EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA El tiempo, un punto ciego en la visión fotográfica Vivir es estar ciego a las propias dimensiones. Cioran Carlos Villasante RESUMEN El contenido de este artículo nos habla de la imposición de la técnica fotográfica al uso que nos ha deparado velocidades de obturación cada vez más rápidas frente a la estética de las primeras fotografías, dentro de las cuales el tiempo parecía estar contenido. Esto, a su vez, ha generado conceptos fotográficos tan erróneos, según el autor, como “el instante decisivo” de Cartier-Bresson, que deben ser urgentemente revisados. PALABRAS CLAVE: fotografía, instantánea, instante decisivo, tiempo expandido, velocidad de obturación. Tiempo fracturado e inmovilidad Desde el origen de la fotografía, los procedimientos de registro de imágenes han llevado implícito, como una necesaria e inevitable condición, la fragmentación del espacio mediante un intervalo temporal mediatizado por la intensidad lumínica de la escena. Expresado en términos científicos, el registro fotográfico ha estado obligatoriamente vinculado a una ley que relaciona la exposición cuantificada resultante, con la intensidad de la luz y el tiempo al que se expone la emulsión fotosensible. La ley de reciprocidad de Bunsen-Roscoe presenta sus excepciones —no se cumple—, cuando los niveles de luminosidad son muy altos o muy bajos, y los tiempos de exposición muy cortos o muy largos. De modo, que, en esos casos, no existe una proporcionalidad 11 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA entre la exposición y el ennegrecimiento resultante. Ningún procedimiento relacionado con la captación fotográfica, desde el más sistemático al más aleatorio, escapa a esta inexorable ley y a la excepción descrita por Karl Schwarzschild conocida como fallo de la ley de reciprocidad. Es esta mediatización estrictamente técnica la que ha configurado un cierto tipo de iconografía fotográfica, que en lo concerniente al tiempo, no ha dejado de supeditarse a cadencias de obturación recurrentes y reiterativas, para mostrar una fractura temporal física —ese "corte" al que se refiere Philippe Dubois—. Considerar una posición fija en el espacio es fragmentar éste en una serie de puntos discontinuos o partes sucesivas y distintas; es antes que nada y, sobre todo, detener el devenir o el movimiento en curso. En Física y microfísica Luis de Broglie manifestaba: La medida que proyecta en cierto modo la entidad elemental en un punto del cuadro fijo de nuestro espacio geométrico, le priva de toda movilidad y nos deja en una total ignorancia acerca de su movimiento. Según Otto Steinert, uno de los elementos que intervienen en la creación fotográfica es el tiempo. Tanto en el sentido de un aislamiento de la idea de temporalidad por medio de la exposición, como interviniente en la elección del motivo y el acto simultáneo de aislarlo de la naturaleza. No obstante, el tiempo debe ser considerado como un parámetro físico variable que perceptivamente implica una duración psicológica. Cuando experimentamos vivencialmente la evolución de los fenómenos implícitos en el movimiento de las cosas y su duración, lo hacemos de forma continua. La fotografía es un procedimiento sintético, que nos posibilita representar un espacio temporalmente discontinuo. Su característica como medio de traducción está dotada de una dinámica discontinua, de modo que, necesariamente, el tiempo que nos representa —que nos revela— es una fractura de un tiempo siempre en transcurso y, cuya globalidad, excede nuestras capacidades perceptivas y memorísticas. 12 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA La generación de fotógrafos americanos que formaron el grupo f64, practicaron una visión fotográfica mediatizada por un método fundamentalmente basado en la percepción visual directa. Sus registros despliegan, en abundante redundancia, toda una candorosa capacidad seductora mediante la artesanía de la parcelación espacial —o encuadre—, la selección de los objetos más fotogénicos y la nitidez expandida entre los planos enfocados o máxima profundidad de campo. Que esta referencia sea todavía paradigma de ciertas escuelas y tendencias, no deja de promover una crítica necesariamente renovadora respecto a estos, análogos y viejos postulados en los que se ancla. Que la tendencia general de la tecnología y la técnica fotográfica, haya generado implícitamente estilos y procedimientos basados en la instantánea, las obturaciones ultra rápidas, las emulsiones más sensibles y las iluminaciones más fotónicamente intensas, no quiere sino decir, que la industria y el comercio de la fotografía generaba, y genera cada día más profusamente, renovados y