CONAMET/SAM 2006 ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR EL PENSAMIENTO PARA APRENDER A APRENDER Guillermo Salas y José Ramírez Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Química. [email protected] 1. RESUMEN Existen deficiencias en los estudiantes que inician sus estudios a nivel universitario y que afectan su aprendizaje: bajo perfil de conocimientos previos, falta de pericias cuantitativas adecuadas y de lenguaje, habilidades y talentos poco desarrollados y, en algunos casos sin identificar, poca disposición para la lectura y el estudio, un escaso gusto y menor deseo de aprender, limitadas curiosidad intelectual y capacidad para aprender, así como bajas capacidades de memoria, atención y pensamiento. Se piensa que la raíz de la problemática puede atribuirse a que la educación que recibieron fue tradicional, estándar o de masas, donde se promueven habilidades de rutina de bajo orden, como distinguir, comparar y relacionar y, cuando mucho, de mediano orden, tales como clasificar, seriar o pensar analógicamente. La actitud ante el planteamiento de problemas y sus soluciones es que los generen otros; se busca el rendimiento individual y la competencia; se considera que los estudiantes piensan cuando aprenden lo que se les ha enseñado; la dinámica principal es: el profesor imparte cátedra y pregunta a los alumnos. En la educación tradicional, la enseñanza se considera como la transmisión del conocimiento de los que saben a los que no saben, donde el profesor desempeña algún papel de tipo autoritario y espera que sus alumnos conozcan y sepan lo que él y, generalmente, los estudiantes adquieren el conocimiento mediante la memorización de datos e información. Se revisó la información en la que pueden apreciarse los avances en el conocimiento científico acerca del aprendizaje humano, y las reflexiones y propuestas que provoca su análisis, dentro de diversos contextos y enfoques. Aquí se presentan siete trabajos resumidos, de diferentes orientaciones, con el objeto de apreciar los nuevos enfoques para una educación reflexiva y sustentar lo propuesto en el presente trabajo, que busca alternativas para que en los alumnos se den aprendizajes efectivos. En el aprendizaje reflexivo, dentro de una comunidad de investigación, la educación es el objetivo, entre cuyas metas están la pretensión de comprensión y buen juicio. En este tipo de comunidad es donde se anima a los estudiantes a pensar sobre el mundo, cuando el conocimiento sobre él se revela ambiguo, equívoco y misterioso; donde las disciplinas -en el interior de las cuales se generan los procesos indagativos- pueden yuxtaponerse y no están completas en relación a la representación, de por sí problemática, de su área de conocimiento específica; en la que el profesor adopta una posición de falibilidad más que de autoritarismo; donde se espera que los estudiantes sean reflexivos y pensantes y que vayan incrementando su capacidad de razonabilidad, de creatividad y de juicio; y donde el foco del proceso educativo no es la adquisición de la información, sino la indagación de las relaciones que existen en el objeto de estudio. Se decidió basarse en la dinámica presentada en uno de estos trabajos, que ofrece la solución más plausible para las deficiencias ya mencionadas, aunque se utilizan como apoyo las ideas de los otros autores, buscando cambios en la actitud de los alumnos en su aprendizaje. Se presenta el procedimiento seguido y se concluye que se logró mucho más que un cambio de actitud en todos los alumnos. Palabras Clave: Educación, pensamiento, metalurgia, aprendizaje, habilidades, comunidad de investigación. 2. ANTECEDENTES Existen deficiencias en los estudiantes que inician sus estudios a nivel universitario y que afectan su aprendizaje en diferente proporción y nivel; algunos tienen más que otros y es obvio que el nivel de ellas es diferente en cada individuo, ya que el ser humano es producto de su biología y de su entorno. Entre ellas podemos distinguir: bajo perfil de conocimientos previos, falta de pericias cuantitativas adecuadas y de lenguaje, habilidades y talentos poco desarrollados, -algunas veces no han podido identificar en ellos cuáles son sus habilidades y talentos- poca disposición para la lectura y el estudio, un escaso gusto y menor deseo de aprender, limitadas curiosidad intelectual y capacidad para aprender, así como bajas capacidades de memoria, atención y pensamiento. En específico, hay alumnos que no pueden: a) expresarse eficazmente, en forma verbal o escrita; b) interpretar los textos que leen –menos si son complejos-; c) realizar cálculos simples; d) construir y/o evaluar argumentos fundamentados y convincentes; y e) crear material documental. La gran mayoría es capaz de repetir los conceptos que los maestros les presentan, por lo que sus habilidades se restringen a manipulaciones rutinarias