esto es reconocido oficialmente, pues no es extraño ver en los trabajos de prestación personal a mujeres con su pequeño mongo a la espalda. Sólo en los trabajos más duros, los que constituyen la preparación del bosque, interviene el hombre; en lo demás, su principal misión es dar seguridad al nuevo establecimiento y cazar; la caza es el único medio que tiene de aportar alimentos nitrogenados y grasas a la dieta, pues en sus cultivos no entra ninguna leguminosa, hasta que mucho después introduce el blanco el cacahuet, más modernamente el voehm y la soya, hechos bien providenciales, pues que la caza no es abundante y la costumbre les ha hecho convertir una necesidad en un alimento corriente: me refiero al aprovechamiento de aquellos animales que a nosotros tanta repugnancia producen, como son las larvas voluminosas del curculionido fos, que ataca a la palmera de aceite; la del satúrnido eion, c u y a biología, como perjudicial al ilang ilang, ha sido estudiada por el entomólogo del Servicio Agronómico señor B Á G U E N A ; mucho más, como libé- Coffea L.—Die P f l a n z e n a r e a l e , 3 R e i h e , H e f t 3, K a r t e 22. H i m m e l b a u r , W., 1 9 3 1 . lulas, termites, caracoles, sapos, ofidios, etc., c u y a captura es más sencilla que la caza con arma arrojadiza, ballesta o lanza; actividad grande también les merecía la preparación de trampas para caza, de los más diversos sistemas, algunos ingeniosísimos, y en lo que indudablemente fueron discípulos de los negritos de Guinea, eminentes pueblos cazadores, y aún ahí, si se quiere tener el mejor cazador, h a y que buscar un esamangón que h a y a tenido contacto con aquellos errantes pobladores del bajo Campo. E l bosque ha impreso otra huella en la agricultura indígena: la ausencia de ganadería asociada. L a falta total de pastos abiertos no favorece el desarrollo del ganado,