cruz se tuvo en cuenta tanto su mejor situación o visualización,
como ocurrió con la cruz del Grao, como el fin para el cual se erigían, como las construidas en
la misma playa para indicar a los caminantes durante las inundaciones invernales el camino
que conducía a Cullera y Gandía (cruz de Pinedo o cruz de Conca), o simplemente se ubicaban
donde había ocurrido algún hecho o suceso extraordinario, pero ello no quiere decir que se
alzasen en memoria del citado hecho. Lo que sí parecen demostrar con su ubicación es que
todos los caminos se ponían bajo la protección de la misma y de la religión.
Por lo expuesto hemos de decir que las cruces de término, pueden ser consideradas como un
legado patrimonial de nuestros antepasados, y en el caso valenciano como una seña de
identidad propia de su cultura y costumbres, por ello y estudiando la ley valenciana de
patrimonio cultural 4/1998 del 11 de junio que dice en su preámbulo que, " El patrimonio
cultural valenciano es una de las principales señas de identidad del pueblo valenciano y el
testimonio de su contribución a la cultura universal. Los bienes que lo integran constituyen un
legado patrimonial de inapreciable valor, cuya conservación y enriquecimiento corresponde a
todos los valencianos y especialmente a las instituciones y los poderes públicos que lo
representan".
La citada Ley de Patrimonio Cultural Valenciano 4/1998 del 11 de junio, modificada por la ley
7/2004, de 19 de Octubre, y por la Ley 5/2007, de 9 de febrero. En su disposición adicional 1ª
punto 2 dice: " La Conselleria competente en materia de cultura elaborará, para su probación
por el Consell, la relación de las cuevas y abrigos que contengan manifestaciones de arte
rupestre, los castillos y los escudos, emblemas, piedras heráldicas, rollos de justicia, cruces de
término y demás piezas y monumentos de índole análoga de más cien años de antigüedad,
declarados todos ellos Bienes de Interés Cultural integrantes del patrimonio cultural
valenciano por efecto de lo dispuesto en el apartado anterior."
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Además las cruces de termino y similares actualmente están consideradas como bienes de
interés cultural (BIC) según la ley de patrimonio histórico español, por lo que concluimos que
al igual que en otros pueblos españoles, las cruces de término valencianas son bienes de
interés cultural (BIC).
Por ello estudiaremos ahora el devenir de las cruces de término y su conservación.
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EL DEVENIR DE LAS CRUCES DE TÉRMINO VALENCIANAS.-
Según se declara en un acuerdo de 1372 no existía aún ninguna cruz de piedra en los caminos
que afluían a Valencia, "a obs de metre aquella en alcun dels camins reyals de la dita ciutat,
com a present no hi haja alcuna", por lo que la erección de las mismas puede atribuirse a
influencias venidas del Maestrazgo, donde ya existían estos monumentos, y porque el autor
de la primera cruz de piedra erigida en Valencia fue un artista natural de San Mateo. Aunque
consta que en 1332 había una cruz en el camino Real de Barcelona, cerca de Meliana, por lo
que esta debía de ser de madera y no de piedra, ya que el acuerdo de 1372 dice que no
existían de piedra.
El mismo acuerdo del Consejo de la Ciudad de 12 de Febrero de 1378 ya nos decía que la Cruz
de Mislata era cubierta, y para Carreres Zácares las tres cruces más antiguas, las construidas en
los caminos Reales de Barcelona, Xátiva y Madrid, eran cubiertas desde su erección, y no
posteriormente en los años 1432-35, ya que en los citados años lo que se hizo fue reconstruir
los edículos porque los primitivos se derribaron por amenazar ruina.
En la construcción y reparaciones sucesivas de estos monumentos intervinieron artistas
celebres como Joan Lobet el viejo, su hijo Martin, que intervino en la reparación del cimborrio
de la Catedral y que también trabajó en el Miguelete. Joan Llobet el joven, a quien se le confió
la reparación de algunas imágenes de la puerta de los Apóstoles. Baldomar, Nicolau, Cabanes,
Nicolás Querol, Francisco Samaico y otros tantos, como veremos al historiar brevemente la
construcción y reparaciones de las cruces de término.