del conocimiento. No realizan interpretaciones, no le dan sentido a símbolos formales y a reglas, ni construyen significados. En lo general, reflexionan escasamente sobre los conocimientos y sus reflexiones son poco creativas. No han sido educados para la razonabilidad, que se rige por dos criterios principales: la racionalidad y la creatividad. Se piensa que la raíz de la problemática está en que la educación que recibieron fue tradicional, estándar o de masas. En ella se busca la homogeneidad de la enseñanza y de las instituciones de educación; se promueven habilidades de rutina, de bajo orden, como distinguir, comparar y relacionar y, cuando mucho, de mediano orden, tales como clasificar, seriar o pensar analógicamente. La actitud ante el planteamiento de problemas y sus soluciones es de indiferencia, se espera que los generen otros; se busca el rendimiento individual y la competencia; se considera que los estudiantes piensan cuando aprenden lo que se les ha enseñado; la dinámica principal es: el profesor imparte cátedra y pregunta a los alumnos. En la educación tradicional la enseñanza se piensa como la transmisión del conocimiento de los que saben a los que no saben, donde el profesor desempeña algún papel de tipo autoritario y espera que sus alumnos conozcan y sepan lo que él conoce y sabe, y que los estudiantes adquieran el conocimiento mediante la memorización de datos e información. Lo característico en los alumnos así educados es que, al estudiar materias en cursos posteriores, no recuerdan lo que han “aprendido”. Los educadores creen que se aprende a pensar, automáticamente, cuando se estudian materias como matemáticas, física o química y que no se puede enseñar a pensar, por lo menos no a los estudiantes promedio. 3. INTRODUCCIÓN Los esfuerzos por conocer los múltiples aspectos que impactan a la educación, para proponer modificaciones que ayuden a mejorar el aprendizaje, pueden verse en los innumerables trabajos de investigación y de reflexión publicados. En ellos pueden apreciarse los avances en el conocimiento científico del aprendizaje humano y las ricas reflexiones y propuestas que provoca su análisis, dentro de diversos contextos y enfoques. Aquí se presentan los resúmenes de algunos, con el objeto de apreciar los nuevos y diferentes enfoques, y sustentar lo propuesto en el presente trabajo. En el informe presentado a la UNESCO por la Comisión Institucional sobre la Educación para el Siglo XXI [1], se establece el concepto de la educación durante toda la vida. Para ello es necesario poseer una educación básica de calidad, desarrollar el gusto y el placer por aprender, despertar la curiosidad del intelecto y desarrollar la capacidad de aprender a aprender. Indica que la educación del futuro requiere de cuatro rubros: 1. Aprender a conocer, es adquirir y dominar los instrumentos del saber, aprender a comprender el mundo y aprender a aprender, ejercitando la atención, la memoria y el pensamiento; 2. Aprender a hacer, poner en práctica los conocimientos, adaptarse al cambiante mercado de trabajo y combinar los conocimientos teóricos y prácticos con cualidades personales muy subjetivas tales como comunicarse, trabajar con los demás, aportar, solucionar conflictos, intuir, discernir, capacidad de “prever el futuro”, y de crear un espíritu de equipo; 3. Aprender a vivir con los demás, porque se ha privilegiado el espíritu de competencia y el éxito individual que ha provocado una guerra económica despiadada y graves tensiones entre poseedores y desposeídos y, por último, 4. Aprender a ser, al: desarrollar integralmente a cada persona; explorar los tesoros enterrados en las personas (habilidades, capacidades, talentos); dotarlas de un pensamiento autónomo y crítico, así como de la capacidad para elaborar juicios propios. En otro contexto, Robert Reich [2] establece los requerimientos para la formación de los jóvenes exitosos en el transformado y globalizado mundo capitalista, los llamados los analistas simbólicos; ellos hacen de intermediarios, identificadores y solucionadores de problemas, valiéndose de símbolos. Simplifican la realidad con imágenes abstractas que se pueden reordenar, alterar y experimentar, para después comunicarlas a otros especialistas y, finalmente, convertirlas nuevamente en una realidad. Se utilizan instrumentos de análisis, obtenidos a través de la experiencia, como pueden ser algoritmos matemáticos, argumentos legales, tácticas financieras, principios científicos, observaciones psicológicas, métodos inductivos o deductivos, o cualquier otro tipo de técnica para resolver problemas. La mayoría de los analistas simbólicos son graduados universitarios que pueden tener títulos de postgrado. Reich indica que requieren del perfeccionamiento en cuatro habilidades básicas: 1. La abstracción, que es la manera de integrar y asimilar grandes cantidades de información