ESTRUCTURA SOCIAL, PODER Y CLASES SOCIALES

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ESTRUCTURA SOCIAL, PODER
Y CLASES SOCIALES
José María Rojas Guerra
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Indice
Página
PRESENTACION
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INTRODUCCION
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CAPÍTULO I
Sobre la Estructura Social
1 - En el Punto de Partida
2. La Forma y el Modelo
3. Las Lecciones de la Lingüística
4. La Sociología: ¿Podemos aprenden las lecciones?
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CAPÍTULO II
Poder
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CAPÍTULO III
Clases Sociales
Hipótesis Generales
Exposición de los Conceptos Implicados en las Hipótesis
A. conceptos Relativos a la Situación de Clases
1. Unidad Social de Producción
2. Diferenciación Social Intraclase e interclase
3. Reclutamiento de Clase
B. Concepto para la Mediación entre Situación y posición de Clase
Rol de Clase
C. posición de Clase
1. Interés de Clase
2. Organización de Clase
3. Conciencia de Clase
4. Conflicto de Clase
BIBLIOGRAFIA
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CIDSE
Presentación
1. Este texto constituye el informe final de una investigación teórica, cuyo proyecto fue
aprobado por el Departamento de Ciencias Sociales en Noviembre de 1992. La discusión
del proyecto me dejó insatisfecho y luego de hacerle una primera addenda, básicamente de
aclaraciones sobre la primera discusión, comprendí que debía elaborar otra para iniciar el
trámite del proyecto en el CIDSE y demás instancias requeridas para la consecución y
asignación de fondos. Entonces decidí no seguir el trámite del proyecto, puesto que si hubo
equívocos entre los colegas acerca de lo que debe ser un “proyecto de investigación
teórica” era de esperar que los equívocos podrían multiplicarse en las otras instancias. Así
pues que la investigación, en la realidad de su proceso, no tuvo tiempo ni presupuesto
asignados, aunque en mi carga académica siguió figurando el proyecto.
He querido que este trabajo sea uno de los textos inaugurales del área de Sociología Rural
porque mi experiencia de investigación empírica ha sido básicamente sobre las sociedades
agrarias y el resultado de la investigación teórica que aquí presento, no es una mera
deducción de las teorías trabajadas durante quince años en las cátedras de Sociología, sino
una especie de síntesis entre este ejercicio teórico-especulativo, y el trabajo no menos
paciente de construir los datos en relación directa con la realidad social.
2. Tomando como ejemplo la obra de August Cornú, he preferido citar in extenso a los
autores a fin de que el lector pueda apreciar con exactitud si la apelación a las ideas de los
autores citados es una interpretación que entraña o no una tergiversación del sentido
original. No solamente se trata de un acto de honradez intelectual, sino que francamente
me parece lo más estéril suscitar eventuales polémicas de interpretación, porque las
considero lo más antiteórico que pueda ocurrir.
3. También quedan muchas obras y autores sin citar, porque los he olvidado y, de algún
modo, soy un antierudito. Sin embargo es casi seguro que aquellos conceptos que creo son
de mi propia factura no son sino un mero retorno del inconsciente a la conciencia teórica,
de esos libros que alguna vez leí. Soy lector de pocos libros y de pocos autores, a los
cuales siempre vuelvo luego de las insatisfacciones que me produce la investigación
empírica (como creo haberlo escrito en alguno de mis libros).
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DOCUMENTOS DE TRABAJO
Introducción
En este trabajo nos proponemos reflexionar en torno a la estructuración social del poder
que sería propia de las sociedades de clases. Centramos nuestra atención, entonces, en el
ejercicio del poder en el contexto de las relaciones de clase. Sin embargo no asumimos
que el fundamento de estas relaciones sea el ejercicio del poder 1 . Más aún, como
esperamos ser demostrativos en el Capítulo III, no es el poder, sino la dominación la
categoría central de las relaciones de clase. Por tanto, en la configuración histórica de las
clases sociales no oponemos un determinismo del poder a un determinismo de la
producción económica.
Basándose en evidencias históricas del mundo occidental, Marx formuló un cuadro de
hipótesis acerca del papel causal de los conflictos de clases en el cambio de la estructura
social y acerca de la determinación que tienen las “relaciones de producción” y la “base
económica” en la configuración de esa estructura. A estas hipótesis, entre otras, Marx les
atribuyó una fuerza de “ley científica” en la explicación del cambio histórico de la
estructura social y les asignó el carácter distintivo de lo que denominó una concepción o un
enfoque materialista de la configuración y el cambio de la estructura social.
Sin embargo no se le puede atribuir a Marx la responsabilidad teórica de haber formulado
unas “leyes materialistas del cambio histórico social” por oposición a unas “leyes idealistas
de la evolución del espíritu humano”. La construcción de la “sociedad socialista soviética”
durante este siglo ha demostrado que antes que determinismo de la base económica de la
sociedad (el “desarrollo de las fuerzas productivas” ad infinitum) 2 lo que hay en la historia
es una dialéctica entre la vida material y la vida simbólica de los hombres en sociedad
(que es su modo de existir) 3 . Tal vez el punto de vista materialista consistiría en afirmar
que la vida simbólica de los hombres es, de algún “modo”, representación de su vida
material.
No solamente la Historia sino también la Etnografía han aportado las evidencias empíricas
que nos permiten apreciar que la representación simbólica de la vida material de los
hombres en diferentes sociedades es de una variabilidad y de una riqueza en las formas que
1
Como sí es por ejemplo el propósito explícito de Ralf Dahrendorf al procurar rebatir a Marx en su libro LAS
CLASES SOCIALES Y SU CONFLICTO EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL. Madrid. Editorial RIALP.
1962.
2
La Revolución de Octubre habría destruido el Estado y toda la “Superestructura” que se oponía a ese libre
desarrollo de las fuerzas productivas. Por lo demás los estalinistas creían estar haciendo la historia tan
conscientemente que en 1930 declararon extinguidas las clases en la Unión Soviética.
3
Esta dialéctica tiene una direccionalidad, un sentido de su desarrollo, que nosotros consideramos que
condiciona completamente la posibilidad de pensar, comprender y explicar su movimiento. Es de este modo
que nos parece elocuente el siguiente texto de Labriola: “De la vida al pensamiento y no del pensamiento a la
vida: este es elproceso realista. Del trabajo, que es un conocer haciendo, al conocer como teoría abstracta,
y no de este a aquel De las necesidades, y, por tanto, de las varias situaciones internas de bienestar o
malestar, nacidas de la satisfacción o insatisfacción de las necesidades, a la creación mítico-poética de las
ocultas fuerzas de la naturaleza, y no a la inversa”. Antonio Labriola, Socialismo y Filosofía, Madrid,
Alianza Editorial, 1969. p.86.
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CIDSE
se podrían calificar de descomunales para todo propósito generalizador. No estamos ante
fenómenos de causaciones simples, y menos aún de reflejos mecánicos, unívocos y
universales. Como se trata de una dialéctica, los hombres reales producen tanto sus medios
de vida materiales como sus representaciones más o menos ilusorias, mediando relaciones
sociales respecto de las cuales no son autónomos porque no son de su libre elección4 , ni
tienen como presupuesto una conciencia “pura” 5 de su ser social. Pero también, solamente
el hombre (“individual”) tendría necesidades materiales “puras” y produciría medios
materiales “puros” para reproducir su “pura” vida material. La hipótesis de un hombre
totalmente en el “estado de naturaleza” es, por lo menos una hipótesis sociológicamente
inútil. No es nuestra hipótesis. Las ciencias sociales tienen que partir del hombre en
“estado de cultura”. Y la cultura comienza en la relación humana del hombre con la
naturaleza. Es ésta su manera de reconocerse como parte de la naturaleza: una manera
cultural, que no es mera representación, sino también construcción de los sentidos, de los
medios orgánicos de relación con el mundo de la vida material6 . Las raíces más profundas y
4
“ Los hombres hacen su propia historia, pero no hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por
ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el
pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y
cuando estos se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar las cosas, a crear algo nunca visto,
en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus
del pasado toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con ese disfraz de vejez
venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal” Marx Karl. El
Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Medellín. Editorial La Oveja negra, 1974. p.23.
5
“Pero, tampoco, esta es de antemano una conciencia “pura”. El “espíritu” nace ya tarado con la maldición
de estar “preñado” de materia, que aquí se manifiesta bajo la forma de capas de aire en movimiento, de
sonidos, en una palabra, bajo la forma del lenguaje”. Marx, Karl La Ideología Alemana. Montevideo.
Ediciones Pueblos Unidos. 1968. p. 31.
6
“... el hombre se afirma en el mundo objetivo, no solo en pensamiento, sino en todos los sentidos.De otro
modo, y subjetivamente considerado, así como sólo la música despierta el sentido musical del hombre, así
como la más bella música no tiene sentido alguno para el oído no musical, no es objeto, porque mi objeto
sólo puede ser la afirmación de una de mis fuerzas esenciales, es decir, sólo es para mí en la medida en que
mi fuerza es para él como capacidad subjetiva, porque el sentido del objeto para mí (solamente tiene un
sentido a él correspondiente) llega justamente hasta donde llega mi sentido, así también son los sentidos del
hombre social distintos de los del no social Sólo a través de la riqueza objetivamente desarrollada del ser
humano es, en parte cultivada, en parte creada, la riqueza de la sensibilidad humana subjetiva, un oído
musical, un ojo para la belleza de la forma. En resumen, sólo así se cultivan o se crean sentidos capaces de
goces humanos, sentidos que se afirman como fuerzas esenciales humanas. Pues no sólo los cinco sentidos,
sino también los llamados sentidos espirituales, los sentidos prácticos (voluntad, amor, etc.), en una palabra,
el sentido humano, la humanidad de los sentidos, se constituyen únicamente mediante la existencia de su
objeto, mediante la naturaleza humanizada. La formación de los cinco sentidos es un trabajo de toda la
historia universal hasta nuestros días. El sentido que es presa de la grosera necesidad práctica tiene sólo un
sentido limitado. Para el hombre que muere de hambre no existe la forma humana de la comida, sino
únicamente su existencia abstracta de comida; ésta bien podría presentarse en su forma más grosera, y sería
imposible decir entonces en qué se distingue esta actividad para alimentarse de la actividad animal para
alimentarse. El hombre necesitado, cargado de preocupaciones, no tiene sentido para el más bello
espectáculo. El traficante en minerales no ve más que su valor comercial, no su belleza o la naturaleza
peculiar del mineral, no tiene sentido mineralógico. La objetivación de la esencia humana, tanto en sentido
teórico como en sentido práctico, es pues, necesaria tanto para hacer humano el sentido del hombre como
para crear el sentido humano correspondiente a la riqueza plena de la esencia humana y natural”. Marx,
Karl. Manuscritos de Economía y Filosofía. Madrid. Alianza Editorial, 1970. pp.149-150. En lo sucesivo
citamos la misma edición.
5
DOCUMENTOS DE TRABAJO
las formas de representación e institucionalización más ricas y diversas están allí, en la
relación humana con la naturaleza. La relación “natural” de los géneros (del hombre y la
mujer) funda la más rica diversidad cultural: las formas institucionales de las relaciones de
parentesco y de la sexualidad. Las reflexiones filosóficas de Marx constituyen toda una
anticipación a la Etnología moderna 7 . Como lo ha establecido Claude Lévi-Strauss de
manera concluyente, es la relación de alianza la que funda la realidad social del
parentesco y no las relaciones de filiación y consanguinidad, implicadas también en el
parentesco 8 . De este modo, instituciones como la familia y el matrimonio, y todas las que
les son conexas en el orden económico y político se explican en función del intercambio
entre grupos de parentesco 9 .
La hipótesis de la norma que prohíbe el incesto como una constante que ilumina la
estructuración social de las relaciones de parentesco, es una hipótesis que se sitúa en el
dominio de la cultura y no en el de la naturaleza. Más aún, es una hipótesis que funda la
cultura.
Así también, en otro ámbito o contexto: el de las relaciones sociales que aseguran la
reproducción de la vida material, la hipótesis del trabajo productivo como estructurador
de las relaciones sociales que Marx denominó de Producción y que constituyen el objeto de
la Economía, esas relaciones económicas que implican gasto de energía física e intelectual
7
“La relación inmediata, natural y necesaria del hombre con el hombre, es la relación del hombre con la
mujer. En esta relación natural de los géneros, la relación del hombre con la naturaleza es inmediatamente
su relación con el hombre, del mismo modo que la relación con el hombre es inmediatamente su relación con
la naturaleza, su propia determinación natural. En esta relación se evidencia, pues de manera sensible,
reducida a un hecho visible, en qué medida la esencia humana se ha convertido para el hombre en
naturaleza o en qué medida la naturaleza se ha convertido en esencia humana del hombre. Con esta relación
se puede juzgar el grado de cultura del hombre en su totalidad. Del carácter de esta relación se deduce la
medida en que el hombre se ha convertido en ser genérico, en hombre, y se ha comprendido como tal; la
relación del hombre con la mujer es la relación más natural del hombre con el hombre. En ella se muestra
en qué medida la conducta natural del hombre se ha hecho humana o en qué medida su naturaleza humana
se ha hecho para él naturaleza. Se muestra también en esta relación la extensión en que la necesidad del
hombre se ha hecho necesidad humana...”. Marx, Karl. Los Manuscritos. p. 142.
8
“La idea... según la cual la familia biológica constituye el punto a partir del cual toda sociedad elabora su
sistema de parentesco, no es por cierto original del maestro inglés (se refiere a Radcliffe-Brown); sería dificil
hallar otra que recogiera en la actualidad una unanimidad mayor. A nuestro juicio, no hay tampoco otra
idea más peligrosa. Sin duda la familia biológica está presente y se prolonga en la sociedad humana. Pero
lo que confiere al parentesco su carácter de hecho social no es lo que debe conservar de la naturaleza: es el
movimiento esencial por el cual el parentesco se separa de esta... en la sociedad humana el parentesco sólo
es libre de establecerse y perpetuarse por medio y a través de determinadas relaciones de alianza”.
Antropología Estructural Buenos Aires. Eudeba, 1980. p.49. En lo sucesivo este libro de Lévi-Strauss se
citará así (AE: EUDEBA, pág.).
9
“El parentesco no es un fenómeno estático; sólo existe para perpetuarse. No pensamos aquí en el deseo de
perpetuar la raza, sino en el hecho de que en la mayoría de los sistemas de parentesco el desequilibrio inicial
que se produce, en una generación dada entre el que cede una mujer y el que la recibe, únicamente puede
estabilizarse mediante las contraprestaciones que tienen lugar en las generaciones ulteriores. Aún la más
elemental estructura de parentesco existe simultáneamente en el orden sincrónico y en el diacrónico”. AE.
EUDEBA, pp.45-46.
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humana y transformación de objetos materiales, es una hipótesis que pertenece al dominio
de la cultura 10 .
Y, finalmente, las Relaciones Eróticas, tan directamente ligadas a la condición orgánica
del hombre, a su percepción sensible del mundo objetivo, son relaciones completamente
elaboradas en el dominio de la cultura. En la obtención del goce y del placer, el de la
sexualidad, por ejemplo, es la cul tura la que pone toda una riqueza de medios materiales y
simbólicos, bien sea para su realización, o bien, para su represión11 . La hipótesis de la
libido, como la constante que estructura las relaciones eróticas es también una hipótesis que
funda la cultura.
Partir del hombre en “estado de cultura” constituye para nosotros el principio de una
dialéctica social entre las condiciones históricas de la vida material de los grupos humanos
y las representaciones simbólicas que de esas condiciones, siempre cambiantes, se han
hecho los hombres históricos, transitorios, constitutivos de esos grupos.
Son
representaciones que estos hombres históricos se hacen, en gran parte, con el acervo de las
representaciones heredadas de sus antepasados: ese “disfraz de vejez venerable” del que
habla Marx.
Las Ciencias Humanas tienen, a nuestro juicio, dos dimensiones que de algún modo están
implicadas en la identificación de sus respectivos, objetos: la cultura, que equiparamos a la
dimensión del espacio social, y la historia que corresponde a la dimensión del tiempo.
10
“La producción práctica de un mundo objetivo, la elaboración de la naturaleza inorgánica, es la afirmación
del hombre como un ser genérico consciente, es decir, la afirmación de un ser que se relaciona consigo mismo
como ser genérico. Es cierto que también él animal produce. Se construye un nido, viviendas, como las
abejas, los castores, las hormigas, etc. Pero produce únicamente lo que necesita inmediatamente para sí o para
su prole; produce unilateralmente, mientras que el hombre produce universalmente; produce únicamente por
mandato de la necesidad física inmediata, mientras que el hombre produce incluso libre de la necesidad física
y sólo produce realmente liberado de ella; el animal se produce sólo a sí mismo, mientras que el hombre
produce la naturaleza entera; el producto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo físico, mientras
que el hombre se enfrenta libremente a su producto. El animal.forma únicamente según la necesidad y la
medida de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir según la medida de cualquier
especie y sabe siempre imponer al objeto la medida que le es inherente; por ello el hombre crea también según
las leyes de la belleza”. Marx, Karl. Los Manuscritos, p. 112.
11
Siguiendo a Estanislao Zuleta, Freud habría descrito el mecanismo de la sexualidad humana de la siguiente
manera: “Freud hizo una distinción de las pulsiones sexuales en tres partes: su sede, sus objetivos y sus fines
(véase “LA METAPSICOLOGIA”). Llamamos sede de las pulsiones a las zonas erógenas, es decir, la partes
del organismo de donde surge una pulsión sexual. El organismo entero es una zona erógena que la historia
del individuo califica y descalifica según los casos. Los objetos son aquello en lo cual tiende a satisfacerse
esa emoción; pueden ser personas, pueden ser los órganos sexuales, pueden no serlo; pueden ser personas del
mismo sexo, del otro sexo, de la misma edad o de una edad completamente distinta como en la gerontofilia,
donde tienen que ser ancianos, y en la paedofllia, donde tienen que ser infantes; pueden ser de otra especie,
animales de tal o cual tipo. Los fines pueden ser pasivos o activos. Si el deseo que acoge al individuo es el
deseo de ser visto, como el exhibicionismo, o el deseo de ver, como el voyerismo, tenemos un fin pasivo en
el primer caso y un fin activo en el segundo caso, de acuerdo con el sentido que les da Freud, y que nada
tiene que ver con femenino y masculino. Ocurre lo mismo cuando el placer funciona intensamente sólo en el
caso de que uno sea duramente azotado o que azote a otro. Así, pues, los fines, los objetos y las zonas son
variables. Hay una elasticidad particular de la sexualidad humana. La sexualidad humana es histórica y
simbólica; éste es el descubrimiento freudiano, mientras que la sexualidad animal es biológica e innata, no
histórica”. El Pensamiento Psicoanalítico. Medellín: Editorial Percepción, 1985, p.40.
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DOCUMENTOS DE TRABAJO
Pero estamos lejos de afirmar que estas características “histórico-culturales” condicionan
metodológicamente a las Ciencias Humanas a la preeminencia de un “método
individualizador” 12 que las diferenciaría radicalmente del modelo “generalizador” de las
Ciencias Naturales.