La Fábrica de Murs e Valls (creada por un privilegio de Pedro IV el Ceremonioso en 1358), es la
encargada desde el siglo XV de las reparaciones de las citadas cruces, durante los siglos XV y
XVI fueron menos frecuentes las reparaciones, dándose estas en las centurias posteriores. Los
edículos o tabernáculos que guardaban las cruces son diferentes a como los conocemos
actualmente, por los documentos se deducen que en un principio se construyeron en madera
chapada de plomo, con cuatro vigas por pilares, y que en el siglo XV la cubierta se hizo de teja,
bien sobre bóveda o sobre entramado de madera, sostenida por cuatro pilares de piedra o
mampostería, pero la forma que presenta actualmente se cree que es de la primera mitad del
siglo XVIII.
Comentaremos ahora una selección de cruces de termino para ver cuál fue su origen y
vicisitudes que tuvieron estos monumentos declarados bienes de interés cultural a finales del
siglo XX. He seleccionado las cruces de término de mayor relevancia, por ser las más antiguas,
por ser erigidas en los principales caminos reales, y en las principales vías de la ciudad.
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CRUZ DEL CAMINO REAL DE BARCELONA:
Es la primera que se construyó de piedra, según órdenes de pago y de colocación de 1372,
documentada por Carreres Zácares, fue la Cruz de Almácera, erigida en el Camino Real de
Murviedro, de Carraixet, o camino antiguo de Barcelona. Obra de un “maestre piquer de la
villa de Sant Mateu". Se encuentra en el término municipal de Almacera (Almàssera) aunque
su titularidad corresponde al Ayuntamiento de Valencia. También se le ha llamado "Creu del
Camí
de
Morvedre",
de
"Carraixet"
o
"de
prop
D'Almassera".
Construida entre 1372 y 1373 (siglo XIV) en estilo gótico florido y desde el principio contó con
un
casilicio
y
un
tejado
realizado
en
madera
chapada de
plomo.
En 1433 (siglo XV) la cubierta fue reconstruida en su totalidad pues la madera se había
podrido. En 1604 se volvió a reconstruir la cubierta y se recubrió el tejado con tejas árabes de
color azul en los cuatro paños y blanca en las aristas, dichas tejas se compraron a Jaime Cajals,
rajoler de Moncada.
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Con posterioridad a estas fechas han sido necesarias repetidas obras de consolidación de la
cruz o sus elementos, como en 1901 que se volvió a restaurar. Pero las obras de mayor
envergadura fueron realizadas en 1942 con la elevación de la cruz mediante la construcción de
tres gradas o escalones de las cuales sólo la superior es original, la rehabilitación de los pilares
que sustentan la techumbre, así como el añadido de varios sillares a los pilares con el fin de
elevar el templete como fácilmente se puede observar en la parte superior de los pilares.
También
se
reconstruyó
la
columna
y
la
cruz
con
sus
imágenes.
La cruz presenta en su anverso la imagen de Cristo crucificado entre figuraciones de ángeles y
santos, y ornamentación vegetal florida. Por la parte posterior la imagen de la Virgen María.
Todo ello sobre un rico y grueso capitel historiado o macolla de ocho caras con escenas de la
Biblia. Por debajo del capitel cuatro figuras de santos de difícil identificación: un dominico, un
abad, un prelado y un joven. Por encima de sus cabezas doseletes góticos y por debajo de ellas
escudos con las armas de la ciudad de Valencia. La espiga era octogonal, de una sola pieza de
17 palmos de alta.
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El intradós del templete está decorado en las entrevigas con "socarrats" modernos originales
de Jaume de Scals (Xixona 1913-1978). Los socarrats son reproducciones de escudos heráldicos
de familias nobles medievales: los Cavanilles, Roca, Centelles, Montcada etc., personajes de la
Biblia: la Virgen María, San Vicente Mártir y otros santos, también escudos gremiales: peraires,
fusters, curtidors, etc.
