Empresa: marco conceptual y técnicas de gestión por áreas

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José Luis González Núñez
Empresa: marco conceptual
y técnicas de gestión por áreas funcionales
Departament d'Economia de l'Empresa
Àrea de Didàctica i d'Organització Educativa
Universitat Autònoma de Barcelona
Servei de Publicacions
Bellaterra, 2010
Primera edición: diciembre de 2010
Edición e impresión:
Servei de Publicacions
Universitat Autònoma de Barcelona
Edifici A. 08193 Bellaterra (Barcelona). Spain
[email protected]
http://publicacions.uab.cat/
Impreso en España. Printed in Spain
Depósito legal: B. 45.694-2010
ISBN: 978-84-490-2663-8
Empresa: marco conceptual y técnicas de gestión por áreas funcionales
Materials 5
Índice
Prólogo.................................................................................................................. 7
Capítulo 1. Marco conceptual de la empresa................................................. 9
1. Naturaleza de la empresa y función empresarial............................................... 9
2. Principios económicos y formas de empresa según criterios jurídicos
y socioeconómicos............................................................................................. 14
3. La relación entre eficiencia y tamaño................................................................ 18
4. La empresa y el sistema económico.................................................................. 24
Capítulo 2. Área funcional de producción: enfoque clásico
y enfoque de gestión........................................................................................... 31
1. Función de producción y función de costes: correspondencias y parámetros
relevantes........................................................................................................... 31
2. Productividades parciales, mínimo técnico y óptimo técnico........................... 34
3. La maximización de beneficios en competencia perfecta................................. 38
4. La maximización de beneficios en monopolio de oferta................................... 41
5. Extensiones del modelo de maximización......................................................... 44
6. El enfoque de gestión en la producción: el punto de equilibrio
y las restricciones a la producción..................................................................... 49
7. Programación lineal en la empresa: resolución por el método gráfico.............. 53
8. Programación lineal en la empresa: resolución por el método simplex............ 57
Capítulo 3. Área funcional de inversión y financiación............................. 63
1. Concepto de inversión, instrumentos financieros básicos y criterios de
selección de inversiones VAN y TIR................................................................. 63
2. Desarrollo de los criterios VAN y TIR en función de los distintos flujos
de cajas............................................................................................................... 70
3. Amortización de la inversión e hipótesis de reinversión de los flujos de caja . 76
4. Decisiones de aceptación-rechazo y de jerarquía entre inversiones.................. 80
5. Las fuentes de financiación en la empresa y su coste de capital....................... 86
6. Efecto de los impuestos en el coste de capital de la financiación y en el VAN . 90
7. Otras fuentes de financiación............................................................................. 95
8. El coste medio de capital kme........................................................................... 98
Capítulo 4. Área funcional de comercialización.......................................... 101
1. Función comercial en la empresa...................................................................... 101
2. Herramientas de la función comercial............................................................... 103
3. El producto como instrumento de política comercial......................................... 111
4. Precios y publicidad como instrumentos de política comercial.......................... 116
Bibliografía........................................................................................................... 123
Empresa: marco conceptual y técnicas de gestión por áreas funcionales
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Prólogo
En los nuevos títulos de grado en ingeniería, además de la formación científica y específica tecnológica correspondiente a cada una de las especialidades, se exige formación
en empresa, economía y organización; es decir, la posesión de determinadas aptitudes
y conocimientos que permitirán al futuro graduado en ingeniería desempeñar tareas de
gestión empresarial en el ámbito de la propia profesión.
De esta forma, en los planes de estudio de los nuevos grados en ingeniería aparece
una materia de carácter básico denominada “empresa”, a la cual se le ha asignado una
carga docente de 6 créditos ECTS. En función de la universidad y del grado en ingeniería específico, dicha materia ha sido más o menos desarrollada en los distintos planes
de estudio.
Algunas universidades han optado por que la materia “empresa” se concrete en una
única asignatura. Es el caso de la UAB, en la que se imparte la asignatura de Organización y Gestión de Empresas en el primer o segundo curso de los grados de ingeniería,
con una carga docente de 6 créditos ECTS dentro de la denominada formación básica.
En otras universidades se ha optado por incrementar de forma más o menos moderada
la carga docente de esta materia, incluyendo asignaturas como Economía, Organización,
Administración, Finanzas, Marketing o Contabilidad.
En nuestro caso, el manual que presentamos −Empresa: marco conceptual y
técnicas de gestión por áreas funcionales− se ajusta al contenido de la mencionada
asignatura de Organización y Gestión de Empresas. El manual tiene una vertiente explicativa y de aclaración del fenómeno empresarial y una vertiente normativa que incluye
una serie de técnicas de carácter económico que nos permitirá resolver problemas y
tomar decisiones en las diferentes áreas funcionales de la empresa. Por otra parte, hemos
de señalar que no se incluyen ejercicios, pero sí abundantes ejemplos con los que el
propio lector puede construir su parte práctica.
El manual incluye algunos desarrollos que pueden ser utilizados en otras asignaturas
relacionadas con esta área de conocimientos. Estos desarrollos se han realizado preferentemente en los capítulos 2 y 3 referidos a las áreas funcionales de producción e
inversión, pues entendemos que se trata de dos áreas fundamentales de la gestión empresarial en las que el futuro graduado en ingeniería se verá involucrado de alguna u otra
manera en el ejercicio de su profesión. También puede ser un manual idóneo en aquellas
otras universidades en las que se haya incluido una mayor carga docente de la materia
“empresa”.
Esperamos que con este manual el futuro graduado en ingeniería añada a su formación científica y tecnológica específica, una formación en gestión de empresa que sin
lugar a dudas incrementará el valor de su perfil profesional.
El autor
Empresa: marco conceptual y técnicas de gestión por áreas funcionales
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Capítulo 1
Marco conceptual de la empresa
En este primer capítulo describimos el marco conceptual de la empresa examinando una
serie de aspectos relacionados con su naturaleza, sus distintas formas y con el sistema
económico en el que opera.
1. Naturaleza de la empresa y función empresarial
Analizamos la naturaleza de la empresa en relación a la propia definición del término y
en relación a la función que la empresa ejerce dentro del mercado como solución eficiente
a los costes de transacción. Completamos este análisis con una referencia a la génesis
de la función empresarial.
