El más perfecto modo Martín Renael González Batista (Calderón, Holguín, 1944). Miembro de la UNEAC. Ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales. Entre sus libros publicados se encuentran: Sobre la tela del viento (1974), Piel de polvo (1989) y La aguada de los milagros (2003). Posee la Distinción Por la Cultura Nacional. Ronel González Sánchez (Cacocum, Holguín, 1971). Miembro de la UNEAC y de la AHS. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. Ha publicado, entre otros: Desterrado de asombros (1997), La furiosa eternidad (2000), El Arca de No Sé (2001). Posee la Distinción Por la Cultura Nacional. El más per fecto perfecto modo Renael González / Ronel González Ediciones SED DE BELLEZA Santa Clara, Cuba, 2004 EDICIÓN: LARIZA FUENTES Y MAYLÉN DOMÍNGUEZ DISEÑO Y COMPOSICIÓN: LARIZA FUENTES ILUSTRACIONES: DAYAMÍ PUPO ÁVILA © MARTÍN RENAEL GONZÁLEZ BATISTA y RONEL GONZÁLEZ SÁNCHEZ, 2004 © Sobre la presente edición: Ediciones SED DE BELLEZA, 2004 ISBN 959-229-076-8 Ediciones Sed de Belleza: Apartado postal 335 Santa Clara 1, Villa Clara, Cuba. C.P. 50100 email: [email protected] Eres la realidad ardiente y vasta y mi cansado corazón es tuyo. Eres el mar que con perpetuo arrullo mueve su tela delicada y basta. No admites paz, no reconoces casta. No eres el templo huero del que huyo, yo que no sé adorar, yo que destruyo los ídolos con furia iconoclasta. El animal que en tus praderas pasta, el hombre que es apenas un murmullo del concierto total, no te contrasta. Me has hecho como soy, yo te construyo. Déjame arder bajo tus cielos, hasta que tus aguas, Amor, cubran mi orgullo. RAÚL HERNÁNDEZ NOVÁS TU MIRADA ¿Tu mirada? Tu mirada es el más perfecto modo de decirlo todo, todo, aunque no hayas dicho nada. ¿Qué magia tienes guardada, qué poder, bello y profundo? Tu mirada en un segundo me siembra un año de antojos y cuando cierras los ojos se queda sin luz el mundo. 7 AMOR ¿Cómo en tan breve sonido puede haber tanto calor? ¿A qué pecho rimador le robaste ese latido? ¿Qué le dices al oído con palabra perfumada, para que la enamorada boca que te va nombrando tenga sed de fuego, cuando enciendas una mirada? 8 FRIDA Y EL HOMBRE DEL OTOÑO La propia Frida cargando en su regazo a Diego en forma de niño desnudo Frida encontró un hombre del otoño. Lo protege como a un pequeño gato, con leche tibia lo alimenta, de su piel de agosto le hace abrigos. El hombre andaba a la intemperie gris del desamor y todas las lloviznas de tristeza lo hacían tiritar. Ella lo baña con agua de cariño, le quita las escamas de nostalgias, en los labios le frota largos besos. Frida perdió su brújula. Sexo, no más, los jóvenes le ofrecen. Ella quiere también un arcoiris. El del otoño en todas las palabras siembra flores. 9 A Frida le han nacido luceros dentro de la mirada. II Tú con tu juventud, roja bandera, vienes a mi cubil de lobo tierno, ¿acaso ignoras, Frida, que el invierno, refugio no dará a la primavera? ¿Por qué te abro la puerta si en la hoguera, ayer mismo quemé mi último sueño? Tú eres de fruto y flor, jazmín trigueño, en mí huele a ceniza la madera. Deberías quedarte en la frontera de mi país, muchacha aventurera; acá abundan las sombras, hazme caso. ¿Te deslumbra la luz en la grandeza del día que madura? Es la belleza del fuego moribundo: es el ocaso. III Anoche Frida me dio un vaso de vino. En la penumbra del cuarto, iluminado apenas por sus ojos, me hizo caer en un abismo en llamas. Del fondo escaparon gritos quedos, 10 suspirantes... Frida entró en éxtasis, tuvo convulsiones. Frida es maga, puso una mariposa a recorrerme el cuerpo; sus alas eran tibias y me dio fiebre. Frida también es una mariposa y se perdió en las sombras. No sé si volverá. IV Frida de fuego y de fruta, hija de oscura simiente, risa del agua en la fuente de tu boca fresca. Puta no imputable. Diminuta flor de amor desguarnecida en la sombra de una vida sin padre —que no es y existe—; juego de amor que lo triste quemas con tu cuerpo, Frida. V Frida, lo nuestro es sólo un sueño, el tiempo es una lluvia interminable; de sus escombros nacen nuevas épocas; 11 seremos un relámpago en medio de la noche. Hoy beso las estrellas untadas en tus labios bajo cielos clarísimos, y la Osa Mayor, la Vía Láctea, con envidia nos miran. En calles desoladas, bajo árboles insomnes en los parques, como ángeles caídos, en cualquier sitio hallamos el amor. Mi cuerpo está ávido de tu cuerpo y tú de mi cariño te alimentas. Como estrellas fugaces del amor, pasaremos. 