que lleven al planteamiento de nuevas soluciones, problemas y alternativas; 2. El pensamiento sistemático, para entender porqué ha surgido un problema y de qué manera se relaciona con otros, identificar las alternativas de solución o la redefinición del problema; 3. La experimentación, hay que adquirir hábitos y métodos de experimentación para facilitar la comprensión de las causas y los efectos, y para entender que el aprendizaje es permanente y una responsabilidad propia; y 4. La colaboración, ya que el trabajo en el futuro será en equipo, porque los problemas y las soluciones se comparten en grupos multidisciplinarios. La comunicación de ideas es básica y los fines intermedios son lograr consensos. Además, deben ser críticos, curiosos y creativos Laureen Resnik [3] en su especial monografía “Education and Learning to Think”, enfocada para que niños y adolescentes tengan éxito en el aprendizaje, establece que las habilidades que van más allá de la educación de masas son: escribir y hablar eficazmente, interpretar textos desconocidos y complejos, crear material, poseer las pericias cuantitativas que se aplican en varias herramientas de producción y administración, construir y evaluar argumentos convincentes, desarrollar soluciones originales a problemas y construir significados, es decir, encontrar estructuras en desordenes aparentes, relacionándolas y acomodándolas utilizando símbolos y reglas preestablecidas. La idea central es que los estudiantes desarrollen un pensamiento que sea del más alto nivel (orden). El pensamiento de alto orden es un conjunto de actividades mentales que permiten juzgar –o distinguir a través del juicio- diferencias sutiles y analizar situaciones complejas de acuerdo a múltiples criterios. Este pensamiento no es algorítmico, tiende a ser complejo y con frecuencia ofrece múltiples soluciones; involucra variaciones delicadas de juicio e interpretación, además de que implica la aplicación de muchos criterios que están, a veces, en conflicto; abarca cosas inciertas y dudosas y comprende una autorregulación del proceso de pensamiento. El trabajo de Arthur Whimbey y Jack Lochhead [4] se enfoca a que los estudiantes puedan aumentar el poder para analizar problemas y comprender lo que se lee y lo que se oye, así como en mejorar las habilidades analíticas. Así, se incrementa la confianza en las habilidades propias a la hora de resolver problemas y esto, a su vez, se convierte en una actitud positiva y vigorosa de los alumnos al enfrentarse a los problemas. Enumeran los errores más comunes que cometen los estudiantes al resolver problemas: 1. La inexactitud al leer; 2. La inexactitud al razonar; 3. La debilidad al analizar los problemas; y 4. La inactividad y la falta de perseverancia. Explican los métodos que utilizan las personas bien preparadas para solucionar problemas: tener una actitud positiva, poseer interés por la exactitud, dividir el problema en varias partes, evitar adivinar y estar activo en la solución del problema. Durante la solución de los problemas se pide que los estudiantes piensen en voz alta, como una forma de asegurar que no se saltan algún paso ni se olvida algún factor al llegar a las conclusiones. Lo más importante radica en que los alumnos que pueden resolver los problemas les muestran, a los que no pueden, diversas maneras de resolver un problema; con ello, los ayudan a encontrar su propia manera de resolverlos. “Cómo aprende la gente”, del Nacional Research Council [5], es un libro que permite apreciar el conocimiento científico alrededor del aprendizaje humano y su aplicación en la educación. Indica que lo importante de aprender es hacerlo a profundidad; que es un proceso activo que consume tiempo; y que los cambios cognitivos se deben a los procesos involucrados en la reorganización de conceptos y no a la acumulación de información. El principal objetivo escolar debe ser formar profesionistas flexibles y adaptables; así, el aprendizaje más efectivo radica en transferir lo mejor posible lo aprendido a problemas y ambientes nuevos; todo el aprendizaje involucra transferencias de experiencias previas. Se aprende entendiendo, no memorizando, por ello se deben desarrollar actividades, bien pensadas, que: a) promuevan temas extensos de causas y consecuencias de eventos; b) ayuden a pensar el conocimiento en una variedad de contextos; y c) permitan desarrollar un entendimiento flexible de cómo, cuándo, dónde y porqué usar el conocimiento para resolver problemas. Con esas actividades los estudiantes estarán alentados a explorar su propio conocimiento e inventar estrategias para resolver problemas, así como para discutir con otros si sus estrategias funcionan o no. Es necesario reconocer el conocimiento relevante; el conocimiento de una materia debe ser amplio y estar bien organizado en estructuras para acceder fácilmente a él. Para comprender