Definición de empresa
El vocablo empresa tiene su raíz etimológica en el término del latín prehendere, que
significa: “emprender una cosa que implica trabajo o presenta dificultades”. El empresario es identificado ante todo como un emprendedor, significado que igualmente se
asocia al término francés entrepreneur y al término inglés entrepreneurship. Una empresa
puede definirse como “ente organizado que combina distintos inputs en cantidades determinadas para obtener un output con el fin de alcanzar unos objetivos definidos”. Es
decir, ente organizado (algo que existe por voluntad propia, regido por un conjunto de
relaciones de autoridad, coordinación y comunicación), que combina distintos inputs
(activos o personas y pasivos o capitales) en diferentes proporciones (por ejemplo, dos
máquinas por hombre), para obtener un output (producto o servicio) y con el fin de
alcanzar un objetivo definido (cifra de ingresos, beneficios, rentabilidad). Por otra parte,
en numerosas ocasiones, se habla indistintamente de los términos explotación, sociedad
y empresa, cuando en realidad nos referimos a ámbitos distintos de la empresa, es decir,
al ámbito técnico, al ámbito jurídico y al ámbito económico de la empresa, siendo este
último el que tiene mayor interés en nuestro caso, al definir a la empresa como una
unidad de decisión. Efectivamente, la existencia de una explotación o de una sociedad
son condiciones necesarias pero no suficientes para poder hablar de la existencia de una
empresa, ya que por encima de estos dos ámbitos debe existir el ámbito económico de
decisión, que es el que verdaderamente caracteriza a la empresa. Diferentes combinaciones entre sociedad y explotación nos conducen a distintos tipos de empresa, los
cuales van desde la empresa simple (una sociedad y una explotación) hasta la empresa
compleja (varias sociedades y varias explotaciones), pasando por la empresa diversificada
(una sociedad y varias explotaciones) y por la empresa compuesta (varias sociedades y
una explotación).
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José Luis González Núñez
Mercados y empresas: costes de transacción y costes de coordinación
El mercado es un mecanismo complejo según el cual los oferentes y demandantes toman
decisiones en base a la información que les suministra el mecanismo de los precios. Una
observación superficial a nuestro alrededor nos permite comprobar que el mercado es
el nervio central del sistema económico actual. Si ahondamos un poco más en esta
observación advertimos de la existencia de zonas en las que prácticamente se ha sustituido el mecanismo de los precios por un sistema de decisión que emana de una serie
de agentes que por diversos motivos han decidido cooperar conscientemente. Estas zonas
son las que denominamos empresas. Y no es que en dichas empresas se haya eliminado
el mercado, que sigue existiendo, sino que éste ha sido reducido de forma considerable
y ha sido sustituido por la actividad empresarial de la cooperación consciente. En palabras de D. H. Robertson, las empresas dentro del mercado se asemejan a unas islas de
cooperación consciente en el océano de la cooperación inconsciente.
Todo lo anterior nos invita a realizar una serie de reflexiones a modo de preguntas:
a) por qué en determinados sectores existen numerosas empresas de reducidas dimensiones que parecen estar cómodas con esta situación, b) por qué en otros sectores existen
empresas de grandes dimensiones que desean crecer todavía más, c) cuál es la explicación del proceso, según el cual pasamos de la cooperación inconsciente o “mercado” a
la cooperación consciente o “empresa” (o de la mano invisible a la mano visible, según
los términos acuñados por A. Smith).
a) Programa contractual: R. Coase manifiesta que el mercado o cooperación inconsciente
presenta una serie de fricciones y costes derivados de la búsqueda de la mejor opción y
de la vigilancia de los contratos, los denominados costes de transacción. Dichos costes
pueden reducirse mediante la empresa o cooperación consciente pero no eliminarse,
apareciendo ahora los costes de coordinación. Este proceso de sustitución del mercado
por la empresa se lleva a cabo mientras la disminución de los costes de transacción sea
mayor que el aumento de los costes de coordinación. Cuando la disminución de los
costes de transacción es menor que el aumento de los costes de coordinación, la solución
es volver al mercado. En resumen, es rentable establecer una empresa porque existe un
coste de utilización del mecanismo de los precios. Por otra parte, en opinión de diversos
autores, para que la función de coordinación sea eficiente, ésta debe ser de tipo autoritario, pues de esta forma se simplifican los canales de información y se abarata el proceso
de decisión; además, dicha función de coordinación debe recaer en los propietarios del
capital, dada su menor aversión al riesgo y también por la cuidada vigilancia que debe
realizarse sobre el uso del equipo capital.
A. Alchian y H. Demsetz analizan el comportamiento de los sujetos que cooperan
conscientemente dentro del mercado. Según estos autores, otra limitación importante
del mercado es la incapacidad que tiene para conocer la aportación de cada sujeto al
producto final cuando se coopera conscientemente. Como el mercado desconoce la
productividad marginal de cada sujeto, no puede retribuirles con la renta correspondiente,
por lo que uno de los cooperantes deberá realizar la función de coordinación (función
empresarial). Ésta parece ser la solución más eficiente de entre otras soluciones que se
han adoptado en numerosas ocasiones, tales como: a) dividir el importe del producto
entre el número de cooperantes, b) rotar la función empresarial entre los distintos cooperantes. Además, para que uno de los sujetos cooperantes tenga interés por realizar la
función empresarial, debe tener derecho a apropiarse de la renta residual o beneficio
(diferencia entre la renta real y la comprometida).
O. Williamson afirma que la sustitución de la cooperación inconsciente por la cooperación consciente es un proceso dinámico. Dicho autor mantiene la idea que en prin-
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cipio todo era mercado y que éste funciona eficientemente cuando toda la información
necesaria es transmitida entre los agentes a un cierto precio. Cuando se requiere más
información sobre las transacciones, por ejemplo en el caso de una mayor incertidumbre
y desconfianza, la empresa puede cumplir un papel importante al ejercer algún tipo de
control entre los distintos individuos. Es celebre la frase de O. Williamson en la que
manifiesta: “una transacción entre dos agentes sujeta a gran frecuencia y a cierta incertidumbre tenderá a ser realizada mediante cooperación entre los dos agentes”.
b) Programa del factor riesgo: en opinión de F. H. Knight, la cooperación consciente es
la consecuencia de los diferentes factores psicológicos de riesgo que tienen los distintos
individuos. Los individuos menos propensos al riesgo son más proclives a alquilar sus
servicios a aquellos individuos que tienen mayor propensión al riesgo. Lógicamente,
estos últimos ejercen la función empresarial y, por el riesgo asumido, se apropian de la
renta residual.
c) Programa de las economías de escala: además de la reducción de los costes de transacción, este programa de investigación sostiene que mediante la cooperación consciente
se posibilita la división del trabajo, lo que nos lleva a un aumento de la productividad,
la eficiencia y la cuota de mercado; lo que constituye un nuevo estímulo para incrementar la cooperación entre sujetos y aumentar así el tamaño de la empresa.
En resumen, el mercado no siempre es la solución más eficiente, pues existen una
serie de costes de transacción por la utilización del mecanismo de los precios. Estos
costes de transacción pueden reducirse con la cooperación consciente, aunque ahora
aparecerán los costes de coordinación. Minimizar la suma de estas dos clases de costes
es la solución óptima.
