La expresión facial en los ciegos congénitos * José Eugenio Ortega, Jaime Iglesias, José Miguel Fernández José Antonio Corraliza ** Universidad Autónoma de Madrid INTRODUCCION Hacia 1840, Carlos Darwin inició el estudio de la expresión humana, aunque no publicó sus resultados hasta 1872 (Darwin, 1872/1946, 1975, 1977; Freedman, 1978; Hemleben, 1971). Durante ese período recogió distintas pruebas que apoyaban la hipótesis de la universalidad de la expresión facial; estudió el desarrollo de la comunicación gestual de sus hijos (para una panorámica de las biografías infantiles en el siglo xix, ver Del Val, 1978), envió cuestionarios de la expresión de las emociones a colonos, funcionarios y misioneros en contacto con otras culturas, analizó la expresión en los animales y fue el primero que destacó la semejanza de los gestos emocionales en los ciegos y en los videntes. * En este informe, basado en la tesis doctoral del primer firmante, debe agradecer la colaboración prestada por la ONCE y la Obra Social de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid. ** Dirección del autor: José Eugenio Ortega. Dto. de Psicobiología. Universidad Autóno­ ma. Cantoblanco, Madrid-34. • 84 Interesado en demostrar la conti­ nuidad entre el hombre y las restan­ tes especies, Darwin (1872/1946) sentó las bases del estudio compa­ rativo de la expresión e insistió en su determinación genética. De esta forma unió definitivamente la expre­ sión de los ciegos a la polémica entre lo innato y lo adquirido. Cien arios después es Eibl-Eibes­ feldt quien vuelve a plantear la uni­ versalidad de la expresión facial, apoyándose en la filmación de indi­ viduos de diversas culturas y de niños sordomudos ciegos (Eibl-Ei­ besfeldt, 1973, 1975b, 1979b). La expresión facial sería el resultado de una adaptación filogenética —es decir, una conducta adquirida en la evolución de la especie Por su va­ lor adaptativo— y su estudio corres­ pondería a una nueva disciplina, la etología humana (Eibl-Eibesfeldt, 1975a, 1977, 1979a). Entre Darwin y Eibl-Eibesfeldt quedan autores cuyas aportaciones han sido olvidadas injustamente, a pesar de su interés y —en algunos casos— notable rigor. Son estos au­ tores quienes han separado la expresión emocional de los ciegos de su expresión voluntaria (por ejemplo, Dumas, 1932; Fulcher, 1942; Thompson, 1941) al demostrar que, aunque la primera de los cie­ gos pueda considerarse semejante a la de los videntes, la segunda es claramente inferior. • La dicotomía planteada entre la expresión emocional y la expresión voluntaria tiene bases fenomenoló­ gicas y neurológicas. Por un lado, parecen existir unos movimientos voluntarios y otros automáticos o involuntarios. Por otro, existen dos sistemas neurales de control del mo­ vimiento, uno piramidal y otro extra­ piramidal. El problema que se plan­ tea aquí es la validez de la dicotomía. Cuanto más nítidas fueran las di­ ferencias entre la expresión volun­ taria y la emocional,. mayor sería la confianza en esa dicotomía. Una for­ ma de contestar a estas cuestiones es investigar simultáneamente los dos tipos de expresión. Ese es el objetivo del presente informe. ESTUDIO DE LA EXPRESION ESPONTANEA El propósito del estudio era de­ terminar si la expresión espontánea de los sujetos tenía la misma base muscular que la expresión espontá­ nea de los sujetos videntes. Para ello se eligió la expresión más fre­ cuente: la sonrisa. El primer problema que se plan­ teó al respecto fue la categorización de la sonrisa; la mayoría de los etólogos que estudian la expresión humana sostiene que es una catego­ ría heterogénea (Brannigan y Humphries, 1976; Hinde, 1977), otros, en cambio, consideran que la sonrisa es una categoría única (Ek­ man y Friesen, 1975). La postura adoptada en este trabajo ha sido considerar la sonrisa y la risa como un contínuo expresivo. El segundo problema fue el desa­ cuerdo que existía sobre la base muscular de la sonrisa. Duchenne (1862a y b) afirmó que la sonrisa era una combinación de la acción del cigomático mayor y del orbicu­ lar de los párpados; el resto de los músculos no tendría importancia en esta expresión. Otros autores, en cambio, sostenían que el risorio (An­ drew, 1982; Hjorstjó, 1969) y el ci­ gomático menor (Hjorstjó, 1969) cooperaban en la sonrisa. En este estudio se ha adoptado la posición de Ekman y Friesen (1978) y Ekman, Friesen y Ancoli (1980), considerándose que la sonrisa —y la risa— se deben a la combinación de la acción del cigomático mayor y de la porción orbitaria del orbicu­ lar de los párpados. La hipótesis fue que las sonrisas y risas espontáneas de los ciegos mos­ 8)­ trarán la misma