Los cuatro pilares de sección rectangular, se disponen, como las de las otras cruces cubiertas
de Valencia, radialmente, o sea como extremos de dos diagonales teóricas en aspa. Estos
sostienen el entablamento de madera y el chapitel que cubre la cruz de piedra.
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CRUZ DEL CAMINO REAL DE JÁTIVA:
La segunda cruz de las denominadas de término que mandaron erigir los Jurados debió ser la
correspondiente al Camino Real de Játiva, antiguo camino de Madrid, conocida como la del
Miracle o Creu Cuberta, pues las primeras noticias documentales relativas a la misma y
recogidas por Carreres Zácares son del año 1376, fecha en que se procedía al pago de cierta
cantidad por lo obrado en la nueva cruz de piedra, sin que se conozca el nombre o procedencia
del autor de esta primitiva cruz. En 1406 se acordaba la reconstrucción de la cruz y el
correspondiente edículo, que serían ejecutados de nueva fábrica.
Entre 1432 y 1435 (siglo XV) el maestro de obras Juan del Poyo y el tallista Joan Llobet la
renovaron por cuenta de la Fábrica de Murs e Valls. El edículo se reconstruyó a comienzos del
12
siglo XVI y a finales del siglo XIX, en 1898, se llevó a cabo la restauración completa según
proyecto del escultor y restaurador artístico municipal José Aixa.
El templete se apoya en cuatro pilares con la parte superior reforzada. El pilar octogonal de la
cruz no apoya en escalones, sino en una pequeña basa circular.
La Cruz propiamente dicha es de piedra tallada con primores propios, figurativos y
ornamentales de la transición gótico-renacentista, representado a Cristo entre la Virgen y San
Juan, y en el reverso la imagen del padre eterno, con dos figuras orantes a sus pies. En el
capitel, bajo doseletes góticos, diversos santos y escudos de la ciudad, coronados.
Considerada la más hermosa de las cruces de término de Valencia, con la de Carraixet, es
muestra de una laboriosa y delicada talla que pone de manifiesto el nivel alcanzado por la
estereotomía, en la Valencia de la época. Juan Llobet, maestro de obra de talla, “estuvo
trabajando tres meses juntamente con su hijo Martín, seis picapedreros de Valencia y uno de
Palop, pintándose la cruz e interior de la cúpula por Vicente Çaera”.
Intradós con bóveda gótica de paños, con franjas de pintura en las que predominan los blancos
y los dorados. La obra primitiva fue policromada por Nicolás Querol. Templete con chapitel y
tejas rojizas y azules brillantes; las cuatro caras o paños del templete ofrecen vanos de ojivas
casi equiláteras, peraltadas y con molduración sencilla. En la clave de la bóveda escudo de la
ciudad en cairó (forma romboidal).
Por el interior y apoyados en los pilares sendas pequeñas columnillas en cuyo capitel
encontramos escudos de la ciudad de Valencia, con corona y laurel.
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CRUZ DE MISLATA:
La Cruz de Mislata erigida en el camino Real de Madrid por las Cabrillas o camino general de
Requena o Castilla, deduce Carreres Zácares debió construirse hacia 1381, año en el que
acordaron los Jurados obrar cruces de piedra en determinados caminos, entre los que por su
importancia debía figurar este. Se encuentra situada en el antiguo camino a Castilla por la
sierra de Cabrillas. Aunque en el actual termino municipal de Mislata, es propiedad del
Ayuntamiento de Valencia.
Construcción gótica de 1381 (siglo XIV), en dicho año los Jurados libran la cantidad de 6.000
sueldos a B. Sicard para invertirlos en los actos propios de su oficio, especialmente en las obras
de las cruces de piedra. Fue construida al igual que el resto de las cruces de la época por la
Fabrica de Murs i Valls, institución creada por privilegio del rey de Aragón Pedro IV el
Ceremonioso. Tenemos constancia, por documentos, sobre la compra de perinolas a "Caat
Nax", moro de Mislata, y de la compra de tejas que se llamaban "italianas", de forma plana
llamada "romana".
