nutrición y equilibrio hormonal en la mujer

Anuncio
NUTRICIÓN Y EQUILIBRIO HORMONAL EN LA MUJER
Durante las distintas etapas de la vida, la mujer experimenta
cambios fisiológicos algunos de ellos como consecuencia de
modificaciones hormonales naturales de la edad. El desarrollo
puberal, la aparición de la menarquia (primera menstruación)
temprana o tardía y el climaterio (aparición de signos y
síntomas asociados a la disminución de la producción de
estrógenos, la menopausia) son etapas que dependen de
diferentes factores como la carga genética, las condiciones
climáticas, el déficit o exceso de nutrientes e incluso el nivel
de actividad física.
La mujer adulta
Durante el periodo o edad fértil la mujer está influenciada por
el equilibrio de las hormonas:
Estrógenos y progesterona. Cuando éstas se desequilibran
pueden aparecer problemas como pérdida del deseo sexual,
menstruaciones irregulares o abundantes, fibromas, quistes
de pecho, endometriosis, infertilidad, síndrome premenstrual,
retención de líquidos y aumento de peso, entre otros.
Los estrógenos son producidos por los ovarios, glándulas
suprarrenales y células grasas del organismo. Aunque
comúnmente se les encapsula en un mismo término, los
estrógenos en realidad, son principalemente tres hormonas:
estrona, estradiol y estriol.
En los útlimos años se han llevado a cabo importantes
estudios que demuestran que una gran mayoria de
los problemas relacionados con el desequilibrio de las
hormonas sexuales vienen dados por un exceso de
estrógenos (especialmente estrona y estradiol) y una falta de
progesterona en el organismo.
Existen varios factores principales que pueden influir en esto:
exceso de xenoestrógenos en el medio ambiente, falta de
nutrientes en el hígado, desequilibrio intestinal.
La degradación de estrógenos y progesterona, al igual que otras
sustancias, ocurre en el hígado.
Para este proceso son de vital importancia los minerales zinc,
selenio, cobre y magnesio, además de las vitaminas B2, B6,
B12 y ácido fólico y nutrientes más específicos ricos en azufre
como el glutation o la glicina.
Existen otros nutrientes necesarios para combatir algunos
de los efectos de un exceso de estrógenos. Por ejemplo, la
vitamina E ayuda a combatir los dolores de pecho antes de la
menstruación y los coágulos durante ésta; los niveles de vitamina
A suelen disminuir considerablemente después de dejar la
píldora anticonceptiva, lo cual puede causar menstruaciones
muy fuertes; la vitamina C, junto con los bioflavonoides, ayuda
a fortalecer los capilares y previenen las menstruaciones
abundantes; los ácidos grasos esenciales (Omega 6 y Omega 3)
favorecen el equilibrio hormonal y previenen la inflamación y el
dolor antes y durante la menstruación, al igual que en los casos
de endometriosis; el magnesio ayuda a combatir los espasmos
durante la menstruación.
El síndrome premenstrual
El síndrome premenstrual (SPM) son un grupo de cambios físicos
y psíquicos que se inician comúnmente de 7 a 10 días antes de la
menstruación. Está relacionado con las variaciones hormonales
que se producen en la mujer. Podríamos decir que el 90% de
las mujeres en algún momento de su etapa reproductiva han
presentado alguno de los síntomas propios del SPM, y son entre
un 2 y un 5% las que realmente los padecen de manera que
interfieren en las actividades cotidianas.
Complementos nutricionales beneficiosos en el SPM:
> Ácidos grasos omega 3 y omega 6: son precursores de PG2
(antiinflamatorios).
> Betacarotenos: son especialmente eficaces durante la 2ª
mitad del ciclo.
> Bioflavonoides: tienen actividad antiinflamatoria y vascular;
mejor si se toman con vitamina C.
> Calcio: Está relacionado con las fluctuaciones del estado
anímico y la disminución del dolor.
> Complejo de vitaminas del grupo B: bajas concentraciones
de las vitaminas del grupo B están relacionadas con calambres
y menstruación excesiva.
> Lactobacilus: inhiben las enzimas que producen las
bacterias fecales, que son las que transforman los estrógenos
en desechos tóxicos.
> L-Triptófano: inhibe la producción de serotonina y mejora la
irritabilidad, depresión y los cambios de humor.
> Magnesio: se ha demostrado que las mujeres con SPM de
cualquier tipo tienen niveles bajos de magnesio. Esto provoca
dolores inconcretos y generalizados, bajo umbral del dolor y
disminución de la concentración de la dopamina cerebral.
