Barras de fútbol, juventud y conflictos: mapeo en la

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Barras de fútbol, juventud y
conflictos: mapeo en la localidad
de Kennedy (Bogotá)
David Aponte, Diana Pinzón y Andrés Vargas
Barras de fútbol, juventud y conflictos:
mapeo en la localidad de Kennedy (Bogotá)
(2000-2008)
David Aponte, Diana Pinzón y Andrés Vargas*
Septiembre de 2009
El presente documento es producto de la consultoría contratada por la organización American Friends Service
Committee (AFSC) al Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC). Esta consultoría fue llevada a cabo
entre el 28 de julio y el 8 de septiembre de 2008. Los autores presentan sus agradecimientos a AFSC por sus aportes,
iniciativas y perspectivas durante el proceso de elaboración de la investigación, así como sus comentarios al documento
final. El contenido de este no refleja la opinión, ni la postura, ni la responsabilidad de AFSC. El proyecto contó con la
coordinación general de Jorge Restrepo, director de CERAC, y refleja exclusivamente la posición de sus autores.
*
David Aponte. Politólogo. Coordinador de proyectos e investigador en CERAC. Correo electrónico: [email protected]
Diana Carolina Pinzón. Politóloga. Investigadora en CERAC. Correo electrónico: [email protected]
Andrés Vargas. Politólogo. Investigador en CERAC. Correo electrónico: [email protected]
Los autores desean agradecer los aportes y directrices generales de Jorge Restrepo, director de CERAC, así como la colaboración de Iván Mauricio Durán, Adriana Villamarín, Andrés Mesa y Diego Rodríguez en la elaboración de este documento.
Contenido
Resumen Ejecutivo.................................................................................................................................... 5
1.
Introducción.......................................................................................................................................6
2.
Problematizando las barras de fútbol, los jóvenes y la ciudad..........................................................8
3.
Aproximación a una caracterización de las barras de fútbol en Kennedy....................................... 13
3.1. Aspectos organizacionales........................................................................................................ 15
3.2. Juventud y barrismo futbolero en Kennedy............................................................................... 17
4. Conflictos y conflictos violentos relacionados con barras de fútbol en Kennedy............................24
4.1. El conflicto violento entre las barras de fútbol...........................................................................24
4.2. Caracterización del conflicto violento entre los parches barristas en Kennedy...........................28
4.3. Territorialidad y zonas de conflicto violento.............................................................................. 32
4.4. Conflicto al interior de las barras............................................................................................... 35
5.
Pistas para la transformación del conflicto entre barristas en la localidad de Kennedy................. 38
6. Conclusiones y hallazgos..................................................................................................................42
Epílogo...................................................................................................................................................... 45
Bibliografía................................................................................................................................................ 47
Resumen Ejecutivo
En este trabajo se aborda el análisis del conflicto y el
conflicto violento entre las barras de fútbol en la localidad
de Kennedy desde una perspectiva de la construcción de
identidades y la influencia de los grupos de pares, ejercicio
que permitió concluir que el conflicto entre las barras de
fútbol, y en especial la agresividad y violencia asociado a él,
está fuertemente relacionado con el hecho que los jóvenes
barristas tienden a construir identidades de carácter
unidimensional y fundamentalista. Así, la diversificación de
los referentes de identidad de los jóvenes barristas puede
contribuir a la disminución de su agresividad y propensión
a la violencia, aspecto que debe ser tenido en cuenta en
cualquier estrategia de intervención.
Se encuentra que a pesar de la mejoría de la situación
socioeconómica de los habitantes de Kennedy en los
años recientes, las condiciones de la localidad siguen
siendo precarias, lo que influye significativamente en el
desarrollo de los jóvenes que habitan en la localidad, y
puede generar un entorno propicio para la expresión de
diferentes formas de violencia, especialmente debido a
que tiene una población más joven en comparación con
otras localidades en Bogotá, haciendo de los jóvenes de
Kennedy una población especialmente vulnerable.
Igualmente, se halla cierta relación (que deberá ser
profundizada en otros estudios) sobre el hacinamiento
crítico con la pertenencia a parches barristas en particular,
y a grupos juveniles con rasgos similares en general. Este
estudio también plantea que la falta de oportunidades como
característica predominante de la población juvenil en la
localidad lleva a que los jóvenes busquen el reconocimiento
social que no tienen, y al que no pueden aspirar en el ámbito
académico o laboral, en su grupo de pares.
En términos de inseguridad, en 2007, Kennedy fue la
localidad con mayor nivel de homicidios en Bogotá, en
2006 la segunda con mayor nivel de lesiones y la cuarta
con mayor número de hurtos. Los jóvenes de la localidad
son los que mayor riesgo de inseguridad humana tienen
en la ciudad.
Por su lado, se encuentra que hace parte de los elementos
que mantienen y agravan los conflictos violentos las
percepciones estigmatizadoras de parte de los barristas
que corresponden a las presunciones que se tiene del Otro,
como diferente, a pesar de las similitudes entre individuos.
Estas percepciones son el motor de continuidad de la
violencia en la localidad.
El mapeo identifica tres elementos que tienen potencial
para la transformación de conflictos: las redes sociales
preexistentes, la construcción de redes sociales
contenciosas y las formas rudimentarias de organización
social que han generado ya los parches y las barras de
fútbol. Parte de una potencial transformación de conflictos
consistirá en la creación de referentes de identidad
alternativos para los jóvenes barristas, permitiendo con
ello diversificar las identidades y disminuir la propensión
a los conflictos violentos. Así mismo, tienen la posibilidad,
abordados desde perspectivas específicas, de transformar
las estructuras relacionales de los jóvenes, especialmente
en el caso de las formas de organización social y la
construcción de redes contenciosas.
1. Introducción
En Colombia, el estudio sobre barras de fútbol es
relativamente reciente y se ha inclinado principalmente
hacia el análisis del accionar violento de sus integrantes.
Posterior a la construcción de un inventario de la producción
académica, en medios de comunicación y programas y
proyectos sobre barras de fútbol en Colombia para el período
2000–2008 (Aponte et al, 2009), se puede aseverar que
pocos estudios han tratado de identificar los contextos en
los que se desenvuelven los jóvenes barristas, en particular
con una dinámica local, pero tampoco se han identificado
o proyectado las redes de actores que pueden influenciar
en la transformación de las relaciones conflictivas violentas
hacia relaciones de mayor convivencia.
Por esta razón, este mapeo en la localidad de Kennedy
sobre los conflictos relacionados con las barras de fútbol
pretende discutir algunos lugares comunes y radicalismos
en los que se cae al reflexionar e intervenir en el fenómeno
de las barras de fútbol. Se pretende, así, confrontar
posiciones generalizadas y mostrar que estos fenómenos
hacen parte de un entramado de relaciones sociales,
económicas y culturales que influyen en el accionar de los
jóvenes, lo que implica comprender que estas agrupaciones
juveniles no son violentas en sí mismas, sino que responden
a un contexto de relaciones sociales complejas. En este
orden de ideas, el problema de estudio abordado en este
documento se configura a partir de las dinámicas juveniles
de la localidad de Kennedy, que se hacen manifiestas en
agrupaciones juveniles como las barras de fútbol.
6
Este mapeo no pretende dar soluciones al fenómeno de
la violencia asociada a las barras, sino servir como guía
inicial para la intervención y el análisis de los actores
interesados. El estudio busca proveer a la comunidad y
a las organizaciones interesadas, tanto públicas como
privadas, información independiente, verificable y
relevante para el análisis sobre violencia en esta zona
con el objetivo de contribuir a la reducción de la violencia
y asistir a políticas que busquen la transformación de
los conflictos.
Limitaciones
El documento tiene un carácter exploratorio, descriptivo
e incursiona en algunos apartes analíticos y propositivos.
Busca informar posibles intervenciones con la
información disponible, la cual, debe decirse desde el
principio, es limitada, tanto en los datos disponibles
de las instituciones (por ejemplo, no se encuentra casi
datos actualizados a nivel de localidad o barrios) como
de la información obtenida en el trabajo de campo,
debido a que consiste en un trabajo de poco más de
un mes, lo cual constriñe la capacidad de exploración
y profundización. En cualquier caso, los autores han
procurado darle el mejor uso posible a los datos e
información aquí analizados, desde los cuales, se podrá
realizar algunas inferencias y obtener resultados útiles
para las instituciones involucradas.
Para leer
El documento tiene textos resaltados donde se destacan
algunos aspectos claves:
Recuadro verde:
Recuadro rojo:
son las principales problemáticas asociadas a los
conflictos de las barras de fútbol y posibles pistas para la
transformación del conflicto violento.
algunos conceptos o nociones claves para recordar.
Recuadro amarillo:
Recuadro azul:
algunos casos reales que pueden ayudar a ilustrar algunas
de las problemáticas.
consiste en información de contexto: características
de la población, de la localidad o de la ciudad que son
pertinentes para comprender el fenómeno de las barras.
7
2. Problematizando las barras de fútbol,
los jóvenes y la ciudad
En la última década se ha vuelto cada vez más común
encontrar noticias relacionadas con las barras de fútbol
y eventos violentos en la que sus integrantes se ven
involucrados. Una búsqueda de noticias sencilla con
el término “barras bravas” en el archivo digital de
eltiempo.com, arroja 164 resultados, los cuales refieren
en gran parte a noticias relacionadas con la violencia
asociada a las barras de fútbol o a propuestas y medidas
para controlarlas.
En los relatos noticiosos se destacan en ocasiones detalles
escalofriantes que revelan sevicia e intencionalidad asesina
(p. ej. degollamientos o decenas de puñaladas propinadas
a una sola víctima, véase El Tiempo, 23 de diciembre de
2008), así como la tragedia no sólo de las víctimas de
la violencia (asesinados y heridos), sino también de los
perpetradores, jóvenes cuyas vidas resultan truncadas
por largas condenas después de actos irreflexivos que
duran unos pocos minutos pero que marcan el resto de su
existencia (El Tiempo, 25 de noviembre de 2005).
Esta violencia, protagonizada principalmente por jóvenes
(como se detallará más adelante), resulta desconcertante
en muchos sentidos, y es desalentadora para el
observador externo incapaz de encontrarle algún sentido
a tantas tragedias y tristezas generadas alrededor de
algo tan nimio y para muchos poco trascendente, como
la preferencia por un equipo de fútbol. En efecto, resulta
8
profundamente preocupante esta violencia dado que
proyecta una apariencia endémica e irracional.
Sin embargo, si se mira el contexto de lo que está
ocurriendo con los miembros de las barras de fútbol es
posible encontrar patrones y pasar del desconcierto llano
a la interpretación de un fenómeno social complejo y de
gran escala. No son sólo los jóvenes aficionados al fútbol
quienes están muriendo, sino la juventud colombiana en
general que es sometida a altos niveles de violencia letal.
Según el Centro de Investigaciones Criminológicas-Policía
Nacional (CIC-PONAL) en el 2008 en el país murieron
violentamente 16.140 personas, de las cuales 5.736 eran
jóvenes (entre 14 y 26 años). En el caso de Bogotá, hubo
1.341 homicidios, de las cuales 530 eran jóvenes.
Contrario a lo que comúnmente se cree, la gran mayoría
de estas muertes violentas no están asociadas a la guerra
interna colombiana, la cual da cuenta entre el 11% y el
13% del total de muertes violentas ocurridas entre 2003 y
2008, según la fuente que se consulte (Granada, Restrepo
y Vargas, 2009). Es decir, la gran mayoría de las muertes de
jóvenes registradas en el país y en Bogotá se explican por
formas de violencia distintas a las del conflicto. Entre estas
otras violencias tienen un peso significativo otras formas
de violencia organizada, como la criminal, y también
la violencia interpersonal, que genera altos niveles de
victimización letal. Es esta última forma de violencia en la
que pueden catalogarse los episodios relacionados con la
violencia ejercida por miembros de barras de fútbol.
Otra faceta de la problemática juvenil está relacionada
con la manera como los entes gubernamentales y la
sociedad los percibe: existe una apreciación según la cual
los jóvenes son una amenaza a la seguridad, es decir, se
percibe al joven como un sujeto social peligroso. Esta
percepción se evidencia en algunas encuestas, como por
ejemplo en la realizada por Corpovisionarios; la Secretaría
de Cultura, Recreación y Deporte; la Cámara de Comercio;
la Fundación Terpel y Fenalco Bogotá, a principios de
2009 en la ciudad de Bogotá. Dicha encuesta reveló que el
40% de los encuestados temía a los jóvenes en grupo (El
Tiempo, 29 de enero de 2009).
Así mismo, se evidencia en medidas como la adoptada
por la Alcaldía de Bogotá que establece el toque de
queda para menores con el fin de disminuir algunos de
los delitos que afectan más la seguridad de las personas:
los homicidios y las lesiones personales. Es claro que
la creencia que subyace esta decisión es la de que los
menores son una importante amenaza a la seguridad,
y lo hizo explícito el exalcalde de Bogotá, Luis Eduardo
Garzón, cuando durante su mandato afirmó: “está claro
que las lesiones se fomentan por el consumo de alcohol
y la presencia de menores en chiquitecas y demás” (El
Tiempo, 9 de mayo de 2007).
La percepción del joven como un sujeto generador de
inseguridad ha tomado mucha fuerza, al punto que la
medida del toque de queda para menores se ha propuesto
a nivel nacional. Durante el primer período legislativo de
2009 se discutió en el Congreso de la República un toque
de queda nacional para los menores de 16 años entre las
11 p.m. y las 5 a.m (El Tiempo, 20 de junio de 2009).
La problemática de la violencia y los jóvenes es pues
compleja, incluye al joven como víctima, como victimario
y como sujeto social percibido como peligroso y, como tal,
discriminado.1 Aquella violencia que es producto de los
conflictos entre miembros de las barras da cuenta de sólo
1
una porción de la violencia en la que están involucrados
los jóvenes (desde cualquiera de las condiciones
antes señaladas) pero condensa la complejidad de la
problemática juvenil. El joven barrista es percibido como
una amenaza social en sus entornos barriales, victimiza
en ocasiones a otros jóvenes y es también victimizado.
Así, el fenómeno de las barras de fútbol es representativo
en muchos sentidos tanto de la problemática juvenil de
violencia, pero también de las formas organizativas de
este grupo etario que son mucho más que violencia. La
percepción del joven como amenaza y sujeto peligroso
ha significado una estigmatización de sus organizaciones,
pero estas tienen potenciales que no han sido
suficientemente reconocidos por la sociedad.
Las barras de fútbol son una de las muchas formas
gregarias y organizativas que presentan los jóvenes. En
Bogotá habitan jóvenes que se organizan o reúnen en
parches por consumos o aspectos culturales, orientaciones
ideológicas, actividades artísticas, etc. Algunos de ellos
se ven involucrados en actos de violencia de diversa
índole, que van desde protestas violentas hasta conflictos
intergrupales e interpersonales que escalan y terminan
en ocasiones con resultados trágicos. Pero también,
muchos grupos de jóvenes se decidan a actividades de
trabajo social, organización política y emprendimiento
económico para las cuales reclaman atención y apoyo
gubernamental y social.
Dado que las barras de fútbol son representativas tanto
de las problemáticas con afectación negativa sobre la
seguridad, como también de las iniciativas juveniles que
luchan por reconocimiento y espacio social, es pertinente
estudiarlas. La investigación sobre las barras de fútbol
constituye en este sentido un estudio de caso que permite
una aproximación tanto a las dinámicas de organización
juvenil y luchas sociales juveniles, como a los procesos de
producción de violencia asociados a los jóvenes. Entender
los procesos y dinámicas de las barras de fútbol puede
sugerir pistas no sólo para manejar, apoyar e incidir en el
fenómeno de las barras, sino también para aproximarse
La medida del toque de queda para menores es una de carácter discriminatorio si se le mira a la luz del principio de no discriminación de la Convención Iberoamericana de Jóvenes.
9
a la compleja realidad juvenil de marginalización, falta
de oportunidades y otras carencias que resultan en
una explosiva mezcla que alimenta la criminalidad y la
violencia asociados a este grupo etario.
Los jóvenes son víctimas y victimarios, pero ambos
fenómenos están asociados a dinámicas sociales,
económicas y políticas mucho más amplias. Es en
clave de complejidad que este estudio aborda a las
barras de fútbol, tanto para alimentar la acción local
para transformar el conflicto violento y potencializar
los impactos positivos de la organización juvenil,
como para problematizar las lecturas que se hacen
a los fenómenos de violencia relacionados con esta
población. El objetivo es pues sacar el análisis que
se hace sobre estos jóvenes y sus impactos sociales
del reduccionismo al que tienden los medios de
comunicación y algunas administraciones locales y
nacionales (véase Aponte et al, 2009).
Este documento presenta un estudio de caso de las
barras en la localidad de Kennedy, Bogotá, buscando
hacer una primera aproximación al fenómeno de las
barras de fútbol para proponer una mirada holística al
fenómeno, que tenga en cuenta tanto las carencias y
búsquedas de estos jóvenes, sus potencialidades como
organización social y el conflicto y el conflicto violento
que se presenta entre ellas. La preocupación inmediata
es la de la transformación del conflicto violento, pero en
el trasfondo también se encuentra la de reconocer a estos
jóvenes como actores sociales legítimos e integrarlos a
los procesos sociales locales.
El documento se organiza de la siguiente manera. En
primer lugar presenta una caracterización de las barras de
fútbol como forma de organización social y luego aborda
el conflicto y el conflicto violento al interior de las barras y
dentro de ellas. Con estos insumos señala algunos aspectos
y temas claves que, en opinión de los autores, deben ser
tenidos en cuenta en un trabajo de transformación del
conflicto y finaliza presentando algunas conclusiones al
igual que unos anexos donde se presentan los principales
actores que están involucrados en el tema.
10
Las barras de fútbol: intento de noción
Antes de abordar el mapeo de los conflictos asociados
a las barras de fútbol en la localidad de Kennedy, sus
elementos contextuales y algunas de sus características,
se requiere resolver antes una pregunta: ¿Qué son las
barras de fútbol?
Responder la pregunta planteada sin caer en
reduccionismos o en posiciones comúnmente aceptadas
pero de difícil verificación empírica (además de ser a
menudo estigmatizantes), resulta una tarea compleja.
En este documento se hace un esfuerzo de aproximación
a una definición mínima del fenómeno de las barras
de fútbol, concepto que se caracteriza por incluir sólo
los aspectos indispensables para identificarlo, dejando
sus otras características o aspectos asociados como
variables.