base muscular que las sonrisas y risas de los sujetos videntes. Método que le parecieran risas y sonrisas, teniendo en cuenta sólo la impresión producida. Se descartaron las son­ risas demasiado breves. El segundo paso consistió en un análisis cuadro a cuadro de un seg­ mento, elegido al azar, de sonrisa o risa (en cada sujeto) utilizando la técnica FACS (Facial Action Coding System; Ekman y Friesen, 1978). Es­ te sistema de codificación permite descomponer cualquier movimien­ to de la cara en unidades mínimas con distinta base muscular —las uni­ Sujetos: El grupo de invidentes estaba formado por siete ciegos congénitos varones, de edad com­ prendida entre los diez años y dos meses y trece años y diez meses. El desarrollo motor era normal y sólo un sujeto presentaba otro tipo de trastornos'—crisis epilépticas. El grupo dotado de visión lo com­ ponían siete sujetos varones; su dades de acción. edad variaba entre los diez arios y El codificador había estudiado la dos meses y los trece arios y ocho técnica y desconocía la hipótesis meses, siendo el desarrollo motor de trabajo, así como la naturaleza normal. de los segmentos de película que El grupo de ciegos mostraba un debía analizar. El orden de los seg­ retraso escolar en relación al grupo mentos se balanceó para compen­ de videntes; no se tuvo en cuenta sar los efectos de la práctica. Los este dato porque la expresión facial siete segmentos de sonrisa en cie­ depende estrechamente de la edad gos implicaron el análisis de 1.370 fotogramas (con una media de 196 cronológica (Mistschenko, 1933). fotogramas por segmento), con una Instrumental y procedimiento: Los duración de 60,22 segundos ( por sujetos fueron filmados en el curso segmento = 8,60). Los siete segmen­ de una entrevista individual, y sa­ de sonrisa en videntes sumaban bían que ésta se filmaba y grababa, tos 1.083 fotogramas (=154,7) con una aunque no se les explicaba el obje­ duración tivo concreto del estudio. La distan­ ( -1= 6,44). de 45,11 segundos cia de la cámara era unos dos me­ tros y la velocidad de filmación 24 El tercer --paso consistió en un cuadros por segundo, salvo en una análisis de la asociación entre la entrevista en la que, por razones unidad de acción 12 (en el código técnicas, se filmó a 18 c.p.s. En total del FACS) y la sonrisa. Esta unidad se filmaron 32 rollos de película de acción consiste, básicamente, en súper 8 para los Ss ciegos y 16 la elevación de las comisuras labia­ rollos para los Ss videntes. les en dirección oblicua hacia los pómulos, acción del músculo El primer paso del análisis de las cigomáticopor mayor. peliculas consistió en seleccionar los segmentos que iban a ser codi­ Se seleccionaron 100 cuadros de ficados sistemáticamente; las pelícu­ las películas de invidentes, 50 per­ las se pasaban en una moviola y una tenecientes a segmentos clasificados observadora iba señalando con cin­ anteriormente como sonrisa y 50 no ta adhesiva el principio y el final de pertenecientes a dichos segmentos. los episodios de risa y sonrisa. La La elección de cuadros fue al azar, observadora desconocía la hipóte­ de forma que el juicio de un fotosis de trabajo y la técnica de codifi­ grama fuera independiente de los cación muscular que se iba a utili­ juicios anteriores, con la única limi­ zar; en las instrucciones se le pedía tación impuesta por la equiparación que señalara aquellos segmentos del número de cuadros de sonrisa 86 y no sonrisa. El calificador, que ig­ noraba si el cuadro pertenecía a un segmento de sonrisa o no sonrisa, debía juzgar si aparecía o no la unidad de acción 12. Resultados Codificación de las expresiones de sonrisa y risa mediante el FACS: La figura 1 presenta un segmento de la sonrisa de uno de los niños ciegos. Se observan los cambios producidos por la acción del cigo­ mático (unidad 12): la retracción y elevación de las comisuras, la pro­ fundización del surco nasolabial y la elevación del triángulo infraotbita­ rio. Además, puede notarse un es­ trechamiento de la apertura del ojo y una profundización del 'pliegue del párpado inferior y del pliegue infraorbitario, debidas a la porción orbitaria del orbicular de los párpa­ dos (unidad 6). En esta figura se observa también la separación de los labios codifica­ da mediante las unidades 25, 26 y 27, en función del grado de abertu­ ra. Si la separación se debe a movi­ mientos del habla, se utiliza la uni­ dad 50. En los ojos pueden aparecer las unidades 41 (párpados caídos), 43 (ojos cerrados) o 45 (parpadeo). La región de la boca puede mostrar otras unidades, pero su aparición en los segmentos de sonrisa fue esporádica en este estudio. En la tabla I se