Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CARTAS AL EDITOR 30.782 Latrodectismo mortal en un anciano Sr. Editor: El latrodectismo es un raro síndrome clínico provocado por la picadura de la araña viuda negra (Latrodectus tredecimguttatus), que se puede encontrar en comarcas agrícolas del Mediterráneo y se manifiesta principalmente por dolor local intenso, espasmo muscular y excitación nerviosa difusa1. El número de ataques se acerca a los 400 por año, pero la tasa de mortalidad es menor del 1% en las personas afectadas2. Presentamos el caso de un varón de 80 años con enfermedad de Parkinson y artrosis, que refería haber sido picado en el pie por una araña negra escondida en sus zapatillas. Treinta minutos después presentó espasmos musculares en los miembros inferiores y dolor lumbar muy intenso. En la exploración que se efectuó en nuestro centro, adonde acudió 2 h más tarde, se encontraba orientado, pálido, afebril, con presión arterial de 220/140 mmHg y frecuencia cardíaca de 98 lat/min. La musculatura abdominal estaba contracturada, aunque el paciente describía sólo un moderado dolor epigástrico, que no variaba con la palpación ni con los vómitos. Refería así mismo intenso dolor articular y opresión torácica. No se encontró señal alguna en el pie, el electrocardiograma sólo objetivó taquicardia sinusal, y la exploración analítica y radiográfica fue normal, excepto por rectificación lumbodorsal de columna. Con la sospecha de abdomen agudo, el paciente fue valorado en cirugía, que descartó la existencia de afección quirúrgica urgente. Ante el progresivo deterioro, con sudación, temblor, oliguria y agitación psicomotriz, se realizó una tomografía computarizada (TC) abdominal y craneal, sin encontrar el origen del cuadro. La analítica evidenciaba ahora leucocitosis con neutrofilia, hiperglucemia y creatinfosfocinasa (CPK) elevada. A las 12 h del ingreso el paciente tenía muy mala situación general, con taquipnea y bajo nivel de conciencia. Presentaba contractura muscular generalizada en opistótonos con rigidez facial, trismus y salivación continua, que no respondía a la administración de relajantes musculares y gluconato cálcico, por lo que se decidió su intubación orotraqueal y su ingreso en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Pese a los esfuerzos terapéuticos, el paciente entró en fracaso multiorgánico y falleció 15 h después. La araña viuda negra habita en áreas tropicales y templadas, pudiéndose encontrar en cobertizos descuidados, letrinas, pilas de leña o rincones oscuros de cocheras y sótanos. Sólo la hembra es peligrosa. Su color es negro brillante, con abdomen esférico de 1 cm de diámetro, que suele presentar manchas anaranjadas. La toxicidad de su veneno –compuesto de sustancias catecolaminérgicas y neurotóxicas– es mayor que la de los de serpiente, pero la araña inyecta sólo una cantidad pequeña, por lo que generalmente su mordedura pone en peligro la vida únicamente en niños y ancianos2,3. Los síntomas y signos consisten en dolor, prurito e inflamación local que progresa rápidamente hacia dolor torácico, abdominal y de las articulaciones, hipertensión, oliguria, náuseas, cefalea, salivación excesiva y sudación. Posteriormente la respiración se hace muy difícil («en gruñidos») y el dolor muscular, la rigidez y los calambres se extienden por todo el organismo4,5. Los músculos del tronco están contraídos y el paciente, al contrario que en los cuadros abdominales agudos, se halla en estado de inquietud extrema. Se objetiva en ocasiones febrícula, hiperreflexia, edema o rigidez facial con blefaroconjuntivitis (facies lactrodectísmica), convulsiones, tremor y parestesias de pies y manos3-6. En las pruebas analíticas puede haber leucocitosis, elevación de la CK y proteinuria2. La recuperación se inicia después de las 12 a 24 h y, aunque son frecuentes las recurrencias durante 2 