La corrupción afecta a alguien - Procuraduría General de la Nación

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La corrupción siempre
afecta a alguien
BOLETÍn
Por un nuevo servidor público,
por un nuevo ciudadano
1
Procuraduría revela
estudio sobre cultura de la
legalidad y de la integridad
entre los servidores públicos.
Ni siquiera los servidores públicos tienen una visión positiva
de muchos de sus colegas, a quienes consideran corruptos.
Frases como: “El que tiene padrino se bautiza”, “El que parte y reparte se lleva la mejor parte” y “La ocasión hace al ladrón”, no solo
se escuchan en boca de la ciudadanía en general, sino precisamente también en la de quienes son titulares de la función pública.
Así lo evidenciaron los resultados de un estudio encargado por la
Procuraduría General de la Nación (PGN) al Centro de Proyectos
para el Desarrollo (Cendex), de la Pontificia Universidad Javeriana,
que recogió información en diferentes regiones del país de, entre
otros, funcionarios públicos, actores sociales, empresarios, gremios
y líderes comunitarios. Lo hizo a partir de 1.705 encuestas aplicadas
1 Mayor información sobre el estudio
se puede consultar en la página WEB:
www.procuraduria.gov.co
a servidores públicos de ocho entidades piloto (que se intervendrán)
y seis de control (que no se intervendrán), en los diferentes niveles
de cargo, al igual que mediante entrevistas y talleres1.
Se crearon índices de legalidad e integridad que van de 0 a 100 (de
más débil a menos débil), para clasificar a las entidades estudiadas
según su puntaje. Los resultados se leen como actitudes y prácticas
frente a ambas culturas.
Este es el primero de cuatro boletines con los que la PGN socializará los resultados de la investigación, con el fin de que a partir de hoy
todos los servidores públicos nos sintamos orgullosos de nuestra
labor, porque podremos afirmar: “Soy correcto, no corrupto”.
LA ILEGALIDAD
La ilegalidad implica pérdida del sentido del bien común y del de
comunidad y solidaridad entre los miembros de la sociedad. El índice
para las 14 entidades del estudio es débil (61,2). La más débil es la
“Práctica de la sanción social”, y eso significa que la sociedad es
indolente ante hechos como el daño a bienes públicos; es como
si se ratificara: “lo que nada nos cuesta, volvámoslo fiesta”.
Le sigue el “Grado de cumplimiento de la ley”, lo que indica una tendencia generalizada de los funcionarios públicos a desobedecerla, quizá como una opción para favorecer intereses propios o de
terceros. Luego se identificó como debilidad la “Eficacia del entorno legal y
de la autoridad”, lo que genera
sin duda una percepción de
desprotección por parte de
Los servidores públicos
la ciudadanía. De ahí que
la gente diga: “La ley es
tienen que ser primero
para los de ruana”.
ciudadanos de bien, antes
que convertirse en malos
funcionarios.
INTEGRIDAD
La integridad se relaciona con el actuar o el estar en conformidad
con los valores, las normas y las reglas válidas en el contexto en
el que se opera. Sin embargo, para que un trabajador al servicio
de la comunidad pueda hacer eso, definitivamente tiene que ser
primero una persona íntegra. Y ello no es más que tener el hábito
de comportarse como alguien con valores y principios. Es decir, que
cada acto de su vida cotidiana refleje estar inspirado por esos valores y principios incrustados en su ser.
¿Cómo estamos
en el país?
La sociedad percibe como útiles las leyes y las normas
para mantener el orden y la seguridad, pero al mismo
tiempo las considera poco efectivas para castigar a los
criminales y hacer justicia, y las ve en ciertos casos
como favorecedoras de grupos de poder económico o
político, y de los corruptos.
La corrupción es un comportamiento abusivo del servidor público, cuando considera
que su cargo es un negocio y,
en consecuencia, lo pone al
servicio y satisfacción de sus
intereses personales, para obtener ganancias pecuniarias o
de posición social.
Existe la percepción generalizada de que en Colombia
hay injusticia (siempre pagan justos por pecadores); se
buscan el atajo y el camino
fácil para lograr objetivos (el
éxito es cuestión de suerte y
de contactos), y se pierde el
sentido de lo público cuando
se ve la posibilidad de ocupar
un cargo estatal para el beneficio propio.
Hay también baja credibilidad
en la eficacia de las autoridades
y del entorno legal para garantizar derechos y hacer justicia,
y se encuentran ciertos grados
de tolerancia de la sociedad a
los comportamientos contrarios
a las normas. Es más: se percibe que la lógica que guía el
cumplimiento de la ley es la de
que “lo malo no es violar la ley
sino que lo cojan a uno con las
manos en la masa”.
Soy correcto, no corrupto
Del dicho
al hecho
NO
CONFÍO
Los servidores públicos no
generan la confianza suficiente para que la sociedad valore las funciones
que cumplen, porque no se
comportan como ciudadanos ejemplares.
Uno de los hallazgos del estudio es que los colombianos
somos desconfiados; pero
aún más cuando se trata de
los servidores públicos. No se
percibe coherencia entre lo que
dan a conocer las instituciones
sobre los valores y cómo los
practican los funcionarios. En
pocas palabras, una cosa son
los valores que grita la entidad
a los cuatro vientos, y otra muy
distinta los que marcan la ruta
de la función de sus servidores.
En fin, estamos fallando en varios aspectos, que se resumen
en cinco puntos.
EN QUÉ
ESTAMOS FALLANDO
1.
2.
3.
4.
5.
Falta de consistencia interna de los
valores. (Una cosa es lo que se dice
y otra lo que se hace).
El interés individual prima sobre
el interés colectivo.
Debilidad en la apropiación y
legitimidad de las normas y leyes.
Pérdida del sentido en
torno al servicio público.
Desconfianza institucional.
Soy correcto, no corrupto
Los problemas comienzan con la
falta de conciencia del servidor
público cuando considera que el
interés propio está por encima del
interes colectivo; y cuando cree que
sus principios y valores no tienen
por qué ir de la mano con los
de la entidad en la que se
desempeña.
“corrupción”, y hay numerosos “chistes” que así lo refuerzan. “El
que sabe, sabe; y el que no… es empleado público”, dice alguno
dando a entender que para el Estado colombiano valen más las
palancas y las relaciones de poder que la meritocracia.
La ciudadanía se siente atropellada por el Estado cuando no tiene fácil acceso a los servicios, no encuentra la solución oportuna
a sus quejas o reclamos, ni tampoco las respuestas pertinentes
a sus inquietudes. a
las instituciones cuando percibe que en ella es común el fraude,
y quizá por eso tolere en muchos casos que el ciudadano de a
pie infrinja normas y leyes. Todo lo cual es altamente nocivo para
el país.
http://www.procuraduria.gov.co/portal/soycorrectonocorrupto.page
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