y pensar de manera efectiva se requiere que el alumno entienda coherentemente los principios que organizan el tema. Es indispensable organizar muy bien los conocimientos de los conceptos, principios y procedimientos de averiguación (herramientas en la búsqueda de la verdad), que apoya las habilidades de pensamiento y de memoria. El objetivo de los maestros es desarrollar en los estudiantes el entendimiento y ayudarlos a convertirse en solucionadores de problemas, pensantes e independientes. El lenguaje es fundamental en el desarrollo de las habilidades para argumentar la evidencia científica y, en el diálogo, al compartir información y al aprender de otros. El lenguaje especializado, científico, promueve el entendimiento profundo de los conceptos. Los maestros son aprendices y los principios de aprendizaje y transferencia aplican para ellos también. En “El ingeniero del 2020”, de la National Academy of Engineering [6], se plantea las áreas en las que los ingenieros del 2020 deberán poseer atributos o cualidades: 1. Habilidades analíticas fuertes (matemáticas, ciencia, diseño y campos de descubrimiento); 2. Ingenio práctico, para identificar problemas y plantear soluciones; 3. Creatividad; 4. Comunicación; 5. Negocios; 6. Liderazgo; 7. Patrones éticos altos y profesionalismo; 8. Dinamismo, agilidad, elasticidad y flexibilidad, por los cambios continuos; y 9. Aprendizaje, para hacerlo durante toda la vida. Mattew Lipman [7] dice que una manera poderosa para transformar verdaderamente la enseñanza es concentrarse en algunas partes del currículo tradicional para reforzar el aprendizaje, el pensamiento y las habilidades en resolver problemas, fomentando el razonamiento para formar personas que piensen por sí mismas. Se debe aplicar un “método” que lleve a que el alumno obtenga los hábitos del pensamiento reflexivo en un marco que establezca las condiciones que inciten y guíen la curiosidad y la creatividad; esto es, promover en los alumnos su capacidad de juicio crítico, de razonamiento y de juicio creativo, para que sean, cada vez más, reflexivos y pensantes. Esto es, cambiar el enfoque del proceso educativo, de la adquisición de información, o su confirmación, hacia la indagación de las relaciones que existen en el campo de conocimiento de la materia, además, que esta indagación se haga dentro de las reglas de un grupo de investigación, al transformar al aula en una comunidad de investigación. En el grupo de investigación se empleará, fundamentalmente, un diálogo genuino que promueva la discusión y la reflexión, al tiempo que se enseña a resolver problemas. No hay diálogo que promueva más estas dos actividades que el que se da entre los miembros de un grupo de investigación, cuando su objetivo principal es alcanzar la verdad. El diálogo en grupo enriquece las deducciones y las conclusiones porque el número de premisas y propuestas es mayor que el que conoce una sola persona. El conocimiento científico es un modelo de racionalidad que necesita ser juzgado mediante evidencias y razones; esto es lo que se busca que los alumnos aprendan. El grupo de investigación es el contexto ideal, no el único, para que funcione como el gran laboratorio de la racionalidad y la creatividad, donde se puedan aprender varios procedimientos: a escucharse unos a otros con respeto; a construir o mejorar ideas sobre las de los demás; a retarse para reforzar los argumentos sobre opiniones poco fundamentadas (dar razones válidas sobre las opiniones o juicios que emitan); a ayudarse en los procesos de inferencia; a identificar las suposiciones de los compañeros; a identificar las evidencias y las razones; a establecer relaciones; y a construir buenos juicios (reduciendo prejuicios, clarificando, evaluando, identificando criterios, distinguiendo contextos similares y diferencias sutiles, razonando analógicamente, autocorrigiéndose). Se busca incrementar la habilidad de pensamiento en los alumnos bajo un paradigma educativo reflexivo. El pensamiento de orden superior está compuesto por dos aspectos individuales: el pensamiento crítico y el pensamiento creativo; prueba de ello es que los mayores productos del pensamiento crítico están saturados de juicios creativos y las mejores muestras del pensamiento creativo llevan una fuerte carga intelectual; ambos se compenetran fuertemente, generando un juego dinámico que produce un pensamiento complejo. El pensamiento crítico implica razonamiento (debe incluir una formación con conocimiento multicultural) y juicio crítico (evalúa las ideas); el pensamiento creativo envuelve destreza, imaginación, arte y juicio creativo (genera ideas). El pensamiento de orden superior tiende a la complejidad, rechaza la aceptación de fórmulas o soluciones simplistas; su superioridad se refiere a la dimensión de la comprensión. Fortalecer el pensamiento en el aula significa, primordialmente, mejorar