Viajantes y agentes de comercio

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Viajantes y agentes de comercio
Por Mariano H. Mark
En el fallo que aquí comentamos 1 , la Suprema Corte de la Provincia
de Buenos Aires ratifica su postura respeto de cuáles son los
elementos que deben tenerse en cuenta para diferenciar a los
viajantes de los agentes de comercio.
Señala el Tribunal bonaerense que la distinción entre ambas
figuras debe buscarse en el desempeño personal y habitual de la
actividad del primero, mientras que el otro es un comerciante
empresario que tiene su propio sistema de ventas,
que concierta
negocios en nombre y por cuenta de su mandante, asumiendo los
riesgos de su propia organización comercial empresarial, y en la
que la actividad no tiene carácter personal.
El art. 2 de la ley 14546, establece que habrá relación de
dependencia entre el viajante y su o sus empleadores, cuando se
acredite alguno o algunos de los siguientes requisitos:
a- Venta a nombre o por cuenta de su representado o empleador
b- Venta
a
los
precios
y
condiciones
fijados
por
el
representado.
c- Percepción
de
salario,
comisión
o
cualquier
tipo
de
remuneración.
d- Desempeño habitual y personal.
e- Prestación de servicios dentro de una zona.
f- Riesgo de las operaciones a cargo del vendedor.
Como la ley 14546 sólo exige que se cumpla alguno, es decir no
todos los requisitos reseñados, lo cierto es que ni siquiera
podría afirmarse a ciencia cierta que el desempeño personal
resulta un requisito ineludible para considerar que estamos frente
a la figura de un viajante de comercio y no de un agente – sin
relación de dependencia-. Y ello, porque la misma norma (art. 2
ley 14546) establece que dentro de la definición de viajante se
encuentran
también
comprendidos
los
corredores,
agentes,
representantes o cualquier otra figura, siempre que se cumpla
alguno de los requisitos antes señalados.
El contrato de agencia comercial no está tipificado en nuestra
legislación, no obstante, los autores que han tratado el tema han
definido al agente como aquél que se obliga a desplegar una
actividad adecuada para lograr clientes para su comitente,
generalmente en una zona atribuida previamente, y remitir a éste
los pedidos de mercaderías, servicios u otros bienes cuya
comercialización le ha sido encomendada. El agente no es parte del
contrato, sino un intermediario y percibe como retribución un
porcentaje sobre el precio de cada contrato concertado 2 .
Se advierte que la definición de viajante de la ley 14546 y la que
efectúa la doctrina en relación al agente, sólo tienen diferencias
sustanciales en el caso de que el agente no realizara en forma
personal su actividad, sino que tuviera una organización propia
dedicada a tal actividad.
Ello implicaría, a los fines prácticos, que el agente sólo puede
ser tal si tiene una empresa ya que si actúa a título personal
siempre sería un viajante de comercio, o al menos existe la
posibilidad de que así se resuelva en una eventual contienda
judicial.
1
2
SCBA, 18/2/2004- La Pietra, Alberto E v. Forestadora Tapebicuá SA
Farina, Juan
Astrea. 1993
M,“Contratos
Comerciales
Modernos”,
pgs.394/
397,
Ed.
Por tal motivo, pareciera ser cierto lo expuesto en un viejo
fallo, en el sentido de que el agente de comercio tiene que crear
una organización propia de la que sea dueño, pues sin esta nota
característica sería imposible su distinción de los viajantes de
comercio y, si faltara tal organización, se entraría en el campo
de la simulación ilícita 3 .
Ratificando lo expuesto, la Sala 1ª de la CNAT ha resuelto que la
existencia de algunas notas comunes como la venta a nombre y por
cuenta de la demandada, a los precios y condiciones de venta
fijados por el principal y el hecho de que haya existido una
prestación personal por
parte
del actor, no bastan para
considerarlo como viajante de comercio, en tanto surge la
existencia de una organización de ventas propia, con cierta
autonomía de gestión. Y que si el compromiso de representación
asumido lo fue a nombre de la sociedad y no a título personal, se
evidencia la existencia de la organización de ventas que
caracteriza al agente autónomo 4 .
