CONSERVACIÓN DE ANIMALES SILVESTRES Y ACTIVIDAD AGRÍCOLA BOLETÍN 8344-01 I. DESCRIPCIÓN REFERENCIA Modifica la ley N°19.473, con el objeto de complementar las normas sobre conservación de animales de la fauna silvestre con la actividad de pequeños productores agrícolas y ganaderos INICIATIVA Moción de los diputados Sras. Muñoz y Sepúlveda, y Sres. Barros, García (René), Lemus, Pérez (José), Urrutia y Walker ORIGEN Cámara de Diputados COMISIÓN De Agricultura, Silvicultura y Desarrollo Rural INGRESO 6 de junio de 2012 ARTICULADO Artículo único que modifica N°1.473 sobre caza II. OPINIÓN EJECUTIVA DE LYD Se desprende de los fundamentos de la moción que se trata de solucionar un problema práctico de agricultores y ganaderos frente a los ataques predatorios de animales silvestres que afectan cosechas y la crianza de ovinos y otros. Las soluciones que se proponen no parecen ser suficientes para que los agricultores o ganaderos puedan operar más eficientemente en defensa de sus cultivos y crianzas. -3- RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 Además, la actual Ley de caza, que se modifica por el proyecto de ley, presenta otras deficiencias de mayor relevancia, que sería preferible estudiar y resolver, como una excesiva regulación reglamentaria que excedería el marco legal que le da origen (aspecto que el proyecto de ley no considera). III. CONTENIDO DEL PROYECTO DE LEY El proyecto propone: 1 -4- 1. Liberar al solicitante de autorización ante el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de la obligación de acreditar que la caza o captura de especies protegidas es necesaria para los propósitos contemplados en la ley. 2. Permitir, en consecuencia, que cualquiera (incluyendo el propio SAG) aporte pruebas sobre la necesidad de la caza o captura para fines de investigación, para centros de reproducción o criaderos, para la utilización sustentable del recurso o para controlar la acción de animales que causen graves perjuicios al ecosistema, y 3. Incluir, entre las indicaciones que señale la autorización del SAG, los planes de control poblacional o individual (además de lo que exige la norma vigente: duración de la autorización y el número máximo de ejemplares cuya caza o captura de autoriza1). Mediante la caza se da muerte al animal; la captura, en cambio, es el apoderamiento de animales vivos (artículo 2° letras b) y c) de la ley 19.473). IV. COMENTARIOS DE MÉRITO 1. La ley de caza N°19.473, que se viene modificando, significó un cambio importante respecto de la antigua legislación contenida en la ley 4.601, de 1929, la que a su vez, concordaba en el primitivo texto de los artículo 609 y 610 del Código Civil. Conforme a estos preceptos se podría cazar en tierras propias y en las ajenas con permiso del dueño, a menos que éstas últimas no estuvieren cercadas, ni plantadas ni cultivadas, porque entonces no era necesario el permiso; pero este permiso, en cambio, se hacía necesario cuando existiera una prohibición notificada por parte del dueño, aunque no estuviere cercado el predio. Y si aun se cazare en tierras ajenas sin este permiso, debiendo haberlo solicitado, el producto de la caza era de propiedad del dueño, a quien, además, correspondía indemnizar de todo perjuicio. Aunque el Código no señalara expresamente que la caza era libre en terrenos propios o ajenos que tuvieran cierre ni plantíos, o con permiso del dueño en los otros casos, se desprende de su articulado que había libertad de apropiación de las especies que no pertenecieran a otra persona y cuya prohibición no estuviera prohibida por la ley o el derecho internacional. La caza es, en efecto, una forma de ocupación, esto es, un modo de adquirir el dominio de las cosas que a nadie pertenecen, es decir, de las res nullius, como también se las llama. La primitiva ley de caza de 1929 mantuvo este principio de libertad de caza remitiéndose expresamente a los citados artículos 609 y 610 del Código Civil. Pero estableció algunas regulaciones motivadas, sin duda, por el aumento de la población en las primeras décadas del siglo XX, muy superior a la situación a mediados del siglo XIX cuando se dictó el Código Civil. Es así como se introdujo el concepto de veda por seis meses, de carácter general y para todas las especies, pudiendo el Presidente de la República