Los armazones de madera fueron realizados entre 1433 y 1435 por el maestro Juan de Poyo
con materiales procedentes del pinar de Mosqueruela, y el imaginero Juan Llobet talló los
soportes. Anteriormente a ésta reconstrucción, ya debía de existir una cubierta que protegiera
la cruz, pues consta que en 1411 la cubierta amenazaba ruina y precisaba de reparación. El
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edículo fue de hechuras similares a la cruz de la calle San Vicente, participando los mismos
artífices Joan Llobet, Miguel Crespí, Berenguer Mateu y Nicolau Querol.
En 1445 y 1498 los Jurados hicieron reparar de nuevo el edículo.
Del siglo XVI no tenemos constancia de ninguna reparación, aunque debieron realizarse ya que
el 6 de agosto de 1609, los Jurados acordaron que se hicieran obras en la cruz de Mislata. Se
tiene tambien noticia de una pequeña reparación en 1625.
El 27 de diciembre de 1901 se propuso la restauración de esta Cruz.
El 4 de julio de 1918 el arquitecto municipal informó del mal estado de la misma y propone
para su reparación tres soluciones, según nos cuenta Carreres Zácares.
La década de los años 60 del siglo XX conllevó la pavimentación, elevación del nivel del suelo y
la inmersión en él de parte de la base del conjunto.
Tenemos conocimiento de que el Colegio de Arquitectos de Valencia tenía el propósito de
restaurar la Cruz de Mislata en virtud del acuerdo adoptado por la Junta de Gobierno en el año
1978, por la publicación de una revista de fiestas patronales de la población, así como por un
artículo publicado por el diario Las Provincias por J.A. Calbuig de fecha 30 de abril de 1978.
La última intervención fue realizada en el año 2005, según nos constan en las fuentes de la
Revisión simplificada del plan general de valencia del catalogo de bienes y espacios protegidos,
y por publicaciones en diferentes diarios provinciales, tal y como después comentaremos.
La cruz se levanta sobre un podio circular formado por cuatro escalones. Una columna
octogonal sustenta un capitel labrado por todas sus caras con representaciones de San Miguel,
San Vicente Ferrer, la Virgen de los Desamparados y San José, alternando con escudos de la
ciudad. Encima del capitel, dos figuras en piedra representando a la Virgen María y a San Juan
en bastante mal estado de conservación y por encima de estas una cruz de hierro de ocho
brazos. La anterior cruz gótica fue destruida en 1936 durante la Guerra Civil, siendo sustituida
por esta de hierro que ahora vemos.
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La cruz se halla cubierta por un casilicio formado por cuatro grandes arcos apuntados, que
descansan en contrafuertes de sillería. Por su interior adosados a los contrafuertes, cuatro
delgadas columnillas con capiteles de decoración vegetal. Se cubre la estructura por una
techumbre de madera que acaba en un tejado piramidal de tejas de color azul y un adorno de
bola en su punta.
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En 1994 el arquitecto Vicente Torregrosa redactó un proyecto de restauración que incluía la
recuperación de la plaza. La actual restauración es del año 2005, en ella se acordó que el
Ayuntamiento de Valencia pagaría la restauración de la Cruz Cubierta en convenio con la
Universidad Politécnica, mientras que el Ayuntamiento de Mislata se haría cargo del
acondicionamiento del entorno de la plaza. Se recuperó la configuración de arcos que estaba
perdida, no así las bóvedas que se han dejado insinuadas con el arranque de las nervaduras
desde los capiteles de los machones.