presentan los por­ centajes del número dé.cuadros del total (1.370 cuadros en ciegos y 1.083 en videntes) que presentan la uni­ dad especificada en el eje de absci­ sas; los porcentajes del grupo de Ss ciegos para las categorías 6, 41, 43 y 45 se calcularon a partir de 1.142 cuadros, ya que la conducta ocular de uno de los Ss no pudo ser obser­ vada por problemas técnicos. Asociación entre las expresiones de sonrisa y risa y la unidad de acción 12: Los juicios de la observa­ dora no experta (paso 1) sobre la aparición de sonrisa coincidieron con la aparición de la unidad 12 del FACS en 49 de 50 ocasiones. Por otra parte, la observadora no exper­ ta y el observador con el FACS estuvieron de acuerdo en 35 ocasio­ nes, de un total de 50, sobre la no presencia de sonrisa ni de unidad 12 (vid. tabla II). TABLA 1 Porcentajes del número de cuadros del total (1.370 cuadros en ciegos y 1.083 en videntes) que presentan la unidad especificada (los porcentajes del grupo de .S's ciegos para las categorías 6, 41, 43, 4)- se han calculado en base a 1.1 12 cuadros, :va que la conducía ocular de uno de los Ss no pudo registrarse). ciegos Evidentes 12 6 ) 25 26 50 41 • 43 45 ooiras»=unidad 17 en citgos; unidades t6, 18, 22, 2.15 2,1' en ruientes. otras (1) 88 TABLA 11 «Hay sonrisa» «No hay sonrisa» Se puso a prueba la hipótesis nula de no asociación entre la sonrisa y la unidad de acción 12 mediante el coeficiente y de Goodman (Maras­ cuilo y McSweeney, 1977); el valor obtenido z=4,4865 (p <0,01) permi­ tió rechazar dicha hipótesis. Discusión La acción del cigomático mayor era visible en la mayoría de los fotogramas. Consideradas en blo­ que, la unidad 12 estaba presente en 1.333 de los 1.370 fotogramas de sonrisas de los ciegos (97,3 por 100) y en 1.042 cuadros de un total de 1.083 de los videntes (96,2 por 100) (vid. tabla I). El orbicular de los párpados (por­ ción orbitaria) apareció con una fre­ cuencia menor. En el grupo de cie­ gos ocurrió en 533 de un total de 1.142 cuadros (46,7 por 100), ya que hubo que descontar 228 cuadros en que no se pudieron codificar los cambios musculares de la región de los ojos. En el grupo de videntes se dio en 862 de los 1.083 cuadros (79,5 por 100). Estos resultados, junto con el va­ lor significativo de la prueba de asociación entre la sonrisa y la uni­ dad 12 del FACS, permiten afirmar que la sonrisa se debe a la acción del cigomático mayor, por sí solo o en combinación con el orbicular de los párpados (porción orbitaria). Las diferencias entre la acción del or­ bicular de los párpados en los cie­ gos y los videntes —observadas en éste y otros trabajos— se han interpretado tradicionalmente en términos funcionales; sin embargo, pueden deberse también a las alte­ raciones morfológicas de la región «Con unidad 12» «Sin unidad 12» 49 15 1 35 50 50 64 36 100 periocular, presentes en varios de los sujetos ciegos. Las restantes unidades de acción codificadas mediante el FACS pue­ den considerarse complementarias de las dos primeras (separación de los labios, codificada mediante las unidades 25, 26 y 27), o bien fenó­ menos separados (como es el caso de los ojos cerrados o el parpadeo). ESTUDIO DE LA EXPRESION VOLUNTARIA El propósito del presente estudio era determinar las diferencias en la expresión facial voluntaria de niños ciegos y videntes. Los dos únicos autores que estudiaron la expresión voluntaria en ciegos llegaron a con­ clusiones dispares. Mientras Dumas (1933) afirmaba que los ciegos con­ génitos eran incapaces de expresar voluntariamente las emociones, Ful­ cher (1942) consideraba que la acti­ vidad facial de los ciegos existía, aunque era menor y menos adecua­ da y diferenciada. El objetivo de este trabajo ha sido comprobar la existencia de diferen­ cias en la expresión voluntaria. Pa­ ra ello se han seleccionado seis emo­ ciones básicas —sorpresa, alegría, tristeza, ira, miedo y asco— y se ha medido la capacidad expresiva de sujetos ciegos y videntes mediante tres técnicas distintas. Las hipótesis del estudio han sido: 1. Existen diferencias significati­ vas en el reconocimiento de la expresión voluntaria de las emociones en los sujetos cie­ gos y videntes. 