12 LA QUE SOÑÓ, LA QUE FUE SOÑADA a Alejandra Pizarnik Yo amé a Alejandra en secreto y Buenos Aires caía de lado sobre mí, hundía su filo en mi rostro inquieto. Juro que la amé, indiscreto como soy, no-cuerdo, raro. Ella inventó el desamparo, el infierno musical y yo la amé hasta el final violento de su disparo. Yo amé a Alejandra, los dos del brazo, los dos helados bajo los bosques pasados de la infancia, bajo los espejismos del adiós. Ella tuvo el pelo gris y una dulce cicatriz en el alma. Yo la invoco, 13 sola, incauta, bajo el loco cielo huraño de París. Yo amé a Alejandra. Ella estaba desviviendo en su orfandad la furiosa eternidad de su piel. Ella soñaba y yo la soñé. La amaba hasta la sangre. ¡Qué hastío quedar con este vacío a cuestas! La amé. Dios sabe que no hay olvido que acabe con su fantasma tan mío. 14 ELOGIO DE LA MUJER SENTADA DE VÍCTOR MANUEL para Laura Anido La mirada en su reposo de perfil, la mano ausente en el costado inocente. Al fondo el parsimonioso paisaje con velas. Grosso modo la paz cristaliza. Una mujer agoniza y el mar gotea en su pelo, mientras se destiñe el cielo como una cruz de ceniza. 15 ELEGÍA a la memoria de Alfonsina Storni Sobre la nitidez del agua esta mujer senos de pluma y yo apenas con diecinueve espejos mal cumplidos nos hundimos en esta soledad belle époque para quedarse hambriento mientras los cangrejos del mundo nos vienen a tocar y se deshacen una nube nos cubre los ojos sube de prisa el horizonte que baja flamante a acariciar el sexo paloma oscurecida de esta mujer que llora se descubre el rostro —verano— sangre contra la espuma aunque nos hemos ido quedando tan bellamente solos que ya no importa el mar cangrejo de este mundo sobre la nitidez del agua oscura deshaciéndose 1991 17 HIJO DEL REY PERIÓN Hijo del Rey Perión de adarga enhiesta: ¿qué buscas, anhelante, en la homilía donde una estatua quijotesca y fría te impele, sin razón, a dar respuesta? ¿Eres como Jonás que a todo presta oído en su mutismo? ¿Quién te envía? ¿Cide Hamete, Diego Hurtado? ¿Fía tu nombre en la zozobra que le cuesta al caballero para no ser diana de un certero disparo en la pelea? Antaño hidalgo: ¿qué te espera? ¿Gana tu bacanal perfil la panacea salvadora, cuando en tu brazo Oriana no expulsa de tu sueño a Dulcinea? 18 PARA GEORGIA para Ania Pupo Vega Dichoso tú, que alegre en tu cabaña, Mozo y viejo espiraste la aura pura... FRANCISCO DE QUEVEDO Voy a permanecer ante la mesa, mientras duren la nieve y el olvido en mi cabaña oscura como el ruido de los panes que el sueño despereza. Seré el Pequeño si al final regresa con su burla de faldas lo perdido y esparciré las plumas que ha reunido en almohadas silentes la tristeza. Voy a esperar, sentado en mi montaña de oro imposible, la figura extraña que en una foto adivinó el mendigo. Dispondré candelabros como un tonto y en vano pediré que vuelva pronto la primavera de mi voz, contigo. 19 SONETO POR MAGDALENA Espérame en tus ojos, Magdalena, para mirarme en verde repetido; espérame en tu pecho, en el latido que apresura tu sangre en cada vena. Espérame en tu cuerpo cuando llena de soledad estés, bajo el dormido silencio de la noche, y el maullido de un gato suelte al aire alguna pena. Espérame en tus manos, tu cintura, en tus senos, tu vientre, en la blancura del lirio que en tu piel se encuentra preso; espérame en tu cuello, en tus caderas, junto al fuego de mínimas hogueras. Espérame en la puerta de tu beso. 20 FOTOS... CARTAS... PAPELES... Aquí están, amor mío, como en mieles que el tiempo sin piedad no ha corrompido, tus palabras de luz y de sonido dormidas en la piel de estos papeles. Aunque ya no eres tú —dejo que vueles hacia el país brumoso del olvido— un viento sin edad vuelve a mi oído con tu risa de alegres cascabeles. Si un ermitaño del amor he sido o en cada primavera he florecido o es mi corona espinas o laureles, yo no lo sé, mas, digo, convencido, que hasta en la luz de un nuevo amor vestido, por la sombra que dejas, aún me dueles. 