el pensamiento en el lenguaje, verbal y escrito; ello supone la necesidad de enseñar el razonamiento. Razonar implica: poder crear inferencias sólidas, ofrecer razones convincentes, descubrir hipótesis ocultas, establecer clasificaciones y definiciones defendibles y articular explicaciones, descripciones y argumentos coherentes. Se debe tratar de mejorar todas y cada una de esas destrezas y la forma en que se organizan, promoviendo su uso, siempre en un contexto humanístico, no privilegiando el espíritu de competencia irracional ni el éxito individual; donde hay ganadores, también hay perdedores. Los educadores deben estar atentos y ser capaces de identificar las lagunas de razonamiento en las aulas y estar preparados para proporcionar elementos que permitan corregirlas. Sin fomentar el diálogo y el pensamiento reflexivo durante el aprendizaje no se mejorarán las habilidades lingüísticas y de razonamiento, y estas no impactarán las habilidades de investigación, tan deseadas. El análisis de la literatura sobre el tema, en particular la mencionada, y la reflexión sobre la naturaleza de la enseñanza y el aprendizaje en las materias que conocemos en la Facultad de Química, permitieron clarificar qué es lo que, generalmente, se hace. Hasta donde pudimos indagar y evaluar, tanto en las clases teóricas como en las experimentales, los profesores pedimos de los alumnos que sepan lo que nosotros sabemos, en dos extremos: que adquieran conocimientos (información) o que demuestren (confirmación), por eso, en clase, describimos y explicamos o hacemos demostraciones, se sigue un paradigma tradicional. Así, resolvimos cambiar el enfoque del aprendizaje hacia uno más reflexivo. Decidimos usar el concepto de la comunidad de investigación de Lipman (1998) en la materia Fundamentos de Metalurgia Física, pero adaptándolo -ya que él lo usa en la enseñanza de un campo social y con un grupo de niños- a la enseñanza de la ciencia y la ingeniería con un grupo de adultos jóvenes o de adolescentes tardíos; decidimos, también, enriquecerlo con los conceptos e indicaciones, los que nosotros consideramos adecuados, que presentaban los demás autores citados. Consideramos que la clase experimental se prestaría más a su aplicación que la teórica. La enseñanza práctica, en la mayoría de las materias de la Facultad de Química, requiere que el alumno siga un procedimiento preestablecido, algunas porque son de corte profesionalizante y otras porque así se han hecho durante muchos años, sin evaluarlas desde la perspectiva del pensamiento. Unas prácticas demandan la observación del nivel de impacto de las variables, sólo distinguir y comparar. Otras buscan que el alumno obtenga resultados adecuados; que aprenda una técnica, un procedimiento o el manejo de un equipo. Se pide a los alumnos explicaciones si los resultados no son los esperados; no siempre se plantea el o los objetivos, sólo se informa el procedimiento, por eso los alumnos llaman a las clases experimentales “de receta”. La materia en cuestión se imparte en el 4° semestre de la Carrera de Ingeniería Química Metalúrgica; cuenta con tres horas de enseñanza teórica y otras tantas de laboratorio; en ella se estudia la metalurgia al equilibrio y su objetivo central es relacionar la estructura con las propiedades, el comportamiento y el procesamiento. Tiene dos materias metalúrgicas antecedentes: una, en la que se muestra un panorama superficial del campo de actividad del ingeniero metalúrgico y de las diferentes etapas de producción de piezas, desde la extracción y obtención de la materia prima hasta los diferentes procesos de manufactura, acabado y protección; y la otra, en la que se imparten conceptos básicos de la física del estado sólido (estructuras atómica y cristalina, defectos cristalinos, propiedades mecánicas y comportamientos eléctrico, magnético, térmico y óptico). El número máximo de alumnos admitidos por grupo de laboratorio es de diez. Cabe mencionar que esta filosofía se ha aplicado en tres generaciones de alumnos. Como la situación general de los alumnos era la descrita en los antecedentes y no teníamos experiencia en este tipo de práctica ni conocimiento de experiencias similares cercanas, no sabíamos qué resultados esperar al finalizar el semestre lectivo. Por eso, en un principio, establecimos que se trabajaría en las estrategias tendientes a fortalecer al pensamiento y al autoaprendizaje esperando, al menos, mejorar la actitud de los alumnos con respecto a su aprendizaje. 