Gratuidad universitaria: Un cierto grado de privilegio Domingo 09 de Febrero de 2003 00:00 ¿Porqué el barrendero debe subsidiar al médico?.¿Porqué deberían los contribuyentes de menores ingresos pagar por la educación superior gratuita de los futuros millonarios? Vernon Bogdanor, catedrático de la Universidad de Oxford, argumenta el tema en el Guardian Unlimited Network (“The Observer” 17/11/2002). Él sostiene que cada vez hay menos dinero estatal y fondos privados para cubrir los costos de la educación superior estatal lo que ha llevado a las universidades inglesas en la última década a cortar los costos por alumno a la mitad y elevar al doble el número de alumnos por clase, afectando la calidad de los estudios. Aún así las universidades inglesas deben competir con Harvard o Stanford, pese a que ellas gastan 4.5 veces más por estudiante que lo que gasta Oxford. Agreguemos a eso la paradoja de que las 48,000 libras esterlinas anuales que ganan los catedráticos son menos de lo que ganan sus alumnos al cabo de dos años de egresados. Para entender mejor la brecha entre las universidades norteamericanas y las inglesas vale la pena tomar nota que en EE.UU. el gasto en educación superior es el 1.07% del PBI mientras que en Gran Bretaña solamente 0.83%. Si se consideran los gastos privados en educación, en EE.UU. es 1.22% del PBI mientras que en Gran Bretaña es 0.28%. Con estos datos de inversión privada en educación les resultará a los ingleses cada vez más difícil competir con los norteamericanos. (“How to Save the British Universities”, conferencia de Martin Wolf del Financial Times). Bogdanor sostiene que solo hay dos maneras de reducir esta brecha de costos para mantener la competitividad internacional. Una es vía impuestos a todos los contribuyentes, es decir, aumentar el gasto fiscal en educación superior, cosa que considera injusta ya que significaría que todos los pobladores del país tendrían que pagar impuestos adicionales para costear los estudios superiores de unos cuantos, que por lo demás al egresar ganarán mucho más que la mayor parte de estos contribuyentes. En Inglaterra se calcula que el beneficio de tener un grado universitario, a lo largo de la vida profesional, es de unas 400 mil libras esterlinas, mucho más que el contribuyente medio. Además, hoy en día el 75% de los estudiantes universitarios proceden de la clase media y más de la mitad de hogares constituidos por profesionales o ejecutivos. Solo el 2% de estudiantes procede de familias de trabajadores sin calificación. O sea que este es un sistema que por un lado no da acceso universitario a los más pobres, pero si les exige que paguen para subsidiar a los que si acceden. Más justo sería que quienes tienen la fortuna de beneficiarse con la educación superior, hagan una contribución a la institución que los formó. Este financiamiento adicional debería proceder del pago de pensiones escalonadas a partir de las 5,000 libras esterlinas. Sin embargo, como cobrarle eso a los padres eso sería políticamente inviable, una mejor alternativa podría ser el sistema escocés de cobrarle un impuesto a los graduados, por medio del cual devuelven lo invertido en sus estudios una vez que sus ingresos profesionales alcanzan un cierto nivel mínimo. Este esquema puede ser combinado con generosas becas por méritos y con exoneraciones para algunas categorías de estudiantes o carreras deficitarias en las que se quiere enrolar más estudiantes. Los laboristas han objetado que este sistema afectaría el libre acceso a la universidad, porque el impuesto a futuro desanimaría a los postulantes. Sin embargo, es evidente que el sistema vigente ha fracasado en garantizarle acceso a la educación superior de las más alta calidad a quienes proceden de hogares desfavorecidos. Este impuesto a los graduados más bien podría favorecer el acceso de los que hoy en día no lo tienen. Es más, se podría adoptar la estrategia 1/2 Gratuidad universitaria: Un cierto grado de privilegio Domingo 09 de Febrero de 2003 00:00 del sistema universitario australiano que lo obliga a informar cada año sobre las medidas ha tomado para garantizar el acceso de todos los que lo deseen. Tanto en el Inglaterra como en el Perú, lo que en realidad hay que hacer es vencer la resistencia a la reformulación del financiamiento de la crecientemente costosa educación superior. Eso incluye repensar seriamente el tema de la gratuidad absoluta y ciega de los estudios universitarios inclusive a quienes están en condiciones de pagarlos, que según la ANR son el 40% de los usuarios de las universidades estatales. De lo contrario, apartaremos a nuestros jóvenes cada vez más de la oportunidad de tener una excelente educación pública con la que puedan competir de igual a igual con las mejores del mundo. 2/2