fijar el inicio del período en distintas zonas del país, de modo “que mejor se consulten los fines de fomento y conservación de las especies animales útiles de la fauna nacional”. También quedaba facultado para ampliar el período o suspender la caza para impedir la extinción de ciertas especies. Además, había fauna no útil, que al parecer, no merecía protección. También se exigió un permiso de caza, de carácter personal e intransferible que pagarían una contribución de 20 pesos, expedido por el gobernador respectivo (artículo 2°). Así y todo, y en lo que se relaciona con el proyecto de ley que ahora se examina, se preceptuó que “el Presidente de la República podrá autorizar la caza de animales perjudiciales o dañinos sin el permiso a que se refiere el artículo 2°, en cualquier tiempo, aun dentro de los períodos de veda” (inciso final del artículo 3° de la ley 4.601). La autorización presidencial, entonces, libera de la obligación de permiso y de la limitación impuesta por la veda. -5- RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 No existe indicación alguna en la ley sobre qué animales eran dañinos, pero se puede presumir fundadamente que se trataba de aquellos que se alimentaban naturalmente de determinados plantíos o de otras especies animales que el hombre cultivaba2. 2. La ley de caza vigente (N°19.472) alteró el principio de libertad de cazar a menos que existiera alguna prohibición (veda o suspensión), por el principio inverso, es decir, prohibió “en todo el territorio nacional la caza o captura de ejemplares de la fauna silvestre catalogados como especies en peligro de extinción, vulnerables, raras y escasamente conocidas, así como las especies catalogadas como beneficiosas para la actividad silvoagropecuaria, para la mantención del equilibrio de los ecosistemas naturales o que presenten densidades poblacionales reducidas” (artículo 3°). Esta normativa se refuerza en el artículo 7° según el cual “se prohíbe la caza o captura en reservas de regiones vírgenes, parques nacionales, reservas nacionales, monumentos naturales, santuarios de la naturaleza, áreas prohibidas de caza, zonas urbanas, líneas de ferrocarriles, aeropuertos, en y desde caminos públicos y en lugares de interés científico y de aposentamiento de aves guaníferas”. La posibilidad de cazar, según este ley, también está circunscrita a los 609 y 610 del Código Civil, pero al primero de estos artículos se le dio una nueva redacción, más restrictiva. En todo caso, también se exige permiso, y la autorización para cazar viene dada en el artículo 9°: “La caza o captura de animales de las especies protegidas, en el medio silvestre, solo se podrá efectuar en sectores o áreas determinadas y previa autorización del Servicio Agrícola y Ganadero. Estos permisos serán otorgados cuando el interesado acredite que la caza o captura de los ejemplares es necesaria para fines de investigación, para el establecimiento de centros de reproducción o criaderos, para la utilización sustentable del recurso o para controlar la acción de animales que causen graves perjuicios al ecosistema”. La primera modificación propuesta incide es este inciso primero del artículo 9°, para liberar al interesado de acreditar la procedencia de la caza o captura. Si bien los perjuicios al ecosistema se pueden entender en forma amplia, no se hace referencia expresa a animales dañinos. En el inciso segundo del mismo artículo, que también se modifica, el texto vigente expresa: “En los casos señalados en el inciso anterior, las autorizaciones que otorgue el Servicio Agrícola y Ganadero deberán indicar la vigencia de las mismas, el número máximo y tipo de ejemplares cuya caza o captura se autoriza y las demás condiciones en que deberá efectuarse la extracción”, expresión que se refiere tanto a la caza como a la captura. En este caso la modificación propuesta consiste en que la autorización incluya otros condicionamientos “tales como planes de control 2 Está documentada, por ejemplo, la caza de cóndores, los mayores enemigos que entonces tenía el ganado menor, e incluso las crías en el caso de los bovinos (Sergio Villalobos R., Imagen de Chile Histórico, el Álbum de Gay, Editorial Universitaria, 1973, págs. 84 y 85). -6- poblacional o individual”. Ello no parece aclarar el sentido de la obligación de pedir autorización ni simplifica el trámite. 