continuos beneficios económicos entre los fabricantes de cámaras, obturadores, películas y fuentes de iluminación, pero reveladoramente escasa nuevas. diversidad de Paralelamente, imágenes se generalizó fotográficas —y aún subsiste—, la idea de que los clientes de la fotografía de retrato — retratados—, nunca han estado dispuestos a posar agonizantemente, más de una breve fracción de segundo ante los objetivos de los fotógrafos retratistas. Esta exasperante impaciencia, junto al rechazo por el rostro borroso y movido, han configurado un statu quo del tiempo de exposición fotográfico que posibilita y fomenta un repertorio iconográfico repetitivamente despersonalizado en tanto que la obra de diferentes autores se asemeja entre sí, pareciéndose. De modo que sea la parecida quietud la que nos uniformara, despersonalizara y asemejara a todos, como los retratos de Arnold Newman a los psicológicos de Alberto Schommer y las Polaroids de Lucas Samaras a las instantaneadas por Leslie Krims. 13 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA Abandonada la raíz inicial temporal, misse en point por Niépce, que realizó sus primeras fotografías tras un prolongado tiempo de exposición próximo a las 6 horas, el fotógrafo tardomoderno se entrega a los requerimientos técnicos y tecnológicos con que la velocidad y la motorización le proveen. Ensimismándose en un arte cada vez más tecnológico, y ajeno a una nueva y necesaria revisión de otros tiempos más distintos a los habituales. Idea, por otra parte clásica, que Platón ya puso en boca de Sócrates en un diálogo con Teeteto: Y mientras el movimiento se desarrolla lentamente, actúa en el mismo lugar y en relación a lo próximo, engendrando a su vez.1 Pero el ejemplo es tanto elocuente aún, de la mano de Andrè Breton en uno de los pasajes de Nadja: Así, hace algún tiempo, en el muelle del Vieux-Port de Marsella, a la caída de una tarde en que no tenía nada que hacer, contemplaba yo a un pintor extrañamente escrupuloso luchar con habilidad y rapidez, en la tela, con la luz declinante. La mancha que correspondía a la del sol descendía poco a poco, a medida que el astro se hundía. Al fin no quedó nada. El pintor encontrose de pronto muy retrasado. Hizo desaparecer el rojo de un muro, eliminó uno a uno dos reflejos que quedaban sobre el agua. Su cuadro, terminado para él y para mí como el más inacabado del mundo, me pareció muy triste y muy bello.2 Los procedimientos reiterativos vinculados al arte de obtener representaciones fidedignas de una realidad desapercibida en el instante, convergen en el uso de obturaciones temporalmente rápidas, semejantes y repetitivas. Así, cuando los fotógrafos montan en sus parecidas cámaras, películas de habitual sensibilidad, y exponen ante análogas condiciones de iluminación, todo hace presagiar que el establecimiento de la capacidad sorpresiva o reveladora, depende únicamente de la originalidad del objeto/sujeto, y/o de la pericia o habilidad —tal vez la suerte— del operante. Los fundamentos fotográficos que explican la mayoría de las obras de los grandes maestros, narrados por ellos mismos, se basan en aspectos teóricos que 14 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA en buena medida ocultan, de otra parte, ciertas tendencias tecnológicas a las que se ciñen. Cartier Bresson, en su retórica didáctica, asemeja el acto fotográfico que capta el momento decisivo, con la psíquica disciplina de un arquero Zen, que tiene que convertirse en el blanco de la diana antes de acertar en ella. Adams desarrolló todo un discurso respecto a la previsualización. Avedon necesita conocer previamente a sus retratados para poder inmortalizarlos. Sherman el disfraz, y Sophie Calle justificaciones y motivos en el relato. Pretextos y argumentaciones al margen de lo relatado en sus fotoinmovilidades. Porque como decía Bergson: Hay más en lo inmóvil. En este sentido, Paul Virilio ha apuntado que la esencia de la representación del que va a depender Occidente es este tipo de pensamiento: lo inmóvil hace visible y las artes plásticas serían una inmovilización del movimiento que daría la ilusión de ver, de tener el tiempo de ver.3 La imagen gastada del guiño fotográfico. Walter Benjamin dejó claramente establecida la idea sobre la pérdida de auralidad que supone, el hecho de fotografiar con cortos tiempos de exposición. Y si bien hacía referencia explícita al retrato, el concepto es igualmente válido para cualquier motivo u objeto aurático fotografiable. Pero el término aura, posee el suficiente grado de complejidad como para alertar el espíritu de las consciencias fotográficas más realistas. La polémica —que no el debate—, surge de las diferentes acepciones e interpretaciones