Nosotros pensamos que las “Relaciones Humanas” 13 que fundan la cultura, específicamente
las “Relaciones de Alianza” que son la clave del Parentesco, las “Relaciones del Trabajo
Productivo” que son la clave de la producción de la vida material y las “Relaciones
Eróticas” que son el hilo conductor del complejo universo simbólico que constituye el
placer de vivir, son los tres tipos básicos de relaciones que estructuran “Relaciones
Sociales” entre hombres concretos, esto es, situados en las dimensiones de espacio y
tiempo 14 . Dicho de otro modo, las relaciones sociales son siempre relaciones
12
Heinrich Rickertal caracterizar al método histórico como individualizador, restituye para esta ciencia dos
cuestiones fundamentales: la del todo histórico y la del uso de conceptos generales en concordancia con la
irrepetibilidad de los acontecimientos históricos. Esta individualización del todo histórico que resulta de una
“conexión histórica”, implica una “conexión con valores”. Max Weber se inspiró en estos planteamientos.
“De manera que el objeto de la historia no son las series evolutivas en general, sino series evolutivas únicas
e individuales, y es por eso totalmente erróneo proponer una oposición del tipo que sostiene que el objeto de
la historia no es lo individual, sino el desarrollo. Semejante oposición no existe. Desarrollos históricos no
son otra cosa que individualidades históricas captadas en su devenir y crecimiento, y su representación, así
como la de la conexión con el mundo histórico circundante, es por lo tanto únicamente posible mediante un
método individualizador. Es más, la conexión histórica “general” no es sino el todo histórico mismo, y no
acaso un sistema de conceptos generales; y justamente ese todo siempre ha de ser considerado por la
historia en su particularidad, irrepetibilidad e individualidad”. Introducción a los Problemas de la
Filosofía de la Historia. Buenos Aires, Editorial Nova. 1961. p.57.
13
Con estos términos queremos conceptualizar las relaciones del hombre genérico, abstracción hecha del
espacio social y de la historicidad. Por el contrario, con los términos “Relaciones Sociales”, nos referimos a
las relaciones entre hombres concretos, en tanto que situados en las dimensiones de espacio y tiempo.
14
La idea de una “prehistoria humana” (de hombres situados fuera del tiempo!) sólo tiene sentido como
aquella “época” que la historia era incapaz de explicar por sí misma, antes que la Etnografia resolviera este
problema. (Véase el Capítulo I, Historia y Etnología, de Antropología Estructural, EUDEBA, pp. 1-29).
Para nosotros las relaciones sociales no conocen prehistorias. Siguiendo a Lévi-Strauss nos parece vano
plantear la cuestión de las sociedades “sin historia”: “La cuestión no es saber si las sociedades llamadas
“Primitivas” tienen o no una historia en el sentido que damos a este término. Esas sociedades están en la
temporalidad como todas las otras, y a igual título que ellas, pero, a diferencia de lo que ocurre entre
nosotros, se niegan a la historia, y se esfuerzan por esterilizar en su seno todo lo que podría constituir el
esbozo de un devenir histórico. como dice, de modo nostálgico y significativo, un proverbio de los Lovedu de
Africa del Sur: el ideal es volver a casa, puesto que al seno de su madre nadie volverá jamás ... Nuestras
sociedades occidentales están hechas para cambiar, es el principio de su estructura y de su organización.
Las sociedades llamadas “Primitivas” nos parecen tales sobre todo porque han sido concebidas por sus
miembros para durar. Su apertura al exterior es muy reducida, y lo que entre nosotros llamaríamos
“espíritu de campanario” las domina. El extranjero, así sea el vecino, es tenido por sucio y grosero; a
menudo se llega a denegarle la calidad de hombre. Pero, a la inversa, la estructura social interna tiene una
trama más apretada, un decorado más rico que en civilizaciones complejas. Nada es dejado al azar, y el
doble principio de que hace falta un lugar para cada cosa y de que cada cosa debe estar en su lugar,
impregna toda la vida moral y social. Explica también cómo sociedades de muy bajo nivel tecnoeconómico
pueden experimentar un sentido de bienestar y de plenitud, y que cada una estime ofrecer a sus miembros la
única vida que valga la pena ser vivida. Les procuran así, quizá, más felicidad. Pero en vista de que esta
felicidad pretende ser completa, cada forma está inevitablemente separada de las otras, y está fijada de
derecho, si no siempre de hecho”. Claude Lévi-Strauss, Antropología Estructural, México, Siglo XXI
8
CIDSE
históricamente dadas en el marco (que las condiciona) de una realidad humana específica,
es decir, cultural.
Resulta así que las relaciones sociales están construidas por los hombres con los materiales
que les proporciona la cultura. Y estos materiales, que son por excelencia significativos,
tienen su forma privilegiada de expresión en el lenguaje. Así se constituye la realidad
simbólica y es así como las relaciones sociales son intercambios de significados entre los
hombres. Y es también así como la cultura tiende a perpetuarse en las relaciones sociales y
como los hombres entran en relaciones que no dependen de su voluntad.
Apelar a la conciencia de los hombres para encontrar el significado de las relaciones
sociales no parece ser el camino adecuado, pues lo que hay allí son interpretaciones de
individuos rebosantes de opiniones para todas las cosas y para todos los casos, incluso, o
más aún, en las sociedades donde los individuos se reconocen como libres15 . Es preciso
reconocer que el hombre dispone, además de su organismo fisiológico y de su pensamiento
reflexivo, de un psiquismo inconsciente. Y es aquí donde se sitúa la elaboración del
material cultural que moldea las relaciones sociales. Nosotros adoptamos explícitamente el
punto de vista de Lévi-Strauss:
“El inconsciente deja de ser el refugio inefable de particularidades individuales, el
depositario de una historia singular que hace de cada uno de nosotros un ser
ireemplazable. El inconsciente se reduce a un término por el cual designamos una
función: la función simbólica, específicamente humana, sin duda, pero que en todos
los hombres se ejerce según las mismas leyes; que se reduce, de hecho, al conjunto
de estas leyes” (AE: EUDEBA, págs. 183-184).
Esa función simbólica, que obedece a leyes, común a todos los hombres, no corresponde
acaso a lo que se denomina espíritu? No resulta así el espíritu aún más “preñado de
materia” que en la formulación que podía aparecer como una exageración de Marx?
Realidad material y simbólica constituyen una unidad dialéctica y las relaciones sociales
son en todo tiempo y lugar sus expresiones no menos dialécticas. Sólo que esta dialéctica
discurre en términos de interiorización-exteriorización o entre Individuo y Grupo.
Editores, 19 . pp.302-303. En lo sucesivo este libro se citará así (A.E: SIGLO XXI, pág.). Esta es la
traducción y edición en español de “Anthropologie Structurale Deux”, Paris: Librairie Plon, 1973.
15
Estanislao Zuleta en un texto “Acerca de la Ideología”, anota admirablemente: “Desde el punto de vista
teórico Kant había mostrado -y Spinoza antes que él- que no es pensable la libertad entendida como un
conjunto de actos o de hechos que no responden a una causa. Spinoza dio al respecto una definición
extraordinariamente brillante: la libertad es el nombre que le damos a la ignorancia que tenemos de la causa
de nuestros actos; como no sabemos por qué actuamos, entonces pretendemos que lo hacemos libremente.
Este tipo de concepciones es muy remota y se puede encontrar en el siglo XVII e incluso antes”. Véase
Elogio de la Dificultad y Otros Ensayos, Fundación Estanislao Zuleta 1994. p.182.
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DOCUMENTOS DE TRABAJO
Capítulo Primero
Sobre la Estructura Social
1. En el Punto de Partida
Corresponde a los etnógrafos y/o etnólogos haber introducido la unidad de estos dos
términos (estructura, social) con el objeto de conceptualizar las relaciones sociales
constitutivas de los grupos humanos.
En un ensayo de 1952, que hoy podríamos considerar como un clásico sobre el tema 16 ,
Lévi-Strauss reconoce a A.R. Radcliffe-Brown el mérito de haber propuesto un programa
de investigación sobre relaciones de Parentesco (que Radcliffe-Brown cumplió a cabalidad)
susceptible de ser suscrito por todos los etnólogos, tanto que “La expresión ‘estructura
social’ evoca de inmediato el nombre de A. R. Radcliffe Brown” (AE: EUDEBA, p. 274).
Sin embargo, Radcliffe-Brown mantuvo una concepción naturalista de la estructura social,
lo cual se explica por su postura metodológica de investigar los fenómenos sociales de
modo similar a como lo hacen las ciencias físicas y biológicas 17 . La importancia decisiva
que le atribuye al estudio de la Estructura Social en el campo de la Antropología Social
proviene de considerar que las ciencias naturales son precisamente una investigación
sistemática sobre la estructura del universo 18 . Desde esta perspectiva la estructura social es
algo que se puede observar directamente. Más aún, afirma que “las estructuras sociales son
tan reales como los organismos individuales” (E.F.S.P. pág. 217).
16
Lévi-Strauss, Claude. Antropología Estructural. Véase específicamente el Capítulo XV de la Edición de
EUDEBA.
17
“Concibo la antropología social como la ciencia natural teórica de la sociedad humana, es decir, la
investigación de los fenómenos sociales con métodos esencialmente similares a los que se utilizan en las
ciencias fisicas y biológicas. Estoy totalmente de acuerdo en denominar a esta materia “sociología
comparativa”, si alguien lo desea. Es la materia en sí, y no el nombre, lo importante. Como ustedes saben,
hay algunos etnólogos y antropólogos que sostienen que no es posible, o al menos que no es útil, aplicar a los
fenómenos sociales los métodos teóricos de las ciencias naturales. Para estas personas la antropología social,
tal como la he definido, no existe, y nunca existirá. Para ellos, claro está, mis explicaciones carecen de
sentido, o al menos no tienen el sentido que yo pretendo que tengan”. Radcliffe Brown, A.R. Estructura y
Función en la Sociedad Primitiva. Barcelona: Ediciones Península, 1974, p. 216. En lo sucesivo, las citas
textuales de este libro, se harán así (E.F.S.P. pág.).
18
“Considero las ciencias naturales como la investigación sistemática de la estructura del universo, tal
como se nos revela a través de los sentidos. Hay algunas ramas separadas e importantes de estas ciencias,
cada una de las cuales aborda ciertos tipos o clases de estructuras, siendo su objetivo descubrir las
características de todas las estructuras de este tipo. Así, la fisica atómica se ocupa de la estructura de los
átomos, la química de la estructura de las moléculas, la cristalografía y la química coloidal de la estructura
de cristales y coloides, y la anatomía y la fisiología de la estructura de los organismos. Hay, por tanto, lugar
para una rama de las ciencias naturales que tenga por objetivo el descubrimiento de las características
generales de aquellas estructuras sociales cuyas unidades componentes son seres humanos”. RadcliffeBrown, A.F.(E.F.S.P., p.217).
10
CIDSE
Si se le reconoce a Radcliffe-Brown el mérito fundador del concepto de estructura social,
nadie como él ha llevado tan lejos el realismo de este concepto. Y cuando define el
contenido del concepto de estructura social por “las relaciones sociales de persona a
persona” (E.F.S.P. pág. 218), sus propios esfuerzos por salvar la caída empirista resultan
fallidos. Esas relaciones diádicas, observables, entre dos personas realmente existentes y,
por tanto, constatación de la realidad de la estructura social, le llevan irremediablemente a
una simplificación del concepto de estructura, de tal modo que termina por no diferenciarse
del concepto de relaciones sociales. Es lo que ocurre cuando quiere ilustrarnos, en el
campo en el cual desplegó todo su talento, acerca de la tarea generalizadora de la ciencia y
entonces se ve en la necesidad de introducir la noción de “forma estructural”:
“Pero lo que necesitamos para fines científicos es una relación de la forma de
estructura. Por ejemplo, si en una tribu australiana observo un cierto número de
ejemplos de conducta entre una persona y otra que están en relación hermano de la
madre e hijo de la hermana, es con el fin de recoger con la mayor precisión posible
la forma general o normal de esta relación, abstraída de las variaciones de los casos
particulares, aunque teniendo en cuenta estas variaciones (E.F.S.P. pág. 219)
El ejemplo no es casual, pues se trata de la relación de avunculado (entre sobrino, hijo de
la hermana, y tío, hermano de la madre), sobre la cual Radcliffe-Brown dejó un estudio
clásico, a juicio de Lévi-Strauss. Radcliffe-Brown hace un esfuerzo formidable de
sistematización de las relaciones de parentesco allí implicadas. Descubre en estas
relaciones (padre-hijo, tío-sobrino) actitudes antitéticas, cuyas variaciones explica en
términos de la filiación (matrilineal, patrilineal, según el caso) 19 . De este modo el
avunculado se explica como algo exterior a la estructura simplificada, díádica, del
parentesco.
Nosotros podríamos decir que Radcliffe-Brown al proceder al análisis por pares de
relaciones y descubrir variaciones de oposición entre ellas, se coloca en los umbrales del
análisis estructural que, inspirándose en los dominios de la Lingüística, introducirá LéviStrauss al campo de la Etnología. Precisamente en un ensayo que nos parece fundador del
análisis estructural (El Análisis Estructural en Lingüística y en Antropología, 1945),
Lévi-Strauss dedica especial atención al texto sobre el avunculado que escribiera Radcliffe19
“Según Radcliffe-Brown, el término ‘avunculado’ recubre dos sistemas de actitudes antitéticas: en un caso,
el tío materno representa la autoridad familiar; es temido, obedecido, y posee derechos sobre su sobrino; en
el otro, es el sobrino quien ejerce sobre su tío privilegios de familiaridad y puede tratarlo más o menos como
una víctima. En segundo lugar, existe una correlación entre la actitud hacia el tío materno y la actitud con
respecto al padre. En ambos casos hallamos los dos sistemas de actitudes, pero invertidos: en los grupos
donde la relación entre padre e hijo es familiar, la relación entre tío materno y sobrino es rigurosa; y allí
donde el padre aparece como el austero depositario de la autoridad familiar, el tío es tratado con libertad.
Los dos grupos forman, pues, como diría el fonólogo, dos pares de oposiciones. Radcliffe-Brown proponía,
para terminar, una interpretación del fenómeno: la filiación determina, en último análisis, el sentido de estas
oposiciones. En el régimen patrilineal, donde el padre y la línea del padre representan la autoridad
tradicional, el tío materno es considerado como una ‘madre masculina’, tratado generalmente de la misma
manera que la madre, e inclusive llamado a veces con el mismo nombre de ésta. En el régimen matrilineal se
encuentra realizada la situación inversa: allí el tío materno encarna la autoridad, y las relaciones de afecto y
familiaridad se fijan sobre el padre y su línea “. Véase, AE: Eudeba, pp.39-40.
11
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Brown en 1924. No solamente hace aquí gala del procedimiento comparativo, sino que
postula el todo de relaciones de la más elemental estructura del parentesco, capaz de
explicar el avunculado como algo interior a una estructura que no se funda en la familia
biológica (en la relación de filiación) sino en la relación de alianza, por la cual se establece
la sociabilidad humana; una estructura que no es visible en tanto que reside en el
inconsciente de los hombres, de esas personas realmente existentes a las que apela
Radcliffe-Brown. Más adelante retomaremos los hilos de estas formulaciones generales.
Por ahora continuamos con el maestro inglés:
“Las relaciones sociales únicamente pueden ser observadas y descritas con
referencia al comportamiento recíproco de las personas relacionadas. La forma de
una estructura social tiene así que describirse por los modelos de conducta a los que
los individuos y los grupos se ajustan en sus relaciones mutuas. Estas normas se
formulan parcialmente en reglas que, en nuestra propia sociedad diferenciamos
como reglas de etiqueta, morales y legales. Las reglas, claro está, sólo existen
mediante el reconocimiento de los miembros de la sociedad; ya en reconocimiento
verbal, cuando se establecen como reglas, ya en su observancia en el
comportamiento. Estos dos modos de reconocimiento, como todo investigador de
campo sabe, no son la misma cosa y tienen que tomarse en cuenta
independientemente” (E.F.S.P. pág. 226).
2. La Forma y el Modelo
Si la forma de la estructura social se describe por modelos de conducta reconocidos y
observados por los individuos y los grupos en sus relaciones mutuas, entonces la tarea de
descubrir la estructura coincide con la investigación de las normas sociales que son a su vez
interiorizadas y observadas en el comportamiento de las personas. Solamente investigando
sobre las normas sociales no se requiere diferenciar claramente entre Estructura Social y
Relación Social. Es así como la postura empirista resulta compatible con la tarea
generalizadora de la ciencia. Son estos los puntos que ata el naturalismo sociológico de
Radcliffe-Brown20 .
Hemos subrayado en el párrafo anterior las palabras forma y modelo que Radcliffe-Brown
introduce con el propósito de precisar qué es y en qué consiste el estudio de la Estructura
Social.
En 1960, con motivo de la edición en inglés de la obra Morfología de los Cuentos de
Hadas del ruso Vladimir Propp, Lévi-Strauss escribió un sustancioso análisis de dicha obra
20
Lévi-Strauss sugiere cómo este naturalismo está en retraso, en ese momento, dentro del mismo contexto del
trabajo antropológico: “En el momento en que Kroeber y Lowie subrayaban ya el carácter artificial de las
reglas del parentesco y el matrimonio, Radcliffe-Brown seguía convencido (al igual que Malinowski) de que
los lazos biológicos son, a la vez, el origen y el modelo de todos los tipos de lazos familiares” (AE,
EUDEBA, p.275). Hemos subrayado lo del carácter artificial de las normas del parentesco para destacar que,
a nuestro juicio, Lévi-Strauss se está refiriendo al carácter estructural de tales normas. Debemos destacar
aquí que Malinowski, cuya perspectiva de análisis es, podríamos decir, materialista, privilegia el concepto de
cultura sobre el de estructura social. Más adelante volveremos sobre estas cuestiones.
12
CIDSE
que, a su juicio, resulta pionera de los grandes problemas y las soluciones encontradas por
quienes (como él) hacía 1950 emprendieron el análisis estructural de los mitos. Propp se
habría anticipado 25 años a este tipo de descubrimientos y Lévi-Strauss hace explícito
homenaje al sabio ruso 21 . Hecho el reconocimiento debido, sigue la crítica penetrante,
como es usual en Lévi-Strauss. Pareciera que la calidad del texto de Propp le brinda la
oportunidad de elaborar una aclaración de fondo sobre una multiplicidad de juicios que se
han hecho acerca del posible carácter formalista de los análisis estructurales en Lingüística
y en Etnología. La diferencia entre formalismo y estructuralismo es radical:
“Salvo en algunos pasajes -proféticos, pero harto tímidos y vacilantes, a los cuales
volveremos-, Propp establece dos partes en la literatura oral: una forma, que
constituye el aspecto esencial porque se presta al estudio morfológico, y un
contenido arbitrario al cual, por esta razón, no otorga sino importancia accesoria.