La figura del empresario en la teoría económica: tipos de empresario
Para los economistas clásicos, al analizar preferentemente el comportamiento de los
mercados, carecía de interés todo aquello que ocurría dentro de la empresa, la “caja
negra” a la que continuamente hacían referencia. Les era indiferente el comportamiento
y los objetivos de los cooperantes, la función de coordinación, dirección y control; es
decir, la función empresarial, ya que a la misma se otorgaba un papel trivial, limitado a
una simple operación de cálculo económico. Apareció el interés por la función empresarial cuando se observó que, una vez pagadas las rentas de los distintos factores de
producción, aparecía una renta que era apropiada por cierto individuo, el cual, según las
circunstancias y el momento histórico, presentaba unas características bien definidas.
Así nacieron los distintos tipos de empresario.
−Empresario capitalista: para A. Smith, empresario es el propietario de los medios de
producción. El que vigila el uso que se hace del equipo capital. Controla y dirige el
proceso productivo y se apropia del excedente empresarial una vez retribuidos todos los
factores de producción a excepción del capital.
−Empresario control: J. B. Say desarrolla la idea de este tipo de empresario. Experto en
técnicas de producción y trabajo, máquinas y herramientas. Sus principales funciones
son las de controlar el proceso productivo, combinar y remunerar los distintos factores
de producción y obtener beneficio. Funciones que realiza independiente de que sea o no
propietario de los medios de producción.
12 Materials
José Luis González Núñez
−Empresario riesgo: para F. H. Knight, un empresario se caracteriza no por ser el propietario de los medios de producción o por controlar el proceso productivo, sino por el
riesgo que es capaz de asumir. Por los riesgos asumidos de todo tipo, tanto económicos
como profesionales, es justa la apropiación del excedente empresarial.
Los anteriores tipos de empresarios han sido analizados por la función que realizan
en el seno de la empresa; los tipos de empresario que a continuación describimos, lo son
por la contribución que realizan al progreso económico y a la riqueza, es decir, se configuran como verdaderos motores del desarrollo económico.
−Empresario innovador: para J. Schumpeter cabe distinguir el sujeto innovador del
inventor. El verdadero empresario debe ser ante todo un innovador, debe ser capaz de
aplicar las innovaciones tecnológicas que van apareciendo. Introducción de nuevos
productos, métodos de producción, mercados, materias primas o métodos de organización
y dirección. Este tipo de empresario se encuadra en una época de grandes inventos de
tipo técnico. Aunque a veces una simple receta culinaria es suficiente para realizar una
nueva innovación.
−Empresario completador: H. Leibenstein desarrolla esta idea argumentando que el
empresario debe completar el proceso productivo que es incompleto por naturaleza. Para
fabricar un producto no siempre encontramos todos los componentes necesarios, tal
como se aboga en la teoría económica; a veces nos hace falta un componente, otras veces
es escaso o caro. El empresario debe completar el proceso productivo, sustituyendo un
componente por otro o cambiando los gustos del consumidor.
−Empresario manager: figura propuesta por J. K. Galbraith. Es el empresario control
actualizado, son los managers de las modernas y grandes empresas, la tecnoestructura
en términos de J. K. Galbraith. Este empresario manager tiene gran poder discrecional
gracias a la atomización del capital de la empresa y a la consideración de que es un
factor de producción escaso, lo que le permite incluso, en numerosas ocasiones, modificar los objetivos tradicionales de beneficio hacia otro tipo de objetivos más relacionados con el crecimiento y el tamaño. Posee altos conocimientos en técnicas de gestión y
dirección y suele apropiarse del excedente empresarial, una vez han sido remunerados
los distintos factores de producción.
Sin embargo, con respecto a la acepción de la palabra empresario caben hacerse
algunas preguntas: ¿es empresario aquel sujeto que recibe una empresa en funcionamiento?, ¿es empresario un alto directivo de empresa?, ¿lo es el científico que realiza
investigaciones en el laboratorio encontrando nuevos productos o nuevas combinaciones
de materias primas? No parece que estos ejemplos se ajusten a lo que comúnmente se
entiende por empresario. La moderna teoría empírica de la empresa ha aportado luz a la
cuestión, desarrollando un nuevo concepto de empresario.
La figura del empresario en la teoría empírica de la empresa: características
La teoría empírica de la empresa busca una definición operativa de empresario para
posteriormente, en base a la evidencia empírica, identificar sus rasgos y características principales. D. F. Collins, D. G. Moore y D. B. Unwalla definen el empresario
como: “aquella persona de carne y hueso que ha creado una empresa en marcha de
la nada”.
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Previamente, vamos a hacer referencia a la aportación realizada por M. Weber, ya que
la misma encaja con alguna de las características de la figura empresarial que son desarrolladas a continuación. Efectivamente, M. Weber realizó un primer intento de explicación
de la función empresarial, asociándola con creencias o dogmas de tipo religioso. El objetivo
era explicar la mayor abundancia de empresarios en los países protestantes que en los
católicos. Los dogmas o postulados de la doctrina protestante que habrían fomentado este
mayor número de empresarios serían: a) la prescripción del ahorro y la condena del consumo conspicuo (lo que propició la existencia de un stock mínimo de capital para iniciar
la actividad empresarial), b) la noción calvinista de la predestinación (el destino no está
escrito, cada uno de nosotros nos labramos nuestro propio destino), c) el concepto de
vocación (la mejora diaria de cada persona en todos los ámbitos de la vida, incluido el
económico). Aunque esta explicación contó en su tiempo con numerosos adeptos, no deja
de ser una explicación parcial y de tipo sociológico.
Fruto de numerosas evidencias empíricas y siguiendo la definición de empresario
dada por D. F. Collins, D. G. Moore y D. B. Unwalla, la teoría empírica de la empresa
ha identificado los siguientes rasgos y características de la figura empresarial:
−Persona de alta motivación de logro: deseo de hacer las cosas bien hechas, plantearse
metas y objetivos. El empresario reacciona con alegría, otorgándose recompensas, cuando
alcanza los objetivos previstos y reacciona con tristeza, asumiendo responsabilidades,
cuando no los alcanza. La alta motivación de logro lleva implícitas las siguientes características adicionales: asunción de riesgos moderados, capacidad de innovación, asunción
de responsabilidades individuales, utilización de retroinformación (aprender de los errores) y planificación a largo plazo.
−Control interno: creencia en que puede modificar o controlar los hechos que le rodean.
Tal como dijimos anteriormente, esta característica se relaciona con la noción calvinista
de la predestinación que M. Weber puso de manifiesto. La creencia en el control interno
es todo lo contrario a la creencia en el control externo, ya que según este último, el destino
está más o menos escrito y por lo tanto poco podemos hacer al respecto para cambiarlo.
−Posesión de determinados conocimientos y aptitudes: conocimientos sobre el funcionamiento de los negocios obtenidos a través de la experiencia, es decir, en “la escuela
de la vida”, no en facultades universitarias o escuelas de negocios. Cuando se crea una
empresa con éxito, el empresario suele tener 40 años. Por debajo de esta edad, el intento
de crear una empresa fracasa un 50% de las veces.
−Cierto capital para iniciar la actividad empresarial: capital mínimo, “capital semilla”,
para crear la empresa. Este capital suele provenir de ahorros particulares, familiares o
de préstamos de amigos. Como no podía ser de otra forma, dada la definición realizada
de empresario, el capital es de poca importancia.