a 3 días, ésta es completa en una semana. Resulta excepcional que, como en nuestro caso, la picadura provoque el fallecimiento del paciente. La muerte se produce por coma y fallo respiratorio o cardíaco2,3. El diagnóstico se debe basar en datos clínicos y epidemiológicos, puesto que los hallazgos patológicos no son característicos7. Es habitual que la escasez o ausencia de signos locales retrase o lleve a errar el diagnóstico, conduciéndolo hacia una urgencia abdominal (úlcera perforada o pancreatitis), cólico nefrítico, meningitis, tétanos, infarto de miocardio, envenenamiento con organofosforados o estricnina, porfiria, crisis tabética, cólico de plomo y deprivación alcohólica o de opiáceos5,7,8. En embarazadas el cuadro se puede confundir con una preeclampsia9. El tratamiento de urgencia es sintomático y comprende el reposo absoluto y mantenimiento respiratorio. Sobre la zona de la picadura se deben aplicar compresas heladas y glucocorticoides o antihistamínicos, y es aconsejable en algunos casos el uso de antibióticos. El tratamiento en pacientes con afección sistémica es más discutido5. Como medidas generales se deben administrar analgesia potente, relajantes musculares y gluconato cálcico para aliviar el dolor y los calambres musculares. También la administración de metocarbamol parece aliviar los espasmos. La administración de antiveneno no ha demostrado su efecto y comporta el riesgo de anafilaxia. Está indicado su uso cuando los síntomas son muy intensos o en pacientes con hipertensión grave, enfermedad coronaria, embarazadas, niños con peso menor de 15 kg y personas de más de 65 años2,8. La avanzada edad del paciente, su bajo peso, la rápida evolución del cuadro –que contrasta con la ausencia de signos locales– y el retraso en establecer el diagnóstico contribuyeron en gran parte al inhabitualmente grave desarrollo del síndrome. Los efectos de la brusca liberación de neurotransmisores (acetilcolina, catecolaminas y GABA) provocada por la toxina8 pudieron verse acentuados por el parkinsonismo del paciente, si bien no hemos encontrado relación entre latrodectismo y enfermedad de Parkinson en la bibliografía consultada. La escasa respuesta a las relajantes musculares y al gluconato cálcico hacen de este un caso aun más excepcional6,7. La familiarización del médico con las manifestaciones clínicas del latrodectismo, fundamental para su reconocimiento temprano y su adecuado tratamiento, es el principal objetivo de esta comunicación. Francisco Miguel González Valverde, María Jesús Gómez Ramos, Francisco Menarguez Pina y José Luis Vázquez Rojas Hospita General de la Vega Baja. Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo. Orihuela. 1. Marruecos L, Nogué S, Nolla J. Toxicología clínica. Barcelona: Ediciones Doyma, S.A., 1994. 2. Moss HS, Binder LS. A retrospective review of black widow spider envenomation. Ann Emerg Med 1987; 16: 188-191. 3. Parrish H. Analysis of 460 fatalities from venomous animals in the United States. Am J Med Scl 1963; 24: 35-47. 4. Zewski CT. Poisonous arthropods. En: Haddad LM, Shannon MW, Winchester JF, editores. Clinical management of poisoning and drugs overdose (3.ª ed.). Filadelfia. WB Saunders Company, 1998; 353-354. 5. Miller TA. Latrodectism: bite of the black widow spider. Am Fam Phys 1992; 45: 181-187. 6. Zukowski CW. Black widow spider bite. J Am Board Fam Pract 1993; 6: 279-281. 7. Casha P, Griscelli JM, Fauton Y, Fieschi JC. Latrodectism in a child. Arch Pediatr 1998; 5: 510512. 8. Díez García F, Laynez Bretones F, Gálvez Contreras MC, Mohd H, Collado Romacho A, Yelamos Rodríguez F. Mordedura por araña viuda negra (Latrodectus tredecimguttatus). Presentación de 12 casos. Med Clin (Barc) 1996; 106: 344-346. 9. Sherman RP, Groll JM, González DI, Aerts MA. Black widow spider (Latrodectus mactans) envenomation in a term pregnancy. Current Surg 2000; 57: 346-348. 319