> Vitaminas B1, B2, B6: alivian los dolores, reducen los
síntomas del SPM. Bajos niveles de vitamina B6 disminuyen la
síntesis de dopamina.
> Vitamina C: aumenta la biodisponibilidad de los estrógenos.
> Vitamina E: bajos niveles provocan molestias en los senos,
tensión nerviosa, fatiga, ansiedad.
El ácido fólico procedente de los suplementos vitamínicos
y alimentos enriquecidos es más fácil de absorber por
el organismo que el folato natural de los alimentos.
Recientemente se ha visto una relación entre los niveles
sanguíneos de vitamina B12 maternos y el riesgo de que el
feto padezca defectos en el tubo neural. Los investigadores
confirmaron que unos niveles de vitamina B12 maternos
bajos son un factor de riesgo independiente para este
problema de salud. En concreto, sugieren que las mujeres con
concentraciones de vitamina B12 en el embarazo de alrededor
de 200 nanogramos (ng) por litro tienen tres veces más riesgo
que aquéllas con 400 ng/l, por lo que recomiendan que los
niveles de esta vitamina en las mujeres que desean quedar
embarazadas se sitúen en valores superiores a 300 ng/l.
> Zinc: es deficiente en casos de amenorrea.
> Bromelaina: es un relajante del músculo liso del útero.
El embarazo
El embarazo supone un aumento de las necesidades
energéticas y, sobretodo, nutricionales de la madre. En este
sentido, los nutrientes que tradicionalmente han merecido
especial atención son el ácido fólico y el yodo, por su
importante papel en el desarrollo fetal. En esta etapa es
importante controlar el aporte suficiente de calcio y hierro
para evitar carencias tanto en la madre como en el bebé.
Durante las primeras semanas de embarazo el ácido fólico
juega un papel importante en la prevención de determinadas
malformaciones del tubo neural del bebé. Numerosos
estudios han demostrado que las mujeres que ingieren 400
microgramos de ácido fólico al día, al menos un mes antes
del embarazo y durante el primer trimestre del embarazo,
reducen el riesgo de malformaciones del tubo neural, es decir
problemas de desarrollo de la médula espinaly del cerebro.
Las madres gestantes en España toman el ácido fólico para la
prevención primaria de defectos congénitos a destiempo y a dosis
muy elevadas. Desde hace años, ginecólogos y profesionales
sanitarios defienden la necesidad de la ingesta de folatos desde la
planificación y durante la primera etapa del embarazo.
Sin embargo, un 50% de las mujeres en España tiene
dificultades para metabolizar el ácido fólico al 100%, debido a
la alteración en la enzima responsable de transformar el ácido
fólico en el folato biológicamente activo (Metafolin). De esta
forma, se pueden ver reducidos los beneficios de los folatos
durante el embarazo y, por tanto, es posible que aumente
el riesgo de malformaciones fetales, como la hidrocefalia,
la espina bífida, así como otras complicaciones tales como
partos prematuros o bebés con poco peso al nacer.
El climaterio
En los últimos años se viene hablando de las ventajas del
consumo de soja y sus derivados, ya que la terapia de
reemplazo estrogénico continua siendo muy importante
para la prevención de la pérdida ósea, fracturas y como
cardioprotector. Diferentes estudios han demostrado
que algunos fitoestrógenos inhiben la resorción ósea,
contrarrestan la rápida pérdida ósea y pueden tener influencia
positiva en los síntomas de la menopausia, especialmente
en los sofocos, sin los riesgos que comportaría una terapia
estrogénica, convirtiéndola en una importante alternativa a
ésta. Restringir el uso de sal, evitar la cafeína, evitar ingerir
refrescos y alcohol, dejar de fumar o hacer ejercicio son
algunas de las prácticas saludables para ayudar a prevenir las
consecuencias de la menopausia.
Se sabe que el calcio tiene un importante efecto protector
sobre la masa ósea, sobre todo si se asocia con vitamina
D, vitamina K y si guarda una correcta proporción con
otros minerales como el fósforo, el magnesio o el cobre.
El silicio procedente de la cola de caballo y otras plantas
remineralizantes se deberían de tener en cuenta en la dieta
durante esta etapa. Las grasas son igualmente importantes
para la buena salud de los huesos y de las membranas
celulares, sobretodo las procedentes de aceite de pescado
azul, aceite de onagra y aceite de borraja.
Descargar