−Hecho desencadenante: hecho desencadenante o suceso generalmente negativo por el
que el futuro empresario asume definitivamente la idea de crear una empresa rompiendo
con el estatus anterior. Estos hechos pueden ser de tipo traumático como la pérdida de
trabajo o bien de otro tipo como desconfianza de sus superiores, incomprensión de los
compañeros de trabajo o ansias de libertad. A veces este hecho se gesta en unas difíciles
relaciones que se tuvieron con el padre durante la niñez.
−Hechos o ejemplos que le hagan parecer verosímil la creación de una empresa: la
existencia de amigos o conocidos que han creado una empresa y lo han hecho con éxito
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son un aliciente para la creación de una empresa. Del mismo modo, la existencia de una
cantera de empresarios en la zona puede favorecer el acto de crear una empresa.
−Una comunidad favorable: hemos de tener en cuenta si los poderes públicos, comunidad y entidades de crédito son proclives al hecho de crear una empresa. También es
importante la valoración social y la imagen que la comunidad en su conjunto tiene de la
actividad empresarial, que no siempre es valorada positivamente por la sociedad pues,
en otras latitudes, actividades como la función pública pueden tener mejor valoración.
2. Principios económicos y formas de empresa según criterios jurídicos y
socioeconómicos
Descrita la naturaleza de la empresa y la génesis de la función empresarial, ampliamos
el marco conceptual de la empresa haciendo referencia a sus principios económicos y a
las formas de empresa según distintos criterios de clasificación. En relación a esta última
cuestión es usual clasificar a las empresas en privadas o públicas atendiendo al criterio
jurídico de la propiedad de los medios de producción. Atendiendo a criterios socioeconómicos las empresas se clasifican en función del sector productivo de pertenencia y en
función del tamaño. Por la importancia que otorgamos a la cuestión del tamaño empresarial, éste será abordado en un nuevo apartado de este capítulo.
Principios económicos de la empresa
La actividad de la empresa viene enmarcada en lo que denominamos como economía
de mercado, y está sujeta a una serie de leyes de equilibrio que se materializan en un
conjunto de principios. De la observancia y cumplimiento de dichos principios depende
la supervivencia de la empresa. Estos principios son:
−Productividad: la empresa debe ser productiva, lo que significa que debe alcanzar
valores máximos en el índice de productividad total IPT y en los índices de productividad parcial IPP. Entre estos últimos destacamos el índice de productividad parcial del
trabajo IPPT y el índice de productividad parcial del capital IPPC. Estos índices son
expuestos a continuación:
IPT =
€­
Output
Inputs
IPPT =
Output
Input trabajo
IPPC =
Output
Input capital
−Economicidad: la empresa debe buscar la solución más favorable. Racionalizar el
sistema productivo tal que, para una producción dada, ahorre la mayor cantidad de
recursos posibles. Es decir, reducir todo lo posible el volumen de recursos en transformación.
−Rentabilidad: la empresa además de ser productiva debe ser rentable, ya que podría
darse el caso de que el precio de venta del producto estuviera por debajo de su coste.
Ahora se trata de obtener el mayor beneficio posible, lo que nos lleva a la máxima rentabilidad. Podemos maximizar la rentabilidad sobre los recursos propios, RRP (rentabilidad financiera) y la rentabilidad sobre los recursos totales RRT (rentabilidad econó-
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mica). A continuación se exponen los dos tipos de rentabilidad con su correspondiente
desglose en margen × rotación:
RRP =
€­
B
B V
= ×
RP V RP
RRT =
B + INT B + INT V
=
×
RT
V
RT
Siendo V ventas, B beneficio, RP recursos propios, RT recursos totales e INT intereses.
Pasamos ahora a describir las formas de empresa a partir del criterio jurídico de la
propiedad de los medios de producción. Según este criterio podemos clasificar a las
empresas en privadas y públicas.
Empresas privadas
La propiedad está en manos de particulares, personas físicas o jurídicas, no sujetas a
derecho público. Asimismo, estas empresas suelen clasificarse en:
−Empresas individuales: la propiedad está en manos de una persona física. Suelen ser
empresas pequeñas en las que la gestión es de tipo personal y la responsabilidad es ilimitada, pues los patrimonios individual y empresarial se superponen.
−Empresas societarias o en forma de sociedad: la propiedad está en manos de personas
físicas o jurídicas, pudiendo tratarse de una agrupación de personas, una agrupación de
capitales o una combinación mixta. Dentro de este grupo cabe distinguir:
a) Empresas colectivas: es una agrupación de personas al tratarse de una extensión de la
empresa individual. El crédito y la reputación de cada individuo son fundamentales.
Típicas sociedades civiles en las que al menos debe aparecer el nombre de uno de los
socios. Repartición de las tareas de gestión entre los distintos socios y responsabilidad
ilimitada y solidaria entre cada uno de ellos. Este tipo de empresas escasean en la actividad mercantil dado el elevado riesgo que soportan sus socios.
b) Sociedades de capitales: cabe destacar la sociedad anónima y la sociedad limitada.
Mientras que en el caso de la sociedad anónima el capital está dividido en acciones, en
la sociedad limitada lo está en participaciones. El poder político de este tipo de sociedades está en manos de la Junta General de Accionistas, otorgándose la mayoría del capital
al 50% de las acciones más una. La gestión corresponde a los socios o terceras personas,
aunque debe crearse un órgano de gestión (gerente, administrador o consejo de administración) que tiene determinadas responsabilidades propias. Los socios responden con el
capital aportado pero no con su patrimonio personal. El beneficio repartible es proporcional al número de acciones o participaciones. En el caso español el capital mínimo es
de 60000 euros en la sociedad anónima y de 3000 euros en la sociedad limitada.
c) Sociedades mixtas: compuestas por socios individuales y capitalistas. Los primeros
se responsabilizan de la gestión de la empresa, responden con su patrimonio personal y
participan de los beneficios de la empresa en función de su implicación en la misma. Los
segundos aportan el capital, no intervienen en la gestión, escapan de toda responsabilidad
patrimonial y cobran un interés limitado por el capital aportado. Ejemplo de este tipo de
empresas son las comanditarias, las cuales se crearon en numerosas ocasiones por iniciativa de la Iglesia, en las que ésta participaba como socio capitalista. Ciertas coopera-
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Materials
tivas son también empresas de este tipo al coexistir socios cooperativistas, que se responsabilizan de la gestión y tienen responsabilidades patrimoniales personales, y socios
capitalistas (asociados), los cuales no participan en la gestión, no tienen responsabilidades patrimoniales y cobran un interés limitado por el capital aportado.
Aparte de este tipo de empresas cabe hacer mención de las empresas de economía
social, las cuales pueden ser las cooperativas a las que nos hemos referido antes, aunque
no exclusivamente. Son empresas con un doble objetivo de tipo económico y social y
suelen estar tuteladas o reguladas por la Administración. En esta clase de empresas
podemos incluir las cajas de ahorro, las mutualidades y las fundaciones.