4. PROCEDIMIENTO Durante la primera clase se le explicó a los alumnos la propuesta de trabajar como una comunidad de investigación; estando ellos de acuerdo, se definió su concepto, cómo funciona y cuales fines tiene. Se estableció que el tema a investigar, durante todo el semestre, era “Los mecanismos de endurecimiento de los metales” restringiéndolos a los que se pueden derivar de los diagramas de equilibrio. La 1ª etapa consistió en la investigación bibliográfica. Se les entregó una lista de diez títulos de libros introductorios a la ciencia y la ingeniería de materiales para que buscaran la información referente al tema; hubo que identificar, leer y extractar la que ellos consideraron relevante, indicando los datos de, al menos, tres de los libros de donde la obtuvieron, sin importar que no fueran del listado. Se les insistió que al escribir la información lo hicieran con sus propias palabras esto es, que tradujeran lo que leyeran. Esta etapa ha sido siempre la más difícil, pues los alumnos no están impuestos, ni dispuestos, a leer o a “investigar” en la literatura; a algunos les da miedo la palabra investigar. Por lo general, a la siguiente clase ningún alumno lleva lo solicitado y en la siguiente sólo algunos lo hacen pero de manera deficiente e incompleta. Aquí debe intervenir el profesor para que, por varios caminos, induzca a los alumnos a hacerlo; se les hace notar que no habrá avance hasta que el trabajo esté bien terminado. Se ha intentado motivar a los alumnos presentándoles dudas, hechos interesantes y controversiales sobre el tema, pero muy pocos reaccionan a este tipo de estímulo. Cuando todos los alumnos han cumplido con lo solicitado, se lee en grupo lo que cada uno extractó y se hacen preguntas generales, abiertas, respecto a cómo está redactada la información, si esta es correcta y si está completa, si el nivel es el adecuado, si se puede complementar con la de otro alumno, si falta algo o si alguno de los presentes podría redactarla de manera más completa o directa; el objetivo es apreciar el nivel de comprensión de los conceptos y principios con los que llegan a la discusión y con qué profundidad los entienden al terminar el ejercicio, además de comenzar a discutir y a establecer las reglas para ello. Algunos alumnos comienzan a sentirse satisfechos y a tener más confianza al participar pues los respalda el conocimiento que adquirieron, aunque sea superficial. En la 2ª etapa se analizan, entienden y definen los diferentes métodos y procedimientos con los que se puede endurecer un metal y con los que se puede verificar y medir el endurecimiento. Una vez definidos los procedimientos, se redactan las diferentes hipótesis de la experimentación, desarrolladas para cada método; no importa si el profesor detecta errores de concepto en ellas, esto hace más rica la discusión de resultados. Se proponen todos los posibles experimentos que puedan ayudar a comprobar, modificar o desechar las hipótesis; el profesor debe de conocer técnicas que propician el pensamiento creativo, que se adapten a diferentes situaciones, para utilizarlas en este tipo de situaciones. Cabe mencionar que en cualquier momento del trabajo, si los alumnos detectan que sus hipótesis no estuvieron bien planteadas y el equipo decide que deben cambiarse, se hace. Se discuten críticamente las diversas ideas y se definen las más plausibles, con lo que comienza la experimentación. Durante la 3ª etapa, se comienza a realizar el trabajo experimental y con ella se obtienen los primeros resultados; con ellos, al no obtenerse lo esperado, se generan dudas y los mismos alumnos proponen repetir la experimentación o realizar alguna nueva, lo que indica que comienzan a comprometerse con el aprendizaje o, lo que es lo mismo, a desarrollar gusto por él. Se discuten en grupo los pros y los contras de cada propuesta y se toman decisiones; esto se hace cuantas veces sea necesario, hasta que no existan más dudas respecto a la tendencia de los resultados. En ningún momento hay prisa, no se trata de finalizar pronto sino bien. Cuando ya se cuenta con todos los resultados, se plasman en un pizarrón y se comienzan a analizar y a estructurar, induciendo a los alumnos a discutir argumentadamente; se les pregunta cómo procesarían la información, explicando entre todos, conforme se generan las ideas, qué representa cada una de sus propuestas en cuanto a los procesos de abstracción utilizados en la ciencia y la ingeniería. Se recogen y discuten las diferentes propuestas y se toman las decisiones para su procesamiento. La 4ª etapa, elaborar conclusiones, inicia aún antes de que se termine la 3ª etapa, pues al analizar los resultados es inevitable esbozar algunas conclusiones; se le pide a los alumnos que las expresen y se van analizando una a una con el objeto de definir si realmente son conclusiones y cómo deberían quedar para que se les considere válidas. Esto es un primer ensayo sobre redacción de conclusiones. Existe una sesión especial, en donde se trabaja con los resultados ya procesados en forma de tablas, gráficas o ecuaciones, en la que surgen nuevas ideas para su comparación y mejor presentación. Si en este punto, al comparar de manera ordenada los resultados, se considera que existen dudas respecto