Responsabilidad solidaria del empresario y contratista en el recargo

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> JURISPRUDENCIA COMENTADA
Responsabilidad
solidaria del empresario
y contratista en el
recargo de prestaciones
por accidente de trabajo
David Ayuso Bartolomé, departamento Laboral de AGM Abogados.
l artículo 123 de la Ley General de la
Seguridad Social (LGSS) establece que
todas las prestaciones económicas originadas por un accidente de trabajo o
enfermedad profesional aumentan, según la gravedad de la falta, de un 30 a un 50 por ciento
cuando la lesión se ha producido por máquinas
o artefactos y en instalaciones, centros o lugares
de trabajo que carezcan de los dispositivos de
precaución reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones.
E
También se incrementan cuando no se han
observado las medidas generales o particulares de
seguridad e higiene en el trabajo, o las elementales de salubridad o de adecuación personal a cada
tarea, según las características, edad, sexo y demás
condiciones del trabajador.
Por su parte, el artículo 42 del Estatuto de
los Trabajadores (ET) regula la responsabilidad
de los empresarios que contraten o subcontraten
con otros la realización de obras o servicios correspondientes a la propia actividad. La responsabilidad solidaria del empresario principal con los contratistas y subcontratistas es una consecuencia:
• Del deber de seguridad que el contratista o
subcontratista debe proporcionar a sus propios trabajadores.
• De la obligación de vigilancia del empresario principal respecto a los trabajadores de
los contratistas y subcontratistas que operan en sus locales de trabajo.
Tomando como punto de partida este precepto legal, se analiza en qué supuestos procede la
responsabilidad solidaria del empresario principal
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y contratista cuando se impone un recargo de
prestaciones como consecuencia de un accidente
de trabajo. Con carácter principal, esta imposición
a una empresa es el resultado de un accidente de
trabajo que ha tenido lugar bajo el control de la
empresa principal o de la contratista, o en relación
con lugares, centros de trabajo, dependencias o
instalaciones de éstas. Además, se produce una
peculiar situación en la que participan los empleados de las distintas empresas implicadas en la cadena de contratatas, con conexiones e interferencias mutuas entre estas tres partes.
Las prestaciones
económicas
también se
incrementan
cuando no se
han observado
las medidas de
seguridad e
higiene
De acuerdo con la jurisprudencia de la Sala
de lo Social del Tribunal Supremo, en sentencias
de 18 de abril de 1992, y más recientemente de
11 de mayo de 2005, es la producción del accidente dentro de la esfera de la responsabilidad del
empresario principal, por inobservancia o falta de
aplicación de planes de prevención en materia de
seguridad e higiene lo que determina, en caso de
incumplimiento, la extensión a éste de la responsabilidad en la reparación del daño causado.
No se trata de un mecanismo de ampliación
de la garantía en función de la contrata, sino de
una responsabilidad que deriva de la obligación
de seguridad del empresario para todos los que
prestan servicios en un conjunto productivo que
se encuentra bajo su control.
Puede que incluso la causa del accidente laboral sufrido por la contratista sea la deficiente
actuación en materia de seguridad e higiene del
empresario principal, por lo que sería este último
el infractor a efectos de la aplicación del recargo
de prestaciones correspondiente previsto en el
artículo 123.2 de la Ley General de la Seguridad
Social.
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La responsabilidad solidaria del empresario principal se da cuando, entre otros factores,
el accidente sucede en el centro de trabajo de la compañía.
Responsabilidad solidaria
Los principales requisitos para la existencia
de la responsabilidad solidaria del empresario
principal por el accidente son:
> Que se produzca dentro de la esfera de
la propia actividad de ambas empresas,
aunque en algunos casos este requisito se
difumina. También es suficiente el hecho de
que sea dentro de la esfera de la responsabilidad del empresario principal en materia
de seguridad.
> Que la contrata se halle vigente a la fecha
de la producción del accidente.
> Que el accidente hubiera ocurrido en el
centro de trabajo de la empresa principal.
En este caso, es de aplicación al lugar de
trabajo y no sólo al centro de trabajo en el
estricto sentido de la palabra.
> Que exista un reproche de culpabilidad.
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Es decir, es necesaria la concurrencia de culpas
para que el empresario principal y el contratista o subcontratista sean imputables a efectos
de derecho administrativo sancionador, dado
que éste se inspira en los mismos preceptos
culpabilísticos que el derecho penal.
Por último, hay que tener en cuenta que en
ocasiones en el hecho de que se produzca un accidente intervienen equipos de trabajo ajenos a la
propiedad del contratista, puestos a su disposición
por el empresario principal para su uso.
En este caso, el primero debe proporcionar a
los contratistas y subcontratistas, y éstos recabar
de aquél, la información necesaria para que la utilización y manipulación de la maquinaria, equipos,
productos, materias primas y útiles de trabajo se
produzca sin riesgos para la seguridad y salud de
los trabajadores, y para que contratistas y subcontratistas puedan cumplir a su vez con las obligaciones de información respecto de sus trabajadores.
Éstas son especialmente aplicables a:
> Las actividades de instalación y montaje
tanto de infraestructuras como de maquinarias y equipos de trabajo.
> Concesionarios y servicios oficiales.
> Al régimen de contratación denominado maquilla en determinadas zonas geográficas, tanto en el sector agrícola como en
el industrial. En este régimen de contratación
el empresario principal facilita al contratista
sus productos, los materiales y las fórmulas
magistrales, mientras que este último se limita a realizar para el principal las mezclas
correspondientes conforme a las instrucciones recibidas, quedándose en pago parte del
producto.
En relación con esta obligación de informar a
los contratistas o subcontratistas, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no establece una tipificación específica de la infracción, por lo que
serán aplicables los tipos generales previstos en
ella para sancionar.
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