89 2. Existen diferencias significati­ • Se diseñaron tres tipos de análisis vas en las calificaciones de la de la expresión facial voluntaria: expresión voluntaria de las una tarea de reconocimiento de emociones de los sujetos cie­ expresiones por jueces no exper­ tos, una tarea de calificación por gos y videntes. expertos y, por último, una 3. Existe una correlación positi­ jueces tarea de codificación mediante el va entre el reconocirnirnito FACS (Ekman y Friesen, 1978). Para las calificaciones de la expre­ ello se mostraron a los jueces de sión voluntaria, tanto en suje­ •cada caso dos películas con las tos ciegos como videntes. expresiones de los Ss, una con las 4. Existen diferencias en la acti­ emociones filmadas a 18 c.p.s. y la vidad muscular de los sujetos otra con 24 c.p.s. En el montaje de ciegos y videntes. estas películas se balanceaba el or­ den de presentación de ciegos y Método videntes; se elegía al azar el sujeto la emoción 'y entre las distintas Sujetos: El grupo de invidentes lo y expresiones intercalaba una cola componían 15 ciegos varones, con negra de tressesegundos de duración edades comprendidas entre los seis que permitía diferenciarlas. arios y seis meses y los trece años y diez meses. Cuatro sujetos conser­ En la tarea de reconocimiento se vaban un residuo de visión (luz y proyectaron las dos películas a un bultos grandes). La mayoría de los grupo de 44 estudiantes de primero trastornos eran congénitos; en los y segundo de Psicología de la Uni­ casos restantes el trastorno había versidad Autónoma de Madrid. La aparecido en la primera infancia. mitad del grupo vio, en primer lu­ Los Ss no presentaban ningún tras­ gar, la película filmada a 18 c.p.s. y torno motor, salvo un caso de crisis la otra mitad la película de 24 c.p.s. epilépticas. Cinco de ellos habían Cada película se proyectaba a su participado en el estudio de la velocidad de filmación. expresión espontánea. Los jueces recibían un cuaderni­ El grupo de videntes estaba for­ llo con las instrucciones para su mado por 15 Ss de edades compren­ tarea: el reconocimiento de la emo­ didas entre los seis arios y ocho meses y los trece arios y tres meses. ción expresada en cada pose. Los Tres Ss habían participado anterior­ jueces debían elegir una de las seis sin introducir sinóni­ mente en el estudio de la expresión emociones, mos; este procedimiento de elec­ espontánea. ción forzada aumenta los porcenta­ Instrumental y procedimiento: La jes de reconocimiento (Ekman, So­ filmación de las expresiones se ha­ reson y Friesen, 1982). cía individualmente. Cada sujeto sa­ En la tarea de codificación me­ bía que estaba participando en un estudio sobre la comunicación, re­ diante el FAST las dos películas se cibía instrucciones en las que se le proyectaron a la mitad de su velo­ pedía que expresara las distintas cidad a cuatro jueces entrenados en emociones y era filmado. desde una técnicas de análisis de la expresión distancia aproximada de dos me­ facial; en concreto, el FAST de Ek­ tros. Todos los Ss debían expresar man, Friesen y Tomkins (1971), que las seis emociones, lo que suponía consiste en una descripción global un total de 180 poses, de varios de la expresión de las seis emocio­ segundos cada una. Seis Ss ciegos y nes básicas según las características seis videntes fueron filmados a de la mitad superior e inferior del 24 c.p.s. y los restantes a 18 .c.p.s. rostro. 90 Los jueces debían valorar la ade­ cuación de cada pose en una escala de 1 (no correspondencia) a 5 (máximo ajuste) entre la expresión observada y la emoción que el su­ jeto pretendía expresar; el criterio comparativo se basaba en las des­ cripciones del FAST (Ekman y Frie­ sen, 1975). Por último, las dos películas fue­ ron analizadas en la moviola me­ diante la técnica FACS (vid. estu­ dio 1) para determinar si aparecían las expresiones prototípicas o las variantes descritas por Ekman y Friesen (1978). En cada pose se co­ dificaba la presencia o ausencia de las unidades de acción pertinentes para esa emoción, ignorándose el resto de las unidades. Resultados La tabla In . presenta los aciertos de la prueba de reconocimiento por los 44 jueces. Cada valor represen­ ta el número medio de reconoci­ mientos correctos por parte de los. jueces con respecto a los 15 Ss cie­ gos (grupo 1) y en los 15 videntes (grupo 2). TABLA In: Medias .), porcentajes de la prueba de reconocimiento por el grupo de 44 jueces (máximo posible=44). Emociones Sorpresa • Alegría Tristeza Ira Miedo Asco Se realizó un análisis de varianza de dos variables: diferencias entre grupos y diferencias entre emocio­ nes, la segunda de ellas con medi­ das repetidas. El número de grupos eran dos y el número de Ss en cadá grupo 15, lo que daba un total de 30 casos. La F de diferencias entre grupos fue 156,04 (p <0,001); la F de diferencias entre los grupos de emociones fue 9,17 (p< 0,001) y en el análisis de la interacción emo­ ción x grupo la F=3,83 (p <0,01). Los niveles de significación de las diferencias entre grupos y emocio­ nes permiten afirmar que los jueces utilizaban de una forma específica cada una de las seis emociones (co­ mo categorías diferentes entre sí) y que las pautas de reconocimiento fueron muy significativamente dis­ tintas en los dos grupos. Igualmente parece existir una interacción, me­ nos marcada, emoción x grupo que Grupo de ciegos 5,00 17,73 20,53 10,80 6,60 11,13 (11,3 (40,3 (46,7 (24,6 (15,0 (25,3 %) %) %) %) %) %) Grupo de videntes 30,86 33,73 30,20 24,46 16,93 36,20 (70,1 (76,6 (68,6 (55,6 (38,5 (82,3 %) %) %) %) %) %) plantea el interesante problema de las diferencias en el reconocimiento de determinadas categorías expre­ sivas según el grupo de que se trate. En la prueba de codificación me­ diante el FAST los cuatro jueces calificaron dos veces cada una de las 180 poses (2 grupos x 6 emocio­ nes x 15 Ss); la fiabilidad de los jue­ ces, que fue adecuada (0,79, 0,84; 0,68 y 0,79, respectivamente; p <0,001), se determinó calculando el coeficiente de correlación de Pearson entre la primera y la segun­ da calificación de cada juez (la con­ versión z permitía demostrar la sig­ nificación de los coeficientes). Para determinar el acuerdo entre los cuatro jueces se calculó el coe­ ficiente de concordancia W de Ken­ dall (Siegel, 1980), obteniéndose un valor W=0,70, que permite recha­ zar la hipótesis de no existencia de acuerdo (p <0,001). TABLA IV Medias de la prueba de calificación por cuatrojueces mediante el FAST (máximo posible=20, mínimo=1). Emociones Sorpresa Alegría Tristeza Ira Miedo Asco El grado de acuerdo obtenido en­ tre los jueces permitió sumar las cuatro puntuaciones de ajuste entre la expresión observada y la emo­ ción que el sujeto pretendía expre­ sar (máximo ajuste y acuerdo entre los jueces 5 x 4=20; no correspon­ dencia y máximo acuerdo entre los jueces: 1 x4=4) de los cuatro jue­ ces. A continuación se calcularon las medias de las calificaciones de los jueces para cada una de las emociones en cada grupo (ver taT bla IV) y a partir de dichas medias se realizó un análisis de varianza de dos variables, diferencias entre gru­ pos y diferencias entre emociones, de similares características al que se comentó anteriormente. Hubo diferencias significativas entre las calificaciones para el gru­ po de ciegos y videntes (F=112,81, p< 0,001), así como en las distintas emociones (F=9,64, p<0,001). La interacción «emoción x grupo» no fue significativa (F=1,62, p= 0,158). Otro aspecto que se tuvo en cuen­ ta fue la relación entre los resulta­ dos de la prueba de reconocimien­ to por jueces no experimentados y las puntuaciones dadas según el FAST; para estudiar la semejanza entre las dos pruebas se calculó el coeficiente de correlación de Pear­ son entre el número de reconoci­ mientos de una expresión por parte de los jueces no expertos (máx. =44, mín.=0) y la calificación total de cada pose según el FAST (máx. ajus­ te =20, mín. =4). Cuanto mayor fue­ ra la semejanza entre ambas prue­ bas, mayor debería ser la correla- Grupo de ciegos Grupo de videntes 7,73 13,46 10,60 10,00 7,46 9,33 16,93 18,60 16,73 14,93 12,80 15,80 ción positiva entre ambas, esto es, mayor número de reconocimientos de la expresión de una emoción, mayor ajuste según el FAST entre la expresión y la emoción que se de­ seaba expresar. En las 90 poses de los sujetos ciegos (6 emociones x 15 sujetos) la correlación fue r=0,73 (p <0,001). En las 90 poses de videntes se ob­ tuvo una correlación r=0,67 (p < 0,001). La correlación entre la calificación total y el reconocimien­ to de todas las poses (ciegos y vi­ dentes) fue r= 0,81 (p< 0,001). Por último, es imposible desarro­ llar aquí los resultados de la codifi­ cación mediante la técnica FACS, que, aunque tentativos, apoyan la validez de la técnica. El FACS ha sido utilizado para estudiar la expre­ sión espontánea (Ekman, Friesen y Ancoli, 1980; Oster y Ekman, 1978) y la voluntaria (Ekman, Hager y Frie­ sen, 1981), pero no se dispone toda­ vía de una documentación amplia que justifique la utilización en dichos casos de una técnica tan detallada y exhaustiva. .En general, los videntes se ajus­ taron de una forma más clara y uniforme a las expresiones identifi­ cables con los prototipos faciales de sorpresa, alegría, ira, miedo y asco. En el caso de la tristeza, los resulta­ dos podrían ser algo menos claros; ello se debe a que la tristeza es una emoción que puede expresarse me­ diante la posición inclinada de la cabeza o la dirección de los ojos (mirada baja). La mayoría de los 92 nes obtienen valores más altos que otras. En el presente estudio tam­ bién se han observado unas diferen­ cias claras (vid. tabla III). En primer lugar, la sorpresa y el miedo de los invidentes han tenido porcentajes de 'reconocimiento se­ Discusión mejantes a lo que