COMENTARIO DE TEXTO (N. 1 FASCISMO) El presente texto corresponde a una fuente primaria de carácter histórico-literario, dada la subjetividad con la que el autor esgrime sus argumentos, y en cuanto a contenido es claramente ideológico, al pretender validar el uso de la violencia en el contexto socio-político en el que vive. Su autor es Benito Mussolini, líder del Partido Fascista italiano y dirigente del país desde 1922 (cuando realizó la “marcha hacia Roma”) hasta que fue depuesto en 1943. El destinatario es colectivo y podría ser el pueblo italiano, aunque su espectro podría ser mayor y dirigirse más allá de sus fronteras. Pero lo que sí está claro es su finalidad, pues intenta justificar el uso de la violencia como vehículo para preservar el orden y lo ve no solo como necesario sino como un elemento que se ha usado con anterioridad y que ha sido útil. Es decir, intenta justificar la violencia del pasado, la del presente y, porque no, la del futuro. En lo que respecta a la localización espacio-temporal, el texto queda fechado en la Italia de 1934, cuando Mussolini lleva ya 12 años en el poder y ha convertido al país en un Estado fascista. En el entorno internacional, Hitler también está en el poder en Alemania, Japón ha invadido Manchuria y el proceso de estalinización en la URSS es ya un hecho. En otras palabras, estamos en una época en la que los grandes totalitarismos están en pleno funcionamiento, por lo que este discurso resulta muy revelador. Pero el texto también hace referencia a otros acontecimientos del pasado, como los que vivió la propia Italia en julio de 1922, con la huelga general que fue aplastada “eficazmente” por los Fasci di Combattimento (“cuarenta y ocho horas de violencia”). Asimismo también traspasa las fronteras para hablar de la violencia bolchevique, haciendo alusión a las purgas de Stalin, que según Mussolini, convierten a la violencia italiana en algo nimio. La idea principal del texto es la defensa del uso de la violencia como medio para conseguir la estabilidad y el orden de las naciones, de ahí que el autor hable de la violencia como algo “moral”, pues la finalidad lo es. Por lo tanto, se puede decir que persigue “justificar” la violencia y para ello recurre a dos ejemplos que pueden relacionarse con ideas secundarias: - La primera idea secundaria es que ya se ha usado la violencia anteriormente con esta finalidad (verano de 1922) siendo de mucha utilidad y ahorrando muchos esfuerzos. Además, comparada con otras actuaciones (como la de los bolcheviques en la URSS), la desarrollada por Mussolini es un “juego de niños”. El uso de la violencia no es nuevo. - La segunda idea secundaria tiene que ver con la motivación de esa violencia. No lo hacen por gusto, sino porque lo demanda la juventud, “fatigada de la libertad”. Es una necesidad social. En resumen, para el líder italiano, la violencia, tal y como la entiende, es útil, es necesaria y ha sido solicitada por el pueblo, para conseguir “orden, jerarquía y disciplina”, conceptos todos muy arraigados a la ideología fascista. Y la pregunta que puede surgir es ¿hasta qué punto esa demanda es real o es reflejo de los propios intereses del Estado?