Ordenación general de la empresa agraria

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ORDENACION GENERAL DE LA EMPRESA AGRARIA
(+) Adolfo Gelsi Bidart 1
Sumario
I). Noción. II) Especificidad. III) Estructura interna. IV) Naturaleza. V)
Ordenación en Derecho Positivo. VI) Empresa agraria y Estado. VII)
Conclusión.
I). NOCIÓN DE EMPRESA AGRARIA.
1. La empresa ante el Derecho.
a). El tema de la empresa está apareciendo en el Derecho hace unas decenas de
años, sobre la base de un concepto que, en rigor, ha sido formado por la experiencia. Así
ha llegado al derecho, que lo utiliza constantemente, aunque pocas veces se detiene a
precisarla y menos a legislarla.
En los últimos diez años, en disposiciones aisladas –tributarias y laborales,
fundamentalmente-, empiezan a aparecer referencia a la empresa, pero no hay
disposiciones expresas que legislen sobre ella y es frecuente que en la doctrina se llegue
a la conclusión de que la empresa no es un concepto necesario para el Derecho.
Siempre recuerdo y cito el caso que se planteó en las Jornadas UruguayoChilenas celebradas en 1967 en la facultad, en las que se estudió el concepto de empresa
desde el punto de vista del Derecho Civil, del Comercial, del Agrario, de la Economía,
de la Sociología, etc. y casi todas las Comisiones jurídicas nos remitimos a la de
Economía para ver cuál era el concepto que en ella se tenía de la empresa. Grande fue
nuestra sorpresa cuando dicha Comisión informó que tampoco en ese terreno había un
concepto totalmente claro y definido acerca de lo que era la empresa.
Salvo la excepción fundamental, digamos así, del Código Civil Italiano de 1942,
que tomó a la empresa como centro, como núcleo del desarrollo del Derecho Comercial
y Agrario –e inclusive lo hizo con relación a la empresa misma sino con respecto al
empresario, para “personalizar” más las disposiciones pertinentes-, puede decirse que el
1
El Dr. Adolfo Gelsi Bidart fue el primer Catedrático de Derecho Agrario en nuestra casa de
estudios, Catedrático de Derecho Procesal y Decano por dos períodos en la Facultad de Derecho
de la Universidad de la República. Autor de numerosísimos trabajos sobre la materia publicados
tanto en nuestro país como en el exterior. Entre los libros dedicados a la materia caben
destacarse: Cuestiones de Derecho Rural, 6 Tomos, Montevideo 1967-1971, Arrendamientos
Rurales, Mdeo 1975, Estudio de Derecho Agrario, 5 tomos, Montevideo 1978-1983, Código de
Aguas anotado y concordado, Mdeo. 1980, Introducción al Derecho Agrario, Montevideo
1983, Derecho Agrario y Ambiente, Montevideo 1994. Agradecemos a los herederos del Dr.
Gelsi Bidart la autorización que nos brindaran para la distribución de este trabajo.
derecho todavía se muestra esquivo frente a este problema y no ha considerado
necesario establecer una legislación completa al respecto.
b). Quiere decir que las disposiciones legales que se aplican a la empresa, no
están dadas adoptando a éstas en su conjunto, sino tomando en cuenta los diversos
elementos o factores que la integran, las relaciones que tienen con el exterior y las
distintas organizaciones jurídicas que pueden darse, tomando como base las soluciones
tradicionales, del Derecho.
Es decir, desde ese punto de vista, nos encontraríamos con que la empresa es un
elemento que pasa por el Derecho, pero que no es detenido por él para determinarlo en
todos sus aspectos.
c) Por consiguiente, cuando hablamos por ejemplo-y aquí es donde tendríamos
que referirnos al punto-, de sujeto de derecho, no es la empresa el sujeto de derecho,
sino que es el empresario que la organiza individualmente (cada vez en menor número
en materia industrial y comercial, pero con bastante frecuencia en el aspecto agrario,
todavía) o es la sociedad comercial, o la sociedad civil, etc. y nos estamos refiriendo
siempre al contrato que da lugar a una empresa determinada o, cuando se trata de una
empresa pública, a la ley que la creó, y así sucesivamente. Pero la empresa como tal, no
es estudiada ni considerada individualmente para disciplinarla o reglamentarla.
Algo similar a lo que ocurre con el concepto de empresa sucede con el de
estructura. De estructura se habla frecuentemente en derecho, pero a lo sumo para
señalar que las estructuras tienen que ser reformadas, aunque no se dice que son, ni
cuáles las reformas que hay que efectuarle, si corresponden.
2. Empresa en sentido amplio.
El concepto de empresa, en términos generales, puede ser tomado de manera
muy amplia, es decir, que no abarque, solamente, el problema económico: puede haber
una empresa cultural o de acción social; el concepto puede también caber aquí.