3. Como se puede observar, el sistema vigente, ni tampoco la modificación propuesta, se hacen cargo, a nivel legal, de la necesidad de los agricultores y ganaderos de proteger sus siembras, plantíos, rebaños y aves de corral, de los enemigos naturales de esas especies, que es donde se centra el conflicto entre la regulación excesivamente proteccionista del medio ambiente y la protección de actividades económicas productivas en el sector agrícola o pecuario. Solamente el Reglamento de esta ley, que se ordena dictar en su artículo 3°, inciso segundo, se hace cargo del problema real de los agricultores y ganaderos cuando en su artículo 19 (citado en los antecedentes de la moción) dispone que “las personas o instituciones que requieran capturar o cazar animales protegidos de la fauna silvestre para controlar la acción de animales que causen graves daños o perjuicios al ecosistema, deberán obtener autorización que otorgará el Servicio (SAG), previa presentación de una solicitud por parte del interesado o de su representante legal con al menos 30 días de anticipación”, y presentando los demás datos y antecedentes requeridos por el Reglamento (ver APÉNDICE). Sin embargo, ni siquiera en el texto transcrito de considera expresamente la protección de los agricultores y ganaderos, sino que se alude a la protección del ecosistema. Desde este punto de vista, las dos modificaciones propuestas no son idóneas para lograr el propósito perseguido por los autores de la moción. No obstante, el Reglamento de la ley 19.473, excediendo –como se verá- el mandato legal, se aboca a la defensa de las plantaciones contra animales dañinos o a la defensa de animales domesticados que también suelen ser presa de aves de rapiña y otros. -7- RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 22 V. COMENTARIOS DE MÉRITO ESPECÍFICO Pr oye c t o d e L ey Comentarios Artículo Único.- Modifíquese el artículo 9° de la ley N° 19.473 de la siguiente forma: ———————— a) Reemplácese, en el inciso primero, la frase “el interesado acredite” por “se determine”, Artículo 9°.- La caza o captura de animales de las especies protegidas, en el medio silvestre, sólo se podrá efectuar en sectores o áreas determinadas y previa autorización del Servicio Agrícola y Ganadero. Estos permisos serán otorgados cuando se determine que la caza o captura de los ejemplares es necesaria para fines de investigación, para el establecimiento de centros de reproducción o criaderos, para la utilización sustentable del recurso o para controlar la acción de animales que causen graves perjuicios al ecosistema. ———————— b) Intercálese, en el inciso segundo, entre las palabras “condiciones” y “en”, la frase “tales como planes de control poblacional o individual En los casos señalados en el inciso anterior, las autorizaciones que otorgue el Servicio Agrícola y Ganadero deberán indicar la vigencia de las mismas, el número máximo y tipo de ejemplares cuya caza o captura se autoriza y las demás condiciones tales como planes de control poblacional o individual en que deberá efectuarse la extracción. Artículo 2°.- Para los efectos de esta ley, se entenderá por: b) Caza: acción o conjunto de acciones tendientes al apoderamiento de especímenes de la fauna silvestre, por la vía de darles muerte. La caza puede ser mayor o menor. Se entiende por caza mayor la de animales que en su estado adulto alcanzan normalmente un peso de cuarenta o más kilogramos, aunque al momento de su caza su peso sea -8- Pr oye c t o d e L ey Comentarios inferior a éste. Se entiende por caza menor la de animales que en su estado adulto alcanzan habitualmente un peso inferior a dicha cifra. c) Captura: apoderamiento de animales silvestres vivos. VI. OTRAS OBSERVACIONES El Reglamento Con fecha 29 de enero de 1998 se dictó el Reglamento de la ley 19.473 de Caza, aprobado por decreto supremo expedido a través del Ministerio de Agricultura, con el N°5 de ese año. Consta de 91 artículos que ocupan unas 60 páginas, razón por la cual no es incluye completo en el APÉNDICE de este informe, sino solamente algunos de sus preceptos que tienen más relación con el proyecto de ley en estudio. Este Reglamento encuentra su base legal en el artículo 3° de la ley 19.473, cuyo inciso segundo ordena su dictación en los siguientes términos: Artículo 3º.