Empresas públicas
La propiedad y la gestión corresponden al Estado, organismos públicos dependientes o
personas sujetas a derecho público. También determinadas empresas privadas, en las
que la gestión es ejercida por el Estado o algún organismo público, son asimiladas como
empresas públicas.
Las políticas del “laissez faire, laissez passer”, según las cuales la iniciativa privada
debía ejercer todo el protagonismo en la actividad económica, limitándose el Estado a
funciones mínimas, fueron superadas a lo largo de la segunda mitad del siglo xx, ya que
la sociedad iba demandando una serie de servicios básicos a los que la iniciativa privada
no acudía por falta de rentabilidad. Es en este contexto en el que interviene el Estado
moderno, para cubrir dichos servicios básicos; ya sea de forma indirecta, fomentando
medidas de política económica sobre la iniciativa privada, o de forma directa, a través
de los servicios públicos o a través de las empresas públicas. La empresa pública se
convierte de esta forma en un instrumento de política económica.
En función del grado de intervención deseado, el Estado utilizará uno u otro instrumento. En general, tienen carácter de servicio público la educación y la sanidad, aunque
no exclusivamente, pues determinados organismos del sector de las comunicaciones o
del transporte también lo tienen. Cuando la intervención del Estado es más concreta y
limitada y debe realizarse en el seno de un mercado competitivo, suele utilizarse un
instrumento más ágil y dinámico como es la empresa pública.
Aunque el objetivo general de la empresa pública es el de redistribuir renta y preservar el interés general, normalmente es creada con objetivos muy concretos. Algunos
de estos objetivos son: a) fomento de la actividad económica (empresa cabecera de
sectores industriales básicos), b) lucha en precios contra monopolios privados, c) promoción del desarrollo regional en áreas económicamente deprimidas, d) interés militar
o soberanía nacional, e) interés estratégico-político y f ) mantenimiento del empleo.
Evitando polémicas estériles de tipo ideológico sobre la justificación o no de la
empresa pública, el debate actual debe centrarse en el control y la calidad de su gestión
y en el grado de eficiencia alcanzado por la misma. En este sentido es importante cuantificar la disminución de ingresos y el aumento de gastos derivados del cumplimiento
de una directriz de política económica y la posible disminución de ingresos y aumento
de gastos que se deben a una ineficiencia productiva o de gestión. De esta forma se
pagará a la empresa pública la subvención socialmente óptima y, en su caso, se pedirán
responsabilidades a los directivos por la ineficiencia productiva o de gestión. Esta no es
cuestión sencilla, al no existir un estándar sobre el que comparar las magnitudes económicas y financieras de la empresa pública. En ocasiones este estándar viene referido al
que se desprendería de un mercado competitivo; en otras, viene referido a un contrato
programa preestablecido para la empresa pública.
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Ilustramos la cuestión con un ejemplo. Supóngase que en un mercado competitivo
pueden transportarse 1000 usuarios al año a un precio de 10 por usuario. Ahora, las
autoridades locales deciden crear una empresa pública a la que obligan a transportar 1000
usuarios al año a una tarifa de 7 por usuario. La subvención anual socialmente óptima a
pagar a la empresa pública al final del año debe ser de (10 - 7) × 1000 = 3000. Cualquier
otra desviación en la cuenta de resultados de la empresa pública no está justificada y en
ese caso deberían pedirse responsabilidades a sus directivos.
Empresa según el sector productivo de pertenencia
La empresa puede clasificarse también en función del sector productivo de pertenencia.
La primera clasificación fue realizada por C. Clark: sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca), sector secundario (industria y construcción) y sector terciario
(servicios). Posteriormente, se han realizado diversas clasificaciones en subsectores o
ramas de actividad de varios dígitos. La CNE (Contabilidad Nacional de España) realiza
clasificación sectorial en ramas de actividad que van desde la rama 0 a la 11. Así, la rama
0 incluye actividades agrícolas, ganaderas, silviculturales y pesqueras; las ramas comprendidas entre 1 y 5 incluyen actividades industriales y de construcción, y las ramas
entre 6 y 11 incluyen actividades de servicios.
El objetivo de esta clasificación es tener conocimiento del tipo de empresa existente
en un país y del efecto que sobre el mismo tiene una decisión de política económica. Así,
por ejemplo, podría presentarse la siguiente información referida a cuatro países:
Tabla 1.1. Estructura sectorial del PIB por país (%)
Sector
Agricultura y pesca
Industria
Construcción
Servicios
País 1
50
15
15
País 2
5
60
15
País 3
10
15
15
20
20
60
País 4
5
20
60
15
Definimos a la empresa del país 1 como agrícola y la empresa del país 2 como industrial. También, podemos cuantificar el efecto que sobre el país 1 tiene la importación
masiva de productos agrícolas para luchar contra los precios en origen o el efecto que
sobre el país 3 tiene una posible devaluación de la moneda al tratarse de un país principalmente turístico.
Empresa y tamaño
Uno de los principales objetivos al clasificar las empresas según el tamaño consiste en
verificar la existencia de relación entre eficiencia y tamaño y aclarar de esta forma la
existencia o no de un tamaño óptimo. Como este tipo de análisis requiere un tratamiento
especial, el mismo será desarrollado más ampliamente en el próximo apartado. Sin
embargo, a continuación realizaremos algunas reflexiones previas sobre el concepto de
tamaño empresarial y su relación con la eficiencia.
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Materials
a) La clasificación empresarial según tamaño: una primera clasificación de las empresas
según el tamaño consiste en clasificar a las empresas en pequeñas, medianas y grandes de
acuerdo con algunas de las medidas proxy del tamaño empresarial más conocidas como
son ventas, número de empleados o valor añadido. Ahora bien, cuando ahondamos un poco
más en este tipo de clasificaciones nos encontramos con una serie de problemas. El primero
es saber hasta qué punto algunas de estas medidas proxy del tamaño empresarial se identifican más directamente con el mismo. Por ejemplo, medidas de tipo monetario como el
valor de la producción, el valor añadido bruto o las ventas, pueden llevarnos a conclusiones erróneas si comparamos empresas que están sujetas a distintos criterios de valoración
contable o a distintos grados de inflación. Cuando utilizamos otras medidas de tipo físico
como el número de empleados, la clasificación puede estar sesgada por tratarse de empresas con distintos grados de intensidad del capital o distintos grados de nivel tecnológico.
Como es comprensible, los problemas se agravan cuando clasificamos empresas de distintos sectores productivos o distintos países, obteniéndose distintos rankings según que
utilicemos una u otra medida de tamaño. En este sentido, cuando ordenamos empresas con
el fin de estudiar la relación entre eficiencia y tamaño, debemos ser muy cuidadosos con
este tipo de cuestiones. Es decir, deberíamos clasificar empresas de un mismo sector productivo, de una misma tecnología y de un mismo grado de integración vertical. Aún así,
pueden aparecer distintos rankings de empresas en función de la medida de tamaño elegida.