Algunos de los estudios sobre el tema de las barras de fútbol
han intentado definir el fenómeno desde perspectivas
propias de la psicología, llevando a que más que un estudio
de las características predominantes y comunes de los
distintos grupos sociales que se pueden denominar como
barras de fútbol, se tienda a hacer análisis psicosociales
con frecuentes referencias a la teoría de masas (Escobar y
Muñoz, 2002; Palacios y Ruiz, 2004).
Estas perspectivas disciplinares han generado definiciones
que listan actitudes o rasgos variables que comúnmente
se cree tienen los miembros de una barra de fútbol, y no
una definición que caracterice el conglomerado social,
como conjunto. Permeados por imágenes ampliamente
difundidas en las medios se plantean definiciones como
estas: “grupo de seguidores de un equipo de fútbol que
muestran un comportamiento violento y agresivo”
(Madrigal, s.f.: 4); o definiciones según las cuales
Las barras bravas se distinguen en el mundo por
características como: Tiene inclinaciones agresivas
que van acompañadas del abuso de drogas,
consumo de alcohol en exceso, con situaciones
límites en su vida personal; personaje agresivo en
extremo con tendencias psicópatas; todo lo del
rival es malo y hay que acabarlo; ser anónimo que
se aprovecha de la multitud; es fiel representante
de la violencia organizada; hombre de personalidad
antisocial; violento por naturaleza; no actúa
solo; de fuertes tendencias hacia lo radical; y se
distingue por su fanatismo sin límite. (Acevedo y
Campuzano, 2002: 97–98)
Las definiciones citadas señalan características que se
refieren en algunos casos a los rasgos del sujeto que hace
parte de una barra de fútbol, o en otras las define según
actividades en las que se puede ver involucrada una barra
en un momento dado. La característica definitoria de las
barras, según las definiciones citadas, es el ejercicio de la
violencia. Esto tiene su correlato en una lectura negativa
de este fenómeno social ya que bajo esta óptica, este se
encuentra principalmente asociado a la violencia, la cual
debe desaparecer en opinión de dichos autores.2
Se puede hablar entonces de un grupo de definiciones
que simplifican en exceso el fenómeno y se basan en
generalizaciones infundadas, pues un trabajo en terreno
somero permite observar que no todos los miembros
de la barra están involucrados en actos de violencia y
el conjunto no vive en permanente confrontación, no
todos consumen drogas, no existe ejercicio sistemático
y organizado de la violencia, no hay una asociación al
crimen organizado ni son bandas de delincuentes. Hay
violencia, sí; pero este no es su principal rasgo y no es su
carácter definitorio, ninguna barra está construida para y
con el objetivo de ejercer violencia. Pero si los anteriores
son rasgos o actividades posibles de los sujetos miembros
y las barras como conjunto, ¿cuáles son entonces las
características definitorias de un conglomerado social
que pueda ser denominado como barra de fútbol?
Lambuley señala cuatro aspectos definitorios de una
barra cuando escribe: “para que un grupo sea considerado
‘barra’, se requiere que el agregado de personas que lo
2
conforman comience a tener las relaciones sociales que lo
configuren, como el interactuar regularmente, tener una
estructura social, depender de consensos y poseer una
identidad compartida” (Lambuley, 2003: 52).
El interactuar regularmente entre los miembros del grupo
es una característica clave para ir delimitando el fenómeno
bajo estudio porque, como señala Alirio Amaya, director
del programa Goles en Paz de la Alcaldía Mayor de
Bogotá, no todas las personas que caben en una tribuna
conforman la barra (Entrevista 4). Así, un primer elemento
que permite distinguir a la barra del resto de asistentes al
estadio es que mantiene una interacción social constante
y sostenida en el tiempo, tanto en el estadio como por
fuera de este.
Otro elemento que propone Lambuley para identificar a
una barra es la existencia de una estructura social, donde
aquellos que hacen parte de ella “asumen y definen
roles” (Lambuley, 2003: 52). Una segunda característica
fundamental de una barra es entonces la existencia de
una forma de organización social propia que les permite
realizar acciones colectivas, forma de organización que en
el caso de las barras de fútbol es de carácter principalmente
jerárquico, aspecto que será analizado más adelante.
El tercer elemento es el consenso, el cual hace referencia
a un acuerdo tácito “sobre la forma de vivir el fútbol más
allá del espectáculo” (Lambuley, 2003: 53). Finalmente, un
cuarto elemento que permite delimitar el fenómeno de
las barras es la existencia de una identidad compartida,
la cual “está determinada por el sentimiento y el afecto
profesado por el equipo de su predilección” (Lambuley,
2003: 53).
Los cuatro atributos planteados por Lambuley permiten
delimitar correctamente el fenómeno de las barras
como grupos sociales. Pero es necesario introducir dos
elementos más que sirven para diferenciar lo que acá se ha
dado en llamar “barras de fútbol” de las llamadas “barras
Esta forma de leer el fenómeno también explica el adjetivo que utilizan para denominarlo, “barras bravas”. El adjetivo “bravas” señala la
característica definitoria del fenómeno según esta perspectiva: la violencia. Esta es una de las nociones más difundidas en la sociedad, especialmente por los medios de comunicación y algunas publicaciones de tipo académico. Para un breve análisis en este sentido véase, entre
otros, Aponte et al, 2009.
11
tradicionales”3 (Lambuley, 2003: 55, Cardona, 2001:
65–66). Uno de ellos es que la identidad compartida del
barrista futbolero se construye respecto al grupo social,
a la barra misma, y no respecto a ser hincha de un equipo
x, como ocurre con las barras tradicionales. La diferencia
es importante porque el sujeto que es parte de las barras
tradicionales se identifica como hincha del equipo y no
como perteneciente a un grupo social x.
Los cánticos y el lenguaje cotidiano del barrista permiten
observar en el nivel discursivo la diferencia antes señalada.
Por ejemplo, una canción de los Comandos Azules, barra
del equipo Millonarios, dice: “Comando soy y Millos la
alegría de mi corazón” (resaltado de los autores). Este
ejemplo resalta el hecho de que la identidad del barrista
futbolero es ser “Comando”, no hincha del equipo
Millonarios. Debe aclararse que lo anterior no disminuye
la importancia del equipo como símbolo de unidad, sino
que resalta el carácter autónomo de la identidad del
barrista futbolero, identidad ligada indisolublemente
al equipo pero independiente de él. En entrevistas con
algunos líderes de barras, manifestaban que muchos
barristas incluso no conocen mucho al equipo, pero sí se
consideran miembros de la barra, reforzando así que la
identidad del barrista gira alrededor de su barra.
El segundo elemento que permite distinguir las hinchadas
tradicionales de las barras de fútbol es la predominancia
de un grupo etario específico en la composición de estas
3
últimas. En efecto, las barras de fútbol en el momento
histórico actual están compuestas mayoritariamente por
jóvenes, son un fenómeno juvenil. La hinchada puede ser
multigeneracional y de hecho, puede ser constituida por
personas de grupos etarios mayores.
Dado lo anterior una noción de barra de fútbol, y desde la
que en este documento se parte, puede ser la siguiente:
Barra de fútbol: “es un espacio social reconocido,
que existe en el conjunto social, con sus propias
reglas y jerarquías, […] que en general es
productor y reproductor de identidades o sentidos
de pertenencia” (Poveda, 2004: 58) ligadas a un
equipo de fútbol pero autónomas respecto a él, y
compuestas mayoritariamente por jóvenes.
Esta noción se separa del término “barra brava”, dado
usualmente con carácter valorativo o displicente, asociado
a su carácter violento. Igualmente, el término “barra de
fútbol” es similar a la expresión de “barras futboleras”, el
cual ha sido usado principalmente por algunos programas
de convivencia que trabajan con líderes de dichas barras.
Sin embargo dado que el término “barras futboleras” no
ha tenido una difusión ampliada y hasta el momento sólo
es la forma como algunas instituciones se refieren a las
barras de fútbol, se usará en el documento el término
barra de fútbol.
Las barras tradicionales o hinchadas, son grupos de aficionados al equipo de fútbol, por lo general multigeneracional, agrupados exclusivamente
alrededor de su filiación con un equipo determinado de fútbol. Su espacio de relación no supera la mera instancia en el estadio.
12
3. Aproximación a una caracterización
de las barras de fútbol en Kennedy
En Bogotá hay cinco barras de fútbol con un número de
miembros significativo: Comandos Azules Distrito Capital
(CADC) y Blue Rain, del equipo Millonarios; la Guardia
Albirroja Sur (GARS), del equipo Santa Fe; Disturbio Rojo
Bogotá (DRB), del América de Cali, y Los del Sur (LDS),
del equipo Atlético Nacional de Medellín. De ellas, las
más grandes son las de los equipos locales, los Comandos
Azules y la Guardia, seguidas por las de los equipos de otras
ciudades (Entrevista 4). En cuanto a la Blue Rain, es una
barra que se conformó producto de un fraccionamiento
de los Comandos Azules y en número de miembros es
similar al de las barras de Nacional y América.
En este apartado se abordará el tema de los parches que
frecuentan algún sector o lugar específico en la localidad
de Kennedy. La información utilizada presentada y
analizada en este apartado fue recogida por los autores
en trabajo de campo, el cual incluyó algunos recorridos de
observación por la localidad y entrevistas con barristas,
funcionarios y jóvenes conocedores del tema en el ámbito
de local. Para este ejercicio fue posible identificar 28
parches en la localidad de Kennedy.
Este listado se construyó cruzando la información
obtenida por distintas fuentes consultadas, en el
caso en que las fuentes se contradijesen unas a otras
se le dio más confiabilidad a la información provista
por los barristas bajo el supuesto que estos tienen
acceso directo a la cuestión indagada. Los autores
son conscientes que esta información es acotada a las
limitaciones del tiempo de su construcción y que es un
fenómeno cambiante. La tabla muestra el nombre del
parche y la barra de fútbol a la que pertenece, así como
al equipo del que son seguidores. La información sobre
su localización se omite intencionalmente en esta
versión del documento.
13
Tabla 1
Barra
Equipo
Parche
Blue Rain
Millonarios
Blue Rain
Millonarios
Quinto Frente
Comandos Azules
Millonarios
Los Pibes
Comandos Azules
Millonarios
Panteón Azul
Comandos Azules
Millonarios
Pesada Kennedy (PK)
Comandos Azules
Millonarios
Los Pinzas
Comandos Azules
Millonarios
Parche de la 13
Comandos Azules
Millonarios
Socorro
Comandos Azules
Millonarios
Comandos del Japón
Comandos Azules
Millonarios
Banda Kennedy
Comandos Azules
Millonarios
Los de Techo
Comandos Azules
Millonarios
Britalia
Comandos Azules
Millonarios
Parche de Mandalay
Disturbio Rojo Bogotá
América
Secta Kennedy
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Frente Kennedy (FK)
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Patio Bonito (La PB)
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
La Academia
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Los Pillos
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
La 86
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Puerto
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Lion Club
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Techo
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Roma
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Ultra Sur
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Parche 5
Guardia Albirroja Sur
Santa Fe
Los Critter
Los del Sur Bogotá
Nacional
K8
Los del Sur Bogotá
Nacional
14
De los parches barristas incluidos en la tabla los más
representativos de la localidad son la Pesada Kennedy
(de la barra Comandos Azules, del equipo Millonarios) y
el Frente Kennedy (de la Guardia Albirroja Sur, quienes
siguen al equipo Santa Fe), estos son dos de los parches
más antiguos de la localidad y bajo cada rótulo se reúnen
varios de los otros parches enumerados.
Se debe advertir que el listado antes realizado no pretende
ser exhaustivo4, sencillamente relaciona los grupos de los
que se tiene evidencia reivindican una identidad específica
dentro del la identidad general de la barra. Además, más
allá de los problemas de catalogación que se vienen
reseñando es interesante ver cómo existe la posibilidad de
que grupos reconocidos en lo local como miembros de x o
y barra, no sean reconocidos formalmente como tal por la
barra. Como se detalla a continuación, este hecho esboza
una flexibilidad extrema de la barra como organización
social, flexibilidad que linda con la fragmentación.
3.1. Aspectos organizacionales
Las barras mencionadas tienen unos rasgos organizativos
similares, entre los cuales se destaca su carácter
jerárquico. En ese sentido, una primera descripción de la
organización de una barra de fútbol bogotana puede ser
la siguiente: existen varios líderes a los que se denomina
como “capos”. Los “capos de capos” (Entrevista 6) son los
que tienen ascendencia sobre toda la barra, convocan y
dirigen las reuniones, manejan el dinero, coordinan los
viajes (Lambuley, 2003: 56) y en ocasiones representan a
la barra de fútbol frente a las instituciones.
Varios entrevistados manifestaron que en la mayoría
de barras, los “capos de capos” se numeran entre
ellos: el 00, 01, 02, y así sucesivamente. El número más
bajo denota un mayor liderazgo e historia en la barra,
aunque esta dinámica puede no ser tan difundida en
la actualidad (Entrevista 8). A los “capos de capos” les
siguen en la estructura los capos de parches. Los parches
son definidos por el Centro de Estudios y Análisis en
Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC) como
“pequeñas agrupaciones de jóvenes que se reúnen para
compartir momentos de ocio. Generalmente, frecuentan
un sitio, como un parque, una tienda o una esquina”.5
Estos parches tienen sus propios liderazgos, conformados
por lo general por dos o tres capos de parche (Entrevista
10) y, finalmente, se encuentra dentro de la estructura
de la barra, lo que se podría llamar de manera general el
“barrista raso”, que componen la mayoría. Dentro de la
estructura organizacional esbozada se deben mencionar
también los barristas que son capos dentro de la tribuna
pero no son líderes de ningún parche, su ascendencia
se deriva de su cercanía con los capos más importantes
(Entrevista 10).
La anterior descripción es ajustada a lo que proyecta
“formalmente” la barra y puede ser desorientadora al
generar una imagen de una organización claramente
delimitada entre el dentro y fuera, y el arriba y abajo, que
no necesariamente corresponde a la realidad. En este
sentido resulta interesante incluir aquí algunos de los
hallazgos de una investigación reciente llevada a cabo en
Inglaterra sobre las pandillas juveniles. Esta investigación
encontró que varios de los supuestos ampliamente
difundidos sobre las pandillas, no eran correctos.
Por ejemplo, contrario a la creencia extendida que la
membrecía a las pandillas es claramente delimitable y
que están altamente organizadas, el estudio halló que las
pandillas están conformadas por redes de amistad fluidas,
poco cohesionadas y en constante transformación, con
liderazgos inestables y cambiantes (Aldridge, 2007: 17).
Esto sumado a que la investigación, debido a sus tiempos y su carácter de diagnóstico inicial, o permitían ni pretendían una profundización en
la identificación. Igualmente, se aclara que existe una carencia de información más detallada y amplia que sólo es posible obtener mediante
procesos de encuestas o decenas de entrevistas (lo cual desborda el carácter de este documento).
La definición de CEACSC incluye también referencias al consumo de droga y la comisión de delitos menores, pero es opinión de los autores que
el fragmento citado contiene los elementos centrales para identificar un parche. Igualmente, se considera aquí que no todos los parches están
asociados al consumo de drogas y a la comisión de actos delincuenciales, lo cual no excluye totalmente que no lo hagan (Documento facilitado
en Entrevista 1).
4
5
15
Reseñar los resultados de la investigación inglesa es
pertinente porque no existen motivos suficientes para
pensar que esos resultados (a pesar de que se tratan de
grupos diferentes de estudio, con localización, carácter
y lógicas distintas) son incompatibles con la realidad de
la sociedad bogotana. Por el contrario sugieren caminos
interesantes y potencialmente fértiles para abordar el
estudio de las barras de fútbol en Bogotá, no sólo desde
el punto de vista conceptual y de los resultados, que en
breve se profundizarán, sino desde la advertencia ética
y metodológica de no iniciar un estudio de este carácter
con preconcepciones, lugares comunes e ideas difundidas
sobre el tema particular de las barras de fútbol.
Teniendo como referencia el estudio citado es posible
observar que, en el caso bogotano, el supuesto según el cual
las barras son grupos sociales con formas de organización
social nítidas y claramente delimitables es ampliamente
aceptado. Lo anterior se evidencia en algunas de las
propuestas que han hecho alcaldes y congresistas frente a
recientes episodios de violencia relacionados con las barras
de fútbol. La propuesta de que “cada organización de este
tipo tenga un carnet para que sus directivos asuman las
consecuencias de los hechos violentos que protagonicen
sus integrantes” (El Espectador, 11 de marzo de 2008), se
funda sobre esa idea: la membrecía a una barra es un hecho
indiscutido y que los liderazgos son lo suficientemente
sólidos como para lograr el control de la barra a través de la
coacción a los líderes.
Las formas de organización de una barra de fútbol
tienden, al igual que en las pandillas inglesas (se resalta
de nuevo, que no son fenómenos similares), a ser fluidas
y en permanente transformación, con unos liderazgos
inestables que cambian con cierta frecuencia. En este
sentido, algunos entrevistados hablan de una dinámica
de fragmentación al interior de las barras, donde los
liderazgos históricos son cuestionados y se da la creación
de facciones (por ejemplo, Entrevista 4) o disidencias. Si
se tiene esto en cuenta para valorar la descripción de
la estructura organizacional planteada, se encuentra
6
que hay hechos que cuestionan y matizan los aspectos
básicos reseñados en el anterior acápite. Así, existen
episodios que ponen en duda la capacidad de los “capos”
para lograr acato, o el hecho de ser incuestionable la
pertenencia a la barra: la participación en actividades
con un parche o con la barra en su conjunto no determina
claramente la pertenencia.
Respecto a los liderazgos, hechos como el ataque violento
de algunos de los miembros más jóvenes de Los Comandos
(reunidos en un parche conocido como “Los Pibes”) a uno
de los “capos de capos” de la misma barra (Entrevista
14), genera preguntas sobre la influencia real que tienen
los líderes sobre el resto barristas, cuestión importante
a la hora de pensar formas de trabajar con estos grupos
sociales. Así, surgen preguntas importantes sobre las que
hay que profundizar como: ¿qué capacidad tienen los
líderes para cumplir con los pactos que hagan con otras
barras, instituciones, o parches? ¿es una estrategia de
intervención correcta privilegiar la interlocución con estos
líderes, los “capos de capos”?
En cuanto a la pertenencia a la barra se refiere, el siguiente
fragmento de una entrevista realizada a un joven en la
localidad de Kennedy puede ilustrar el problema de lo que
acá se denomina “membrecías discutidas”6:
[refiriéndose a su hermano que es de las GARS]
Él es un año mayor pero aparenta como de 20 y
entramos al estadio así relajado. Cuando le empecé
a caer bien a los chinos me dijeron: –venga chino,
que tal… si se quiere meter, que no… ¿sabe qué
chino?... si hay un problema, pues yo lo respaldo–.
