SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrada Ponente:

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Magistrada Ponente:
MARGARITA CABELLO BLANCO
Bogotá, D. C., tres (3) de octubre de dos mil trece
(2013).
Ref: Exp. 11001 02 03 000 2011 01895
Decide la Corte la solicitud de exequátur formulada por
la señora MÓNICA ANATILDE ROJAS MEZA respecto de la
sentencia proferida el 11 de enero de 2010 por la Corte Distrital
No 3 del Estado de Utah, Estados Unidos de América, mediante la
cual se declaró el divorcio entre la solicitante y el señor ADAMS
THOMAS MICHAEL.
ANTECEDENTES
1. Los señores MÓNICA ANATILDE ROJAS MEZA y
ADAMS THOMAS MICHAEL, de nacionalidades colombiana y
estadounidense, respectivamente, contrajeron matrimonio “por
ritual religioso” el 6 de junio de 2008 en la Parroquia San
Ambrosio, registrándose en la Notaría 5º del Círculo Notarial de
Bogotá.
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2. En la sentencia antes referida y respecto de la que
se solicita su convalidación, se decretó el divorcio de los
cónyuges, y se dispusieron las ordenaciones subsecuentes
enlistadas en el libelo introductorio (folios 17 y 18).
3. En la demanda se afirmó, además, que durante la
unión matrimonial no se procrearon hijos ni se adquirieron bienes.
4. Según se extrae del fallo judicial mencionado, el
convocado “acordó en cooperar con la demandante para obtener
una sentencia de divorcio en Colombia”.
5. Asimismo se indicó que entre Colombia y Estados
Unidos de América aunque no hay reciprocidad diplomática, dado
que no se han celebrado tratados que aludan a los efectos que
pueda tener una providencia dictada en uno de esos Estados, en
el otro, sí existe reciprocidad legislativa, “por cuanto el derecho
Norte Americano contempla en su ordenamiento la posibilidad de
otorgarle eficacia a las sentencias extranjeras”, trayendo a cuento
jurisprudencia de esta Corporación.
6. Expresó el libelista que la sentencia que se
pretende homologar “se encuentra ejecutoriada conforme a la
legislación Norte Americana” y se aportó debidamente autenticada
y legalizada. Que no es una decisión cuya competencia sea
exclusiva de los Jueces colombianos, “no existe proceso en curso
ni sentencia ejecutoriada de Jueces nacionales” sobre el asunto
estudiado por el Tribunal del Condado, Estado de UTAH y, por
último, se satisfizo el requisito de la debida citación y
contradicción” (folio 20).
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LA ACTUACIÓN
Admitida la demanda por auto de 13 de septiembre de
2011 (folio 26), se ordenó correr el traslado de rigor al Ministerio
Público, autoridad ésta que se pronunció a través de escrito visto
a folios 31 a 34. En esa respuesta, la Procuraduría se opuso a la
petición elevada luego de señalar: “Las disposiciones citadas
anteriormente evidencian que la ley civil regula la disolución del
vínculo matrimonial, pero no tiene la virtualidad de aniquilar el
vínculo sacramental, que es atribución que corresponde a la
respectiva normatividad religiosa”. Ello, por cuanto, como a pesar
de que el matrimonio celebrado entre los extremos del debate se
hizo por el rito religioso y la sentencia en cuestión expresó que
“las partes se liberan de todos los deberes, obligaciones y
requerimientos”, entonces se lesionan disposiciones de orden
público de la normativa colombiana.
Por auto de 31 de octubre de 2011, se abrió el trámite
a pruebas (folio 36), y el 19 de septiembre de 2012 se corrió
traslado para que las partes presentaran sus alegatos de
conclusión (folio 60).
Surtida la actuación que correspondía, se procede a
resolver la petición de exequátur previas las siguientes,
CONSIDERACIONES
1. Reiteradamente ha expresado la Sala, que a través
del aparato judicial, el Estado exterioriza su soberanía al declarar
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u ordenar la ejecución de relaciones jurídicas concretas, con
sujeción al ordenamiento jurídico que desde el punto de vista
material concibe el precepto 230 de la Constitución Política.
2. Así, tratándose del trámite del exequátur, se
confiere efecto jurídico en el país a las sentencias proferidas en el
exterior, siempre y cuando se cumplan las exigencias legales,
particularmente las previstas en los artículos 693 y 694 del Código
de Procedimiento Civil; las cuales, en protección de la soberanía,
reclaman de entrada, ya por vía diplomática, ora por la ruta
legislativa, que en el Estado extranjero se le otorgue igual valor a
los fallos proferidos por las autoridades jurisdiccionales de
Colombia.
3. Puesto que se trata de requisitos sustanciales y
formales que deben concurrir para que se conceda la autorización
objeto de la demanda, corresponde a la parte interesada
satisfacerlos a plenitud, punto en el cual, entonces, se hace
imperioso el cumplimiento de la carga probatoria que a ella atañe,
respecto de su pedimento de homologación.
En otras palabras, en materia de exequátur, quien
propende por obtenerlo debe demostrar que se cumplen todas y
cada una de las condiciones requeridas para el efecto, y, por
consiguiente, una actitud pasiva o una actividad deficiente en ese
sentido genera, sin más, la negación de la solicitud, sin perjuicio,
claro está, de que se pueda acudir mediante nueva demanda que
sea plenamente satisfactoria a provocar el reconocimiento de la
sentencia extranjera.
