Estructura electrónica de los elementos La solución de la ecuación de Schrodinger para el átomo de hidrógeno o para cualquier átomo con más de un electrón, no tiene por qué tener simetría radial. Las funciones de onda pueden depender de los ángulos azimutal y polar, así como de la distancia radial. Resulta, en el caso general, que son necesarios cuatro números cuánticos para definir la función de onda, estando cuantificadas la energía total, el momento angular orbital, la componente de este momento angular sobre un eje fijo del espacio y el espín del electrón. A continuación comentamos estos cuatro números cuánticos: 1º. El número cuántico principal n es un entero 1, 2, 3, ... Y determina la energía total asociada a un estado particular. Puede considerarse que este número da el tamaño de la órbita elíptica clásica, y corresponde al número cuántico n del átomo de Bohr. 2.° El número cuántico l, momento angular orbital, toma los valores 0, 1, 2, ... , n Este número indica la forma de la órbita clásica. 3.º El número cuántico magnético orbital ml puede tener los valores 0, ± 1, ± 2, ... , ± l. Este número da la orientación de la órbita clásica con respecto a un campo magnético aplicado. 4.° Espín del electrón. Para poder explicar ciertos fenómenos espectroscópicos y magnéticos, Uhlenbeck y Goudsmit, en 1925, encontraron que es necesario suponer que además de recorrer el electrón su órbita alrededor del núcleo, debe girar alrededor de su propio eje. Este momento angular intrínseco del electrón se denomina espín. Cuando un sistema de electrones se somete a la influencia de un campo magnético, el eje del espín se orientará por sí mismo paralela o antiparalelamente al sentido del campo. El espín está cuantificado y puede tener solamente los valores + ½ o – ½. El principio de exclusión. La tabla periódica de los elementos químicos (dada en el apéndice C) se puede explicar teniendo en cuenta una ley enunciada por Pauli en 1925. Dice así: nunca dos electrones en un sistema electrónico pueden tener iguales los cuatro números cuánticos, n, 1, ml y ms. Esta declaración de que nunca dos electrones pueden ocupar el mismo estado cuántico se conoce como el principio de exclusión de Pauli. Capas electrónicas. Todos los electrones de un átomo que tienen el mismo valor de n se dice que pertenecen a la misma capa electrónica. Estas capas se identifican por las letras K, L, M, N,…, correspondientes a n = 1, 2, 3,4, ... , respectivamente. Una capa se divide en subcapas, que corresponden a diferentes valores de l y se identifican como s, p, d, t, ... para l = 0, 1, 2, 3, ... , respectivamente. La distribución de los electrones de un átomo en capas y subcapas se indica en la tabla, teniendo en cuenta el principio de exclusión de Pauli. Realmente, son necesarias siete capas para poder representar todos los elementos químicos, pero en la tabla sólo se indican las cuatro primeras. Hay dos estados para n= 1, que son 1=0, m¡=0 y ms= ± 1/2. Estos estados se denominan 1s. Para n=2 existen también dos estados 1=0, m¡=0 y ms= ±1/2, que constituyen la subcapa 2s. Además, hay seis niveles de energía para n = 2, 1=1, m¡=-1, ó +1, y ms=±1/2, que se denominan subcapa 2p. Por tanto, según se indica en la tabla de la transparencia 1, el número total de electrones en la capa L es 2 + 6 = 8. De forma similar, se puede comprobar que la subcapa d contiene un máximo de 10 electrones y la subcapa f un máximo de 14, etc. El número atómico Z da el número de electrones que orbitan alrededor del núcleo. Designaremos mediante superíndices el número de electrones en una subcapa particular. Los electrones de las capas más internas están enlazados muy fuertemente al átomo y no se pueden desligar fácilmente. Es decir, los electrones más próximos al núcleo son los más fuertemente ligados, y tienen, por tanto, la energía más baja. Los átomos con capas completas forman configuraciones muy estables. Por ejemplo, los gases nobles He, Ne, A, Kr y Xe tienen todos capas completamente llenas de electrones o, al menos, subcapas plenamente ocupadas. El carbono, silicio, germanio y estaño tienen las configuraciones electrónicas indicadas en la tabla de la transparencia 2. Obsérvese que todos estos elementos tienen todas sus subcapas completamente llenas, excepto la capa p más exterior, que contiene dos electrones solamente de los seis posibles. A pesar de esta similitud, el carbono en forma cristalina (diamante) es un aislante, el silicio y el germanio sólidos son semiconductores, y el estaño es un metal. Esta aparente anomalía se explica en la próxima sección. Teoría de bandas de energía de los cristales Mediante rayos X y otros estudios, se ha encontrado que la mayor parte de los metales y semiconductores tienen una estructura cristalina. Un cristal es un sistema espacial de átomos o moléculas (estrictamente hablando, iones) construido por la repetición sistemática en las tres dimensiones de alguna unidad estructural fundamental. Los niveles de energía de los electrones discutidos de un