- Prohíbese en todo el territorio nacional la caza o captura de ejemplares de la fauna silvestre catalogados como especies en peligro de extinción, vulnerables, raras y escasamente conocidas, así como la de las especies catalogadas como beneficiosas para la actividad silvoagropecuaria, para la mantención del equilibrio de los ecosistemas naturales o que presenten densidades poblacionales reducidas. Su inciso segundo estableció que “El reglamento señalará la nómina de las especies a que se refiere el inciso interior. Asimismo respecto de las demás especies podrá establecer vedas, temporadas y zonas de caza o captura; número de ejemplares que podrán cazarse o capturarse por jornada, temporada o grupo etario y demás condiciones en que tales actividades podrán desarrollarse”. -9- RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 Desde luego, la nómina de especies prohibidas ocupa gran extensión del texto del referido Reglamento, clasificadas por especies, por familias, etcétera. Allí se puede observar que es difícil encontrar una especie cuya caza o captura no esté prohibida. Incluso pueden presentarse algunos problemas de aplicación práctica de estas normas reglamentarias. Por ejemplo, el artículo 6° considera como especies de fauna silvestre perjudicial o dañina, que pueden ser cazadas o capturadas en cualquier época del año, en todo el territorio nacional y sin limitación de número de ejemplares, entre otros al conejo (myopsitta cuniculus) y la liebre (lepus capensis). Pero el artículo 25 señala que, sin perjuicio de lo establecidos en otros artículos, está prohibido: g) “cazar conejos y liebres con armas de fuego o de aire comprimido durante el día 1 de septiembre y el 31 de marzo del año siguiente, desde la I a la X Regiones y Metropolitana”. Como se ve, el artículo 25 no especifica el nombre científico, pero sin duda se refiere a los mismos animales del artículo 6°, que se pueden cazar durante todo el año. Debe entenderse, por cierto, que si la caza fuera con trampas, no se incurriría en la prohibición del artículo 25, o siendo con armas de fuego, tampoco afectaría la prohibición e las regiones XI y XII. Por otra parte, el artículo 6° no incluye en la autorización de caza y captura a las aves de rapiña, como algunos aguiluchos, el peuco y otros que afectan a las aves de corral. Ciertamente, la aplicación de una normativa reglamentaria compleja y extensa puede resultar limitativa a las necesidades de los agricultores y ganaderos de proteger sus siembras, cosechas y ganado. De ahí que la moción intente facilitar a los agricultores y ganaderos la forma de solicitar autorización al tenor de lo dispuesto en la ley. Es también evidente que al tenor del reglamento, un agricultor podría durante todo el año cazar liebres y conejos mediante trampas o lazos; pero al parecer, esto no sería suficiente a las necesidades de protección contra otros animales silvestres que amenazan la producción agrícola y pecuaria. Es así como el Reglamento debe también ser examinado independientemente del proyecto de ley, con el objeto de determinar si excede o no el marco legal que le dio origen. Y en primer lugar, cabe hacerse cargo de la forma como viene dada la atribución para el Presidente de la República en el artículo 3°, inciso segundo, de la ley 19.473, que más arriba se transcribió. Al parecer, dicho Reglamento podría revestir la forma de un reglamento incorporado, que quedaron prohibidos en la Constitución de 1980, como se señala a continuación. Reglamentos incorporados La Constitución de 1925 reconocía expresamente la potestad reglamentaria de ejecución del Presidente de la República (artículo 72, Nº 2), pero la potestad reglamentaria autónoma debía deducirse de los artículos 60 y 71 que daban sustento jurídico a una facultad relativa a todo cuanto correspondiera al objeto de su autoridad gubernativa y ejecutiva. La potestad de ejecución versaba y versa sobre materias propias de ley, siempre que ésta las hubiere previamente regulado y que, adicionalmente, requirieran, para su correcta ejecución, de otras normas complementarias. La potestad autónoma, en cambio, no versa ni puede versar sobre materias propias - 10 - de ley. Esta potestad reglamentaria autónoma, como se sabe, quedó