de la palabra. Etimológicamente procede de aura, "brisa", aunque hay que descartar por obvia, cualquier relación significativa con un Céfiro suave, ya que no se trata de una divinidad asociada a un viento que venga del oeste, ni tampoco de un velo femenino amplio y sutil. Tampoco se refiere Benjamin, a fenómenos subjetivos que anuncien o precedan a ciertas enfermedades relacionadas con crisis comiciales o epilépticas. Desechado pues, este otro significado que el término conlleva, sólo nos resta abordar el último que contemplan 15 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA los diccionarios enciclopédicos al uso y, sin duda, el que menos fomenta el que sería un interesante debate, su acepción parafísica. Nos encontramos ante la única relación expresa con el registro fotográfico, eso sí, con unas intermediaciones marcadamente tecnológicas, ya que la fotografía de registro del aura de seres vivos, implica someter la muestra a un campo eléctrico de elevado voltaje. Pero cuando Walter Benjamin se refería al aura de las personas retratadas en su Pequeña historia de la fotografía, el procedimiento Kirlian no existía. Será la definición del propio autor -Una trama singular de espacio y de tiempo: la única aparición de algo lejano, por próximo que esté-4, la que nos guíe en la consideración de un significado estético en el que apenas cabe el condicionamiento tecnológico, una extroversión visiblemente materializada de la emanación propuesta por Plotino. Tomemos nuevamente en consideración la obra fotográfica de autor que se refiere al mismo sujeto que posa. Andy Warhol fotografiado por Richard Avedon y el mismo Warhol fotografiado por Duane Michals. En el primer caso, el célebre artista pop se nos muestra hierático, impertérrito, como cumpliendo los cánones que Dalí solicitaba para una escultura cuando afirmaba: Lo mínimo que puede pedirse a una escultura es que no se mueva. Michals nos presenta otro Warhol muy distinto, dinámico y borroso al tiempo que misterioso. Un Warhol que nos muestra cierta auralidad por la ausencia de corte en el dispositivo fotográfico procedimentado por Michals. Este tipo de planteamiento desarrollado por Michals a lo largo de toda su trayectoria, aún aislado de su predilección por las secuencias fotográficas, es una de las constantes comunes a la minoría de artistas fotógrafos que han buceado en lo que Philippe Dubois ha denominado poesía de la latencia perpetuada. Pero no en el sentido de imaginarium al que se refiere Dubois, en el que el fotógrafo se limita a registrar mentalmente la imagen sin captarla a través de su cámara, sino en el más puro y estricto ejercicio práctico de fotografiar, expandiendo el tiempo de obturación en aras de una forma 16 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA que mientras obturamos y captamos no podemos mirar discontinuamente, ver ni sentir. La fotografía, considerada como una estrategia de pertenencia a la realidad mediante la representación, necesita ubicar sus parámetros temporales físicos en todos los intervalos que posibiliten el reconocimiento de las imágenes. En todos los lugares de la tierra, los valores realistas de la fotografía se han impuesto como un universal garante de la verdad. Y como ha señalado Joan Fontcuberta: estas creencias comunes y tópicas alrededor del realismo y de la perfección técnica siguen imponiendo entre los profanos y entre los necios, los modos cómo debe parecer una fotografía.5 Pictorialista o documentalista, la fotografía no ha dejado de mostrar al mundo su propio terruño. Al respecto, Jean Baudrillard dice: creemos fotografiar determinada escena por placer —en realidad, ella es la que quiere ser fotografiada— y no somos más que el figurante de su puesta en escena. El sujeto no es más que el agente de la aparición irónica de las cosas. La imagen es, por excelencia, el medium de la publicidad gigantesca que se hace el mundo, que se hacen los objetos, forzando a nuestra imaginación a borrarse, a nuestras pasiones a extrovertirse, rompiendo el espejo que les ofrecíamos hipócritamente para captarlas. Y sigue: es preciso que una imagen tenga esa cualidad, la de un universo del que se ha retirado el sujeto. La propia trama de los detalles del sujeto, de las líneas, de la luz, es lo que debe significar la interrupción del sujeto y, por consiguiente, también la interrupción del mundo, que constituye el suspense de la foto. Mediante la imagen, el mundo impone su discontinuidad, su fragmentación, su amplificación, su instantaneidad artificial.6 La suspensión de una toma fotográfica —al cierre del obturador— y, por tanto, la interrupción de su continuidad temporal que coincide con el mundo que experimentamos es, frecuentemente, una