cabría esperar Los resultados confirman las hipó­ del azar (11 y 15 por 100, respecti­ tesis formuladas anteriormente. vamente), mientras que la alegría y Conviene, sin embargo, analizar con la tristeza se han reconocido en un mayor detalle ciertos aspectos, tales 40 y un 46 por 100. En segundo como las diferencias individuales, lugar, los resultados más altos de las diferencias entre las emociones los videntes son los conseguidos o las diferencias entre las tareas. con el asco (82 por 100) y la alegría En cuanto a las diferencias indivi­ (76 por 100) y los más bajos los del duales, el grupo de videntes fue miedo (38 por 100). Existe, pues, significativamente superior en la una interacción entre el reconoci­ expresión voluntaria de las emocio­ miento de las emociones y el grupo nes, tanto en la prueba de recono­ de Ss de que se trate. La explicación cimiento como en la calificación. de esa interacción no es fácil y se­ Además, todos los Ss del grupo de rían necesarios otros experimentos videntes obtuvieron puntuaciones para poder contestar con seguridad. más altas en la prueba de reconoci­ La tristeza, por ejemplo, podría re­ miento de las seis emociones, con­ conocerse mejor en los ciegos por sideradas en bloque, que cualquier distintos motivos; en primer lugar, sujeto ciego, lo que confirma los porque se trata de una emoción en resultados de los autores anteriores. la que los movimientos de inclina­ Sin embargo, conviene matizar la ción de la cabeza pueden desempe­ superioridad de la expresividad vo­ ñar un papel importante; en segun­ do lugar, es posible que la tristeza luntaria de los videntes. se manifieste también por una hipo­ Determinados Ss ciegos eran su­ tonía de la musculatura facial, ade­ periores en determinadas emocio­ más de las contracciones de deter­ nes a la mayoría de los Ss videntes. minados músculos; en tercer lugar, Por ejemplo, la expresión de alegría los jueces, pueden considerar que del primer sujeto invidente fue re­ la expresión habitual del invidente conocida por 40 de los 44 jueces, es triste (en favor de esta interpre­ resultados sólo superados por tres tación apunta el elevado número de videntes e igualados por otros tres; ocasiones en que se creía recono­ el noveno sujeto ciego obtuvo 41 cer, erróneamente, la tristeza). aciertos en la expresión de asco, Por lo que se refiere a las diferen­ por detrás de cuatro Ss videntes. cias entre las tareas, los resultados Aunque se trata de casos extre­ de la prueba de reconocimiento mos, estos resultados dan la razón a correlacionaban estrechamente Fulcher (1942) y no a Dumas (1933): (r= 0,81) con las calificaciones de las diferencias son cuantitativas, no un grupo de jueces entrenados en cualitativas. la técnica; esta correlación era su­ Respecto a las diferencias entre perior, incluso, a la fiabilidad obte­ emociones, en otros estudios de re­ nida por la mayoría de los jueces en conocimiento (por ejemplo, Ekman, la segunda proyección de las pelí­ Soreson y Friesen, 1982) se ha en­ culas. Es posible que una correla­ contrado que determinadas emocio­ ción tan alta se deba-- a la semejanza sujetos ciegos y videntes acompa­ ñaban o sustituían las expresiones faciales con estos movimientos, lo que explica la existencia de puntua­ ciones altas en sujetos cuya activi­ dad facial era nula. de los procesos de reconocimiento y calificación. Dicho de otra forma, el reconocimiento de la emoción de la cara y la valoración de la expre­ sión pueden explicarse mediante los mismos mecanismos. Werner (1961) denominó «per­ cepción fisionómica» .al proceso de reconocimiento de la expresión fa­ cial; es posible que la calificación de los jueces descanse en esta per­ cepción fisionómica y se limite a una valoración intuitiva. Después del experimento, uno de los jueces opinaba que las puntuaciones que Otorgaba a las distintas expresiones se basaban en la impresión global más que en los detalles concretos. Dé ser esto cierto, habría que cues­ tionarse la utilidad de las técnicas de base teórica, por su carácter molar, y preferir las técnicas mole­ culares, como las musculares. lógica diferente a la de los trastor­ nos de la expresividad voluntaria; los autores posteriores (por ejem­ plo, Myers, 1976; Leukel, 1978) han mantenido esa dicotomía, argumen­ tando que el doble control de los sistemas piramidales y extrapirami­ dales podrían explicar las diferen­ cias conductuales entre la expresión voluntaria y la emocional. Sin embargo, puede tratarse de una simplificación exagerada. Las diferencias entre los dos tipos de expresión son cuantitativas, no cua­ litativas. Además, no es posible se­ parar con todo rigor la