consagrada expresamente en el artículo 32, Nº 6, de la Constitución de 1980, en el mismo precepto relativo a la potestad reglamentaria de ejecución. Ahora bien, bajo la Constitución de 1925 los decretos con fuerza de ley, dictados al amparo de facultades legislativas delegadas por el Congreso en el Presidente de la República, no tuvieron una consagración constitucional sino hasta enero de 1970 (ley Nº .17.284). Con anterioridad, si bien se aceptaban, daban lugar a que se discutiera su procedencia, puesto que el Congreso Nacional carecía de atribuciones para delegar una función que la Constitución le había encomendado expresamente a él. Sin embargo, y sin norma expresa, era relativamente habitual que el legislador, al dictar una ley, encomendara al Presidente de la República que, dentro de un determinado plazo, dictara un reglamento de carácter complementario. Esta forma de proceder tenía una explicación práctica, a saber, que de esta forma el legislador se encargaba de los aspectos esenciales de la regulación que estaba aprobando, y delegaba en el órgano ejecutivo una facultad para legislar complementariamente (un verdadero decreto con fuerza de ley) sobre los demás aspectos menores o de detalle, pero integrantes de la ley en su conjunto. Estos reglamentos, como enseña Silva Bascuñán, formaban parte de la ley, es decir, quedaban incorporados a ella, y no podían ser posteriormente modificados por el Presidente mediante otro reglamento. Para su modificación se requería de una norma legal, porque tenían, en virtud de una delegación, ese nivel normativo y se encontraban en la misma situación que los decretos con fuerza de ley antes de su consagración constitucional La Constitución de 1980 precisó de mejor forma el ejercicio de facultades regulatorias por parte del Presidente de la República. Definió una potestad reglamentaria de ejecución, sobre las materias de competencia legal que requirieran, a juicio exclusivo del Presidente, de la dictación de normas complementarias para su mejor aplicación. Definió una potestad reglamentaria autónoma para que el Presidente regulara cualquier materia que no quedara comprendida en el dominio legal, y estableció un marco normativo expreso para la delegación de facultades legislativas por el Congreso al Presidente para la dictación de decretos con fuerza de ley (artículo 61, actual 64). Este marco normativo para el ejercicio de facultades delegadas excluye diversas materias, tales como las comprendidas en las garantías constitucionales (todo el artículo 19) o las que requieran de quórum especial, entre otras. La norma de la Constitución de 1980, relativa a los decretos con fuerza de ley, más precisa y que excluye en forma expresa de ciertas materias, no deja lugar a la dictación de reglamentos por el Presidente de la República, en virtud de un mandato del legislador, para que formen parte del texto legal tramitado por el Congreso. Ello, por cuanto el marco constitucional no admite otro reglamento que el de ejecución de una ley o la dictación de un decreto con fuerza de ley, que requiere del ejercicio expreso, por parte del Poder Legislativo, de la facultad señalada en el artículo 64. La Constitución vigente no admite una delegación como se entendió bajo el imperio de la Constitución de 1925, dado que ahora deberá señalar las “materias precisas” y porque del contexto fluye que se trata de textos expresos, autónomos (sin perjuicio de su marco delegatorio), cuya publicación, efectos y vigencia es la misma que para las demás - 11 - RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 leyes. Ya no es admisible que dentro de un proyecto de ley, se introduzcan mandatos para que el Presidente dicte un reglamento sobre materias complementarias. En el esquema constitucional actual, o bien el Presidente dicta un reglamento de ejecución cuando lo crea conveniente para la ejecución de la ley; o bien se le delegan facultades expresas para legislar en la forma indicada en el artículo 64. Un reglamento complementario o incorporado, sobre materias que el legislador va delegando a medida que transcurre el articulado de una ley, no tendrá jamás la formalidad de un decreto con fuerza de ley, que es un texto normativo formalmente de carácter unitario y sistemático respecto de la materia objeto de la delegación, ni