Y un elemento que desde ya podemos apuntar en el plano del Derecho Agrario
es que, justamente, este derecho toma en consideración, a veces, a empresas no
organizadas para actuar económicamente, pero a las que les permite hacerlo así, o
viceversa, a aquellos organizados para la actividad económica y a las que les permite
realizar una tarea de tipo de interés general o de interés social, como expresamente lo
dispone, por ejemplo, la Ley del Instituto Nacional de Colonización.
Es decir, que ya el Derecho agrario, por su gran flexibilidad, como tenderemos
ocasión de manifestarlo, permite tomar en consideración a la empresa incluso en su
acepción más amplia, o sea, cuando la encaramos como unidad de esfuerzos humanos
orientada hacia una finalidad, con medios adecuados, que pueden o no ser medios de
carácter económico.
Sin embargo, estos límites, en la práctica, casi siempre se concretan para
referirse a una empresa de carácter económico o que tiene una finalidad económica.
3. Elementos de la empresa.
Si procuramos indicar los elementos más importantes que permiten el deslinde
de la empresa, para luego ver hasta que punto el Derecho se ocupa de cada uno de ellos,
podríamos señalar los siguientes:
a). En primer término, la empresa es una unidad, es decir, como expresan
algunos autores, es un centro autónomo de iniciativa y de decisión. Vale decir que en su
torno o con relación a ella, se está formando como un núcleo del cual parte la iniciativa
de una determinada actividad. Por eso decíamos que al hablar de empresa, si el Derecho
en definitiva se atrevía a recogerla, habría que ubicarla en el rubro de los sujetos, a la
espera de que sean sujetos de Derecho.
Como dice un autor de Derecho Agrario, la empresa agraria es un conjunto, una
unidad de actividades, que está en vía de tornar persona jurídica. Que sea o no persona
jurídica, dependerá de la organización que a ese conjunto de actividades pueda darse o
realizarse.
b.) En segundo lugar, la empresa implica, precisamente, por la complejidad de
los elementos que la integran una organización, es unidad organizada, no de cualquier
manera sino racionalmente organizada. Durante algún tiempo parte de la doctrina,
especialmente en derecho Agrario, trató de distinguir la empresa según este elemento
típico de la organiza ión racional o racionalizada.
Pienso que este punto de vista no es totalmente exacto o adecuado y que puede
haber, como en todas las actividades humanas, empresas más racionalmente organizadas
o menos racionalmente organizadas, sin que por eso dejen de ser tales. Lo que importa
es que haya una organización de todos esos elementos, lo cual está indicando que la
unidad ese forma en la medida en que la organización efectivamente se produzca.
c) En tercer término, la empresa a la que fundamentalmente nos referimos y a la
que el derecho agrario igualmente se refiere, es una empresa básicamente de finalidad
económica. Es decir: es un centro de actividad que tiene un fin económico. Y al hablar
de fin económico abarcamos todas las posibilidades o peculiaridades.
Se ha discutida –por ejemplo, en Derecho Agrario, justamente, para tratar de
obtener elementos diferenciales, pero tal vez no buscándolos en el lugar más adecuadosi se debe decir que la empresa agraria tiene una finalidad de lucro o si habría que decir
más bien, que persigue un beneficio. Pero en rigor estricto, lo del beneficio o lo del
lucro no tiene diferencias sustanciales. A lo sumo se podría hablar en términos
cuantitativos: aunque, en rigor eso no sería adecuado.
Una empresa agraria que obtenga un mayor beneficio siempre que se
contemplen los otros elementos que luego veremos, no tiene por qué dejar de ser
agraria. No hay un elemento característico o definitorio de la misma empresa sino que
lo que importa es que obtenga una finalidad, un resultado, que pueda ser valuable
económicamente.
d) Al tener una finalidad, entonces la empresa debe tener igualmente medios
para lograrla. Esa cuarta característica implica la existencia de medios humanos y
materiales; materiales, justamente, en cuanto es empresa económica. En rigor, casi todas
las empresas, aún las espirituales, requieren alguna base de carácter material; en el
fondo, será un problema de más o de menos, de cuantum que habría que establecer.
Los hombres que constituyen la empresa forman una comunidad de trabajo. La
empresa ha sido definida, a veces, desde el punto de vista del trabajo. Se trataría de una
organización para obtener esos fines, es realizada sobre la base de un conjunto de
personas que trabajan en esa empresa y que utilizan los medios materiales de que se
dispone para lograr esa finalidad.
Por lo tanto, el problema de la empresa consistiría en integrar los medios
adecuados para aquel propósito y que permiten su desenvolvimiento.
e) Hay un quinto elemento, que nos parece fundamental tomar en consideración
y es el que podrías denominar temporal.