1987 21 FRONTERAS DE SILENCIO Para llegar a ti he cruzado fronteras de silencio. HERMEIDES CARMEN Una muchacha escribe versos, lejos, y los echa a volar como las plumas, mariposas de luz rompen las brumas y un poeta los halla en sus espejos. Una muchacha escribe y se dibuja en el aire, morena, su silueta; va tras ella el asombro del poeta y sólo halla en el viento una burbuja. Versos escribe una muchacha a solas sobre las hojas ocres del invierno y diciembre sonríe, florecido, y muy lejos de allí, frente a las olas que escriben su poema azul, eterno, se diluye un poeta en el olvido. 22 FREUDIANAS Estoy perdido en esta casa de palabras. JOAQUÍN GARCÍA Q Antigua novia del sueño tantas veces repetido ¿será que en verdad he sido de tu cuerpo de aire, dueño? Qué persistencia, qué empeño en que todo se repita. ¿Hay en tu idílica cita alguna falta de amor que nuestra sed interior apaga con tu visita? 23 ARTESANO DE SUEÑOS Comprendo al artesano que su ánfora mejor mira deshecha y, entre sus dedos siente, el fuego del horno todavía. Contigo quise enjaular un sueño, demostrar que es posible tener un arcoiris, que las pompas no son astros ficticios. Y fui niño, cuando andaban ya mis hijos por el mundo en busca de mis sueños olvidados, en el desván azul de la memoria. Me emborrachó tu vino, tu fresco manantial, tu voz de fruta madurada por el trópico. No es que me falte mundo ni desconozca los espejismos viejos del camino, es que contigo no acaba una aventura: 24 muere mi fe en la luz y vuelven a su reino del viento las palabras. 25 PORNO CASI POEMA Salirme de tus piernas túnel imprescindible cuando la oscuridad golpea y nos convence a quedarnos faroles lámparas candelabros en la tibieza humedecida de este hotel es una batalla que no venzo porque me han empezado a doler tus manos clavadas en mi orgullo espejismo elegante juego del que no sales con ventaja ahora que el rencor no deja desvestirme todos los dolores muchacha me hacen tierra aunque tus muslos permanecen abiertos y yo sigo con hambre y yo sigo con hambre 1991 27 SÁBADO EN GRIS Sábado en gris. Los portales me tienden una emboscada. La ciudad se vuelve nada. Algo llueve en los portales. Vienes. Me clavas puñales verdes en la espalda. Un auto escandaliza y aflauto la voz, pero no estás sola. Foráneo brillo, su aureola se lleva tu pelo incauto. El sábado se evapora detrás de la catedral. Desando, no soy igual. La calle es larga, traidora. 28 Desando, me pierdo, ahora dentro de mí voy, ignoto. Final. Sábado sin coto, sin sábado, sin arecas. Día de muchachas huecas y yo tan ebrio, tan roto. 29 MÉDULAS QUE HAN GLORIOSAMENTE ARDIDO a Maray, que me contó su historia en la barra del Cauto Uno se ha muerto de atroces infortunios sicodélicos y, obsedido de hipertélicos orfismos, escucha voces. Uno ha olvidado los roces eróticos, sin fastidio. El providencial ofidio de la belleza lo pasma porque sólo lo entusiasma su literaturicidio. Sostenido por la herética manía de asir un premio, entra en el absurdo gremio de la incertidumbre. Ascética, como la estirpe poética, su voluntad lo traiciona. Quiere evadir su persona terrenal ante un obstáculo, pero cuando pierde el báculo hasta Lilith lo abandona. 31 Uno va mudo, académico de vestuario decadente, víctima de la serpiente que le ofreció un fruto anémico. Viudo de un corpus sistémico para comprender su obra, organiza una maniobra etílica contra el odio y Eros lo aproxima al podio demencial de la zozobra. A su lado el Azar cruza. Tiene muslos exotéricos y obnubila los histéricos sitios de una piel confusa. ¿Cómo inventarse una excusa para llegar al Edén? ¿Cómo saber en qué tren sensual viaja la inocencia si no puede la abstinencia separar el mal del bien? Desmesuradas tabernas para tan poco entusiasmo. Lo gnosivo es un pleonasmo hermético entre las piernas. Teleológicas cavernas para volver a uno mismo. ¿Miserias del altruismo o triunfos del alter ego? 32 ¿Antropocinismo ciego? ¿Autofagia? ¿Ultraerotismo? ¿Quién puede explicar la niebla prosaica que nos impulsa hacia una mirada insulsa que nos sacude y nos puebla? Si es tan atroz la tiniebla ¿por qué una sombra fortuita que de repente nos grita: detén tu pleamar caótica, puede, con vehemencia erótica, poblar un alma marchita? Septiembre 2002 33 EN LA PENUMBRA En la penumbra, Frida, del recinto donde el amor desnudo nos da cita, un vino sin edad nos resucita antiguas embriagueces del instinto. Tus piernas y tus brazos, doble cinto que atas a mi cintura y que se agita, es un dulce animal que gime y grita como en algún fogoso laberinto. Después la noche pone en su ventana a la señora luna, triste anciana que nos ve de reojo y frunce el ceño, cuando tú y yo bebemos en la copa de los labios, y soy como una tropa que ocupa en guerra tu país trigueño. 