podrá considerarse un reglamento de ejecución, porque éstos no los ordena el legislador sino que los dicta el Presidente, cuando lo crea conveniente. En cuanto al fondo, si el legislador le delega al Presidente de la República, bajo cualquier modalidad, facultades para legislar sobre materias comprendidas en las garantías constitucionales, como el derecho a desarrollar cualquier actividad económica, u otras que le estén prohibidas, incurre en un vicio porque entonces su facultad excede al marco constitucional antes aludido3. Pues bien, la remisión al Reglamento contenida en el artículo 3° de la ley 19.472, además de referirse a las especies en peligro, vulnerables, etcétera, que el Presidente deberá determinar en la medida que cumplan con el requisito legal, le entrega al Presidente potestad para establecer vedas, temporadas de caza, y captura, número de ejemplares que se pueden cazar o capturar “y demás condiciones en que tales actividades podrán desarrollarse”, lo que constituye una autorización amplia para regular esta materia. Ello es particularmente delicado si se tiene presente que la ley de caza establece limitaciones (prohibiciones y restricciones) para adquirir mediante ocupación (caza y captura) el dominio de especies animales que vivan en estado natural o silvestre. Una limitación que tenga este alcance solo puede imponerse mediante norma legal de quórum calificado, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 19 N° 23 de la Constitución. Se trata de una regulación legal similar a la contenida en la ley de pesca, que establece, conceptualmente, similares restricciones para la adquisición de ciertos bienes, razón por la cual el Tribunal Constitucional señaló que debía aprobarse como ley de quórum calificado4. Por lo tanto, es incompatible con una delegación de facultades legislativas. 3 La conclusión que antecede no sería compartida por Silva Bascuñán, que en esta materia, mantiene la anterior doctrina que expuso sobre la Constitución de 1925, que al parecer entiende compatible con la normativa constitucional vigente. De hecho, señala nuevamente como ejemplo de este tipo de reglamentos el dictado conforme al artículo 695 del Código Civil, que dio origen el reglamento conservatorio de bienes raíces. Un aspecto, sin embargo, que Silva Bascuñán apoyará, es la objeción al reglamento complementario o incorporado, cuando contenga materias en las cuales el constituyente haya establecido una prohibición para delegarlas en el Presidente de la República. 4 - 12 - Sentencia de 3 de diciembre de 1990, rol 115, considerandos 22 y siguientes. Opinión del Tribunal Constitucional sobre la ley de caza La ley 19.473 fue remitida al Tribunal Constitucional en agosto de 1998 para control de constitucionalidad de dos preceptos que se referían a la organización y funcionamiento de los tribunales de justicia, concretamente los artículo 37 permanente (sobre competencia del juez para sancionar los delitos contemplados en la ley, y la atribución del SAG para castigar ciertas conductas de carácter infraccional) y 4° transitorio de dicha ley. En esta oportunidad, el órgano de control constitucional extendió su competencia para pronunciarse también sobre el principio de legalidad en materia penal y declaró inconstitucional la atribución dada por el artículo 37, inciso segundo al SAG para sancionar contravenciones a la ley “y a su reglamento”, ordenando eliminar esta última expresión, toda vez que las conductas sancionadas debían cumplir siempre con el principio de legalidad sin que pudiera una norma de inferior jerarquía describir conductas sancionables. Pero nada dijo el Tribunal, porque no estaba comprendido en el marco del control, sobre la remisión al reglamento que hace el artículo 3° para complementar la ley con el listado de animales cuya caza se prohíbe (lo que no es objetable dado que el concepto básico o núcleo de la regulación está en la ley); pero también para establecer vedas y otras limitaciones a la adquisición del dominio y demás condiciones para desarrollar tales actividades, lo que ciertamente excede el ejercicio de la potestad reglamentaria que el artículo 32 N°6 de la Constitución le otorga al Presidente de la República. Como se observa, la amplia facultad regulatoria otorgada al Presidente puede generar –y ha