La empresa debe tener siempre una cierta permanencia o duración, esto
entendido en el sentido de un desenvolvimiento en el tiempo. No está hecha para ser
instantánea.
Cuando un grupo accidental de personas se reúne para realizar una obra
determinada a plazo fijo, se puede hablar, también, de una empresa; pero aún en este
caso, que sería el menos típico de la empresa, hay una cierta duración que está
predeterminada por la obtención del fin, de la obra a realizar en ese caso concreto. Por
ejemplo, cuando se forma una empresa para construir un edificio, exclusivamente, luego
de concluido éste, también ella definitivamente concluye.
Esta permanencia o duración, si la encaramos desde el punto de vista de las
personas que integran la empresa, puede ser caracterizada, también mencionando su
profesionalidad. Profesionalidad significa habitualidad en una cierta tarea, estabilidad
en la misma y, en algún modo, una cierta especialización en el trabajo, o sea un tipo de
trabajo especial que se realiza dentro de la empresa con las diversas personas que la
constituye, y con el conjunto de la empresa, según lo que corresponde realizar acorde
con el tipo de empresa de que se trate.
f) Todo esto conduce, luego, a un seto elemento, lo que llamaríamos la dinámica,
el funcionamiento de la empresa: el conjunto de actividades que tiene que realizar para
lograr el resultado que se ha propuesto.
Es decir, que siempre que hablamos de empresa, -aunque podemos considerarla
desde el punto de vista de su estabilidad, de su estática, como si la detuviéramos un
momento para ver cómo se realiza, la encaramos para una dinamismo, para un
funcionamiento. No hay empresa, en rigor, si no ha desarrollo o funcionamiento de la
misma.
4. El derecho y los elementos de la empresa agraria.
a). Desde el punto de vista de nuestro derecho, cada uno de estos puntos son
tratados de una manea fragmentaria y separada.
Se reconoce la existencia de la unidad de la empresa, de la permanencia, cuando,
por ejemplo, los Derechos tributario o laboral establecen que a pesar de los cambios que
pueden darse en la denominación o en la organización de la empresa, sin embargo al
continuar la misma, se le reconoce la antigüedad al trabajador o que esta nueva firma ha
sucedió en el deber de abonar los tributos que debía la firma anterior y así
sucesivamente.
De la misma manera el Derecho se ocupa de la organización interna de la
empresa, tanto en el plano del Derecho Contractual como Civil, Comercial,
Administrativo, etc., como desde el punto de vista del Derecho del Trabajo, que es,
probablemente, el que más se ocupa de este aspecto concreto de la empresa vista por
dentro.
Lo mismo podemos decir con respecto a la finalidad económica de la empresa,
que toma en cuenta la materia tributaria, que puede variar según se trata de empresa
agraria o industrial. Piense, por ejemplo, en el caso de impuestos específicos para la
explotación agraria y los otros impuestos que gravan a la empresa de carácter industrial
o manufacturero.
Con relación a la permanencia o duración de la empresa, los problemas
principales que se van a plantear son, justamente, los de su disolución, cuando llega el
momento de su conclusión. El Derecho se va a ocupar de cómo se disuelve, cómo se
liquida, qué consecuencias tiene esto desde el punto de vista de los terceros, del Fisco,
etc.
Claro que en toda actividad de funcionamiento de la empresa, los aspectos
principales del Derecho son los actos jurídicos que va a tener que realizar la empresa a
lo largo de su vida.
b) Cuando tratamos el tema de la empresa, muy a menudo nos encontramos con
otra serie de conceptos vinculados con la misma y que vale al pena señalar al pasar,
porque tiene significación en derecho agrario.
Es decir, si tratamos a la empresa como un centro de decisión y de actividad, esa
unidad organizada de explotación también tenemos que hablar, por separado, de la
explotación misma. Cuando se habla, por ejemplo, de las explotaciones agrarias o
agropecuarias, nos encontramos con que hay una cantidad de posibles explotaciones que
se realizan en el agro, cada una de las cuales supone un destino diferente de la empresa
y supone, también, tipo o clase de actividad económica que se realiza y, por lo tanto,
como algunos sugieren, pueden permitir un enfoque diferente del Derecho Agrario.
Algunos discuten si el Derecho Agrario debe ser encarado desde el punto de
vista de la empresa o de la explotación. En realidad, todo depende de la noción que se
tenga de empresa. Naturalmente, los que opinan que empresa es sólo aquélla organizada
racionalmente según los últimos adelantos de la técnica, excluirán una serie de
explotaciones del ámbito de la empresa y dirán que hay más explotaciones que
empresas propiamente dichas. Por el contrario, como creo que es más lógico, si
adoptamos el sentido de empresa en su significado más amplio, esta distinción no sería
susceptible de ser tomada en consideración. Entonces, la explotación podrá ser realizada
por cualquiera de estas empresas.