Se nos permitirá insistir sobre este punto, que resume toda la diferencia entre
formalismo y estructuralismo. Para el primero, los dos dominios deben estar
absolutamente separados, pues la forma sola es inteligible, y el contenido no es sino
un residuo desprovisto de valor significante. Para el estructuralismo, esta oposición
no existe: no está lo abstracto por un lado, y por el otro lo concreto. Forma y
contenido son de igual naturaleza, son justiciables del mismo análisis. El contenido
extrae su realidad de su estructura, y lo que se llama forma es la “constitución en
estructura “ de las estructuras locales en que consiste el contenido”. (AE: SIGLO
XXI, p. 128)
Esta negativa a oponer forma y contenido es como un corolario de la negativa a privilegiar
lo abstracto sobre lo concreto. Tal vez podríamos afirmar que en cuanto a esta última
negativa hay cierta afinidad entre Radcliffe-Brown y Lévi-Strauss. Dicho de otro modo,
“la forma se define por oposición a una materia que le es ajena” (AE. Siglo XXI, p. 113),
21
“Lo que llama ante todo la atención en la obra de Propp es el vigor de las anticipaciones sobre los
descubrimientos ulteriores. Aquellos de nosotros que emprendimos el análisis estructural de la literatura oral
alrededor de 1950, sin conocimiento directo del intento de Propp, un cuarto de siglo anterior, descubriremos,
no sin estupor, fórmulas, a veces hasta frases enteras que sabemos, con todo, no haber tomado de él. La
noción de “situación inicial”, la comparación de una matriz mitológica con las reglas de la composición
musical (P. 1), la necesidad de una lectura simultáneamente “horizontal” y “vertical” (p. 7), el uso constante
de la noción de grupo de sustituciones y de transformación para resolver la antinomia aparente entre la
constancia de la forma y la variabilidad del contenido (passim), el esfuerzo -al menos esbozado por Proppde reducir la especificidad aparente de las funciones a pares de oposición, el caso privilegiado que ofrecen
los mitos al análisis estructural (p.82), por último y sobre todo la hipótesis esencial de que no existe,
estrictamente hablando, más que un solo cuento (pp.20-21) y que el conjunto de los cuentos conocidos debe
ser tratado como “una serie de variantes” por relación a un tipo único (p. 103) -de suerte que tal vez un día
se descubran por el cálculo variables desaparecidas o desconocidas “exactamente como es posible, en
función de las leyes astronómicas, inferir la existencia de estrellas invisibles” (p. 104)-: otras tantas
intuiciones cuya penetración, cuyo carácter profético, impone la admiración, y que merecen a Propp la
devoción de todos quienes fueron, en un principio, sus continuadores sin saberlo”. Véase, AE: SIGLO XXI,
pp. 123-124. Las páginas entre paréntesis se refieren a la edición inglesa de la obra de Propp.
13
DOCUMENTOS DE TRABAJO
mientras que la estructura pertenece a la realidad (al objeto, a la materia, al contenido,
como queramos decirlo), es el modo de ser de la realidad pero, bien distinto a lo que piensa
Radcliffe-Brown, la estructura no está expuesta a la observación directa. Por ésto, en su
negativa a oponer abstracto a concreto, el estructuralismo no es empirismo, sino uno de sus
más fuertes recusadores 22 .
Corno el formalismo no puede reintegrar el contenido a la forma,
“ésta está condenada apermanecer en un nivel de abstracción tal que ya no significa
nada, ni tiene, por añadidura, valor heurístico. El formalismo aniquila su objeto.
En Propp, desemboca en el descubrimiento de que no existe en realidad más que un
sólo cuento. Desde ese punto y hora, el problema de la explicación tan sólo se
desplaza. Sabemos lo que es el cuento, pero como la observación nos pone en
presencia no ya de un cuento arquetípico sino de una multitud de cuentos
particulares, no sabemos ya cómo clasificarlos. Antes del formalismo ignorábamos,
sin duda, lo que los cuentos tenían en común. Después de él, quedamos privados de
todo medio de comprender en qué difieren. Ciertamente, se ha pasado de lo
concreto a lo abstracto, pero ya no es posible redescender de lo abstracto a lo
concreto “ (AE. Siglo XXI, pág. 129).
Es preciso mencionar aquí que en términos muy similares y para propósitos diferentes (los
conceptos de la Economía Política) Marx se ocupó de este complejo problema
metodológico de la relación entre lo abstracto y lo concreto cuando se estudia la realidad
social. Si no se puede volver de lo abstracto a lo concreto, los conceptos se tornan eternos
y la realidad inmodificable; más exactamente, la realidad social se trasmuta en realidad
natural y los conceptos en una mera justificación del orden de cosas existentes 23 . El delirio
Comtiano del advenimiento del Espíritu Positivo, fundador de una realidad social científica
expresa tal vez la aspiración más radical a cerrar en círculo la espiral Concreto-AbstractoConcreto.
Si bien, así nos parece, Lévi-Strauss ha dejado en claro que “la forma de la estructura” sería
una fórmula que encierra un contrasentido, puesto que no hay conciliación posible entre
22
Véase “Estructuralisme et Empirisme”, Capítulo VII del libro Le Regard Éloigné, París: Plon, 1983. Este
texto (el capítulo VII) lo escribió Lévi-Strauss en respuesta a un venenoso artículo del antropólogo Marvin
Harris con motivo de una conferencia que dictó en el Barnad College de la Universidad de Columbia, donde
Harris era profesor. Curiosamente, posiciones materialistas (como la de Harris y un poco más lejos,
Malinowski) sobre la Cultura son abrumadoramente empiristas.
23
Relacionando el contenido de las categorías con el proceso histórico-social, lo concreto es siempre un
resultado y lo abstracto la manera como el pensamiento se aproxima a la realidad. Pero la génesis de lo
concreto no se puede confundir con lo concreto pensado. Dice Marx: “Lo concreto es concreto, porque
constituye la síntesis de múltiples determinaciones, es decir, la unidad de la diversidad. Por eso lo concreto
aparece en el pensamiento como el proceso de la síntesis, como resultado, no como punto de partida, aunque
sea el verdadero punto de partida y, por consiguiente, el punto de partida también de la percepción y de la
representación”. Véase Introducción General a la Crítica de la Economía Política, 1857. Medellín:
Editorial Prisma para Ediciones LACHISPA, 1971, p.51.La traducción que publica Editorial Grijalbo, tomada
de la edición de La Habana, 1970, es totalmente confusa. Y Lévi-Strauss sobre el formalismo anota: “La
prueba del análisis está en la síntesis. Si la síntesis resulta imposible es que el análisis ha quedado
incompleto. Nada convence mejor de la insuficiencia del formalismo como la incapacidad que tiene de
restituir el contenido empírico del cual, con todo, partió”. (AE. Siglo XXI, p. 13l).
14
CIDSE
análisis formal y análisis estructural, Radcliffe-Brown estaría relativamente bien
encaminado en cuanto a plantear que la estructura social se describe por medio de modelos
de conducta. Luego de reconocer en Boas a un precursor del estructuralismo,
particulannente por haber advertido el carácter inconsciente de los fenómenos culturales 24 ,
Lévi-Strauss anota que es preciso evitar la confusión, tan frecuente, entre Estructura Social
y Relaciones Sociales:
“Las relaciones sociales son la materia prima empleada para la construcción de los
modelos que ponen de manifiesto la estructura social misma. Esta no puede ser
reducida, en ningún caso, al conjunto de las relaciones observables en una sociedad
determinada” (AE:EUDEBA, pág. 251).
Ahora bien, los modelos pueden ser conscientes o inconscientes, de tal modo que los
primeros no escapan a esos razonamientos secundarios y reinterpretaciones de que habla
Boas. Y para Lévi-Strauss:
“Los modelos conscientes, en efecto -que se llaman comúnmente normas-, se
encuentran entre los más pobres, debido a que su función no consiste en exponer los
resortes de las creencias y de los usos, sino en perpetuarlos. El análisis estructural
se enfrenta así, a una situación paradójica, bien conocida por el lingüista: cuanto
más nítida es la estructura manifiesta, tanto más dificil se vuelve aprehender la
24
“Corresponde a Boas el mérito de haber definido, con una lucidez admirable, la naturaleza
inconsciente de los fenómenos culturales, en páginas donde los asimila desde este punto de vista al
lenguaje, anticipando así el desarrollo ulterior del pensamiento lingüístico y un futuro etnológico cuyas
promesas comenzamos apenas a entrever. Después de haber señalado que la estructura de la lengua
permanece desconocida por quien la habla hasta el advenimiento de una gramática científica, y que,
inclusive entonces, ella sigue modelando el discurso fuera de la conciencia del sujeto, a cuyo pensamiento
impone cuadros conceptuales que son tomados como categorías objetivas, Boas agregaba: “La diferencia
esencial entre los fenómenos lingüísticos y los demás fenómenos culturales es que los primeros no
emergen nunca a la conciencia clara, mientras que los segundos, si bien tienen igual origen inconsciente,
se elevan a menudo hasta el nivel del pensamiento consciente, dando lugar así a razonamientos
secundarios y a reinterpretaciones” (Handbook of American Indian Languages, Bureau of Arnerican
Ethnology, boletín No. 40, 1911, 1908, parte I, p. 67). Pero esta diferencia de grado no disimula su
identidad profunda, ni disminuye el valor ejemplar que el método lingüístico posee para las
investigaciones etnológicas. Por el contrario: “La gran ventaja de la lingüística a este respecto es que, en
conjunto, las categorías del lenguaje permanecen inconscientes; debido a ello es posible seguir elproceso
de su formación sin que intervengan, de manera engañadora y molesta, las interpretaciones secundarias,
frecuentes hasta tal punto en etnología que pueden llegar a oscurecer irremediablemente la historia del
desarrollo de las ideas” (Handbook of American Indian Languages, Bureau of American Ethnology,
boletín No. 40, 1911,1908, parte I, pp. 70-71).
Sólo los resultados de la fonología moderna permiten apreciar el enorme alcance de estas tesis,
formuladas ocho años antes de la publicación del Cours de linguistique générale de Ferdinand de
Saussure, que debía preparar su advenimiento. La etnología, sin embargo, no las ha aplicado todavía.
Porque Boas, que las empleó plenamente para fundar la lingüística norteamericana y pudo con ellas
refutar concepciones teóricas hasta ese momento fuera de duda* dio pruebas, en lo que concierne a la
etnología, de una timidez que ha frenado siempre a sus sucesores” (A-E: EUDEBA, págs. 20-2 l).
*En una época en que la linguistica indoeuropea cree todavía firmemente en la teoría de la lengua madre,
Boas demuestra que ciertos rasgos, comunes a varias lenguas americanas, pueden resultar tanto de un
origen común como de la formación secundaria de áreas de afinidades. Es necesario esperar a Trubetzkoy
para ver la misma hipótesis aplicada a los hechos indoeuropeos.
15
DOCUMENTOS DE TRABAJO
estructura profunda, a causa de los modelos conscientes y deformados que se
oponen como obstáculos entre el observador y su objeto” (AE.- EUDEBA, pp. 25354).
Si las normas están ahí (en los individuos) para perpetuarse, apelar a la conciencia de los
sujetos 25 , para explicarlas o, más aún, para descubrir la estructura social, es ni más ni
menos que recurrir al procedimiento cuyo valor heurístico “está entre los más pobres”.
Este, que es el punto de vista crítico de Lévi-Strauss sobre los modelos conscientes, lo
coloca en una posición casi polar respecto de Radcliffe-Brown. En otros términos, si el
maestro inglés privilegia los modelos conscientes, normativos en la investigación de la
estructura social, está lejos de poderla describir, y menos aún de construir su concepto 26 ,
puesto que la estructura pertenece al orden de lo inconsciente. En el propósito de teorizar
sobre la estructura social, finalmente Radcliffe-Brown habría equivocado el camino.
No debe sorprender entonces que este pionero de la investigación sobre la estructura social
se interese por los fenómenos de la continuidad de la estructura y que en tal propósito
encuentre que justamente las instituciones sociales
“en el sentido de modos regularizados de conducta, constituyen la maquinaria
mediante la cual una estructura social, una red de relaciones sociales, mantiene su
existencia y su continuidad” (E.F.S.P. pág. 228).
De nada sirven las analogías naturalistas para tratar de explicar que la continuidad de la
estructura social no es una estática,
“sino una continuidad dinámica como la de la estructura orgánica de un cuerpo vivo. A lo
largo de la vida de un organismo, su estructura se renueva constantemente, y del mismo
modo la vida social renueva constantemente la estructura social” (E.F.S.P. pág. 219).
Nosotros pensamos que Lévi-Strauss deja suficientemente en claro que los “modelos
inconscientes”, que son más apropiados para descubrir la estructura, no cambian la manera
como el investigador aprehende las relaciones sociales, sino que simplemente le colocan en
una mejor posición para descubrir en el ámbito de las instituciones y normas las
justificaciones que los hombres construyen sobre las contradicciones entre su vida social
real y la idealización que de ella se hacen. Finalizando su artículo Sentido y uso de la
noción de modelo, en 1960, el siguiente párrafo nos parece concluyente:
“No hay ni qué decir que la experiencia debe siempre tener la última palabra. Pero la
experiencia sugerida y guiada por el razonamiento no será la misma que la experiencia en
bruto dada al comienzo: ésta permanecerá siempre irreducible al análisis que procura
rebasarla. La prueba definitiva de que la materia tiene una estructura molecular está en el
microscopio electrónico, cuyo ocular hace ver moléculas reales; pero las moléculas no se
harán con ello visibles a ojo desnudo. Ni más ni menos puede esperarse que el análisis
25
Marx no solamente sometió a una crítica implacable a las “filosofías de la conciencia” (Bauer y Stirner)
sino que siempre le negó cualquier pretensión de transparencia a la realidad social. Así por ejemplo: “No se
juzga a un individuo por la idea que él tenga de sí misma”. Véase: Contribución a la crítica de la Economía
Política, Medellín: Editorial La Oveja Negra, 1968, p.4.
26
“Radcliffe-Brown, observador, analista y clasificador incomparable, defrauda a menudo como teórico”
(AE: EUDEBA, pág.276).
16
CIDSE
estructural cambie el modo como aprehendemos las relaciones sociales tales como se
manifiestan concretamente: permite nada más comprenderlas mejor. Y si se llega a captar
su estructura, nunca será al nivel empírico donde empezaron por aparecer, sino en un
nivel más profundo, inadvertido hasta entonces, el de las categorías inconscientes, que
puede esperarse alcanzar confrontando dominios que a primera vista no parecían tener
relación. Estos dominios incluyen por una parte las instituciones sociales tal como
funcionan en la práctica, y por otra las diversas maneras según las cuales, en sus mitos,
sus ritos y sus representaciones religiosas, intentan los hombres velar o justificar las
contradicciones entre la sociedad real en que viven y la imagen ideal que de ella se hacen”
(AE.- SIGLO XVI, pág. 80).
Lévi-Strauss ha denominado “modelos mecánicos” a aquellos cuyos elementos se
encuentran en la misma escala que los fenómenos y “modelos estadísticos” a aquellos
donde la escala es diferente (AE: EUDEBA, pág.255). La Etnografía y la Etnología utilizan
por excelencia los modelos mecánicos si lo que se hace es análisis estructural. Caracteriza
a estos modelos, particularmente en la Etnología, que recurren a un “tiempo mecánico” en
tanto que reversible y no acumulativo 27 , a diferencia de la Historia cuyo tiempo es
“estadístico” o no reversible y orientado en una dirección determinada (AE: EUDEBA, pág.
258). Nos parece que aquí reside una de las razones principales para explicar por qué la
Etnología estructural que funda Lévi-Stauss no le concede privilegios explicativos a la
Historia. En el análisis estructural el etnólogo no se pregunta por el origen de la estructura,
aunque la estructura exista simultáneamente en el orden diacrónico y en el sincrónico y, por
consiguiente, el etnólogo no pueda prescindir de la historia, particularmente en lo que es del
orden de los acontecimientos, o de los hechos28 .
Más aún, entre el trabajo del historiador y el del etnógrafo no hay diferencias:
“Pero el paralelismo metodológico que se pretende trazar entre etnología e historia
para oponer la una a la otra es ilusorio. El etnógrafo es un individuo que recoge los
hechos y los presenta (si es un buen etnógrafo) de acuerdo con las mismas
exigencias que rigen para el historiador. El papel del historiador consiste en
utilizar estos trabajos cuando las observaciones, escalonadas a lo largo de un
período suficiente de tiempo, se lo permiten; ése es también el papel del etnólogo,
cuando observaciones de un mismo tipo, relativas a un número suficiente de
regiones distintas, lo hacen posible. En todos los casos, el etnógrafo dispone
documentos que pueden ser útiles al historiador. Y si los documentos existen ya, y
el etnógrafo decide integrar su trabajo con la sustancia de los mismos, ¿no debe
27
“El modelo de un sistema de parentesco patrilineal no contiene nada que indique si ha sido siempre
patrilineal o bien si ha sido precedido por un sistema matrilineal, o inclusive por toda una serie de
oscilaciones entre ambasformas”. AE: EUDEBA, pág. 258.
28
Sorprende que habiendo sido Lévi-Strauss, desde muy temprano (en su artículo Historia y Etnología de
1949), tan explícito acerca de las relaciones y diferencias entre la Historia y la Etnología -desde un punto de
vista estructuralista-, unos diez años más tarde, cuando el estructuralismo es una moda intelectual en Francia,
el énfasis, podríamos decir dominante, de esta postura. consiste en proclamar un petulante desprecio por la
Historia. Si se tiene en cuenta que asumieron la defensa apasionada de esta disciplina algunos marxistas
ortodoxos de partido, la polémica entre Marxismo y Estructuralismo, en la década de los sesenta, se
caracterizó por toda clase de malinterpretaciones, tanto de la obra de Marx, como de la obra de Lévi-Strauss.
17
DOCUMENTOS DE TRABAJO
acaso el historiador envidiarle el privilegio -a condición, naturalmente, de que el
etnógrafo tenga un buen método histórico- de hacer la historia de una sociedad de la
cual posee una experiencia vivida?” (AE: SIGLO XXI, pp. 18-19).
Las diferencias se establecen específicamente entre Historia y Etnología:
“Teniendo el mismo objeto, que es la vida social, el mismo propósito, que es una
mejor inteligencia del hombre, y un método que sólo varía en cuanto a la
dosificación de los procedimientos de investigación, se distinguen sobre todo por la
elección de perspectivas complementarias: la historia organiza sus datos en relación
con las expresiones conscientes de la vida social, y la etnología en relación con las
condiciones inconscientes” (AE: SIGLO XXI, pág. 19).
Yel círculo se cierra puesto que si la Etnología organiza de este modo sus datos es porque
los modelos inconscientes le permiten ir más allá de la historia; si bien, es preciso contar
con ella en el punto de partida:
“De hecho, la historia no está ligada al hombre, ni a ningún objeto particular.
Consiste totalmente en su método, del que la experiencia demuestra que es
indispensable para inventariar la integridad de los elementos de una estructura
cualquiera, humana o no humana. Lejos, pues, de que la búsqueda de la
inteligibilidad culmine en la historia como en su punto de llegada, es la historia la
que sirve de punto de partida para toda búsqueda de la inteligibilidad. Como se
dice de algunas carreras, la historia lleva a todo, pero a condición de salir de ella”
El Pensamiento Salvaje. México: Fondo de Cultura Económica, Brevarios 1 73,
1972. pág. 380. (En lo sucesivo citaremos este libro así: E.P.S. pág.)
3.