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CRUZ DEL CAMINO DE ARAGON:
La última de las principales cruces terminales construidas fue la Cruz del Camino de Aragón,
del Camino de Liria, o de Paterna. Situada en la actual calle del Doctor Nicasio Benlloch, por
este lugar pasaba el Camino Viejo de Liria y en recuerdo de este hecho se ha colocado en este
lugar la cruz que ni mucho menos ocupaba este sitio. Su ubicación original parece ser que era
el camino conocido como Molino de la Marquesa, y antiguamente se la conocía como Cruz de
Sisado.
Según documenta Carreres Zácares, en 1439 se acordaba su erección, de traza sencilla y la
única concebida en origen descubierta. “Las gradas y la espiga las hizo Antonio Matheu; el
célebre Antonio Dalmau se encargó del capitel y de picar, brescar y acabar lo cap de la creu por
la cantidad de 110 sueldos y el pintor Berenguer Mateu la decoró según costumbre de la
época”.
En 1535 hubo de rehacerse de nuevo la cruz de la que únicamente quedaba la espiga, y se
encargó su ejecución a los maestros canteros Jaime Vicent y Juan Gascó. De esta nueva cruz
sólo permanecería con el tiempo la basa, la espiga y el capitel.
Posteriormente tendría que volver a ser rehecha en su totalidad, por lo que la actual cruz está
completamente reconstruida hasta el punto de haber perdido su antigua configuración.
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La que ahora vemos es una cruz de piedra que se alza sobre podio formado por una grada y
una basa de planta octogonal en el cual encontramos en cuatro de sus caras, escudos de la
ciudad en alternancia con cuatro caras lisas. Sobre este podio se alza una columna o espiga
octogonal que termina en una base octogonal a modo de capitel en cuyas ocho caras
encontramos talladas imágenes de santos y personajes de la tradición cristiana separados por
columnillas y bajo bovedillas en forma de venera. Sobre esta base se alza la cruz ornamentada
con un cierto gusto barroco. En la cruz figura Jesús Crucificado y en los extremos de los cuatro
palos del madero vemos sendas representaciones de los cuatro evangelistas con sus animales
simbólicos.
En la actualidad se encuentra en perfecto estado de conservación y no se encuentra cubierta
ya que nunca lo estuvo.
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CRUZ DEL CAMINO DEL MAR:
Situada en la actual Avenida del Puerto, frente al número 117 y en un pequeño jardín, se alza
esta Cruz de término que recibe o debería recibir el nombre de Camino del Grao (Camí del
Grao). Como es de suponer este lugar no era su emplazamiento original ya que con motivo del
caos circulatorio la misma ha sido desplazada de lugar en repetidas ocasiones.
Fue esta una de las cruces cubiertas más suntuosas que se erigieron en Valencia y una de las
más olvidadas posteriormente. Se hallaba situada en el centro del actual camino, a poco más
de kilometro y medio del puente del mar.
En su origen se trataba de una cruz de termino gótica, de ella ha desaparecido la cruz en
piedra, que ha sido sustituida por una de hierro, mientras que se conserva en bastante mal
estado el pedestal de forma octogonal y las imágenes que la adornan.
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La primera noticia que tenemos referente a esta cruz es del 4 de julio de 1419, pero por estar
ocupados en la reconstrucción de otras cruces por parte de la Fabrica de Murs y Valls su
construcción se dilata en el tiempo, continuándose durante 1423. Al igual que el resto de las
cruces de termino de la ciudad la cruz se encontraba cubierta por un edículo hoy
desaparecido. No sabemos el nombre de su constructor, pero sí que entre 1423 y 1424 trabajó
en ella Martí LLobet (maestro de obras de la Catedral) y en 1428 su hijo Joan LLobet, el joven
se encargó de su dirección. Fue en 1429 cuando se acabaron de pagar las tejas de la cubierta y
la fecha que se estima se terminó la obra.