Lo que ocurre es que una misma empresa puede afrontar diversas explotaciones,
hablando solamente en el plano agrario, por ejemplo, una misma empresa podrá tener
un establecimiento fundamentalmente pecuario, otro fundamentalmente agrícola, otro
fundamentalmente dedicado a la lechería, y así sucesivamente. Es decir, distintos tipos
de explotación agraria y, sin embargo, una misma empresa que toma en consideración la
totalidad de esas actividades.
c) Nuestro Derecho –especialmente el Código Rural y algunas otras
disposiciones, también- enfoca el problema no tanto desde el punto de vista de la
empresa ni de la explotación, sino más bien del establecimiento. El establecimiento, que
también supone organización, a veces se ha calificado de asiento material organizado de
los principales elementos de la empresa.
Es indudable que podremos decir que el establecimiento como tal -que algunos
equiparan al vocablo italiano de “azienda” o hacienda en español, que no es totalmente
equivalente pero puede ser tomado de alguna manera en cuenta- no agota el sentido de
la empresa. Es decir, una misma empresa puede tener diferentes establecimientos e
incluso, establecimientos agrarios, comerciales e industriales.
De otra manera, el establecimiento concreta materialmente, la empresa en su
totalidad o en su aspecto fundamental; tiene su propia unidad, aunque esté referida a una
unidad superior que eventualmente abarca a otros e incluso a otro tipo de
establecimiento. Lo importante en el establecimiento es una organización materialmente
concretada, de los elementos de la empresa.
En nuestro Derecho, el Código Rural se refiere al bien inmueble ubicado en la
zona rural, que se destina o puede destinarse a la explotación agraria.
En el fondo, el punto más importante, donde se pone el acento, es la explotación
agraria. De tal manera resulta trascendente esto, que se toma como un establecimiento
rural aunque en el momento no esté destinado, efectivamente, a la explotación agraria,
porque el legislador parte de la presunción que todo inmueble ubicado en zona rural, en
principio, se destina o puede destinarse, a la explotación agraria. Por lo tanto se pone el
acento, realmente en la explotación agraria más que en el establecimiento, aunque éste
es definido en función de aquélla y, por lo tanto, evoca, aunque no lo dice la ley, la
posibilidad de la empresa que es la que en definitiva será titular del mismo.
II). ESPECIFICIDAD DE LA EMPRESA AGRARIA.
5. Lo agrario en la empresa.
¿Cómo podemos aproximarnos más –y éste sería un segundo punto de nuestra
explicación a la empresa agraria? ¿Qué podemos decir, además, para calificarla
específicamente frente a todo otro tipo de empresa? En otros términos ¿qué le da a la
empresa agraria su calidad de tal?
a). Podría decir que lo más propio de la empresa agraria en cuanto a su objeto, a
su contenido a aquello sobre lo cual la actividad se ejerce y con lo cual la finalidad
económica se alcanza, es la explotación de los recursos naturales renovables.
Es decir, recursos naturales, propios de la naturaleza como la tierra, el agua, la
flora, la fauna; y renovables, o sea que son perecibles, por un lado, que pueden
desaparecer, pero que pueden ser reconstruidos, y que se pueden obtener nuevamente y
eso tiene una importancia fundamental desde el punto de vista de lo que podríamos
llamar la responsabilidad social de la empresa agraria.
Son recursos y al decirlo estamos señalando que se trata de un factor productivo.
Cuando se habla de suelo, de la tierra como elemento de la empresa agraria, hay que
decir que no es la tierra como mero asiento de la empresa, como es el asiento de
cualquier empresa o de cualquier actividad humana, sino que es asiento pero al mismo
tiempo factor productivo, factor de producción.
Distinguimos medios humanos y materiales. La tierra o cualquiera de los otros
elementos que hemos indicado se utiliza como medio material. Entre aquellos bienes
materiales deben entrar, forzosamente, algunos o todos estos recursos naturales
renovables, para que se pueda hablar de empresa agraria.
b) Algunos autores entienden que no hay empresa agraria sin tierra agraria, es
decir, sin tierra como factor productivo. Pienso que en los tiempos actuales, algunos de
los sectores de la explotación agraria pueden estar sólo en forma indirecta unidos al
factor productivo de la tierra, y en forma directa no emplearla para esa producción. Es
decir, hay cierto tipo de explotaciones agrarias, que se suelen calificar de menores pero
que pueden ser tan importantes como las mayores, en las cuales la utilización de la tierra
es mínima, o puede inclusive no utilizarse como factor productivo directamente por la
misma empresa. Podemos citar, como ejemplo, a los criaderos de conejos, de aves, de
abejas, etc. que se encuentran, no sólo en el medio agrario, sino también en el urbano;
son explotaciones que no utilizan la tierra como factor productivo, pero en cambio
loasen con otros factores renovables, elementos de la fauna o de la flora.