Las Lecciones de la Lingüística
Este convencimiento proviene de haberse inspirado en las soluciones aportadas por el
análisis estructural en la Lingüística, especialmente en la Fonología. Considera de tal
magnitud los descubrimientos de la Fonología que su importancia para las ciencias sociales
sería similar, al papel “que la física nuclear, por ejemplo, ha desempeñado para el
conjunto de las ciencias exactas” (AE: EUDEBA, pág. 8l). Dos autores estuvieron
decididamente en la fuente de sus formulaciones conceptuales y de método para la
construcción de una Antropología Estructural: N. Trubetzkoy y R. Jakobson, verdaderos
fundadores de la fonología científica. Del primero, Lévi-Strauss declara explícitamente
haber seguido sus reglas de método:
“En un artículo-programa, N. Trubetzkoy -La phonologie actuelle, en Psychologie
du language, París, 1933-, reduce en suma el método fonológico a cuatro pasos
fundamentales: en primer lugar, la fonología pasa del estudio de los fenómenos
lingüísticos ‘conscientes’ al de su estructura ‘inconsciente’; rehusa tratar los
‘términos’ como entidades independientes y toma como base de su análisis, por el
contrario, las ‘relaciones’ entre los términos; introduce la noción de ‘sistema’: “la
fonología actual no se limita a declarar que los fonemas son siempre miembros de
un sistema; ella ‘muestra’ sistemas fonológicos concretos y pone en evidencia su
estructura”; en fin, busca descubrir ‘leyes generales’ ya sea que las encuentre por
inducción o bien “deduciéndolas lógicamente, lo cual les otorga un carácter
absoluto” (AE: EUDEBA, pág. 31).
18
CIDSE
Una lectura repetitiva y reiterativa que hemos hecho durante los últimos doce años de la
mayor parte de la obra de Lévi-Strauss, ciertamente intercalada con relecturas de textos de
Marx, nos ha convencido del rigor con el cual Lévi-Strauss ha puesto en práctica estas
reglas de método en todo su extenso trabajo de investigación etnológica 29 . Sobre la
naturaleza inconsciente de la estructura es precisamente la cuestión sobre la cual ha
discurrido todo el énfasis de este texto. Pero tal vez donde más, precisa y coherente nos
parece la aplicación de esta regla de método es cuando Lévi-Strauss aborda el estudio de
los mitos. Es admirable, no cabe duda, que este hombre sabio asuma la tarea previa de
aclarar si el pensamiento mítico, es decir, el pensamiento de esos hombres denominados
salvajes por la civilización occidental, por el tipo de sociedad de la cual forman parte los
etnólogos, es un pensamiento precientífico, pre-racional, con respecto al nuestro o, como
lo va a demostrar de un modo que nos parece contundente, el pensamiento salvaje es un
pensamiento intemporal y analógico:
“Lo propio del pensamiento salvaje es ser intemporal; quiere captar el mundo, a la
vez como totalidad sincrónica y diacrónica, y el conocimiento que toma se parece al
que ofrecen, de una habitación, espejos fijados a muros opuestos y que se reflejan el
uno al otro (así como los objetos colocados en el espacio que los separa), pero sin
ser rigurosamente paralelos. Una multitud de imágenes se forman simultáneamente,
ninguna de las cuales es exactamente igual a las otras; y ninguna de las cuales, por
consiguiente, nos aporta más que un conocimiento parcial de la decoración y del
mobiliario, pero cuyo conjunto se caracteriza por propiedades invariables que
expresan una verdad. El pensamiento salvaje ahonda su conocimiento con la ayuda
de imagines mundi. Construye edificios mentales que le facilitan la inteligencia del
mundo, por cuanto se le parecen. En este sentido, se le ha podido definir como
pensamiento analógico” (E. P.S pág. 381).
El pensamiento salvaje es un pensamiento totalizador, un pensamiento sintético y que
procede a ordenar y a clasificar los objetos de la naturaleza y de la sociedad con rigor
lógico:
“El pensamiento salvaje es lógico, en el mismo sentido y de la misma manera que el
nuestro, pero como lo es solamente el nuestro cuando se aplica al conocimiento de
un universo al cual reconoce simultáneamente propiedades fisicas y semánticas”
(E.P.S pág. 388).
El pensamiento salvaje es un pensamiento intelectual, como el nuestro, y el no haberlo
reconocido así conduce a los etnólogos a teorizar, por ejemplo, sobre el totemismo como si
tratase de un término específico o una forma con un contenido único, cuando
“el pretendido totemismo no es sino un caso particular del problema general de las
clasificaciones, y un ejemplo entre otros del papel frecuentemente atribuido a términos
específicos, para elaborar una clasificación social” (E.P.S. pág. 97).
Y más precisamente:
29
También nos parece que, de algún modo, Marx en sus trabajos de investigación puso en práctica este
programa metodológico.
19
DOCUMENTOS DE TRABAJO
“El error de los etnólogos clásicos ha consistido en querer reificar esta forma,
ligarla a un contenido determinado, siendo que se presenta al observador como un
método para asimilar toda suerte de contenidos. Lejos de ser una institución
autónoma, definible por caracteres intrínsecos, el totemismo o lo que pretende ser
totemismo, corresponde a algunas modalidades arbitrariamente aisladas de un
sistema formal, cuya función es la de garantizar la convertibilidad ideal de los
diferentes niveles de la realidad social” (E.P.S. pág. 116).
Cuando Lévi-Strauss expone, disponiendo de una vasta información, cómo los indígenas
son unos observadores penetrantes y sistemáticos 30 de los animales y de las plantas, de tal
manera que conceptualizan las similitudes y diferencias observadas y utilizan este
conocimiento de manera analógica para “estructurar” su vida social, se tiene la impresión
que la segunda regla de oro del método fonológico de Trubetzkoy31 no sólo es
rigurosamente aplicada por el pensamiento de Lévi-Strauss, sino también por el
pensamiento salvaje. Tal vez no sea un desatino sacar como inferencia que este es un
“pensamiento estructural”.
Cuando se toman los “términos” en sí mismos y no las relaciones entre los “términos”, se
cae irremediablemente, o en el formalismo que sacrifica el contenido para quedarse con la
forma, o en el funcionalismo que reconoce en la existencia del “término” una mera
necesidad para el funcionamiento y la integridad del todo. El conocimiento de una norma,
de una institución, de un mito, coincide aquí con el reconocimiento de su funcionalidad
para el todo, vale decir, que satisface una necesidad 32 de tal modo que la historia de esa
realidad, el cómo ha llegado a ser lo que es, no importa en absoluto. Dicho de otro modo,
el análisis funcional privilegia completamente la sincronía en desmedro de la diacronía. Si
hay una postura decididamente ahistórica, esa es la funcionalista.
30
“Las observaciones indígenas son tan precisas y tan matizadas que el lugar atribuido a cada término en el
sistema corresponde a menudo a un detalle morfológico o a un comportamiento, definible solamente al nivel
de la variedad o de la subvariedad. Los esquimales de Dorset esculpían efigies de animales en trozos de
marfil del grueso de una cabeza de cerilla, con tal exactitud que, al examinarlas al microscopio, los zoólogos
distinguen las variedades de una misma especie: por ejemplo, el somormujo común y el somormujo de cuello
rojo. (Carpeter)” (E.P.S. pág. 100).
Y más aún:
“Las clasificaciones indígenas no son solamente metódicas y están fundadas en un saber teórico sólidamente
armado. Llega a ocurrir también que sean comparables, desde un punto de vista formal, con las que la
zoología y la botánica siguen utilizando” (E.P.S. pág. 72).
31
“ ... rehusa tratar los ‘términos’ como entidades independientes, y toma como base de su análisis, por el
contrario, las relaciones entre los términos...” (AE EUDEBA, p. 31).
32
En su formulación más clásica, en la obra de Bronislaw Malinowski, el funcionalismo es, podríamos decir,
un determinismo materialista de la Cultura. Dice Malinowski que “la teoría de la cultura debe basarse en los
hechos biológicos” (Una Teoría Científica de la Cultura, Madrid: SARPE, 1984, p. 56). Procede en
consecuencia a definir un cuadro de necesidades básicas (metabolismo, reproducción, condiciones
fisiológicas, etc.) a las cuales corresponden determinadas instituciones que los hombres se han dado para
satisfacer tales necesidades. Así, mientras que elabora una teoría de las necesidades materiales, postula un
universalismo de las instituciones, cuya razón de ser es el cumplimiento de una función, es decir, la
satisfacción de una necesidad material. En esta perspectiva no hay lugar para reconocer a los indígenas un
pensamiento intelectual. Lévi-Strauss replicando a Malinowski dice que el totem no sirve para comer sino
para pensar (El Totemismo en la Actualidad. México: Fondo de Cultura Económica, Breviarios 185, 1980.
pp. 87 y 13l).
20
CIDSE
El funcionalismo de Malinowski tipifica lo que podríamos denominar un Materialismo
Ahistórico. Ahora bien, lo que usualmente se ha denominado “estructural-funcionalismo” 33 ,
es una postura que suprime la determinación materialista y conserva la ahitórica. Más aún,
creemos que el “estructural-funcionalismo” se reduce a la afirmación de un enunciado de
máxima generalidad y simplicidad: que “la estructura funciona Desde el punto de vista del
análisis estructural esta es una tautología puesto que una estructura que no funciona es algo
impensable. El estructuralismo recusa al funcionalismo, pero no suprime de “su lenguaje”
la palabra función. Lo que sí hace es reconceptualizarla. La función indica ante todo el
sentido de una variación en una relación social. La acepción no tiene aquí un origen
biológico sino matemático. Por ejemplo, si en la relación entre A y B, A está en función de
B, el valor de A depende de las variaciones de B. Es así como la función de un término
(una norma, un rito, una institución) dentro de un sistema de relaciones (de parentesco, por
ejemplo) no constituye el foco o el eje de un análisis estructural en Etnología. Solamente la
reconstrucción de los sistemas de relaciones a través de todas las variaciones que se puedan
allegar, permite develar las funciones de los términos. Entonces la introducción de la
noción de sistema en Etnología no se puede hacer siguiendo literalmente la regla del
método fonológico formulado por Trubetzkoy. No se puede hacer la analogía entre fonema
y término de parentesco sin traicionar el espíritu del método. Lévi-Strauss advierte que:
“Una fidelidad demasiado literal al método del lingüista traiciona en realidad su
espíritu. Los términos del parentesco no tienen únicamente una existencia
sociológica: son también elementos del discurso” (AE: EUDEBA, pág. 34).
Y es que el sistema de parentesco es simultáneamente un sistema de denominaciones y un
sistema de actitudes. Lévi-Strauss lo expresa en términos que nos parecen bastante claros:
“En efecto, lo que se llama generalmente un ‘sistema de parentesco’ recubre dos
órdenes muy diferentes de realidad Tenemos ante todo términos por los que se
expresan los diferentes tipos de relaciones familiares. Pero el parentesco no se
expresa solamente en una nomenclatura: los individuos o las clases de individuos
que utilizan los términos se sienten (o no se sienten, según los casos) obligados a
una determinada conducta recíproca: respeto o familiaridad, derecho o deber,
afección u hostilidad. Así, entonces, junto a lo que nosotros proponemos llamar el
‘Sistema de denominaciones’ (que constituye, en rigor, un sistema de vocabulario),
hay otro de naturaleza igualmente psicológica y social, que llamaremos ‘Sistema de
las actitudes’” (AE: EUDEBA, pp. 35-36).
Lo que tiene que hacer el etnólogo es explicar la relación entre los dos sistemas, pero LéviStrauss, por razones de método estructural, no se limita a afirmar que un sistema es función
del otro y decide tratarlos por separado, precisamente a propósito del problema del tío
33
Radcliffe-Brown rechazó explícitamente que se le considerara funcionalista:
“Se ha dicho en más de una ocasión que pertenezco a algo llamado ‘Escuela Funcional de Antropología
Social’ y hasta que soy su líder, o uno de sus líderes. Esta Escuela Funcional no existe realmente; es un mito
inventado por elprofesor Malinowski.. La afirmación de que soy un funcionalista me parece carente de
contenido” (E.F.S.P. pág. 215). Después de muerto se le atribuyó la fundación de un “estructuralfuncionalismo”.
21
DOCUMENTOS DE TRABAJO
materno “tenido a justo título por el punto de partida de toda teoría de las actitudes”
(AE.EUDEBA, p.37). Se trata aquí de la relación de avunculado, a la cual ya hicimos
referencia por haber hecho Radcliffe-:Brown un estudio clásico que le permite a LéviStrauss, a su vez, la elaboración de un ensayo que hemos considerado como fundador del
análisis estructural en etnología.
Con base en una amplia y rica información etnográfica Lévi-Strauss demuestra que el
avunculado no está presente en todos los sistemas matrilineales y patrilineales, mientras
que aparece en sistemas que no son ni lo uno ni lo otro. Más aún, “la relación avuncular
no es entre dos, sino entre cuatro términos: supone un hermano, una hermana, un cuñado y
un sobrino” (AE:EUDEBA, pág. 40).
Estos cuatro términos conforman un sistema de relaciones que se presentan como dos pares
de oposiciones correlativas (hermana-hermano Vs hermana-marido; hijo-tío materno Vs
hijo-padre) y constituyen la más elemental estructura de parentesco o átomo del
parentesco, como también la denomina Lévi-Strauss (AE:EUDEBA, p.47). Se comprende
entonces el avunculado como una relación interior a un sistema, cuya estructura son los dos
pares de oposiciones correlativas ya enunciadas. Esta estructura elemental resulta “de la
existencia universal de la prohibición del incesto”:
“Esto equivale a decir que, en la sociedad humana, un hombre únicamente puede
obtener una mujer de manos de otro hombre, el cual la cede bajo forma de hija o de
hermana. No es necesario, pues, explicar cómo el tío materno hace su aparición en
la estructura de parentesco: no aparece, sino que está inmediatamente dado: es la
condición de esa estructura. El error de la sociología tradicional, como el de la
lingüística tradicional, consiste en haber considerado los términos y no las
relaciones entre los términos. “ (AE.- EUDEBA, pág. 45).
Ahora bien, fue preciso esperar a la publicación de las “Six leçons sur le son et le sens”34
en 1976, lecciones dadas por Román Jakobson en la “Escuela Libre de Altos Estudios” de
Nueva York en el año académico de 1942-1943, a las cuales asistió Lévi-Strauss, para que
en el prólogo a las seis lecciones (1976) nos revele el camino por el cual se produjo un
tránsito del análisis estructural en fonología al análisis estructural en etnología. Tal vez sea
más apropiado hablar de una inspiración que de un tránsito. En efecto, escuchando al
lingüista, al etnólogo le surgió una analogía entre fonema y prohibición del incesto.
Aunque nociones lejanas y heteróclitas fue el concepto de fonema y el papel que le asigna
la fonología lo que le sugirió a Lévi-Strauss la concepción estructural que se hizo de la
prohibición del incesto. En efecto, el fonema es una unidad de sonido que en sí misma no
tiene sentido pero que es indispensable para establecer la significación lingüística. El
fonema es entonces esa unidad pura y vacía35 que pennite explicar la unión entre sonido y
sentido o entre significante y significado, unidad constitutiva de lo que son los signos
34
Jakobson, Román. Six lecons sur le son et le sens, París: Les Editions de Minuit, 1976. préface de Claude
Lévi-Strauss.
35
“Seul le phonème est un signe différentiel pur et vide. L’unique contenu linguistique ou, en des termes plus
larges, I’unique contenu sémiotique du phonème, c’est sa dissimilitude par rapport á tous les autres phonèmes
du système donné”. Jakobson, R. ob.cit. p.78.
22
CIDSE
lingüísticos que, configurando un sistema, constituyen una lengua 36 . Para Lévi-Strauss la
prohibición del incesto es una unidad negativamente formulada que une dos dominios que
se han tenido por separados: la naturaleza y la cultura, cuya analogía con sonido y sentido
no es ahora tan lejana. Así mismo el universalismo de la prohibición del incesto hace
posible y necesario el intercambio de los grupos humanos, haciendo entonces de la relación
de alianza la relación que funda la sociabilidad. Y toda la variabilidad y riqueza de las
formas de alianza no son comprensibles si se las estudia por separado. Es preciso
considerarlas en sus oposiciones las unas con las otras, así como la realidad del fonema no
reside en sí mismo, sino en sus relaciones opositivas y negativas con los otros fonemas.
Este es a grandes rasgos el perfil de lo que se podría denominar como fuentes de
inspiración (los Monólogos Trubetzkoy y Jakobson) del análisis estructural que funda
Lévi-Strauss en la Etnología y que da lugar a una noción de estructura, hasta ahora no
comprendida en su valor heurístico para otras disciplinas, como la Sociología.
Para el estudio de los mitos Lévi-Strauss ha construido la noción de mitema y ha recurrido
a la analogía entre el discurso mítico y la partitura musical, sólo que se trata de una
“extensión” de la analogía entre mito y lenguaje y no de una “refundación” del
estructuralismo que implicara, por ejemplo, el abandono de las “lecciones” de la lingüística.
Si intentamos comprender la relación existente entre lenguaje, mito y música sólo
podremos lograrlo utilizando el lenguaje como punto de partida, para luego demostrar que
si bien por un lado la música y por el otro la mitología poseen su origen en el lenguaje,
ambas formas se desarrollan separadamente y en diferentes direcciones: la música destaca
los aspectos del sonido ya presentes en el lenguaje, en tanto la mitología subraya el aspecto
del sentido, el aspecto del significado, que también está profundamente presente en el
lenguaje” 37 .
Ocurre con los mitos que hay una diversidad de versiones para cada uno, de tal modo que
resulta imposible encontrar la versión auténtica o primitiva. Es así que Lévi-Strauss
propone “definir a cada mito por el conjunto de todas sus versiones” (AE: EUDEBA, p.
197). Estas versiones son “variantes” de una constante (agregamos nosotros) y “el análisis
estructural deberá considerarlas a todas por igual” (ibíd). Es así que se requiere hacer una
lectura simultánea en el orden diacrónico y en el sincrónico, es decir, en el eje de las
sucesiones y en el eje de las simultaneidades, con lo cual la analogía con la partitura
musical cobra notable importancia. Por otra parte las unidades constitutivas de los mitos
son considerablemente complejas (son verdaderos haces de significado y están construidos
por todas las unidades lingüísticas: fonemas, morfemas y semantemas) y Lévi-Strauss
propone denominarlas mitemas (AE: EUDEBA, p. 191).
A esas unidades constantes, la prohibición del incesto en el caso de las estructuras del
parentesco y los mitemas en el caso de las estructuras míticas, se les ha denominado
36
“La lengua es un sistema de signos que expresan ideas”. De Saussure, F. Curso de Lingüística General,
Buenos Aires: Editorial Losada, 1967, p.60.
37
Lévi-Strauss, Claude. Mito y Significado, Madrid: Alianza Editorial, 1987, p.76. Véase también la
Obertura de Mitológicas 1. Lo Crudo y lo Cocido. México: F.C.E., 1968, pp. 11-40.
23
DOCUMENTOS DE TRABAJO
“invariante estructural” y se ha hecho del invariante lo esencial del método estructural, de
tal modo que esta única regla de oro se abroga el poder de suprimir todas las reglas del
método estructural procedentes de la lingüística. Esta, parece, ha sido una de las varias
distorsiones producidas por la moda intelectual estructuralista de la década de los sesenta,
junto con el ya mencionado privilegio “metodológico” de la sincronía y el consiguiente
desprecio por la historia. Nosotros pensamos que el invariante estructural es la estructura
misma y habría que definirlo como la constante de las variaciones, con lo cual se despeja
cualquier connotación de estática social para la estructura. La estructura será siempre
estructura de la variación pero no podremos captar la estructura a través de todas las
variaciones, si no encontramos esa unidad que permanece en ellas. O, como diría Marx,
esa unidad de la diversidad, esa síntesis de múltiples determinaciones: lo concreto.
4.
La Sociología: ¿Podemos aprender las lecciones?
Si nos ocupamos, por ejemplo, del estudio de las sociedades de clases, por qué no
inspirarnos simultáneamente en las lecciones de la lingüística y en las lecciones de la
etnología? Vale decir, por qué no proceder análogamente a como procedieron Saussure,
Trubetzkoy, Jakobson y Lévi-Strauss?