Yo he ido al estadio como 7 veces y allá la gente me
respeta, que Pollo, que Pollo, que tales. Entonces
mi hermano… pues a pesar de que yo fui al estadio
y todo eso, yo soy hincha de Nacional, a pesar de
que yo he ido al estadio a ver a Santa Fe y todo
eso, yo soy hincha de Nacional y por eso no me
he involucrado del todo en la barra del Santa Fe.
(Entrevista 6, apodo cambiado por los autores)
El hablar de membrecías discutidas resalta las limitaciones de la conceptualización de barras de fútbol realizada, ejercicio que si bien ayuda a
traer claridades respecto a cuál es el objeto de análisis y resalta aspectos importantes en los cuales centrar la atención, presenta fuertes problemas para su operacionalización.
16
El joven citado participa en actividades con la barra, va
al estadio con los miembros de la barra de su hermano,
y en otras partes de la entrevista manifiesta haber
participado en peleas y otro tipo de acciones en las que
ha estado relacionado el parche de su hermano (según el
entrevistado, un líder, es decir, un “capo de capos” y capo
de parche). Pero, al mismo tiempo admite ser hincha de
otro equipo y en su opinión no es parte de la barra, pues
según dice: no se ha “involucrado del todo”.
El anterior fragmento se incluye no para discutir
si este joven cumple o no los requisitos para ser
considerado un miembro de la GARS, sino con el
fin de evidenciar las dificultades para establecer
una línea entre el adentro y el afuera de una barra
de fútbol. Estas dificultades generan importantes
retos para las diversas iniciativas dirigidas a
disminuir la violencia de estos grupos y realizar
trabajos con ellos, pues muestra lo complejo que
es establecer una población objetivo.
Se requiere profundizar en otras investigaciones para
generar caracterizaciones más precisas y comprensivas
de las estructuras sociales y las formas organizativas que
se dan en las barras de fútbol, tarea a la que este estudio
busca aportar algunos elementos analíticos adicionales.
También es posible avanzar acá, más allá de las limitaciones
y complejidades antes señaladas, en la identificación de
algunas características sobresalientes en las dinámicas
de poder de una barra de fútbol (para efectos de este
documento se adopta la definición de Weber de poder
como la probabilidad de obtener acato).
demostración del “aguante” como “la cualidad propia del
hincha barrista” (Chica, 2006: 68) y de “ser el más parado
de todos […] el más guerrero” (Entrevista 6). Demostrar
el aguante requiere mantener una actitud constante
de apoyo incondicional al equipo, lo que relaciona la
antigüedad en el grupo social con el hecho de poder
llegar a ser líder. De otro lado, el “ser el más parado” está
relacionado con la capacidad de generar la percepción,
tanto en los miembros de la misma barra como en las de
barras opuestas, que es una persona que no se subordina a
nadie, lo que a menudo se demuestra a través de ejercicios
puntuales de violencia directa.
3.2. Juventud y barrismo futbolero en Kennedy
Como se mencionó previamente, una de las características
distintivas de las barras de fútbol es que, cuando
menos hoy en día, son un fenómeno juvenil. Este rasgo
sobresaliente de estas barras lleva a preguntarse: ¿cuáles
son las características del joven barrista? ¿qué atrae a los
jóvenes a las barras?
De la misma manera que no es posible generalizar una
descripción de la situación de los jóvenes en la localidad
de Kennedy, incluyendo a todos los jóvenes dentro de
las mismas características; tampoco puede hacerse
una generalización sobre las cualidades que tienen los
jóvenes que hacen parte de las barras de fútbol. Esto
principalmente por la falta de información cuantitativa
y cualitativa exhaustiva y detallada que permita una
caracterización de la población juvenil perteneciente a las
barras. Igualmente, no existe información adecuada para
analizar la verdadera dimensión de la violencia asociada a
estos grupos juveniles.
No existen estadísticas actualizadas y con suficiente
desagregación para realizar un adecuado análisis
de las características de la población perteneciente
a las barras de fútbol, tampoco de los verdaderos
niveles de violencia e inseguridad para las personas
en la localidad de Kennedy, especialmente, no se
puede hacer relación estadística de la participación
de las barras de fútbol en esta violencia. Esto impide
conocer la verdadera dimensión de la violencia,
no se sabe si es muy alta o baja y no es posible
comparar con otras formas de violencia.
De manera específica interesa mencionar que la
“dominación carismática” (Weber, 1964) es una de las
principales características de los liderazgos en las barras
de fútbol, una forma de obtención de acato que se
fundamenta principalmente en los rasgos personales del
que domina y las emociones que genera en los otros: el
caudillo es la figura que mejor ilustra el concepto.
El carisma es la capacidad de atraer y fascinar al otro,
capacidad que en la cultura barrista parece derivarse de la
17
A nivel general, tanto en Bogotá como en otras ciudades,
diversos analistas han concluido que la amplia diversidad
de los miembros pertenecientes a las barras es un hecho
característico de estos grupos juveniles (un resumen de
estos análisis se puede ver en Aponte et al, 2009).
De este modo, las características de los barristas son
heterogéneas en muchas dimensiones (Entrevista 1). Así
por ejemplo, en las barras es posible encontrar jóvenes
que viven en barrios estrato 6 o 1; jóvenes adultos que
son padres de familia (entre los 20 y 24 años, incluso
finalizando los veinte) o barristas muy jóvenes (12 o 13
años); trabajadores o desempleados (Entrevista 14) que
se dedican a “vaguear y a dormir” (Entrevista 6), así como
jóvenes mayores con títulos universitarios y dedicados
tiempo completo a hacer de su pasión por el fútbol un
estilo de vida y tienen empresas alrededor de su pasión,
como modo de sustento (Entrevista 11).
En el caso particular de Kennedy, los jóvenes entre los 10
y los 24 años de edad constituyen el 26,7% del total de
la población de esta localidad. Sobre este segmento de
la población los datos disponibles permiten afirmar que
su característica predominante, que resume en algún
sentido a la vez su situación, es la falta de oportunidades,
en lo cual se profundizará más adelante.
Kennedy cuenta con una población más joven
respecto al mismo rango de edad para Bogotá. Esta
característica explica en gran parte un mayor número
de grupos juveniles presentes en la localidad, como
las barras de fútbol y otras distintas tribus urbanas
(punkeros, skins, raperos, anarcos, etc.), así como
también, la presencia de algunas bandas de jóvenes
dedicados a actos delincuenciales y pandillas. El mayor
porcentaje de población de la localidad está entre los
10 y 24 años, edad que coincide aproximadamente
con las edades de los jóvenes que pertenecen a las
barras de fútbol.
existente entre sociedades muy jóvenes y conflictos.
Estos hallazgos se basan en el enfoque de “youth bulges”,
el cual considera que un alto porcentaje de población
joven en una sociedad, como se tiene en Kennedy, se
presenta con aumentos en el desempleo, prolongación
de la dependencia de los hijos con los padres, disminución
de la autoestima e incremento de las frustraciones. Así
mismo, el enfoque destaca que las altas poblaciones de
jóvenes son proclives a hacer parte de grupos armados en
zonas de conflicto debido al bajo costo de oportunidad de
ingresar al grupo, falta de oportunidades de empleo y a
la facilidad de convencimiento o reclutamiento forzado
(Henrik, 2006).
Youth Bulge: Relacionado a las “protuberancias de
población joven”, término acuñado en la década del
noventa al analizar la relación de países en desarrollo
que atravesaban transiciones demográficas que
conducían a un alto porcentaje de población joven,
concluyendo que tienen una especial vulnerabilidad
a conflictos. La expresión fue acuñada por Gunnar
Heinsohn y se ha popularizado por los trabajos de
Gary Fuller y Jack A. Goldstone (véase Goldstone,
2002). El término protuberancia (bulge) hace
relación a las gráficas de líneas por grupos de
edades que representan la estructura poblacional,
la cual muestra una forma de joroba o protuberancia
para el grupo de edad predominante, en este caso,
la protuberancia de población joven (youth) es la
principal, de ahí la expresión “youth bulge”.
Finalmente, se afirma que en el nivel urbano, la alta
concentración de jóvenes y la poca capacidad urbana para
brindar educación, vivienda y oportunidades laborales,
aspectos socioeconómicos que se presentan en el caso de
Kennedy, generan un medio propenso a que los jóvenes
ingresen en actividades ilegales, mercado negro, grupos
de pandillas y grupos paramilitares.
Distintos análisis han llamado la atención sobre las
correlaciones encontradas entre países con altos niveles
de violencia y su estructura poblacional. De manera
sintética, estos resultados apuntan a la relación directa
18
Es necesario aclarar que desde esta teoría de los “youth
bulges” no se hace una estigmatización de la población
juvenil, sólo se estudia las relaciones posibles entre la
estructura poblacional durante la transición demográfica y
los países que han tenido conflictos y los que no, para tratar de
observar tendencias. Son las condiciones en las que viven los
jóvenes y no la población joven en sí las que están asociadas
al conflicto, de ahí que la recomendación más reiterativa de
estos estudios que han utilizado esta categoría de análisis
es la de realizar adecuadas y altas inversiones y programas
continuos que ayuden durante la transición demográfica a
mejorar la productividad de los jóvenes, de tal forma que se
puedan generar ganancias económicas, fenómeno conocido
como dividendo demográfico.
Kennedy se encuentra en una posición desfavorable
respecto a las demás localidades de Bogotá. Sólo
118 de cerca de 328 barrios de la localidad están
legalizados, la tasa de equipamientos por cien mil
habitantes muestra una relación insuficiente, en
relación a otras localidades que teniendo menos
gente, tienen más equipamientos, reafirmando
así la posición de las autoridades de privilegiar
ciertas localidades consideradas “estratégicas”.
Así mismo, a pesar de la aparente mejoría de la
situación socioeconómica de los habitantes de
Kennedy en los años recientes, las condiciones
de pobreza, educación y empleo no resultan ser
las mejores si se tiene en cuenta el progreso de
Bogotá en general y otras localidades en particular.
Esto genera un entorno propicio para la expresión
de diferentes formas de violencia en la localidad.
En todo caso, la visión de las protuberancias de población
joven puede ayudar a entender el contexto demográfico de
la población de Kennedy y explicar parte de las relaciones
de los jóvenes con la delincuencia y la asociación a grupos
que generan conflicto de seguridad y convivencia.
Escudriñar la heterogeneidad del barrista para tratar de
encontrar características comunes, como cuál condición
socioeconómica es mayoritaria o qué nivel de escolaridad
tienen sus miembros requiere de un enfoque cuantitativo
que haga uso de técnicas como la encuesta, lo cual
desborda los alcances de este estudio; esta información
tampoco se encuentra disponible con detallada
información en fuentes bibliográficas.
Frente a estas restricciones, este documento se limita
a construir hipótesis y aproximaciones explicativas
que relacionan la situación de la población juvenil en la
localidad y el fenómeno de las barras de fútbol con la
información encontrada en entrevistas en la localidad
de Kennedy y con personas relacionadas con temas de
juventud y barras a nivel distrital.
La falta de oportunidades como característica
predominante de la población juvenil en Kennedy puede
ser sustentada con algunos datos referentes a la situación
educativa y laboral de este segmento de la población.
Así, por un lado el Gráfico 1: Tasa de Deserción 2003–
2005 en la localidad de Kennedy muestra una tendencia
al aumento en la deserción escolar en la localidad. Esta
tasa de deserción intra–anual muestra la proporción de
estudiantes que abandonan el sistema educativo durante
el año escolar (Secretaría de Educación, 2007: 8). Así, como
se muestra en el Gráfico 2, aunque Kennedy aparece en
una situación aparentemente poco desfavorable respecto
a las 20 localidades de Bogotá y según datos del año 2005
(Kennedy se ubica en el puesto 14), se evidencia que la
tasa de deserción intra–anual en el sector oficial en esta
localidad ha aumentado 19,3% entre los años 2003–2005.
La cobertura de educación reseña como según la ECV de
2007 la cobertura educativa en secundaria de la localidad
es del 78,5%, y si se miran los resultados de las pruebas
Saber los colegios del sector oficial se encuentran por
debajo de la media de Bogotá, lo que es un indicador
negativo de calidad.
19
Gráfico 1: Tasa de Deserción 2003–2005 en la localidad de Kennedy
Fuente: Secretaría de Educación Distrital. Procesado por: CERAC
Gráfico 2: Tasa de Deserción 2005 en la localidades de Bogotá
3,5%
3%
2,5%
2%
1,5%
1%
0,5%
0%
2003
2004
Sector Oficial
2005
Sector No Oficial
Fuente: Secretaría de Educación Distrital. Procesado por: CERAC
20
Existen dos perspectivas desde las que se puede analizar
la deserción escolar como un problema que afecta
seriamente a los jóvenes y su entorno. La primera percibe
la deserción como consecuencia de contextos familiares
conflictivos y precarios económicamente, que obligan a
los jóvenes a abandonar los centros educativos bien sea
por huir de sus hogares o por emplearse para conseguir
dinero para el sostenimiento familiar (Fundación Paz
ciudadanía, 2001); y la otra ve la deserción como la posible
causante de la violencia juvenil (Rubio, 2007: 233).
Varios estudios han demostrado que la deserción
escolar trae como consecuencia altos costos sociales e
individuales. Por un lado al hacer referencia a los costos
sociales, se ha relacionado que a mayor porcentaje de
deserción la sociedad contará con una fuerza de trabajo
menos competente y con menos posibilidades de calificar
a las oportunidades laborales del mercado. Por otro lado,
se mencionan igualmente como parte de los costos de
la deserción que las implicaciones individuales, sobre
todo para los más jóvenes, se ven reflejadas tanto en la
competitividad en el mercado laboral como en la ocupación
del tiempo libre. Es decir, un joven que deserte de un centro
educativo tiene más riesgo de no ser contratado debido a
que no cuenta con las habilidades necesarias desarrolladas
por otros jóvenes, por lo tanto tiene mayor posibilidad de
dedicar su tiempo libre integrándose a grupos de pares
que pueden o no estar relacionados con actos de violencia
juvenil (Espindola, y León, 2002).
De otra parte, la Tasa de Ocupación proxy por edad listada
por localidades elaborada por la ECVB (2007), muestra
que la Tasa de Ocupación en Kennedy para los jóvenes
entre los 18 y 24 años es de 49,43%, un poco más de
cuatro puntos superior a la de Bogotá que es de 45,12%.
En el caso de los jóvenes entre los 10 y 17 años Kennedy
presenta una Tasa de Ocupación es de 2,76%, mientras
que la de Bogotá es de 2,61% (ECVB, 2007: 58).
En términos de oportunidades, los jóvenes de
Kennedy se encuentran frente a un desfase del 8%
en cuanto a la prestación de servicio de educación,
es decir existe una mayor demanda efectiva de
educación respecto a la oferta disponible. Esto
ubica a Kennedy como una de las localidades con
peor cobertura educativa de la ciudad, lo que puede
agudizar las condiciones de pobreza de población
de la localidad y deja sin oportunidades educativas
y laborales a muchos jóvenes.
Según las cifras antes mencionadas existe una franja
importante de la población juvenil que no tiene acceso
a la educación y otro tanto que sale del sistema
educativo antes de terminar su formación básica y
media, al mismo tiempo que la mayoría de ellos no
tiene la oportunidad de ocuparse en algún empleo
remunerado. Este panorama refrenda la idea de que una
de las características predominantes de la población
juvenil es la falta de oportunidades, tanto laborales
como educativas, y más si se tiene en cuenta que una
baja calidad en la educación disminuye aún más las
–ya de por sí– estrechas posibilidades de acceder a la
educación superior.
Así, muchos jóvenes de la localidad (sin que sea esta la
única con estas características), se encuentran en una
suerte de sin salida: o se está excluido de toda posibilidad
de estudio o trabajo, o cuando accede a estos no tiene
perspectivas de superación y de construir un proyecto
de vida alrededor de ellos. Así, no es de extrañar que
el joven busque el reconocimiento social que no se le
otorga en otras partes, y unas oportunidades sociales
de tipo muy particular, en los llamados “grupos de
pares” (peer groups), de los cuales los parches barristas
son un tipo específico.
21
Grupos de pares: Los grupos de pares pueden ser
definidos como un grupo de amigos y compañeros,
donde se interactúa de manera regular y se
definen identidades, se crean relaciones cercanas
y de intimidad (Brown, 1990; Allison, 2001). Dichos
grupos de pares juegan un papel determinante en el
desarrollo del adolescente, son “un punto intermedio
entre la familia y el mundo adulto, y es una de las
fuerzas más poderosas y potentes afectando el
cambio en los adolescentes” (Gay, 1992: 207).
De esta forma, se puede dar como característica común
que los jóvenes barristas se refieran a su grupo de pares, en
este caso el parche barrista, como “una familia” (Entrevistas
6 y 9). Esta expresión puede estar relacionada con el tema
de la violencia intrafamiliar, en el sentido de que la familia
no cumple con su rol social y, por el contrario, tiende a
rechazar y victimizar al joven, hecho que puede también
explicar en parte el hecho de que este grupo etario busque
en los grupos de pares el reconocimiento y la aceptación
que la familia probablemente no les esté dando.
Los entornos familiares conflictivos y precarios,
aunados a una situación social similar, son factores
que pueden explicar en parte la necesidad sentida que
parecen tener los jóvenes de la localidad de asociarse
con sus pares y reivindicar identidades que los definen
como personas: es la búsqueda de un arraigo que
no encuentran en otras partes. Se generaliza esta
última afirmación a los jóvenes, y no sólo los jóvenes
barristas, porque en la localidad se encuentran todo
un conjunto de formas de asociación juvenil con base
en elementos cohesionadores distintos al fútbol, pero
con características grupales similares a estas barras.
Algunos ejemplos de estos son los Radicales Unidos de
Kennedy (RUK) o La Tercera Fuerza que se cohesionan
a partir de la reivindicación de la tradición “Skin”, o
incluso las pandillas juveniles, las cuales se cohesionan
alrededor de actividades delictivas.
Ahora, existen algunos datos puntuales que reflejan la
situación de porciones pequeñas de la población juvenil
de la localidad que pueden explicar en casos específicos
la pertenencia de un joven a parches barristas o formas
de aglomeración juvenil similares. En el Gráfico 3 se
observa que el hacinamiento crítico es el componente
más problemático del índice NBI, lo que señala que hay
una porción de la población juvenil que vive con tres o más
personas en un mismo cuarto.