34 GRACIAS TE DOY Gracias te doy por todo lo vivido, por alegrar mis días de tristeza y ofrecerme desnuda tu belleza en las horas de cuerpo compartido. Gracias te doy, amor, por el sonido cuando respiras fiebre de tigresa o si bajo la lluvia, oscura, espesa, el invierno se va solo y vencido. Si entre la niebla de los años pierdo la clara imagen con que te recuerdo y con puñal del tiempo soy herido, aunque la muerte borre mi memoria, en todos los que lean esta historia te salvarás, muchacha, del olvido. 35 ESCRITO FRENTE AL MAR para Nancy Ivette Borrego Tus pies descalzos, Borges y la orilla infinita del mar donde me pierdo. Esta doble aventura del recuerdo, las calles menos solas, mi mejilla como la de un atlante. Dios. La arcilla de tu nombre y el sol y no me acuerdo dónde viví estas cosas por un Cuerdo inventadas como la maravilla. Añorar el paisaje nos trasciende y este muro de antaño que defiende nuestros cuerpos telúricos de un modo no previsto, es un límite y, en parte, justifica las súplicas del arte de ser un don minúsculo del Todo. Batería Fernando VII, Gibara, abril 4 de 1997 36 AQUÍ ESTUVE CONTIGO Aquí estuve contigo tantas veces, gaviotas y alcatraces son testigos, testigos la noche y sus rumores llenando sombras con palabras de agua. Usted, amigo mar, prendía estrellas en su pecho de viejo capitán condecorado, mientras el malecón soñaba sueños de salitre. Aquí Miguel Ángel fue un niño marinero y aún sus huesos suenan como flautas transidas de nostalgia; María Liliana amó en sus orillas y Ceferino tiene óleos pintados con tristeza. Por aquí madrugamos con los niños, mi esposa y yo rumbo a la playa y el agua era un asombro gigantesco, la húmeda alegría de esos años. Por sus orillas, viejo mar, por donde el tiempo sigue echando cal sobre mi pelo. 37 ÓLEO DE LA MAJA DORMIDA Ahora serás, dormida, un tibio caracol entre las sábanas, con tus senos —también dos caracoles—, mirándose, gemelos, en las sombras. En suave curva bajas el hombro a la cintura y subes nuevamente en las caderas. Entre los muslos tienes el secreto de un cálido poder. Qué rara magia hace que hasta él converjan los sueños y las llaves de los hombres. Oscuro cofre tienes, ansiado por piratas y corsarios, capitanes y simples marineros, mujer que eres, dormida, un tibio caracol entre las sábanas. 38 PARA AHUYENTAR EL TEDIO Por tantos días de rostros repetidos y mucho gris pintándote por dentro, vas a olvidar que existe el arcoiris. ¿Acaso eres la rosa con que se adorna un búcaro? ¿Un cuerpo para usar de madrugada cuando la sed de fuego nos convoca? Qué fueras sin el niño, ese pequeño duende que te amarra con invisibles hilos de ternura para ahuyentar el tedio, su triste espantapájaros. Yo, que en tus ojos leo como en mínimos mares luminosos, sé que el hambre que tienes no es de pan ni de sexo: eres el pájaro colgado en jaula de oro; tu dueño no comprende que quieres cielo y bosque. Amiga, dulce amiga, el mundo sigue afuera, las calles preguntan por tus pasos, y los cines, los parques y las playas hablan ya de tu ausencia. 39 LOS DÍAS DE DICIEMBRE Los días de diciembre se deshojan, se pudren uno a uno con la lluvia. Un aliento polar recorre el pueblo. Pasan gaviotas, el mar es todo furia. Crujen los barcos su osamenta vieja. Llega el olor de la madera húmeda. ¿Dónde estarás, muchacha que en mis ojos encontraba tus dos gemelas rubias? ¿Qué rostro tiene la soledad, qué rostro? ¿Viene de un pueblo oscuro que nunca tuvo música? Los días de diciembre se deshojan, se pudren uno a uno con la lluvia. 