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4. Realizadas las precisiones anteriores se observa,
que en el caso que circula por la Corte, se persigue el exequátur
de la sentencia de divorcio proferida por el Tribunal Distrital No 3
del Estado de Utah, Estados Unidos de América, según lo
reclama la interesada en el escrito obrante a folios 16 a 23 del
paginario, mismo donde se recalca que no existe reciprocidad
diplomática entre la Nación Colombiana y los Estados Unidos de
América toda vez que, no se han celebrado tratados para ese
particular entre los dos países.
Ante la ausencia de aquella, tampoco se acreditó la
reciprocidad legislativa en ninguna de sus variantes. En efecto,
nótese, en primer lugar, que la Coordinadora del Grupo Interno de
Trabajo
de
Tratados
Dirección
de
Asuntos
Jurídicos
Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores (folio 39),
al indagarse por la existencia de tratados o convenios sobre el
reconocimiento
recíproco
del
valor
de
las
sentencias
pronunciadas por autoridades jurisdiccionales de ambos países,
informó que “no reposa tratado vigente entre la República de
Colombia y los Estados Unidos de América en materia de
reconocimiento recíproco de sentencias”.
Por lo anterior, la Corte, a través de auto de 30 de
marzo de la pasada anualidad (folios 44 y 45), dispuso lo
pertinente para constatar la “reciprocidad legislativa”. Según
refulge del correo electrónico enviado por la Cancillería, al
Consulado de Colombia en San Francisco (folio 47), se solicitó
información a efectos de confirmar si existe “algún concepto sobre
el reconocimiento de sentencias extranjeras en las Cortes del
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Estado de Utah, de la firma que asesora en materia jurídica a ese
Consulado, con miras a demostrar la reciprocidad legislativa
(jurisprudencial)”.
En desarrollo de lo dicho, se obtuvo el concepto
rotulado a folio 49, emitido por el Asesor Jurídico del Consulado
colombiano en San Francisco, proveniente del togado MARCO A.
GRAZÓN, mismo que se remitió por el Ministerio de Relaciones
Exteriores a la Sala el 4 de junio de 2012.
No obstante, cual se expusiera en el auto que
antecede de 7 de marzo hogaño, la reciprocidad legislativa está
desprovista de las exigencias a que se refiere el artículo 188 de
nuestra ley de enjuiciamiento civil que dispone: “El texto de
normas jurídicas que no tengan alcance nacional y el de las leyes
extranjeras, se aducirá al proceso en copia auténtica de oficio o a
solicitud de parte. La copia total o parcial de la ley extranjera
deberá expedirse por la autoridad competente del respectivo país,
autenticada en la forma prevista en artículo 259. También podrá
ser expedida por el Cónsul de ese país en Colombia, cuya
firma autenticará el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Cuando se trate de ley extranjera no escrita, ésta podrá
probarse con el testimonio de dos o más abogados del país
de origen”. (Negrilla fuera de texto).
Baste ver, que el concepto que reposa en las
presentes diligencias, único elemente que se arrimó con ese
propósito, no proviene de Cónsul de los Estados Unidos de Norte
América, y aunque no tiene la rúbrica de quien lo emitió, en gracia
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de aceptarse tampoco sería suficiente debido a que, la norma
trasuntada exige, entre otros requisitos, que el número de
expertos con que se prueba la fuente foránea, no puede ser
inferior a dos o más abogados.
A pesar de que la comentada circunstancia se puso de
presente a la parte actora en el proveído de 7 de marzo de los
corrientes, no se adelantó conducta procesal alguna tendiente a la
práctica de la prueba decretada, como lo reveló el informe
secretarial visto a folio 74, ignorándose el presupuesto para la
prosperidad del pedimento elevado, según la cual el sistema
combinado de reciprocidad diplomática con la legislativa, “se
traduce
en
que
prioritariamente
debe
atenderse
a
las
estipulaciones de los tratados que haya celebrado Colombia con
el Estado de cuyos jueces provenga la sentencia que se pretenda
ejecutar en nuestro territorio nacional; a falta de derecho
convencional se impone, entonces, acoger las normas de la
respectiva ley extranjera para darle al fallo la misma fuerza
concedida por esa ley a las sentencias proferidas en Colombia por
sus jueces’ (G.J. CLXXVI, No. 2415, 1984, pág. 309), motivo por
el cual, en este último caso, le corresponde a la parte interesada
probar la existencia de aquella, para que la Corte pueda
conceder, de reunirse los demás requisitos señalados en el
artículo 694 ibídem, la autorización solicitada” (sentencia de 14 de
octubre de 2011, Exp. 2007-01235-00).
Desde tal perspectiva, esto es, ante la ausencia de
reciprocidad diplomática, y al no probarse la de índole legislativa,
necesaria para la prosperidad de la pretensión convalidatoria de la
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sentencia materia de homologación, resulta forzoso concluir que
aquella no puede abrirse paso.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley.
RESUELVE
1.
DENEGAR el exequátur solicitado para la
sentencia previamente identificada, mediante la cual se decretó el
divorcio del matrimonio celebrado entre los señores MÓNICA
ANATILDE ROJAS MEZA y ADAMS THOMAS MICHAEL.
2.
Sin costas en la actuación.
NOTIFIQUESE
MARGARITA CABELLO BLANCO
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
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FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ
ARIEL SALAZAR RAMÍREZ
ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ
JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ
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