a su validez, se cuestiona la prudencia de repetir algunos experimentos o en su caso la realización de nuevos; se argumenta alrededor y se toman las decisiones y se realizan las acciones pertinentes. En este momento, la mayoría de los alumnos sienten el trabajo como suyo y están comprometidos con él; algunas veces le dedican horas extras al trabajo, se pude notar una necesidad de entender. Una vez que ya no existen dudas respecto a la información obtenida experimentalmente y de su procesamiento, se contrastan los resultados con la información que recopilaron de la literatura al principio del proceso y con las hipótesis propuestas para, de ahí, proponer conclusiones. El profesor indica que cada autor de los libros consultados es una persona que está presentando sus ideas respecto al tema y que en la discusión deben involucrarlos para contrastar y así validar, desechar o acotar las ideas. El análisis de la discusión de resultados y de las conclusiones puede llevarse a cabo en varias sesiones; es la parte más rica en cuanto discusión y en dónde los alumnos comienzan a demostrar verdadero conocimiento y pasión. Al final de la discusión se les solicita que entreguen un reporte individual. Después de revisarlos cuidadosamente se realiza otra reunión en la que el profesor expone las dudas y los posibles errores en los reportes y pide, nuevamente, que se hagan las correcciones pertinentes y que vuelvan a entregar el reporte, así sucesivamente hasta que el profesor y el alumno estén conformes con el informe. Con esto se da a conocer la calificación merecida por el alumno; cabe decir que, por lo general, son buenas pues, con el trabajo realizado, ya existe un compromiso del alumno, aunque existen diferentes niveles de reportes, resultado de las habilidades y competencias originales en cada alumno y de su capacidad para mejorarlas durante el proceso. El profesor evitó, siempre, dar respuestas directas a las preguntas, sobre dudas académicas; lleva tiempo que entiendan que son ellos los que deben llegar o encontrar el conocimiento, el profesor debe limitarse a encauzar su pensamiento. Se propiciaron dos tipos de discusiones, unas con el profesor presente y otras sólo con los alumnos, ambas tienen su riqueza; sin el profesor presente se sentían con más libertad para participar y exponer sus dudas sobre el conocimiento (a los alumnos no les gusta mostrar sus debilidades ante el profesor) y con el profesor se avanza más rápido y más racionalmente. 5. RESULTADOS Evaluar la transferencia del conocimiento, el aprendizaje a profundidad o el aprendizaje del pensamiento es complicado y no se puede realizar en un solo evento; por ejemplo, con respecto a la transferencia, habría que evaluar, en diferentes momentos en los que es posible realizar la transferencia de algún conocimiento, si el alumno lo hace eficientemente. Se decidió, entonces, que la mejor forma de evaluar si existió o no una modificación en la actitud en los alumnos o si fueron más allá de esta, era a través de una entrevista personal con cada uno de ellos. Se definió que las preguntas tenían que ser pocas y de carácter general para evitar inducir respuestas y permitir que el alumno se explayara. Esta entrevista se realizó mucho después que el alumno había obtenido su calificación, pues se hicieron todas en el transcurso de una semana; de esa manera algunos alumnos habían llevado la materia hacía más de un año. Aún con los alumnos más recientes, la entrevista se realizó después de haber recibido su calificación. También se decidió presentar las respuestas tomando las frases que representaban mejor lo que el alumno quería expresar, casi sin modificación. Ellas deben de hablar por sí solas. La primera pregunta: ¿Has cursado alguna materia de laboratorio cuya dinámica sea similar o igual a esta? La respuesta en todos los casos fue que no; unos pocos trataron de encontrar similitud con alguna pero al final aseguraron que no era así. La segunda: ¿Cuál es la diferencia principal entre las otras y esta? La respuesta general fue que las otras materias “son como repetir la misma receta”; un alumno dijo “ninguna otra clase es igual a esta”; surgieron algunos comentarios: “en las otras materias ya sabía qué hacer; al principio, para mí fue complicado porque no sabía qué hacer”; “al principio me pareció muy tedioso, me aburría porque no le encontraba sentido”; “me sacó de onda”; “la palabra investigación me dio terror”; “con la receta de los otros laboratorios se le puede dar la vuelta a la lectura”; “fue importante salir de la rutina de las otras clases”; “se hicieron notorias las deficiencias de los otros laboratorios”. Tercera pregunta: ¿Sacaste algún provecho, aprendiste algo con esta forma de llevar el curso? La mayoría contestó que había aprendido a sacar conclusiones, algunos de ellos después de pensarlo un poco dijeron que eso, en realidad, era