La empresa agraria en consecuencia, en el momento actual no sólo es la que se
encuentra en un medio agrícola. En una época en que la civilización urbanística parece
concentrarlos todo, hay aquí una inserción del agro en la urbe. Es decir, hay también
elementos del agro que se introducen en la urbe, tal vez para revitalizarla.
c) Podríamos decir que la empresa agraria es aquella que realiza la utilización
directa de los recursos naturales renovables como f ores productivos, procurando la
obtención también de carácter natural de elementos que son resultados de su actuación.
Es decir, en todos los casos, sea en el punto de partida (en los elementos que se
utilizan) o en el de llegada (en los resultados que se obtienen) estamos actuando
siempre sobre esos recursos naturales renovables.
6. Dificultades de la empresa agraria.
Los problemas de la empresa agraria están derivados de algunos elementos
negativos y otros positivos que hacen que ésta sea reglamentada y tomada en cuenta por
el Derecho de diferentes maneras.
a). En el plano negativo, debemos tomar en cuenta, en primer término, una razón
de orden jurídico. los dos principales elementos que normalmente son factores de
producción agraria –la tierra y el agua- forman parte de aquellos elementos
característicos o típicos del Estado, es decir, el espacio. En consecuencia, como la
empresa agraria –y de ahí algunos problemas que las empresas enfrentan en el momento
en que se va r a realizar su reglamentación- tiene siempre un punto de asidero sobre un
elemento fundamental del Estado, éste tiene que vigilar de qué manera ese elemento es
utilizado por la empresa agraria.
Por otro lado, en el mismo plano del Estado, encontramos que la empresa agraria
generalmente está alejada y aislada de los centros de poder. Además debe enfrentar los
riesgos provenientes del clima que ocasionan permanentemente cambios en los
resultados.
Tampoco debemos olvidar que los países como el nuestro, pequeños, sin peso en
el mercado internacional, están sujetos siempre a los lineamientos que se marcan, por
parte de otras nacionales, en cuanto a los precios de la producción.
b). Desde el punto de vista positivo, lo más importante a tener en cuenta es que
entre los factores principales materiales de la producción agraria, estos recursos
naturales renovables son perecibles, tienen que ser cuidados para que no perezcan y
renovados por la empresa para que ésta pueda continuar.
III) ESTRUCTURA INTERNA DE LA EMPRESA AGRARIA.
7. Organización del trabajo.
El tercer punto al que nos referiremos brevemente es la estructura interior de la
empresa.
a). Toda empresa –también la agraria- está integrada por dos tipos de trabajo; los
fundamentales y los que podríamos llamar de tipo asistencial.
Por un lado, el trabajo orientador, el directivo, el del empresario, el de jefe de
empresa, como le llama el Código Civil italiano. Este Código organiza toda la
reglamentación en torno al empresario, precisamente, porque es el que asume los
riesgos, el que fija la finalidad, el que reúne los elementos organizativos y, por último,
orienta la conducción de la misma empresa. Trabajo orientador y trabajo orientado, es
decir, trabajo dependiente o trabajo dirigido.
Luego tenemos el trabajo que llamaríamos asistencial de la empresa que es el
que los profesionales que colaboran en ella, que aportan elementos de tecnificación,
sean jurídico-científicos, naturales o de otra índole, para que la empresa realice su
desenvolvimiento conforme a las necesidades de la época.
b). Con respecto a la empresa agraria, sin lugar a dudas las distintas
legislaciones han traído consecuencias sobre ella. Podemos citar, así, el Código Rural de
1875 y las leyes aprobadas en la década del 20, en 1946 y ahora en 1978, estableciendo
disposiciones específicas sobre el llamado estatuto del trabajador rural.
Es decir, las circunstancias especiales en que tiene que vivir la empresa agraria y
las dificultades que confronta el medio ambiente en el cual se desarrolla, conducen y
han levado en esta última ley, especialmente a que se trate de establecer soluciones para
la fiscalización o vigilancia de su adecuación al trabajador dependiente, tendiendo a una
notoria simplificación de las disposiciones y de la documentación de vigilancia, a un
establecimiento de soluciones específicas en materia de vivienda, de alimentación, de
licencias, de traslado del trabajador, etc. que revelan, que aún en el plano de la
estructura interna –el trabajo agrario o rural-, en gran parte porque la empresa agraria
supone una convivencia que va más allá del momento del trabajo y que se extiende a
través del conjunto de la vida diaria, reclama disposiciones de carácter especial.