generadouna reglamentación extensa y que va más allá de la potestad reglamentaria de ejecución, puesto que viene a complementar la regulación legal. Ello nos indica que estamos ante una situación en extremo delicada para la agricultura y ganadería y que merecería un tratamiento legislativo de mayor consideración y estudio, lo que excede, ciertamente, el muy limitado alcance de las modificaciones que el proyecto de ley propone. Una alternativa de solución que correspondería estudiar consiste en volver a la autorización de cazar en terrenos propios sin limitación alguna, ni de tiempo ni de especie, que no es lo mismo que los cotos de caza que autoriza la actual ley 19.473 y que tienen una finalidad exclusivamente deportiva, punto de vista desde el cual parecen bien diseñados. Es así que el propietario de un predio rústico debería poder cazar en su interior sin pedir autorización de ninguna especie, salvo obviamente otros animales de propiedad ajena o de un vecino, sin perjuicio de su derecho a ser indemnizado en caso de que se hubieren producido daños. No se debería, entonces, restringir la caza (distinto es, para estos efectos, la captura, que sí podría limitarse), de especies silvestres dañinas para los cultivos y para la crianza de animales de interés - 13 - RESEÑA LEGISLATIVA 21 de junio de 2012 económico; incluso el agricultor o ganadero debería poder cazar aves de rapiña que constituyan un peligro para los animales domésticos de su propiedad, siempre que pudiera darles alcance desde el interior de su predio. VII. TEXTO DEL PROYECTO DE LEY “Artículo único.- Modifíquese el artículo 9° de la ley N° 19.473 de la siguiente forma: a) Reemplácese, en el inciso primero, la frase “el interesado acredite” por “se determine”, y b) Intercálese, en el inciso segundo, entre las palabras “condiciones” y “en”, la frase “tales como planes de control poblacional o individual” . 5 El artículo 9°, en sus dos incisos, quedaría con la siguiente redacción: Artículo 9°.- La caza o captura de animales de las especies protegidas, en el medio silvestre, sólo se podrá efectuar en sectores o áreas determinadas y previa autorización del Servicio Agrícola y Ganadero. Estos permisos serán otorgados cuando se determine que la caza o captura de los ejemplares es necesaria para fines de investigación, para el establecimiento de centros de reproducción o criaderos, para la utilización - 14 - VIII. APÉNDICE APRUEBA REGLAMENTO DE LA LEY DE CAZA Santiago, 9 de enero de 1998.- Hoy se decretó lo que sigue: Núm. 5.- Visto: Lo informado por el Servicio Agrícola y Ganadero; la ley Nº 4.601, sustituida por la ley Nº 19.473, sobre caza; el decreto con fuerza de ley Nº 294, de 1960, del Ministerio de Agricultura; la ley Nº 18.892 y sus modificaciones; el decreto ley Nº 873, de 1975, que aprueba la Convención Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES); el decreto supremo Nº 868, de 1981, del Ministerio de Relaciones Exteriores, que promulga la Convención sobre la Conservación de Especies Migratorias de la Fauna Salvaje (CMS); la ley Nº 18.755, modificada por la ley Nº 19.283 y el artículo 32º, Nº 8, de la Constitución Política de la República, D e c r e t o: Apruébase el siguiente Reglamento de la Ley de Caza: TITULO I Definiciones Artículo 1º.- Para los efectos de este reglamento, se entenderá por: a) Area Util de Caza: Zona de un coto de caza que no incluye las superficies cubiertas por las franjas de seguridad. b) El Servicio: Servicio Agrícola y Ganadero. c) La Ley: Ley de Caza Nº 4.601, sustituida por la ley Nº 19.473. TITULO II De la Caza, Captura, Vedas y Otras Disposiciones Relacionadas Artículo 6º.- Se considerarán como especies de fauna silvestre perjudiciales o dañinas, las que se indican a continuación, las cuales podrán ser cazadas o capturadas en cualquier época del año, en todo el territorio nacional y sin limitación de número de piezas o ejemplares, según corresponda: - 15 - RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 Nombre Común Nombre Científico Anfibios Sapo africano Xenopus laevi Aves Cotorra argentina Myopsitta monachus Gorrión Passer domesticus Mamíferos - 16 - Conejo Oryctolagus cuniculus Liebre Lepus capensis Laucha Mus musculus Rata negra Rattus rattus Guarén Rattus norvegicus Rata almizclera Ondatra zibethicus Castor