Gráfico 3: Componentes del NBI 2007 en Bogotá y Kennedy
3%
2,5%
2%
1,5%
1%
0,5%
0%
Hogares con vivienda
inadecuada
Hogares con servicios
inadecuados
Hogares con hacinamiento Hogares con inasistencia
crítico
escolar
Fuente: ECVB 2007 - Procesado por: CERAC
22
Hogares con alta
dependencia económica
Este hecho puede sustentar la hipótesis según la cual
existe una relación entre el espacio del que dispone un
joven en su hogar y la pertenencia a una barra de fútbol
sugerida por un activo trabajador de una organización
juvenil de la localidad –Ciudad Empiria– (Entrevista 13),
en la medida que ambos coinciden en el mismo espacio
social. Esta persona entrevistada resalta que a falta de
un espacio en el hogar en donde el joven pueda colgar un
afiche o pintar la pared de su color favorito como formas
de expresión y reafirmación de autonomía frente al mundo
adulto, este en muchas ocasiones, busca afuera de su casa
los espacios que no encuentra dentro de ella, tomando las
paredes en los barrios, el cuerpo y las relaciones sociales
como forma de expresión. Esta tendencia podría verse
profundizada por el hacinamiento crítico, explicando
en parte la proliferación de los parches barristas en la
localidad de Kennedy.
La hipótesis que plantea la existencia de una correlación
entre la pertenencia a fenómenos juveniles como las barras
de fútbol, u otras agrupaciones juveniles similares en el
ámbito local,7 y el hacinamiento crítico es prometedora y
su estudio puede generar ideas novedosas para trabajar
con los jóvenes pertenecientes a estas diversas formas
de agregación juvenil. En este sentido resulta pertinente
sugerir, para futuras investigaciones, que la aplicación
de encuestas que busquen caracterizar a la población
juvenil que compone estas barras incluyan una pregunta
que permita determinar qué porcentaje de ellos vive en
hogares con hacinamiento crítico.
Otra relación específica que puede explorarse como
factor explicativo de la vinculación de jóvenes a parches
barristas es la que puede existir entre la vulnerabilidad
derivada de una experiencia de desplazamiento forzado y
la pertenencia a grupos juveniles locales, como lo pueden
ser las barras de fútbol.
Por su parte, otra relación que puede ser productiva de
explorar es la presente entre la violencia intrafamiliar y la
pertenencia o cercanía con una de las redes de amistad
que configuran los parches de las barras de fútbol o
fenómenos similares. Ambas relaciones requieren de
la aplicación de encuestas a los jóvenes barristas para
determinar si ser desplazados, o experimentar violencia
intrafamiliar, es una condición más o menos generalizada
entre ellos.
Más allá de la imposibilidad de efectuar las encuestas
sugeridas en el marco de este estudio, resulta pertinente
para efectos de la presente discusión hacer énfasis en el
hecho de que ninguna de las correlaciones sugeridas se
delimitó exclusivamente a los parches de las barras de
fútbol en la localidad de Kennedy, sino que pueden ser
válidas para todos los grupos juveniles que comparten
unos rasgos similares a estos parches,8 con lo cual se
pretende sugerir que el fenómeno de las barras no es uno
aislado, sino que está inextricablemente relacionado con
la problemáticas que aquejan a la población juvenil en
general; en este sentido, puede incluso pensarse que son
a la vez y en alguna medida, su reflejo.
Algunos ejemplos de grupos con características similares son los ya mencionados Radicales Unidos de Kennedy o la Tercera Fuerza, con quienes
comparten el hecho de tener una estética específica y la reivindicación de una identidad grupal específica y compartida.
Para usar un término utilizado con frecuencia en el pasado reciente, son relaciones que vale la pena explorar en relación con todos aquellos
grupos que se han denominado “tribus urbanas”.
7
8
23
4. Conflictos y conflictos violentos relacionados
con barras de fútbol en Kennedy
4.1. El conflicto violento entre las barras de fútbol
Si bien la violencia no es una condición exclusiva ni propia
de la naturaleza de las barras de fútbol, el conflicto violento
entre ellas sí es un tema importante en el análisis del
fenómeno dado que hay una problemática de inseguridad
ciudadana y violencia que se está generando por cuenta
del conflicto violento entre estos grupos.
Los conflictos entre los parches de las barras de fútbol, y
en general entre los grupos juveniles con características
similares o elementos cohesionadores, tienen la
particularidad de resultar de muy difícil comprensión para
el observador externo. Lo anterior debido principalmente
a que diferenciar entre uno y otro bando requiere de
una amplia contextualización en las particularidades de
los grupos y una atención casi obsesiva sobre el detalle.
Por ejemplo, el color de los cordones de las botas es un
intento diferenciador entre los distintos grupos de “Skins”
(algunos de los cuales reivindican identidades distintas);
así mismo, un botón o un color de una prenda, son rasgos
que pretenden ser identificadores entre un barrista y
otro, ante los ojos de un tercer observador, dichos rasgos
pueden pasar inadvertidos.
En efecto, las similitudes entre los parches de las barras
de fútbol en la localidad son una abrumadora mayoría
24
frente a la diferencia que representa la preferencia por
un equipo. Estas similitudes empiezan por lo estético
y llegan incluso hasta las actitudes. Un barrista típico,
independientemente de la barra a la que pertenezca,
“se viste con sudadera tres líneas, anda así en sudadera
con la camiseta […] del Equipo, cachucha, normalmente
son de pelo largo. Y así en la forma de ser son los que
alientan al equipo en las buenas y en las malas, son […]
los que tienen aguante” (Entrevista 9). Esta descripción
sería fácilmente aceptada como suya por cualquier
barrista en la ciudad, hecho que lleva a la pregunta:
¿si hay tantas similitudes por qué son tan complejos y
escalados los enfrentamientos?
“El narcisismo de la diferencia menor” (Ignatieff, 1999)
puede ayudar a contestar la pregunta. Este concepto
es una idea freudiana recogida por el analista y político
Michael Ignatieff para abordar el fenómeno de la violencia
y los odios de carácter étnico en la Guerra de los Balcanes.
Freud observa que los lazos comunes más profundos y
duraderos tienden a ser opacados hasta en los grupos
más íntimos por las diferencias menores, observación a
la que subyace una distinción entre diferencias mayores y
menores que “aunque poco precisa, sirve para comprender
que el grado de hostilidad e intolerancia entre grupos
no guarda relación con el tamaño de sus diferencias
culturales, históricas o físicas” (Ignatieff, 1999: 53).
El narcisismo de la diferencia menor: la línea
argumentativa de Freud, retomada por Ignatieff,
centra la atención en la relación existente entre la
agresión y el narcisismo (amor propio desmesurado),
al señalar como “la expresión de las diferencias se
hace agresiva precisamente para disimular que
son menores. Cuanto menos esenciales resultan
las diferencias entre dos grupos, más se empeñan
ambos en presentarlas como un hecho absoluto.
[…] Así pues, la mirada narcisista depende de
la intolerancia y al mismo tiempo la exacerba.”
(Ignatieff, 1999: 54).
El planteamiento del narcisismo de la diferencia menor es
relevante para el análisis del conflicto violento entre barras
de fútbol porque los parches de estas están conformados
por jóvenes muy similares: sufren las mismas carencias
sociales, económicas, culturales y afectivas; la mayoría de
ellos viven desde su nacimiento en la misma localidad de
tal forma que tienen elementos históricos y referentes de
la comunidad similares; comparten una misma pasión (el
fútbol) y coinciden en la forma de vivirla; y han encontrado
en esta pasión el espacio para expresar una ruptura con el
mundo adulto y construir su propia identidad.
La respuesta al alto nivel de conflictividad entre los parches
podría hallarse entonces en el hecho de que la búsqueda
frenética de identidad, pertenencia y reconocimiento social
en un contexto donde hay una ausencia de referentes de
identidad en los cuales la juventud se sienta recogida,
lleva a que la construcción de su identidad sea un ejercicio
puramente de alteridad, donde la identidad se construye
tan sólo en oposición al Otro. “La característica más
acusada de la mirada narcisista es que sólo contempla al
Otro para confirmar su diferencia. Luego, baja la vista y la
vuelve hacia sí. En realidad, nunca se implica en lo ajeno”
(Ignatieff, 1999: 55).
lo que comparte con el otro joven: la edad, los gustos,
espacios sociales, los problemas similares, etc., y a centrar
su atención con intensidad en el rasgo que lo distingue (en
este caso, pertenecer a un equipo diferente), porque si no
reafirma y exacerba en la cotidianidad la diferencia, se
diluye su Yo, su identidad.
Hace parte de los elementos que mantienen y
agravan los conflictos violentos entre las barras
las percepciones estigmatizadoras de parte de
los barristas que corresponden a las presunciones
que se tiene del Otro, como diferente, a pesar de
las inmensas similitudes entre estos individuos.
Estas percepciones son el motor de continuidad
de la violencia en la localidad. Esta diferenciación
exacerbada, producto del miedo a perder o afectar
la identidad social, trae como consecuencia un alto
nivel de conflicto violento. La estigmatización anula
toda posibilidad de encuentro y de reconocimiento
del otro como un igual, como una persona con
la que se comparten gustos, ideales, carencias,
problemáticas y pasiones.
El análisis teórico puede ser apoyado con algunas situaciones
concretas que permitan derivar conclusiones relevantes
para la reflexión sobre cómo abordar un trabajo social que
busque transformar la conflictividad entre las barras. Uno de
estos aspectos concretos es la relación sugerida por algunos
barristas entrevistados entre la edad del barrista y el conflicto
violento que genera o en que se ve involucrado:
Barrista 1 (B1): “Osea por lo menos de las cuatro
barras que hay acá en Bogotá yo creo que de la
que menos, la que menos problemas, la que menos
barristas menores de edad gente así niña es el
Disturbio Rojo cosa diferente que pasa entre La
Guardia y entre los Comandos, ¿si me entiende?.
Por lo que hay mucho comando de vieja guardia, de
años de años, y muchas veces son gente que uno, lo
que le digo, osea uno los mira, los ve pasar o ellos lo
ven pasar a uno y nada. Por ahí el aleteo, pero nada
de ahí no pasa, ¿pero entonces qué pasa?... lo de los
pelaitos, los que son 15 a 20 pelaitos, es que usted
fuera y viera y se diera cuenta lo que yo le digo […]”
Del análisis citado es posible desprender una hipótesis
que puede explicar parcialmente los conflictos entre
parches barristas. La incapacidad de implicarse con el
otro, de encontrarse, surge del temor del joven a perder
una identidad social que considera central dentro de su
personalidad, lo que lo lleva a anular de su conciencia
25
Barrista 3 (B3): “Son los más locos…”
El entrevistado ha desarrollado su personalidad y la
construcción de su Yo más allá del antagonismo y tiene
por lo menos un referente de construcción de identidad
distinto al de las barras: ser padre. Así, es verosímil
pensar que las identidades consolidadas y con arraigos
múltiples pueden llegar a estar asociadas a un bajo
involucramiento en conflictos violentos en la medida que
un joven con una identidad como la descrita no necesita
reafirmarla con agresividad; no vive bajo amenaza ni
la paranoia que la diferencia menor desaparezca y, con
ella, su Yo. En este sentido, la violencia podría explicarse
como una forma de anular toda posibilidad de encuentro
y de reconocimiento del otro como un igual.
B1: “Son loquitos exacto, son chinos que ‘ah…pa las
que sea’ que no se qué y “sólo Millos”… aletean. Se
acercan por la malla… ‘ah que vamos..ah pirobos’
o sea son problemas pero porque son muy pelaitos.”
(resaltado de los autores, Entrevista 14).
Esta observación del entrevistado sobre el vínculo
entre la edad de los grupos de barristas y el
involucramiento en eventos violentos, y retomando
los elementos teóricos antes introducidos, surge una
posible explicación: los adultos jóvenes tienen una
personalidad más desarrollada y con más referentes de
identidad, lo que explicaría su menor involucramiento
en conflictos violentos. Por ejemplo, el barrista citado
es un padre de familia y eso lo lleva a reflexiones como
esta: “o sea, de pronto en el momento que yo tenga
un cuchillo, a mí me daría hasta pesar meterle una
puñalada o ir a cascarle a un chino por el simple hecho
de que yo lo analizo como mi hijo, como si fuera mi
hijo, [así] como si cualquier vaina” (Entrevista 14).
Por su parte, para analizar la relación entre edad e
involucramiento en eventos violentos son también
pertinentes los datos disponibles sobre homicidios y
lesiones en la localidad de Kennedy. Estos señalan que
existe una relación entre la edad y la posibilidad de ser
víctima de un hecho violento como se observa en el
Gráfico 3 y en el Gráfico 4.
Gráfico 3: Nivel de homicidios por grupos de edad en la localidad de Kennedy 2006–2007
Fuente: CIC–Policía Nacional - Procesado por: CERAC
26
Gráfico 4: Nivel de lesiones por grupo de edad en Kennedy 2006
Fuente: CIC–Policía Nacional - Procesado por: CERAC
En estos gráficos se observa que los grupos de edad entre
15 y 19, 20 y 24, y 25 y 29 años son los más sufren lesiones o
son víctimas de homicidio. Esto muestra que las personas
en estos grupos de edad son los que más se involucran en
actos de violencia lo que, aunque no prueba la relación, sí
aporta evidencia en el sentido que existe esta tendencia.
En términos de inseguridad, en 2007, Kennedy
fue la localidad con mayor nivel de homicidios en
Bogotá, en 2006 la segunda con mayor nivel de
lesiones y la cuarta con mayor número de hurtos.
El rango de edad entre 20-24 años fue la que más
reportó víctimas fatales, víctimas de lesiones y
hurtos; y mayoritariamente las armas empleadas
en la victimización de la localidad fueron las armas
cortantes y/o punzantes, y las de fuego. Estos casos
de inseguridad se concentraron especialmente en los
barrios Patio Bonito, Britalia, El Amparo y Carvajal.
Los jóvenes de la localidad son entonces los que
mayor riesgo de inseguridad humana tienen.
supone (colocarle un rostro, conocer su voz, percibir sus
emociones, etc.) fuera de los espacios de confrontación
donde suelen encontrarse los barristas, es un factor
importante para prevenir el conflicto.
El caso de Carimagua, donde conviven sin problemas barristas
del DRB y de Comandos, ilustra el punto anterior. Según los
líderes del DRB Carimagua es “recalmado, aquí hay mucha
gente de América y de Millonarios sobretodo, pero aquí nunca
pasa nada” (Entrevista 14).Y según estos mismos barristas es el
conocimiento personal entre ellos lo que previene el conflicto,
como lo ilustran los siguientes episodios:
Barrista 3: “cerca de la casa de mi mamá son tres
hermanos [comandos] entonces, llegaron a la casa
de ellos y les dijeron que tenían que decir dónde era
mi casa, que iban a llegar con piedras a romperla.
Entonces él les dijo: –que pena, pero yo fui primero
amigo de él que barrista, yo lo conozco a él desde
que éramos unos culicagados, yo no voy hacer
eso–. Yo una vez estaba en mi casa con gente de
la barra y ellos estaban pintando una bandera en la
otra cuadra y pasamos nosotros y paramos todos
a verlos cómo estaban pintando la bandera. No
pasó nada, ni ninguno de los que estaban conmigo
intentó robarse la bandera.”
Otro aspecto relevante para reseñar, el cual se
puede derivar de las entrevistas realizadas, es que el
reconocimiento de los aspectos comunes puede ayudar
a disminuir o prevenir los conflictos violentos. Es decir,
el reconocer al otro como un sujeto, con todo lo que ello
27
4.2. Caracterización del conflicto violento entre los parches barristas en Kennedy
Barrista 3: “a mí me pasó con un muchacho [de
Comandos azules] que creía que yo era picao’ a loco,
que el fundador [del DRB, es decir, quien habla] era
una porquería, que daba cuchillo…. Cuando me
conoció entonces el man me dijo: –yo creía que
usted… visualmente yo tenía una imagen diferente,
con pinta de barrista, loco con severo parche y cuando
me dijeron, –no, que llegó usted– yo dije: –no aquí se
va a formar– y cuando me lo presentan a usted me
senté a hablar con el man, y el man todo nooo [cara
de agrado]… ahora me ve y me saluda y me abraza y
el man es recomando”
Uno de los principales hallazgos en relación con las
características específicas del conflicto violento entre
parches barristas de Kennedy, es que las agresiones, más
que un proceso aleatorio, tienden a darse entre grupos que
se identifican unos a otros. Es decir, una individualización
del adversario, que se limita a su apariencia física y su
apodo, generalmente precede los enfrentamientos y los
actos de violencia.
Estos apartes resaltados buscan destacar dos elementos:
la preexistencia de redes sociales y la posibilidad de tener
un encuentro con el Otro. En ambos casos la posibilidad de
ver al otro más allá de lo que no soy yo, es decir, más allá de
lo que los diferencia, rompe con la dinámica del “narcismo
de la diferencia menor”. Esto es una explicación posible
de los bajos niveles de involucramiento en conflictos
violentos entre parches barristas en Carimagua.
La aproximación propuesta al problema de la
conflictividad entre las barras de fútbol y sus parches
puede ser útil en el sentido que, de poder comprobar
las hipótesis planteadas, el trabajo con los jóvenes
debería enfocarse hacia la recomposición del tejido
social comunitario en la ciudad, que le permita al
joven encontrar espacios de reconocimiento social
más allá de su grupo de pares.
Barrista (B): “Claro… una vez se nos murió un
compañero, un amigo, un gemelo. Eran dos
gemelitos, se murió uno de ellos, se nos murió en los
brazos… eso fue la locota de Yulian… que ese pirobo
el día que dé la pata ese pirobo me lo fumo9 […]
Entrevistador (E): ¿Eso hace cuánto fue?
B: Eso fue hace como un año
E: ¿Y qué ha sucedido luego en relación con eso?
B: En relación con eso es que cada vez que lo ven toca
darle a matar pa’ que sea más serio” (Entrevista 6)
Además, hallazgos en este sentido invitarían a reflexionar
sobre por qué el colegio, la comunidad y la familia han dejado
de ser referentes de sentido e identidad para los jóvenes, al
punto que su espectro de opciones se reduce a identidades
que pueden llegar a ser fundamentalistas y unidimensionales,
haciéndolos propensos al conflicto y la violencia.
9
En efecto, algunas afirmaciones de los barristas, como la
reproducida a continuación de otro barrista entrevistado,
sugieren que aquellos que se enfrentan se identifican:
“Me lo fumo” es una expresión que significa matar a alguien.