IV. NATURALEZA.
8. Naturaleza jurídica.
El cuarto punto al que vamos a referirnos es discutible, aunque en nuestro
Derecho pienso que en forma bastante pacífica más que resuelto, ha sido orientado hacia
su solución.
a). Es el vinculado a la naturaleza jurídica de la empresa agraria, es decir, si esta
se debe considerar como empresa que tiene naturaleza jurídica sui generis, propia de la
misma; o si debe ser calificada de empresa civil o comercial, según las disposiciones
que adopte; o civil, simplemente, (como se suele utilizar la expresión, para referirse a lo
que no es comercial o a lo que no es penal, según el enfoque de que se trate). Y todavía
podríamos hablar de carácter administrativo, cuando es organizada por disposiciones de
Derecho público.
Algunos piensan que este tema es indiferente, que en rigor no valdría la pena
plantearlos, porque carece de significación desde el punto de vista de la vida jurídica
diaria. Otros piensas que en esta época, toda distinción o diferenciación desde el punto
de vista de los distintos actores del Derecho –y esto es exacto- no se presenta con la
tajante separación que en otras se realizaba entre público y privado, civil y comercial y
así sucesivamente.
Sin embargo, resulta importante en alguna medida dar una respuesta, porque la
trascendencia que tiene la especialización en el Derecho, es la que tiene la especialidad
de todas las actividades humanas. En la medida en que se realice una especialización en
este caso, con respecto a la empresa agraria, más profundamente se va a estudiar, mejor
se conocerán sus características e igualmente mejor se logrará la aplicación de las
normas y su cumplimiento.
En rigor, lo que ocurre con el problema de la empresa agraria, es similar a lo que
sucede con todos los problemas del Derecho Agrario. El Derecho agrario hace 50 años
que está luchando en todo el mundo –no solamente acá- por afirma su individualidad.
Ante se hablaba mucho de la autonomía de las distintas ramas del Derecho; hoy se habla
más que de autonomía, de la especialidad, porque autonomía tiene parentesco con
independencia, e independencia de una rama del Derecho no tiene sentido: hay un orden
jurídico, total o global.
En cambio, de especialidad sí conviene hablar, porque se obtiene, de esa manera,
las finalidades que señalamos.
b). Lo que ocurren con el caso de la empresa agraria, es que además de la
ubicación en un medio especial, el agrario, con responsabilidades específicas que le
competen por esa circunstancia, además de la profesionalidad en la explotación agraria,
tiene que señalar, como constante en la legislación agraria de los diversos países, una
tendencia a lo que podríamos denominar la “personalización” de las empresas.
Eso lo advertimos, por ejemplo en la importancia que ha dado nuestro Derecho a
las cooperativas agropecuarias desde la Ley No. 10.008, o con el conjunto de leyes que
se han establecido para hacer que las sociedades anónimas que exploten el agro en que
adquieran inmueble rurales, deban ser necesariamente nominativas en sus acciones,
justamente por aquella indicación que hacíamos en el sentido de que la tierra es un
elemento de tal trascendencia para el estado, que es importante que se sepa quien
dispone de ella. Y no sólo por esta razón, sino también por la importancia, la
significación, que tiene la tierra como factor productivo y no sólo para quienes la
utilizan, sino para todos aquellos que vivimos en un país, aunque no la usemos
personalmente como factor productivo.
V) ORDENACIÓN DE DERECHO POSITIVO.
9. Lineamientos Generales.
Nuestro quinto punto es hacer una breve referencia a las líneas de ordenación
jurídica de la empresa agraria en nuestro derecho. Esto lo podemos hacer con referencia
a los siguientes aspectos:
a). En primer término, la relación de la empresa agraria con la tierra y con los
demás elementos materiales.
Se ha avanzado en los últimos años, también en derecho Agrario y no sólo en el
Comercial –y en Derecho Agrario más todavía, si cabe desde el punto de vista práctico
en la realidad, no sólo en el plano del Derecho- en desvincular la empresa, de la
propiedad de los medios materias que utiliza.
Esta situación, que hace que la empresa tenga que acudir a distintas fuentes para
lograr los medios materiales, naturalmente se da en todo los sectores jurídicos; en el
agrario reviste circunstancias especiales, dando lugar a diferentes soluciones que tiene
detrás de sí, profusa legislación y no menos profusa jurisprudencia.