40 CARTA DESDE LA AUSENCIA ...yo persigo también el dulce amor, el tierno amor para dormir al lado y que alegre mi sueño al despertarme. JAIME GIL DE BIEDMA Ahora bajo esta noche de diciembre, cuando los astros son frutas luminosas, ahora que eres el zumo de este año y busco tus labios intangibles con un deseo antiguo de niño y de caníbal, y me envuelve en sus brumas el invierno interior de la nostalgia; ahora cuando mi hijo incendia su muñeco —a las doce en punto de la noche— y soy la soledad en medio de la gente y me abrazan amigos y te abrazo y los niños me besan y te beso y en el vino que dan hallo tus labios; ahora que ya no me abandonan tus pupilas untadas de tristeza, tu sonrisa de niña abandonada, 41 mi niña, mi muchachita sola, adentro sola, la que envía cartas llenas de flores secas, sobres de los que escapan bandadas de gorriones S.O.S. de barcos que naufragan; ahora estamos en la cumbre de un cerro junto a un estrellerío de vicarias; los pinos crecen como fuego verde y me amas y te amo. Y aquí, en un hotel, de noche, la luz de la ciudad penetra neblinosa y las sábanas cómplices, testigos de mi odio, me ven matarte a besos, encenderte la piel con raras llamaradas, y te quejas, sollozas y luego de tus ojos va naciendo la aurora. Aquí, donde el mar sigue siendo azul enigma y un pájaro nocturno anda extraviado, se oye un barco que parte en la distancia y te beso, y de pronto te vas y soy la noche a la que alguien borró todas sus luces, y vuelvo a mirar la ceniza de los días en el falso cadáver de ese hombre de yerbas quemado por mi hijo... Todo puede ocurrir menos no amarte: 42 si te apago en la luz de la memoria, como un lucero limpio, reapareces; si te cierro la puerta, la abre el viento y entra la primavera con sus pájaros; si te mato y te entierro las manos se me rompen y echan flores. No me leas poemas donde digas que antes amabas tanto, quiero que seas el alba, la flor recién abierta, cualquier otra mentira, pero no estés ausente cuando estés conmigo; no dejes que la sombra me anochezca, dame la luz que nace de tus ojos. No cierres la ventana de los sueños, oye el rumor del mar azul, lejano... La brisa pasa y canta, la luna está elevando su claraboya de oro y aún brilla el lucero como un cocuyo húmedo en el agua, y yo, sin ti, contigo, miro al niño de enero con su cabello rubio gateando en la mañana que se anuncia, bajo esta noche inmensa de diciembre. Diciembre, 1987 43 QUÉ LÁSTIMA, AMOR, SIEMPRE QUISE ESCUCHARTE Nunca te oí hablar de la pureza, tus ojos fueron como una clarinada, un incendio en el bosque que tus ojos no vieron a pesar de tu odio a los que regresábamos cuando empezaba el miedo y los pájaros estremecidos, rotos, se burlaban de ti que no podías con ellos, que no podías sino sentarte, predecir los augurios en una extraña tarde de verano del jardín de tu casa con temor a defraudar al hombre, los días del hombre, a escribir pureza amada que mis ojos nunca llegaron a gozar, pureza estás huyendo, tú y yo estamos solos en el mundo como si desde siempre te hubiera conocido. Nunca te oí hablar de la pureza, acaso lo pensabas y desgraciadamente a veces estoy sordo. 1990 44 AL PEQUEÑO Pequeño: la aventura se termina en el comienzo. No me toques. Vete. El sueño que has perdido te somete a la tribulación. Ya es tarde. Fina como la nieve estoy en la colina dejándome llevar por el grumete que no eres tú ni la pobreza. Vete, por favor. No soporto la neblina de esta tarde ridícula que azota mi mejilla sin luz como una gota oscura. El hombre es una sombra huraña, un aprendiz, un clown, un intruso que se arriesga a mentir. Adiós, iluso bufón, quédate solo en tu cabaña. 45 DÉJAME SOLO Déjame solo. Mi tambor desnudo y esta voz que hace añicos la demencia me acompañan, me libran de la ausencia en que me deja tu infeliz saludo. No he de morir soñándote, menudo escalofrío ronco de insolencia ni podrá conmoverme la inocencia falsa que portas como un vil escudo. Prefiero la razón que un vitricida expone ante los santos como un precio que ha de pagar a Dios por la guarida temporal que es su cuerpo ínfimo y necio, a esperar, como un mago, la salida ante el público henchido de desprecio. 46 PARA OTRO CASTORP ¿Por qué te vas, callado, en la nevisca, joven de melancólicos pulmones que en mi regazo tu mirada pones como una huella más de la ventisca? ¿A quién vas a engañar con esos dones que en ti derramó Dios como arenisca genésica si el miedo te confisca hasta las celestiales emociones? ¿Quién eres, caballero de la mancha húmeda, conteniendo la avalancha de tus deseos que mi cuerpo ignora sobre la oscuridad inextricable? ¿Cómo vas a poder con la inefable tristeza que en silencio te devora? 