En ocasiones, para evitar estos distintos rankings de clasificación empresarial ha
sido utilizada la técnica del valor multicriterio. Dicho valor se obtiene utilizando análisis factorial a las distintas medidas proxy de tamaño observadas. El valor multicriterio
así obtenido viene dado en unidades de tamaño empresarial utes, que no son más que
una combinación lineal de las mencionadas medidas proxy. Dicho valor nos permite
obtener un único ranking de empresas y en su caso visualizar la forma de la relación
entre eficiencia y tamaño, pero no es capaz de identificar un tamaño óptimo concreto en
base a alguna de las medidas proxy de tamaño observadas.
b) Interés por el conocimiento de la relación eficiencia y tamaño: siempre ha existido
un gran interés por conocer la existencia de relación entre eficiencia y tamaño y, en su
caso, la forma de dicha relación. En este sentido, cabe realizar dos tipos de enfoque: a
nivel de empresa y a nivel global. Ambos enfoques son igualmente importantes, dependiendo de los usuarios de la información. Así, si a nivel de empresa se ha observado la
existencia de una relación de tipo parabólico entre rentabilidad y tamaño con un máximo,
el responsable de la empresa sabrá cuál es el tamaño óptimo y por lo tanto el tamaño en
el que debe situar la empresa si desea hacer máxima su rentabilidad. Cuando ya hace
algunos años los responsables de la política económica de nuestro país observaron que
nuestros bancos tenían menor tamaño que el correspondiente a sus homólogos europeos
y que además existía relación creciente entre eficiencia y tamaño, arbitraron una serie
de medidas de tipo económico y fiscal con el fin de promocionar las correspondientes
fusiones entre nuestros bancos.
3. La relación entre eficiencia y tamaño
En los párrafos anteriores hemos concretado la relación entre eficiencia y tamaño de
forma muy general. En este apartado vamos a profundizar un poco en esta relación,
tratando diversos aspectos de la misma.
En primer lugar vamos a analizar la relación entre eficiencia y tamaño a nivel microeconómico, es decir, a nivel de planta de producción o empresa monoproductora, com-
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petitiva y tomadora de precios, asociando la eficiencia al coste medio de producción y
el tamaño a la producción física, ya que esta última es la variable proxy que mejor se
ajusta al concepto de tamaño, entendido éste como “escala de producción”. En este
sentido señalamos que tanto la teoría económica como la evidencia empírica han apostado
por una curva de costes medios en forma de U, al mantener la existencia de como mínimo
un factor fijo de producción.
Factor de producción fijo y tamaño óptimo
En este apartado justificamos la existencia de una curva de costes medios de producción
en forma de U. Para ello utilizaremos dos enfoques: corto y largo plazo.
a) Corto plazo: por definición, al menos uno de los inputs o factores de producción es
fijo, lo que implica un determinado comportamiento de la función de producción y de
las correspondientes funciones de costes totales y costes medios, siempre que los precios
de los inputs sean constantes. En una función de producción Q con dos inputs, capital K
y trabajo L, en la que el input capital es fijo, queda:
Q = f (K , L )
€­
Lo que nos permite considerar que la producción Q depende exclusivamente del input
trabajo L. Esta función de producción nos lleva a una función de costes C compuesta por
una parte fija y otra variable (siendo pK el precio del capital y pL el precio del trabajo):
C = pK × K + pL × L
€­
La existencia de un input fijo causa, a partir de cierto nivel de producción, la entrada
de la ley de las productividades marginales decrecientes en los inputs variables, apareciendo en primer lugar rendimientos crecientes y posteriormente rendimientos decrecientes. Mientras que los rendimientos crecientes se producen como consecuencia de la
división del trabajo, la especialización y las economías del aprendizaje, los rendimientos
decrecientes aparecen por saturación de la división del trabajo y de las economías del
aprendizaje y por los típicos problemas de coordinación derivados de la existencia de
como mínimo un input fijo.
Por ejemplo, una empresa con 10 máquinas puede contratar a un número variable de
trabajadores. Si la productividad media del trabajo es máxima con 10 trabajadores, para
ese nivel de contratación el coste medio de producción Cme (Cme = C/Q) es mínimo.
En otros casos, la productividad media del trabajo es menor y el Cme, mayor. En la tabla
1.2 pueden observarse los resultados para pK = 100 y pL = 1000 así como la curva de
costes medios en forma de U.
Tabla 1.2. Factor productivo, producción y coste medio
Número de trabajadores L
Unidades de producto Q
Coste total de producción C
Coste medio de producción Cme
5
1000
6000
6
10
4000
11000
2,75
20
6000
21000
3,5
20 José Luis González Núñez
Materials
b) Largo plazo: por definición, todos los inputs son variables y por lo tanto, teóricamente,
la entrada de la ley de los rendimientos decrecientes no debería producirse nunca. Es
decir, Q = f (K, L), por lo que en principio, fruto de la división del trabajo y de las economías del aprendizaje, cabría esperar curvas de costes medios continuamente decrecientes. Sin embargo, dentro del análisis económico, prevalece la hipótesis de una curva
de costes medios en forma de U, pues al final siempre hace su aparición la ley de rendimientos decrecientes como consecuencia de la existencia de un input fijo a largo plazo
(factor empresarial). De todas formas, en numerosas ocasiones, la evidencia empírica
nos ha mostrado curvas de costes medios a largo plazo de todo tipo, las cuales obedecen
a situaciones muy concretas.
Ahora la función de costes totales C, viene dada por:
C = pK K + pL L
€
En la tabla 1.3 se introducen los cuatro casos posibles, y se obtienen los resultados
correspondientes a pK = 1000 y pL = 1000.
Tabla 1.3. Factores productivos, producción y coste medio
Número de máquinas K
Número de trabajadores L
Unidades de Producto 1 Q1
Unidades de Producto 2 Q2
Unidades de Producto 3 Q3
Unidades de Producto 4 Q4
Coste total de producción C
Coste total medio Cme1
Coste total medio Cme2
Coste total medio Cme3
Coste total medio Cme4
5
5
1000
1000
1000
1000
10000
10
10
10
10
10
10
2000
4000
1500
4000
20000
10
5
13,3
5
20
20
4000
16000
2250
6000
40000
10
2,5
17,7
6,6
Los cuatros casos son: 1) rendimientos constantes a escala (aumento proporcional
en la producción al aumentar proporcionalmente todos los inputs), 2) rendimientos crecientes a escala (aumento más que proporcional en la producción al aumentar proporcionalmente todos los inputs), 3) rendimientos decrecientes a escala (aumento menos que
proporcional en la producción al aumentar proporcionalmente todos los inputs), 4) rendimientos crecientes a escala en primer lugar y rendimientos decrecientes a escala posteriormente (primero, aumento más que proporcional en la producción al aumentar proporcionalmente todos los inputs y después aumento menos que proporcional en la
producción al aumentar proporcionalmente todos los inputs).