Nos referimos, por ejemplo, con relación al problema de la tenencia de la tierra,
a los múltiples contratos que existen al respecto y que han sido legislados. Tenemos el
contrato de arrendamiento rural, en este momento en notoria crisis. El contrato de
aparcería, siempre perseguido por las leyes de reforma agraria, particularmente, pero
siempre revivicente que supone la posibilidad de acceder a la tierra por quien no es su
dueño y poder pagar el precio con un porcentaje de lo que produce la misma, sin estar
sujeto a un canon fijo, como es el caso más típico de arrendamiento. Están también los
contratos de pastoreo; los contratos o convenios accidentales por una sola cosecha o
mejor, por un solo año agrícola; los contratos de capitalización ganadera (hoy en día se
utiliza esta expresión aunque puedan considerarse contratos de aparcería); los contratos
de empresas de servicio agrarios, a los que se refiere particularmente la Ley de
Jubilaciones Rurales vigente: o la posibilidad desgraciadamente hoy prácticamente
alejada de su realización, de que pueda afectarse un predio determinado a una empresa
de una manera permanente. No estamos hablando aquí de fundaciones, sino que, nos
estamos refiriendo al bien de familia que en parte había sido pensado como un punto de
partida o asiento de la empresa agraria familiar, que fue un poco las divisas de las
reformas agrarias en la década del 60 tanto en Europa como en América.
b). En segundo lugar, -refiriéndonos siempre a la ordenación jurídica de la
empresa,- su relación las formas tradicionales de la organización de la actividad
económica. Acá tenemos la posibilidad de la utilización de las diversas formas que el
derecho civil y el comercial, han regulado. Es decir puede existir la empresa individual;
pero ésta generalmente se basa en la propiedad del empresario de por los menos algunos
de los medios materiales de que se dispone.
Tenemos las sociedades de capital e industria.
Podemos citar las sociedades de capital y, en el caso, de las anónimas, con la
restricción que hemos dicho en cuanto a la materia agraria, además las formas
asociativas existentes en nuestro Derecho. No son solamente las Cooperativas y las
Sociedades civiles expresamente reconocidas con la máxima amplitud a este respecto,
sino que la Ley del Instituto Nacional de Colonización y las que se refieren a la Acción
Comunitaria Regional, establecen las normas más amplias posibles para que se pueda
lograr una ordenación asociativa de la empresa de la manera que la imaginación del
productor quiera emplear. Nosotros tenemos en esas dos leyes una clara manifestación
de cómo el legislador agrario, en nuestro país, ha querido ser lo más amplio posible,
acorde con las doctrinas o con las orientaciones que predomina, tanto en Europa como
en América. Así por ejemplo, Las jornadas de Derecho Agrario iberoamericanas y
Europeas de 1976, hicieron una declaración expresa sobre este punto, señalando la
trascendencia que tiene la posibilidad de dar la máxima flexibilidad a las empresas
agrarias, para que se puedan organizar de manera asociativa.
c). En cuanto a la relación con las empresas industriales, el problema de la
empresa agraria se plantea desde dos puntos de vista.
En primer término, en cuanto a la delimitación de los dos sectores del derecho,
es decir, en el caso de una empresa mixta. ¿Cuáles son las normas que han de
predominar, las agrarias o las comerciales? En ese punto nuestro derecho en general se
inclina a que cuando una misma empresa tiene un establecimiento agrario y otro
comercial, se aplica a cada uno las normas respectivas, y cuando la empresa está
organizada de tal manera que sea prácticamente imposible efectuar esa distinción,
entonces rige el principio tradicional en el Derecho de que lo accesorio sigue la suerte
de lo principal, es decir que debe tomarse en cuenta lo que s fundamental de la empresa
y lo accesorio se regirá por las mismas disposiciones.
En este momento existe también en el pasado, un poco lo que tal vez con algo de
pesimismo podría calificase de la ilusión de la empresa agroindustrial. Fue una ilusión
que se trató de plasmar en el Frigorífico Nacional porque se pensaba que los
productores podrían ser, al mismo tiempo, los productores de ese establecimiento, de
una manera prácticamente exclusiva y entonces la producción y la industria quedarían
consustanciadas.
Al decir ilusión, no quiero decir que sea inalcanzable. La ilusión es algo
importante en la vida; pero hay que tener en cuenta las dimensiones de esa posibilidad.
Las leyes de cooperativas agroindustriales y agrarias abren nuevas perspectivas,
particularmente para posibilitar que las cooperativas agrícolas, que generalmente han
sido de comercialización de productos, más que de producción, puedan eNfrentar, sobre
esa doble base, su integración en el mercado económico.
VI) EMPRESA AGRARIA Y ESTADO.
10. Influencia de la organización estatal.
El sexto punto al que me quería referir, es la situación de la empresa agraria con
relación al Estado.
a) ¿Cuál es la relación de la empresa con el Estado? En otros términos, según la
organización del Estado, ¿aparece o desaparece la empresa? ¿La empresa es exclusiva
de regímenes de orientación económica neoliberal o liberal o también se puede dar en
regímenes fundamentalmente dirigistas?