expresivi­ dad voluntaria de la emocional, sal­ vo en la clínica. ¿Cómo puede des­ cartarse que una expresión «volun­ taria» no haya sido evocada por algún recuerdo? Por tanto, debe admitirse con precaución esta dico­ tomía o sustituirse por una dimen­ sión continua. DISCUSION GENERAL Universalidad de la expresión facial La semejanza de la expresión emocional en los ciegos y los viden­ tes apoya la tesis universalista de la expresión facial. Estos resultados son complementarios de las investi­ gaciones transculturales (Darwin, 1872/1946, 1980; Ekman, 1971, 1973, 1980a, b, 1981; • Ekman y Friesen, 1974; Izard, 1980; Jahoda, 1978; Lon­ ner, 1980), evolutivas (Ambrose, 1961; Darwin, 1877/1974; Haith y Campos, 1977; Emde et al., 1978; Sroufe y Waters, 1976; Wolff, 1963) y comparativas (Chevalier-Skolni­ koff, 1973; Jolly, 1972). Las teorías de la determinación cultural de la expresión (por ejemplo, Birdwhis­ tell, 1963, 1975; La Barre, 1947; Leach, 1975) han sido sustituidas por teorías universalistas (una excelen­ te revisión de la bibliografía es la obra de Ekman, Friesen y Ellsworth, 1972). La similitud de la expresión . emo­ cional de los ciegos y los videntes se ha interpretado tradicionalmente como una prueba de la determina­ La interpretación de los resulta­ dos debe dar cuenta de dos fenó­ menos. El primero es la diferencia entre la expresión emocional y la expresión voluntaria; el segundo, la semejanza de la expresión emocio­ nal entre los ciegos y los videntes. La dicotomía expresión emocional/expresión voluntaria Los ciegos congénitos conservan una capacidad expresiva notable. Sin embargo, existen unas diferen­ cias claras entre la expresión emo­ cional y la expresión voluntaria de los invidentes. La primera es seme­ jante a la de los videntes, mientras que la segunda es menor (prueba de reconocimiento) y Menos ade­ cuada (prueba de calificación y co­ dificación de la acción muscular). Esta diferencia podría tener una ba­ se neural. Cannon (1968) fúe uno de los primeros en sugerir que los trastornos de la expresividad emo­ cional podían tener una base neuro­ ción genética (innata) de la conducta humana, dada *la imposibilidad de la imitación visual. Esta argumentación descansa en el clásico experimento de privación de la etología, el experimento Gaspar Hauser (Chauvin, 1975; Guyomarc'h, 1980; Lorenz, 1965/1977): si un organismo no tiene acceso a un ambiente determinado, las conductas que desarrolle no dependerán de ese ambiente. Sin embargo, no es posible concluir que las conductas desarrolladas en un experimento de privación tengan un origen exclusivamente genético. En primer lugar, no se puede privar a un organismo de todo el ambiente (Tinbergen, 1979), por lo que siempre habrá estímulos ambientales; en segundo lugar, no se puede privar a un organismo de todas sus retroalimentaciones, mu­ chas de ellas propioceptivas. Si to­ dos los organismos de una especie están expuestos a estímulos seme­ jantes en las mismas etapas de de­ sarrollo, pueden aparecer conductas idénticas en todos los aspectos. Sería un error concluir que estas conductas son innatas. Por ejemplo, la universalidad de la expresión de asco podría explicarse mediante la determinación genética, pero tam­ bién por una experiencia común, el rechazo de los malos olores o sabo­ res (Ekman y Friesen, 1969). Es ne­ cesario, por tanto, presentar un mo­ delo mixto que explique la formación de las expresiones a partir de la información genética y de la esti­ mulación ambiental. Referencias ANII3ROSE, J. A.: «The Development of the Smiling Response in Early Infance». En Foss, B. M. (dir.): Determinants of Infant Behaviour I. Londres, Methuen, 1961. ANDRE\X', R. J.: «Evolución de la expresión facial». En ORTEGA, J. E. (comp.): Lecturas sobre comportamiento animal. Madrid, Siglo XXI, 1982. BIRDWHISTE1.1., R. 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Los resultados, que confirman los hallazgos de autores anteriores, apoyan la existencia de dos fuentes de información en el desarrollo emocional: una de naturaleza genética, que explicaría las semejanzas en la expresión emocional o involuntaria,5 otra ambiental, que daría cuenta de las diferencias en la expresión voluntaria. Por último, se plantean las consecuencias de este trabajo para las distintas disciplinas psicológicas. Résumé Le présent rapport analyse l'expression emotionnelle des aveugles de naissance moyennant un codage niusculaire des mouvements faciales. Ce/le expression, d'un caractére involontaire, ressemble á celle des voyants. Par contre, les sujete aveugles ont une moindre expressivité et moins differenciée dans ses poses volontaires: Les résultats confirment les anterieures découvertes el supportent l'existente de deux sources d'information au cours du dévéloppement emotionnel: l' une de nature genétique qui expliquerait les similitudes dans l'expression emotionnelle ou involontaire, et l'autre de l'environnement qui rendrait compte des differences dans l'expression volontaire. Finalement, les conséquences de ce travail pour les diverses discipline de la psychologie sont posées. Summary The present report analyzes the expression of emotion in blind borns by means of a muscular codification of facial niovements. This expression, of more involuntary. kind, is similar to that of vidents. On the other hand, non-vident subjects have a lesser and lees differentiated expressiveness in voluntary displays. Resulte, according lo prior authors, support the existente of two sources of information in emotional development: one of a genetic nature wich might account for similarities in emotional or involuntary expression, and another environmental one which might account for dissimilarities in voluntary expression. Finaily, consequences of Ibis work for the various psychological subjects are discussed. .Intervención: educación especial Comenzamos a publicar en este número de Infancia y Aprendizaje una serie de trabajos del G.I.E.E. (Grupo de Investigación en Educación Especial), que acaban de ser editados en catalán * y cuya pertinencia instrumental para el trabajo en el área de la educación especial, tan necesitada de herramientas metodológicas experimentadas, nos parece evidente. Intentamos responder con ello a la creciente demanda de trabajos de intervención manifestada por nuestros léctores, tanto en las respuestas a la última encuesta enviada como en las manifestaciones espontáneas de cada día y de la que procuraremos hacernos eco en las planificaciones anuales, dando cabida a aquellas trayectorias serias y rigurosas elaboradas a partir de distintos presupuestos teóricos. Hemos agrupado estos trabajos en tres áreas temáticas repartidas a lo largo de cuatro números. Comenzaremos por el área numérica, a la que seguirá el área de lenguaje, para terminar con los programas para deficientes profundos. El encuadre teórico y metodológico subyacente al trabajo del G.I.E.E. está recogido en el primer artículo, que abre la serie. * Generalitat de Catalunya, Departament d'Ensenyament. Primeres Jornades del Grup d'Inves­ ligado' en Educació Especial. 1982, 296 págs. 98 Referencias sobre el G. I. E. E. ­ El G. I. E. E. (Grup d'Investigació en Educació Especial) surgió el año 1979 por iniciativa de los profesionales de un grupo de centros de «Catalutya i les Valls d' Andorra» dedicados a la educación de muchachas y muchachos con distinto nivel de retraso en el desarrollo. El grupo, a partir de unos primeros encuentros de carácter informal, ha evolucionado hacia una manera de funcionar más organizada con el objetivo de que los centros que en él están representados puedan intercambiar sus experiencias educativas por medio de unas jornadas de trabajo periódicas que sirvan para enriquecimiento mutuo y poder así mejorar la calidad dé su servicio técnico. Muy pronto se vio que para hallar pautas de trabajo unitarias era preciso, no sólo definir los objetivos educativos y la manera de llevarlos a la práctica sino que esto había que hacerlo desde una perspectiva metodológica común que permitiera nuestro entendimiento por medio del lenguaje utilizado y en el enfoque a la hora de llevar a la práctica los proyectos que se pudieran plantear. Esta metodología, que se inspira en el análisis experimental del comportamierito aplicado a la educación, nos llevó a elaborar unas pautas de programación que el grupo aceptó como instrumento de trabajo a partir del cual iniciar nuestra tarea. Después de dos años de funcionamiento, efectuamos el primer intercambio de las experiencias que en aquel momento se estaban llevando a cabo en los diversos centros y que, a nuestro criterio, aunque muchas no reunieran las características de trabajo experimental, merecían darse a conocer al resto del grupo para ser analizadas, discutidas y mejoradas, si era preciso, a partir de otras. El intercambio tuvo lugar en el Brull (Osona) en las «Primeres Jornadas del G.I.E.E.» celebradas en mayo de 1981. Este grupo de trabajos son el resultado. La mayoría de las comunicaciones presentadas son de carácter eminentemente práctico y, aunque muchas no estén suficientemente experimentadas y validadas, pueden ser de utilidad a los educadores que, como nosotros, se plantean la mejora de su trabajo diario mediante la experimentación y sistematización del mismo.