instantánea, un guiño corto. Ejecutando de esta manera una fragmentación/compresión de la realidad «necesaria» por la ubicuidad equilibradora del esquema 17 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA propio al reconocimiento. En este sentido, Paul Virilio ha advertido: como no hacemos más que pensar dimensiones que el ojo es verdaderamente incapaz de ver, y el espacio y el tiempo no son para nosotros mas que intuiciones, las herramientas de percepción y comunicación podrán realizar esa paradoja de las apariencias que consiste en comprimir la grandeza del universo en un perpetuo efecto de empequeñecimiento.7 Las más reveladoras fotografías de Harold Edgerton fueron realizadas en intervalos de exposición de millonésimas de segundo, y han necesitado de extensos pies de foto donde se narra qué objeto es el que se representa ante nuestros ojos. Estos "necesarios" pies que acompañan imágenes como una gota de leche, que genera una corona al impactar contra una superficie plana, demuestran la necesidad que el espectador tiene de reconocer el objeto que se le presenta fuera de su esquema perceptivo más familiar. La praxis fotográfica más generalizada, lleva implícito este rechazo por lo desconocido, evitando la dificultad de la lectura de las formas irreconocibles y facilitando la digestión mediante un menú ligero y express, ajeno a la máxima alquímica solve et cuagula tan posibilitadora y abierta a nuevos conocimientos. Las dialécticas fotográficas tardomodernas despliegan su discurso sobre la realidad trivial y cotidiana, manejando livianas cámaras compactas e instantaneando espacios y tiempos gastados. Guiñar o no guiñar, pareciese la cuestión. Si según Gaboriau "el tiempo es una oscuridad más que borra, uno a uno, los indicios materiales y nos aleja de la realidad de los hechos y las cosas", ¿qué ocurre con el efecto de realidad del tiempo-luz, de la falsa proximidad de ese mundo sin espesor y sin sombra cuya unificación prometida maravillaba a McLuhan?. La buena fotografía no representa nada, capta esta no-representatividad, la alteridad de lo que es extraño a sí mismo (al deseo y a la conciencia de sí), el exotismo radical del objeto.8 18 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA Tiempo expandido y movilidad. En el tiempo expandido de las cosas que pueblan nuestra realidad próxima y distante, y finalmente fotografiada y fija, se encuentra otra realidad desconocida, porque para que pueda percibirla es preciso otro tiempo distinto al inscrito en mi propio sistema perceptivo. Ese tiempo pertenece a una especificidad esencialmente fotográfica, pues no existe un traductor como el fotográfico que permita una imagen estática, resultante de un hecho temporalmente largo. No obstante, como ya señalé, los procedimientos relacionados con el intervalo de obturación se mueven dentro de una banda estrecha de tiempos reiterativos, debido no sólo a las condiciones técnicas, sino representacionales y convencionales; es decir, de la cosa representada fotográficamente; de la adecuación de la cosa al medio o de una predeterminación de lo que yo quiero ver de la cosa a través del medio, y de las posibilidades técnicas del medio. Este prejuicio de la mirada fotográfica de corta duración, es excluyente de la mirada atemporal, pues esta no es de nuestro dominio perceptivo. Como nos es imposible mirar continuadamente y al mismo tiempo retener, no dedicamos nuestro tiempo a eso, sino a ejercicios casi automatizados de reconocimiento; por tanto, somos verdaderamente incapacitados para percibir el rastro del movimiento en vivo —el curso del tiempo continuo—; es por lo que directamente somos incapaces de visualizar ese aura, del que nos habla Benjamin, y que él descubrió mediante las fotografías realizadas con una prolongada y extendida exposición. Resulta significativo y, en cierto modo alarmante, que las especificaciones técnicas editadas y publicadas por los fabricantes de emulsiones foto sensibles, indiquen como no recomendables, tiempos de exposición, en la mayoría de los casos, superiores a 100 segundos. Esta no recomendabilidad —que no imposibilidad—, lleva implícita una direccionalidad orientadora respecto a los hábitos del fotógrafo, de tal 19 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA forma que el mensaje ha condicionado el medio a través de un eslogan que, si bien no cercena, conforma y fomenta ese espíritu timorato y acomodaticio (estático), semejante al de aquellos navegantes que, presos del «Non plus ultra», se paralizaban ante el Finisterre. Instalado en la recomendabilidad fotoeficiente de los fabricantes de emulsiones, el operador fotógrafo hace converger el mundo de los objetos, en un intervalo