Sin embargo, también se ha dicho que las pautas mencionadas en la
ley 14546 para determinar la existencia de una relación laboral
son en sí mismas insuficientes, debiéndose recurrir a la prueba de
real subordinación que se traduce en la posibilidad de disponer,
por parte del empleador, de la fuerza de trabajo de su
subordinado como a la sujeción de éste al control y poderes
disciplinarios 5 . Y también que la nota distintiva entre ambas
figuras está en la subordinación que tienen los viajantes y la
autonomía que caracteriza a los agentes , debiéndose probar, por
lo tanto, no sólo la prestación del servicio en forma personal
sino que la capacidad de trabajo se encontraba a disposición del
supuesto empleador, lo que no se acredita por el hecho de que
tenga que ajustarse a instrucciones generales acerca de precios y
condiciones de venta 6 .
Si bien coincidimos con esta postura, que parece habilitar la
posibilidad de considerar la existencia de agentes de comercio que
actúan a título personal sin confundirse con la figura dependiente
del viajante, lo cierto es que la ley 14546 no efectúa tal
distinción y, en la mayoría de los casos, la sujeción al control
y poderes disciplinarios es escasa o nula, pues por la modalidad
misma del trabajo, disponen mayormente en forma autónoma respecto
de días y horarios de trabajo que depende, por ora parte, y en
gran medida, de la disponibilidad de los potenciales clientes para
atenderlos.
El fallo aquí comentado, también tiene en cuenta que la actora
tenía una organización propia, si bien precaria, a fin de
desestimar su pretensión de ser caracterizada como viajante, y si
bien se agregó a ello el hecho de que vendiera mercaderías
similares para otras empresas, sin que acreditase haber necesitado
la conformidad de quien pretendía fuera calificado como su
empleador, en contradicción con lo establecido por el art. 1 de la
ley 14546, lo cierto es que el punto esencial de la resolución
para distinguir ambas figuras, parece ser la existencia de la
organización propia que, al permitir calificar de empresario al
agente, desvirtúa toda posibilidad de un vínculo laboral.
3
C2a de Apel. Del Trabajo de Concordia, 27/7/78, citado por Farina, Juan
M en “Contratos Comerciales Modernos”, pg.397, Ed. Astrea.
4
C. NAC. TRAB., Sala I, 20/12/2002, “Masuco, Mario Alfredo c/ Silvana
ICFSA”.
5
(C. Nac. Trab., sala 7ª, 14/02/1984, - DUPUY, ERNESTO CARLOS Y OTRO v.
ESSO S.A.P.A. ).
6
C. Nac. Trab, sala 3ª, 30/4/81 .
Señala Fernández Madrid, citando a Schmidt-Rimpler y Ferrara, que
el agente de comercio, debe ser considerado tal cuando posee una
organización de ventas distinta de la del comerciante de quien
recibe los encargos y que por lo tanto, deberá asumir el carácter
de empresario mercantil y será con frecuencia una persona jurídica
o asumirá el carácter de empleador, lo que tornaría imposible
asimilarlo a un viajante, ya que en tal supuesto falta el carácter
personal de la relación 7 .
La jurisprudencia analizada por el autor
transcurre dicho camino, ya que se trata de
descarta la existencia de vínculo laboral por
que tenían empleados, que estaban inscriptos
que tenían su propio establecimiento 8 .
mencionado, también
casos en los que se
tratarse de personas
como comerciantes, o
En consecuencia, si bien algunos fallos centran la diferencia
entre viajante y agente de comercio, en la existencia de
subordinación en el caso del primero, lo cierto es que en la
práctica, esa subordinación sólo se considera desvirtuada cuando
el pretensor tiene su propia organización comercial, aunque sea
precaria, lo que permite afirmar que la figura del agente de
comercio que actúa a
título
personal y sin organización
empresaria, será siempre un viajante de comercio en los términos
de la ley 14546.
7
Juan Carlos Fernández Madrid, “Los Viajantes de Comercio ante las leyes de Trabajo”, pg.41, Ed.
Contabilidad Moderna, 1971.
8
Juan Carlos Fernández Madrid, ob. Cit. Pg.30
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