47 NO TE ABANDONO No te abandono. Soy un peregrino y como tal regreso. En otra parte que desconoces volveré a encontrarte mostrándome el origen del camino. No te abandono. Sólo te conmino a una espera de siglos. Sin culparte de ser causa y efecto del destino ni de las sombras que disipa el Arte. No te abandono. Te acompaña el mundo y esos torpes gigantes que confundo con el aspa soberbia del molino o viceversa. Espérame, Utopía. Yo siempre volveré de la agonía a restaurar las piedras del camino. 49 COMO LADY GODIVA Yo te recordaré por el abrazo de la mentira y por el desaliento, no por el desamparo que lamento ni por la incertidumbre del fracaso. Recordar es inútil. Lo prudente es el olvido que, a merced de todo, existe, aunque lo niegue de algún modo un inmortal poema de Occidente. Pero yo voy a recordarte, amigo. A pesar del abrazo y de la duda inmemorial. Yo volveré a tu puerta como el gozque sediento de tu abrigo. Siempre regresaré, libre y desnuda, a galopar por tu ciudad desierta. 50 DE ULISES A PENÉLOPE He venido a decir qué tiempo dura la sucesión impávida del tiempo porque bien sé que el tiempo es sólo tiempo y su añoranza largo tiempo dura. He venido a decir que el tiempo es pura invención de tus sueños a destiempo para no resultar un contratiempo de la memoria eternamente oscura. Entro en el tiempo como en el azogue de un espejo flamante que asegura mi pertenencia a su vulgar recinto. Y le doy vida al tiempo en la escritura antes que el tiempo de una vez me ahogue en su desmesurado laberinto. 51 COLMA No tengo ni una cabaña que me defienda contra la lluvia, y estoy abandonada entre estos peñascos azotados por la tormenta. JOHANN WOLFANG VON GOETHE Tú me dejaste sola en la montaña a merced de la lluvia y del torrente y cambiaste la historia de repente impidiéndome entrar en tu cabaña. Me dijiste que sólo el tiempo engaña a los cobardes y en tu voz ardiente creí, sin sospechar de la inocente desolación que siempre te acompaña. Quise olvidarme, entonces, de tu puerta y caminé bajo la lluvia incierta hasta que el día agonizó en mi pelo. Pero no pude contener mis pasos y regresé para encontrarte en brazos de la lujuria que borró mi anhelo. 52 PARA OFELIA Acuérdate de mí cuando se eleve en el silencio tu infeliz plegaria y déjame escuchar la temeraria caída inexorable de la nieve. Acuérdate de mí si a veces llueve sobre tu soledad imaginaria que reduce mi nombre a la precaria marioneta que un raro viento mueve. Acuérdate de mí que soy la duda inmemorial y la Verdad desnuda que no comprende tu mortal pureza. Cierra los ojos y no pienses. Lejos yo te estaré esperando en los espejos como una sombra inútil que regresa. 53 Y YO TE BUSCARÉ POR LA MAREA Tú no dirás como Altazor: naufrago, «no hay bien no hay mal» sobre la tierra incauta cuando imites al sórdido argonauta y el mundo se equivoque como un mago. Tú no verás al cisne de agua oscura cantar para morir (Wagner enjuto) ni llevarás por tu pasado el luto de quien no vio el ayer que atrás fulgura. Tú vencerás, Caribdis, el encierro, mientras surjan palomas como el hierro en el costado que a Jesús le duele. Y yo te buscaré por la marea donde llora Jasón sin que Medea como un albatros en sus ojos vuele. 54 AVE FÉNIX Su amor era una rosa de ceniza. Deslumbramiento fue de flor de espuma. Tuvo la consistencia de la bruma, la lealtad del rumbo de la brisa. Fue pompa de jabón que el sol irisa para que en su belleza se consuma; un espejismo sólo, al que se suma mi paso por su arena movediza. Yo creí ver la luz donde hubo un brillo; el camino buscado se hizo trillo; la hojarasca en el viento no era un canto; pero de los escombros de la hoguera, donde se suicidó la primavera igual que el Ave Fénix, me levanto. 55 NO TIRES TU PASADO POR LA BORDA para Ana Li No te acerques, mujer, al egoísmo de asegurar en ti mi permanencia; el hielo es agua y su mayor violencia hunde a la embarcación en el abismo. Un peregrino sólo ve en sí mismo los caminos que llevan a la ausencia. No te acerques, desnuda, a la imprudencia si no es omnipotente el paroxismo. No me confundas con la nieve rauda que penetra en las sombras de tu cauda jungla libidinosa. Genuflexo, huérfano soy de única pradera y he visto arder en mí la primavera como arden mis manos en tu sexo. II No tires tu pasado por la borda que el mar es un desierto de ceniza. 