El edículo de esta cruz era de los mas suntuosos, con bóveda de fabrica labrada, cubierta de
teja y una imagen en cada pilar, y en un frontal del edículo un escudo real correspondiendo a
la grandeza de la cruz y a la importancia del camino, el cual era uno de los principales de
Valencia. Este desapareció antes de 1520, ya que por esa fecha y por orden de los Jurados, la
Fabrica de Murs y Valls acordó el 8 de agosto de ese año cubrir la cruz del camino del Mar. Se
empezó la obra el 15 de octubre de 1520, construyéndose la cubierta de madera y ladrillo
aprovechando materiales de la anterior, coronándose con una bola de cobre, y encima una
veleta de hierro dorada y pintada por el pintor de la Ciudad Juan Martí. Siendo el director de
esta reconstrucción Agustín Muñoz, que debió de terminar a principios de 1521.
Esta cruz fue reparada por los Jurados varias veces durante la segunda mitad del siglo XV y a
principios del siglo XVI.
Nuevamente en 1556 y 1557 se acuerda por parte de los Jurados la reparación del camino del
Grao y de la cruz con cargo a la Admnistracion de la Lonja Nueva. Trabajaron en esta obra
dirigida por Juan de Batea y Paulo Mataliu los picapedreros Antonio Ribes, Antonio Frances,
Pedro Molina y Juan Cesilia.
Se desconoce la fecha en que definitivamente desapareció el edículo, pero en el plano del
territorio de extramuros de la ciudad correspondiente a la parroquia de Santo Tomás, hecho
por el P. Tosca en 1722, aparece ya descubierta y con una sencilla cruz como remate de la
espiga.
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Y en el año 1799 la cruz fue retirada de su emplazamiento hacia la izquierda por el trazado del
nuevo camino del Grao que se encargó en 1787 los planos a la Real Academia de San Carlos.
De esta cruz han llegado hasta nosotros escasos restos, sobre una grada cuadrada y otra
circular se asienta una basa gótica que sustenta la espiga prismática, rematada por cuatro
imágenes sobre ménsulas y sus correspondientes doseletes. La cruz de piedra fue sustituida
por una de hierro a principios del siglo XVIII. Encima del pedestal y sobre una bola en piedra
encontramos, en hierro, el escudo de la ciudad, y una cruz de ocho brazos por encima del
mismo. En sus cuatro lados encontramos figuras de santos situados por encima de escudos
coronados con los palos de Aragón. Y por encima de las imágenes sendos doseletes de pura
tradición gótica.
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CRUZ DE TERMINO DE PINEDO O DE CONCA:
Sin el carácter monumental de las mencionadas cruces de término, aunque con su inmanente
simbolismo y carácter funcional, habría que mencionar las cruces que hacía 1492 se levantaron
en las playas "con el propósito de indicar a los caminantes, durante las inundaciones
invernales el camino hacia Cullera y Gandía".
Pinedo en una pedanía de la ciudad de Valencia en el camino que lleva a la Albufera y
justamente en esta población y a la misma orilla de la playa encontramos esta cruz de termino.
Cruz que se levanta sobre un basamento formado por cuatro gradas octogonales y una
columna también octogonal, en cuyo capitel encontramos cuatro escudos coronados de la
ciudad de Valencia. Por encima de este la basa donde se apoya la cruz en la cual podemos
encontrar cuatro escudos en cairó (con forma de rombo) de la ciudad.
La fecha exacta de su construcción no se conoce, pero debió de ser de las primeras ya que
existen documentos de su erección hacia 1428.
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En 1477 volvió a repararse esta cruz, consta que se derribó y volvió a erigirse de nuevo,
trabajando en esta obra el célebre Pere Comte.
En 1496 se reedificó nuevamente en un lugar distinto del mismo camino y la antigua se
trasladó al camino de Torrente (en la bifurcación con Picaña).
Actualmente de la cruz original queda la basa sobre la que se alza una espiga hexagonal
coronada por un capitel gótico con cuatro escudos de Valencia, y sobre este la cruz
desaparecida, que por su factura pertenece al siglo XV.