28
La cita es de un joven que participa de los enfrentamientos
que tiene uno de los parches en la localidad, y ejemplifica
cómo hay una individualización de las personas con las
que se enfrentan. En este sentido, en otros lugares de la
entrevista, el joven comenta que últimamente se toman
fotos los unos a los otros, especialmente en el estadio, con
el fin de identificarse y “caerle, si da la pata” (Entrevista 6)
en la localidad.
En el plano grupal existen también formas de identificar
al otro, asociadas a la adopción de ciertos rasgos estéticos
y culturales. Como se comentó antes, el barrista se viste
con “sudadera tres líneas” (Entrevista 9), es decir, con
ropa de marca Adidas. Este es el rasgo más evidente,
pero algunos de ellos dicen que se pueden distinguir
hasta por la forma de caminar o hablar (Entrevista 14). La
adopción de una estética, de unos gestos o expresiones
particulares, configura una forma de reivindicación de la
identidad donde el individuo trata de eliminar aquello que
lo separa del grupo.
Cuando el joven expresa abiertamente su identidad
barrista asume las lógicas de conflicto con que se
han cargado las relaciones entre los parches de las
barras de fútbol en la localidad. Desde entonces ya
no es una persona cualquiera: “Mire, pues, si usted
es una persona normal que no está metida en ese
cuento, usted puede andar por donde se le dé la
gana. Una persona que está metida en ese cuento
y lo tienen pillado y si da la pata en el barrio que no
es, lo joden. Uno no puede pisar los demás barrios,
porque aquí siempre está el combo, sea donde sea
una u otra persona lo pilla” (Entrevista 6).
En el caso de Kennedy10 los conflictos violentos están
asociados a procesos de individualización donde los
miembros de los distintos parches identifican quién es
barrista y qué lugares frecuenta. La individualización
se puede dar por un reconocimiento físico, porque se
conoce su sobrenombre,11 o porque el barrista expresa
públicamente su identidad y asume los riesgos asociados
a ello (Entrevista 8).12 En cualquier caso, es posible plantear
que existe una asociación entre el nivel de exposición
pública de un barrista o parche determinado y su nivel de
involucramiento en conflictos violentos.
Otro rasgo que sobresale respecto a los enfrentamientos
entre parches es que las agresiones tienden a escalar de
agresiones relativamente inofensivas como “corretear” o
perseguir a alguien, hasta batallas campales entre grupos
enteros donde se han llegado a presentar asesinatos
(Entrevista 6). No se reunió suficiente evidencia para
afirmar categóricamente lo anterior, pero la información
disponible sugiere que la agresión fatal es el desenlace de
enfrentamientos entre los mismos jóvenes o grupos que
van escalando.
Finalmente, una última característica de los
enfrentamientos entre parches barristas en la localidad
es el uso de armas cortantes y/o punzantes. En efecto,
en las entrevistas realizadas cuando se hace referencia
a los medios utilizados para enfrentarse, las referencias
directas o indirectas a las armas cortantes y/o punzantes
son una constante13, y las notas de prensa se repiten en el
mismo sentido.14
Un factor relevante para entender la prevalencia de las
armas cortantes y/o punzantes son la facilidad de acceso
y el bajo costo que tienen estas:
Usted un arma negra, usted la consigue desde $
30.000, $ 50.000 pesos si está muy quemada, ¿qué
quiere decir quemada?, que ya han herido o han
matado varias personas con esas; se consiguen en
Aún no existe suficiente evidencia para hacer afirmaciones más amplias, aunque hay pistas que sugieren que la dinámica puede trascender la
localidad.
11
Barrista: “La semana pasada me sucedió un caso así , el jueves festivo estábamos nosotros con un grupo de la barra, estábamos jugando futbol, llegamos al barrio, nos quedamos al final cuatro en una esquina parados hablando, tomándonos un frutiño, una gaseosa, cuando llegaron
pelaitos ‘eco, eco’ y corran y nosotros ver que pasó, normal… cuando los chinos siguieron corriendo y tal, y los manes, las gallinas, escucharon
el nombre mío entonces tan! de una vez, en vez de seguirlos corriendo a ellos, se mandaron hacia nosotros. A nosotros nos encerraron en una
miscelánea y todo, que gracias a Dios no era el momento de nosotros pero los manes se nos metieron, rompieron los vidrios, se nos hicieron a
machetes, cuchillos y nosotros así [hace cara en señal de indefensión] y a todos los que veía, a todos pelaitos mechudos todos locos, pero pelaitos pelaitos” (Entrevista 14).
12
Barrista: “uno no puede andar así vestido porque aquí hay de todo, como le dije ahorita, entonces si uno se quiere vestir así se viste bajo su propio
riesgo digamos, o si ya lo conocen a uno, pues uno verá” (Entrevista 8).
13
Algunos ejemplos son: “[refiriéndose al barrio Casablanca] un viernes o un sábado es tétrico y toca que por lo menos que si vamos a estar todos,
tenemos que estar en grupo, tenemos que estar montados: –dejemos un machete por allí– […]” (Entrevista 13); Otra barrista entrevistado manifestaba: “Y allá cuando se manda con cuchillo saca todo el mundo su cabra y tenga y tenga. Eso se arman severos tropeles” (Entrevista 6).
14
Por ejemplo véase: El Tiempo, 2 de marzo de 2008; El Tiempo, 28 de abril de 2008; Colprensa, S.F., “Iban dispuestos a matar”; El Espectador, 28
de julio de 2008;
10
29
$150.000 o $100.000 pesos. Cuando es arma blanca,
lo que son navajas, cuchillos, puñales, se consiguen
desde $1.000 pesos en adelante (Noticias rcn, 27
de abril de 2007)
más lesionados que víctimas fatales. En efecto, el Gráfico
5: (Nivel de homicidios en Kennedy por tipo de arma y
grupo de edad 2007) y el Gráfico 6: (Nivel de lesiones en
Kennedy por tipo de arma y grupo de edad 2006) muestran
que la mayoría de las víctimas fatales son producidas por
el uso de armas de fuego, mientras que la mayoría de los
lesionados son producidos por el uso de armas cortantes
y/o punzantes.
El hecho de que las armas que se usan predominantemente
en los enfrentamientos entre barras sean cortantes o
punzantes hace que la violencia de estas tienda a generar
Gráfico 5: Nivel de homicidios en Kennedy por tipo de arma y grupo de edad 2007
30
25
20
15
10
5
0
5-9
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65-69
Kennedy
2007 - Arma contundente
2007 - Arma cortante y/o punzante
2007 - Arma de fuego
Fuente: CIC–Policía Nacional - Procesado por: CERAC
Gráfico 6: Nivel de lesiones en Kennedy por tipo de arma y grupo de edad 2006
140
120
100
80
60
40
20
0
0-4
5-9
10-14
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65-69
Kennedy
Arma contundente
Arma cortante y/o punzante
Arma de fuego
Otras y no especificadas
Fuente: CIC–Policía Nacional - Procesado por: CERAC
30
70-74
75-79
80 y más
Los datos mencionados permiten reafirmar algo ya
conocido: las armas de fuego son mucho más letales
que las armas blancas, de lo que se sigue que los
enfrentamientos entre las barras de fútbol, donde se
usan principalmente las últimas, producen más víctimas
lesionadas que víctimas fatales. La identificación de
los barrios con mayor nivel de homicidios y lesiones
es de suma importancia al analizar el fenómeno que
involucren a grupos juveniles, ya que da luces sobre
el nivel de conflictividad del entorno en el que se
desenvuelven los jóvenes que hacen parte de grupos
de pares.
Gráfico 7: Nivel de homicidios en Kennedy por barrio y tipo de arma 2006–2007
35
30
25
20
15
10
5
0
2006 2007 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2006 2007 2007
Alqueria-La Boita
Fragua
Britalia
Carvajal
Casa Blanca
Castilla
Catalina
Ciudad
Galán
Class
Corabastos
Dindalito
El Amparo
Francisco
Jose de
Caldas
La Rivera
Llano
Grande
Maria Paz
Patio Bonito
Roma
Techo
Villa
Claudia
Kennedy
Arma contundente
Arma cortante y/o punzante
Arma de fuego
Otras y no especificadas
(20 barrios con mayor nivel)
Gráfico 8: Nivel de lesiones en Kennedy por barrio y tipo
de arma 2005–2006 (20 barrios con mayor nivel)
140
120
100
80
60
40
20
0
2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006 2005 2006
Alqueria -La
Fragua
Britalia
Carvajal
Castilla
C.C Plaza
de las
Ámericas
Ciudad
Kennedy
Corabastos
Dindalito
El Amparo
Francisco La Igualdad Las Delicias Maria Paz
Jose de
Caldas
Marsella
Patio
Bonito
Roma
Kennedy
Arma contundente
Arma cortante y/o punzante
Arma de fuego
Otras y no especificadas
Fuente: CIC–Policía Nacional. Procesado por: CERAC
31
Techo
Timiza
Tintal
Villa
Claudia
la capacidad de control territorial de un grupo juvenil.
Cuando un barrista expresa que x zona es de y parche, se
refiere más a las fronteras simbólicas e imaginarias que
construyen los parches en el marco de su confrontación,
que a un control efectivo de un parche sobre una zona
de la ciudad. El control territorial requiere de niveles de
organización altos y sofisticados; las barras de fútbol y los
parches que las componen no alcanzan dichos niveles.
Como se muestra en los gráficos 7 y 8, Patio
Bonito es el barrio que reporta mayor número de
víctimas de homicidio en la localidad en el 2007
aunque el nivel de homicidios disminuyó en este
barrio –aproximadamente 30,3% entre 2006 y
2007– aún es el barrio con mayor nivel dentro de la
localidad. Por su parte, En 2006, Kennedy ocupó el
segundo lugar en mayor nivel de lesiones respecto
a las otras localidades. Los barrios con mayores
niveles de lesiones personales para el año 2006
son: Patio Bonito, Carvajal, Britalia, El Amparo,
Ciudad Kennedy, etc. En especial, se observa que
barrios como Britalia y El Amparo aumentaron
aproximadamente 33,3% su nivel de lesiones
personales entre los años 2005 y 2006; el primero
pasó de 28 a 43 lesiones y el segundo de 28 a 42.
4.3. Territorialidad y zonas de conflicto violento
El tema de la territorialidad es recurrente en la literatura
sobre las barras de fútbol, especialmente en lo referente
a la función del espacio en el estadio y la relación espacioidentidad (Cardona, 2001: 63-66; Ramírez, 2007: 84-88).
Para los autores de este documento es interesante
observar el papel de la territorialidad en lo local, y
específicamente en relación con situaciones de conflicto
violento entre grupos barristas. Para esto resulta útil
tomar la definición de territorialidad que construye Clavijo
desde una perspectiva antropológica. Este autor señala
como “la categoría de territorio se encuentra ligada a las
relaciones sociales y no puede ser reducida a un asunto
cartográfico o meramente espacial (Clavijo, 2004: 51). El
territorio es entendido entonces no sólo como espacio
físico, sino como un conjunto de relaciones sociales
específicas que se dan en un espacio dado, lo cual incluye
también los “significados que un grupo social otorga a un
espacio físico o imaginado” (Clavijo, 2004: 51).
Entender el territorio más allá de lo físico permite
hacer una aproximación más realista a las dinámicas de
territorialización que se dan en lo local. Las aproximaciones
que restringen el territorio al espacio físico pueden
caer fácilmente en un análisis que sobredimensione
32
Lo que sí es posible observar es que los parches tienden
a frecuentar las mismas zonas, lugares que construyen
como su espacio simbólico y que identifican como suyo,
pero cuyo dominio no pasa de expresarse en forma de
“marcaje del territorio preferentemente a través de
acciones de fuerza, y del graffiti [sic]” (Clavijo, 2004: 52).
Así, cuando se habla de presencia de parches en ciertos
barrios o sectores específicos de la localidad no se está
haciendo referencia a un control territorial sino a una
presencia difusa. En ese sentido un barrista comenta: “ya
uno no puede decir esta es zona de tal, porque en cada
zona hay de todo. Ya lo que uno hace es formar un parche
para que no lo vayan a coger a uno solo y no lo vayan a
cascar o a chuzar o algo así” (Entrevista 8).
En el caso específico de Kennedy, el estudio permitió
establecer que existen por lo menos tres zonas donde
se concentran los enfrentamientos entre los distintos
parches barristas y una zona donde hay una convivencia
entre parches de CADC y el DRB. Se debe advertir que
esta no es una identificación exhaustiva de zonas de
conflicto, sino una reseña de aquellas más visibles.
Una de las zonas más conflictivas cubre una parte
significativa de la UPZ Kennedy Central, incluyendo
parcial o totalmente los barrios Techo, Ciudad Kennedy
Norte, Ciudad Kennedy Central, Ciudad Kennedy
Occidental, Ciudad Kennedy Sur y Ciudad Kennedy
Oriental. Una segunda zona de alta conflictividad se
ubica en los barrios Casablanca Sur, Casablanca, Roma
y un pequeño sector de Gran Britalia, y la tercera se
concentra en el barrio Gran Britalia I, y se extiende un
poco hacia los barrios Chucua de la Vaca I y Jorge Uribe
Botero. Las zonas de conflictividad fueron identificadas
con información cualitativa suministrada por varios de
los entrevistados.
Es de anotar que varios de los barrios que se
encuentran contenidos dentro de la zonas de
conflictividad violenta entre barras coinciden con
barrios que presentan un alto nivel de lesiones
según se pudo observar en gráfico anterior como
lo son Techo, Roma, El Amparo (Chucua de la Vaca
I)15 y Britalia (Gran Britalia y Gran Britalia I).16 La
coincidencia sugiere que la identificación de esos
barrios como zonas de conflicto es correcta, pero no
es evidencia definitiva en la medida que no es posible
establecer cuántas de las lesiones contabilizadas
involucraron a barristas.
En otras palabras no existe información disponible que
permita inferir cuántas de las lesiones que ocurren en esos
barrios están relacionadas con enfrentamientos entre
parches barristas o riñas al interior de las barras.
Sobre las zonas de conflicto también se debe señalar que
estas se catalogaron como tal en la medida que hubiese
al menos dos fuentes que se refiriesen a ellas como
espacios comunes de confrontación, cuando hubo sólo
una referencia a un lugar x como zona de confrontación
este no se catalogó como tal.
Solamente para una zona de confrontación (la que
comprende los barrios Casablanca, Casa Blanca Sur y Roma)
fue posible establecer algunos posibles factores explicativos
del porqué se puede concentrar allí el conflicto. En esta parte
de la localidad, específicamente en Casablanca, existe una
gran concentración de bares y de parques vecinales y de
bolsillo17 (Entrevista 14), las cuales pudieron ser constatadas
con la herramienta Google Earth. Esta combinación de
factores hacen que converjan varios parches barristas en un
espacio físico reducido, lo que aumenta la probabilidad de
enfrentamientos. En efecto, algunos barristas comentan
que, en especial los viernes y los sábados, la concentración
es muy grande, hecho asociado a que en estos días los
bares son más concurridos:
[…] en Casablanca es por lo que se presta mucho lo de los
conjuntos residenciales y los bares. Entonces, qué pasa?, a
este lado lo que él dijo, a este lado usted ve, y si no ve unas
40 Garzas –40 hinchas de Santa Fe–, no ve nada [es decir,
hay muchos más que 40], y al otro lado si usted no ve unos
30… 40… 50… de Millos no ve tampoco nada [refiriéndose
a que se ve al menos ese número de barristas]. Por lo
mismo, por lo que están los conjuntos, están los chirretes,
se prestan los parques para estar fumando marihuana
pa’ la droga, pal’ chorro. Entonces ya, por eso es que se
centralizan más los problemas allá [en Casablanca], viene
gente de otros parches de las barras a tomar a ese lado
solamente con la actitud de que –no, esperemos a ver a
quién pillamos–… lo que le digo (Entrevista 14).
En el caso de la zona de Britalia, es posible observar
a través de Google Earth que existe una concentración
importante de parques vecinales y de bolsillo, y se
describe como importante porque es posible identificar
tres de ellos al observar la imagen satelital, mientras que
en el barrio vecino al oriente (Chucua de la Vaca I) no se
observa ninguno. Si se tiene en cuenta que los barristas se
reúnen en parques vecinales y de bolsillo, y que hay una
concentración alta en Britalia, entonces la concentración
de parques vecinales y de bolsillo puede estar relacionada
con la propensión de una zona a albergar conflictos entre
parches barristas.
La información del CIC de la Policía tiene datos para el barrio El Amparo, que en la capa de barrios de Catastro distrital fue ubicado con información cualitativa en la parte norte del barrio Chucua de la Vaca I. Por ese motivo se ponen ambos nombres.
16
En el caso de este barrio el CIC lo denomina Britalia y en la capa de Catastro hay dos barrios con un nombre similar Gran Britalia I y Gran Britalia.
En cualquier caso ambos barrios de la capa de Catastro hacen parte parcial o totalmente de las zonas de conflicto.
17
Los parques vecinales y de bolsillo son definidos por el POT como “áreas libres, destinadas a la recreación, la reunión y la integración de la comunidad, que cubren las necesidades de los barrios” (POT, tit. II, subt. 3, art. 230), con un área menor a 1,000 m2.
15
33
con la inseguridad, y, con el tiempo, concretarse dichas
percepciones en inseguridad real. Las basuras, la falta de
iluminación, la falta de vigilancia, los sitios baldíos grandes,
la ausencia de personas alrededor, la incapacidad de
acceso fácil y rápido de ayuda ante una emergencia, entre
otros, van generando una sensación de inseguridad que,
según esta teoría, crea una reacción que conduce desde el
desorden a la percepción de inseguridad y miedo frente al
crimen lo que puede generar un contexto favorable para
la delincuencia y el vandalismo, atractivo para jóvenes
en situaciones socioeconómicas precarias y con pocas
oportunidades.
Kennedy está entre las localidades con mayor
extensión de zonas verdes en Bogotá, hecho que
es de interés para la investigación en la medida que
los parques constituyen espacios de socialización
juvenil, donde tienden a reunirse grupos juveniles
como las barras de fútbol (Entrevista 14). Uno de los
barristas entrevistados por ejemplo, refiriéndose a
los parches comentan: “más que todo se la pasan en
los parques, en todo este tipo de zonas siempre hay
un parque y ahí es donde se la parchan” (Entrevista
6). La localidad cuenta con 56 parques de barrio,
3 parques de gran extensión y 30 zonas verdes,
ubicados en su mayoría en los siguientes barrios:
Kennedy, Britalia, Patio Bonito, Roma, Floralia,
Casablanca, Timiza, Castilla, La Floresta, Pío XII y
Llano Grande (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2004).