56 Ya no eres inmortal como la brisa porque la brisa es demasiado sorda. Si ayer se abrió el espejo ante una horda de recuerdos, y el caos de la prisa te condujo en silencio hasta la misa, hoy sientes que la misa te desborda. Y el miedo a lo inasible te desgasta y aquella sensación de lo inexacto sobre tu piel, resulta vergonzante. El desamor es una luz nefasta que sólo tú conoces en el acto de buscar un inútil consonante. 57 LA SIESTA DEL FAUNO para Magaly Yo le tiré al ideal JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Mal armé como el fauno mi siesta de relojes derretidos y obscenos sobre mi piel confusa en la noche del ábrego. Mal brilló la inconclusa égloga entre mis manos desierta como trojes cuando intenté apresar la irresistible fronda de sus rizos que nadie pudo soñar. El cierzo me impidió excomulgar su música de scherzo disonante, su cuello de palidez redonda. La oscuridad urdía su fantasmal protesta cerca de las estatuas caídas en la fuente que noviembre dispuso en mí con el rechazo. Ella nada insinuó de mi ansiedad demente, pero yo vi en sus ojos la drástica respuesta y presentí la burla del fauno en mi fracaso. 58 INFIDELIDADES Uno empieza siendo infiel a la casa donde vive, a los cuartos, al aljibe, a los barcos de papel. Uno olvida el carrusel que de niño conoció, dice que ya terminó, pero cambia de juguete. Uno es un torpe grumete a veces y a veces no. 1987 59 ATRÁS Atrás, siempre atrás me vence tu silueta y otro nombre que pasó y otro. Este hombre se equivoca, que no piense en ti si no lo convence ir de derrota en derrota. Soñar es una remota posibilidad que suplo. Atrás nadie. Yo y el duplo del dolor, la misma gota. 60 S\T Echo fuera de mí un leño cercenado. Sé que he roto un bosque frágil y agoto mis esperanzas. Me empeño en decirme que no sueño, que el bosque estaba sin ramas antes de arder las retamas y los sauces. Ya no queda remedio, sin la arboleda nadie impedirá las llamas. 61 PARQUE DE SOMBRAS Parque de sombras, baldía mansión de campanas, quiebro la fortuna en que celebro el don de tu compañía. Déjame aquietar la umbría mueca del final, reclama mi necedad que derrama tantas gotas de extrañeza cuando en mi piel la tristeza urde un sucio melodrama. 1996 63 COMO PETRARCA L’aura mia sacra al mio estanco riposo FRANCESCO PETRARCA Qué te has hecho, Laura, urdo cuerpos vacíos y aflige la desolación que rige mis actos. Todo es absurdo. Recomenzar es el burdo pretexto. Nadie me espera después del comienzo. Opera en mí un azar enemigo. Como Petrarca prosigo detrás de vana quimera. 64 ERES YA UN CLARO ESPANTO EN LA MEMORIA Eres las ruinas, quién sabe de qué amurallado invento descrito a distancia. Siento por ti una dulzura grave y te pido que se acabe esta opalina zozobra. Magníficamente cobra sin ti la miseria un alto vuelo para el sobresalto y la amargura que sobra. 65 CON ESTOS HIMNOS Con estos himnos voy a eternizarte (esto es como decir a conocerte) para salvar tu lluvia de la muerte, para tenerte que es como mirarte. Y en mi continuo anhelo de tocarte me desconcierta el modo de decirte que mis blancas palabras de sentirte ya no son el peligro que me infarta, algo más son, lo digo en esta carta escrita sólo para despedirte. 66 LADRAN LOS PERROS Ladran los perros en la noche inmensa y sus ecos rebotan caen en los oídos de los que duermen y los confunden con lo que ocurre ahora en el brumoso mundo de sus sueños. Los ladridos asustan a otros perros en patios y calles desoladas bajo la comezón de las estrellas. Tú y yo nos amamos con furia en noches como esta —porque ahora estoy solo—, pero es imposible que no estés conmigo cuando ladran los perros en la noche. 67 TAZA DE OLVIDO Ahora me bebo una taza de olvido y, al poco rato, no reconozco el retrato tuyo que tengo en mi casa. A veces la tarde pasa y me ve tan distraído bebiendo tazas de olvido, que ya ni yo mismo sé si alguna vez te besé o nunca te he conocido. 