Como hemos comentado la cruz original se ha perdido y la que ahora podemos ver, es una
reproducción moderna realizada en 1995 por el escultor valenciano Jesús Castelló. Cruz con los
brazos trilobulados en cuyo anverso encontramos a Cristo Crucificado y por el reverso a la
Virgen María. La cruz flota sobre un grupo de nubes con ángeles a los pies de la Virgen.
Realizada en piedra caliza, la anterior desapareció en 1800.
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CONCLUSIÓN.Las cruces de término son unos monumentos con una carga histórica que pasan
desapercibidos para la mayoría de los ciudadanos, mereciendo por ello una mayor dedicación
ya que son elementos representativos del arte popular religioso y de nuestras costumbres.
Forman parte de nuestro patrimonio y de nuestro legado, pues en ellas han intervenido
ilustres artistas valencianos como Joan Llobet, Martí Llobet, Nicolau Querol, Berenguer
Matheu, Miguel Crespí, Pere Comte, etc. Y así han tenido la consideración que se merecían
desde que se creó la Fabrica de Murs i Valls.
Al realizarse sus restauraciones para su conservación (la última realizada en el año 2005 en la
Cruz Cubierta de Mislata) refleja esa preocupación por recuperar nuestro patrimonio históricoartístico que es de todos los valencianos. Por ello creo que se debe hacer mayor hincapié y se
debe insistir en que todas estas cruces de término, por su carácter, sean tenidas en cuenta
como bienes BIC y su conservación se sitúe a la misma altura que otros elementos del
patrimonio valenciano, como así debiera ser desde que en el año 1954, en la Convención de la
Haya se empleó la expresión bien cultural, y como España ratificó en 1960, y desde la
aprobación del la Ley de patrimonio Histórico Español del año 1985, y posteriormente
promulgadas por parte de las comunidades autónomas su ley de patrimonio, que en el caso
que nos ocupa, la Ley Valenciana de Patrimonio Cultural es del año 1994.
Además, al tener la consideración de bien cultural, también se recogen las creaciones y
aportaciones del momento presente, cuya historicidad no es evidente y cuyo valor artístico no
siempre existe, siendo este el caso de otras cruces de término más actuales, como son la cruz
de término de la autovía de Barcelona, obra de Ramón Giménez de 1965, o la cruz de término
de la pista de Silla o autovía de Alicante, obra de Antonio Sacramento, también de 1965, o la
cruz de término de la Avda. de la Cortes Valencianas o antigua pista de Ademuz.
En el tema museístico destaco la falta de medios o de inquietud de que en nuestras
bibliotecas, museos y demás espacios culturales no exista ese afán por la recopilación de
información sobre el estado e intervenciones sobre este patrimonio en particular, siendo
actualmente la mayor fuente de información las hemerotecas, y de que nuestras autoridades
no le presten la debida atención como sí han hecho con otros bienes, creando rutas de interés
cultural para el ciudadano.
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BIBLIOGRAFIA.-
- MORALES, ALFREDO J.: Patrimonio histórico-artístico. Madrid, Historia 16, 1996.
- LÓPEZ BELTRÁN DE HEREDIA, CARMEN: La ley Valenciana de Patrimonio Cultural. Valencia,
Tirant lo Blanch, 1999.
- GRACIA, CARMEN: Arte Valenciano. Madrid, Cátedra, 1998.
- CARRERES ZÁCARES, SALVADOR: "Cruces terminales de la ciudad de Valencia". Archivo de
Arte Valenciano. Valencia, Real Academia de San Carlos, 1927.
- CARRERES ZÁCARES, SALVADOR: "Cruces terminales de la ciudad de Valencia". Archivo de
Arte Valenciano. Valencia, Real Academia de San Carlos, 1928.
- CLAVERÍA, J. y VALENCIA, A.: Crucifijos en Navarra. Esculturas, cruces procesionales, cruces de
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- http:// 9.01 CRUZ CUBIERTA. CONSULTADO 31-10-2012
- http://www.jdiezarnal.com/valenciacrucesdetermino.html. CONSULTADO 13-10-2012.
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