Factores que inciden en un aumento o disminución del coste medio de producción
Vamos a analizar ahora los factores que inciden en un aumento o en una disminución
del coste medio de producción. Distinguiremos aquí dos tipos de factores: factores de
tipo técnico y factores de tipo económico. Los factores de tipo técnico son los que
inciden en el tipo de rendimientos de la función de producción (en este caso asumimos
Empresa: marco conceptual y técnicas de gestión por áreas funcionales
Materials 21
que los precios de los inputs son constantes). Aunque en principio estos factores suelen
provocar rendimientos crecientes, una intensificación de los mismos o su prolongación
en el tiempo pueden llevarnos a una situación de rendimientos decrecientes. Estos factores son:
−División del trabajo: tal como observó A. Smith en la conocida fábrica de alfileres, la
división del trabajo nos lleva a la especialización y al ahorro de tiempos muertos entre
tareas, lo que provoca un aumento de la destreza y pericia de cada trabajador y a un
aumento de la productividad del trabajo, impensable en un pequeño taller artesanal, en
el cual no es posible realizar una pormenorizada división de tareas.
−Integración de procesos: ciertas máquinas son capaces de integrar un gran número de
tareas productivas que antes eran realizadas de forma individual. Dichas máquinas son muy
eficientes, pero suelen tener costes fijos elevados, lo que unido a la existencia de una función de costes lineal, implica que sólo son rentables para altos niveles de producción.
−Equilibrio o armonía de procesos: denominado también como principio de los múltiplos.
Como consecuencia de la indivisibilidad de los factores de producción, en aquellos
procesos productivos en los que se requieren varios equipos se obtendrá la plena ocupación de todos ellos cuando se alcance un nivel de producción equivalente al mínimo
común múltiplo de sus capacidades. También se obtendrá la plena ocupación de dichos
equipos cuando se alcance una producción equivalente al resto de múltiplos de sus capacidades de producción. Por ejemplo, si un producto se fabrica a partir de dos máquinas
A y B, cuyas capacidades respectivas son de 200 y 300 unidades diarias de producto,
sólo se alcanzará la plena ocupación de las máquinas A y B, si obtenemos 600 unidades
diarias de producto; en este caso se deberán adquirir 3 máquinas A y 2 máquinas B.
También se obtendrá plena ocupación de las máquinas A y B para 1200 unidades diarias
de producto y también para el resto de múltiplos de sus capacidades. Obsérvese que para
300 unidades diarias de producto deberán adquirirse 2 máquinas A y una máquina B, si
bien estará desocupada la mitad del tiempo una de las máquinas A.
−Leyes físicas: los ingenieros diseñan los equipos industriales de tal manera que se
aprovechen las propiedades de las leyes físicas. Este sería el caso de un horno para el
tratamiento de mineral de hierro en forma cúbica. Es más eficiente un horno de 4 m3 de
arista que uno de 2 m3; pues mientras que el primero trata 2/3 m3 de mineral de hierro
por m2 de superficie, el segundo trata 1/3 m3 de mineral de hierro por m2 de superficie.
Esto mismo ocurre en los oleoductos al relacionar superficie con volumen de fluido
transportado.
−Economías de escala estocásticas: relacionan la probabilidad de avería de una determinada máquina con la capacidad de producción. Por ejemplo, si la probabilidad de
avería de una máquina es del 2%, una empresa con dos máquinas tiene una mayor probabilidad de trabajar al 50% de su capacidad que una empresa con cuatro máquinas. En
el primer caso esta probabilidad es del 1,96% y en el segundo, del 0,038%.
Como señalamos anteriormente, los factores anteriores son de tipo técnico y en
general promueven rendimientos crecientes en la función de producción; pero algunos
de ellos más tarde o más temprano dejan de actuar en este sentido. El caso de las leyes
físicas es evidente, y el caso de la división del trabajo, también.
En este sentido también hacemos mención al “factor empresarial”, al cual se han
referido varios autores para explicar la existencia de un factor fijo a largo plazo causante
22 Materials
José Luis González Núñez
de la entrada de la ley de rendimientos decrecientes y de que el coste medio de producción aumente. N. Kaldor estudió con más detalle la naturaleza de este factor, afirmando
que si bien las tareas de dirección y de control pueden ser delegables, las de coordinación
no, o como mínimo presentan mucha más dificultad. Por lo tanto, las tareas de coordinación pueden considerarse como un factor fijo a largo plazo, siendo las causantes de
la entrada de la ley de rendimientos decrecientes.
Si relajamos el supuesto anterior de que la empresa es competitiva y que por lo tanto
es tomadora de precios, puede darse el caso de que el aumento o disminución del coste
medio venga dado por el aumento o disminución del precio de los inputs. Esta cuestión
es ante todo una cuestión de evidencia empírica. Por ejemplo, es fácil admitir que el
precio de las materias primas disminuye al aumentar el volumen del pedido. Eso mismo
nos puede ocurrir en el mercado de capitales. La empresa que negocia un gran crédito
puede presionar a la baja el tipo de interés, pues la alternativa para la entidad financiera
es repartir ese mismo importe entre varios créditos menores a otras tantas empresas.
Aunque también es posible que una escasez de materias primas o de recursos financieros implique obtener dichos recursos a un precio mayor, lo que supondría un aumento
del coste medio de producción. Sobre el input trabajo, hemos de plantearnos la siguiente
pregunta: ¿pagan mayores salarios las empresas de mayor tamaño o bien las de menor
tamaño? La abundante evidencia empírica existente sobre la cuestión parece demostrar
que son las empresas de mayor tamaño las que pagan salarios más elevados.
Ambos tipos de factores y la propia definición de largo plazo son la causa de que la
forma de la curva de costes medios a largo plazo sea motivo de controversia. De todas
formas, destacamos que tanto desde el punto de vista teórico como empírico, se aboga
por una curva de costes medios a largo plazo en forma de U, aunque asimétrica, con una
parte descendente mucho más prolongada que la parte ascendente.
Aproximaciones críticas sobre la forma de la curva de costes medios a largo plazo
Como hemos comentado anteriormente, la propia definición del largo plazo nos plantea
la duda de si la empresa que hemos observado a lo largo de un prolongado periodo de
tiempo es siempre la misma. Eso, juntamente con los problemas típicos de medición, es
lo que ha llevado a cierta controversia sobre la existencia de un tamaño óptimo a largo
plazo.
a) Curva de costes medios en forma de U: la curva en forma de U aparece porque al
principio, como consecuencia de la división del trabajo, la pericia y el aprendizaje, la
producción aumenta en mayor proporción que los factores productivos. Posteriormente,
la aparición del factor empresarial como factor fijo, causa la aparición de la ley de los
rendimientos decrecientes, lo que provoca que la producción se incremente en menor
proporción que los factores productivos y que el coste medio de producción aumente.