68 TRENO por Lilly para Mayra y Waldo La dolorida selva que dejamos. DANTE ALIGHIERI Cerró el teatro mórbido. Las ruinas me delatan. ¿Soy otro o el que encaja en el reverso hostil de la baraja? ¿Estaré reduciendo las cortinas del embeleso? ¿Copiaré neblinas como palabras en la piedra firme? Cerró el teatro, ya lo sé, vestirme no me hará nuevo. Si bajo el pescante vuelve a pasar el hombre del turbante podré decir que no y arrepentirme. Segundo círculo. ¿Puedo regresar? ¿Sentir que el hado sórdido en mí me ha salvado? ¿Qué hacer? ¿Asesino el miedo o tapo el sol con un dedo para que ya no parezca extraño? ¿Dejo que crezca un árbol donde más duele? ¿Suelto las riendas? ¿Qué vuele 69 mi tempestad sin Francesca? ¿Si me vuelvo a la ceniza a qué obsesiva pagoda irá tu pie, la luz, toda inocencia? ¿Si tu risa a solas esteriliza el recuerdo y sólo abrumo al que soy? ¿Si yo no asumo esta orfandad de tu vino podré seguir el camino acosado por el humo? Voy a pedir que no vuelva octubre incierto, insepulto con su apagado tumulto de nostalgias. (Que resuelva cómo escapar de la selva abstrusa en que se hunde el techo de mi edad) Pido un deshecho amanecer de suicidas y unas velas encendidas. Quiero incinerar el pecho de la crueldad. Ser el Norte, el centro de lo nefasto vuelto hacia mí, ser el pasto de las fieras, lo que aborte el odio. Pido una corte de asesinos (algo infame). No permitan que reclame el infierno donde apuro 71 sorbos de un silencio oscuro para que Francesca llame. 1994 72 REFERENCIAS Si hubieras sido halcón... REINA CRUZ H Ha pasado los años y el paisaje del amor es ya otro y es el mismo: unas veces, al borde del abismo, otras muchas, siguiendo algún celaje. No he cambiado de casa ni de traje exterior, sin embargo, más de un sismo con su lava feroz, su cataclismo, me ha grabado, invisible, su tatuaje. He sido aventurero en los caminos, con brújulas que cambian de destinos o zarzas que se visten de azucena, y sé que cuando se anda tan a solas se pueden encontrar bajo las olas las huellas extraviadas en la arena. 73 AHORA QUE EL HUERTO SE HA ALEJADO Ahora que el Huerto se ha alejado y ya no eres el resumen de la Creación, con pies de vivo por infierno en llamas miro tu cuerpo desmejorado por la ausencia bogando frente a las costas de Sicilia como Eneas perdido y digo adiós a esas muchachas que se desnudan ante el mar como Afrodita naciendo de las aguas, en el momento de descubrirte virgen y no saber qué hacer con tanta noche de Walpurgis asestándome un golpe en el costado que Prometeo ofreció al pájaro siniestro. Oh, extrajera, quién eres ante las puertas de la ciudad, el camino que a ella conduce no es muy agradable pero ruega que sea largo para que aprendas de los sabios, 74 para que no extrañes al imposible como el joven Rimbaud y sepas distinguir entre la imagen y su espíritu. Ahora que el Huerto es una leve llama en los ojos de Circe y escucho tu plegaria antes de maldecir, nada puedo contra la sordidez. «Cuando vos me volvisteis a tomar yo dije que me quería quedar a vuestro lado para toda la vida». Pero sucede que a veces el universo es como un tonto balanceándose en la colina para negar el fruto, a veces la reconciliación es un mal signo oh, extranjera, y decir adiós a unas muchachas ante las costas de imposibles ciudades es como dar cabida al cuerpo de lo inútil, ahora que el Huerto se derrumba y empezamos el viaje sobre la medianoche del desierto. 1996 75 ÍNDICE Tu mirada / 7 Amor / 8 Frida y el hombre del otoño / 9 La que soñó, la que fue soñada / 13 Elogio de la mujer sentada de Víctor Manuel / 15 Elegía / 17 Hijo del Rey Perión / 18 Para Georgia / 19 Soneto por Magdalena / 20 Fotos... cartas... papeles... / 21 Fronteras de silencio / 22 Freudianas / 23 Artesano de sueños / 24 Porno casi poema / 27 Sábado en gris / 28 Médulas que han gloriosamente ardido / 31 En la penumbra / 34 Gracias te doy / 35 Escrito frente al mar / 36 Aquí estuve contigo / 37 Óleo de la maja dormida / 38 Para ahuyentar el tedio / 39 Los días de diciembre / 40 Carta desde la ausencia / 41 Qué lástima, amor, siempre quise escucharte / 44 Al pequeño / 45 Déjame solo / 46 Para otro Castorp / 47 No te abandono / 49 Como lady Godiva / 50 De Ulises a Penélope / 51 Colma / 52 Para Ofelia / 53 Y yo te buscaré por la marea / 54 Ave fénix / 55 No tires tu pasado por la borda / 56 La siesta del fauno / 58 Infidelidades / 59 Atrás / 60 S\T / 61 Parque de sombras / 63 Como Petrarca / 64 Eres ya un claro espanto en la memoria / 65 Con estos himnos / 66 Ladran los perros / 67 Taza de olvido / 68 Treno / 69 Referencias / 73 Ahora que el huerto se ha alejado / 74 El más perfecto modo, de Renael González y Ronel González, terminó de imprimirse en el mes de noviembre de 2004, en el Taller Gráfico de la Editorial Capiro y el Combinado Poligráfico de Villa Clara.