tera calcárea, excepto en` su base, formada por sedimentos triásicos

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ANTONIO DE BOLOS Y
VAYREDA
tera calcárea, excepto en' su base, formada por sedimentos triásicos 3'
cretáceos.
Las calizas y dolomías del cretáceo inferior están en superficie en
la mayor parte del macizo. Los demás materiales geológicos solamente
afloran en la vertiente septentrional, donde aparece cortada toda la
formación estratigráfica.
En la ascensión al macizo, siguiendo la carretera de Gavá a Begas,
se observa el fin del paleozoico en Bruguers. Sobre esta localidad se
yergue el rojo acantilado triásico coronado por el castillo de Aramprunyá. Esta escarpa está formada en su base por conglomerados, que
al ascender pasan a areniscas, materiales todos "pobres en carbonates.
En el altiplano, las rocas, que aun corresponden al triásico hasta más
allá de Begas, son, en cambio, preponderantemente calcáreas.
En cuanto a clima, las condiciones no son uniformes. En los valles
meridionales, protegidos de los vientos del N . , las temperaturas invernales deben ser superiores a las de Barcelona. Es conocida la fama
de Sitges como población de invierno templado. En cambio, la altiplanicie superior, abierta a todos los vientos y relativamente elevada, es
bastante más fría.
En cuanto a pluviosidad, los datos contenidos en «Atlas pluviométric de Catalunya» de J. F E B R E R (Barcelona, 1930), muestran un débil
descenso de precipitaciones en relación con Barcelona. Faltan observatorios situados en el interior del macizo. De los situados en su periferia, mientras los de la vertiente septentrional suelen dar cifras próximas a 550 mm. anuales : San Boi, 542'2 (verano 85*4), Gélida,
569'5 (verano 95'2) (obsérvese, pero, que a Martorell, con 13 años de
observaciones, corresponden sólo 497'0, de los que caen en verano 82'0),
los de la vertiente sur no pasan mucho de 500 : Sitges, 485'7 (verano 100'7), San Pedro de Ribas, 500'7 (verano 97'0). L a diferencia es
pequeña. En la pluviosidad estival, de capital importancia en la región mediterránea, insensible. Mejor que por este lado, habrá que
buscar en la consideración de las condiciones cársticas del país la explicación de la aridez de sus valles meridionales.
E n Garraf, el carácter de la roca tiene una influencia decisiva sobre
la naturaleza del suelo; en toda la región de subsuelo calcáreo el
suelo lo es también. Pero los suelos maduros tienen muy poca extensión en el país. Algunos pequeños restos de suelo descalcificado que
se observan en las partes más elevadas, restos cuya importancia y
número va en aumento a medida que nos aproximamos a los montes
de Ordal y Corbera, permiten suponer que al menos en el altiplano
superior y en la vertiente norte el suelo maduro climax sería el suelo
descalcificado correspondiente al encinar, la térra rossa de B R A U N B L A N Q U E T (que no corresponde al suelo que HuGUET denomina del
mismo modo).
Las diferencias litológicas repercuten fuertemente en el paisaje
vegetal. Por un lado están las garrigas calcícolas de acusado carácter
meridional que ocupan la mayor parte del macizo y por. otro una vegetación calcífuga análoga a la del Tibidabó.
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