átomo único libre (como en un gas, donde los átomos están suficientemente alejados como para que la influencia mutua sea despreciable) no se aplican al mismo átomo en un cristal. Esto es debido a que la energía potencial U que caracteriza a la estructura cristalina, es una función periódica en el espacio, cuyo valor en cualquier punto es el resultado de la contribución de todos los átomos. Cuando los átomos forman cristales, se encuentra que los niveles de energía de los electrones de las capas más internas no son apenas afectados por la presencia de los átomos vecinos. Sin embargo, los niveles de los electrones de las capas más exteriores cambian considerablemente, puesto que estos electrones son compartidos por más de un átomo en el cristal. Los nuevos niveles de energía de los electrones más exteriores pueden determinarse por medio de la mecánica cuántica, que conduce al resultado de que el acoplamiento entre los electrones de la capa más exterior de los átomos origina una banda de estados de energía muy próximos, en lugar de los niveles de energía muy separados del átomo aislado, transparencia 4. A continuación damos una discusión cualitativa de esta estructura de bandas de energía. Consideremos un cristal constituido por N átomos de uno cualquiera de los elementos de la transparencia 2. Imaginemos que es posible variar la distancia entre los átomos sin alterar el tipo de estructura cristalina fundamental. Si los átomos están tan lejos que la interacción entre ellos es despreciable, los niveles de energía coincidirán con los del átomo aislado. Las dos subcapas más exteriores de los elementos de la tabla de la transparencia 2 contienen dos electrones s y dos electrones p. Entonces, ignorando los niveles de las capas más internas, hay 2N electrones llenando completamente los 2N niveles s posibles, todos ellos a la misma energía. Puesto que la subcapa atómica p tiene seis estados posibles, nuestro cristal imaginario de átomos muy espaciados tiene 2N electrones, que llenan solamente un tercio de los 6N estados p posibles, todos en el mismo nivel. Si ahora disminuimos la distancia interatómica de nuestro cristal imaginario (movimiento de derecha a izquierda en la figura, un átomo empezará a ejercer una fuerza eléctrica sobre los que le rodean. Debido a este acoplamiento entre los átomos, se solapan las funciones de onda atómicas, y el cristal llega a ser un sistema electrónico que debe obedecer el principio de exclusión de Pauli. Por tanto, los 2N estados s degenerados deben separarse en energía. La separación entre los niveles es pequeña, pero puesto que N es muy grande (~1023 cm-3), la separación total entre la energía mínima y máxima puede ser de varios electronvoltios, si la distancia interatómica ha disminuido suficientemente. Este gran número de niveles de energía muy poco separados pero discretos se denomina banda de energía, y se indica esquemáticamente por la región más baja sombreada de la figura. Los 2N estados en esta banda están completamente llenos por los 2N electrones. Similarmente, la región superior sombreada de la figura es una banda de 6N estados que tienen solamente 2N niveles ocupados por electrones. Obsérvese que existe un salto de energía (una banda prohibida) entre las dos bandas discutidas anteriormente y que este salto disminuye conforme la distancia interatómica disminuye. Para distancias muy pequeñas estas bandas se solaparán. En estas circunstancias, los 6N estados superiores se mezclan con los 2N inferiores, dando un total de 8N niveles, la mitad de ellos ocupados por los 2N + 2N =4N electrones disponibles. A esta distancia cada átomo ha dado cuatro electrones a la banda; ya no se puede decir que estos electrones orbitan en las subcapas s o p de un átomo aislado, sino que pertenecen al cristal en conjunto. En este sentido, los elementos de la tabla de la transparencia 2 son tetravalentes, puesto que cada uno contribuye con cuatro electrones al cristal. La banda que ocupan estos electrones se denomina banda de valencia. Si el espaciamiento entre los átomos disminuye por debajo de la distancia a la cual las bandas se solapan, la interacción entre ellos es tremendamente grande. La estructura de bandas de energía depende entonces de la orientación relativa de los átomos entre sí en el espacio (la estructura del cristal) y del número atómico, que determina la constitución eléctrica de cada átomo. Las soluciones de la ecuación de Schrodinger son muy complicadas, y se han obtenido aproximadamente para relativamente pocos cristales. Estas soluciones conducen a unos diagramas de bandas de energía parecidos al dibujado en la figura de la transparencia 4. A la distancia de la red cristalina (línea vertical a puntos), la banda de valencia está llena por 4N electrones, separada por una banda prohibida (estados de energía no permitidos) de anchura EG de una banda vacía constituida por 4N estados adicionales. Esta banda vacía superior se denomina banda de conducción, por las razones dadas en la próxima sección.