Ciertamente nuestra experiencia de investigación empírica y nuestra erudición acerca del
amplio espectro de estudios sociológicos sobre clases sociales que en el mundo entero se
han elaborado en los flexibles marcos conceptuales de la disciplina, no son suficientes para
proponer un modelo fundado en el estudio comparado de las variaciones encontradas a
través de tales estudios. Pero creemos tener algo de inspiración y arriesgamos a
continuación algunas proposiciones teóricas, que bien podrían tomarse como hipótesis y
que nos conducen a otro etnólogo, quien también teorizó sobre la estructura social:
Siegfried Nadel.
4.1. Toda realidad histórico-social contiene una multiplicidad de estructuras y no basta con
reconocerle a la sociedad una entidad diferente a la “psicología” de los individuos para
que, en el orden normativo (por ejemplo) de esa sociedad, se descubra la estructura social.
La estructura social no está separada de los su etos empíricos, que podemos denominar
actores, pero su existencia no se sitúa, o mejor, no se concreta en la conciencia de esos
sujetos, sino en el inconsciente, donde se ubica la actividad simbólica de la especie
humana, siendo el lenguaje su medio por excelencia. La estructura no está a la vista, sino
que se precisa descubrirla, allí donde se encuentra lo que es común a todos los hombres: la
función simbólica. El conocimiento de la estructura es entonces un conocimiento
generalizador. Y en esto reside su importancia para la ciencia. Lo que se denomina
análisis estructural consiste en la “aplicación” de unas reglas de método (estructural) que
nos conducen al descubrimiento de la estructura. Tales reglas son, en lo fundamental, las
formuladas en el método fonológico de Trubetzkoy. Sin embargo Lévi-Strauss nos ha
mostrado que una aplicación literal traiciona el espíritu del método y que el recurso a las
analogías “audaces” nos puede llevar a hacer descubrimientos originales. Pero siendo este
recurso básicamente del orden de la inspiración, también podemos operar con modelos
que construimos racionalmente, modelos que se “parecen” a la realidad. Es lo que el
mismo Lévi-Strauss denominó experimentación con modelos. Ahora bien, los modelos se
tendrían que construir de acuerdo al objeto. ¿Cómo construir entonces modelos de
24
CIDSE
sociedad? ¿No estaríamos acaso ante una desmesura? ¿No sería acaso éste el punto de
llegada, la última etapa de la investigación sobre el carácter gregario de la especie? Si
Lévi-Strauss ha dedicado su vida y obra al estudio de dos tipos de estructuras: del
parentesco y del mito, ¿no son acaso sociales estas estructuras? 38 . Naturalmente que en las
sociedades denominadas “salvajes” o “primitivas”, éstas serían sus estructuras sociales
fundamentales. Y, en las sociedades modernas, han desaparecido acaso estas estructuras?
Sin duda que no. Entonces no parece que tenga sentido postular algo así como una
“estructura total”, que sería la estructura específicamente social de las sociedades
modernas. Estas tendrían, en rigor, una combinatoria de estructuras. Por tanto, habría que
darle la razón a Marx cuando postula un determinado orden en la articulación de las
estructuras de la sociedad moderna y no una estructura única y total para este tipo de
sociedad.
4.2. Si aceptáramos el principio según el cual las estructuras productivas materiales
(también denominadas económicas) son las estructuras fundamentales de las sociedades
modernas, entendiendo por estas a las sociedades del capitalismo, al establecer un paralelo
con las sociedades primitivas, cuyas estructuras fundamentales serían las estructuras
míticas y del parentesco, lo que podríamos denominar estructura social en uno y otro tipo
de sociedades tendría que corresponder a la intersección entre esas estructuras
fundamentales, de tal modo que los sujetos humanos que producen tales sociedades son
socialmente distribuidos según esas estructuras fundamentales.
Sería entonces
indispensable postular que en las sociedades modernas las estructuras productivas no
existen per se, sino que se encuentran directamente ligadas con estructuras simbólicas
diversas, que podríamos denominar ideológicas. Pues de otro modo sería impensable la
estructura social como intersección de estructuras. Así también las sociedades primitivas
no pueden estar constituidas por meras estructuras simbólicas. También ellas tienen
estructuras productivas, sólo que no son éstas la clave de inteligibilidad de las estructuras
simbólicas.Ya hemos señalado cómo el funcionalismo de Malinowski, que es un
determinismo materialista de la cultura, liquida toda posibilidad de descubrir la estructura
social.
4.3.La idea de denominar estructura social a la intersección de estructuras, por la cual los
sujetos humanos (orgánicos, individuales, psíquicos, sociales) que produce la sociedad se
distribuyen en las estructuras fundamentales, implica identificar un concepto que represente
a la unidad mínima de intersección. A esa ligatura entre unidades de estructuras diferentes
le podemos denominar rol. Es aquí precisamente, en la identificación de la unidad
conceptual básica, como el fonema, como el mitema, que debemos rendir homenaje a
Siegfried F. Nadel, gran teórico de la estructura social39 .
38
Aunque por otras vías de reflexión, Nadel llega a concluir que “parece imposible hablar de estructura Social
en singular”. Véase su libro Teoría de la Estructura Social. Madrid: Ediciones Guadarrama, 1966, p. 158. En
lo sucesivo este libro se citará así (TES, p.).
39
En un ya lejano y extenso trabajo hicimos un ejercicio más exegético que interpretativo sobre el talentoso
libro “Teoría de la Estructura Social” de Nadel. Véase nuestro ensayo Indagaciones acerca del concepto de
estructura social. Lectura No. 4001, División de Ciencias Sociales y Económicas. Universidad del Valle,
1983.
25
DOCUMENTOS DE TRABAJO
4.4. Nadel concibe al Rol como un concepto intermedio entre individuo y sociedad:
“Nuestro concepto actúa en esa área estratégica en la cual el comportamiento
individual se convierte en conducta social...” (TES, p.53).
En nuestro lejano ensayo anotábamos al respecto que “nos encontramos así ante una
concepción original y problemática, en la medida en que hay una doble referencialidad de
los roles” 40 , pero entonces no pudimos concebir en qué consistía esa originalidad que,
justamente, nos parecía también problemática. En efecto, entonces no habíamos leído ni a
Jakobson ni a Trubetzkoy y apenas comenzábamos la lectura de De Saussure y LéviStrauss.
Procediendo analógicamente hoy podríamos decir que el rol, como el fonema, es un
concepto de ligatura entre dos campos (individuo-sociedad; sonido-sentido), sólo que el rol,
a diferencia del fonema, sí es una unidad de sentido y, por tanto, se aproxima a la unidad
conceptual que Lévi-Strauss denomina mitema. Si el rol es esa unidad de significado a
partir de la cual se puede descubrir la estructura social allí, precisamente, donde el
comportamiento individual se convierte en conducta social, se estarían cumpliendo las dos
condiciones teóricas que Lévi-Strauss, inspirándose en los lingüistas, define para la
estructura: 1) que pertenece al plano del inconsciente y 2) que es la realidad misma, sólo
que no está a la vista.
4.5 Ahora bien, por tener una concepción fundamentalmente normativa de la sociedad,
Nadel no solamente concentró sus energías teóricas en la elaboración de una Teoría de los
Roles como presupuesto de la Teoría de la Estructural Social, sino que no pudo llegar a
elaborar propiamente esta teoría. Más aún, en defecto de una teoría de la estructura social,
elaboró una teoría de los roles o hizo de esta el equivalente de aquella. Dice Nadel:
“Ya antes hemos indicado cuál es el hiato lógico que el concepto tiende a cubrir.
Las sociedades, aunque consten siempre de individuos, no son, estrictamente
hablando, reducibles a individuos o divisibles en individuos. Pues, como hemos
dicho, las sociedades descansan en reglas, leyes o normas, y, consecuentemente, en
frecuencias de comportamiento de varios tipos, a las que llamamos instituciones o
modos de acción institucionalizados, relaciones y agrupamientos, y que pueden ser
ulteriormente analizadas para explicar sus tareas, fines, expectativas, derechos,
deberes, etc., constitutivos. Todos esos elementos, aunque se presenten siempre en el
comportamiento (o conducta) de individuos concretos, son también independientes
de ellos. Funcionan y siguen funcionando con un personal siempre renovado (por
factores biológicos en última instancia); y no suponen necesariamente la presencia
de individuos en tanto seres humanos plenos, sino sólo una parte de su
individualidad. y sólo ciertas de sus cualidades” (TES, p. 54).
Si “las sociedades descansan en reglas, leyes o normas”, habría sido necesario reconocerle
a la cultura una importancia decisiva en la teorización de la estructura social (como ocurre,
por ejemplo, en el modelo de los sistemas de Parsons) 41 , pero Nadel ha considerado que el
40
Rojas, José María. Ob.Cit. p.28.
Véase: Parsons, Talcott. La Sociedad. Perspectivas Evolutivas y Comparativas. México: Editorial
Trillas, 1974, especialmente el Capítulo II.
41
26
CIDSE
estudio de la estructura social es asunto del “todo social” y no de la cultura (TES, p.31). De
este modo lo normativo queda despojado de cualesquier componente simbólico, para
quedarse con la regularidad, la frecuencia del comportamiento.
Si nos atenemos a la idea final del párrafo que venimos de citar, “el concepto que se
necesita para superar el hiato existente entre sociedad e individuo”(TES, p.54), tiene la
peculiaridad de operar no con individuos plenos, sino con ciertas cualidades de esos
individuos. Podríamos decir entonces que si bien Nadel emprende (desde la sociedad) el
camino más pobre, para utilizar una expresión de Lévi-Strauss, que conduce a la estructura
social, puesto que tiene una concepción normativa de la sociedad, se mantiene sin embargo
en tierra firme al concebir a los individuos como “haces de cualidades” (TES, p. 54). Sólo
así resulta comprensible la función (en el sentido de la lingüistica) del rol entre la
regularidad de lo social y la variabilidad enonne de los individuos, como “seres humanos
plenos”.
4.6. En coherencia con sus concepciones de sociedad y de individuo, Nadel se plantea la
cuestión del contenido del concepto de rol en términos del problema de la identificación de
la “norma de rol”, examinando la composición de atributos o “estructura interna del rol”.
El mismo Nadel advierte, sin embargo, que el estudio de los roles no coincide con el de las
normas sociales porque:
“Los roles no se establecen en realidad nunca completamente y de una vez, de tal
modo que, por así decirlo, se nos presenten de cuerpo entero. Más bien se
establecen por fases, por ocasiones, incluso atributo por atributo y, por tanto, en
unproceso que consume tiempo” (TES, p. 66).
Resulta así que la “norma de rol” no se encuentra dada de inmediato (en la actuación del
rol, diríamos nosotros) y, por consiguiente, no basta el estudio meramente sincrónico, sino
que se requiere examinar la dimensión diacrónica, reconstruyendo la historia del rol. Y en
esta historia se encuentran los actores, exigidos solamente en el despliegue de algunos
atributos para la actuación del rol. La composición de atributos o estructura interna del rol
es en todo momento un pre-requisito de atributos exigidos al actor y un resultado de las
actuaciones del rol de los actores. De este modo, el rol no es un mero agregado de
atributos, sino una jerarquía de atributos, la cual -agregamos nosotros- puede ser
modificada con las actuaciones del rol, es decir, por su historia. Todas estas reflexiones nos
parecen de riguroso corte estructuralista.
4.7. Si la jerarquía de atributos está expuesta a variaciones se entiende entonces que los
roles no se establezcan de una vez y para siempre. Nadel plantea la jerarquía como la
cuestión de la relevancia de los atributos en la percepción y en la actuación del rol, de tal
modo que algunos atributos son periféricos en tanto que facultativos o alternativos para el
actor y, por tanto, tienen un mínimo grado de relevancia. Otros atributos son, por el
contrario, indispensables para la actuación del rol. Es decir, su ausencia o su variación
modifican la percepción y la efectividad del rol. Finalmente, la jerarquía culmina en los
atributos básicos o axiales, cuya “ausencia o variación altera toda la identidad del rol”
(TES, pp.69-70).
27
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Reconociendo las dificultades para una ordenación del conjunto de los atributos
constitutivos del rol, Nadel, poseedor de indudables talentos matemático, musical42 y, en
general, para la abstracción, construye una fórmula indicativa de la totalidad jerarquizada
de los atributos del rol en los términos siguientes:
r = Σ p, a, b,..., 1/m/n
donde p = atributo axial
a,b,.. = atributos indispensables
l/m/n = atributos facultativos
Identificar el atributo axial resulta a todas luces fundamental en la investigación de los roles
y Nadel advierte que en muchos casos el nombre del rol se constituye en la pauta para
identificar dicha propiedad rectora. Aquí el significante nos conduce directamente al
significado. Pero en muchos roles no ocurre tal cosa, puesto que es un atributo no
nombrado el que tiene la relevancia axial. De este modo, el estudio de los roles no es una
mera cuestión de semántica y, menos aún, de definiciones a priori. En muchos roles el
carácter arbitrario del significante es la regla lingüística a seguir. Nadel hace una
tipificación de los roles, considerando, precisamente, la importancia decisiva del atributo
axial en la identificación del rol. Habría dos tipos de propiedades rectoras: contingencia y
de realización, que darían lugar respectivamente a dos tipos de roles: de reclutamiento y
de realización. En el primer caso, el atributo axial “es un estado inevitable o fortuito en el
cual se encuentran todos los individuos” (TES, p.74) y que implica a todos los demás
atributos como concomitantes o consecuencias. En el caso de los roles de realización la
propiedad rectora “es un atributo de conducta activo o pasivo que los individuos son libres
de escoger como finalidad u objetivo” (TES, p.74). Nosotros pensamos que lo fundamental
de estos planteamientos consiste en que rompen de modo inobjetable el esquema funcional
de la pareja status-rol, construida por Linton y Parsons. Para estos autores el rol es el
“aspecto” dinámico del status y son éstos los que se tipifican entre adscritos y adquiridos.
Ahora bien, en el proceso investigativo de identificar los atributos constitutivos del rol, se
encuentran tanto las implicaciones lógicas entre los roles (que nosotros denominaremos sin traicionar el espíritu teórico de Nadel- la propiedad sistémica de los roles)43 , como las
disociaciones Fácticas, debidas a que determinados roles carecen de actores en un
42
“... había empezado a hacerse un nombre con sus publicaciones sobre psicología y filosofía de la música,
sobre todo con un libro de tipología musical... alterando sus actividades académicas había organizado
programas de música exótica para Radio Viena, había recorrido Checoeslovaquia con su propia compañía de
ópera y había escrito una biograf ía de B. Busoni”, escribe Meyer Fortes sobre Nadel. TES, p. 18.
43
Aunque Nadel utiliza indistintamente los términos sistema y red para conceptualizar las propiedades
relacionases y de ordenación de los roles (TES, p.42), nosotros consideramos que es indispensable
diferenciarlos como conceptos, pues el mismo Nadel señala que hay una notable diferencia entre el
ordenamiento de una pluralidad de relaciones y el ordenamiento de una pluralidad de individuos mediante
relaciones.
28
CIDSE
momento dado. Estas dos cuestiones son de una importancia decisiva para la investigación
sociológica sobre la estructura social. Nadel afirma que:
“Llegamos a la estructura de una sociedad abstrayendo de la población concreta y
de su comportamiento concreto el esquema o red (o “sistema”) de relaciones que
prevalecen entre individuos en su capacidad de desempeñar roles los unos
respecto de los otros”44 . (TES, p. 42)
El uso indistinto de esquema, red y sistema (donde se encuentra la estructura social) se
refiere a la abstracción de relaciones que se dan entre individuos en el desempeño de
roles, siempre con respecto a otros individuos en otros roles. Es así como Nadel denomina
capacidad al desempeño de los roles, para relievar el carácter interactivo de ese desempeño,
el cual presenta, por lo demás, un fenómeno de autorregulación en las interrelaciones. Tal
autorregulación no se funda en el esquema parsoniano de expectativas Vs. sanciones entre
los actores, sino en que el conocimiento del rol por parte del actor incluye conocimientos
sobre la conducta de actores en otros roles. Dice Nadel que:
“El recíproco conocimiento de los roles capacita al actor para calcular por
anticipado las consecuencias de su acción, de modo que gran parte de esa cibernesis
recíproca tiene lugar a un nivel de anticipación” (TES, p. 101).
Si los roles configuran un sistema es porque en el desempeño la cibernesis (el modelo feedback) es ya una anticipación. Es decir que el aspecto lógico del sistema es parte sustantiva
de la “información” que conoce el actor, previa al desempeño del rol. Y es en virtud de
este carácter sistémico de los roles que Nadel llega a definir la estructura social:
“Como la implicación recíproca de roles significa que el comportamiento que
incumbe al actor de cada rol contiene una referencia a los comportamientos de otros
actores en sus roles, significa, además, que los actores respectivos se encuentran en
relaciones recíprocas definibles. Y en la medida en que los roles existentes en una
sociedad se combinan para formar un sistema, constituyen también, en virtud de
esas relaciones entre actores, aquella disposición ordenada y general a la que
decidimos llamar estructura social” (TES, p. 107).
Entre más profundiza Nadel sobre la índole y las implicaciones de las interrelaciones de los
roles y aunque recurre a nuevas clasificaciones, más importancia adquiere la cuestión de las
desconexiones lógicas entre los roles, de tal manera que la ordenación sistémica resulta
fuertemente atomizada. Y si esta es la disposición ordenada que decidió denominar
estructura social, su conclusión en el sentido de que resulta imposible hablar de estructura
social en singular, es más un desalentador reconocimiento de no haber llegado a la
estructura social por la vía de los sistemas de roles, que la afirmación de un principio de
dudoso valor heurística: de la estructura social sólo se -puede hablar en plural:
“La ausencia de un lugar lógico común excluye la asunción de un sistema unitario
coherente; parece haber, en efecto, tantos sistemas separados cuantas armaduras
lógicas de rol. No hay entre ellas más que la vinculación suministrada por los roles
44
El subrayado corresponde a una cita que hace Nadel de Talcott Parsons: Essays in Sociological Theory,
1949, p. 34. Sin embargo la conceptualización que hace Nadel de los roles es completamente diferente de la
de Parsons, como ya quedó establecido.
29
DOCUMENTOS DE TRABAJO
de reclutamiento, que definen el flujo o ‘circulación’ de las personas entre conjuntos
heterogéneos de roles, así como las posibilidades de pertenecer a varios a la vez.
Cuando no hay hiatos lógicos, la disociación fáctica de los roles sigue haciendo
imposible para algunos roles el relacionarlos entre sí, porque los actores de dichos
roles no se encuentran nunca en la vida social revestidos con sus capacidades de rol.
Uno de los actores se enfrentará en su rol con un público más o menos amplio, sin
ninguna composición determinada de rol, de tal modo que la ‘disposición ordenada’
de relaciones contiene, por así decirlo, zonas de indeterminación. Por último, el
carácter relacionar o correlativo de los roles tcnderá a aislar unas de otras las
respectivas relaciones, haciendo de ellas como enclaves. El resultado, pues, es que
nuestra ‘disposición ordenada’, lejos de ser total, tiene que ser fragmentaria. Dicho
brevemente: parece imposible hablar de estructura social en singular”. (TES., pp.
157-158).