Además de N. Kaldor, al cual ya nos hemos referido anteriormente, diversos autores
han mantenido que la naturaleza de este factor fijo es de carácter empresarial.
A. Marshall, en su célebre analogía de los árboles del bosque, relacionó el empuje
y el crecimiento de los negocios con el ciclo vital del empresario. Es el viejo empresario
el que más pronto o más tarde pierde eficacia al frente del negocio como consecuencia
del decline de su propio ciclo vital. Esta teoría que actualmente ha perdido interés en la
gran empresa, dada la separación de funciones entre propiedad y control, sigue teniendo
numerosos adeptos en el ámbito de la pequeña empresa.
O. Williamson enfatiza en la pérdida de eficiencia que aparece en las grandes empresas con estructura M o Multidivisional, debido a la pérdida de calidad en la información
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Materials 23
cuando ésta transcurre por los distintos niveles jerárquicos. Esta información deficiente
es la causante de que aparezca la ley de rendimientos decrecientes, lo que provoca que
los costes medios aumenten. Esta pérdida en la calidad de la información viene motivada
por dos causas: 1) el “ruido” generado en la propia información al transcurrir por los
distintos niveles jerárquicos, 2) la manipulación de la información que en su propio
beneficio realizan los integrantes de los distintos niveles jerárquicos.
H. Leibenstein manifiesta la relajación o laxitud con la que se trabaja en las grandes
empresas (ineficiencia x), lo que implica que, para cualquier nivel de producción, no se
minimicen costes medios. Esto suele producirse en las grandes empresas, las cuales gozan
de un gran poder de mercado al no estar sujetas a las presiones externas de los mercados
competitivos, lo que les permite plantear objetivos en términos de beneficios aceptables
antes que beneficios máximos.
b) Curva de costes medios decreciente: son críticas más bien de matiz sobre el grado de
simetría de la curva de costes medios en forma de U. Aquí se presenta la idea de que son
precisamente las tareas de gestión y dirección las que promueven mayores sinergias y
por lo tanto rendimientos crecientes. La separación entre propiedad y control puesta de
manifiesto por A. Berle y G. Means ha motivado que los problemas de gestión y dirección,
si aparecen alguna vez, son para tamaños muy elevados. Constantemente aparecen economías de escala de todo tipo en las tareas de dirección y gestión (difusión del conocimiento, nuevas técnicas e instrumentos de gestión empresarial), lo que nos conduce a
que lo relevante sea una curva de costes medios decreciente, aunque es posible que
aparezcan problemas de coordinación pero para tamaños muy elevados.
c) Otras formas de la curva de costes medios: hacemos referencia aquí a la curva de
costes medios constante y a la curva de costes medios creciente. Se trata de dos casos
particulares. La curva de costes medios constante puede provenir de alguna tecnología
concreta en la que aparezcan rendimientos constantes. También, el caso muchas veces
observado, de que el coste total medio es el resultante de la suma de los distintos costes
medios correspondientes a los diferentes ámbitos de la empresa, dirección, producción
y comercialización. Cada uno de estos ámbitos puede tener el coste medio en forma de
U; pero coordinar los distintos tamaños óptimos presenta en la práctica muchas dificultades, con lo que la suma de los distintos costes conduce en ocasiones a una curva de
costes totales medios “aproximadamente plana”. En cualquier caso, no se rechaza la
existencia de una curva de costes medios en forma de U, aunque ahora se habla de una
gran meseta de tamaños óptimos. Es decir, lo relevante es el coste medio constante.
El caso de la curva de costes medios creciente es aún más raro. Nos puede aparecer
en el caso agrícola. Efectivamente, el agricultor que dispone de una extensión de tierra
suficientemente grande cultivará, en función de sus necesidades, la parte más fértil el
primer año. Supóngase que esa parte más fértil equivale a una hectárea de terreno la cual
le proporciona 1000 unidades de producto. Si al año siguiente cultiva dos hectáreas de
terreno, es muy posible que al añadir terreno menos fértil, la producción sea de 1800
unidades. Es decir, nos encontramos en una situación de rendimientos decrecientes.
Para finalizar este primer capítulo, analizamos distintos aspectos relacionados con
el sistema económico en el que opera la empresa.
24 José Luis González Núñez
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4. La empresa y el sistema económico
En este apartado abordamos la incidencia que el sistema económico tiene en la actividad
de la empresa y la incidencia de ésta sobre el sistema; en este segundo caso con especial
referencia a los costes sociales y a la responsabilidad social de la empresa. Para finalizar,
analizamos el efecto que sobre el tipo de control y los objetivos de la empresa tienen
algunos de sus principales estamentos, como son los accionistas y la alta dirección.
Variables económicas, sociales e institucionales que inciden en la actividad de la
empresa
La empresa como parte del sistema económico al que pertenece está sujeta a una serie
de variables de tipo socioeconómico e institucional, que inciden en su actividad. Las
principales variables son:
−Nivel general de actividad económica: incidencia del ciclo económico. Dependiendo
de si nos encontramos en una fase expansiva o contractiva del ciclo económico, este
hecho incidirá de una manera u otra en la actividad de la empresa. En general, una fase
expansiva favorece la actividad económica de la empresa.
−Grado de desarrollo regional: aquí nos referimos al grado de desarrollo de las infraestructuras (transportes, redes informáticas y comunicaciones) a nivel de la región en la
que está instalada la empresa. Un buen grado de desarrollo de estas infraestructuras es
deseable para una adecuada actividad de la empresa. Se trata de evitar, por esta causa,
el estrangulamiento económico de la empresa.
−Índice de crecimiento de la población: afecta a la actividad de la empresa en la medida
que, juntamente con la renta, constituyen el potencial de mercado. Un índice bajo en el
crecimiento de la población incide muy negativamente en la actividad de empresas de
determinados sectores.
−Nivel de salarios: tiene un doble efecto, como componente del coste de producción y
como componente del potencial de mercado. En general, los salarios altos inciden positivamente en la actividad de la empresa, pues garantizan un aumento de la demanda y
del potencial de mercado, aunque deben venir acompañados por los correspondientes
niveles de productividad. Es evidente que salarios altos y baja productividad perjudican
considerablemente la actividad de la empresa. Plantas de producción en regiones con
bajos salarios y su comercialización en regiones con altos salarios requieren el estudio
detallado de los costes de transporte y distribución.
−Distribución de la riqueza: en general, a la empresa le interesa una distribución de la
riqueza lo más igualitaria posible, pues proporciona mayor amplitud del mercado en la
mayoría de productos. Sin embargo, si el producto de la empresa es de lujo, interesa una
mayor desigualdad de la riqueza, pues de esta forma puede centrarse en un segmento
concreto del mercado.
−Situación de la balanza de pagos: un desequilibrio de la balanza de pagos puede afectar negativamente a la actividad de la empresa. Por ejemplo, si el proceso productivo de
la empresa requiere de la importación de materias primas y las autoridades del país
deciden introducir una serie de restricciones. Por el contrario, en ese mismo caso, la
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