Existen dos perspectivas respecto a la relación
existente entre las zonas de recreación y deporte y los
comportamientos violentos. La primera asocia la existencia
de mayores zonas verdes a un mejoramiento en la calidad
de vida de las personas, incluyendo menores niveles de
agresión y violencia. Según esta perspectiva una ciudad
con multiplicidad de parques y espacios verdes estimula la
convivencia civilizada, fortalece las relaciones vecinales y
mejora la seguridad ciudadana (Martin, 2004: 158).
La otra perspectiva considera que existe una mayor
criminalidad precisamente en las áreas verdes cuando
están desprotegidas. Estudios comparativos han podido
establecer que en otros países existen correlaciones entre
la presencia de zonas verdes y actividades delincuenciales,
debido a que, según estos estudios, parques, zonas sin
urbanizar, terrenos abandonados o públicos tienden a ser
copados por delincuentes o traficantes de estupefacientes,
incluso, organizaciones criminales.
De esta manera, si bien los parques son excelentes
espacios de recreación y deporte –sirven para mantener
ocupados a niños y jóvenes en actividades sanas, ayudan
a crear lazos y fomentar la conciencia y sentido de
comunidad– de estar mal mantenidos, desde la teoría
de los vidrios rotos (Wilson y Keeling, 1982), pueden
causar percepciones en los habitantes relacionadas
34
Una posible hipótesis explicativa del porqué
ciertas zonas concentran los conflictos violentos
entre barristas es: las zonas de conflicto tienden
a ser aquellas que concentran la mayor cantidad
de espacios físicos comúnmente frecuentados
por parches barristas, como los parques vecinales
o de bolsillo. Un adecuado programa que desee
trabajar en convivencia y disminución del conflicto
barrista debe tener presente estos espacios,
identificarlos plenamente y buscar convertirlos
en elementos de coexistencia y convivencia. De la
misma manera, debe procurar invertir esfuerzos
económicos para su adecuado mantenimiento
y asegurar su disfrute a todo público que desee
acceder a estos espacios comunitarios.
La hipótesis planteada sería consistente con lo
manifestado por los entrevistados, en el sentido que
dado un espacio geográfico relativamente pequeño
en relación con la localidad, dividido en dos barrios
de similar tamaño (Gran Britalia I y Chucua de la
Vaca I) y ambos con presencia barrista (La 86 en
Britalia, y Panteón Azul en la parte norte de Chucua
de la Vaca I para Catastro y El Amparo para el CIC),
los entrevistados coinciden en señalar al barrio con
los parques vecinales y de bolsillo, es decir, Gran
Britalia I, como un territorio conflictivo en términos
de enfrentamientos barristas.
La relación hipotética entre parques vecinales y de bolsillo
y conflicto barrista requiere más exploración, discusión
teórica y aproximaciones comparativas con estudios de
otras regiones y países. Aquí tan solo se plantea como una
posible explicación.
De estas dinámicas pueden devenir conflictos con
expresiones violentas puntuales. Se pudo apreciar
de manera general, que a pesar de que los líderes
siguen siendo figuras muy importantes dentro de
la barra, existen liderazgos cuestionados, luchas
de poder internas, fraccionamientos y disensos.
Es decir, se puede apreciar un fenómeno de
fraccionamiento al interior de las barras. De alguna
manera, la creación de subgrupos de parches y
liderazgos en distintos niveles, generan estructuras
parciales, coyunturales y difíciles de identificar.
Estas divisiones generan cuestionamientos sobre
la efectividad de las intervenciones que conciben a
las barras como monolitos y estructuras verticales
absolutas y se relacionan con ellas exclusivamente
a través de los líderes “reconocidos”.
Debe hacerse la salvedad que los parques
vecinales y de bolsillo no son una fuente de
conflictos violentos por sí mismos, sino que al
ser espacios preferidos por los parches barristas
concentran su presencia puede haber una
tendencia a que los conflictos se den donde hay
más parques. Los conflictos que se generan entre
los parches barristas por motivos ya abordados
anteriormente y tienen mayor probabilidad de
derivar en episodios de violencia por la cercanía
física de los diversos parches y por la visibilización
de los barristas en un espacio público, acotado,
muchas veces central en los barrios.
Finalmente, se identificó una zona de convivencia en
el sector de Carimagua. Allí se encuentra un parche
barrista de Millonarios, así como un parche importante
del DRB. Como se comentó antes, existe en este
territorio una convivencia entre los dos parches por los
motivos asociados a las redes sociales preexistentes a la
pertenencia barrista: el hecho de que varios de sus líderes
y barristas se conocen desde niños en esta zona, antes de
ser barristas.
4.4. Conflicto al interior de las barras
Aunque la atención de medios y académicos ha
tendido a centrarse en el conflicto entre barras, a
través de la investigación se halló que también existen
dinámicas de conflicto al interior de ellas. Estos
aparecen debido a la fragmentación de las barras y la
generación de identidades muy fuertes en los parches
que pertenecen a la misma barra. De esta manera, se
podría estar presenciando la gestación de subgrupos
con lealtades e identidades más sólidas frente al
parche (subgrupo), que a la misma barra, lo cual puede
generar tensiones al interior de la organización y llegar
incluso a cuestionar los liderazgos de los líderes más
tradicionales de las barras.
Una de las fuentes de conflicto al interior de las barras
puede ser la heterogeneidad de los miembros que la
componen. Al interior de éstas se hallan miembros que
son, a la vez, pertenecientes a otros grupos juveniles.
Por ejemplo, algunos jóvenes pueden pertenecer al
mismo tiempo a una barra, a un parche y a una tribu
urbana (Entrevista 1). Esta caracterización puede explicar
dinámicas de violencia y conflicto al interior de las
barras debido a que la identificación con el equipo, o la
sola pertenencia a la barra, no garantizan una cohesión
y afinidad total; la pertenencia a otros grupos puede
generar tensiones.
Otro de los factores que pueden explicar los conflictos
violentos al interior de las barras son las actividades de
consumo y comercio de alcohol y de drogas. Grupos de
jóvenes que se reúnen para drogarse o consumir alcohol
pueden generar fácilmente un contexto donde se pueda
recurrir a la violencia ante un factor detonante como por
ejemplo, conflictos personales, celos, rivalidades, amores,
entre otros. No es extraño entonces que gran parte de
las riñas callejeras están relacionadas con el alcohol
(Entrevista 3).
Las dinámicas de control interno y de afirmación del
poder de los líderes dentro de la barra también generan
35
conflictos internos. Por ejemplo, el hurto es sancionado
dentro de las barras (Entrevista 8), y ha provocado
confrontaciones violentas. Un caso de estos se dio en
mayo de 2005, cuando fueron agredidos dos barristas
con armas corto punzantes en el estadio El Campin
por dos miembros de la misma barra (El Tiempo, 25 de
noviembre de 2005).
Según la versión de los agresores los barristas a los que
atacaron se dedicaban al robo dentro de la tribuna.
Presuntamente los atacantes, líderes reconocidos de la
barra, ya les habían advertido que suspendieran este tipo
de actos y, ante la reincidencia de las personas en el hurto,
los líderes los atacaron, como forma de castigo. Igualmente,
varios miembros de la barra golpearon también a los
presuntos ladrones. Según los entrevistados en un programa
de documentales, los líderes capturados de la barra del Santa
Fe “hicieron justicia, como todo el mundo empezó a hacer
justicia, porque la policía no pudo sacar a unos ladrones, a
gente que no le hacía bien a esta hinchada” (Especial Pirry,
“90 Minutos de una tragedia”, 2ª parte).
Independientemente de si las víctimas eran ladrones o
no, el caso ilustra una instrumentalización de la violencia
como forma de poder y de control al interior de la
barra. En esto se puede ser categórico: la violencia es
instrumentalizada por los jóvenes como una forma de
resolución de conflictos, expresándose tanto al interior de
las barras como entre ellas.
En este punto, es pertinente mencionar que no todas las
formas de control interno de la barra están asociadas a la
violencia. Existen formas de control y formas de respeto que
se pueden gestar en formas de cohesión, trabajo conjunto y
transformación de conflictos al interior y entre las barras.
Las luchas de poder intestinas son otro detonante del
conflicto violento. Como ya se ha resaltado, al interior
36
de las barras se dan fraccionamiento y luchas de poder,
cuestionamiento de liderazgo, e incluso, separaciones.
Ejemplo de esto último es el caso de los Comandos Azules
y la Blue Rain, ambas barras de Millonarios y separadas
por presuntos conflictos internos entre sus líderes.
Igualmente, en la Guardia Albirroja Sur, de Santa Fe,
se podrían estar presentando pequeñas sub-barras que
quieren ganarse el reconocimiento de la barra grande,
lo cual, usualmente se manifiesta en formas de disputas
(Entrevista 1). Es decir, la misma conducta violenta que
genera respeto y reconocimiento de un barrista por
parte de los barristas de equipos opuestos, sirve también
para ganar respeto y reconocimiento de un subgrupo
que se quiere dar a conocer, entre los miembros de una
misma barra. La violencia se convierte, en ocasiones, en
una forma de relación que atraviesa las dinámicas intra
e inter barras.
Un elemento que puede motivar las pugnas
internas son los recursos económicos que maneja
la barra: prebendas de los clubes, tiquetes que
se les paga a los líderes, dineros de la boletería,
etc. Estos factores pueden generar celos y luchas
internas por manejos de dineros, asociado
por ejemplo a la boletería o dineros recogidos
para proyectos, banderas o elementos para la
celebración en el estadio.
Casos similares se han presentado en Argentina, donde
líderes han entrado en rivalidades, e incluso, han resultado
muertos, por conflictos generados especialmente por
robos entre los líderes de las utilidades surgidas de los
negocios de la barra en ese país: entradas a la cancha,
recitales, venta de ropa de utilería y productos por
Internet, negocios con los puestos de comidas en el
estadio y pases de los jugadores (Diario Olé, 21 de agosto
de 2008).
Ahora bien, en relación a los liderazgos
cuestionados, es necesario destacar que se
han presentado algunos casos donde barristas,
usualmente muy jóvenes, atacan a uno de los
líderes de su propia barra. Este es el caso relatado
por un entrevistado referente al ataque del
parche Los Pibes (de Comandos), compuesto en
su mayoría por menores de edad, a “Moneda”,
uno de los principales líderes de Los Comandos
de Millonarios (Entrevista 14). El ataque, según
relata el entrevistado se debió a problemas de
logística para un viaje, y los “niños lo cogieron a
él [Moneda] en el carro, lo rompieron, le dieron
cuchillo y todo, siendo de la misma barra y todo,
y le cogieron a cuchillo […], el punto es que como
los chinos eran masa lo cogieron y –no, ¡qué nos
la vamos a dejar montar de este man!–” [y lo
atacaron] (Entrevista 14).
normal, después empezó a ganarse el respeto con los
demás, siendo parado, pegándoseles a otros, frenteando
a otros, dando de qué hablar. Hasta que se convirtió
en capo. Y él es de los capos capos” (Entrevista 6). En
otro aparte de la entrevista, manifiesta que “[quienes
ascienden son] la gente que demuestra las güevas, ahí….
no, que tales, que va todos los días a los partidos, que
asiste a todas las reuniones, ese tipo de personas que se
paran en los quilombos, ese tipo de personas son los que
van ascendiendo” (Entrevista 6).
El tema de los liderazgos inestables es probablemente
uno de los elementos más importantes de esta
descripción, pues tiene importantes implicaciones
para una eventual intervención en el fenómeno.
Programas como Goles en Paz privilegian la
interlocución con los líderes visibles de la barra,
pero si los liderazgos son inestables, esta estrategia
puede no ser la más adecuada. Además, en
esta investigación se mostraron elementos que
cuestionaban la capacidad de obtención de acato
de los líderes reconocidos, aspecto que aunado a
la inestabilidad de estos liderazgos debe invitar a
una reflexión sobre la pertinencia de trabajar de
arriba hacia abajo, e incluso sobre la pertinencia de
pretender consolidar estos liderazgos.
Finalmente, las formas o mecanismos de adquirir
reconocimiento al interior de la barra son muchas
veces expresiones violentas, expresiones que, de la
misma forma que sucede cuando se ejerce violencia
contra miembros de otras barras, generan prestigio y
reconocimiento. La violencia como forma de ascenso
dentro de la barra se evidencia en este fragmento:
“[el hermano de quien habla] entró así como un chino
37
5. Pistas para la transformación del conflicto
entre barristas en la localidad de Kennedy
Partiendo de los hallazgos e hipótesis sobre el conflicto
entre los parches barristas en Kennedy, en este aparte se
desarrolla una discusión sobre qué aspectos tienen mayor
potencial transformador en el conflicto entre barras, es
decir, cuáles deben ser tenidos en cuenta para transformar
el conflicto, siguiendo el concepto de Lederach (2003).
La idea según la cual en vez de resolver los conflictos se
debe buscar transformarlos fue planteada por Lederach
a finales de la década de los ochenta (Lederach y Maiese,
2003). Desde este planteamiento los conflictos no son
vistos como algo negativo que debe desaparecer, sino
como una oportunidad para construir cambio social e
intervenir las estructuras de relaciones (AFSC, 2007: 5).
La transformación de conflictos presupone que el conflicto
es un motor de cambio, y que es posible intervenirlo de tal
forma que se construya un cambio positivo en los entornos
sociales en los que se da, cambio que va mucho más allá
de las soluciones inmediatas y constituye más bien un
proceso constructivo que busca dotar a la sociedad de la
capacidad de mantener en el tiempo relaciones sociales
distintas; que para Lederach y Maiese deben ser relaciones
noviolentas y radicalmente respetuosas de los derechos
humanos (Lederach y Maiese, 2003).
Desde la perspectiva planteada la pregunta clave para el
tema acá tratado es: ¿Cuáles aspectos del conflicto entre
38
parches futboleros en la localidad de Kennedy deben
privilegiarse por su alto potencial transformativo?
Para aproximarse a esta pregunta es necesario traer
algunos elementos claves ya expuestos en este texto. Uno
de los factores centrales en el análisis del conflicto entre
las barras de fútbol fue la distinción analítica freudiana
entre las diferencias mayores y menores. Esta distinción,
en la que se basó la argumentación que señalaba que la
exacerbación de las diferencias menores, o el narcisismo
de la diferencia menor (Ignatieff, 1999: 39-72), explica en
parte la agresividad y el conflicto violento entre las barras
de fútbol. Desde una perspectiva de transformación
del conflictos, este planteamiento sugiere que si las
diferencias entre los jóvenes barristas son menores, y su
profundización explica parcialmente la agresividad y el
conflicto violento, entonces es posible que a partir del
reconocimiento subjetivo de los jóvenes barristas de los
múltiples aspectos que comparten, se logre disminuir el
peso de las diferencias menores en sus relaciones y con
ello la agresividad asociada.
En este sentido el caso de la zona de convivencia de
Carimagua es ilustrativo y debe ser mirado con atención
pues, en la medida que es una situación concreta donde la
energía del conflicto genera dinámicas sociales positivas,
puede dar pistas de trabajo de intervención fértil. Sobre la
zona de convivencia interesa resaltar que la ausencia de
conflicto violento entre el parche de Timiza de los CADC
y la gente del DRB, está relacionado con la preexistencia
de redes sociales y la posibilidad de tener un encuentro
con el Otro en escenarios distintos a los de confrontación.
Esto logra desactivar la exacerbación de las diferencias
menores y su agresividad asociada.
De lo anterior es posible inferir que dos elementos
potencialmente transformadores del conflicto y del
conflicto violento entre los parches barristas son: las
redes sociales preexistentes o su generación a partir
de aspectos comunes a los barristas futboleros; y las
formas rudimentarias de organización social que se
han creado en el marco del fenómeno de las barras
de fútbol.
Respecto a lo primero, se trata de resaltar e instrumentalizar
los arraigos sociales distintos al del parche barrista como
mecanismo para transformar el conflicto, al diversificar
las relaciones sociales a las que da valor el joven barrista.
En el caso de Carimagua la red social preexistente era de
carácter vecinal y comunitaria, al ser los jóvenes de los
dos parches barristas en conflicto amigos de la infancia,
como queda claro cuando un líder del DRB cuenta que
un amigo se negó a darle información sobre él a barristas
de los CADC diciendo: “yo fui primero amigo de él que
barrista” (Entrevista 14).
Dado lo anterior puede decirse que una estrategia
de intervención enfocada desde la transformación
de conflictos debe, en el caso acá estudiado, buscar
identificar las redes sociales preexistentes en los territorios
donde se presenten conflictos violentos y trazarse como
objetivo el fomentar el reconocimiento subjetivo de los
jóvenes barristas de su pertenencia a dichas redes. Una
estrategia de este tipo sería consistente con la evidencia
que sugiere la existencia de una correlación entre una
identidad construida a partir de referentes múltiples y
una baja conflictividad violenta. Al buscar que los jóvenes,
en el plano subjetivo, reivindiquen y realcen las redes
sociales de las que hacían parte aún antes de adoptar la
identidad barrista, se hace un trabajo de diversificación
de referentes de identidad de los jóvenes barristas, lo cual
puede disminuir y transformar el conflicto violento.
Sin embargo, aunque el tema de las redes sociales
preexistentes es válido y tiene sustento empírico, en
ocasiones las dinámicas sociales propias de la Bogotá
actual pueden hacer inviable una estrategia centrada en
redes sociales preexistentes, pues estas pueden ser muy
débiles o inexistentes
Los barrios populares construidos sin planeación y muchas
veces a través de la toma de facto de ciertos espacios
geográficos, requieren de la organización popular
para la satisfacción de necesidades básicas como la de
tener servicios públicos domiciliarios. Estas dinámicas
de construcción de ciudad vienen acompañadas de la
generación de redes y relaciones sociales entre los vecinos
que cohesionan una comunidad. Por el contrario, cuando
los barrios son construidos de manera más o menos
planeada por una constructora, las familias que compran
las viviendas y las habitan muchas veces no conocen ni
siquiera a los vecinos, y es necesario hasta coaccionarlos
con multas para que asistan a las asambleas de los
conjuntos (Entrevista 15).
La dinámica de construcción de ciudad y de barrio antes
señalada puede ser una de las muchas variables que
influye en la generación de redes sociales vecinales y
comunitarias, y mencionarla sirve más que para tratar de
explicar qué determina la existencia o no de redes, para
resaltar que el simple hecho de compartir un espacio
geográfico con otras personas no genera de por sí lazos y
vínculos sociales. Esto hace necesario pensar cómo puede
intervenirse en territorios donde existe conflicto violento
entre parches barristas pero no unas redes sociales
preexistentes al conflicto fácilmente identificables.
