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SÍNDROME DEL TÚNEL CARPIANO
Y ACCIDENTE DE TRÁFICO
El Síndrome de Túnel Carpiano (STC), que se define como la compresión del
Nervio Mediano a nivel de la muñeca, es la forma más corriente de neuropatía
compresiva.
En 1854, Sir James Paget describe por primera vez sintomatología de la
compresión del Túnel del Carpo debido a traumatismo sobre la muñeca. Marie y
Foix, en 1913, describen la compresión del Nervio Mediano en una necropsia; pero
no es hasta 1938 cuando se correlacionan los síntomas clínicos con los
anatomopatológicos, hasta ese momento se creía que la sintomatología que
presentaban los pacientes afectos de STC era causada por una costilla cervical.
Learmonth realiza la primera descompresión del Túnel Carpiano en un
paciente sintomático, pero no es hasta 1947 cuando fueron publicados los primeros
resultados del tratamiento quirúrgico. Phalan, en 1951, realiza estudios en los que
incluye más de 1.200 manos; siendo el verdadero introductor de dicha patología en
la cirugía de la mano en la medicina moderna.
Recuerdo anatómico
El Túnel del Carpo es un estrecho canal que constituye la entrada palmar
hacia la mano de nueve flexores de los dedos y del Nervio Mediano. No tiene
prácticamente ninguna elasticidad; está limitado dorsal, medial y lateralmente por
huesos del carpo y, ventralmente, por el ligamento transverso del carpo.
El ligamento transverso del carpo se inserta por el lado radial en la
tuberosidad del escafoides y, por el lado cubital, en el pisiforme y el ganchoso. El
espesor del ligamento varía entre 2,5 y 3,5 mm normalmente, y tiene de 3 a 4 cm de
anchura. Este ligamento se funde con las inserciones de los músculos tenares e
hipotenares. El LTC tiene unos 3 mm de espesor y unos 4 cm de ancho.
Proximalmente, el ligamento se inserta en la fascia profunda del antebrazo. El
pliegue palmar dista señala en la piel el borde proximal del ligamento. Nueve
tendones flexores, con sus correspondientes vainas tenosinoviales, y el nervio
mediano pasan por este túnel al penetrar en la mano, debiendo poder moverse
libremente a su paso por el mismo.
Etiopatogenia
Puede ser ocasionado por un traumatismo único o repetido, o como un
sobreexceso de movimientos a nivel del carpo. Además, pueden haber múltiples
concausas,
como
anomalías
anatómicas
musculares
u
óseas,
tumores,
enfermedades metabólicas o endocrinas, embarazo y un largo etcétera.
Con estos antecedentes, ante un traumatismo único (o repetidos), en el
momento en que existe un movimiento de flexión de la mano el nervio se desplaza
proximalmente al antebrazo, y en caso de que la mano esté en extensión, el nervio
se desplaza hacia delante (estudios de Wilgis y Murphy, en 1986).
Al recibir el traumatismo se provoca una alteración vascular que producirá un
edema endoneural que interfiere con el flujo sanguíneo y la conducción iónica de los
axones, ocasionando isquemia que favorecerá la actividad de los fibroblastos. Y si
persiste esta compresión, aparece una desmielinización y una fibrosis intraneural a
nivel local. Quedando lesiones irreversibles, aunque se trate la compresión
(Sunderland S., 1976).
Estos trastornos postraumatismos originan una hiperplasia y una fibrosis en la
sinovial tendinosa y en el mesoneuro, e hipertrofia del músculo liso, de las arteriolas
y vénulas que entran y salen del nervio, causando el trastorno vascular consiguiente
(Lundborg et all, 1983).
Szabo R. M. et all, en 1989, en una serie de estudios experimentales
comprueba las diferencias de presión dentro del Túnel del Carpo, tanto en reposo
como en movimiento, con el siguiente resultado: la presión en reposo del Túnel del
Carpo es de 2,5 mm/Hg y de 32 mm/Hg en la flexión y extensión. En el momento del
traumatismo, siempre existe la presión máxima, pues el carpo está en extensión
para parar el golpe, o en flexión para agarrarse al volante o manillar. En el momento
en que se instaura una compresión a nivel del Túnel Carpiano por la contusión
producida y la alteración vascular que conlleva, la presión dentro del mismo
experimenta un aumento de, en reposo hasta 32 mm/Hg y asciende hasta 100
mm/Hg durante la flexión y extensión (Szabo R.M. y Chidgey L.K., 1989), lo que
favorecerá el trastorno vascular que se produce.
Esta
explicación
fisiopatológica
nos
permite
comprender
cómo
un
traumatismo puede dar lugar a un Síndrome de Túnel Carpiano, cuyo diagnóstico se
hace por medio de la EMG, pero ésta sirve para confirmar la lesión, no para explicar
su origen.
En síntesis podemos decir que un traumatismo puede ser la causa de un
Síndrome del Túnel Carpiano, o bien ha podido desencadenar dicho síndrome que
estuviera latente. También un traumatismo puede originar el "doble crush", la
Radiculopatía y el Síndrome del Túnel Carpiano.
La problemática que se le plantea al médico evaluador es poder valorar si la
neuropatía compresiva del Nervio Mediano se debe a la acción traumática del
accidente o a algunas de las múltiples etiologías que pueden ser su causa, ya
citadas. El médico evaluador tiene que conocer bien los antecedentes del paciente y,
si en estos no hay sintomatología demostrativa con anterioridad al accidente de
Síndrome de Túnel Carpiano, éste se tendrá que considerar como secuela de dicho
traumatismo pues es conocido y aceptado por todos que el balance biológico antes y
después del accidente, hay que imputar el resultado al accidente.
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