Castor canadensis Visón Mustela vison Coatí u Osito de Juan Fernández Nasua nasua Cabra Capra hircus, en Archipiélago de Juan Fernández Jabalí Sus scropha Paloma asilvestrada Columba livia Yeco (Phalacrocorax brasilianus), sólo dentro de los límites urbanos de los centros poblados de las regionaes I a IV, ambas incluidas, previa autorización del Servicio Agrícola y Ganadero, de conformidad al inciso segundo del artículo séptimo de la ley Nº 19.473. Jote de cabeza Cathartes aura, sólo colorada dentro de los límites urbanos de los centros poblados de las regionaes I y II, ambas incluidas, previa autorización del Servicio Agrícola y Ganadero, de conformidad al inciso segundo del artículo séptimo de la ley Nº 19.473. TITULO III De los permisos de caza, de captura y de las licitaciones Artículo 19.- Las personas o instituciones que requieran capturar o cazar animales protegidos de la fauna silvestre para controlar la acción de animales que causen graves perjuicios al ecosistema, deberán obtener una autorización que otorgará el Servicio, previa presentación de una solicitud por parte del interesado o de su representante legal con al menos 30 días de anticipación. Dicha solicitud deberá incluir los siguientes antecedentes: a) Nombre, cédula de identidad o rut, domicilio, teléfono, casilla y fax del solicitante. b) Antecedentes que acrediten la gravedad de los perjuicios ocasionados por los ejemplares que se requiere controlar, mediante actas de inspección, reclamos y denuncias en Tribunales, constancias en Carabineros, declaraciones juradas, y otros debidamente acreditados. c) Programa de control poblacional o individual a realizar según corresponda: c.1) Objetivo y propósito del proyecto. c.2) Especies, sexo y número de ejemplares a controlar. c.3) Metodología de control. c.4) Area a intervenir. c.5) Cronograma de las actividades que se realizarán. c.6) Uso o destino de los ejemplares o sus productos y período por el que se solicita el permiso. c.7) Condiciones de transporte de las especies capturadas. Artículo 20.- Para obtener la autorización para la recolección de huevos y crías de especies protegidas de la fauna silvestre con fines científicos o de reproducción, deberá darse cumplimiento a los requisitos establecidos en los artículos 16 y 17 del presente reglamento, según corresponda. Artículo 21.- En casos calificados, el Servicio podrá llamar a licitación pública, para la asignación de cuotas máximas de extracción. En forma previa a una licitación de cuotas máximas de extracción, será necesario un estudio que permita determinar dichas cuotas. Para definir los aspectos metodológicos y contenidos de este estudio, así como para la calificación de los resultados del mismo, el Servicio podrá consultar a personas o instituciones de reconocida calificación y experiencia en las materias motivo de la licitación. En el llamado a licitación pública se indicarán las especies, cantidad, área geográfica y su propósito. Las bases técnicas contendrán, además de lo indicado en el llamado a licitación, antecedentes tales como, método de caza o captura, tipo de manejo, período y plazo de ejecución, entre otros. Artículo 22.- El Servicio creará y administrará un Registro Nacional de Cazadores, en el que inscribirá a todas las personas que hayan obtenido permisos de caza. En dicha nómina se registrarán los antecedentes de cada - 17 - RESEÑA LEGISLATIVA 29 de junio de 2012 cazador (nombre, cédula de identidad, fecha de nacimiento, domicilio, lugar y fecha de emisión del carné de caza, etc.), así como también las infracciones y sanciones a la legislación vigente en materia de caza. El Registro Nacional de Cazadores deberá informar a los Directores Regionales del Servicio o a los Juzgados del Crimen, cada vez que le soliciten los antecedentes allí contenidos. El Servicio eliminará de dicho registro a quienes hayan sido sancionados con la suspensión del permiso de caza, por el término que dure la misma. Asimismo, los Directores Regionales del Servicio deberán informar al Jefe del Departamento de Protección de Recursos Naturales Renovables del SAG, coordinador del Registro Nacional de Cazadores, sobre las infracciones, resoluciones sancionatorias y sentencias dictadas con el propósito de incorporarlas y mantener actualizado dicho registro. - 18 -