En ese sentido, es posible plantear una estrategia de
transformación del conflicto que se base en la generación
de redes juveniles alrededor de las problemáticas
específicas de este segmento poblacional. Como se vio, la
falta de oportunidades es una problemática predominante
en la población juvenil en la localidad de Kennedy
(Entrevista 15), y en ese orden de ideas un aspecto común
a una porción significativa de los barristas.
Teniendo en cuenta lo anterior, otro componente posible
de la estrategia de intervención en el conflicto estudiado
39
por este documento, alternativo o complementario al
expuesto anteriormente, puede ser la construcción de
redes juveniles fundadas en reivindicaciones relacionadas
con la superación de la carencia de oportunidades para
los jóvenes en la localidad. Una reivindicación pertinente
sería apoyar y desarrollar una vieja lucha de los jóvenes
de la localidad relacionada con la construcción de una
sede universitaria, ubicada dentro de los límites de
Kennedy, que privilegie el acceso a los habitantes de la
localidad (Entrevista 15).
Ahora, la relación entre la generación de redes juveniles
reivindicativas y la transformación del conflicto entre los
parches barristas en la localidad de Kennedy tiene, por
lo menos, dos formas: de un lado un ejercicio de ese tipo
pasa por el reconocimiento de elementos comunes entre
los barristas independientemente del parche o la barra a
la que pertenezcan, lo cual disminuye las radicalizaciones
generadas a través de la exacerbación de las diferencias
menores. De otro lado, la pertenencia a una red juvenil
que está envuelta en luchas sociales genera también
procesos de identidad en los participantes, lo cual
aporta a la transformación del conflicto al diversificar
los referentes de identidad de los jóvenes barristas,
alejándolos de las identidades únicas y unidimensionales
que los hacen más propensos al conflicto violento.
Finalmente, resulta interesante resaltar de lo observado
en Carimagua que, si bien no existe conflicto violento entre
los parches, estos sí reivindican claramente su identidad
como barristas de x barra, están cohesionados alrededor
de un equipo específico y de alguna manera no han
diluido el conflicto en el sentido que siguen percibiendo
una divergencia de interés con otro grupo claramente
identificable. La permanencia del conflicto genera formas
de organización social rudimentarias, las cuales están
fuertemente relacionadas con la identidad barrista. Este
puede ser otro elemento potencialmente transformador:
40
las formas básicas de organización social que existen hoy
en día en los parches y barras de fútbol.
En términos de una estrategia de intervención para
transformar el conflicto entre parches barristas,
el fortalecimiento de las formas organizacionales
existentes en los parches y la expansión del
conjunto de fines que persiguen esos grupos como
organización, constituirían un componente muy
prometedor, pues implica la transformación de las
relaciones sociales que tienen estos jóvenes en el
mediano plazo. No obstante, debe advertirse que
algunos de los rasgos organizacionales de las barras
de fútbol constituyen un riesgo para este componente
de la estrategia de intervención hipotética. De
manera específica, la flexibilidad extrema de las
formas organizacionales barristas, que rayan en la
atomización, y las estructuras de poder jerárquicas
pero con liderazgos inestables, problematizan la
potencialidad de las formas de organización barrista
para la transformación de conflictos.
La flexibilidad extrema de las formas organizativas de los
parches y las barras puede significar que centrarse en ellas para
iniciar un proceso de transformación de conflictos, equivale a
poner en la base del proceso un elemento inestable y poco
confiable en el mediano plazo, pues su fragilidad genera dudas
sobre su permanencia en el tiempo. Este riesgo puede disminuir
si la estrategia de transformación de conflictos, que incluye
como uno de sus componentes las formas de organización
básica barrista, contempla dentro de sus actividades algunas
encaminadas a fortalecer y desarrollar los parches barristas
como organización social. Esto es pertinente dentro de
una estrategia tal, no sólo porque hace más probable una
intervención exitosa, sino también porque es consistente con
los postulados del enfoque de transformación de conflictos
que busca cambios en las estructuras relacionales.
En cuanto a las estructuras de poder jerárquicas y los
liderazgos inestables, este riesgo debe ser abordado
desde una perspectiva de transformación de dichas
estructuras, que base las formas de distribución del
poder no en dinámicas carismáticas y despóticas –y
logradas en ocasiones con mecanismos de ascenso que
privilegian la violencia– sino en la dirección colectiva. Así,
la estrategia debe contemplar, entre otros elementos,
mecanismos para transformar la estructura de poder
hacia formas más horizontales, que al depender menos
de los vaivenes de la “gracia pública” de la que depende
el líder carismático son mucho más estables. Además,
el cambio profundo que implica pasar de una cultura
caudillista a una de democracia más horizontal que
caracteriza las estructuras de poder horizontales tiene
implicaciones importantes en términos de adquisición
de capacidades para el grupo social que adopta dichas
formas de poder: la capacidad de definir agendas
autónomas y gestionarlas colectivamente. En el
ámbito individual también se fomenta un tránsito de
la obediencia acrítica en la acción colectiva, a la acción
colectiva crítica.
41
6. Conclusiones y hallazgos
Se pudo encontrar que no existen estadísticas adecuadas,
actualizadas y con suficiente desagregación para realizar
un adecuado análisis de los verdaderos niveles de
violencia e inseguridad asociados a las barras de fútbol en
la localidad de Kennedy, de tal forma que las relaciones
acá expuestas son meras aproximaciones.
Al hacer una caracterización de las condiciones
socioeconómicas de la localidad de Kennedy se
observa que, aún cuando han habido avances en el
pasado reciente, todavía se encuentra en una posición
desfavorable respecto a las demás localidades,
generando un entorno propicio para la expresión de
diferentes formas de violencia.
Igualmente, los habitantes de la localidad son
mayoritariamente jóvenes, lo que explica que sea una
zona donde tienen lugar diversos grupos juveniles,
entre ellos, las barras estudiadas. Cuando un joven se
encuentra inmerso dentro un contexto de condiciones
de vida desfavorables, las probabilidades de potenciar
al máximo sus capacidades se ven reducidas. Estos
jóvenes aunque no habitan en las zonas más pobres
de Bogotá, sí habitan en una localidad con niveles
altos de hacinamiento crítico los cuales influyen en las
actitudes y comportamientos violentos de los jóvenes.
Sin embargo, estos son sólo indicios que deben ser
profundizados en otros estudios.
42
Por su parte, en la dimensión de inseguridad, en 2007,
Kennedy fue la localidad con mayor nivel de homicidios en
Bogotá, en 2006 la segunda con mayor nivel de lesiones y
la cuarta con mayor número de hurtos. El rango de edad
entre 20-24 años fue la que más reportó víctimas fatales,
víctimas de lesiones y hurtos; y mayoritariamente las arma
empleadas en la victimización de la localidad, fueron las
armas cortantes y/o punzantes, y las de fuego.
Al hacer un balance sobre los aspectos que posiblemente
mantengan y agraven el conflicto violento en la localidad
de Kennedy se observar que los modelos mentales
estigmatizadores que corresponden a las presunciones
que se tiene del Otro como diferente, a pesar de las
similitudes entre individuos, son el motor de continuidad
de la violencia en la localidad. Esta diferenciación
exacerbada, producto del miedo a perder o afectar la
identidad social, trae como consecuencia un alto nivel
de conflicto violento. La estigmatización anula toda
posibilidad de encuentro y de reconocimiento del otro
como un igual, como una persona con la que se comparten
gustos, ideales, carencias, problemáticas y pasiones.
Igualmente, la comunidad y las autoridades tienen
diversas percepciones que estigmatizan a los jóvenes
barristas, asociándolos indiscriminadamente con agentes
perturbadores de la convivencia y tranquilidad de la
comunidad. La negación de la existencia de contextos
precarios e inestables por parte de las autoridades, y
el reduccionismo de las políticas al campo netamente
de control fomentan un clima de intolerancia propicio
para la permanencia y radicalización de los conflictos.
Bloqueando de esta manera, posibles transformaciones
del conflicto violento.
Los aspectos que mantienen y agravan el conflicto violento
en la localidad se manifiestan a nivel personal, comunitario
y contextual. Lo que implica que la transformación de
la violencia no debe enfocarse en una sola dimensión
de las relaciones violentas, sino que tenga en cuenta la
multidimensionalidad y complejidad del fenómeno.
Respecto a la dinámica propia de los barristas, se pudo
constatar que el conflicto entre las barras de fútbol, y
en especial la agresividad y violencia asociado a él, está
fuertemente relacionado con el hecho de que los jóvenes
barristas tienden a construir identidades de carácter
unidimensional y fundamentalista. De esta manera,
la diversificación de los referentes de identidad de los
jóvenes barristas puede contribuir a la prevención y
disminución de su agresividad y propensión a la violencia,
aspecto que debe ser tenido en cuenta en cualquier
estrategia de intervención elaborada desde un enfoque
de transformación de conflictos.
En el estudio fue posible identificar tres elementos que
tienen potencial para la transformación de conflictos:
las redes sociales preexistentes, la construcción de redes
sociales contenciosas, y las formas rudimentarias de
organización social que han generado ya los parches y las
barras. Todos estos elementos, incluidos en una estrategia
de intervención de transformación de conflictos,
tienen la potencialidad de ser referentes de identidad
alternativos para los jóvenes barristas, permitiendo con
ello diversificar los referentes de identidad y disminuir la
propensión a los conflictos violentos. Así mismo, tienen
la posibilidad, abordados desde perspectivas específicas,
de transformar las estructuras relacionales de los jóvenes,
especialmente en el caso de las formas de organización
social y la construcción de redes contenciosas.
También se constató que la violencia es instrumentalizada
por los jóvenes como una forma de resolución de conflictos,
donde las identidades son difusas, expresándose tanto al
interior de las barras como entre ellas. Es decir, la misma
conducta violenta que genera respeto y reconocimiento de
un barrista por parte de los barristas de equipos opuestos,
sirve también para ganar respeto y reconocimiento
de un subgrupo que se quiere dar a conocer, entre los
miembros de una misma barra. La violencia se convierte,
en ocasiones, en una forma de relación que atraviesa las
dinámicas intra e inter barras.
Igualmente, se pudo apreciar que la dinámica barrial,
donde elementos como la delimitación y autoidentificación
son determinantes, en la localidad de Kennedy son
fundamentales para entender las expresiones de grupos
juveniles como pandillas, tribus urbanas y las barras,
esto a diferencia de muchas localidades, donde las
delimitaciones de barrios se han ido perdiendo con el
tiempo como referente especiales e identitarios de los
habitantes. Específicamente para el grupo de barristas,
la dinámica territorial es esencial como mecanismo de
diferenciación, expresión de poder a través del territorio
y ejercicio de soberanías que son cambiantes.
Finalmente, se pudo apreciar, como se resume en el
anexo, que los programas liderados desde la Alcaldía
de Bogotá, como Goles en Paz, tiene un significativo
ascendente en la población barrista, especialmente en los
líderes de las barras, quienes encuentran en el programa
y sus funcionarios un interlocutor válido, un medio de
cooperación e interacción con otras barras y administrar
soluciones logísticas de entradas y salidas de los estadios
y viajes para evitar posibles grescas entre las barras. Su
éxito en la organización y contribución a la seguridad en
el estadio es incontrovertible.
Sin embargo, claramente las dimensiones del conflicto
entre las barras han transcendido el escenario del estadio de
fútbol y con más fuerza tiene expresión en las localidades,
donde los programas de la Alcaldía Mayor no tienen mayor
capacidad de control y exceden sus capacidades de recursos.
El trabajo en las localidades esencial, y hacia allá debe ir
encaminándose cualquier programa de intervención, como
ya Goles en paz ha empezado a hacerlo con la elección de
gestores locales, sin embargo, falta un apoyo importante
en esta dirección en cuanto a personal y recursos de este
43
programa. Así mismo, una sola institución trabajando en
el tema no es suficiente. El trabajo debe ser conjunto y
el tema asumido desde las alcaldías locales y los distintos
programas que tiene expresión local. Igualmente, otras
44
instituciones deben ser involucradas, como la Policía,
instituciones educativas, asociaciones de padres de familia
y organizaciones sociales relacionadas con el trabajo con
juventudes.
Epílogo
The American Friends Service Committee, a través de la
implementación de proyectos pilotos en América Latina
en la transformación de conflicto y la reducción de la
inseguridad ciudadana urbana, hace una apuesta por la
construcción de nuevas relaciones sociales y redes de
actores de toda la sociedad con el interés, la capacidad e
la influencia para generar cambios positivos.
como los y las jóvenes barristas, la policía, las instituciones
locales y la comunidad en general. A partir de allí,
concentramos nuestros esfuerzos en iniciar la construcción
de relaciones y de confianza con tales grupos y en diseñar
distintas actividades que avanzaran “lento pero seguro”
en la transformación positiva de las dimensiones en las
que se presenta el conflicto.
El proyecto de la oficina en Bogotá, Colombia se
denominó “De las Barras a los Barrios” y está enfocado
en el conflicto alrededor de las barras de fútbol en la
localidad de Kennedy. Ha sido el interés de AFSC desde
el inicio tener una comprensión crítica y profunda de las
características y particularidades que rodea el conflicto
alrededor de las barras de fútbol. Por esta razón,
adelantamos investigaciones y análisis contextuales
como el que presentamos en esta oportunidad con
CERAC. Este y otros analices nos han permitido llevar a
cabo una aproximación al escenario local de Kennedy y
la conflictividad asociada con el barrismo de una manera
respetuosa y participativa con el fin de encontrar en
que consta el capital social existente en la zona para
potenciarlo y permitir nuevas relaciones construidas
desde la misma sociedad.
A continuación, describimos brevemente las distintas
iniciativas y actividades que hemos emprendido en la
localidad de Kennedy desde el proyecto “De las Barras a
los Barrios” para la transformación del conflicto alrededor
de las barras de fútbol.
Tales investigaciones marcaron nuestros primeros
contactos con distintos actores sociales de la localidad de
Kennedy y con nuestros grupos de interés identificados
Grupos focales: desarrollamos una propuesta de grupos
focales con el fin de establecer contacto con la policía
de la localidad, los grupos de barras y la comunidad a la
vez que hacíamos una exploración más particular de la
experiencia de cada uno de estos grupos en el conflicto así
como sus percepciones e intereses alrededor del mismo.
Actividades de promoción en los Barrios: como una
estrategia para acercarnos a los habitantes de la localidad,
hemos realizado unas actividades de promoción al aire
libre donde conversamos con los vecinos de los barrios
y los mismos barristas sobre el conflicto alrededor
de las barras así como invitándolos a participar de las
actividades.
45
Participación en mesas locales de trabajo en Juventud:
AFSC hace presencia en diferentes espacios institucionales
locales sobre juventud y conflicto como una forma de
establecer contacto con organizaciones que trabajan en
el tema así como ampliar la discusión y reflexión frente
al conflicto alrededor de las barras de fútbol fomentando
cambios orientados hacia la transformación del mismo.
Talleres para la transformación personal: talleres
psico-sociales ofrecidos inicialmente a jóvenes barristas
que buscan generar transformaciones en lo personal
como fortalecimiento del auto estima y proyecto de vida
además de brindar herramientas alternativas de solución
de conflictos.
Actividades locales de transformación de relaciones:
apoyamos en la planeación y desarrollo de distintas
actividades locales propuestas por organizaciones
juveniles y de la sociedad civil. Están dirigidas a mejorar
la situación local tal como facilitar la construcción de
relaciones nuevas y positivas entre distintos actores
sociales en las comunidades y los colegios como un primer
paso para avanzar hacia la transformación del conflicto.
Investigación etnográfica: hemos iniciado una nueva etapa
de investigación encargada al Centro Nacional de Consultoria
con el fin de hacer una indagación más particular sobre la
experiencia juvenil de inseguridad en contextos familiares y
sociales y la formación vocacional con jóvenes barristas de
46
Kennedy. Estas son temas que son de especial importancia
para la formulación de nuevas actividades en el mediano
plazo en la implementación del proyecto.
Estrategias de Promoción del proyecto: uno de los
objetivos principales del proyecto es el de fomentar
transformaciones en los imaginarios, las percepciones
y en general sobre el conocimiento que se tiene sobre
el conflicto local. Para esto, AFSC ha puesto en marcha
estrategias de comunicación para la promoción del
proyecto como la realización de un video con entrevistas
a los grupos en conflicto sobre su percepción y vivencia
del mismo, la invitación y participación activa de medios
de comunicación locales y la preparación de un boletín de
prensa trimestral que pretende ser un espacio de dialogo
e intercambio. Todo esto aumenta la conciencia y el
conocimiento sobre el conflicto entre distintos grupos en
la localidad de Kennedy.
Próximos Pasos: hacia el futuro, esperamos consolidar
nuestra presencia en la localidad de Kennedy a través de la
formación de redes de trabajo y/o plataformas locales que
tengan la capacidad de ir posibilitando cambios positivos
en los distintos niveles del conflicto, inclusive enfrentando
a conflictos nuevos. Así mismo, esperamos escalar en las
relaciones no exclusivamente con instituciones locales
sino también con entidades distritales, organizaciones
nacionales de fútbol y deporte y una vinculación más clara
del sector privado.
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49
Entrevistas y recorridos localidad
• Recorrido 1 localidad de Kennedy, 29 de julio de 2008. Recorrido desde la UPZ las Américas, barrio Mandalay, hasta
Kennedy Central. Participantes: Gustavo Gaona, Diana Carolina Pinzón, Andrés Ricardo Vargas.
• Recorrido 2 localidad de Kennedy, 5 de agosto de 2008. Recorrido Alcaldía Local de Kennedy, Parque La Revolución, Ley.
• Reconocimiento estadio, partido Millonarios vs. Cúcuta, 30 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 1: Investigadora del Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEACSC)
- Secretaría de Gobierno Distrital, Alcaldía de Bogotá. 28 de julio de 2008.
• Entrevista núm. 2: Gestora de juventud, localidad de Kennedy. 28 de julio de 2008.
• Entrevista núm. 3: Gerenta de Juventud del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC). 29 de
julio de 2008.
• Entrevista núm. 4: Funcionario Programa para la vida sagrada y el desarme, Director Goles en Paz – Secretaría de
Gobierno Distrital, Alcaldía de Bogotá. 01 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 5: Funcionaria de la Subsecretaría de seguridad y convivencia. 01 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 6: Barrista de Santa Fe. 05 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 7: Joven de la localidad de Kennedy, trabaja en temas de convivencia. 05 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 8: Exbarrista de Millonarios. 05 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 9: Barrista de Santa Fe. 11 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 10: Gestor Local Programa para la vida sagrada y el desarme, Goles en Paz – Secretaría de Gobierno
Distrital, Alcaldía de Bogotá. 12 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 11: Líderes de la Barra Los Del Sur, Medellín. 12 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 12: Funcionario, Manual de convivencia ciudadana de Secretaría de Gobierno Alcaldía de Medellín.