4.8. Pero Nadel es un teórico talentoso y aunque, podríamos decir, es un tanto
decepcionante su conclusión sobre el alcance sistémico de los roles en base a las
articulaciones debidas al atributo axial, encuentra que incluso en los roles donde la
implicación mutua es correlativa (padre es tal en tanto que tiene un hijo), siempre quedan
abiertas posibles relaciones con terceros a partir de los demás atributos del rol. A este
fenómeno lo denominó dicotomización, si bien lo que resuelve para el sistema es
precisamente el límite lógico de la dicotomía. Sin embargo Nadel no va más allá y no
propone salidas teóricas a los límites lógicos de los sistemas de roles. Aún así, Nadel
siempre vuelve a su concepción del concepto de rol como intermedio entre individuo y
sociedad. Entonces encuentra que los hiatos lógicos como limitaciones a la extensión del
sistema de roles, en buena medida se resuelven mediante el fenómeno de la sumación de
roles diferentes por un mismo individuo. Aquí es donde, precisamente, nos parece que
Nadel debió conceptualizar como red a la interrelación empírica entre roles diferentes a
través de unos mismos actores. Es propio de los individuos asumir todo tipo de
incoherencias lógicas puesto que el desempeño de cada rol solamente demanda uno o
algunos atributos. El individuo nunca está pleno en el desempeño de un rol. Red sería
entonces un ordenamiento empírico de los roles a través de individuos históricos, mientras
que sistema sería un ordenamiento lógico a través de relaciones. En la realidad de la
estructura social la lógica puede sobrevivir a la historia (roles para los cuales no hay actores
en un momento determinado), pero la historia resuelve prácticamente las discontinuidades
lógicas. En términos de roles, diríamos nosotros, la estructura social es esa interconexión
de redes y sistemas de roles. De este modo, también, se explícita nuestra idea de concebir
la estructura social como la intersección de estructuras fundamentales.
4.9. Finalmente, en consonancia con lo Planteado en la introducción a este trabajo,
queremos retomar la idea de los tres tipos básicos de “relaciones humanas” que,
consideradas en las dimensiones de espacio y tiempo, estructuran “relaciones sociales”: las
relaciones de parentesco, las relaciones de trabajo y las relaciones eróticas. A estas últimas
podríamos agregar las relaciones lúdicas y formar un compuesto de relaciones lúdicoeróticas. Consideramos, en primer lugar, que los tres tipos de relaciones dan lugar a una
multiplicidad y diversidad de roles, cuya composición de atributos, depende de las
particularidades simbólicas, propias de una cultura determinada. De este modo, a
diferencia de Nadel, diríamos que la estructura social es un asunto de la cultura, pero
30
CIDSE
coincidiríamos con él en afirmar que el concepto de rol, concebido como concepto
intermedio entre individuo y sociedad, es el concepto base para la construcción de una
teoría de la estructura social.
En segundo lugar, consideramos que estos tres tipos de relaciones sociales, cualquiera sea
la cultura que le provee atributos a los roles y los actores, engendran, por su asimetría
intrínseca, relaciones de dominación-subordinación. Aunque estas relaciones puedan
cobrar independencia y autonomía respecto de las relaciones que las generan, no les
atribuimos un rango fundador de la sociabilidad humana.
En tercer lugar, planteamos que las estructuras fundamentales de la sociedad se configuran
a partir de los sistemas y redes de roles constitutivos de los tres tipos básicos de relaciones
sociales. Y como estos tres tipos básicos engendran relaciones de dominaciónsubordinación, la estructura social como intersección de las estructuras fundamentales
contiene y confiere relevancia a las relaciones de dominación-subordinación.
31
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Capítulo Segundo
Poder
Motivados por las exigencias de interpretación de un importante material empírico sobre la
resistencia cultural indígena, el conflicto socio-político entre indígenas y blancos y
mestizos y la institucionalización de esos conflictos, nos hicimos la exigencia de
conceptualizar sobre las estructuras del poder local, dado el carácter monográfico y
microsociológico de nuestra investigación45 . Nuestro interés no se centra aquí ni en la
construcción de una teoría general del poder, ni en la reelaboración del concepto de
Estructura de Podet46 , a tono con nuestras proposiciones teóricas sobre la estructura
social. Nos interesa sí incorporar la dimensión del poder a la formulación de una teoría
sobre la estructura de clases, o lo que también podríamos denominar la Estructura Social
de una Sociedad de Clases.
Ya hemos señalado que los tres tipos de relaciones sociales fundamentales (“productoras de
sociedad”) engendran relaciones de Dominación-subordinación. Entonces lo primero que
tenemos que aclarar es la diferencia y lo que puede haber de común entre Poder y
Dominación. Siguiendo a Max Weber, clásico en la materia, la diferencia de fondo entre
los dos conceptos radica en la índole unilateral del poder y el carácter correlativo de la
dominación. Weber define el poder como
“... la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social,
aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad
(E.S.P.43)47 .
Mientras que:
“Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un
mandato de determinado contenido entre personas dadas” (E.S.P. 43).
Ambos conceptos, poder y dominación, tienen en común la asime tría de la relación social,
siendo “absoluta” en el primero y “relativa” en el segundo. Aunque Weber advierte la
unilateralidad del poder cuando agrega:
“El concepto de poder es sociológicamente amorfo. Todas las cualidades
imaginables de un hombre y toda suerte de constelaciones posibles pueden colocar a
alguien en la posición de imponer su voluntad en una situación dada” (E.S.P. 43).
no desarrolló una teorización del poder (y Weber tuvo gran talento teórico) sino que
prefirió teorizar sobre la dominación y construyó sus famosos tres tipos ideales de
dominación (tradicional, legal-racional y carismática). Si la unilaterialidad del ejercicio del
poder lleva la asimetría de la relación social hacia un absoluto, esta relación tiende a ser
considerablemente precaria y, en última instancia, solamente la fuerza la puede mantener.
Es por esto que, simultáneamente con su tendencia al absoluto, el ejercicio del poder
45
Véase el Capítulo I de nuestro libro LA BIPOLARIDAD DEL PODER LOCAL. Caldono en el Cauca
Indígena. Cali: Universidad del Valle, Colección Edición Previa. Serie Investigación, 1993.
46
Haciendo un paralelismo con el concepto de “constitución” de Ferdinand Lasalle, nosotros
conceptualizamos “Estructura de Poder” como “combinatoria de factores reales de poder”. Véase: “La
Bipolaridad del Poder Local”.
47
Economía y Sociedad. México: FCE, 1964, p. 43.
32
CIDSE
engendra oposición y resistencia. La dialéctica del poder consiste en que cuando más pleno
y absoluto es su ejercicio, más precaria es la relación social que lo instrumenta. La
“soledad del poder” es tal vez la expresión más fiel al contenido de esa dialéctica.
Consideramos que la precariedad de la relación social de poder se manifiesta en su
reducción a una forma puramente instrumental.
No es este su planteamiento pero nos ha sido de gran utilidad un texto de J. K. Galbraith48 ,
precisamente por la importancia que le atribuye a los instrumentos en la tipificación del
ejercicio del poder. La relevancia que adquieren los instrumentos en el ejercicio del poder
es indicativa de exigencias o de capacidades por parte de los individuos que ejercen poder.
Pensamos entonces que el poder, objetivado en instrumentos, demanda una capacidad de
los sujetos que, teniendo a su disposición tales instrumentos, los deben accionar para
ejercer el poder. Entonces el poder debería definirse como la capacidad que tiene Ego de
imponer su propia voluntad aún con la resistencia de Alter.
De este modo, se podría también decir que es propio de la dialéctica del poder no sólo la
acción de ego sino, muy significativamente, la reacción de alter, que podríamos
caracterizar como resistencia. Poder y Resistencia son los términos de una oposición que
tiene de común los instrumentos y que se transforman el uno en el otro, transformación que
implica el despliegue de un conflicto, en el cual cada término se legítima en la negación del
otro. El poder se legítima contra la resistencia, que generalmente denomina subversión, y
la resistencia se legítima contra el poder que generalmente califica de ilegítimo, opresivo,
despótico.
Para que el ejercicio del poder no genere ni desencadene conflicto, tiene que procurar
legitimación pero esta legitimación opera generalmente en términos de la monopolización
(como diría Weber) de los instrumentos. De aquí que cobre una importancia notable la
tipificación de los instrumentos del poder.
En nuestro trabajo ya citado 49 nos apoyábamos en la tipología instrumental del poder que
elabora Galbraith y sacábamos nuestras propias conclusiones. Galbraith distingue tres tipos
de poder según el tipo de instrumento que se utiliza por parte de quien lo ejerce para
imponer su “mandato”. Denomina poder condigno a aquel que se basa en la amenaza del
recurso a la fuerza. Por tanto, decimos nosotros, se trata del recurso a las armas y a la
violencia, es decir, a un instrumento de coacción física y psíquica. Es evidente que las
armas sólo sirven para ejercer violencia física y psíquica. Tener el monopolio de las armas
significa entonces tener el monopolio de la violencia, de la fuerza, de la coacción. Es así,
con el monopolio de las armas, como se legítima la fuerza y la violencia, Entre los atributos
fundamentales por los cuales Weber define al Estado se encuentra precisamente el
“monopolio legítimo de la coacción física” (E.S.P.44).Y hace extensiva esta pretensión al
carácter político de toda asociación. Evidentemente las sociedades han conocido otras
formas de “monopolio legítimo de la coacción física”, que no son institutos (Weber) como
el Estado, sino simples o complejos aparatos armados a la disposición de un jefe.
48
Galbraith, John Kenneth. La Anatomía del Poder. Barcelona: Plaza y Janés Editores, S. A. Febrero de
1985, segunda edición.
49
“La Bipolaridad del Poder Local”, pp.21-22.
33
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Un segundo tipo de poder, que tiene a la recompensa como el instrumento a través del cual
se obtiene la obediencia a un mandato es denominado por Galbraith poder compensatorio.
Naturalmente que la recompensa puede consistir en el otorgamiento de un privilegio, de un
signo de distinción y estima, pero la forma par excellence de la recompensa es y ha sido
siempre el dinero. Tanto que el dinero ha llegado a ser en sí mismo una objetivación del
poder50 . El dinero tiene poder de compra y en toda sociedad caracterizada por una
generalización de la producción de mercancías (como diría Marx), el dinero es un
instrumento mediante el cual se pueden adquirir otros poderes: el de las armas, el del
“monopolio legítimo de la coacción física” (el del Estado), el del prestigio y el honor
sociales51 . Incluso tiene sentido hacer una analogía entre circulación del dinero y
circulación del poder en la sociedad moderna. Donde está el uno, está el otro.
Cuando la persuasión es el instrumento al cual Ego apela para imponer su voluntad,
tendríamos un tercer tipo de poder que Galbraith denomina poder condicionado. Quizá lo
50
No tenemos a mano el texto de Parsons “Some Reflections on the Place of Force in Social Process”. en el
cual trabaja sobre la analogía entre poder y dinero, en tanto que medios de la acción sócial. El examen que de
esta cuestión hace Habermas, no nos permite formarnos una idea precisa del texto de Parsons. Véase de
Jürgen Habermas: Teoría de la Acción Comunicativa, Tomo II. Buenos Aires. Taurus, 1990. pp. 374 y sgtes.
51
Marx cita a Goethe:
“!Qué diabo! ¡Claro que manos y pies,
y cabeza y trasero son tuyos!
Pero todo esto que yo tranquilamente gozo,
¿es por eso menos mío?
Si puedo pagar seis potros,
¿No son sus fuerzas mías?
Los conduzco y soy todo un señor
Como si tuviese veinticuatro patas”.
(Fausto, Parte I, Escena IV).
Y luego comenta in extenso:
“Lo que mediante el dinero es para mí, lo que puedo pagar, es decir, lo que el dinero puede comprar,
eso soy yo, el poseedor del dinero mismo. Mi fuerza es tan grande como lo sea la fuerza del dinero.
Las cualidades del dinero son mis -de su poseedor- cualidades y fuerzas esenciales. Lo que soy y lo
que puedo no están determinados en modo alguno por mi individualidad. Soy feo, pero puedo
comprarme la mujer más bella. Luego no soy feo, pues el efecto de la fealdad, su fuerza
ahuyentadora, es aniquilada por el dinero. Según mi individualidad soy tullido, pero el dinero me
procura veinticuatro pies, luego no soy tullido; soy un hombre malo, sin honor, sin conciencia y sin
ingenio, pero se honra al dinero, luego también a su poseedor. El dinero es el bien supremo, luego es
bueno su poseedor,- el dinero me evita, además, la molestia de ser deshonesto, luego se presume que
soy honesto; soy estúpido, pero el dinero es el verdadero espíritu de todas las cosas, ¿cómo podría
carecer de ingenio su poseedor? El puede, por lo demás, comprarse gentes ingeniosas, ¿y no es
quien tiene poder sobre las personas inteligentes más talentoso que el talentoso? ¿ Es que no poseo
yo, que mediante el dinero puedo todo lo que el corazón humano ansía, todos los poderes humanos?
¿Acaso no transforma mi dinero todas mis carencias en su contrario?
Si el dinero es el vínculo que me liga a la vida humana, que liga a la sociedad, que me liga con la
naturaleza y con el hombre, ¿no es el dinero el vínculo de todos los vínculos? ¿No puede él atar y
desatar todas las ataduras? ¿No es también por esto el medio general de separación? Es la
verdadera moneda divisoria, así como el verdadero medio de unión, la fuerza galvanoquímica de la
sociedad. “ (Los Manuscritos, pp. 177-78-79 de la edición de Alianza Editorial).
34
CIDSE
fundamental, diríamos nosotros, de este tipo de poder es que implica una “voluntad
incondicional” de Alter hacia Ego, independientemente de los grados de elaboración
racional por los cuales Ego persuade a Alter y Alter se hace incondicional de Ego. De este
modo, quien obedece un mandato a quien ejerce el poder condicionado, se toma a sí mismo
en un instrumento del depositario de dicho poder. Hay entonces una objetivación del sujeto
en el instrumento y una subjetivización del instrumento o llenura del sujeto 52 , con lo cual la
monopolización del poder condicionado coincide con su más alto grado de legitimación. A
diferencia de las armas y del dinero que conservan su objetividad, de tal manera que tanto
la legitimación del poder condigno y del poder compensatorio como su monopolización por
parte del sujeto emisor dejan siempre la opción de resistir al receptor del mandato, la
ideología, instrumento del poder condicionado, aniquila toda resistencia del sujeto. La
ideología se torna así en el instrumento ideal de legitimación de todo tipo de poder, de tal
modo que siendo la absolutización, un rasgo tendencial de todo poder, su fórmula ideal
consiste en el monopolio de los tres instrumentos que históricamente han mostrado un
grado notable de compatibilidad: armas, dinero e ideología. Las Guerras y las
Revoluciones, han implicado siempre esta combinatoria de instrumentos de poder y quienes
salen victoriosos son precisamente quienes logran su monopolio, el cual, como sabemos,
opera en sí mismo como legitimación del viejo o del nuevo poder victorioso.
Ahora bien, en las sociedades de clases la dominación y el poder son elementos
constitutivos, aunque no los únicos, de las específicas estructuras sociales, históricamente
dadas. No confundir poder y dominación nos parece fundamental en el propósito de
develar las estructuras de transformación de las clases sociales.
52
Haciendo un planteamiento radicalmente diferente al de Althusser en tomo a la oposición entre Ciencia e
Ideología, en el año de 1974 Estanislao Zuleta afirmaba: “La ignorancia no es un estado de carencia como se
lo imagina el sentido común. Si fuese así nada habría más fácil que la enseñanza que sería como dar de
comer a un hambriento. Introducir algo allí donde hay una ausencia sería supremamente sencillo. Pero
desgraciadamente la ignorancia no es un estado de carencia, no es una falta, sino -y esa es la fórmula de
Platón- un estado de llanura”. Véase de Estanislao Zuleta: Elogio de la Dificultad y otros Ensayos”.
Fundación Estanislao Zuleta, 1994, p. 170.
35
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Capitulo Tercero
Clases Sociales
En un trabajo ya lejano 53 intentamos hacer una sistematización (disponer en un corpus
teórico unitario) de la multiplicidad de conceptos que, originados en Marx y en el
marxismo, se utilizaban en ámbitos académicos y extra-académicos no solamente para
describir la estructura de clases de nuestras sociedades ya incorporadas al desarrollo del
capitalismo, sino también para identificar, prever y prescribir una direccionalidad (en gran
parte deseada y anudada a una opción de práctica política) de los procesos históricos de
acuerdo a la intensidad y extensión de los conflictos de clases. Hoy, aunque aquella
armazón conceptual nos parezca poco sistemática y sean pocos los argumentos que nos
siguen pareciendo convincentes, consideramos que al haber hecho tal ejercicio nos dimos
cuenta perfectamente que la mayor parte de esos conceptos eran relativos a las clases de las
sociedades constituidas por el desarrollo del capitalismo industrial y que en lo referente a
las sociedades de clases en general la cuestión estaba prácticamente en los mismos términos
que la había dejado Marx: “La historia de las sociedaes que hasta la fecha han existido es la
historia de las luchas de clases”, como reza El Manifiesto.
Más tarde, al leer detenidamente a algunos críticos de Marx, particularmente a
Dahrendorf54 , pudimos constatar que no solamente los antimarxistas sino también los
marxistas, al generalizar para todo tipo de sociedad las proposiciones teóricas de Marx
sobre las clases de las sociedades del capitalismo industrial, convertían las diversas y
contradictorias evidencias empíricas del desarrollo del capitalismo y de la “construcción del
socialismo” en refutaciones contundentes y/o confirmaciones transparentes,
respectivamente, de la “teoría general” de las clases que supuestamente Marx habría
elaborado.
Nosotros pensamos que el precario desarrollo de una Sociología a partir de Marx, por lo
demás correlativo de una reducción de su obra a la Economía, proviene de una inadecuada
generalización de los conceptos que utilizó, particulannente cuando realizó análisis de
situaciones específicas de conflicto o luchas de clases en las sociedades de su tiempo.
Inspirándonos en Marx, vamos aquí a intentar una construcción conceptual que nos permita
investigar y explicar el tipo de sociedades cuya Estructura Social es básicamente una
Estructura de Clases.
Hipótesis Generales
1. Las sociedades de clases, es decir con estructuras sociales de clases, son productos
históricos de las transformaciones que en la producción de los medios de vida han
53
Véase nuestro ensayo “Aproximaciones Conceptuales a la Formulación de la Teoría de las Clases
Sociales”, publicado en el Volumen 1 No. 3, de la revista ESTUDIOS RURALES LATINOAMERICANOS,
Bogotá, Septiembre-Diciembre de 1978, pp.7-33.
54
Dahrendorf, Ralf “Las Clases Sociales y su Conflicto en la Sociedad Industrial”. Madrid: Ediciones
Rialp, 1962.
36
CIDSE
experimentado las sociedades sin clases. Como corolario, es preciso admitir que las
sociedades de clases se pueden transformar a su vez en sociedades sin clases y así
sucesivamente hasta el fin de la especie 55 .
2. Si las clases sociales se establecen a través de la producción de los medios de vida de las
sociedades es en tanto que constituyen unidades opositivas y correlativas debidas a la
transformación y acumulación de medios de vida en riqueza, que siendo apropiada por un
subconjunto de individuos los exime del trabajo directo y obliga a otro subconjunto a
trabajar a perpetuidad en la producción de tales medios de vida, los cuales,
permanentemente transformados en riqueza, le empobrecen (siempre en términos relativos)
a perpetuidad 56 .