temporal encapsulado entre los límites recomendados. Esta intermediación de orden tecnológico, encierra al observador fotógrafo en una ajena visión, llegando a imposibilitar la que pudiera gestarse y devenir en su experiencia incontrolada y expansiva del tiempo. Porque, como ya señaló Georges Bataille: Se da la posibilidad de mirar el mundo como una fusión del objeto y sujeto, en la que el objeto, el sujeto y su fusión no cesarían de cambiar, de suerte que existiese, entre el objeto y el sujeto, diversas formas de identidad. Eso no significaría que el pensamiento alcance necesariamente lo real, pero quizá lo alcance. Eso significaría que sólo fragmentos están en juego: lo real no tendría unidad, estaría compuesto de fragmentos sucesivos o coexistentes (sin límites invariables). El constante error humano traduciría el carácter incansable de lo real y, por tanto, de la verdad. Un conocimiento a la medida de su objeto, si ese objeto es íntimamente inacabable, se desarrollaría en todos los sentidos. Sería, en su conjunto, una inmensa arquitectura en demolición y en construcción juntamente, apenas coordinada, nunca de uno a otro extremo.9 Si efectivamente consideramos como probable que una fotografía sigue eternamente mostrándonos (con el índice) lo que ha sido y ya no es, resulta igualmente probable que siga eternamente ocultándonos con el mismo índice, lo que pudo ser y nunca fue; lo que no está porque aunque allí pudiera haber estado, no se captó y no se reveló. La potencia —que no evidencia— de la fotografía, radica en esta última cuestión. No en lo que muestra con el índice, sino en lo que puede 20 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA mostrarnos sacándonos de la enajenación —alienación— del tiempo que nos ensimisma. Hastiados de la evidencia gastada con la premeditación actuante del interruptus obturatio, hemos devenido en la postfotografía sin, apenas saborear la apariencia y existencia de otros mundos que, sin duda, están en éste. Luis Racionero, al referirse a las artes de vanguardia, ha dicho: "el arte no puede ser figurativo, porque la realidad a representar ya no es visible; la novela no puede tener argumento, porque lo que se expresa es el stream of consciousness del subconsciente; la música ya no es armoniosa, porque indaga los espacios donde no oyen los oídos humanos. El arte y la ciencia actuales se embarcan más allá de los cinco sentidos, sin poder, por otra parte, prescindir de ellos: de ahí su problema, su empeño y su desafío"10 El material del que se nutre el fotógrafo para construir sus imágenes, aunque compuesto por un infinito repertorio de espacios, discurre en un tiempo de perpetua movilidad para el que el ojo/cerebro aplica toda la carga convencional taxonómica del dispositivo. Liberada del condicionante reiterativamente impuesto por el dispositivo obturacional rápido, tan marcadamente procedimentado en el acto fotográfico contemporáneo, implícitamente, la Fotografía puede encontrar de nuevo en esa mirada retrospectiva, la tecnogénesis vinculada a los fotógrafos pioneros, mediante la que, en términos benjaminianos, "parecía hacer deseable instalar al modelo en el mayor retiro posible, en un lugar en el que nada impidiese un tranquilo recogimiento". Era el procedimiento, sigue Walter Benjamin, "el que inducía los modelos a vivir no fuera, sino dentro del instante; mientras posaban largamente crecían, por así decirlo, dentro de la imagen misma y se ponían por tanto en decisivo contraste con los fenómenos de una instantánea". Y si el tiempo sigue en su continuum fluir, ante el dispositivo y los decodificadores establecidos como previos a la resultante perceptiva, antes de concluir sobre la postfotografía, va siendo necesario un análisis 21 EL TIEMPO, UN PUNTO CIEGO EN LA VISIÓN FOTOGRÁFICA retrospectivo del procedimiento temporal largo de la captación, para vivificar restañando, un punto ciego de la visión fotográfica: la dilución temporal representada en la convergencia de la bidimensionalidad coagulada del espacio. Mayo de 1998 1 PLATÓN. Teeteto, o de la Ciencia. Aguilar , Madrid, 1982. 2 BRETÓN, Andrè, Nadja. Seix Barral, Barcelona, 1984. 3 VIRILIO, Paul, El arte del motor. Manantial, Buenos Aires, 1996. 4 BENJAMIN, Walter. Discursos interrumpidos. Taurus, Madrid, 1973. 5 FONTCUBERTA, Joan. El beso de Judas. Fotografía y verdad. Gustavo Gili, Barcelona, 1997. 6 BAUDRILLARD, Jean. La transparencia del mal. Anagrama, Barcelona, 1991. 7 VIRILIO, Paul. El arte del motor. Manantial, Buenos Aires, 1996. 8 BAUDRILLARD, Jean. La transparencia del mal. Anagrama, Barcelona, 1991. 9 BATAILLE, Georges. El culpable. Taurus, Madrid, 1974. 10 RACIONERO, Luis. Arte y ciencia. Laia, Barcelona, 1987. 22