13 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 13: Reunión con funcionario Ciudad Empiria. 13 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 14: Líderes de la barra Disturbio Rojo Bogotá. 13 de agosto de 2008.
• Entrevista núm. 15: Ex-gestor de juventud del IDPAC en la localidad de Kennedy. 29 de julio de 2008.
Normatividad
•
Plan de Ordenamiento, Alcaldía de Bogotá
50
ABREVIACIONES
American Friends Service Committee Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana
Centro de Investigación y Criminalística
Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos
Comandos Azules Distrito Capital
Departamento Administrativo Nacional de Estadística
Departamento Administrativo Planeación Distrital
Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente
Disturbio Rojo Bogotá
Encuesta de calidad de vida de Bogotá
Frente Kennedy
Guardia Albirroja Sur
Índice de Condiciones de Vida
Necesidades Básicas Insatisfechas
Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal
Los del Sur Pesada Kennedy
Población en Edad Escolar
Prueba de Estado (Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior)
Radicales Unidos de Kennedy
Tasa de Cobertura Neta
Unidades de Planeación Zonal
51
AFSC
CEACSC
CIC
CERAC
CADC
DANE
DAPD
DAMA
DRB
ECVB
FK
GARS
ICV
NBI
IDPAC
LDS
PK
PEE
ICFES
RUK
TCN
UPZ
Anexo: Principales actores o grupos de interés
relacionados con los conflictos de las barras de fútbol
Actor
Líderes de
barras
Descripción
Son los líderes
históricos, muchos
incluso fundadores,
de las barras a las
que pertenecen.
Son líderes
carismáticos que
han ido ganando el
reconocimiento de
todos los miembros
de la barra por
su entrega y
conocimiento
del equipo, su
compromiso con
las actividades de
la fiesta futbolera
en el estadio y su
nivel de contactos
y capacidad
organizativa para
dichas actividades
Tipo
Privada
Nivel de
acción
Localidad,
distrital y
nacional
Principales logros
(relacionados con barras
de fútbol)
Potencialidades y
necesidades de proyección
Elementos
dinamizadores del
conflicto
Elementos potenciales
para transformación de
conflictos
• Tienen poder de
convocatoria
• Ascendencia sobre los
miembros de la barra.
Son las personas de
mayor “aguante” o
compromiso con el
equipo
• Representación de
la barra frente a
instituciones públicas y
privadas
• Protocolos de
Convivencia del Estadio
pactados con Goles en
paz
• Diálogos entre los
líderes de las diferentes
barras
• Falta mayor claridad en
sus metas y proyectos
• No todos desean
trascender el escenario
futbolístico y pasional,
algunos sólo tienen en
interés del partido y
la identificación con la
barra, no proyectos que
vayan más allá de eso
• Existe un
desconocimiento por
parte de la mayoría
de los líderes de las
barras de criterios de
organización y visión
empresarial
• Desconocimiento del
potencial productivo y
falta de herramientas
pedagógicas y
de liderazgo para
consolidar las formas
organizativas de la barra
• Desconfianza en los
pactos con otros
líderes de barras
o permanente
inseguridad frente
a los barristas en
general de bandos
contrarios de que
no se cumplan los
pactos acordados
con los líderes
cuando los hay
• Debido a la enorme
cantidad de
barristas, se hace
imposible el control
total sobre el grueso
de barristas. Son
líderes carismáticos
y reconocidos, pero
no se trata de una
estructura jerárquica
de obediencia a los
mandos
• Elementos de
ascenso como líderes
de barra son muchas
veces generadores
de conflicto: el más
guerrero o “parado”,
el que maneje mejor
el cuchillo, el que
busque más pleitos
con otras barras, etc.
• Liderazgos
cuestionados, luchas
de poder internas
en algunas barras,
fraccionamientos y
disensiones
• Elementos
regionalistas fuertes,
connotaciones
de desprecio
incluso en barras
pertenecientes al
mismo equipo pero
de distinta ciudad
• Liderazgo reconocido
en la mayoría
de casos, cierto
ascendiente sobre
la gran cantidad de
barristas
• Relativa asequibilidad
para el diálogo con
otros líderes de
barras
• Territorios y espacios
asociados con la
infancia comunes
a varios líderes de
distintas barras,
zonas de tolerancia y
neutralidad
• Deseos de trascender
de un nivel pasional
frente al equipo a
plantearse como
cierto nivel de
organización,
con proyectos
productivos y
participativos, así
como planteamiento
de metas de
mejoramiento de la
calidad de vida de los
barristas
52
Barristas en
general
Goles en
paz
Son hinchas de un
equipo de fútbol
que han convertido
su pasión por el
equipo en un estilo
de vida. Tienen
características
distintivas como
formas de vestir,
hablar y elementos
simbólicos
diferenciadores.
Algunos barristas
han estado
asociados a
expresiones de
violencia donde han
resultado heridos
y, en ocasiones,
muertos algunos
miembros de la
misma barra o de
barras contrarias
Privada
Programa de la
Alcaldía de Bogotá,
perteneciente
al programa
Vida Sagrada y
el Desarme de
la Secretaría de
Gobierno de
Bogotá
Pública
Localidad,
distrital y
nacional
Tienen formas
organizativas, reglas y
formas de control interno
Analizado a profundidad
en el capítulo 4.1
Su pasión por el futbol
es el principal elemento
cohesionador
Distrital
Bogotá
• Resultados exitosos en
la coordinación de la
logística del Estadio.
• Ha contribuido a
disminuir las tensiones
y los niveles de
violencia.
• Tiene reconocimiento
y ascendencia en los
principales líderes
de las barras, es un
interlocutor válido
para ellos y es un
medio de disminución
de tensiones,
coordinación para
evitar enfrentamientos
y punto de encuentro
ocasional de los líderes
de barras para realizar
acuerdos
• Protocolos de
Convivencia del
Estadio, pactados
con los líderes
barristas, la Policía
y otras instituciones
involucradas en el
Estadio
• Ha generado convenios
con otras instituciones
como Sena y Misión
Bogotá para vincular
a barristas a procesos
educativos y ampliar
oferta de empleo
53
• Promover un acuerdo
nacional: debe
coordinarse con
programas similares en
otras ciudades capitales
• Expresión de los
conflictos a nivel de
localidades, necesidad
de trabajo a este nivel.
Requiere mayores
recursos, personal,
presencia institucional
en la localidad con
infraestructura
adecuada y
reconocimiento
• Continuar y recibir
apoyo institucional y
presupuestal para seguir
dando soluciones más
integrales a la violencia
entre los barristas con
oportunidades laborales
y de educación
• Dinámica de
fraccionamiento
al interior de las
barras tradicionales,
cuestionamiento
de liderazgo y
potenciales luchas
de poder. Creación
de subgrupos de
parches y liderazgos
en distintos niveles
que son parciales,
coyunturales y
difíciles de identificar
que dificultan
cualquier creación
de pactos de
convivencia
• Composición etaria
muy joven, alto
nivel de descontrol
en cierto grupo
de barristas muy
jóvenes, más
interesados en
las dinámicas de
poder, en la creación
de identidades
al interior de la
barras y en adquirir
respeto mediante
comportamientos
de vandalismo y
delincuenciales
• Hay cierta
consciencia sobre
los conflictos y las
dimensiones de los
problemas
• Capacidad
institucional limitada
para la dinámica
tan compleja del
problema, un solo
programa no es
suficiente
• Sobrecarga de
funciones y límites
de personal impide la
atención a todos los
problemas entre las
barras y a su interior,
no puede convertirse
en una atención
de emergencias en
este tema aunque
es esencial su
asiento en cualquier
escenario decisorio
• Visión integral de la
complejidad de la
violencia asociada a
las barras
• Ascendiente sobre los
líderes de las barras,
quienes consideran
a sus funcionarios
interlocutores válidos
• Espacio de diálogo,
interlocución y
coordinación con
otras barras
• Procesos y
experiencias de
largo tiempo con los
líderes de las barras,
existe un trabajo
importante de base
• Trabajo actual y
proyectos de difundir
cultura de tolerancia
al interior de las
barras, no solo entre
ellas
• Aspectos de
identidad y pasión
por el fútbol pueden
ser aprovechados de
los jóvenes barristas
son potencialidades
y punto de partida
obligado para
cualquier programa
de intervención
y para iniciativas
que fomenten la
transformación de
conflictos
• Existen formas
de control social
al interior de las
barras y formas
de respeto que se
pueden gestar en
formas de cohesión,
trabajo conjunto y
transformación de
conflictos al interior y
entre las barras
Policía
Es la fuerza
pública, encargada
de la seguridad
ciudadana en
todo el distrito,
tienen presencia
en el estadio y
en la localidad.
Son agentes
fundamentales
Pública
Nacional,
distrital y
localidad
Alcaldía
Local
Alcaldía menor
de la localidad de
Kennedy, maneja
los principales
problemas de la
localidad y tiene
relación con
la policía de la
localidad, aunque
no está bajo su
administración
Pública
Localidad
Kennedy
Acuerdos básicos para el
manejo de la seguridad en
los estadios
54
• Es necesario
transformar la visión
de estigmatización
y de criminalización
que tienen sobre los
barristas
• Se requiere de procesos
de concientización al
interior de la policía
para manejar el tema de
manera más integral y
no solo represivamente
• Visión limitada de la
dinámica barrista,
plantea soluciones
muchas veces
meramente de
control policial
• En general,
tendencia a
estigmatizar a los
barristas, vistos
como grupos
delincuenciales
o problema de
seguridad solamente
• Existe una
adjudicación
generalizada de la
responsabilidad a los
líderes por los hechos
de los miembros de
sus barras
• Alta rotación en la
localidad interrumpe
los procesos posibles
adelantados o que
podrían iniciarse
con los barristas. La
interrelación debe
no ser solamente
institucional sino
que tiene un alto
componente
personal debido
a las confianzas y
credibilidades que
deben suscitarse
entre los mandos de
la policía y los líderes
de las barras
• Posible violación
de libre desarrollo y
libertad de expresión
mediante medidas
represivas frente a
las barras
• Los barristas tienen
una muy acentuada
impresión negativa
de la policía y mucha
desconfianza frente
a cualquier acuerdo
con la fuerza pública
• Ha habido un
proceso institucional
de cambio de
percepciones que
sirve como base para
cualquier trabajo con
esta institución
• Los procesos de
creación de policía
comunitaria pueden
ayudar a fomentar
mejores percepciones
al interior de la
institución y son
espacios que se
pueden aprovechar
para diálogo con los
líderes barristas, la
policía comunitaria y
otras instituciones
• Percibir el fenómeno de
manera más integral
• Falta de información
estadística relevante al
tema
• Visión relativamente
estigmatizante
respecto a los
barristas, dificulta el
diálogo
• No es de interés
prioritario en la
agenda de la Alcaldía
local
• La visión
estigmatizante
podría difundirse
en la localidad y
otras instituciones
relacionadas, como
la policía local
• Existe interés en
gestar programas
que busquen el
restablecimiento de
derechos e inclusión
social de los jóvenes
de la localidad, entre
los que se incluye a
los barristas
Alcaldías
otras
ciudades
Entes
gubernamentales
de las ciudades
donde tienen
presencia las
barras, controlan
los estadios y la
policía
Pública
Distrital
• Ausencia de articulación
con otras ciudades
• Falta de protocolo de
estadio conjunto para
todos los estadios del
país o de las principales
ciudades en principio
• La mayoría de
ciudades no tienen
programas de
trabajo con los
jóvenes barristas
• Se ha dado un
manejo casi
exclusivamente
coercitivo en la
mayoría de ciudades
• Se han tomado
medidas de
prohibición de
entrada a los
estadios y formas
de castigo diversas
sin mayor éxito en
la disminución de
los incidentes de
violencia
Equipos
de fútbol,
clubes
Medios de
comunicación
Son los equipos a
los que los barristas
tienen devoción,
son el elemento
común a todos
los barristas, es
la pasión hacia el
fútbol y hacia el
equipo lo genera
un elemento de
cohesión entre los
barristas y explica
buena parte de las
vinculaciones a las
barras. Muchos
clubes apoyan a los
barristas para viajar
a otras ciudades
a acompañar al
equipo, apoyan
con dinero para
la compra de
elementos que
acompañen la fiesta
en el estadio
Privada
Entidades
dedicadas al
periodismo de
tipo audiovisual,
escrito y radial. Son
los que reafirman
posiciones y
contribuyen
a formar
opinión, afectan
directamente en
los elaboradores de
políticas públicas
y son grupos de
presión importante
Públicas y
privadas
Distrital y
Nacional
• Han hecho parte de
varios pactos y de
creación de protocolos
de convivencia en el
estadio
• Mayor compromiso con
el tema de la violencia
• Son los principales
beneficiaros de la
hinchada y los barristas
por los dividendos
económicos, pero no
generan procesos de
contraprestación
• Algunas formas de
expresión de los
deportistas y equipo
técnico repercuten en
formas de violencia
en los barristas, se
incita a la tribuna, hay
comportamientos
violentos al interior
de los deportistas y
técnicos que puede
promover la violencia en
su fanaticada
Distrital,
localidad y
nacional
• Información sesgada,
no representativa
y estigmatizante
sobre las dinámicas y
complejidad del tema
• Poca profundidad en
las noticias, centrada
en las manifestaciones
de violencia y en las
posibles soluciones
más de tipo coercitivo.
No hay reportajes
concienzudos sobre las
causas de vinculación,
dinámicas internas y
contexto de los jóvenes
barristas
55
• Ausencia de
responsabilidad
del equipo y los
directivos frente a la
problemática de la
violencia asociada a
su fanaticada
• Algunas formas de
expresión de los
deportistas y equipo
técnico repercuten
en formas de
violencia en los
barristas, se incita
a la tribuna, hay
comportamientos
violentos al interior
de los deportistas y
técnicos que puede
promover la violencia
en su fanaticada
• Las tendencias
estigmatizantes
difundidas por los
medios generan
percepciones
limitadas por
parte de la policía,
instituciones y
comunidad frente
a las grupos de
barras de fútbol, que
a su vez, pueden
formarse ideas
de ser agentes
de violencia y no
formas organizativas
juveniles,
aumentando las
dinámicas de
conflicto al interior y
entre las barras
• Preocupación e
interés creciente en
la temática, posibles
repercusiones
económicas para
sus equipos de
tomarse medidas
muy restrictivas con
los barristas, lo cual
puede modificar
actitudes de los
equipos y directivos
• Mecanismos de
contraprestación a
los barristas pueden
darse a través
de concepciones
empresariales hoy
difundidas como
responsabilidad
social de las
empresas. Pueden
apoyar procesos
empresariales,
productivos y de
formación
• Poder de difusión
y construcción
de opinión muy
importante, esencial
para promover
visiones más
complejas sobre la
violencia asociada a
los barristas
Organizaciones
sociales
relacionadas con la
juventud
Organizaciones
sin ánimo de lucro
relacionadas con el
trabajo comunitario
y local en Kennedy,
con reconocimiento
y contactos con los
jóvenes
Públicas y
privadas
Distrital y
localidad
• Pocas organizaciones
que trabajan con
juventudes en la
localidad
• Falta de recursos para
trabajar en temas
específicos relacionadas
con la problemática
Instituciones educativas
Plantes educativos
de carácter público
y privado donde
los estudiantes
mantienen parte
del día, espacio
donde interactúan
los miembros de
las distintas barras
en el aula de clase
o espacios abiertos
entre diferentes
grados
Públicas y
privadas
Distrital y
localidad
• Desconocimiento
generalizado de la
problemática por
parte de los planteles
educativos, lo cual
impide desarrollo de
medidas eficaces a su
interior
• Falta de
involucramiento del
sistema educativo
con los procesos
organizativos juveniles
adelantados por los
jóvenes de las barras
56
Las organizaciones
existentes, como Ciudad
Empiria, tienen relación
cercana con algunas
barras y es reconocida
por sus líderes, hay un
trabajo de generación de
confianza ya construido,
hay interés
• Estigmatización y
criminalización del
fenómeno y de los
jóvenes barristas
• Espacios donde se
pueden fomentar
o exacerbar las
diferencias de los
barristas y crear
pugnas a su interior
Espacio de encuentro
de múltiples miembros
de barras distintas,
puede ser un escenario
usado como medio de
diálogo y de creación de
espacios de tolerancia
Barras de fútbol, juventud y conflictos:
mapeo en la localidad de Kennedy (Bogotá)
Diseño y diagramación: Adela Martínez Camacho
David Aponte ®
Diana Carolina Pinzón Paz ®
Andrés R. Vargas ®
CERAC ®
AFSC ®
Septiembre de 2009
CERAC
El Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos-CERAC es un centro
de investigación y desarrollo tecnológico privado e independiente,
especializado en la investigación sobre violencia, el análisis de conflictos
armados y el estudio de sus impactos sobre el desarrollo socioeconómico
y el bienestar de las personas.
CERAC busca que sus estudios contribuyan a la reducción de la violencia
y su impacto sobre las personas, las comunidades y la sociedad, por
lo que las investigaciones que adelanta están orientadas a proveer
insumos para el diseño, puesta en marcha y evaluación de políticas
públicas basadas en evidencia para la superación de la violencia.
Los investigadores de CERAC hacen parte de un grupo de investigación
registrado y calificado por Colciencias, cuyas líneas de investigación
son Medición y Representación de la Violencia, Análisis de Conflictos, e
Inseguridad, Violencia Armada y Desarrollo.
www.cerac.org.co
AFSC – AMERICA LATINA Y EL CARIBE
La rápida urbanización en América Latina y el Caribe se distingue por
un aumento en la vulnerabilidad ciudadana a la violencia. Con el fin de
aumentar la seguridad ciudadana, AFSC empleará con co-partes un
marco conceptual de transformación de conflictos con una metodología
dirigida a la construcción de amplias coaliciones locales. Los esfuerzos
en transformar conflictos y reconstruir el capital social y la seguridad
serán apoyados a través de proyectos pilotos en cuatro subregiones:
México y América Central, el Caribe, Región Andina, y Cono sur/Brasil.
Por medio de la colaboración entre sociedad civil, gobierno, sector
privado y sector académico se quiere diseminar las lecciones aprendidas.
En un proceso de planificación social estratégico, AFSC será una fuerza
más enfocada y eficaz para el cambio, enraizado como siempre en los
valores cuáqueros.
www.afsc.org
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