3. Si las clases sociales son unidades apositivas y correlativas es porque a la asimetría de
las relaciones con la producción y apropiación de los medios de vida social por parte de
cada subgrupo, corresponde una asimetría de las relaciones sociales entre los subgrupos 57 .
Estas relaciones sociales asimétricas son las relaciones de clases propiamente tales y para
que se perpetuen es preciso que se establezcan como relaciones de dominación,
legitimadas en un orden, cuya forma superior es un orden de derecho. A la concreción de
las relaciones de dominación en unidades sociales de producción y en un territorio en los
cuales opera un órden legítimo la denominamos situación de clase.
4. La dominación de clase -por tanto, la dominación de una clase sobre su opuesta y
correlativa- es un fenómeno complejo que se extiende desde contextos microsociales, que
implican a un número reducido de individuos, hasta contextos macrosociales, es decir, a la
sociedad entera. Dicho de otro modo, para que una clase sea clase dominante se requiere
no solamente que la clase opositiva y correlativa le esté subordinada, sino que también lo
estén todas las demás clases y grupos de la sociedad.
Es así como el orden que legítima la dominación de clase es un orden extensivo a toda la
sociedad.
5. La dominación de clase, en lo que respecta a las relaciones entre la Clase Dominante y la
Clase Dominada (opositiva y correlativa) contiene una constante estructural que es esa
opositividad en relación con los medios de vida, opositividad por la cual la clase dominante
se apropia de trabajo y de productos del trabajo de la clase dominada. A esa constante se le
55
De este modo, recusamos tanto la idea de Schumpeter según la cual “... ni desde el punto de vista histórico
ni desde el etnológico ha podido ser demostrada... la existencia de situaciones sociales en que no existan
clases”, como también la utopía del paraíso terrenal creado por el proletariado en el que creyó Marx. Véase
de Joseph Schumpeter: Imperialismo. Clases Sociales. Madrid: Editorial Tecnos S.A., 1986, p. 116.
56
La división de las sociedades entre ricos y pobres constituye el signo más evidente de desigualdad social y
ha sido fuente de intensos conflictos en la historia de las sociedades, pero no necesariamente esta desigualdad
social es en sí misma una desigualdad de clase.
57
Una clase no se explica entonces solamente por las relaciones que tienen quienes la constituyen con los
medios materiales de vida (con las cosas), relaciones de propiedad, de tenencia, de uso, por ejemplo, sino
fundamentalmente por las relaciones con quienes tienen relaciones opuestas con esas mismas cosas, es decir,
con la otra clase. Lo que importa son las relaciones entre los términos y no éstos considerados en sí mismos,
como lo expresa la regla de método formulada por Trubetzkoy para la fonología.
37
DOCUMENTOS DE TRABAJO
puede denominar antagonismo de clase, el cual se constituye en el fundamento objetivo de
la resistencia a la dominación de clase, por tanto, a la impugnación del orden que legítima
la dominación. Es así como el conflicto social, originado en el antagonismo de clase, en la
medida en que cuestiona la validez del orden que legítima la dominación de clase, tiende a
hacerse extensivo a todas las clases y grupos de la sociedad. Antagonismo de clase y
conflicto de clase corren pari passu. De este modo, la teoría de las clases sociales tiene que
ser también una teoría del conflicto de clase, cuya extensión puede implicar a toda la
sociedad y cuya intensidad y despliegue pueden llegar a ser violentos 58 .
6. Siendo el antagonismo de clase una constante en la estructuración de las relaciones de
clase y siendo el conflicto de clase su expresión o manifestación histórica, el
comportamiento de los sujetos históricos que constituyen las clases no solamente está
orientado por la representación de un orden legítimo (de dominación) sino por la
representación del antagonismo de clase. Esta representación puede tener los más diversos
grados de elaboración intelectual y los contenidos más diversos. Denominamos posición
de clase a este tipo de representaciones.
7. El proceso de formación-disolución de las clases sociales discurre como una dialéctica
histórica entre la situación de clase y la posición de clase. Es decir que así como en una
situación de clase dada (en un momento o tiempo A) el antagonismo de clase puede estar
elaborado de tal modo que desencadena el conflicto de clases, así también los resultados de
este conflicto pueden modificar la situación inicial de clase (momento o tiempo B). Con
esta lógica se operan las transformaciones de la Estructura de Clases, la formación y la
disolución de las clases sociales.
Exposición de los Conceptos Implicados en las Hipótesis
Comenzaremos por los conceptos relativos a la situación de clase. Los conceptos de
Situación de Clase y Posición de Clase son conceptos complejos, que sólo pueden ser
delimitados a través de otros conceptos. Son, podríamos decir, conceptos resultado,
síntesis de multiplicidad de determinaciones. La situación de clase es un concepto de
índole Estructural. Más aún, si llegamos a caracterizar las situaciones de las clases de una
sociedad dada es porque hemos comprendido la Estructura de Clases de esa sociedad. El
concepto de posición de clase es un concepto cuyas determinaciones pertenecen
fundamentalmente al dominio de la Coyuntura.
58
Pensamos que como una inferencia de las posibilidades de extensión del conflicto de clases a toda la
sociedad, de su despliegue violento y de la radicalidad en el cuestionamiento del orden que legítima la
dominación de clase, Marx le atribuyó a la lucha de clases el papel de hilo conductor de la historia y el de
motor de la Revolución Social. Y Marx fue incluso mucho más allá al poner su propia obra teórica (además
de su vida) al servicio de la causa del proletariado. Desde entonces el trabajo de reflexión e investigación
sobre el conflicto de clases no escapa a la extensión ideológica de este mismo conflicto.
38
CIDSE
A. Conceptos Relativos a la Situación de Clase
1. Unidad Social de Producción
Con este concepto se procura identificar la más elemental totalidad de la realidad social en
la cual las relaciones de trabajo comportan relaciones de dominio de clase. Es, podríamos
decir, el pre-requisito empírico para la verificación de la existencia de las clases. Más aún,
parafraseando a Lévi-Strauss, diremos que la Unidad Social de Producción es el átomo de
la Estructura de Clases o, más exactamente, de la dimensión estructural de las clases, que
corresponde a la situación de clase. No solamente se trata de verificar aquí una
determinada división técnica del trabajo (calificación de los operarios, tecnología de los
medios de trabajo, organización y cooperación en las operaciones de trabajo entre los
operarios), sino el contenido de las normas (de uso de costumbre, de derecho) que
constituyen el orden que legítima las relaciones de trabajo como relaciones de
dominación59 . Por tanto, es preciso establecer aquí las formas de trabajo y los contenidos
de la elaboración del antagonismo de clase, tanto por parte de quienes desempeñan roles de
clase dominante como de quienes desempeñan roles de clase dominada. También tiene
notable importancia establecer cómo se articulan las relaciones de trabajo con las relaciones
de parentesco y las relaciones lúdico-eróticas en la operación o funcionamiento de la
unidad social de producción.
Cuando las relaciones de trabajo comportan relaciones de dominio de clase, se pueden
identificar tipos históricos de trabajo: Trabajo Doméstico, Trabajo Esclavo, Trabajo
Servil, Trabajo Libre Asalariado, por ejemplo. Incluso otras formas de trabajo como el
trabajo a domicilio, el trabajo independiente y el trabajo comunitario, pueden estar
subordinados a relaciones de dominación cercanas a la dominación de clase.
También las sociedades han producido diversidad de tipos históricos de Unidades Sociales
de Producción: el Ayllu, la Plantación, la Hacienda, el Ingenio, el Feudo, la Mina, el
Taller, la Fábrica, la Unidad Doméstica Campesina, por ejemplo, que han tenido una
sucesión, e incluso, una combinatoria de tipos de trabajo. Por ejemplo en la Mina y en la
Hacienda Colonial en la América Hispana se Regó a combinar el trabajo esclavo y el
59
El mayor obstáculo teórico en nuestro ensayo del 78 fue tal vez la irremediable influencia de la “corriente
marxista” representada por la interpretación de la obra de Marx que tuvo al filósofo Luis Althusser como
figura estelar. La distinción de dos niveles de abstracción (tan caros a Althusser): uno, el nivel del Modo de
Producción y otro, el de la Estructura de Clases, cuya paternidad es fundamentalmente de Nicos Poulantzas
(véanse sus libros: Clases Sociales y Poder Político en el Estado Capitalista y las Clases Sociales en el
Capitalismo Actual, editados por Siglo XXI), nos condujo a una “repartición” de conceptos que, en todo
caso, al no constituir un sistema (conceptual), nos precipitaban al empirismo cuando procurábamos
sustantivarlos mediante la investigación empírica de nuestra realidad social. De un lado los conceptos de
Proceso de Producción, Proceso de Reproducción, Relaciones Sociales de Producción, Fuerzas Productivas,
Trabajo Productivo, Plusvalía y del otro, conceptos como Clase Dominante, Fracción de Clase, Dictadura de
Clase, Bloque de Clases en el Poder, etc., resultaban excelentes para una especulación economicista y muy
poco sociológica. Entonces participamos con entusiasmo en la edición y difusión de textos de autores
latinoamericanos como Theotonio dos Santos (Lucha de Clases y Dependencia en América Latina, editado
por el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia y la editorial Oveja Negra,
Medellín, 1970) y Emilio de Ipola (Discusiones sobre Materialismo Histórico, Medellín: Editorial La Pulga,
1975), ambos autores aparentemente críticos pero, en el fondo, althusserianos.
39
DOCUMENTOS DE TRABAJO
trabajo doméstico de los negros con el trabajo obligatorio de los indios, trabajo que podía
ser remunerado y gratuito, según se tratase del concierto agrario o de la agregatura,
respectivamente. También se utilizó el trabajo asalariado de peones blancos y mestizos.
2. Diferenciación Social lntraclase e lnterclase
Ni la idea de un abismo que separa a las clases entre sí, ni la idea de una proximidad que las
hace complementarias y necesarias, son ideas que puedan tomarse como generalizaciones
para los efectos de definir de una vez por todas la situación de las clases. A nosotros nos
parece que en cualquiera de las dos opciones opuestas, no solamente se unilateraliza la
situación de clase, sino que también se asume que cada clase es en sí misma una unidad
socialmente homogénea. Si se asume que un abismo separa a las clases, se está ad portas
de idealizarlas, atribuyéndoles misiones y destinos irremediables. Entonces se hace del
antagonismo de clase un absoluto, atemporal, ahistórico 60 . Si, por el contrario, se asume la
idea de la proximidad y complementariedad, las clases pasan a ser un asunto de gradación o
estratificación social, de tal modo que necesariamente desaparece el antagonismo de clase.
Nosotros postulamos que las clases ni son unidades o totalidades homogéneas, ni se
“sitúan” en “lugares fijos” hasta que una Revolución (¡providencial!) las cambie de lugar.
Dicho en términos afirmativos, hay una diferenciación social entre las clases, la cual puede
variar entre situaciones extremas (por ejemplo, acortándose, en caso de una guerra de
invasión; o, ampliándose mediante la superexplotación económica y el ejercicio despótico
del poder), de tal modo que resulta lógico postular que el antagonismo de clase varía con
las variaciones de la diferenciación social interclase. Denominamos desigualdad de
clase a este tipo de diferenciación social. Debemos advertir que los contenidos de la
desigualdad de clase no corresponden necesariamente a gradaciones en una escala.
Asumirlos siempre y necesariamente así, conduce a establecer como una constante que la
clase dominada se representa a la clase dominante como su modelo a construir 61 . Pensamos
que en sociedades distintas a las del capitalismo industrial las desigualdades de clase
comportaban modos de vida diferentes. Buena parte del universo normativo (usos y
costumbres) y de los valores correspondían a una diferente elaboración cultural entre clase
y clase 62 .
60
La Tesis sobre la irremediable pauperización de la clase obrera y la universal proletarización de artesanos y
campesinos (¡”pequeña burguesía”!) son ejemplares de estos equívocos teóricos. Por otra parte, haciendo
reposar tales tesis sobre las leyes económicas que Marx formuló acerca del desarrollo del capitalismo, la
denominada interpretación economicista (el marxismo de la Segunda Internacional) concibió una política que
se ocupó básicamente de la situación económica de la clase obrera, mientras se producía el derrumbe del
sistema con toda su clase dominante y su Estado burgués. Pero también la historia conoce experiencias de un
“marxismo ideológico” que postula un abismo ético y moral entre las clases y que funda allí el antagonismo
de clase, haciendo abstracción de la situación de clase. Podríamos decir que mientras los economicistas
confian ciegarnente en la Estructura, los “ideológicos” confian no menos ciegarnente en la voluntad, en la
acción, en la conciencia, en todo lo que pertenece a la Coyuntura.
61
La fracasada construcción del Socialismo en la URSS y en la Europa Oriental es en gran parte el fracaso
por construir una Sociedad de Consumo, pues hacia este propósito tenía que conducir el proclamado
desarrollo de las fuerzas productivas de una sociedad que se ha declarado sin clases.
62
Mucho nos gustaría acertar si afirmamos que los trabajos de E.P. Thompson (en particular Tradición,
Revuelta y Conciencia de Clase. Estudios sobre la Crisis de la Sociedad Preindustrial. Barcelona:
Editorial Crítica, 1989) no contienen ninguna novedad conceptual, pero sí constituyen una revelación en
cuanto a destacar los contenidos culturales del antagonismo de clase.
40
CIDSE
La diferenciación social intraclase cobra una importancia fundamental para el análisis de
una estructura social de clases por cuanto: 1) obliga a pasar de la descripción de las
Unidades Sociales de Producción a la comparación de esas unidades en el espacio territorial
de la dominación de clase, y 2) las similitudes y las diferencias encontradas (en la
comparación) se constituyen en las evidencias estructurales de lo que opera como vehículo
y como obstáculo para la organización de la clase (sea dominante, sea dominada) y para la
actuación de los sujetos, es decir, para la posición de clase. La diferenciación social
intraclase es ante todo un fenómeno de segmentación de clase, derivada de la relevancia
que pueden tener una diversidad de factores tales como el tamaño de las unidades sociales
de producción, la edad y el sexo de los individuos, el origen socio-geográfico, las
identidades étnicas y socio-culturales, por ejemplo. El uso de conceptos tales como
fracción, sector, capa, estrato, dependerá del o de los factores determinantes de la
segmentación de la clase y no pueden ser definidos sino como resultado del procedimiento
metológico de la comparación.
3. Reclutamiento de Clase
Con este concepto queremos poner de relieve que a la situación de clase se llega, bien sea
como resultado de la formación y/o reacomodación de grupos sociales privilegiados y
subprivilegiados, o bien sea como resultado de la disolución de clases que llegaron a estar
plenamente configuradas. El reclutamiento de clase es el concepto previo a la
identificación de la situación de clase. Es, podríamos decir, un concepto genético y su
importancia radica en que introduce la perspectiva diacrónica en el análisis de la estructura
de clases. El concepto de reclutamiento de clase nos permite hacer la conexión con un
concepto sociológico que ha sido construido con el propósito explícito de negar la
existencia de las clases en algunas sociedades de capitalismo avanzado: es el concepto de
movilidad social, que nosotros tomamos como indicativo, tanto de salida como de ingreso
a una clase social. Por lo demás la movilidad social se considera en los dos sentidos:
ascendente y descendente. Dicho también del modo más general, la movilidad social nos
permite identificar cambios de situación de clase que no se originan directamente en el
conflicto de clases.
Veamos ahora un concepto estratégico, un concepto que se sitúa entre situación y posición
de clase.
B: Concepto para la Mediación entre Situación y Posición de Clase:
Rol De Clase
Ya hemos señalado que el concepto de rol es para el análisis de la estructura social un
concepto equivalente al de fonema para la lingüística y al de mitema para el estudio de los
mitos. Tratándose de una estructura social clasista el concepto rol de clase tiene que
conservar el mismo carácter “fundador” de la estructura (un concepto intermedio entre
individuo y sociedad) de tal modo que la determinación de clase, conserve también ese
lugar y esa importancia decisiva para el análisis de la Estructura de Clases. Es así como
planteamos que el concepto Rol de Clase es el concepto a partir del cual resulta posible 1)
hacer la exposición teórica de la Estructura de Clases y 2) introducir una “mediación” a esa
41
DOCUMENTOS DE TRABAJO
dialéctica entre situación de Clase y Posición de Clase. Más precisamente, el concepto Rol
de Clase sigue siendo un concepto intermedio entre Individuo y Sociedad, es decir un
concepto que se sitúa donde el comportamiento individual se convierte en comportamiento
de clase. Pero es ante todo un concepto relacional (los atributos que componen el rol son
atributos relacionales), un concepto cuyo contenido son las relaciones de clases, un
concepto sistémico, básicamente.
Ahora bien, como el desempeño de rol no demanda individuos plenos, sino solamente
ciertas cualidades de esos individuos, el desempeño del rol de clase tampoco demanda
individuos plenos. De este modo, tanto la situación de clase como la posición de clase no
pueden tomarse como absolutos, permanentes, inmodificables y atemporales (como “lugares”) 63 , sino como realidades que solamente implican parcialmente a los individuos, en
un doble sentido: a) en el despliegue de determinadas cualidades para la realización de
actividades específicas (puntualidad y eficiencia en el trabajo, pago oportuno y buen trato al
trabajador, por ejemplo) y b) por un tiempo limitado del día, de la semana, del año. No se
está todo el tiempo ni toda la vida en situación de clase. Y por esta razón resulta dificil
para un individuo asumir una posición que corresponda a su situación de clase y también,
resulta impensable que un individuo esté todo el tiempo en posición de clase. Más adelante
volveremos sobre este complejo problema.
Es precisamente por todas estas
particularidades (de la situación y de la posición de clase) que la dominación de clase
tiende a hacerse extensiva a los individuos plenos en su totalidad y en su permanencia. La
dominación de clase no admite discontinuidades. Ya hemos planteado que una clase
dominante sólo puede ser tal en tanto que establezca su dominación en un espacio territorial
sobre la totalidad de las clases y grupos sociales allí constituidos. Entonces podríamos
decir que la dominación de clase opera con una lógica de multiplicación de los roles de
clase, mientras que la situación y la posición de clase operan con la lógica opuesta. En
otros términos, la dominación de clase se concreta en un sistema de roles de clase y el
orden que legítima la dominación es, precisamente, el mecanismo de la multiplicación.
Resulta así que en el estudio de los sistemas de roles de clase nos encontramos ante el
problema de establecer un principio de relevancia: ¿cuál o cuáles serían los roles
definitorios de la situación de clase y de la posición de clase? A este interrogante
respondemos con el siguiente postulado: los roles de clase que tienen al antagonismo de
clase como atributo axial son los roles definitorios de la situación y de la posición de clase.
63
No solamente por no disponer de un concepto relacional como el de rol de clase, sino por considerar que la
“Determinación Estructural” es una cuestión de “Lugares de las Clases” nos parece que Poulantzas se quedó
sin dialéctica en su modelo teórico. Véase de Nicos Poulantzas: “Las Clases Sociales en el Capitalismo
Actual”, México, Siglo XXI Editores S.A., pp. 14 y sgts. En el mismo error caímos en nuestro ensayo del 78.
42
CIDSE
C.
Posición de Clase64
1.