pensar. Hubo otras respuestas, que fueron expresadas por varios o por un solo alumno, señalaron que habían aprendido a: plantearse objetivos, proponer hipótesis, estudiar y redactar, extractar la información de lo que se leía, trabajar con personas diferentes, ser tolerante, no ser prejuicioso, tener la mente abierta para aceptar los puntos de vista de los demás, ser responsable, enfocarse, no tener miedo de dar su opinión o preguntar, hacer reportes, ser conciso y práctico, escoger, trabajar, ordenar las ideas, sintetizar, saber “leer” lo que se obtiene (interpretar), escuchar, defender sus ideas, aceptar, en una discusión, que no se tiene razón cuando no se tienen argumentos (que estos son básicos para sustentar las opiniones), encontrar errores, proponer experimentación, discutir los resultados con los libros, ser autocrítico. A la última pregunta ¿Deseas comentar algo extra? todos hicieron, al menos, un comentario: “si te gusta puedes aprender solo”; “me involucré en pensar”; “me surgían ideas al discutir”; “el terror se me quitó conforme trabajé”; “comencé a aprender cuando vi el aterrizaje”; entendí mejor la teoría”; “más búsqueda de información y más lectura ayudan a entender mejor”; “entendí cual era mi responsabilidad”; “el método me resultó cómodo”; “cuando no supe qué hacer me pude apoyar en mis compañeros”; “sentí que necesitaba algo y recibí atención personal”; “me sentía satisfecho cuando participaba”; “me gustó la libertad total”; “cuando otros contestaban correctamente veía diferentes caminos que yo podía seguir”; “participar me llevó al estudio”; “me permitió aprender más de lo académico”; “el trabajo es motivante, reconfortante”; “aprendí que hay varios caminos para llegar a lo que queremos, bueno, al conocimiento”; “muy enriquecedora la discusión”; “entendí que podía buscar la información yo mismo”; “tener libertad me dio criterio”; “se fomenta el pensamiento”; “ahora tengo más visión”; “me gustó mucho el trabajo”; “sentía que el trabajo era mío”; “aprendí mucho”; “otros maestros me dicen que yo sí sé hacer reportes”; “fue una manera de tener confianza en mí mismo”; “sufrí un cambio de actitud total”; “existe una retroalimentación al discutir”; “la clase me obligó a leer”; “me sentí impulsado a investigar por mi cuenta”; “mi sentido de responsabilidad es mayor”; “si cometo un error, ahora reconozco que es mío”; “fue interesante organizar y analizar tanta información”; “pude poner en tela de juicio lo que dicen los libros”; “me gustó mucho pensar qué experimentos proponer”; “este trabajo da independencia”; “el pensamiento hay que construirlo con esfuerzo, adquiriendo conocimiento”; “fue una manera que ayuda a plantear problemas y a solucionarlos”; “ahora leo antes de entrar a cualquier clase”; “noté que se trataba de que aprendiéramos por nosotros mismos”; “todo lo que aprendí en esa clase no se me ha olvidado”. Al pensar alrededor de las respuestas y los comentarios se puede decir que se obtuvo, aparentemente, un cambio en la actitud de los alumnos aunque también algo más que eso; cada uno de ellos encontró un camino y aspectos diferentes del aprendizaje que pueden transformar en fortalezas si los ejercitan; en ellos está en practicarlos durante su vida de estudiantes y a lo largo de toda su vida, para adquirir la pericia. Por otro lado, ha sido notorio un acercamiento mayor de los alumnos hacia los autores para participar en otro tipo de actividades académicas, como son las estancias de investigación, y para consultar sobre otras materias que han cursado posteriormente. En ello ha influido no sólo tratarlos como investigadores, sino también que el proceso promovió que existiera un cambio en la actuación y en la filosofía de los profesores y eso, lo notan los alumnos. 6. CONCLUSIONES Involucrarse más en el aprendizaje de una manera pensada y democrática, que busque habilidades de alto nivel y menos errores en la actividad académica de los estudiantes, permite obtener un cambio de actitud de su parte, para que ellos obtengan más de sí mismos al buscar un pensamiento independiente y el autoaprendizaje. Esta dinámica funcionó en el contexto descrito. 7. BIBLIOGRAFÏA 1.- Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, La Educación Encierra un Tesoro, 1ª ed., Correo de la UNESCO, México, 1997. 2.- Reich, R, El Trabajo de las Naciones, Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1993. 3.- Resnik, L., Education and Learning to Think, National Academic Press, Washington, 1987. 4.- Whimbey A, and Lockhead J., Comprender y Resolver Problemas, Visor Distribuciones S.A., Madrid, 1993. 5.- National Research Council, How People Learn, National Academy Press, Washington, DC, 2000. 6.- Nacional Academies, The Engineer of 2020, The Nacional Academies Press, Washington, DC, 2003 7.- Lipman, M., Pensamiento Complejo y Educación, 2ª ed., Ediciones de la Torre, Madrid, 1998.