En realidad, si nosotros tomamos la experiencia del mundo contemporáneo,
vamos a encontrar a la empresa en todos los países y en todos los regímenes. Desde
luego, varía su naturaleza en el plano estrictamente jurídico, así como también los
centros que en definitiva adoptan las decisiones. Es decir, ese centro de decisión que es
la empresa, va a tener mayor o menor libertad de actuación. Pero en el mundo
contemporáneo, todo esta tan entrelazado, que aunque la empresa es efectivamente un
centro de decisión, siempre a va estar condicionada por múltiples factores y elementos
que no puede dominar.
b). Por otro lado, el mundo actual, siempre está buscando una coordinación entre
los diversos factores y efectivamente el derecho agrario no sólo lo ha buscado, sino que
lo ha disciplinado. Las empresas agrarias, justamente por estar tan aislada y enfrentadas
con la naturaleza, tienen diferentes responsabilidad con las otras empresas agrarias en
materia de agua, por ejemplo, en materia de servidumbres de acueducto, de pastoreo,
con relación a la delimitación del establecimiento, etc., y, entonces en una serie de
puntos, la legislación agraria esta orientado a las empresas a una ordenación, a una
interacción de las mismas.
c). Por otro lado, el problema moderno de la planificación sea dirigida o
inducida, planificación impuesta o voluntaria, indica que las empresas agrarias tiene que
estar siempre pensado en esa inserción dentro de un lan. Dicho Plan será más o menos
libre; pero en la media en que se puedan insertar adecuadamente en él podrán obtener
mejores resultados.
En nuestro derecho, la planificación no se hace, solamente, a través del Instituto
Nacional de Colonización para las empresas que están en su ámbito, sino que también
se lleva a cabo a través del Plan Agropecuario, por ejemplo, para las empresas que
voluntariamente quieran adherir. De la misma manera, hay una planificación para la
conservación de suelos y aguas, para la forestación, para el combate contra las plagas, y
así sucesivamente.
Es decir, que las empresas agrarias no sólo tienen esa relación con el Estado que
tiene todo ciudadano o toda empresa, de la índole que sea, sino algunas que son
específicas de su actuación.
d). En nuestro país, la empresa agraria ha pasado, en los últimos años, por dos
regímenes económicos totalmente distintos. Pasó de un régimen eminentemente
dirigidas en el plano económico a través de la fijación de precios, fundamentalmente los
que se establecían año a año, sin previsiones a largo plazo y que provocaba a veces
cambios importantes en la orientación o en la finalidad económica de la empresa a un
régimen de liberalización económica.
Las empresas, en este momento, además de tener el peso tributario, naturalmente
y los riesgos colectivos de la naturaleza y los del mercado internacional, tiene cierta
libertad de acción en el dominio económico, según lo ha determinado expresamente el
Estado.
Desde este punto de vista, las empresas agropecuarias, en el derecho agrario
nacional, tienen que enfrentar los problemas que ocasiona siempre el salir de un
ambiente cerrado a un ambiente abierto.
La solución al alcance de las empresas agropecuarias es, particularmente, la
asociativa. Es decir, las empresas agrarias medianas y pequeñas, fundamentalmente,
deberían asociarse por lo menos en algunos planos, sobre todo para la obtención de los
medios necesarios, como maquinaria, instrumental, insumos en general, por un lado y,
por otro, para la comercialización, con la finalidad de que el mercado interno no los
absorba, porque de lo contrario tal vez no puedan competir en él, no puedan aportar
elementos suficientes como para que el país se puede desenvolver en el mercado
interno. Es decir que el principio de asociación, que a mi modo de ver, es uno de los
característicos del derecho agrario en todas las épocas y de nuestro Derecho desde qu
surgió, da una orientación para la solución de este problema.
VII) CONCLUSIÓN.
11. Flexibilidad y responsabilidad.
Concluimos señalando que en nuestro derecho, la empresa agraria dispone de
normas, probablemente no suficientemente coordinadas, que le permiten una gran
flexibilidad para la realización de sus estructura -tanto la jurídica de ordenación general
como su estructura interna- y que, al mismo tiempo le señalan una gran responsabilidad.
Por ejemplo, el vigente Estatuto del Trabajador Rural, señala determinadas
responsabilidades a la empresa agraria por el hecho de ser empresa y por el hecho de
estar en el agro, no sólo con relación a su propio personal, en materia educativa y de
sanidad, además de la conservación y mantenimiento de los recursos naturales
renovables y una responsabilidad especial con respecto a las otras empresas agrarias que
existen en la misma zona.
La empresa agraria está destinada a una papel económico-social de la mayor
trascendencia. Baste pensar en nuestro país que la empresa agraria es el sostén
fundamental de toda su economía; es el guardián de la tierra, del agua, de la flora y de la
fauna, y para nuestro país y para el mundo azotado por el hambre, la empresa agraria es
la única que puede dar solución a éste, que es uno de los principales problemas de
nuestra época.
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