Interés de Clase
Nosotros pensamos que el interés de clase- pertenece fundamentalmente al orden del
inconsciente y que no sale tan fácilmente de allí. Más aún, cuando se hace consciente, se
recubre de toda clase de adherencias, de justificaciones y de conveniencias. La realidad
simbólica, si nos es permitido decir, del interés de clase, son representaciones del
antagonismo de clase. Dicho así, el interés de clase dominante seria el recíproco e inverso
del interés de clase dominada. Ahora bien, el interés de clase dominante tiende a estar
exteriorizado, objetivado (fuera de los sujetos individuales), en el orden que legítima la
dominación de clase. Entonces, sólo como negación estaría objetivado en tal orden el
interés de la clase dominada. Para que la clase dominada exprese su interés de clase, se
requiere que elabore aquella negatividad, es decir, que descubra el antagonismo de clase en
el orden que legítima la dominación. El despliegue del conflicto de clase presupone este
descubrimiento por parte de la clase dominada. Muy por el contrario, la clase dominante
no requiere elaborar subjetivamente, conscientemente, el antagonismo de clase para hacer
valer su interés de clase. Entre más adherencias que opaquen y oculten el antagonismo de
clase (que es, como ya dijimos, una constante estructural de las relaciones de clase),
mayor es la disposición de la clase dominante a defender su interés de clase,
particularmente recurriendo a procedimientos neutralizadores y desactivadores del conflicto
de clase.
2. Organización de Clase
En principio cualesquier tipo de organización puede servir para la gestión y/o conservación
y/o defensa de los intereses de clase pero no son muchas las organizaciones que se
constituyen y permanecen como organizaciones de clase. Las sociedades de clases conocen
diversidad de organizaciones que han servido de vehículo para que una clase, o solamente
un subconjunto de ella, haga valer sus intereses de clase. Pero merecen especial atención
aquellas organizaciones mediante las cuales se instrumenta de manera regular y permanente
la dominación de clase (ya hemos dicho que la dominación de clase no admite
discontinuidades), más precisamente, el orden que legítima la dominación de clase. En
principio estas serían organizaciones típicas de clase dominante. Los organismos del
Estado, tan frecuentemente denominados Institutos y Aparatos, con una altísima frecuencia
gestionan, conservan y defienden intereses de la clase dominante. Incluso, como lo expresó
Marx, el Estado puede ser un instrumento totalmente a disposición de la clase dominante,
64
En nuestro ensayo del 78 (pp.25 y sgts.) estos conceptos estaban pensados como conceptos específicos para
el análisis del Conflicto de Clases en las sociedades capitalistas y fueron expuestos bajo el subtítulo
“Reproducción y Lucha de Clases en la Formación Social Capitalista”. Son conceptos que han sido
formulados por los marxistas no tanto para hacer el análisis del conflicto de clases entre la Burguesía y la
Clase Obrera, sino fundamentalmente para inducir al Proletariado a la Revolución, a la toma del poder y a la
construcción del Socialismo. Por tanto, son conceptos donde las diferencias ideológicas, de “partido” y de
interpretación de la obra de Marx son evidentes. Nuestra formulación tiene aquí la pretensión de ser general y
no específica para las clases del capitalismo.
43
DOCUMENTOS DE TRABAJO
sólo que es preciso agregar, como prefijo, que es en determinadas circunstancias
históricas y no siempre, indefinida, permanentemente.
Ahora bien, la clase dominante constituye también organizaciones de clase, incluso más
puras, más integrales por su composición que no están dirigidas a implementar la
dominación de clase, como Clubes, logias, por ejemplo. Incluso puede tratarse de
organizaciones que tienen por objeto, atenuar, amortiguar la dominación de clase.
La experiencia histórica de las sociedades feudales, pero especialmente de las capitalistas,
nos demuestra que la clase dominada y, en general, las clases subordinadas, han constituido
organizaciones mutuales o de ayuda mutua, también con un propósito de amortiguar la
dominación de clase. Se trata de organizaciones que surgen a partir del reconocimiento de
identidades de pertenencia pero no de una elaboración de la negatividad contenida en el
antagonismo de clase. Las organizaciones que se constituyen a partir del reconocimiento
del interés de clase dominada, es decir, de la elaboración de la negatividad o
reconocimiento del antagonismo de clase contenido en el orden que legítima la dominación,
tienden a ser necesariamente, o al menos, a ser declaradas organizaciones subversivas de
ese orden. Este tipo de organizaciones de clase dominada tienden a ser, por excelencia,
organizaciones inductoras y conductoras del conflicto de clase. Cuando la clase dominante
no puede liquidarlas de una vez por todas, tiene necesariamente que legitimarlas, para lo
cual tiene que incorporarlas al orden que legítima la dominación de clase. Naturalmente
que el proceso de legitimación puede durar décadas y modificar o no, de modo
significativo, el orden de la dominación de clase.
Es preciso advertir que las organizaciones mutuales, o de solidaridad, que se fundan en el
reconocimiento de una identidad de pertenencia, pueden transformarse en el tipo de
organizaciones que expresan el interés de clase y, al hacerlo tensionan, incrementan el
antagonismo de clase.
Las sociedades capitalistas han aportado, aunque no sea de su exclusividad, dos tipos
básicos de organizaciones de clase: las organizaciones gremiales y las organizaciones
políticas. Las organizaciones gremiales de la clase dominante son precisamente los
gremios económicos o empresariales que agrupan a subconjuntos (fracción, sector,
estrato) propios de la diferenciación social intraclase. Las organizaciones gremiales de la
clase obrera son los sindicatos, que agrupan a los subconjuntos de trabajadores por
empresa o por industria (sector o rama de actividad económica). Las organizaciones
políticas de clase son, por excelencia, los partidos Políticos 65 , legitimados para el ejercicio
de la lucha política por el poder (presidencial y/o parlamentario según la estructura política
del Estado). Los partidos de clase dominada, (obreros en este caso), cuando canalizan el
interés de clase y cuando activan el conflicto de clase, generalmente tienen dificultades para
su legitimación o la pierden, si ya la tenían.
65
Algunas sociedades del tercer mundo han aportado un tipo de organizaciones político-mílitares (Ejércitos
Irregulares o Guerrillas) que generalmente se caracterizan por una desconexión entre la situación de clase de
su base social y la ideología de clase en función de la cual libran la guerra.
44
CIDSE
Lo más general que podemos plantear aquí con aspecto a las organizaciones de clase es que
dada la variación empírica de los sujetos históricos, individuales, que constituyen las clases,
las organizaciones tienden a asegurar una continuidad en la posición de clase.
Sin embargo este propósito se ve desvirtuado por dos razones fundamentales: 1) la
liquidación o desaparición de las organizaciones como producto del conflicto de clase y 2)
la rutinización y burocratización de las organizaciones como resultado de su desconexión
con la realidad socio-económica, socio-cultural, sociopolítica, de las clases.
3. Conciencia de Clase
Este es un concepto problemático porque la disposición de los términos prefigura que la
conciencia es algo que se constituye a partir de la clase. Más aún, en la medida en que
individuos y grupos pueden asumir una conciencia que es, por ejemplo, la opuesta a su
situación de clase 66 , se refuerza la idea de la posterioridad de la conciencia con respecto a la
clase y con ésto, se hace evidente que la conciencia tendría independencia respecto de la
clase.
Al exponer el concepto rol de clase hemos podido establecer que los individuos ni están
plenamente (con todos sus atributos) ni todo el tiempo en situación y en posición de clase.
Individuos con conciencia de clase permanente y en la totalidad de sus actos son
inconcebibles 67 . Considerando los individuos, quienes serían los reales portadores de una
conciencia de clase, nada sería más transitorio que esta conciencia, ya que a la
transitoriedad de los individuos que sustantivan históricamente a las clases, habría que
agregar el carácter parcial y temporal de su situación y de su posición de clase.
Ya hemos planteado también, al exponer el concepto organización de clase, que éstas (las
organizaciones) tienden a asegurar una continuidad de la posición de clase. En la medida
en que las organizaciones de clase gestionan, conservan y defienden el interés de clase,
constituyen también objetivaciones de la conciencia de clase. Es así como la conciencia de
clase se independiza de los sujetos históricos. Es así como también la objetivación de la
conciencia, la organización de clase, puede independizarse de la conciencia originaria y
constituirse en su mayor obstáculo 68 .
66
Recuerdo que el Sacerdote Revolucionario Camilo Torres, se refirió en los siguientes términos para
caracterizar la posición de un dirigente obrero, activo defensor del orden: “José Raquel Mercado y yo tenemos
algo en común: ambos somos traidores a nuestras respectivas clases”. La valoración ética de la permutación
de la conciencia como un acto de traición cuando se tiene un rol de liderazgo gremial y/o político nos parece
indicativo de que las organizaciones de clase constituyen lo que en nuestro ensayo del 78 denominamos
“objetivación de la Conciencia”.
67
Ni siquiera en el dominio de la religiosidad la figura del anacoreta puede servir de ejemplo. Por el
contrario, más le asaltan las tentaciones cuando tiene toda su vida disponible para la divinidad.
68
En las sociedades capitalistas es frecuente, por ejemplo, el fenómeno de la burocratización de los Partidos y
Sindicatos obreros, que se tornan, como beneficiarios de su legitimación por el orden de dominación de clase,
en obstáculos a la gestión del interés de clase de los trabajadores.
45
DOCUMENTOS DE TRABAJO
Ahora bien, independientemente de la posterioridad, objetivación e independencia de la
conciencia respecto de la clase (tanto que el en sí resulta aquí pertinente), ¿cuáles podrían
ser los contenidos de la conciencia de clase? Para responder a este interrogante es preciso
volver sobre la cuestión de la elaboración racional del antagonismo de clase. De este modo
tendríamos dos tipos básicos de conciencia de clase: conciencia de clase dominante y
conciencia de clase dominada. Entre estas dos conciencias hay una dialéctica, de tal modo
que mediando el conflicto de clases, cuando una clase subordinada se convierte en
dominante, su conciencia se toma también dominante. Nosotros consideramos que el
material con el cual se elabora, se racionaliza el antagonismo de clase, no puede ser otro
que las ideas y los valores, más o menos sistematizados en teorías teológicas, filosóficas,
sociales y cualquiera sea la forma como aparecen formando parte de la realidad simbólica
de los hombres. Es preciso advertir entonces que los intelectuales, bien sea que produzcan,
que sistematicen o que transmitan ideas y valores, ocupan una posición estratégica en lo
que respecta a esta tarea de racionalización del antagonismo de clase 69 .
Pensamos que la forma más elemental de elaboración del antagonismo de clase es la de una
Conciencia de la Desigualdad Social en tanto que producida por los hombres mismos
(racionalización por parte de la clase dominada) o como producto de una voluntad
extramundana (racionalización por parte de la clase dominante). Hay entonces una
diferente elaboración de las evidencias empíricas de la desigualdad social entre las clases.
La conciencia de la desigualdad por parte de la clase dominante está obligada a ser
tautológica, justificatoria de lo dado empíricamente como positivo, como lo que es, ha
sido y será. Por el contrario, la clase dominada tiene que elaborar la desigualdad como
crítica, declarándola transitoria y valorándola negativamente. A tal efecto las ideas
igualitarias y justicialistas, contenidas en cualesquier cuerpo de doctrina o de teoría se
constituyen en una fuente de inspiración inmediata para la elaboración del antagonismo de
69
En la trayectoria histórica del marxismo tienen una importancia considerable las tesis de Lenin sobre la
relación entre las teorías del Socialismo y del Partido con la “misión histórica” de la Clase Obrera. El
Socialismo (fundamentalmente la obra teórica de Marx) es considerado como una teoría científica que le
viene de fuera a la clase obrera (es elaborada por intelectuales de otras clases) y le corresponde a un Partido
de Cuadros (militantes de tiempo completo) llevarla a la clase obrera y conducir a esta a la Revolución y a la
toma del poder. El partido es así la vanguardia de la clase, depositario de la verdad científica de la teoría y,
por tanto, de la conciencia verdadera de la clase obrera. De este modo se establece una compleja identidad
entre Marxismo = Ciencia = Partido = Conciencia de la Clase Obrera. Lukács también establece una
identidad entre Materialismo Histórico y Conciencia Verdadera (científica) del Proletariado, mientras que la
burguesía es portadora de una falsa conciencia, pero no deposita en el Partido la mediación de esa relación,
sino en la clase misma (Véase especialmente pp.49-88 de su libro Historia y Conciencia de Clase, México:
Editorial Grijalbo, 1969). Defendiendo la historicidad y la no cientificidad de la conciencia de clase obrera,
de nuevo rubricamos el siguiente párrafo de nuestro ensayo del 78:
“Ahora bien, si asumimos que la conciencia de clase del proletariado está constituida por el conjunto de las
ideas socialistas, es evidente que si la teoría le viene de fuera a la clase obrera, esa conciencia existe como
abstracción para la clase y su desarrollo es independiente de ésta. Resulta así que la conciencia de clase
sería no solamente una entidad abstracta que la clase sustantiva de una manera subjetiva, sino que sería
además una entidad del todo AHISTÓRICA. Y si asumimos, de acuerdo a lo anterior, que el Partido es el
portador de esa conciencia, simplemente cambiamos el SUJETO CLASE por el SUJETO-PARTIDO. Así las
determinaciones de la conciencia de clase siguen siendo abstractas, ahistóricas y subjetivas. Y cuando un
partido, grupo o ejército se declara vanguardia de la clase, generalmente no hace cosa distinta a
OBJETIVAR EN SI MISMO una abstracta y ahistórica conciencia”. (Aproximaciones Conceptuales a la
Formulación de la Teoría de las Clases Sociales, p. 3 l).
46
CIDSE
clase por parte de la clase dominada. De modo similar toda doctrina o teoría del orden
aporta material ideológico para que la conciencia de la clase dominante no se tenga que
construir sobre el reconocimiento del antagonismo de clase sino sobre el reconocimiento de
un orden, precisamente porque la clase dominante necesita de un orden que legitime su
dominación. Como todo orden contiene ya una racionalización y como el interés de la
clase dominante está contenido en el orden que legítima su dominación de clase, la
conciencia de clase dominante coincide plenamente con su interés de clase. La clase
dominante defiende su interés de clase como legítimo y, por tanto, su conciencia de clase es
una conciencia de la legitimidad del orden. Dado que en este orden el interés de clase
dominada sólo está como negatividad, el reconocimiento de su interés de clase pasa por el
cuestionamiento de la validez del orden, para lo cual se requiere que la conciencia de la
clase dominada se funde en la elaboración del antagonismo de clase. De este modo la
conciencia de clase dominada es una conciencia detonadora y activadora del conflicto de
clase. Por lo demás, es en el conflicto de clase que se ponen a prueba tanto la conciencia de
clase dominante como la conciencia de clase dominada. Plantearse entonces cuestiones
como las de la falsedad y la verdad, el carácter ideológico y la cientificidad de uno y otro
tipo de conciencia llevan a que el análisis de la conciencia de clase pierda su foco: el interés
de clase y el antagonismo de clase.
4. Conflicto de Clases
Hemos planteado que la teoría de la estructura de clases tiene que ser también una teoría del
Conflicto de Clases porque, precisamente, este conflicto puede tener como resultado una
modificación de la estructura de clases. El concepto Conflicto de Clases es el concepto
límite de la complejidad conceptual contenida en el concepto Posición de Clase. Más aún,
sólo puede haber una dialéctica entre Situación y Posición de Clase si hay Conflicto de
Clases.
Sin embargo es preciso comenzar por advertir que los conflictos de clase no son
necesariamente los conflictos de mayor intensidad, de más larga duración y de mayor
cobertura en las sociedades de clases. Tampoco en estas sociedades todos los conflictos
son necesariamente conflictos de clases. Sin embargo en las sociedades de clases se dan las
condiciones para que los conflictos de clase puedan ser de máxima intensidad, duración y
cobertura y para que cualquier conflicto se transforme en Conflicto de Clases. Es por esto
que en las sociedades de clases se presentan las más diversas formas de
institucionalización del conflicto de clases. Incluso la institucionalización puede
incorporarse al orden que legítima la dominación de Clase. Por ejemplo las organizaciones
de clase pueden ser reconocidas y reglamentadas para desempeñar una gestión negociadora
del conflicto y el conflicto mismo puede ser reglamentado. Este es el caso de buena parte
de los órdenes de dominación de clase en las sociedades capitalistas contemporáneas 70 .
Pero ha sido en virtud del conflicto de clase que se ha modificado el orden que legítima la
dominación de Clase. Es una ingenuidad teórica plantear que la institucionalización del
70
De este modo Dahrendorf extrae conclusiones para refutar a Marx: El cambio de estructuras ya no depende
del conflicto de clases; desapareció el antagonismo de clase; los cambios son graduales y no revolucionarios.
Véase su libro: Las Clases Sociales y su Conflicto en la Sociedad Industrial, Madrid: Ediciones Rialp,
1962, pp. 168 y sgts.
47
DOCUMENTOS DE TRABAJO
conflicto de clases conduce a la disolución de las clases, por ejemplo. Pero es otra
ingenuidad sostener que la situación y la posición de la clase obrera actual es la de una
“clase revolucionaria” y el conflicto de clase sigue a la orden del día.
Ahora bien, lo que viene al caso plantear es que de no institucionalizarse el conflicto de
clase, necesariamente cobra intensidad y tiende a extenderse y a involucrar a todas las
clases y grupos comprendidos en el espacio territorial de la dominación de clase. Entonces
el orden legítimo de dominación entra en crisis y la dominación de clase se transforma en
poder de clase, cuya forma por excelencia es la dictadura de clase. La dictadura de clase
supone una modificación total o parcial del orden que legítima la dominación de clase. La
modificación sería parcial cuando el conflicto de clase alcanza intensidad y extensión pero
la clase dominada fracasa en su propósito de subvertir el orden de la dominación de clase.
En este caso la clase que transforma la dominación en poder y establece la dictadura es la
clase dominante. Entonces lo usual es que las modificaciones al orden de dominació n se
legitiman en el uso de la fuerza, del monopolio de las armas, y la dictadura de clase
consiste en el ejercicio de un poder condigno. En los siglos XIX y XX son numerosos los
conflictos que han concluido en este tipo de dictaduras.
Cuando la modificación del orden de dominación tiende a ser total es porque el conflicto de
clase da por resultado una revolución triunfante y la clase dominada para poder constituirse
en clase dominante establece una dictadura. No son muchos los casos en la historia pero la
revolución bolchevique tal vez sea el caso ejemplar. En estos casos el establecimiento de
un nuevo orden se legítima simultáneamente en el uso del poder condigno y del poder
condicionado. Lo que es común a los dos tipos de dictadura no es solamente la
transformación de la dominación de clase en poder de clase, sino la concentración del poder
en un líder que personifica la fuerza y/o la persuasión. Ocurre que el despliegue del
conflicto de clase implica la conformación de grupos que se movilizan a través de
organizaciones y de líderes. Con la extensión del conflicto el fenómeno de la movilización
de masas adquiere notable importancia y la figura del conductor se convierte en una
necesidad de la movilización. Hay en el despliegue del conflicto de clase una eclosión de
movimientos sociales que se plantean objetivos específicos, en muchos casos
contradictorios, pero son en lo fundamental el componente organizado del conflicto. En el
análisis del conflicto de clase resulta indispensable considerar el liderazgo y los
movimientos sociales (lo individual y lo colectivo), en tanto que le dan realidad a las ideas,
doctrinas y teorías sociales, produciendo reinterpretaciones y racionalizaciones sobre la
marcha misma de los acontecimientos e, incluso, no pocas veces, previéndolos
anticipadamente y produciéndolos “conscientemente”. La conciencia de clase toma
siempre su contenido de la coyuntura, de la particularidad e historicidad del conflicto de
clase.
Cali, Octubre de 1994
48
CIDSE
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