PALABRA DE DESPEDIDA A UN GRAN MAESTRO Y AMIGO… Abril 3 de 2013 Oh muerte que separas a los que vivían juntos, qué dura y cruel: “que arrancas de nosotros a los que unía la amistad”. Luís, la muerte nos ha separado y estamos tristes por tu partida; pero también te queremos decir que la muerte ha sido vencida en Jesucristo y por eso creemos que estas en buenas manos en la casa del Padre amoroso, pues la fe nos dice: “si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tenemos la fe de que también viviremos con él”. Ese es el mensaje de aprecio, de afecto y de acompañamiento que nos une como familia, como colegio, como amigos. Nos hemos reunido, a celebrar la fidelidad de Dios, la esperanza de que algún día nos volveremos a reunir ya transformados en una comunión eterna. Luís, gracias por ser un maestro formador, responsable prudente y preocupado del dolor ajeno. Gracias porque has dejado huella positiva en tantas generaciones de alumnos, hoy todos profesionales, orgullosos de la formación humana e intelectual que el colegio les brindó en cabeza de Marielita, Blanquita y tú, gestores e iniciadores de este gran proyecto llamado Liceo Boston. Gracias Luís, en nombre de Marielita y su familia, de los profesores, por ser un excelente compañero y amigo con todos los que compartimos la aventura de ser maestros, cuyo ideal de inspiración es Jesús verdadero maestro. Gracias Luís, porque de ti aprendimos por medio de sus máximas, frases y dichos que no en vano yo te decía con mucho respeto Confucio y me tú me respondías a la “orden comandante”. Son muchas las experiencias exitosas que hoy podríamos evocar, como un homenaje a toda una vida dedicada a la formación de personas y que tuve la fortuna de compartir incluso en otros escenarios como: el colegio Federico Herbart, José Joaquín Casas; allí también fuiste apreciado por directivos, profesores, alumnos y padres de familia. Qué bueno morir en este tiempo pascual donde celebramos la victoria de Jesucristo sobre la muerte. Hoy, puedo repetir las palabras del santo Job: “El Señor nos lo dio, el Señor nos lo quitó, bendito sea el nombre del Señor” y creo que hoy lo puede expresar también Fanny su esposa incondicional, en las buenas y en la malas, en Alejandro y Diana, nuestros exalumnos, como se los expresé recientemente a ellos: “Tú debes estar tranquilo, pues hiciste lo mejor para sacarlos adelante; tus hijos son la mejor herencia que has dejado, ellos son excelentes personas y profesionales y puedes tener la certeza que son y serán el apoyo incondicional de Fanny”. Bueno, los invito a celebrar la fe, la esperanza y la resurrección. Luís, tú no has muerto, tu recuerdo e impronta está grabada en cada uno de los tuyos y de todos los que hoy estamos aquí representando a cientos de personas beneficiadas de su peregrinar por la vida. TE RECORDAREMOS